Boletín mensual (5) Julio 2014 Espacio de reflexión Por circunstancias que podríamos llamar mágicas, hace 31 años cayó un libro de K en mis manos, en un momento en el que había una profunda crisis. A partir de allí, comenzó un trabajo de observación, el cual dejo atrás muchas actitudes, sentimientos, y otras cosas que fueron quedando por el camino, dejándolo a uno un poco, tal vez, más libre de cargas, sin que esto signifique demasiado. Ahora, irrumpe la percepción de un profundo estado de insuficiencia, de carencia, de un vacío, como uno lo quiera llamar, se trata de algo anidado en lo más profundo de la mente o del corazón. Y hoy veo, o creo ver, que puede ser la razón de casi todas las respuestas conflictivas que damos a los desafíos, a veces pequeños, de la vida cotidiana. Esa insuficiencia de la que hablo, hoy leo lo que K expone en el libro de las obras completas tomo IV; tal vez, lo he leído en otras oportunidades, seguramente no estaba preparado para afrontar semejante tema, o porque estaba ocupado con otras cosas más superficiales, o no quería vivirlo ni sentirlo. No sé, el hecho es que no fui consciente, hasta ahora, de ese estado que anidaba en las capas profundas. Hasta hoy, lo que leí solo fueron palabras sin ninguna otra trascendencia.
Hoy, que uno lo ha captado, podemos decir que lo vive en carne propia, y deja al descubierto la magnitud de ello con sus implicaciones que, según creo, son tantas que podrían recopolirase en un libro: desde apegos, dependencias, miedos, búsqueda de placer, actos de evasión, soberbia, identificaciones, tristezas, inseguridad, desconfianza, prejuicios, etc.; como tantas otras más que conforman nuestra vida cotidiana. Siento la necesidad de expresar mi gratitud a la vida por darme cuenta de lo que soy, y de que ese viaje o trabajo del conocimiento propio parece no tener fin; tal vez en ello, radique su maravilla. José Bidart, Las Dalias, Córdoba, Argentina Noticias Nuevo libro publicado “La percepción inteligente” La percepción inteligente consiste en catorce diálogos de los muchos que Krishnamurti mantuvo en la década de los setenta en la India con sus más estrechos colaboradores, con académicos, buscadores religiosos y otras personas interesadas en investigar temas existenciales. Estos diálogos no son preguntas y respuestas, ni siquiera un intercambio de puntos de vista. Forman un nuevo género de comunicación típica de Krishnamurti: un inicio tentativo, un profundo escuchar, un rechazo a las soluciones rápidas, en definitiva, un explorar que conduce a percepciones nuevas y profundas.
Texto Dondequiera que prevalezcan las actividades del yo, siempre habrá problemas. Distinguir entre las que son actividades del ego y las que no lo son, requiere una vigilancia constante. Esta vigilancia no es una forma de atención disciplinada sino un darse cuenta de todo sin elección. La atención disciplinada fortalece el yo, y ésta se vuelve un sustituto, una dependencia. El darse cuenta, sin embargo, no es autoinducido, tampoco es el resultado de la práctica; es entender completamente el problema, tanto la parte oculta como la superficial. Debemos comprender la parte superficial para que pueda aflorar la parte oculta; la parte oculta no puede salir a la luz si la parte superficial de la mente no está quieta. No se trata de un proceso verbal, tampoco se reduce a una simple experiencia. La verbalización revela el embotamiento de la mente; y la experiencia, al ser acumulativa, conduce a la repetición. El darse cuenta no es una cuestión de determinación pues cualquier dirección que tenga un propósito es resistencia, la cual tiende hacia lo exclusivo. El darse cuenta es la observación silenciosa y sin dirección de ‘lo que es’; en ese estado de darse cuenta, el problema se revela por sí mismo, y por lo tanto, se comprende y se soluciona por completo. Un problema nunca se resuelve en su mismo nivel; como es complejo, requiere que comprendamos la totalidad de su proceso. Intentar resolver un problema en un único nivel, sea físico o psicológico, conduce a más conflicto y más confusión. Para resolver un problema, tiene que suceder ese darse cuenta, ese estado de atención pasiva que revela la totalidad del problema. J. Krishnamurti, Comentarios sobre el vivir