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Afonso Cruz (Portugal

Afonso Cruz

Portugal

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Me llamo Afonso Cruz, tengo 47 años, nací junto al mar y vivo en el campo. Soy escritor, ilustrador y músico (desafino en una banda llamada The Soaked Lamb).Como no tengo nada que hacer, desde mi estreno en 2008 he escrito y publicado más de veinte libros: romances, novelas, no ficción, teatro, infantil y juvenil.

Algunos de estos libros forman parte de una enciclopedia ficticia (una enciclopedia de la historia universal, donde todo es inventado, desde los autores citados, a las obras y la bibliografía), cuyos volúmenes se publican con una frecuencia más o menos regular, habiéndose lanzado el séptimo tomo en 2018. Mi intento fue el de ser breve. De hecho, esta enciclopedia, a pesar de contener algunos textos tan extensos como novelas, está poblada sobre todo por pequeños organismos: cuentos, microcuentos, aforismos.

He recibido varios premios (entre ellos el Gran Premio de Cuento de la Asociación Portuguesa de Escritores) por mis libros, que se publican en varios países.

Credo cuentístico

1. Creo en un principio, un medio y un fin, exactamente como Godard plan- teó la cuestión: todas las historias necesitan tener principio, medio y fin, pero no necesariamente en ese orden. 2. Creo en los lanzadores de cuchillos. Borges dijo erróneamente que El Corán no mencionaba a los camellos, pues son tan omnipresentes que sería perfectamente redundante hablar de ellos. El Corán habla de camellos, pero la justificación me parece buena. En La Ilíada nunca se describe la belleza de Helena. Probablemente por el motivo que Borges menciona. La belleza de Helena se construye por la ausencia. Así, cada uno se imagina a su Helena, de acuerdo con su propio canon estético. Como diría Mrozek: para imaginar la violencia de la tempestad, basta mencionar lo enorme que era mi miedo. Erri de Luca comparó a los escritores con los lanzadores de cuchillos. Estos nunca le dan al blanco, o la mujer atada a la rueda, pero van, eso sí, deli- neando a través del error, del hecho de que aciertan del lado, y poco a poco van sugiriendo una forma, una silueta. Esta sutileza es una forma de evitar la obscenidad, la ofuscación. Fue lo que hizo Homero, que compuso la belleza de una mujer sin acertarle con ningún cuchillo. 3. Dicen que para escribir basta haber tenido una infancia. Yo trato de tener infancias cuando escribo, porque una idea es una infancia que nos sucede: es un momento en que la realidad muestra una nueva perspectiva bajo una luz diferente, un mundo nuevo todavía intocado por la conciencia, por los sentidos. De repente nos sucede una mirada ingenua, inocente, y miramos al mundo con el asombro que nunca debíamos dejar de tener. Es decir, celebrar la imaginación porque la realidad es un lugar común. 4.Libertad: debemos soltar a nuestros personajes, incluso a los más peligrosos, incluso de noche. Y al día siguiente, al despertar, maravillarnos con todos los daños que causaron en la noche. Los propios textos sólo encuentran su plenitud después de que salen de casa y encuentran nuevos espacios para vivir. La oreja más famosa del mundo le perteneció a Van Gogh, pero sólo se hizo célebre después de volverse independiente. Lo que se escribe también. Es a partir del momento en que no nos pertenece que puede efectivamente puede ser algo. Dijo Malgorzata Zajac: Espero que todas las casas puedan ser aire libre. Yo espero lo mismo de las historias. 5. Concluyendo, las reglas anteriores son como todas las reglas y en un momento dado se parecen a las glorietas: hay que darles la vuelta.

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