el
laberinto de
Tristan ' RubĂŠn E. NĂĄjera Paulina Barraza G.
RubĂŠn E. NĂĄjera Paulina Barraza G.
el
laberinto de
Tristan '
En el jardín de la tía Gertrudis había un laberinto. Tristán no sabía qué era un laberinto pero tampoco le interesaba mucho. Una palabra tan larga sonaba aburrida, como las visitas a la casa de tía Gertrudis.
Pero ese domingo fue diferente. La tía vio que Tristán se aburría y lo llevó al jardín. Se sentaron en una banca que se balanceaba suavemente, frente al atardecer. —¿Sabes qué es un laberinto? —preguntó la tía. Tristán simplemente se encogió de hombros. —Te lo diré entonces——dijo tía Gertrudis, y dejó caer una gran cantidad de palabras.
Las palabras no cayeron en los oídos de Tristán sino sobre el césped, desordenadas, unas sobre otras. Tristán se sintió más atraído por el sol de la tarde que se hacía naranja, se derretía rápidamente y se deslizaba entre las nubes como parafina caliente hasta caer en el agua, flotar un poco y hundirse. Antes de que oscureciera, tía Gertrudis entró y volvió a salir con una bolsa de papel y una escoba. Barrió las palabras dentro de la bolsa, la cerró y se la dio a Tristán. —Llévatelas a casa, a ver si haces algo con ellas —le dijo.
Al día siguiente, luego de la escuela, Tristán volvió a casa y recordó la bolsa. Salió con ella al jardín. Las palabras no hacían sentido. Jugó con ellas, pero no pudo hacer mucho. “Los adultos usan tantas palabras inútiles que no se refieren a nada“, pensó. Distinguía cosas como: “laberinto es un“... pero lo demás era un enredo. Pablo, que pasaba enfrente pedaleando su vieja bicicleta, se detuvo al verlo tan pensativo. —¿Qué juegas? —preguntó. —Ni siquiera sé si es un juego. ¿Sabes qué es un laberinto? —No. —Lo dicen estas palabras. Pero por más que las miro, las ordeno y reordeno, no las entiendo.
Pablo jugueteó un poco con las palabras pero se fastidió pronto. —No soy bueno con las palabras. Prefiero las líneas y los colores. Dices más cosas con ellos. —¿Cómo puedes decir más con cosas que no tienen palabras? —Porque las palabras solo dicen lo que pueden decir, creo. Las líneas y los colores son más libres... Pero se me hace tarde.… Sin decir para qué se le hacía tarde, Pablo montó su bicicleta y cuando arrancó, algo cayó al suelo. Tristán lo recogió: era un pedazo de cartón mal cortado en el que Pablo había dibujado algo. Tuvo que darle muchas vueltas hasta comprender que se trataba de un par de bigotes, gruesos, grandes como alas de mariposa. Suspiró, puso los bigotes con las palabras de tía Gertrudis y decidió que era hora de hacer tareas.
Tristán llevó a la escuela la bolsa con los bigotes y las palabras. Durante el recreo se alejó a un extremo del jardín donde solía reunirse con Marcos, el niño que siempre llevaba pájaros en los bolsillos, bajo la gorra, en las mangas. En general, Marcos se veía muy pequeño para su ropa y los pájaros tendían a escapar. Pero él los atrapaba de nuevo, o simplemente los dibujaba en una hoja de papel de colores para evitar que se marcharan. Tristán le mostró sus tesoros. —No sé qué hacer con ellos —confesó al fin. —Yo no sabría qué hacer tampoco —reconoció Marcos y para consolar a Tristán, le obsequió el canto de uno de sus pájaros. Tristán lo guardó en su bolsa.
Por la tarde, Tristán caminó a través del parque, rumbo a casa. En la entrada estaba Renato. Renato era un niño muy serio, siempre vestido de negro. Su madre le había regalado un bombín que usaba a diario, igual que el paraguas que llevaba incluso cuando no llovía. Tal vez por eso se veía tan serio. —¿Sabes qué es un laberinto? —le preguntó Tristán. —No. Pero conozco la casa de los espejos. Ahí nada es lo que parece y una persona puede ser muchas personas. Toma esto: es uno de los reflejos que logré capturar en un espejo. Tristán suspiró viendo cómo las cosas se acumulaban en su bolsa de papel sin que él encontrara la solución.
Tristán llegó al cumpleaños de María con un regalo que su mamá había comprado. María era una niña muy educada, muy aplicada, por eso Tristán se sentía incómodo frente a ella. Su casa parecía de muñecas. Tristán pensaba que era un territorio muy peligroso para él, porque siempre estaba a punto de romper algo que seguramente era muy caro. En el jardín, que era grande y estaba lleno de flores, Tristán le preguntó si ella tenía un laberinto. —Puede ser —respondió María— pero hace tiempo que no lo veo. No sé cuándo lo trajeron. Tal vez fue un regalo de cumpleaños... Si tú lo encuentras lo podemos compartir y yo te daré otra de estas. Era una flor, pero no de verdad. María la había pintado en el aire con sus labios. Parecía un beso.
De vuelta a casa, Tristán volvió a tropezar con Pablo. —Los bigotes ¡Los bigotes! —dijo a Tristán. —Yo los tengo. Están en la bolsa de las palabras del laberinto, del canto de pájaro, del reflejo en el espejo, de la flor que parece beso. Pero cuando Tristán metió la mano en la bolsa para buscar los bigotes de Pablo, no pudo encontrarlos. Pensó que era mejor poner todo afuera, pero parecía que las cosas se atravesaban unas con otras y era imposible sacar nada. Extrañado, Tristán acercó los ojos a la bolsa. Adentro estaban las cosas que había guardado, pero todo se movía; y cuando creía haber visto algo, ya no estaba ahí; y cuando estaba ahí, ya no lo veía. Temiendo que el canto del pájaro de Marcos se escapara, cerró cuidadosamente la bolsa y le prometió a Pablo que al día siguiente volvería a intentarlo.
Tristán probó de nuevo, en la mañana, a mediodía, por la tarde. Las cosas se negaban a salir y él no lograba atrapar nada dentro de la bolsa. Finalmente se quedó sentado en la puerta de su casa con la bolsa a los pies, viendo el atardecer. Mientras el sol se derretía como parafina, Tristán se preguntaba qué pasaba con toda la parafina que caía al final del mundo.
En la siguiente visita a tía Gertrudis, ella lo tomó de la mano y lo llevó al jardín. —¿Sabes ya lo que es un laberinto, Tristán? Tristán rompió a llorar. Le contó sus aventuras y cómo había perdido los regalos que sus amigos le habían dado. Tía Gertrudis lo abrazó y lo consoló con una gran sonrisa. Entonces abrió la bolsa en la que Tristán había guardado las palabras, el canto del ave, el reflejo del espejo y la flor del beso; se inclinó y se metió adentro, jalando a Tristán detrás de ella.
Adentro, claro, estaba todo. Al principio Tristán no lo comprendió porque las cosas se veían desordenadas y el camino no era recto. Pero poco a poco, uno por uno, a lo largo de un sendero que cambiaba de sentido sin cesar, bordeado por setos muy verdes llenos de enredaderas altas, de la mano de tía Gertrudis, Tristán encontró todos los regalos que había recibido. El reflejo de Renato flotaba en el aire, como si Renato fuera muchas personas serias a la vez. Las aves de Marcos volaban y cantaban, pero además los cantos parecían colores y los colores cantos, y Tristán mismo no pudo evitar sentirse como si Marcos lo hubiera dibujado.
En uno de los rincones del laberinto, Tristán se encontró de nuevo con el jardín de María, lleno de luz, flores y besos. Y encontró una fuente del color del atardecer, con lo que supo a dónde se iba el sol todos los días. Al doblar un recodo, vio los bigotes que Pablo había perdido: corrían apresuradamente y atravesaron un agujero en el seto. Tristán fue tras ellos. Del otro lado se encontró en una casa donde todas las paredes estaban torcidas. Al centro había un hombre hecho de cubos irregulares. Los bigotes saltaron a su cara. Tristán creyó escuchar la risa de Pablo.
Satisfecho, Tristán volvió sobre sus pasos. Al final del laberinto encontró las palabras. Esta vez parecieron sujetarse una a otra y bailar, mientras brotaban de la boca de tía Gertrudis: —El laberinto es la parte de tu jardín en la que sales y entras gracias a tu imaginación. Tristán salió al jardín de la mano de tía Gertrudis. Reparó en que el exterior se parecía mucho al interior de la bolsa: era otro laberinto. Supuso que había muchos laberintos por descubrir en otras partes, que lo importante era saberlos ver.
Gertrude Stein (1874-1946) La mujer que en este cuento lleva a Tristán por los caminos de la El laberinto de Tristán está habitado por algunos de los personajes que inventaron el arte del siglo veinte:
imaginación fue ensayista, autora dramática y poeta. Si bien nació en Estados Unidos, donde estudió biología, medicina y psicología, Gertrude vivió en Francia la mayor parte de su vida adulta. En casa de Gertrude se reunían pintores como Cezanne, Monet, Renoir, Daumier, Gauguin y sobre todo Matisse y Picasso. A todos los apoyó, y no solo intelectual sino también materialmente. Ella compraba y promovía las obras de sus amigos en momentos en que aún eran desconocidos. Dos de ellos (Picasso y Picabia), le hicieron famosos retratos. Como artista se le suele vincular al cubismo, corriente que intentó traducir a la literatura. Con su verso “una rosa es una rosa es una rosa“, Gertrude Stein definió su propio estilo de vanguardia, el litismo. Su gran obra es la notable influencia que ejerció sobre intelectuales, escritores y demás artistas de su época.
TristÁn Tzara (1896-1963)
PABLO PICASSO (1881-1973)
Poeta y escritor rumano. Fue el más importante
Es, probablemente, el pintor más importante
de los fundadores del dadaísmo (o simplemente
del siglo XX. Participó de los principales
dadá), movimiento artístico que rompió con
movimientos artísticos de su época y fue
todas las tradiciones y afirmaba que era
uno de los fundadores del cubismo, gracias
necesario volver a ser niño para ser creativo.
al cual la pintura deja de intentar reproducir la
El dadaísmo desafió la lógica y se burló del
realidad tridimensional en dos planos para explorar
arte convencional occidental, dando pie a
la forma en que las cosas se descomponen en planos
importantes movimientos de vanguardia. Los
diferentes en diferentes momentos. Produjo una
poemas de esa época utilizan las palabras, las
enorme cantidad de obras, incluyendo dibujos,
letras, los sonidos, en sucesiones arbitrarias. Por ejemplo, Tristán escribía palabras en pedazos de papel que lanzaba al aire y luego las copiaba en el orden en que caían. Aunque Tristán solo escribió, otros artistas e intelectuales trasladaron sus ideas al mundo audiovisual utilizando materiales de todo tipo para producir obras que dieron origen a la actual noción de “antiarte“. “Tristán Tzara“ era uno de los pseudónimos que este artista usó. Su nombre verdadero era Samuel Rosenstock.
grabados, esculturas y piezas de cerámica. En ellas se refleja la evolución del artista a lo largo del tiempo. Español de nacimiento, Picasso se vio obligado a vivir en Francia la mayor parte de su vida. Sin embargo, su lenguaje artístico es el más universal de su época.
RENÉ MAGRITtE (1898-1967) Es el artista más representativo de la
MARC CHAGALL (1887-1985)
Bélgica del siglo XX y junto con Salvador Dalí,
el
más
famoso
de
los
pintores
Originalmente llamado Moisés Segal, nació en
surrealistas. Su obra coloca al espectador
Bielorrusia, que en ese entonces era parte del
entre el sueño y la realidad, gracias
Imperio Ruso.
a
Estudió en San Petersburgo y luego se desplazó a
altera la lógica del mundo y demuestra lo
París. Volvió a Rusia, participó en la Revolución
frágiles que son nuestras percepciones.
de 1917, pero finalmente emigró a Francia. Durante
En
la Segunda Guerra Mundial escapó a Estados Unidos.
humor, ironía y sobre todo, una crítica
Marc Chagall es una de las figuras más importantes
profunda a los valores de la clase media
de la vanguardia del siglo XX y su obra (pinturas,
de donde salen sus personajes ataviados
ilustraciones para libros, vitrales) está
con bombín, paraguas, pipa... De espíritu
diseminada por todo el mundo. Evocativo de sus
independiente, Magritte formó parte de
tradiciones infantiles, creó un lenguaje pleno
varios movimientos, pero siempre mantuvo
de personajes y colores sumamente personales que siempre cuentan historias optimistas y llenas de luz y naturaleza, y que parecen venir más de los sueños que de los recuerdos.
una
su
técnica
rigurosa,
representación
del
realista,
absurdo
su individualidad.
que
hay
al
MAR (18 YC 44ASS 192 sig ATT 6) lo P
cua lqu ert XIX ier los ene q ce ue for mov más m i mi de a a l , M ent la X a X ry , os era Pen per art es sil mod o p íst art van ern de i a c e i o a: a( Par de sm e U ás ís uno SA) l i En sig ,v don mpr de 187 n i ifi de esi ajó 2 c o ret est muc vue ati nis orn udi vos ho lve mo. a y ó a E en Nac int a F c o 186 n sta ió egr ran 6s i mp dos en á c n i e d o del a a ose rta tra Uni nte sla que dos est de s dó udi lue p lle y a e rti ro ar go no ace s mes con tas se rcá al es . ndo dis con C m a o d mil se tan vim esp muc le cia ien ués al hos to Pis con sim n a s tri i tur con arr pli mpr buy ali tac fic o, esi ó s t pin a oni os mo. ndo a tor s ta, inf la su Sie es luy t n dif i mp é d paí cni o ent usi res s. ca u na es, ón ion En i M d l m sta ary e os uje la la s, r últ vis C a i e obr ta, ssa mos spe a tt cia lo año la de l me que s d pin l n os e s te tur la u v a h en m an i ast da su tuv a s per o a u f dió lej en all ada Par e cim de ís. ien to
Publicado por: Grupo Amanuense, S.A. Mixco, Guatemala editorial@grupo-amanuense.com www.grupo-amanuense.com ISBN: 978-9929-633-16-2 Primera edición 2014 Impreso en Guatemala, Centroamérica © 2014 Grupo Amanuense, S.A. Texto: © Rubén E. Nájera Ilustraciones: © Paulina Barraza G. Todos los derechos reservados. Para solicitud de derechos: literaria@grupo-amanuense.com
El laberinto de Tristán está habitado por algunos de los personajes que inventaron el arte del siglo veinte. La tía Gertrudis (inspirada en Gertrude Stein), invita a Tristán (Tzara) a ver el mundo de otra forma, atreviéndose a explorar los vericuetos de la imaginación. En su búsqueda, Tristán pedirá ayuda a sus amigos Pablo (Picasso), Renato (René Magritte), Marco (Marc Chagall) y María (Mary Cassatt).