Nº 73 - Primavera 2015
Escribí sin fe, sin más aliciente que mi pasión literaria María Luisa Bombal
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Í NDICE 4 Leer a Bombal. Por Paulette Vásquez Montes 6 Nuevas Lecturas de Bombal. Por Patricio Lizama 8 María Luisa. Por Ennio Moltedo 10 Historia de María Griselda. Por Alone 12 La última niebla. Textos escogidos 14 Recuerdo de Pablo Neruda 15 Neruda y China 16 Rulfo: 60 Años de PEDRO PÁRAMO 17 100 años de La Metamorfosis 18 Augusto de Campos: Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda Z -R H -M G 20 Cuaderno de Composición: V 24 Incertidumbre 1. Por Fernando Savater 26 Incertidumbre 2. Por Carla Cordua 28 Incertidumbre 3. Por Matín Hopenhayn 29 Incertidumbre 4. Por Héctor Soto 31 125 Años de Incertidumbre: VAN GOGH. 32 LEA! (recomendaciones de libros) 35 ERÓNICA
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Septiembre 2015
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ICARDO
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#0.#"LEER A BOMBAL. Por Paulette Vásquez Montes NUEVAS LECTURAS DE BOMBAL. Por Patricio Lizama MARÍA LUISA. Por Ennio Moltedo HISTORIA DE MARÍA GRISELDA. Por Alone LA ÚLTIMA NIEBLA. Textos escogidos
a BOMBAL por
paulette Vásquez Montes
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n un día cualquiera se puede leer a Bombal. bólico en el inicio de la novela chilena contemporánea, En un día cualquiera. Sin embargo, tras esa además de la prolijidad de estilo. De allí a esa lectura acción solemne e íntima, hay una trampa. obligatoria, hay un largo recorrido. Hablamos de textos Encontrarse con uno de sus textos nos pre- rupturistas y no tradicionales, escritos por una mujer senta interrogantes referidas a cómo asir y recepcionar excéntrica, una figura peligrosa e impertinente para alcontexto y lenguaje, cómo lograr comprender o acercar- gunos, pero reconocida como genio literario por Neruse a las subjetividades de otros tiempos en el espacio de da, Borges y Amado Alonso. la lectura, y si esto ya se torna complejo para un lector Las imágenes proyectadas en sus líneas permiten ir desembaucado con la escritora, imaginemos cómo será en pacio y envuelven a estos niños-grandes en los misterios el ámbito escolar, cuando quien lee es un adolescente y amores, sin adentrarse excesivamente en las descrip“obligado” al encuentro de la narraciones que aburrirían al lector noMaría Luisa Bombal es tiva Bombaliana. vel, pues son universales y propias Imponer no genera aprendizaje, sino una autora que cautiva del adolecer-adolescente, instalando alejamiento. No solo es el hábito lecpor sí sola, no hay necesi- una posición que permitirá explotor el que se quiebra en esta apuesta; rar territorios inagotables, recrear dad de imponer su lectura. los llamados alumnos (esos seres “sin el dolor, la angustia e indagar en la luz”, según la etimología de la palacondición humana como un sentir bra) deben tener una participación activa respecto a lo propio. Poco importa para ellos el contexto de producque deciden leer, logrando una conexión inicial con el ción, es solo un dato más en este encuentro, pero resulta mundo de las letras, para seguir adentrándose en la fic- seductor para continuar. Nuestros estudiantes necesitan ción y de allí, al pensamiento crítico como necesidad. descubrir la intimidad que provocan sus letras, para Una no puede ser sin la otra. Entonces, ¿cómo se motiva reencontrarse con y en ellas, detrás de esa niebla que a leer a una autora que reúne “vivencia y escritura”, y genera un vínculo cercano con el lector y “presta a las que debe ser conocida más allá de las historias cargadas cosas un carácter de inmovilidad definitiva”, en palabras de escándalos y alcohol, más allá del texto obligatorio de Bombal. Invitemos a reconstruir los lugares comupara cumplir con los estándares mínimos exigidos? nes que visibilizó por medio del quiebre y la deconsAquí debemos mirar y envolver, como en la niebla de trucción, permitiendo que el anhelo de la María Luisa Bombal, a quién y cómo lee. La amortajada, La última niebla, se cumpla: adentrarse en las emociones juveniles para Las islas nuevas, La historia de María Griselda, entre otros textos, lograr que compartan las de ella. Des-obliguemos la lecdan cuenta de procedimientos narrativos que innovaron tura porque a través de este mecanismo solo se cumple en el plano temático y en la forma. Monólogo interior, sin aprender, ni sentir. ambigüedad en los espacios, lenguaje metafórico y sim-
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María Luisa Bombal
María Luisa Bombal. (Fuente: www.memoriachilena.cl)
Entrevista:
NUEVAS de
LECTURAS
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iografía y textualidades, naturaleza y subjetividad. Ensayos sobre la obra de María Luisa Bombal se titula el volumen recientemente publicado
por Ediciones UC, que reúne diversos estudios sobre la escritora chilena. Macarena Areco y Patricio Lizama son los co-autores de esta edición. Lizama nos cuenta sus conclusiones luego de esta investigación.
1) ¿Cómo se forjó María Luisa Bombal, cómo nació su vocación de escritora, leyendo a qué autores? El entorno familiar acomodado en el cual crece María Luisa transmite, por vías indirectas más que directas, un capital cultural y un sistema de valores implícitos y muy interiorizados. Ella recibe en Chile una formación abierta a una pluralidad de culturas y a una polifonía de voces y, en cuanto al ethos, se educa a partir del modelo de mujer propuesto por la sociedad de carácter patriarcal. Su madre, Blanca Anthes, hija de alemanes, lee a sus hijas cuentos de Andersen y de Grimm que traduce directo del alemán. Así que “crecimos leyendo todo lo nórdico, todo lo alemán, desde chiquitas … más que lo chileno, todo lo nórdico” (322). Las hermanas Bombal ingresan al colegio de las monjas francesas de Viña del Mar donde adquieren el idioma y una educación religiosa que corresponde a las nociones y prácticas inscritas en el imaginario femenino de comienzos del siglo XX en Chile. Esta apropiación es confesada por la escritora chilena en Testimonio autobiográfico y en la crónica poética, relatos elocuentes de su infancia viñamarina, trama cotidiana donde se elabora la construcción cultural de 6
María Luisa Bombal
las relaciones de género y de la diferencia sexual. El viaje de la madre y sus hijas a París consolida la formación inicial. María Luisa va a un liceo para poder dar el bachillerato, lee literatura francesa, a los simbolistas, Baudelaire, Rimbaud, Verlaine, a Valery. En 1928, Bombal comienza a estudiar letras en la Sorbonne y escribe su tesis de licenciatura sobre Prosper Merimée, de modo que, aunque vive en la metrópolis donde surge la explosión de lo moderno y proliferan las tendencias del espíritu nuevo, ella opta por una educación certificada y se sitúa en los bordes de los movimientos de vanguardia. 2) Después de la publicación de este libro, ¿qué nueva mirada o visión de la obra de María Luisa Bombal podría extraerse? Como autor-editor, ¿qué descubriste al realizar este trabajo? Volvemos a constatar que la obra de Bombal es leída en muchos países, las traducciones de sus novelas aumentan, y en el país su valoración es múltiple, pues sus novelas continúan leyéndose en el sistema escolar y universitario y su figura ya forma parte del imaginario social nacional. El vínculo de Bombal con el cine es objeto de nuevas miradas en este libro. El aporte de la escritora en
el campo cinematográfico argentino, la figuración del star system que influye en la construcción de personajes, los requerimientos de Hollywood que llevaron a Bombal a escribir Casa de niebla, las diferencias entre esta narración y La última niebla son temas que se profundizan en varios ensayos. Por último, como Bombal revela con nitidez problemáticas locales y universales, descubrimos nuevas lecturas de sus obras ligadas a la literatura del presente y del pasado, de América Latina y Europa. Es el caso de los artículos que relacionan a la autora chilena con Arthur Schnitzler, Angelo Morino, Miguel Delibes, Pablo Neruda y Alejandro Zambra. 3) Dejando de lado sus dos obras más conocidas y leídas (La úLtima niebLa y La amortajada), ¿cómo entender el resto de su obra? ¿cuál es el aporte de esas otras publicaciones? El aporte de Testimonio autobiográfico es significativo porque allí Bombal revisa su trayectoria con gran lucidez. Su infancia en Chile, su estadía en Argentina a comienzos de los años treinta, su consolidación como artista, la posición que ocupa en el campo literario, referencias a sus lecturas y a sus novelas, son asuntos de gran interés en este texto.
Sus cuentos y crónicas poéticas son textos que despliegan figuraciones nuevas y a la vez recurrentes: la mujer y sus roles en la sociedad patriarcal, la soledad y las dificultades del matrimonio, la diferencia de la mujer en términos de sus anhelos y deseos más profundos, sus mundos más íntimos y el vínculo con la naturaleza. Destaquemos “El árbol”, uno de los cuentos más antologados de la literatura latinoamericana, y La historia de María Griselda, texto de gran penetración acerca de la belleza y de su impacto en el mundo de la mujer. Para concluir, agreguemos que en Biografía y textualidades reproducimos información muy poco conocida de la primera edición de La última niebla: la portada, el agradecimiento de Bombal a Oliverio Girondo y Norah Lange, el prólogo de esta y los dibujos de Jorge Larco que ilustran la novela. Este material sirve para apreciar mejor lo que fue la publicación de María Luisa en Buenos Aires el año 1935, cuando solo tenía 24 años.
María Luisa BoMBaL (1910-1980), Biografía y textualidades, naturaleza y subjetividad. Ensayos sobre la obra de María Luisa Bombal Editado por MacarEna arEco y patricio LizaMa. (EdicionEs uc. santiago, 2015).
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MARÍA LUISA por
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sta viñamarina los volvió locos a todos. Protagonizó algún hecho romántico-policial conocido y que, por lo mismo, no repetiremos aquí. Aparece todavía en la prensa una fotografía suya de aquella época –de frente: pelo corto y flequillo a la garçone. Bella, distinguida, inteligente. Por supuesto, esta tríada es de difícil repetición. Vivió en el extranjero la mayor parte de su vida –es la marca y sino “Gabriela”– y regresa a su balneario de juventud a mediados de los años 70, ya anciana, viuda y literariamente famosa para nosotros. Es atendida por la autoridad local tardíamente, como es costumbre nacional con el arte, pues el resto de la “cultura” ya está instalado en el capitolio TV. A María Luisa Bombal la conocí en reuniones diversas cuando un grupo de seguidores pretendía reeditar su obra. Incluso la postularon al premio nacional. A pesar de sus méritos innegables, una y otra vez fue postergada. Eran tiempos en que esta distinción se reservaba para los celebradores del régimen. No solo eso. Para que se notara menos el agravio y la vaciedad de los designados, el gobierno de la época dispuso alternar el premio nacional cada dos años. La situación se mantiene hasta hoy, veinte años después, sin que a ningún demócrata le interese revertir el edicto. María Luisa se mantenía en silencio. Su actividad social era mínima y agradecía con digna efusión los gestos de apoyo que recibía. Tuve la impresión que había regresado con la esperanza de recuperar los lugares y entornos de la ciudad donde realizó su obra y en este ámbito establecer el refugio necesario para su memoria. Había vuelto también por un resto de inercia literaria que ahora abandonaba. Fue ella quien escribió la frase: “Viña del Mar es una novia muerta”. Lo más representativo era ahora su propia figura y expresión desorientada. Intentamos una reedición de sus obras, pero no tuvo ella la voluntad o la asesoría para re-
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ennio Moltedo
solver acerca de sus derechos, al parecer comprometidos en el extranjero. La última vez que la vi fue en la esquina del puente de Villanelo con uno Norte. Titubeaba: no se atrevía a cruzar la calle. La tomé del brazo y me explicó que vivía a mitad de la próxima cuadra. A paso lento llegamos hasta la casa –hoy desaparecida; en su lugar se eleva una torre de concreto–. Con toda naturalidad me dijo: “Muchas gracias por tu ayuda. No te hago pasar porque vivo con dos viejas insoportables”. Poco tiempo después de su muerte publicamos un Breviario en su homenaje, “La Playa de Miramar”, lugar que gustaba recordar. En la portada aparece la hermosa María Luisa de siempre. La Municipalidad de la ciudad jardín (?) ha celebrado a la escritora instalando un busto en la plazuela que lleva su nombre, en calle Villanelo. Hoy, por supuesto, convertida en un rincón callejero, siempre sucio, cubierto de basura y desperdicios, día y noche. Retiren de allí a María Luisa, eviten citarla y no escriban su nombre los que no saben leer. (tExto incLuído En La línea azul, dE Ennio MoLtEdo).
Ennio MoLtEdo (1931-2012), La línea azul. (EdicionEs aLtazor Viña dEL Mar, 2015).
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DE MARÍA GRISELDA por
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ólo Pablo Neruda, con su genio torrencial, y la autora de este breve volumen y de otros no mucho mayores han removido tanto nuestro ambiente literario, han creado tales torbellinos, polémicas y misterios. Demostración de que la calidad prima soberanamente sobre la cantidad, cuando se trata de ciertos valores. ¿Qué no se ha dicho sobre la autenticidad de sus páginas mismas que, años y años atrás, descubrió Amado Alonso en una memorable publicación de Buenos Aires? Que la influencia del medio, que la colaboración de tal poeta visible en ciertas líneas, en algunas imágenes, que los maestros, que los matrimonios, que los viajes. Todo eso podía contener y, sin duda, encerraba dosis apreciables de verdad. La creación estética dista de ser un fenómeno simple. Nadie hasta ahora se explica, lo que se llama explicarse de verdad, el caso de Rimbaud. Después de unos cuantos acentos nuevos que sólo pocos entendieron, antes de cumplir los veinte años, le dio vuelta las espaldas a las letras y a los literatos y se marchó a Francia a la conquista del oro, única cosa positiva a sus ojos. Cuando allá en el fabuloso norte africano le hablaban de la revolución que habían armado sus versos, no menos extraños que sus prosas, ponía el mismo gesto que si le hablaran de otro. La poesía francesa cambió de rumbo y grandes espíritus, como Claudel, quedaron para siempre marcados por la palabra de ese muchacho extravagante. No sólo una sino varias veces los comentadores de “La última niebla” y “La amortajada” han invocado en favor suyo o en contra el desconcertante ejemplo del joven amigo de Verlaine. Unos opinaban que la inspiración de la escritora había sido corta y había terminado. El hecho estaba a la vista. Otros alegaban que proyectos de más largo alcance se habían interpuesto, y no faltaban quienes atribuían a otro, un misterioso otro, su marido fugaz, todo el mérito de la obra y “roto el pacto enorme, tenías que morir”, como los sonetos de Gabriela. Ella misma, mientras tanto, María Luisa, no contribuía a aclarar el enigma y acaso hasta se divertía com-
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plicándolo, indiferente al nombre y al renombre. Con ese mismo gesto, sin solemnidad, nos entrega ahora, en unas pocas páginas, de tipografía grande, “La Historia de María Griselda”, en donde -agrega- continúa un relato apenas esbozado en la novela “La Amortajada”. Decididamente la novela caudalosa no la atrae y tendremos que contentarnos con extractos comprimidos como diamantes. Unas pocas chispas le bastan para describir el ambiente y dar la atmósfera en que los hechos se desencadenarán. Todo ocurre alrededor de una creatura cuya belleza mágica recuerda un poco a las heroínas de Poe y su paso leve, suspendido entre la tierra y el cielo; pero, a diferencia del bardo norteamericano, en María Luisa la acción domina desde las primeras páginas, la acción concreta, precisa, material y visible. Jamás una complacencia divagadora ni esas largas descripciones que interrumpen un relato y lo matan. Los personajes de María Luisa están henchidos de savia y palpitantes de vitalidad interior. Dan la sensación de ir derecho al fin y comienzan como la continuación de un fragmento. Lo que les imprime ese carácter agitado, urgente, ni que decirlo se necesita, es el amor. Una serie de corrientes cálidas se entrecruzan, sin que se acierte a discernir claramente entre ellas quién ama a quién y cuál es la dirección exacta de esas vehemencias. El suspenso nace así de la incertidumbre, como un resultado natural y, por lo demás, ¡tan humano, tan verídico! (EL MErcurio, doMingo 28 dE noViEMBrE dE 1976).
María Luisa BoMBaL, La historia de María Griselda. priMEra Edición (QuiLLota, 1976).
A la derecha: manuscrito de María Luisa Bombal. En María Luisa, biografía de Agata Gligo. Editorial Andrés Bello, Santiago, 1984.
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por
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asan los años. Me miro al espejo y me veo, definitivamente marcadas bajo los ojos, esas pequeñas arrugas que sólo me afluían, antes, al reír. Mi seno está perdiendo su redondez y consistencia de fruto verde. La carne se me apega a los huesos y ya no parezco delgada, sino angulosa. Pero, ¡qué importa! ¡Qué importa que mi cuerpo se marchite, si conoció el amor! Y qué importa que los años pasen, todos iguales. Yo tuve una hermosa aventura, una vez… Tan sólo con un recuerdo se puede soportar una larga vida de tedio. Y hasta repetir, día a día, sin cansancio, los mezquinos gestos cotidianos. Hay un ser que no puedo encontrar sin temblar. Lo puedo encontrar hoy, mañana o dentro de diez años. Lo puedo encontrar aquí, al final de una alameda o en la ciudad, al doblar una esquina. Tal vez nunca lo encuentre. No importa; el mundo me parece lleno de posibilidades, en cada minuto hay para mí una espera, cada minuto tiene para mí su emoción. Noche a noche, Daniel se duerme a mi lado, indiferente como un hermano. Lo abrigo con indulgencia porque hace años, toda una noche, he vivido el calor de otro hombre. Me levanto, enciendo a hurtadillas una lámpara y escribo: “He conocido el perfume de tu hombro y desde ese día soy tuya. Te deseo. Me pasaría la vida, tendida, esperando que vinieras a apretar contra mi cuerpo tu cuerpo fuerte y conocedor del mío, como si fuera su dueño desde siempre. Me separa de tu abrazo y todo el día me persigue el recuerdo de cuando me suspendo a tu cuello y suspiro sobre tu boca…” Escribo y rompo.
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na vez desnuda, permanezco sentada al borde de la cama. Él se aparta y me contempla. Bajo su atenta mirada, echo la cabeza hacia atrás y este ademán me llena de íntimo bienestar. Anudo mis brazos tras la nuca, trenzo y destrenzo las piernas y cada gesto me trae consigo un placer intenso y completo, como si, por fin, tuvieran una razón de ser mis brazos y mi cuello y mis piernas. ¡Aunque este goce fuera la única finalidad del amor, me sentiría ya bien recompensada! Se acerca; mi cabeza queda a la altura de su pecho, me lo tiende sonriente, oprimo a él mis labios, y apoyo en seguida la frente, la cara. Su carne huele a fruta, a vegetal. En un nuevo arranque echo mis brazos alrededor de su torso y atraigo, otra vez, su pecho contra mi mejilla. Lo abrazo fuertemente y con todos mis sentidos escucho. Escucho nacer, volar y recaer su soplo; escucho el estallido que el corazón repite incansable en el centro del pecho y hace repercutir en las entrañas y extiende en ondas por todo el cuerpo, transformando cada célula en un eco sonoro. Lo estrecho, lo estrecho siempre con más afán; siento correr la sangre dentro de sus venas y siento trepidar la fuerza que se agazapa inactiva dentro de sus músculos; siento agitarse la burbuja de un suspiro. Entre mis brazos, toda una vida física, con su fragilidad y su misterio, bulle y se precipita. Me pongo a temblar. Entonces él se inclina sobre mí y rodamos enlazados al hueco del lecho. Su cuerpo me cubre como una grande ola hirviente, me acaricia, me quema, me penetra, me envuelve, me arrastra desfallecida. A mi garganta sube algo así como un sollozo, y no sé por qué empiezo a quejarme, y no sé por qué me es dulce quejarme, y dulce a mi cuerpo el cansancio infligido por la preciosa carga que pesa entre mis muslos. Cuando despierto, mi amante duerme extendido a mi lado. Es plácida la expresión de su rostro; su
aliento es tan leve que debo inclinarme sobre sus labios para sentirlo. Advierto que, prendida a una finísima, casi invisible cadena, una medallita anida entre el vello castaño del pecho; una medallita trivial, de esas que los niños reciben el día de su primera comunión. Mi carne toda se enternece ante este pueril detalle. Aliso un mechón rebelde apegado a su sien, me incorporo sin despertarlo. Me visto con sigilo y me voy. Salgo como he venido, a tientas. Ya estoy fuera. Abro la verja. Los árboles están inmóviles y todavía no amanece. Subo corriendo la callejuela, atravieso la plaza, remonto avenidas. Un perfume muy suave me acompaña: el perfume de mi enigmático amigo. Toda yo he quedado impregnada a su aroma. Y es como si él anduviera aún a mi lado o me tuviera aún apretada en su abrazo o hubiera deshecho su vida en mi sangre, para siempre. Y he aquí que estoy extendida al lado de otro hombre dormido. “Daniel, no te compadezco, no te odio, deseo solamente que no sepas nunca nada de cuanto me ha ocurrido esta noche…” (tExtos dE María Luisa BoMBaL sELEccionados dE La última niebla).
María Luisa BoMBaL, La última niebla. priMEra Edición (BuEnos airEs, 1935).
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Recuerdo de
Pablo Neruda
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ablo peleaba conmigo en materia literaria a veces. Le gustaba leerme sus cosas. Yo le decía: «Esto me gusta. Esto no me gusta.» A veces se enojaba: «Es que tú no entiendes la poesía moderna, tú no llegas más que hasta Mallarmé». «Pues yo considero que he llegado bastante lejos», le decía yo. También me tenía un sobrenombre, Madame de Merimée, porque hice mi tesis en La Sorbonne sobre Merimée. Pero siempre llegaba con sus papeles: «Mira, escucha esto», y me leía. Pero una vez me indigné. Había agregado una frase horrible: «matar a una monja con un irrigador». Lo de azotar a un notario con un lirio cortado estaba bien. «Esto es muy feo», le dije, «es grotesco. Esto no eres tú… Además, no entiendo por qué necesitas poner estas cosas». Volvía unas horas después: «Mira, escucha ahora. Cambié la frase». Me leía otra vez el poema. Pero luego se enojaba y me decía: «Lo que más rabia me da es que cómo es posible que una ignorante como tú tenga siempre la razón».”
En septiembre de 1933 María Luisa Bombal viajó a Buenos Aires para compartir la vida de Pablo Neruda y María Antonieta Hagenaar en un departamento del 20° piso del Edificio Safico, situado en calle Corrientes. Este fragmento corresponde a sus oBras coMpLEtas, edición, introducción y notas de Lucía Guerra (Santiago, Editora Zig-Zag, 2010).
Z $IJOB
Libro de las preguntas. paBLo nEruda. (BEijing, 2015).
Confieso que he vivido. paBLo nEruda. (BEijing, 2015). 20 Poemas de amor y una canci贸n desesperada. paBLo nEruda. (BEijing, 2014).
60 años de Pedro Páramo
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ine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría, pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo. “No dejes de ir a visitarlo -me recomendó. Se llama de este modo y de este otro. Estoy segura de que le dará gusto conocerte.” Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después de que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas... juan ruLfo (1917-1986), Pedro Páramo. (fragMEnto dEL inicio dE La noVELa).
100 años de
LA METAMORFOSIS
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uando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos. «¿Qué me ha ocurrido?», pensó. No era un sueño. franz KafKa (1883-1924), La metamorfosis. (fragMEnto dEL inicio dEL rELato).
PREMIO IBEROAMERICANO DE POESÍA PABLO NERUDA 2015
Augusto de Campos (Sao Paulo, 1931), poeta, ensayista, traductor, abogado y crítico literario brasileño, es autor de una excepcional producción poética que aporta sugerentes innovaciones a la lírica experimental del siglo XX. Es considerado como uno de los fundadores -junto con su hermano Haroldo y el también poeta paulista Décio Pignatari- del movimiento internacional denominado Poesía Concreta o Concretismo. Los poetas que han ganado las versiones anteriores de este galardón -creado en 2004-, son: el mexicano José Emilio Pacheco (2004), el argentino Juan Gelman (2005), el nicaragüense Ernesto Cardenal (2009), los peruanos Carlos Germán Belli (2006) y Antonio Cisneros (2010); los cubanos Fina García Marruz (2007), José Kozer (2013) y Reina María Rodríguez (2014), junto con los chilenos Carmen Berenguer (2008), Óscar Hahn (2011) y Nicanor Parra (2012).
A la izquierda, dos poemas visuales (poesía concreta) de Augusto de Campos. En esta página, el poema visual “Amor” y un retrato del poeta.
DE COMPOSICIÓN
La tarde No sabemos por qué las ciudades desiertas lucen más dichosas Y un poco empecinadas en parecer distraídas Bajo el sol de la tarde. Y esto es prosa. Será porque ella se desnuda deseando al que limpia su revólver Y luego se queda dormido. O escribe a esa misma hora que el poema es siempre una criatura Que apenas respira. Y baja una botella frente al televisor encendido Observando las calles más impuras y bellas que he visto. Que ha visto. Lo adivinaste: soy yo el que escribe Las líneas más distraídas que recuerde para estos demonios míos que apuran El carruaje. Y esto es poesía. La simple continuación de su piel. La excusa para llamar a nadie. La extensión de esas cosas que llaman Anuncian a veces, creen que fundan algo pero no profetizan. Para la celebración de ellas una pequeña charla con los grillos Una guerra de espadas con el rocío Una toalla sujetando su pelo mojado
Inédito.
RICARDO HERRERA (Temuco, 1969)
Ahora entra la nube y llega con carga/ con gritos de tero. Sí/ ahora entra la nube y llega mojada/ y cubre el monte/ y desciende/ y oscurece/ y avanza soplada/ y cae/ derrumba/ derrama por la ladera/ y nieve se hace en la cumbre/ y viene el viento y la sopla/ la vela volando/ y claro/ no puedes/ no logras imaginar lo que es eso/ no sabes cuán bello/ y te sopla por detrás/ y se arremolina la pluma/ y cae/ y rueda/ y carga el río allá abajo/ y viene el viento/ y le saca corderito albino/ y mira/ ahora llora/ berrea/ de hambre berrea/ sin hierba/ sin bosque/ sin matorral. Sola/ muy sola/ una niña trepa/ grita/ habita el pico montañoso/ e indigesta de hambre colosal/ rasguea entonada el aire pleno del cielo/ y mira/ mira mirando sin más/ hasta enterrar sus ojos en la ceniza queda/ en la gris y blanca realidad
Extracto del Canto IV de fuEgo frío (LEngua VisuaL dE La patagonia). Inédito.
VERÓNICA ZONDEK (Santiago de Chile, 1953)
MAURO GATICA
(San Marcos de Arica, 1974)
necro shot voyeur la putrefacción es el deterioro del cadáver por la acción del lenguaje se encuentra condicionada por factores que retardan o aceleran el proceso comenzando desde el momento en que se produce el habla que es algo así como el cese de las funciones vitales del organismo la mancha verde es el primer síntoma después de producida la muerte –digo el fonema la articulación digo la flexión aglutinante del signo– con ella se determina en donde está ubicada la contaminación por lo general se localiza en la parte media de la boca llega al oído y desde ahí deja escapar sus hedores
Inédito.
*ODFSUJEVNCSF 1. Fernando Savater 2. Carla Cordua 3. Martテュn Hopenhayn 4. Hテゥctor Soto 5. VAN GOGH: 125 Aテ前S DE INCERTIDUMBRE
INCERTIDUMBRE por
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a física ha sido algo así como la diosa Kali del siglo XX, venerada y temida, capaz de todos los milagros y de todos los crímenes. Y la responsabilidad, la inconsciencia o los retortijones de conciencia de los sabios dedicados a cultivarla han brindado dramas argumentales a incontables obras literarias de las últimas décadas. Mi pobre erudición sería incapaz de enumerarlas, aunque fuese de modo incompleto. De mi adolescencia recuerdo dos piezas dramáticas que me impresionaron, una Los físicos, de Friedrich Dürrenmatt, que transcurre en un manicomio donde tres locos que creen ser Einstein, Newton y Moebius -y no lo son, pero tampoco están locosse enfrentan y combaten por la posesión de un secreto aniquilador, socialmente más demente que cualquier demencia privada; otra, El caso Oppenheimer, de Heinar Kipphardt, sobre los tormentos morales del inventor de la bomba atómica, que a mediados de los años sesenta representó el Piccolo Teatro de Milán bajo la dirección del gran Giorgio Strehler. Mucho más reciente pero girando también en torno a un tema apocalíptico semejante puedo mencionar la intrigante novela En busca de Klingsor, del mexicano Jorge Volpi. Y tantas más, entre las que no podemos descartar las tan populares historias del genéro de espionaje o ciencia-ficción centradas en la figura del “sabio enloquecido”. Hace pocos meses apareció en Francia una de las piezas más interesantes que he leído de este vasto y redundante mosaico literario: Le principe (El principio), de Jérôme Ferrari, editado por Actes Sud. De ese autor, uno de los novelistas actuales más destacables de su país, hay traducidas al español la novela con que ganó el premio Goncourt, El sermón sobre la caída de Roma (Random House) y una anterior, Donde dejé mi alma (Demipage), ambas absolutamen-
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Incertidumbre
Fernando saVater
te recomendables. En El principio, un joven aspirante a filósofo —y como tal atribulado y poco seguro de sí mismo— se obsesiona con la trayectoria vital de Werner Heisenberg, genial desde que en su juventud acuñó su celebérrimo “principio de incertidumbre” (¡que estupendo oxímoron!) que desconcertó a sus maestros, para después sentar las bases de la mecánica cuántica, lo que le valió el premio Nobel de Física a los treinta y un años. Su obra se gesta durante el ascenso del nazismo, en competencia o colaboración con la generación excepcional de los Einstein, Louis de Broglie, Max Planck, Niels Bohr, Schrödinger, Paul Dirac, Carl Friedrich von Weizsäcker, Otto Hahn, etcétera… Los jerarcas nazis les presionaron para conseguir la bomba atómica que les hubiera dado la victoria y que finalmente consiguió Oppenheimer en Estados Unidos. Algunos se escabulleron de patronos tan peligrosos pero otros, como Heisenberg, se dejaron querer, no por ideología nacionalsocialista, sino para poder seguir investigando tranquilamente. Después de la guerra, recluidos por los vencedores, algunos sintieron culpabilidad por haber sido cómplices, pero otros no entendían qué es lo que se les reprochaba a ellos, que solo habían seguido con su trabajo: poner al descubierto la íntima belleza objetiva del universo. El principio de incertidumbre de Heisenberg, en física cuántica, dice que no se puede conocer al mismo tiempo la posición y la velocidad de una partícula elemental. De modo semejante, el sabio no logra conocer la conjunción de su situación histórica y el vértigo acelerado de sus descubrimientos. Y quizá tampoco ninguno de nosotros sepa determinar juntamente dónde está y a dónde va en este mundo hermoso y atroz. (Esta coLuMna fuE puBLicada por EL diario El País dE España, EL 05 dE Mayo dE 2015)
Werner Heisenberg (Alemania,1901 – 1976). Físico alemán conocido por formular el Principio de Incertidumbre, una contribución fundamental al desarrollo de la teoría cuántica. Este principio afirma que es imposible medir simultáneamente con precisión la posición y el momento lineal de una partícula. Heisenberg obtuvo por este hallazgo el Premio Nobel de Física en 1932. El principio de Incertidumbre ejerció una profunda influencia en la física y en la filosofía del siglo XX. Referencias -La parte y el todo. Libro de Werner Heisenberg. Reflexiones en torno al Principio de Incertidumbre. Editorial Ellago, 2004. -Incertidumbre: Einstein, Heisenberg, Bohr y la lucha por la esencia de la ciencia. Libro de David Lindley. Ensayo. Ariel, 2008. -Copenhague. Obra de Teatro del autor británico Michael Frayn, 2000. -En busca de Klingsor. Novela del escritor mexicano Jorge Volpi. Seix Barral, 2001.
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INCERTIDUMBRE por
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Carla Cordua
onsideremos la incertidumbre con cuidado: aunque podría ser un estado de ánimo pasajero a veces resulta ser mucho más. Como cuando vivir en incertidumbre llega a ser una actitud sostenida, característica de muchas personas en ciertas circunstancias históricas. Pues, además de no sentirse seguro en determinada ocasión, el incierto puede querer eliminar toda duda de una vez para siempre; no tener que oscilar entre posibilidades incompatibles, no pensar inquietantemente que ‘creer’ es solo creer que se cree. Antes de nosotros y de la incertidumbre actual, las certezas eran aplastantes; las dudas, síntomas de falta de carácter. Pues la vida aprobada y virtuosa consistía en imitar al pasado: los hijos debían repetir a sus padres en la medida de sus fuerzas. El presente era guiado por modelos ya probados, autorizados y repetidos por todos. Las culturas de la imitación y la repetición de lo ya vivido eran confiables en cuanto heredadas y capaces de legitimar la conducta de los herederos. Lo noble y valiente no se inventaba, se copiaba, que a nadie le faltan los antepasados. Dudas y vacilaciones vitales parecían deshonrosas e insuficientemente sumidas en el tejido de la historia, cosa de salvajes extraviados sin antecesores. Sorprende cuanto nos hemos alejado de ese mundo tan sólido e igual a sí mismo. En contraste con las costumbres imitadoras del pasado bueno y legitimador, la modernidad se inicia reemplazando aquella cultura que repite el pasado por un interés absorbente en el futuro, en la libertad individual y la emancipación política. De repente saltan a primer plano los posibles méritos del individuo singular, su potencial originalidad, la diversidad que se ofrece a la elección libre. La novedad de elegir según las propias preferencias. La imitación nunca se vio forzada a elegir nada: acceder a la vida era encontrarla preempacada. Dándole la espalda a la repetición muchos se vuelcan hacia lo novedoso y original. ¿Qué significa poner la vida y la acción al servicio de lo nuevo? El viraje moderno hacia el porvenir inédito se vierte en planes y proyectos:
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en cuanto futurista, la acción carece de modelos conocidos que sirvan de guías. Aquello que sobraba a los clásicos, los modelos probados, les falta del todo a los nuevos. Su presente es atrevido y riesgoso, valora la novedad; desconsidera la sabiduría acumulada, se abre, esperanzado y pobre, a lo que se lleva ahora. La estimación de lo reciente desconoce toda autoridad: ha de atreverse sin ensayo. La originalidad es el valor supremo. ¿Cómo saber si soy original si no puedo compararme más que conmigo misma? La incertidumbre que me invade es negativa; así lo indica la palabra que la nombra, como todas las que llevan el “in” por delante, como “insalubre”, “insincero”, y otras aún peores. Como la incertidumbre suele acompañar a las situaciones expectantes, a los planes aventurados que fuerzan a esperar sus resultados, ella se confunde con el sufrimiento de la espera ansiosa. Esperar en incertidumbre sería también negativo si no fuera que ella misma, esa incertidumbre de la espera, alberga la esperanza que mueve a actuar. ¿Cómo podríamos esperar sin la esperanza que anima el caso en cuestión? También puede resultar que la incertidumbre se resuelva en contra de la esperanza, o en el fracaso final de la iniciativa; aunque niega la esperanza envuelta, consigue acabar con la espera. Sabíamos que todo era inseguro, pero no que fuera imposible. El conocimiento le pone su signo a la experiencia y la declara completa por el momento. Interrogar a la incertidumbre para obtener una respuesta unívoca que supere toda ambigüedad no resuelve nada para siempre, pues no detiene la oscilación de lo incierto entre el sí y el no. Como esperanzados nos atrevemos, como fracasados nos liberamos de lo incierto, pero disminuidos y sin corregir del todo. Mientras actuamos sin vacilar movidos por el afán de moldear el futuro imprevisible, la incertidumbre nos mantiene en vilo, a pesar de la intrínseca falta de garantías de toda esperanza. Si siempre de nuevo aparecen quienes eligen ofrecerles su tiempo y darle lugar en sus vidas a las incertidumbres, es porque las consideran mejores que disolverse sin haberlas nunca experimentado.
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INCERTIDUMBRE por
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n el principio fue la incertidumbre. Hasta que se convirtió en principio de la física y de la ontología. Heisenberg y Heidegger unidos, jamás serán vencidos. El dato no importa tanto como sus ecos en nosotros. Nos acecha la incertidumbre a mordiscos. No es fácil prever las rutas que se desprenden de nuestros deseos y miedos, regir el entorno por nuestras preferencias o valores. Es verdad que el mundo nunca fue muy claro, pero hoy se ha sumergido como nunca en la complejidad, el caos, la indeterminación y la autopoiesis continua. Así, el hiato que media entre voluntad y trayectoria se nos empoza en el alma. Conforme aumenta el hiato por fuera, se ahonda el pozo por dentro. Ese pozo también es colectivo en tanto síndrome que condensa fenómenos archisabidos: los riesgos sanitarios, ambientales y bélicos de un mundo interconectado como nunca antes; la volatilidad progresiva de las economías y sus consecuencias en la vida de la gente; el enjambre de información y la dificultad para administrarla conforme a proyectos propios de vida; la permeabilidad “sistémica” ante eventos localizados (efectomariposa o efecto-dominó). Cierto. La rarefacción se ha vuelto norma y allí campea la incertidumbre. La extrañeza y la ansiedad recurren como pathos de época. Pero la incertidumbre que crece con la complejidad se contrabalancea con un desarrollo científico-técnico que se aplica afanosamente a mitigar esa misma incertidumbre y ganar señorío sobre la anticipación del futuro. El culto individualista y a la autonomía como principio regulador de la vida hacen lo suyo para triunfar sobre la incertidumbre: más autónomos somos
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Martín HopenHayn
cuanto mayor margen de autogobierno tenemos, vale decir, más espacio para decidir y gestionar los guiones personales. La inflación narcisista posmoderna no es casual. Difuminado el orden de los otros, me refugio en la comarca donde creo ser soberano. Y mal que mal, el quantum de información a tiempo real alimenta la ilusión de control. Sumando y restando, parece que estamos empatados. Falta de certezas pero auge del self que construye mapas de la piel para adentro; tecnologías de información y tecnologías del yo que se ofrecen a la carta para maximizar el autogobierno a escala singular. Volatilidad exógena que se endogeniza como dato de la causa, y se enfrenta con otras tantas técnicas de adaptación a lo imprevisible (boom de la prevención de riesgos como disciplina de expertos hecha moneda corriente). La sociedad aumenta su reflexividad no porque adhiere a grandes valores o refina su espíritu crítico, sino porque reparte saberes que son como instrucciones de uso para mitigar imprevistos. Mientras tanto, nos acosa cada tanto, de manera inoportuna, el relámpago de esa incertidumbre: hemos perdido rituales o creencias destinados otrora a rebajarle la angustia a la mayor de estas, el tránsito a la muerte. Hacemos de la vida cotidiana un trajín de perros que para burlar la fragilidad van de aquí para allá husmeándolo todo, afanándose en celebrar mínimos hallazgos contra el telón de fondo de la incertidumbre.
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RECOBRADO por
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HéCtor soto
ichard Linklater siempre tuvo claro el punto de partida, al cual doce años después iba a llegar. En este sentido Boyhood es una película rara. Rara porque en esta industria nada está preparado para que un director se tome semejante lapso de tiempo para el rodaje de una película, por mucho que la realización haya comprometido a los actores y al equipo solamente por tres días en cada uno de esos años. Y rara también porque el principio de incertidumbre de Boyhood contraría visceralmente casi toda la historia del cine, donde lo que ha predominando sin grandes contrapesos son los guiones de acero, las historias redondas, los relatos perfectamente controlados en su ejecutoria y escrupulosamente rematados en el desenlace. Lo normal en dominios es tener claro el final incluso antes de partir. Aquí no. Aquí se partió de una apuesta que podía o no resultar. Resultó, y lo increíble es que no se trata de una investigación académica ni de un ensayo audiovisual jugado a la experimentación. Al revés, esta es una película que quiere ser una más en la cartelera y aspira a ser exhibida, evaluada y recordada bajo los mismos estándares del resto. Boyhood es una realización que se hace cargo -¡oh Heráclito!- de una de las verdades más olvidadas del cine contemporáneo: el tiempo. Del tiempo entendido como duración, que en el cine está capturado básicamente por la prolongación del plano y del tiempo como esa corriente del acontecer que imperceptiblemente nos van transformando. Ambas dimensiones tienen poca cabida en el cine actual. Hoy por hoy una película puede considerarse fracasada si antes de los tres primeros minutos de proyección no ha asestado a su público un golpe de efecto (llámese tiroteo, choque o explosión), si no ha definido a sus personajes –es decir, a sus estereotipos, porque no hay tiempo para másy si no ha logrado anticipar con la misma compulsión los ejes de su trama. Esto es lo que hace que el común de los estrenos de hoy se parezcan más a un videoclip que a un relato, más a una metralleta de imágenes que a un ejercicio de observación. No es la primera vez que Linklater se asoma a estos abismos. Ya lo había hecho antes en la trilogía dedicada al momento en que dos de sus personajes más entrañables, la Céline de Julie Delpy y el Jesse de Ethan Hawe, se conocían en Viena (Antes del amanecer, 1995), se reencontraban en París (Antes del atardecer, 2004) y se redescubrían durante una vacaciones en Grecia tras superar una crisis matrimonial (Antes de la medianoche, 2013). También fue un proyecto que rompió esquemas. Antes de eso, solo Francois Truffaut se había atrevido a filmar una saga protagonizada por su alter ego Antoine Doinel (JeanPierre Leaud) a través de cuatro largometrajes y un episodio en dos décadas. Filmadas en el lapso de 18 años, la trilogía de Linklater no necesitó recurrir a los milagros de la cosmética para mostrar la manera en que esa pareja de jóvenes se hacía cargo gradual-
mente de los desafíos de la vida adulta. Para más de una el atardecer junto a la chica que podría llegar a ser su generación que envejeció con ellos, fue emocionante: novia… Más que material narrativo para una película, cambiaban los contextos y las circunstancias y los años esta cinta trata de la vida misma, del crecer y envejecer, fueron castigando a los personajes del mismo modo en del perder y recuperar ilusiones; también del sobrevivir que castigaba a su público. a los fracasos y de la función de recordar y olvidar. Trata Siendo un proyecto mucho más jugado, Boyhood es un del aprender a estar y del aprender a ser. paso en la misma dirección porque comprime en un Si se trata o no una gran película es discutible y acaso no mismo caudal narrativo doce años de historia de sus importa mucho. Puede que el relato tenga pasajes repersonajes. El protagonista, Mason Evans Jr., es apenas iterativos y otros que son poco reveladores. Puede que un niño cuando la película comienza y va a convertirse exista un desbalance en la historia que hace cargar a la en un joven a punto de ingresar a la universidad cuando madre con la peor parte. Puede que el último tramo de termina. Lo mismo vale para su hermana Samantha. El la historia, sobre todo después de la graduación de Mapaso de los años es menos benévolo con su madre, que son, agregue poco al conjunto. Pero lo que estas imáluego de tres matrimonios nunca hallará nada parecido genes capturan es anterior o está por encima de estos a un equilibrio afectivo muy estable, y reparos. Boyhood es una película que se con su padre, que se toma varios años Boyhood es una pelícu- fue haciendo en función de variables en estabilizarse y afrontar con un que nadie pudo controlar y que, sienla que rescata una de las nuevo matrimonio los retos asociado como tenía que ser, a partir de los dos a sus responsabilidades adultas. verdades más olvidadas supuestos que concibió inicialmente Como no podía ser de otro modo, Linklater, supo vencer la tentación de del cine contemporáneo. Boyhood apenas tiene una trama. La la fatalidad. La vida rechaza los finales cinta casi no tiene otro eje que el credefinitivos y siempre deja por lo mecimiento y esto puede ser una desilusión para el público nos algún frente abierto. El mérito de Linklater es haber que espera que en las películas “pasen cosas”, muchas co- dicho la primera palabra. Pero no la última. sas. La familia de Mason se deshace muy pronto y lo que sigue son las instancias a través de las cuales este chico va afirmando su identidad junto a su hermana, mientras su madre cambia de ciudades, armando y desarmando hogares, y mientras su padre reaparece y desaparece de su vida para transmitirle la persistencia del afecto paterno y BoyHood las complicidades de la masculinidad. De Richard Linklater. De hecho, lo mejor de Boyhood son esos pasajes donde Con Ellar Coltrane, ocurre poco, donde la vida más que un dilema es una exPatricia Arquette,Ethan Hawke periencia más bien callada, un continuo de sensaciones Lorelei Linklater. cuyo sentido no alcanzamos a intuir y un cuento lento, (u.s.a., 2014). muy lento, que pareciera no tener lógica ni desenlace. Son grandes momentos, muy superiores a los quiebres emocionales asociados a los fracasos emocionales de la madre con sus sucesivas parejas. Esta cinta es grandiosa pero en lo pequeño. En Mason volviendo la mirada a las casas donde vivió, y que van quedando atrás. En Mason soportando en clases las miradas de sus compañeros el día después que le cortan el pelo. En el padre conduciendo exultante su auto en un paseo que maravilla a sus hijos. En la madre llorando en la cocina de su casa tratando de entender por qué después de todo lo que hizo igual ha quedado sola. O en el protagonista sentado ante
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125 AÑOS DE INCERTIDUMBRE
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l 29 de julio recién pasado, el mundo conmemoró 125 años de la muerte de Vincent Van Gogh, el artista que influyó de manera decisiva la pintura y arte del siglo XX. Homenajes en Holanda, Bélgica y Francia -los lugares donde residió- celebraron al artista holandés. Figura insigne del postimpresionismo, famoso por sus girasoles, autorretratos y una vida llena de espisodios tan intensos como trágicos (fue internado en diversos sanatorios mentales, se cortó el lóbulo de su oreja izquierda en una discusión con su amigo, el pintor Paul Gaugin, para luego dejarla en un burdel, entre otras historias) que inspiraron muchos mitos sobre su persona, Vincent Van Gogh muere a los 37 años cuando se dispara en el pecho con un revólver. Caminaba por los campos de Auvers, en Francia, y luego de percatarse de que su herida era mortal, regresó a su pensión, donde falleció en su cama dos días después. “Arriesgué mi vida por mi obra, y mi razón destruida a medias” fueron las palabras de Vincent en la última carta que escribiera a su hermano Théo, encontrada en su lecho de muerte. Sin embargo, en 2011 surgió una teoría que postulaba que el pintor no se suicidó, sino que murió por un disparo accidental efectuado por dos muchachos que jugaban con una pistola. En la biografía sobre el artista Van Gogh: the life los autores estadounidenses
Steven Naifeh y Gregory White Smith sostienen que el disparo provino de René y Gaston Secrétan, dos hermanos adolescentes que veraneaban en Auvers, y que eran conocidos del pintor, por lo que no habría querido incriminarlos y se habría autoinculpado. Según los investigadores, el hecho que más fuertemente pone en duda la teoría del suicidio es el extraño ángulo que Van Gogh habría usado para dispararse, cerca del estómago, en forma oblicua. A fines de 2014, le pidieron al investigador forense Vicente di Maio que examinara las pruebas que se tienen del cuerpo del artista, a lo cual el experto señaló que con seguridad su herida “no fue autoinflingida”. No obstante, el Museo Van Gogh de Ámsterdam considera prematuro aceptar las conclusiones a las que han llegado estos autores y rechazan la teoría del asesinato. 125 años después, la interrogante sobre la muerte de Van Gogh sigue latente. Artistas como Pollock, Klimt, Schiele y Bacon reconocen su gran influencia. Vincent Van Gogh vendió un solo cuadro en vida (El viñedo rojo) y hoy es uno de los artistas mejor cotizados (Retrato del Dr. Gachet se vendió en US$ 82 millones). Su vida y muerte serán siempre una pregunta para quienes la investiguen. Para nosotros, sus espectadores, nos basta mirar los ojos en cualquiera de sus autorretratos para sentir que es en su pintura donde radica la verdadera y bellísima incertidumbre: la inmortalidad del arte.
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n una entrevista, Gonzalo Millán comentaba que el valor de un escritor depende de cómo este se ata al destino de su pueblo. Un ejemplo notable de aquella máxima fue Jorge Teillier (1935-1996), quien cultivó una poesía de terruño, de lo cotidiano, con un guiño a lo ancestral y bendecida por la sencillez. Es esa la imagen que se nos rescata del poeta lautarino en Nostalgia del futuro, su más que necesaria biografía. Luis Marín y Carlos Valverde, periodistas a cargo de la investigación, configuran el retrato de un Teillier esencial, partiendo desde las raíces -la llegada de sus abuelos a colonizar el profundo y recién ocupado Wallmapu-, pasando por sus años formativos, sus aventuras amoroso-sentimentales, el apagón sufrido durante la dictadura, hasta llegar a sus últimos días, velados por el mitificado alcoholismo que arrastró desde la juventud. En el centro, varias décadas, casi todo el siglo XX chileno, que golpeó tanto como forjó a uno de los poetas más importantes de nuestra tradición. Con Nostalgia del futuro tenemos una panorámica a esa vida, a nuestra historia. F.O.B.
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a tentación de redescubrir a los progenitores , de llevarlos al papel, al relato, de ajustar cuentas o justificar vidas, ha tentado a muchos escritores a través de los años. La madre o el padre han estado presentes en la creación de numerosos autores. Aguilar Camín -que tiene esa poderosa novela política La Guerra de Galio - se lanza a esta aventura con una eficaz prosa, que se aviene a una historia por momentos insólita, llena de coincidencias y dificultades, de humanidad familiar, con todos los condimentos de las pasiones. Pareciera que alrededor del Caribe se tejen unos entramados más complejos que en otros mares, pero quizás es solo la riqueza de la exuberancia, que en otras latitudes ocurren con cierta parquedad. Quizás también por eso, uno siente que hay páginas de más, que desvían algo el interés, o puede ser que esos pasajes ralenticen la llegada al desenlace, que se espera con ansiedad. F.S.G. HéCtor aguilar CaMín
Adiós a los padres. (pEnguin randoM HousE. BarcELona, 2003).
luis Marín y Carlos ValVerde
Nostalgia del futuro. (dEL airE EditorEs. tEMuco, 2015).
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Lea!
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uando se afirma que la gran literatura es mestiza, pensaré este 2015 en Disparos en la oscuridad del escritor y cineasta Edgardo Cozarinsky. Libro a caballo entre el ensayo y la crónica en el que un Cozarinsky intuitivo más que leer el mundo de manera orgullosa y pedante como la mayoría de los intelectuales, lo observa con ironía, perspicacia desde todas las clases y posiciones como ciudadano del mundo, del brazo de amigos, referentes intelectuales y emocionales, países, ciudades, situaciones histórico-políticas, familiares, etcétera. Sin duda, un compendio de vida y revelación trenzadas por la savia de un autor que observa con claridad y sin aspavientos, ahorra la cháchara académica y recuerda que lo mejor que se escribe hoy no solamente sirve para recordar sino que atestigua, da fe, subraya cierta resistencia o las trincheras desde las que se hace frente a las fuerzas que imperan y conjuran contra la inteligencia y la humanidad. E.G.B.
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a depresión parece no tener que ver con el fracaso, sino con los fantasmas de los mundos interiores, de ciertas áreas de las emociones que se desbandan de la racionalidad y el supuesto control. Un camino infernal que en este libro queda al descubierto en la emocionante escritura de William Styron. Lejos de deprimir, el recorrido de su lectura apunta a un conocimiento íntimo del autor, pero también y sobre todo, a la evidente fragilidad del animal humano. F.S.G. WilliaM styron
Esa visible oscuridad. (HuEdErs. santiago, 2015).
edgardo Cozarinsky
Disparos en la oscuridad. (EdicionEs udp. santiago, 2015).
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n una escena en la que si bien no podemos hablar de descampado, sí es posible constatar la pobreza crítica que campea principalmente en los medios escritos, escasos y unilaterales, por lo general. Así, las luces que echa Jaime Pinos sobre los textos y autores circulantes permiten hacerse una idea más concreta del territorio que se está pisando al hablar de literatura chilena y de producción cultural. Y eso es también porque para ver efectivamente esos territorios se necesita de una visión periférica que, en este caso, está dada en buena medida por el lugar que el autor elige para apostarse y hacer sus anotaciones: la reseña, la entrevista y, sobre todo, la presentación de libros de autores en plena vigencia creativa. Estos escritos de Visión Periférica dan cuenta tanto de la obra o el autor sobre el que trabajan, como de una crítica otra que Pinos viene edificando hace ya más de quince años por distintos canales, que corre por fuera de los medios escritos tradicionales y que tiene más que ver con el circulante de las páginas electrónicas, los lanzamientos y el intercambio de inéditos, donde conviven los nuevos textos, las editoriales autónomas y las lecturas críticas no solo de las obras, sino de la propia realidad. Camilo Brodsky. JaiMe pinos
Visión Periférica. (EditoriaL das KapitaL, santiago, 2014).
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an arrebatada como talentosa, Teresa Wilms Montt (1893-1921) logró despuntarse como una de las voces más interesantes de su época. En su obra, tanto como en la cruzada que fue su vida, podemos ver la misma audacia: escritora en tiempos herméticos, amante recluida en un convento por su deshonra familiar, fugitiva cosmopolita y finalmente suicida, hoy se editan por primera vez sus diarios en un mismo volumen. Si bien son conocidos los episodios que la hacen una maldita dentro de nuestra tradición, en este libro lo que prima no es ese aspecto, sino que la calidad de su oficio. Dueña de una prosa ácida, siempre reflexiva e insidiosa, surfeamos entre la depresión y el éxtasis, entre lo lírico y lo mundano. Crítica con su país, la religión, la familia, amigos y colegas; contra los hombres, con sus compañeras de género y consigo misma, no hay quien se salve. Y somos testigos, en estos fragmentos, de una artista única: una vergüenza ante ojos cartuchos de su familia; una prosista desfachatada a los ojos del lector. F.O.B. teresa WilMs Montt
diarios Íntimos. (aLQuiMia EdicionEs, santiago, 2015).
MARÍA LUISA BOMBAL Escritora chilena. Nació el 8 de junio, 1910 en Viña del Mar y falleció en Santiago el 6 de mayo de 1980. Entre obras más destacadas se encuentran: La última niebla (1934); La amortajada (1938); Las islas nuevas (1939); Mar, cielo y tierra (1940); La historia de María Griselda (1946).
HÉCTOR SOTO Periodista por oficio, a pesar de haber estudiado leyes. Nació en Valparaíso en 1948. Se ha desempeñado como crítico de cine desde hace más de 45 años y como columnista de política y actualidad desde hace 10. Destaca su libro Una vida crítica, 2013.
PABLO NERUDA Poeta chileno, nació en Parral en 1904 y murió en Santiago en 1973. Premio Nobel de Literatura en 1971. Considerado unos de los poetas más importantes e influyentes de la literatura castellana del siglo XX. Entre sus muchos libros de poesía se destacan: Crepusculario (1923); Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada (1924); Residencia en la Tierra (1933); Canto General (1950); Estravagario (1958); Memorial de Isla Negra (1964); Confieso que he vivido (memorias póstumas, 1974).
MARTÍN HOPENHAYN Filósofo y ensayista. Nació en 1955 en Nueva York y vivió en Caracas, Buenos Aires y París. Desde hace veinte años reside en Santiago de Chile y trabaja en temas de desarrollo social y cambio cultural en Naciones Unidas. Entre sus obras destacan Ni apocalípticos ni integrados. Aventuras de la modernidad en América Latina (1994); Después del Nihilismo (1997) y Repensar el trabajo. Historia, profusión y perspectivas de un concepto (2001).
FRANZ KAFKA Narrador checo en lengua alemana. Nació en Praga en 1883 y murió en Kierling, Austria, en 1924. Su obra marca el inicio de la profunda renovación que experimentaría la novela europea en las primeras décadas del siglo XX. En su obra destacan los libros, La metamorfosis (1915), El proceso (1925) y El Castillo (1926). JUAN RULFO Escritor mexicano. Nació en Sayula, México en 1918 y murió en Ciudad de México en 1986. Publicó solo un libro de cuentos, El llano en llamas (1953), y una única novela, Pedro Páramo (1955), que le bastaron para convertirse en un autor fundamental de la literatura hispanoamericana. VINCENT VAN GOGH Pintor neerlandés, uno de los pioneros del postimpresionismo. Nació en Zundert, Países Bajos, en 1853, y murió en Auvers-sur-Oise, Francia, en 1890. Su obra pictórica contempla más de 900 cuadros, entre los que destacan sus autorretratos y acuarelas, hechos durante solo 10 años. WERNER HEISENBERG Físico alemán, conocido por formular el Principio de Incertidumbre, una contribución fundamental al desarrollo de la teoría cuántica por el cual recibió el Premio Nobel de Física, en 1932. Nació en Wurzburgo en 1901 y murió en Münich, en 1976. AUGUSTO DE CAMPOS Poeta, ensayista, traductor y crítico literario. Nació en Sao Paulo en 1931. Es autor de una excepcional producción poética que aporta sugerentes innovaciones a la lírica experimental del siglo XX y uno de los fundadores -junto con su hermano Haroldo y el también poeta paulista Décio Pignatari- del movimiento denominado Poesía Concreta. FERNANDO SAVATER Filósofo, intelectual y novelista español. Nació en San Sebastián, España, en 1947. Entre sus publicaciones destacan Ética para amador (1991), El jardín de las dudas (1993) y No te prives! Defensa de la ciudadanía (2014).
ENNIO MOLTEDO Poeta chileno. Nació en Viña del Mar en 1931 y murió en esa misma ciudad en 2012. Entre sus obras destacan: Cuidadores (1956); Nunca (1962); Mi tiempo (1980); Playa de inivierno (1985); Regreso al mar (1994); La noche (1999). ALONE Crítico literario chileno. Nació en Santiago en 1891 y murió en esa misma ciudad en 1984. Su verdadero nombre fue Hernán Díaz Arrieta. Considerado como el más influyente crítico literario chileno, fue una personalidad imprescindible de la escena cultural chilena del siglo XX. VERÓNICA ZONDEK Nació en Santiago de Chile en 1953. Reside en la ciudad de Valdivia. Poeta, traductora y gestora cultural. Entre sus obras destacan: El libro de los valles (2003); Por gracias de hombre (2008); Nomeolvides: flores para nombrar la ignominia (2014). RICARDO HERRERA ALARCÓN Nació en Temuco en 1969. Estudió Castellano en la Universidad Austral de Valdivia. Entre sus obras destacan: Delirium Tremens (2001); Sendas perdidas y encontradas (2007); El cielo ideal (2013). MAURO GATICA SALAMANCA Escritor chileno. Nació en San Marcos de Arica en 1974. Ha publicado los libros: Shhh (2010); Family values (2011); La pequeña casa en la pradera (2012); Escupe (2013); Spin off (2013); Ex Machina (2015). PAULETTE VÁSQUEZ MONTES Nació en Osorno, en 1981. Reside actualmente en Frutillar. Profesora de Estado en Castellano y Comunicación, Universidad de la Frontera PATRICIO LIZAMA Académico y ensayista chileno. Profesor titular de Literatura Universidad Católica de Chile. Doctor en Literatura Hispanoamericana, Universidad Estatal de Nueva York (Stony Brook).
CARLA CORDUA Filósofa, académica, miembro de la Academia Chilena de la Lengua y Premio Nacional de Humanidades 2011. Nació en Los Angeles, el año 1925. Entre sus diversos libros, destacan Wittgenstein. Reorientación de la filosofía (1997), Cabos Sueltos (2003) y Apuntes al margen (2014).
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Dossier: MARÍA LUISA BOMBAL Paulette Vásquez Montes • Patricio Lizama Ennio Moltedo • Alone • Textos escogidos Dossier: INCERTIDUMBRE Fernando Savater • Carla Cordua Martín Hopenhayn • Héctor Soto Literatura: Neruda y China Kafka: 100 Años de LA METAMORFOSIS Rulfo: 60 Años de PEDRO PÁRAMO Poesía Brasilera: Augusto de Campos, PREMIO IBEROAMERICANO DE POESÍA PABLO NERUDA 2015 Poesía chilena actual: Verónica Zondek Ricardo Herrera • Mauro Gatica LEA: Lecturas escogidas