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Rosina Conde (México
Rosina Conde
México
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Nací en Mexicali en 1954, y no vi llover sino hasta los cinco años. Empecé a leer y escribir desde muy niña, no porque pensara que fuera escritora —ni siquiera sabía que existieran—, sino porque me encerraba en mí misma para olvidarme de mis hermanos: me escondía en el clóset de mi recámara, donde me ponía a escribir o leer libros que tomaba a escondidas del librero de mi madre. Este juego se volvió luego un hábito que cultivé en la secundaria y la preparatoria, y, cuando estudié letras, entendí que podía dedicarme a la escritura como oficio, no solo como escritora, sino como editora y docente.
Empecé publicando poesía en 1978 y cuento en 1982. He publicado alrededor de 50 cuentos; dos novelas; más de 200 poemas; una obra de teatro; un videocuento, varios ensayos, y estoy incluida en más de 50 antologías nacionales e internacionales, y traducida al inglés y alemán. Asimismo, he presentado cinco obras de arte-acción en cinco países; he escrito guiones para televisión y compuesto varias canciones, algunas de las cuales se han grabado en radio y producido en tres discos compactos. Gracias a ello he recibido varias distinciones, entre otras: Reconocimiento FeLiNo 2018, Medalla al Mérito Literario Abigael Bohórquez 2017, Reconocimiento al Creador Emérito de Baja California 2010, Premio Nacional de Literatura Carlos Monsiváis 2010, Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 1993, y en 2011 fui becaria del Sistema Nacional de Creadores de Arte.
Credo cuentístico
1. Cuida la economía del lenguaje. A diferencia de la novela, cuya economía es de prosperidad y abundancia, la del cuento es de ahorro y moderación.
2. Ten prudencia si escribes como hablas, pues la oralidad, al pasar al texto escrito, debe estar pendiente de la sintaxis y la semántica.
3. Ve directo al grano; evita las perífrasis y redundancias para que tus personajes tengan más campo de acción.
4. No abundes en descripciones; es mejor un adjetivo bien utilizado que un palabrerío que solo agrega peso a la historia.
5. Evita los diálogos intrascendentes para que, cuando hablen tus personajes, lo hagan para agregar información y no para decir lo que a nadie le importa.
6. Haz que tus personajes hablen por sí mismos, y no a través de un narrador que se cree dios.
7. Cuida bien el andamiaje del campo de acción, para que, si tu personaje tropieza, tenga de dónde agarrarse.
8. No te pierdas en el camino; haz que tu personaje persista en la ruta que se haya trazado desde el principio.
9. No te entretengas como la liebre; es mejor ir a paso lento, pero seguro, que a paso rápido y entrecortado.
10. Respeta a los lectores, pues son seres inteligentes y exigentes, que se dan cuenta cuando los menosprecias.