ยกร RASE UNA VEZ... U NA BR JA! U
Ilustraciones: Marcella Briotto
Resultado del taller realizado el 29 de noviembre de 2017
Agradecemos inmensamente a Ana Luelmo, Mario Carreón, Alfredo Roagui y Gustavo Arámbula por la realización de los seis talleres basados en nuestro libro ¡Érase una vez ... una Bruja! en la FIL Niños 2017, parte integrante de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. El libro, escrito por Carla Chaubet e ilustrado por Marcella Briotto, propone que el personaje principal cree su propia historia. Y fue exactamente eso que los niños hicieron: con escenarios, personajes y elementos adicionales, como escoba de bruja, polvo magico, fuego y otros, cada grupo de niños creó una historia para nuestra bruja, componiendo texto y escenarios que reproducimos en los seis libros de esa colección.
© 2017 Editora Pipoca® Todos los derechos reservados Producción gráfica y editorial: Editora Pipoca® Ilustraciones: Marcella Briotto ISBN: 978-85-5446-052-5 São Roque — SP www.editorapipoca.com.br contato@editorapipoca.com.br
Taller realizado a partir de la lectura del libro ¡Érase una vez... una bruja!, de Carla Chaubet, ilustrado por Marcella Briotto.
ยกร RASE UNA VEZ... U NA BR JA! U
Ilustraciones: Marcella Briotto
Resultado del taller realizado el 29 de noviembre de 2017
La bruja voló al pueblo cercano de Tangamandario buscando una historia. Iba pacíficamente y de pronto fue confrontada por la princesa que comenzó a gritarle y reclamarle cosas sin sentido. –Dijiste que ibas a convertirme en un cerdo. La bruja estaba indignadísima.
–Eso no es cierto –dijo la bruja–, lo que quieres, como siempre, es atención. La princesa, furiosa, sacó una espada y estaba dispuesta a batirse a duelo con la bruja. –Eres una bruja ignorante que no puede ni conseguir su propio cuento.
La bruja mantuvo la calma –Ya acéptalo –dijo la bruja en tono todavía conciliador–. Sólo quieres llamar la atención. La bruja entonces tomó su bolsa de polvos mágicos y roció a la princesa, lo que hizo que fuese envuelta por fuerte viento que formó un tornado, llevándose a la lloriqueante princesa por los aires.
La princesa despertó en un misterioso bosque sin saber bien dónde se encontraba, y mareada por los giros del tornado. Miró hacia todos lados y lo que encontró fue a un pequeño grillo. La princesa se le acercó y le dijo: –Una bruja me mandó a este bosque y ahora no sé dónde estoy. ¿Podrías ayudarme?
El grillo aparentemente no recibió bien esta súplica, porque le dijo alegremente: –Con gusto, querida princesa, pero antes te convertiré en rana, pues tienes mucho que aprender antes de regresar. El grillo era sabio y su intuición le decía que esa princesa necesitaba una buena lección.
El grillo sacó su varita mágica y convirtió a la princesa en rana, y ésta, sin aprender aún nada, abrió la boca y se tragó al grillo de un solo bocado. La ranita, ahora satisfecha pero aún necia, dio un par de brinquitos, se detuvo para escupir las patas del grillo, y se fue saltando de ahí.
La rana anduvo por un buen rato hasta encontrar un bello estanque, perfecto para una rana como ella. Se detuvo a descansar y relajar sus cansadas ancas. Una viejecilla y un duende llegaron al estanque para lavar su ropa y notaron a la rana que cómodamente se relajaba en el agua. –¿Qué haces ahí, ranita? –le dijeron. –No soy rana, ¡soy una princesa!, pero una bruja me mandó al bosque para darme una lección. En el bosque un grillo me convirtió en rana para darme una lección, ¡y yo me lo comí por andarme dando lecciones!
El duende y la anciana no eran nada buenos y le hicieron un terrible ofrecimiento: buscar a un prĂncipe y matarlo, y de esa forma recuperar su forma original, o quedarse como rana para siempre.
La princesa entró en un conflicto y se quedó pensando un rato en el estanque cuando de pronto llegó un leñador, que al verla tan meditativa le preguntó: –¿Qué te pasa? –¡Una bruja me mandó la bosque, un grillo me convirtió en rana y una anciana y un duende me dijeron que si quería volver a ser una princesa con forma humana debía matar a un príncipe o de lo contrario me quedaría rana para siempre! El leñador entonces le dijo unas palabras en tono consolador: –El amor es también sacrificio. Piénsalo muy bien antes de tomar una decisión, siempre puedes quedarte en este estanque y yo vendré a hacerte compañía – y dicho esto, se fue de ahí.
La rana se quedó sola y pensativa. Entonces, ¡apareció la bruja! y le dijo: –Te mandé a donde el grillo para que te diera consejo y te lo comiste, y por lo contrario, escuchaste a aquellos que te dieron malos consejos y ofrecimientos malignos… –No quiero matar al príncipe –la interrumpió la rana. La bruja estaba sorprendida. Gratamente sorprendida, ¡pero muy sorprendida en verdad! La bruja le dijo entonces a la rana: –No debes juzgar a las personas sin conocerlas y sólo por sus apariencias o por su oficio. Debes prometer que cambiarás. La rana le dijo, solemne: –Lo haré.
Entonces la princesa recuperó su forma humana y en lugar de buscar al príncipe la princesa fue en busca del leñador que había sido tan bueno con ella. Al poco tiempo lo desposó y él se convirtió en príncipe. La bruja fue invitada como la madrina de honor en esta hermosa boda. –Me siento tan orgullosa de ti –le dijo la bruja a la radiante novia–, tu crecimiento ha sido muy grande, y en poco tiempo.
La bruja no podía dejar que el grillo terminara así, de modo que tomó su caldero mágico y trajo de nuevo al grillo a la vida, que estaba muy feliz de ver que todo había terminado bien. La bruja fue a hablar con la viejecilla y con el duende para que cambiaran su manera de actuar, y les dio una buena terapia. La bruja desde entonces es conocida como la gran consejera del pueblo, además de ofrecer terapias, pociones, hechizos y experiencias de realidad virtual para todos aquellos personajes de cuento de hadas que necesiten urgentemente de una buena lección.
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