Met interwoven Fashion Exhibition

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HILANDO EL MUSEO METROPOLITANO

DE

NUEVA YORK

INVITA A

REALIZAR UN IMPACTANTE Y MULTICOLOR VIAJE POR EL MUNDO PARA EXPLORAR TRES SIGLOS DE HISTORIA DEL DISEÑO TEXTIL.

Txt: Florencia Bibas*

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HOLANDA. Abrigo de mediados del siglo XVIII importado de la India. Fabricado en algodón, dibujado, pintado y teñido por la técnica mordiente. (MET, Isabel Shults Fund, 2012)

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EL FUTURO L

a moda llegó a los museos. Y es a través de ella que se resignifica su componente más importante: el insumo textil. Ese es justamente el foco de Interwoven Globe: The Worldwide Textile Trade1500-1800, que hasta el 5 de enero se puede visitar en el Museo Metropolitano de Nueva York (MET). Se trata de la primera y más importante exhibición de la temática en el contexto del comercio internacional de los siglos XVI a XIX. Es una oportunidad única para observar la belleza y sofisticación de piezas provenientes de los diferentes rincones del planeta, que perduraron a través del tiempo. La propuesta del MET atrapa, por su gran valor cultural, tanto a diseñadores de indumentaria como a especialistas en producción textil. Y alimenta el alma de los apasionados por la moda y la decoración de interiores. “Interwoven Globe incluye piezas de la colección permanente del museo, así como otras cedidas en carácter de préstamo por instituciones estadouniden-

ses e internacionales. El objetivo es que se pueda generar un recorrido visual para destacar, a nivel global, la importancia de la historia del diseño, nunca antes contada desde este punto de vista integrador. Para lograrlo, el trabajo de curaduría e investigación llevó mas de tres años e involucró a un equipo de más de 10 especialistas en cada área”, detalla Thomas Campbell, director del museo neoyorquino. Clase Ejecutiva tuvo el honor de recorrer junto a Amalia Peck, una de sus curadoras principales, las 10 galerías que albergan esta muestra singular.

MADE IN INDIA & CHINA La travesía comienza en el siglo XVI, durante la era de oro de la navegación europea con destino a Asia a través de la ruta de las especias. No obstante, se fue desencadenando en simultáneo un interés importantísimo por los textiles e hilados de aquellas latitudes, con sus múltiples y novedosas variedades, diseños y técnicas de teñido. Pronto, adquirieron el

e las arte d que p n a r G n xtiles yas te e Interwove o j 4 3 d 1 o c d na ri l recor o fueron nu s e n a r ET, n integ . Otra en el M s al público pédico , e b o l G da clo o enci exhibi antes u ostracism elando a su es, ap n de s saliero das ocasion za intercultu e a l t a n r o . atu en c nducto ional n excepc omo salvoco ral c

estatus de commodity, lo cual se tradujo en el intercambio de telas por especias. Cuenta la historia que los primeros navegantes de Europa que atravesaron el continente asiático por largos períodos de tiempo y motivos comerciales fueron los portugueses, siendo Vasco da Gama uno de sus principales exponentes. Los lusos –y posteriormente los ingleses y holandeses– admiraban las características superiores del trabajo textil de la región; en consecuencia, fueron pioneros en introducir en el Viejo Mundo el suave algodón de la India y las lujosas sedas de China. El foco estaba puesto en los diseños exóticos, las fibras naturales y los colorantes vegetales, como el índigo, la alizarina o el maqui. De esta forma, la milenaria maestría del teñido del algodón fue adaptada al gusto occidental para ser aplicada en vestidos, chaquetas y levitas, entre otros usos. La galería que rinde tributo a la India está representada por cortinas y tapices de espectaculares dimensiones. Se destaca un palampore: cubrecamas de twill de algodón, bordaCLASE <

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do en hilos de seda, estampado con el árbol de la vida, imagen que se utiliza hasta nuestros días y que representa la esencia del ser. Se trata de un ejemplar que sobrevivió a cinco generaciones hasta ser parte, en la actualidad, de la colección estable del Museo de Boston: es un privilegio poder admirarlo de cerca... Las coloridas y alegres telas de la India llegaron a ser tan populares en Holanda, Inglaterra y Francia que éstos dos últimos países debieron regular su importación por temor a que se perjudicara la producción local. Y justamente a partir del siglo XVII comenzaron a verse las primeras imitaciones creadas por artesanos europeos. Mónica Socolovsky, diseñadora de la marca argentina Sathya, viaja anualmente a la India desde hace más de 30 años, por cuestiones espirituales y también para nutrir sus colecciones, enteramente realizadas con telas de ese origen: “Tienen una trayectoria textil de 5.800 años. Cada región tiene un estilo, con sus propios colores y técnicas, y conservan la tradición del teñido y del bordado porque el textil es, para ellos, una expresión de arte”, apunta. En Europa, el movimiento denominado exotismo dejaba en evidencia el fanatismo por las propuestas llegadas desde Medio Oriente y Asia, aplicándolas al vestuario, la decoración, las siluetas y hasta los accesorios. También en el siglo XVIII, el rococó utilizó texturas recargadas y técnicas de pintado y bordado –novedosos y exóticos– que provenían de aquellas latitudes. En el MET se pueden admirar

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ITALIA. Casaca y enagua de uso doméstico de lana bordada, circa 1725-40. (MET, adquisición, 1993)

FRANCIA Robe a la polonaise en seda pintada, , fabricada en China, circa 1780-85. (MET, regalo de los herederos de Emily Kearny RodgersComenhoven, 1970)

dos versiones de robe à la française que asombran por su impecable conservación: ¡una delicia! Personalidades como Madame Pompadour, amante del monarca francés Luis XV, y más tarde María Antonieta, fueron retratadas por los artistas de la época luciendo sus correspondientes robe. De hecho, la reina consorte de Luis XVI podría ser considerada la primera fashionista de la historia, dada su extrema pasión por el vestuario y la coiffure. Transgresora de las reglas del protocolo, llegó a exigir que las telas con las que su modista personal, Rose Bertin, le confeccionaba su vestuario, fueran importadas: un capricho que fue interpretado como una ofensa en una Francia que, por entonces, ya se había procurado su propia industria textil en Lyon, Jouy y Chantilly. Asimismo, y exhibidas dentro de cajas de cristal con un fuerte impacto visual, se pueden apreciar algunas piezas de banyan, robes de corte recto, al estilo del kimono japonés: utilizados por los hombres en su intimidad, se confeccionaban en seda o algodón en la India o Japón, donde también se los sometía a un proceso de teñido al mordiente, para luego ser exportados a Holanda e Inglaterra.

CÓDIGO CHINOISERIE En aquel entonces, la East India Company era una de las empresas importadoras de las China taffeties en Europa: así llegaron las primeras tafetas, satenes, gasas de seda y sedas persas (de origen indio) a los vestidores de las cortes europeas. Los curadores de Interwoven Globe resaltan que la seda pintada con motivos de la naturaleza es típicamente china: este

lujoso material era ofrecido a las casas reales y sus séquitos, y también era muy requerido por el ámbito eclesiástico de Francia, Inglaterra y Holanda. “Posteriormente, fueron imitadas por los industriales europeos, dando pie a lo que se denominó chinoiserie: la interpretación occidental de un exotismo imaginado, proveniente de las culturas de Oriente”, instruye Mrs. Peck. Otro territorio en constante demanda de este material, y especialmente durante el 1700, fue Japón. En consecuencia, el intercambio que se producía entre las potencias era de textiles por metales preciosos. Lo interesante de este período es que en China reinaba la dinastía Ming, que tributaba por toda importación, lo que generó varios ataques piratas a las naves que transportaban estos bienes. En Japón se utilizaba la seda para aplicar a la industria del té, a las vestimentas religiosas y a las túnicas de los samurái. Se incluye en la exhibición un dobuku, tapado masculino que se usaba sobre el kimono, realizado en patchwork de seda y que perteneció a un líder samurái. También presentado en caja de cristal y en perfecto estado de conservación, se puede apreciar otro ejemplar realizado y bordado en hilos de seda, con motivos marítimos, que fue donado al museo por un filántropo de origen nipón. El kimono es una prenda que, casualmente, ha vuelto a las pasarelas de la mano de marcas italianas como Prada, Etro o Pucci. En nuestro país, lo ha interpretado Tramando en su colección verano 2014, y lo seguirá utilizando como inspiración para abrigos de fieltro, intervenidos con la técnica de hot stamping, durante el próximo invierno.


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Ya en el siglo XVIII, Italia –a través del puerto de Venecia– comenzó a competir en el mercado internacional de la seda y el terciopelo. Un legado que conserva hasta nuestros días, con más de 50 fábricas y centros de distribución y desarrollo en todo el territorio, con especial despliegue en las inmediaciones de la ciudad de Como. Sustentada por siglos de tradición y excelencia, Italia ha sabido conservar el más alto estándar de calidad en la producción de textiles de lujo, como la seda. Asimismo, la exposición resalta las sedas naturales bordadas con hilos de oro, junto al terciopelo rojo, de la ciudad de Bursa, en Turquía. Lamentablemente, diferentes complicaciones políticas dificultaron su paso a Europa, por lo que quedaron prácticamente confinadas al consumo interno, específicamente en las robes de las cortes del imperio otomano. Fueron sumamente apreciadas en la corte rusa, donde se utilizaban para cubrir las paredes de los palacios, tapizar los tronos y vestir las mesas, entre otras aplicaciones de gran exuberancia y riqueza. “Hoy, el gran desafío para los diseñadores es lograr el nivel de excelencia y terminación de las prendas, como se hacia en la antigüedad”, enfatiza Verónica Alfie, diseñadora de indumentaria y creadora de Visiones, consultora especializada en trend forecasting.

LATINOAMÉRICA, PARA LOS ESPAÑOLES A finales del siglo XV, el Tratado de Tordesillas dividió a los nuevos territorios conquistados entre Es-

RUSIA. Tapiz en sarga y lana de cabra, probablemente del siglo XIX, de 24 x 60 centímetros. (MET, Rogers Fund, 1965)

El legado del shibori Viviana Uchitel es una exponente del diseño argentino for export, especializada en técnicas de teñido ancestrales en fibras naturales. Integró la comitiva de bandera que presentó su colección en la reciente edición del Mercedes-Benz Fashion Week New York, una plataforma donde la diferenciación es todo. Allí, Uchitel mostró su sello: la implementación de sus propias técnicas de teñido, similares al shibori japonés. Se trata de una una técnica milenaria que consiste en bloquear algunas secciones del material textil para evitar que sea pigmentado, a través de mecanismos de presión y retorciendo el material. El proceso se traduce en un producto final sumamente variable y diverso, garantía de originalidad absoluta, que la designer aplica a fibras naturales (seda, algodón) en combinación con anilinas importadas. Desde hace más de 30 años, Uchitel exporta sus piezas –de edición limitada– a Estados Unidos. Convocada por marcas nacionales e internacionales para sumarse a sus huestes, prefiere seguir experimentando con los colores, en familia, desde su atelier en Colegiales.

Ph: Gentileza The Metropolitan Museum of Art

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paña y Portugal. Allí se estableció que, mientras que los portugueses dominarían el comercio con Asia, África, India y parte de Brasil, sus vecinos peninsulares controlarían grandes áreas de Sudamérica. Como reliquias exhibidas en esta sección se incluyen tapices realizados con técnicas y materiales tradicionales provenientes de los Andes, así como chales y mantones de México, con las fuertes improntas de las culturas inca y maya. Para estos pueblos originarios, los textiles eran protagonistas fundamentales de su vida cotidiana, incluso política y económica. La curadora Elena Philips destaca que las tradiciones textiles del Perú pueden ser estudiadas a través de piezas aún existentes que denotan los maravillosos trabajos de hilado, teñido y bordado que se realizaban en el imperio del sol. En uno de los muros de este sector cuelga un ejemplar de uncu, túnica masculina del siglo XVI, realizada en algodón y fibras de camélido. Recordemos que el territorio inca fue –y sigue siendo– una rica fuente de tintes naturales. Hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando las pigmentos sintéticos fueron desarrollados, se extraían de plantas cuyas raíces, hojas o flores aportaban colores como el índigo; también se utilizaban insectos, como el cochineal, para obtener un rojo furioso, entre otros. Algunos registros destacan que, hacia el siglo XVIII, desde América se exportaba a España una gran cantidad de lana de vicuña, tinturas naturales y algodón; mientras que desde ese país europeo llegaban artesanos con la misión de transmitir, en los virreinatos, sus técnicas de bordado, heredadas de Asia, a las comunidades autóctonas. Como los materiales más lujosos y los bordados más sofisticados eran aplicados a las vestimentas eclesiásticas, se le adjudicó, en el recorrido de la exhibición, una galería especial a piezas como las casullas, capas en seda de China, India o Turquía, que solían confeccionarse en Italia, Portugal o México, bordadas en hilos de oro, además. En el tramo final, la galería dedicada a la Norteamérica colonial examina los textiles importados desde la India y China, así como aquellos producidos en las colonias, aunque inspirados en modelos asiáticos. En la región, el comercio directo con Asia estuvo prohibido hasta 1780. A pesar de esa limitación, a principios del siglo XVII los textiles orientales ya eran un importante commodity y fuente de inspiración en el diseño de interiores y en los textiles fabricados localmente. “El textil es una de las primeras manifestaciones culturales y artísticas de la vida humana... Quizás traen consigo una cualidad más profunda: crear lazos. Lazos con la tradición, con la naturaleza, entre las diferentes etapas de la vida y entre las culturas”, aporta Andrea Saltzman, docente de la carrera de Diseño de Indumentaria y Textil en la Universidad de Buenos Aires, en su libro El cuerpo diseñado. Lo cierto es que todas esas travesías por los diferentes continentes durante siglos y siglos, nos han legado incontables tesoros textiles que sentaron las bases para que la India y China se convirtieran en potencias del sector hasta hoy. Y el viaje aún no ha finalizado: Oriente seguirá vistiendo a Occidente.◆

*Asesora de imagen personal y corporativa. www.florenciabibas.com.ar CLASE <

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