ยกร RASE UNA VEZ... U NA BR JA! U
Ilustraciones: Marcella Briotto
Resultado del taller realizado el 2 de diciembre de 2017 a las 18 horas
Agradecemos inmensamente a Ana Luelmo, Mario Carreón, Alfredo Roagui y Gustavo Arámbula por la realización de los seis talleres basados en nuestro libro ¡Érase una vez ... una Bruja! en la FIL Niños 2017, parte integrante de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. El libro, escrito por Carla Chaubet e ilustrado por Marcella Briotto, propone que el personaje principal cree su propia historia. Y fue exactamente eso que los niños hicieron: con escenarios, personajes y elementos adicionales, como escoba de bruja, polvo magico, fuego y otros, cada grupo de niños creó una historia para nuestra bruja, componiendo texto y escenarios que reproducimos en los seis libros de esa colección.
© 2017 Editora Pipoca® Todos los derechos reservados Producción gráfica y editorial: Editora Pipoca® Ilustraciones: Marcella Briotto ISBN: 978-85-5446-051-8 São Roque — SP www.editorapipoca.com.br contato@editorapipoca.com.br
Taller realizado a partir de la lectura del libro ¡Érase una vez... una bruja!, de Carla Chaubet, ilustrado por Marcella Briotto.
ยกร RASE UNA VEZ... U NA BR JA! U
Ilustraciones: Marcella Briotto
Resultado del taller realizado el 2 de diciembre de 2017 a las 18 horas
Iba la bruja caminando por el bosque pero ya no podía volar porque le hacían falta polvos mágicos. Estaba muy cansada de caminar y algo molesta por haber salido sin suficientes polvos mágicos cuando de pronto se topó con un simpático gnomo de larga barba que caminaba alegremente por ahí. –¿Quien eres tú? –preguntó la bruja –Soy un gnomo y vivo en el bosque –dijo él– pero ¿qué haces aquí caminando en el bosque si tienes una escoba mágica? –No puedo volar –contestó la bruja– me quedé sin polvos mágicos.
–Yo puedo darte polvos mágicos, a cambio de una poción –dijo él. –Y tú, ¿para que la quieres? –preguntó la bruja –La quiero para crecer, pues voy a una escuela donde los gigantes me hacen bullying por ser tan pequeño y quiero ser más grande. –Podría entonces ofrecerte un sombrero más grande, así podrías verte más alto. –No voy a negociar contigo, son los polvos mágicos o te quedarás caminando por el bosque. –Si me das los polvos ahora te puedo dar la poción después, ya necesito un caldero para hacerlo –dijo la joven bruja. El gnomo no se confiaba de las brujas por la pésima reputación que tienen en todos los cuentos de hadas. –Puedo llevarte al pueblo más cercano para comprar un caldero –fue la respuesta del desconfiado gnomo– y entonces podrás preparar esa poción que me darás a cambio de los polvos mágicos.
El gnomo y la bruja caminaron por unos minutos al pueblo cercano de Abra Cadabra donde hay un gran almacén de artículos mágicos y productos para brujas y magos. Llegaron a la tienda pero se encontraba cerrada. “Calderos agotados” anunciaba un letrero en la ventana de la tienda. La pobre bruja se quedó sin habla mientras se hacía consciente de su mala suerte. El gnomo, pensativo, se tocó lentamente la barba mientras meditaba los hechos. –Debemos conseguir un caldero, creo que sé dónde podemos encontrarlo –dijo al tiempo que miraba unas pequeñas letras en el anuncio de la tienda, que decían: “Todos los calderos han sido vendidos al palacio”.
El gnomo y la bruja caminaron hasta el palacio pero se encontraron con un enorme dragón dormido custodiando la gran puerta. Era la primera vez que el gnomo veía un dragón y no pudo evitar soltar un agudo grito al ver aquel inmenso animal. –AAAAAAAAAAAAAH! –el chillido estridente del gnomo despertó al Dragón –¿Quién anda ahí? –dijo el amenazante dragón– ¿Quién osa despertarme de mi sueño? –Tenemos que entrar al castillo –dijo el gnomo. –No podrán pasar por aquí –dijo el dragón al tiempo que se preparaba para exhalar una bola de fuego. –”Gigante Montaña conviértete en Rana” –conjuró la Bruja y en ese momento el inmenso dragón se convirtió en una pequeña rana.
Los dos entraron al castillo y mientras la bruja se fue a la cocina a buscar el caldero, el gnomo entró en la cocina rápidamente, llenó el saco de polvos mágicos de harina para luego salir riendo de ahí y silenciosamente entró en una habitación donde casualmente se encontraban los príncipes reales. –Dulce princesa, honorable príncipe –dijo el Gnomo, al verse sorprendido–, aquí está un regalo para sus majestades: una bolsa de polvos mágicos! –Quién eres tú y qué haces aquí –dijo ella– ¡Guardias... atrapen a este intruso! –No, su majestad, perdonadme, sólo soy un humilde gnomo que les ha traído un regalo por su reciente boda. –No sabía eso, buen Gnomo –dijo. De pronto ¡una rana que entro saltando a la habitación! Entonces la princesa, un poco asqueada por el animal intruso mandó: –¡Guardias, maten a ese bicho! –No soy bicho, soy el dragón que custodia la puerta, pero este gnomo me ha convertido en una rana. –Lo siento mucho –dijo el gnomo–, aquí tienen sus polvos mágicos, con ellos podrán devolverlo a su estado original –esto lo dijo sonriendo maliciosamente.
El príncipe tomó la bolsa, se asomó en ella y de pronto sintió un cosquilleo en la nariz y estornudó sobre la harina, que le llenó la cara por completo mientras el gnomo explotaba en risa y salió corriendo de ahí. –¡ATRAPEN A ESE GNOMO ESTAFADOR! –chilló el príncipe. El gnomo salió corriendo mientras reía y fue a buscar a la bruja, la tomó de la mano y salieron corriendo de ahí. La bruja llevaba, victoriosa, un caldero entre sus manos.
La bruja y el gnomo se fueron al castillo de la bruja, donde ella le preparó la poción para crecer que tanto quería. El ahora contento gnomo regresó al bosque y la bruja alistó su escoba, agarró su bolsa de polvos mágicos y salió volando nuevamente de su castillo para buscar una aventura. ¡Ahora tenía polvos mágicos para darle la vuelta al mundo!
Y se dice que en un estanque cercano vive muy contenta una rana que alguna vez fue dragón y cuenta la historia de un gnomo que se volvió gigante y se hizo leñador, de un príncipe que se llenó la cara de harina, ¡y de una bruja que se fue volando a buscar aventuras! Fin.
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