ยกร RASE UNA VEZ... U NA BR JA! U
Ilustraciones: Marcella Briotto
Resultado del taller realizado el 30 de noviembre de 2017
Agradecemos inmensamente a Ana Luelmo, Mario Carreón, Alfredo Roagui y Gustavo Arámbula por la realización de los seis talleres basados en nuestro libro ¡Érase una vez ... una Bruja! en la FIL Niños 2017, parte integrante de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. El libro, escrito por Carla Chaubet e ilustrado por Marcella Briotto, propone que el personaje principal cree su propia historia. Y fue exactamente eso que los niños hicieron: con escenarios, personajes y elementos adicionales, como escoba de bruja, polvo magico, fuego y otros, cada grupo de niños creó una historia para nuestra bruja, componiendo texto y escenarios que reproducimos en los seis libros de esa colección.
© 2017 Editora Pipoca® Todos los derechos reservados Producción gráfica y editorial: Editora Pipoca® Ilustraciones: Marcella Briotto ISBN: 978-85-5446-048-8 São Roque — SP www.editorapipoca.com.br contato@editorapipoca.com.br
Taller realizado a partir de la lectura del libro ¡Érase una vez... una bruja!, de Carla Chaubet, ilustrado por Marcella Briotto.
ยกร RASE UNA VEZ... U NA BR JA! U
Ilustraciones: Marcella Briotto
Resultado del taller realizado el 30 de noviembre de 2017
La bruja salió de su castillo dirigiéndose al pueblo cercano de Apio. El pueblo era famoso por tener una enorme planta que subía hasta las nubes. Admirada de la altura de este tallo, la bruja pensó que sería divertido cortarlo... pero antes de llegar al pueblo aterrizó en las afueras y escondió su escoba en su espalda para que las personas del pueblo no sospecharan que era una bruja. Entró lentamente al pueblo y comenzó a caminar lentamente observando a su alrededor. Frente a ella había un leñador de larga barba a miraba así que la bruja sacó rápidamente su escoba y se puso a barrer como si fuera el personal de limpieza del pueblo... –¡Buenas tardes señora! ¿A dónde se dirige? –dijo él. –¡Buen día! Justamente estoy buscando un leñador para que me ayude a cortar el tallo de una planta: la de los frijoles mágicos –¿De qué frijoles hablas? –dijo el leñador. –De la planta de frijoles mágicos que está cerca del puente en las afueras del pueblo.
El leñador le hizo un par de preguntas más sobre aquella planta. Estaba intrigado sobre el tema, le preguntó cómo es que había conseguido esos frijoles y cómo esa planta había crecido. La bruja le comentó que fue Juanito quien los había plantado y que a ella le interesaría conseguir más. El leñador, al escuchar aquella historia comenzó a sospechar que esta mujer no era de la limpieza sino que era una auténtica bruja, una que además llevaba un sombrero de pico y una escoba. ”Es una bruja”, pensó. –¡Tú eres una bruja, una mala bruja! –gritó el leñador al tiempo que la señalaba en frente de todas las personas que pasaban por ahí. La bruja, sorprendida, levantó su escoba y con un sólo movimiento la apuntó hacia el leñador. –Me has reconocido –gritó– y ahora te vas a volar.
El pequeño pueblo de Apio, sus casas, granjas y terrenos se elevaron por los aires y giraron y giraron. Un tornado los envolvió y los elevó por los aires depositando al pueblo entero entre varias nubes. La bruja comenzó a reír sin parar mientras veía las pequeñas manos de los habitantes de Apio agitarse molestas en las alturas. El leñador, mirando había abajo, observaba cómo la bruja reía y reía. Entonces él subió a una nube y comenzó a reunir a todos los habitantes de Apio de uno por uno, a las ancianas las cargaba en sus brazos como si fueran tiernos gatitos, y después de varios días todos los habitantes estaban reunidos y listos para bajar por la gran planta que llegaba hasta las nubes. Tardaron varios días en bajar y para cuando llegaron al suelo la bruja ya no estaba ahí. Así que decidieron fundar el nuevo pueblo de Apio y poco a poco iniciar su reconstrucción al tiempo que una votación emergente dictaminó que la planta era peligrosa y el pueblo entero, con hachas y machetes fueron a cortarla.
El Príncipe David, gobernante del pueblo Apio, ordenó tener una audiencia con la bruja para abrir el diálogo, pero ella nunca contestó a las cartas que le enviaron, así que el príncipe en persona fue hasta el castillo donde la bruja vivía y tocó a su puerta. “TOC TOC” –¿Quién es? –gritó la bruja desde su ventana –¡Soy el príncipe David, gobernante del pueblo de Apio, y he venido a dialogar contigo! –¿Pero cómo han bajado de esa nube? –preguntó la bruja– tienes únicamente unos minutos para hablar, pero si me colmas la paciencia o intentas hacer algo sospechoso te convertiré en rana.
La bruja abrió la puerta de su castillo y el príncipe entró lentamente. Al príncipe le sorprendió lo bien decorado que estaba. Para ser una bruja, era una mujer bastante organizada. –Vengo en son de paz –dijo el joven príncipe. La bruja lo miro con sospecha –Me parece muy bien, señor, ¿gusta usted algo de tomar? El príncipe aceptó la invitación y un par de tazas salieron volando desde la cocina si derramar una sola gota. El príncipe tomó una y tanto el príncipe como la bruja salieron a caminar juntos al jardín del castillo. Una gran fogata se encendía en el centro del jardín, y se acercaron lentamente al fuego para disfrutar de su té. Conversaron durante horas.
Al conocer la historia de la bruja y las ganas que ella tenía de vivir aventuras, el príncipe ofreció a la bruja el maravilloso globo aerostático del pueblo de Apio. –De esta manera no tendrás que volar en tu escoba y no te dolerá el trasero, además de que podrás llevar muchas cosas contigo. Es muy seguro, ¡te lo garantizo! –Es el globo perfecto para viajar a reino muerto –dijo la bruja–. Siempre he querido conocer ese lugar donde viven todos los esqueletos y las grandes brujas que rigen el lugar. A cambio la bruja le prometió al príncipe que nunca más molestaría al pueblo de Apio, entregándole además su bolsa de polvos mágicos para que pudieran mejorar su vivienda y curar a los enfermos, e incluso volar en caso de ser atacados.
El feliz pueblo, luego de haber hecho las paces con la bruja, le dedicó un día completo haciéndole una gran fiesta llena de música y comida. Todos se congregaron al centro de la plaza donde el gran globo se encontraba listo para que la bruja subiera a él y se embarcara en una nueva aventura en reino muerto.
Ese mismo día el príncipe fue coronado Rey: su valor al salvar al pueblo lo había hecho merecedor del rango más alto del reino. El pueblo aprendió que no todas las brujas son malas y que no hay que juzgar a una persona por su apariencia, sino que debes respetar cómo son y quiénes son. Y colorín colorado, ¡este cuento se ha embrujado!
ÂĄLibros para que los niĂąos disfruten la lectura! www.editorapipoca.com.br www.facebook.com/EditoraPipoca