Periodismo Narrativo
Segunda edici贸n - Periodismo narrativo, literatura y opini贸n
Volumen. 2 Periodismo Narrativo
Cristian Camilo Muñoz Marín
Editor de contenidos Vanessa Cardona Henao Directora Santiago García Tobón Ilustración Portada Segunda edición - Periodismo narrativo, literatura y opinión
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Publicación semestral Impreso en Colombia
Periodismo Narrativo
QUERIDO LECTOR Folium Raza es un colectivo sin ánimo de lucro conformado por 7 comunicadores sociales, que tiene como producto final una revista digital de periodismo narrativo con el mismo nombre, de y para las personas que tienen la habilidad de representar la realidad a través del periodismo literario, que con el rigor de la investigación periodística y las herramientas de la literatura para la materialización de esa realidad. El colectivo y la revista nacieron a la par, en asociación de estudiantes de comunicación social en el año 2013, y tiene como propósito central la recolección y producción de material para su posterior publicación en la revista, valiéndose de las plataformas que la web 3.0 provee. Folium Raza tiene como fin la cultura, las transformaciones sociales o tejido social, las expresiones del arte. Nuestra filosofía es la de enaltecer el trabajo del hombre en todos sus sentidos, dotarlo de dignidad y sobre todo, de humanidad. Nuestra filosofía es la de incentivar a la conciencia, hacerle frente, contrapeso, a las ideologías homogeneizadoras para rescatar la polivalencia y obviamente, la pluralidad amplia y profunda del hombre. La plataforma del medio es www.foliumraza.com y para enviar material a Folium Raza hay que hacerlo a través del correo electrónico foliumraza@gmail.com., adjuntando el escrito/fotografía/ilustración con dos imágenes: una imagen personal (preferiblemente 4x4), y una imagen que acompañe el escrito, (para cuento y poesía la imagen es opcional). Los artículos serán enviados para su revisión y posterior publicación, sin embargo, el autor debe hacerse responsable de firmar y de enviar a Folium Raza el consentimiento informado diligenciado dependiendo del producto a publicar: escritos o imágenes. Folium Raza no se hace responsable de los juicios de valor y las opiniones personales en los artículos aquí publicados. Incluyendo, las ideologías de los autores en sus obras.
EDITORIAL El colectivo Folium Raza que tiene como producto esta revista, presenta su segunda edición, esta vez orientado a contar historias no contadas, en contar historias contadas de otra manera, y darle la oportunidad a personas que no tienen un medio convencional donde publicar, en hacerlo con nosotros. Por eso damos las gracias a quienes aceptaron nuestra invitación y participaron de la convocatoria. La segunda edición está enfocada en el escritor, novelista, cuentista, guionista, editor y periodista colombiano Gabriel José de la Concordia García Márquez GABO, donde el pasado 17 de abril se conmemoró un año de su muerte. El Premio Nobel de Literatura en el año 1982, estuvo enfocado en el periodismo narrativo, relacionado de manera inherente con el realismo mágico. Su obra más conocida es la novela Cien años de soledad, considerada una de las más representativas de este género literario, y es por esto que queremos dedicarle esta segunda versión de la revista Folium Raza, por ser el representante de nuestro país en el mundo, experto en contar la realidad con los recursos de la literatura. Vanessa Cardona Henao, Directora General y Representante Legal
CONTENIDO
PERIODISMO NARRATIVO >> La última y nos vamos >> Gloriosas Batallas >> Ana Cristina Restrepo >> Gabriel García Márquez
(crónica) (crónica) (Entrevista) (Perfil)
13 17 25 31
(Cuento) (Cuento) (Poema) (Poema) (Poema)
37
LITERATURA >> Alfredo Gómez Vega >> Muertos de soledad >> Yo no fumo >> La rata, el viento y el niño >> Viajero condenado
40 42 43 45
CONTENIDO
OPINIÓN 49 (Ensayo)
La esquizofrenia según Kapuscinski <<
Reportaje Gráfico 54 60
(Nueva alianza) Humans of Medellín << Familia Londoño, tradición Silletera <<
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COLECTIVO FOLIUM Vanessa Cardona Henao Directora General y Representante Legal valdrich7@gmail.com Estudiante de Comunicación Social en la Funlam. La buena gastronomía es su amor personal. Es amante de las películas románticas y adora leer novelas de ciencia ficción. Cristian Camilo Muñoz Marín Director de Contenidos criscammuma@gmail.com Comunicador Social de la Funlam. Periodista de crónicas y reportajes narrativos. Tiene un gusto particular por las entrevistas. Ama la literatura y el cine de suspenso. Juan Carlos García Tobón Director de Imagen juancagarciatobon@gmail.com Estudiante de Comunicación Social en la Funlam. Amante de la fotografía documental y conceptual. Escribe cuentos y su mayor influencia es Cortázar. Afiebrado por la filmografía completa de Kubrick. Laura Victoria Vanegas Castro Editora de Contenidos Web laura.vanegas.castro@gmail.com Estudiante de Comunicación Social en la Funlam. Escribe a rítmo de tango, rock, boleros y jazz. Encuentra fascinación por lo corporativo, la política y la económia. Nunca desperdicia una tarde sin escribir poesía.
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COLECTIVO FOLIUM Yecidth Stiven Gutiérrez Fino Community Manager gutierrezyesid@hotmail.com Comunicador Social de la Funlam. Defensor acérrimo de los DH de la población LGTBI. Crítico constructivista de la situación social en Colombia. Le encanta aprender del mundo digital y las TICS. Juan Manuel Roncancio Cataño Director Audiovisual jroncancio418@gmail.com Estudiante de Comunicación Social en la Funlam. Tiene una sensibilidad partícular por la producción audiovisual. Ama las manifestaciones culturales de Oriente. En su tiempo libre es bailarín y coreográfo. Daniel Esneyder Yépez Cartagena Editor de Imagen yepescomunica@outlook.com Comunicador Social de la Funlam. Las artes plásticas son su mayor fuente de inspiración. Disfruta escribir guiones para cortometrajes. Siempre esta en la búsqueda de las historias culturales. Santiago García Tobón Asesor gráfico externo @outlook.com Estudiante de Diseño Gráfico en la UPB. Dibujante hiperrealista y surrealista. Le fascina ver la lucha libre y los documentales sobre la vida salvaje. Inquieto por el tema espacial y los astronautas.
Periodismo Narrativo â&#x20AC;&#x153; No le digas a mi madre que soy periodista, ella cree que soy pianista en un burdel â&#x20AC;? Tom Wolfe
Fotografías por Diego Obando ©
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“LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS” Laura Victoria Vanegas Castro Crónica “He vivivido ¡Mijo! con el alma aferrada a un dulce recuerdo que hace mucho tiempo fue mi bella ciudad. Tome este conmigo, cante conmigo, grite conmigo…”
- !Pasión y desolación! o acaso ¿usted no se ha dado cuenta que todas las personas sin importar la época ni el lugar que habiten sufren gran tristeza? ¡Eso!, exactamente ¡eso! nos une cuando escuchamos una canción. Ese sentimiento que el cantante le pone a la letra y a la melodía dándole a conocer al mundo que sufrió, sufre y sufrirá al igual que vos. “Verás que todo es mentira Verás que nada es amor Que al mundo nada le importa Yira... Yira.”
Fragmento de la canción Yira, Yira del canta-autor Carlos Gardel. - Pero póngale emoción, es con emoción. Cante con su voz el dolor hasta reventar. Cuanto se nota que poco ha sufrido usted en esta vida. Está joven y eso es bueno. Pero el tango es fuerza del sufrimiento. Es pasión por el dolor.
“Aunque te quiebre la vida, Aunque te muerda un dolor, No esperes nunca una ayuda, Ni una mano, ni un favor.”
Fragmento de la canción Yira, Yira del canta-autor Carlos Gardel. - Medellín era tango y soledad, era amor y una canción. Escucho sentada en una mesita de la esquina del salón Málaga, abro mi libreta roja y saco mi lápiz, trato de escribir rápido mientras hablan. Sé cuándo tengo una buena historia en frente. Lo que nos interesa aquí, es que estaba un señor de más de setenta años, hago el cálculo; sentado al lado de una joven de menos de treinta. Ambos tomaban aguardiente antioqueño y hablaban del tango en Medellín. Supuse que jamás conoció a Carlos Gardel, él murió hace ochenta años, se cumplen en junio; pero sus padres y abuelos lo debieron haber bailado, logrando impregnarle de ese ritmo. Hasta el punto que me estaba llenando a mí y a él.
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- “No hay mesa para mi” Gritó el señor al muchacho. El joven lo miró paralizado, pero él prosiguió. Mi padre en ese entonces era cobrador de renta en Santa Fe de Antioquia. Él nos trajo a mi santa madre, ¡que en paz descanse! y a mis hermanos a Medellín para llevarla al Circo-Teatro España e ir a ver a Carlos Gardel en el último día que se presentaba. Usted está muy “chiquito! para saberlo, pero ese era uno de los teatros más importantes de la ciudad en los años treinta. Yo tenía unos tres años más o menos en ese entonces. Definitivamente tiene más de setenta años, muchas más – pensé- creo que ronda los ochenta. -“No hay mesa para mi” Volvió a gritar. Interrumpiendo mis pensamientos. -Mi padre se enfureció, ¡Je! Y él era de esos hombros que enojados había que respetarlo agachando la cabeza. Al parecer ese trece de junio de 1935, último día que el gran Zorzal estaba en Medellín, no había mesa para mi padre. ¡Ho¡ ¡Padre! Quien le dijo eso, igual entraron y mi madre llegó esa noche, con sus “traguitos encima” pero feliz bailando y cantando: “Te suplico que me dejes, tengo miedo de encontrarte porque hay algo en mi existencia que no te puede olvidar; tengo miedo de tus ojos, tengo miedo de besarte, tengo miedo de quererte y de volver a empezar.”
Fragmento de la canción Tengo Miedo del CantaAutor Carlos Gardel -Pocas veces la vi tan feliz en este mundo. Pero a los once días estaba llorando porque Carlos murió. Fue un gran espectáculo en la ciudad, muchos fotógrafos y mucha gente. Lo enteraron en el cementerio San Pedro y a los seis meses llevaron sus restos a Buenos Aires. ¡Mi santa madre! mantenía en el balcón tejiendo y escuchándo:
“Se buenita, no me busques, apártate de mí senda, tal vez en otro cariño encontres tu redención, vos sabés que yo no quiero que mi chamuyo te ofenda, es que tengo mucho miedo que me falle el corazón.”
Fragmento de la canción Tengo Miedo del CantaAutor Carlos Gardel Recordé a Juancho Uribe con sus cantinas en Guayaquil, reconocido por cambiar el nombre de las canciones en los acetatos. Él fue uno de los promotores para introducir el género y hacer sonar las baldosas al ritmo de los tacones. - ¡F-31! Exclamó con gran energía, es imposible concentrarme en mis propias ideas, siempre interrumpe mi conversación -Me dije. - F-31… era la matrícula del avión trimotor Ford en el que “la gloria de Dios” le llegó al Rey del Tango. Saco (Sociedad de Transporte Aéreo Colombiana) y Scadta (The Colombian-German Air Transport Society) peleaban por cuál empresa era la preferida para transportar a la gente. Los aviones eran algo muy raro, algo nuevo, las personas le tenían miedo y pelear era la única manera de ganar clientes.-Supongo- Comenta el hombre con su voz montañera y agitando los brazos. El señor mira al joven y exclama: -te pareces a tu abuela.- Sonríen ambos y no obstante, continúa. -Se dice que los pilotos Ernesto Samper Mendoza “el mejor de Latinoamérica”. ¡Oiga bien! “el mejor” de esa época y era colombiano. Bueno, el otro era Hans Ulrich Thom, un alemán. Ellos dos tenían una feroz pelea. Hacían piruetas en los aires para humillarse entre sí y ese día les salió mal el “jueguito.” –O sabe ¡mijo! Por lo menos esa es la historia que yo sé. El joven lo mira, agacha la cabeza y sonríe, notando al igual que yo que los aguardientes le hacían efecto. -He vivivido ¡Mijo! con el alma aferrada a un dulce
¡Paraaaan, paraaaaaan¡ Pensé, acompañándolo en sus tonos destemplados e intentando darle a mis pensamientos un poco de melodía. -“Tu boca que besa, borra la tristeza, calma la amargura… Cuantos desengaños, por una cabeza, yo juré mil veces no vuelvo a insistir…”
- Si arrastré por este mundo la vergüenza de haber sido, el dolor de ya no ser. Bajo el ala del sombrero. Cuántas veces, embozada, una lágrima asomada yo no pude contener. Si crucé por los caminos, como un paria que el destino, se empeñó en deshacer… Si fui flojo, si fui ciego, solo quiero que hoy comprenda el valor que representa el coraje de querer…”
Fragmentos de la canción Por Una Cabeza del CantaAutor Carlos Gardel
Fragmento de la Canción Cuesta Abajo del Canta-Autor Carlos Gardel.
El joven se levanta de su silla, toma al señor y le dice: -¡Abuelo! Siéntate. -¡No! Responde fuerte y serio. –Sabe ¡mijo! yo enamoré a su abuela con estas canciones, déjeme escucharlas. El muchacho insiste: - ¡abuelo! Es tarde, mi mamá debe estar preocupada. El hombre se ríe, se notan las prótesis de los dientes y concluye con el dedo levantado señalando al muchacho: -Cuesta abajo, la última y nos vamos. Sin embargo, evitó tomar asiento y cuando el disco comenzó, él también:
Fue mi orden de salida. Así que llegué a la caja y pagué la cuenta. El hombre seguía cantando fuerte y pensé: Carlitos siempre le desnuda a uno el cuerpo, hasta llegar al alma y apretar fuerte el corazón. Te lleva por los paisajes de viejos amores. “Isabela” murmuré; tratando de decir fuerte el nombre que antes amé, pero no recordaba. Solo podía pensar en el amor de Gardel y le decía a mi desamor de imagen borrosa: -“No cabía en este mundo tanta felicidad” ¡Tan-tan!
Fotografías por Juan Carlos García Tobón ©
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GLORIOSAS BATALLAS Jenifers Martinez Crónica “Jenny siempre anda en chanclas. Tiene los talones agrietados. Cuando llueve, a cada paso levanta goticas de barro que salpican y se pegan en sus largas piernas hasta mucho más arriba de las pantorrillas.”
¡Viene la volquetaaaa!... Julio Nel Vásquez jala una hilacha de cabuya del costal a medio llenar de limones mandarinos. Amarra la bocadera. También cierra los bultos de naranja y de limón de Castilla. Los carga en su hombro derecho, aguanta el peso que su fuerza le permite. Corre. Aún quedan bultos por llevar. Regresa al trote. Está agitado. Se echa más al hombro. Corre. Debe volver porque faltan dos. Aunque ve que la volqueta custodiada por policías y civiles de Control Físico se acerca, confía en que los alcanzará a esconder antes de que ellos los recojan. Los policías se llevan el mercado que invade el espacio público. Jenny Viveros y sus hermanas ya han escondido casi todo y han resguardado a su madre, antes de que, en estas, la
ataque la epilepsia. Al cruce del vehículo aún les queda un manojo de ajos de 25 libras. Jenny piensa que si lo mantiene en sus brazos no se lo podrán quitar, entonces, lo agarra y corre, pero se encuentra un policía de frente que se le abalanza. Aprieta el ramo. En el forcejeo las pepas se desgranan, se esparcen en el suelo. Mira al uniformado y en un parpadear le estrella los vástagos en la cara. Él alza el bolillo en contra de la lichiguera de dieciséis años. La gente se alborota. A pocos metros una mujer huye tan rápido como se lo permite su única pierna. Las agarraderas de las bolsas llenas de bananos ahorcan sus dedos y le dificultan el empuñe de las muletas. Un policía la alcanza y le rapa los paquetes.
Ella se voltea, le escupe la cara y lo estruja de la camisa que sobresale del camuflado. ¡Me respeta me hace el favor que estoy trabajando, tombo hijueputa! Se necesitan varios para meterla en la patrulla. Los comerciantes alborotados tiran tomates, papas, piedras; hasta con palos se enfrentan a los bolillos. De repente… los gases. Todo es humo blanco. La gente huye confundida. En el suelo hay frutas y verduras tiradas, destripadas, palos, vidrios y una joven desmayada, Carmen Estela Fraiden Suarez. Un gas lacrimógeno le cayó cerca y no aguantó el efecto. Otro cartucho aterriza encima de los limones de don Julio. Cuando él lo ve, lo aleja de una patada y escapa tapándose la nariz y frunciendo los ojos lagrimeados.
18 Cuando regresa para terminar de recoger su mercancía, uno de sus bultos cuelga de las manos de dos policías. Lo llevan directo hacia el platón. Con agilidad, don Julio se los arrebata jalándolo por detrás. Frente a ellos, abre el bulto y riega los limones en el pavimento ¿Se lo van a llevar? ¡Pues arrecojanlo del piso! Estallan más granadas de humo. La gente se esparce. Entre tanto, la volqueta logra terminar de dar la vuelta a la Plaza San Isidro y sale del sector con cajas de frutas, costales con verduras y escombros que tiraron los comerciantes. Despiertan a Carmen Estela con agua tirada en la cara. Lo primero que ve es el borde despejado en el que trabajaba con su madre y su hermana, en el costado izquierdo del Yep. Ese almacén que desde la fecha misma de su inauguración fue cundido de vendedores de líchigo por un lado, y por el otro, de calzado, ropa y cacharro. Esta vez, en señal de victoria, la Municipalidad
limpia con una hidrolavadora sus paredes y el embarrado asfalto de la calle 37ª. “La mocha de los bananos” es Elizabeth Palacios. Perdió su pierna izquierda debido a una riña en San José del Guaviare. El cuchillo que atravesó su muslo estaba oxidado. La urgencia demandó un avión para el traslado desde el hospital de San José hasta el de Villavicencio. La pierna se gangrenó y la tuvieron que cortar. Ahora, encanada en la estación de policía, se entera de que sus colegas han enviado una carta sugiriendo su liberación, pero los tombos le dicen que a la cárcel es a donde la mandarán. Siente miedo, pero su vasto maquillaje lo que remarca es la dureza de su cara desafiante. En la tarde le dan salida y llega a la plaza. Allí a donde la conocen como Chava, de Chavela, por su nombre Elizabeth. Los vendedores desperdigados por todas partes comentan entre ellos ¿a usted qué se le llevaron? No saben cuánto tiempo dure la
batalla con la Fuerza Pública esta vez ¿Qué dice, que vienen mañana o ya dejan así? Se respira asombro e incertidumbre ¡Hace cuánto no hacían batida! ¿A dónde toca ir por el mercado? Se responden airados que eso ya se lo robaron porque los hijueputas no tienen qué comer en la casa. En Villavicencio transcurre el último año del periodo administrativo de Hernando Martínez Aguilera, quien tiene la intención de enviar a los vendedores ambulantes de la plaza a la Central de Abastos. Por eso decide que la ruta de buses que va del barrio Galán hacia el Retiro y la Ceiba, pase por la calle de El Reguero. Pero no será fácil que los vendedores abandonen su territorio, conquistado hace décadas. Se ubican en cualquier lugar con una carreta y apenas ven que la policía viene, arrancan a correr con su mercado. En ese tira y afloja, empiezan las elecciones.
19 Omar López Robayo es el candidato que promete negociar con los vendedores en caso de llegar a la Alcaldía. La presión de la policía mengua en periodo de campañas y votaciones. Los vendedores ambulantes lo aprovechan para la reconquista. Arman sus puestos, se despliegan cauchos y sombrillas y la calle 37ª vuelve a ser El Reguero. Tan avasallada por el comercio de legumbres que no logra cruzar un carro. Los cajones con bolsas de tomate, zanahoria, curuba, mora, montoncitos de yuca, de plátano y bultos de papa arremangados hasta el ombligo, invaden la calle liberando únicamente un pasadizo en el medio y frente las tres entradas de ese costado de la plaza. Don Julio retoma su espacio, en una punta de El Reguero con carrera 27, donde ha vendido naranjas y limones por docenas desde 1991, año en el que salió de su natal Tuluá, en el Valle del Cauca. Un amigo le dijo que se viniera para Villavo y ensayara una semana en la plaza, que según los resultados él decidía si se quedaba o se iba. Desde entonces, sus días inician a las 3 de la madrugada. A esa hora compra unos 10 bultos de limón mandarino, 4 de limón de Castilla y 40 de naranja. Los ubica sobre guacales, abajito del andén, donde trabaja hasta el mediodía. En la plaza solo desayuna. Por lo general, es caldo de pescado, arroz, arepa, huevos, chocolate, pan… “es que los desayunos por aquí son como almuerzos y yo me volví llanero”. Un episodio inolvidable de sus comienzos, es el inconveniente que tuvo con un hombre que le preguntó que a cómo tenía la docena de limones. A 200 pesos, le dijo. El
cliente los escogió uno a uno y los echó a la bolsa. Cuando el comprador le pasó la moneda, ignoraba que el vendedor los había contado. Falta plata. Va más de una docena, reclamó don Julio; pero el señor, enojado, se negaba a sacar más dinero. Fue al pedirle que mejor se los devolviera, cuando el hombre le contestó: ¡Métase sus limones por el culo, catrehijueputa!... Más hijueputa será usted, respondió don Julio y ¡tas! le clavó un puño que le hizo blanquear los ojos y lo dejó dormido. Por mucho tiempo cargó un cuchillo empretinado por si el tipo se vengaba a traición. Una noche de la Hora Gaviria logró verlo, hablaron, se fue y ni más. En otra esquina de El Reguero, en la carrera 28, en el mismo andén de las lechonas, trabaja Laura Rincón, la madre de la joven que golpeó el policía. Sobre un plástico negro tendido en el piso pone pequeños manojos de ajos y de cebolla larga, paquetes de mora y ahuyama partida en pedazos. Mercado que sus hijas deben vender braceado. Sus días inician a las 5 ó 6 de la mañana, compran los bultos, empacan y a eso de las 8, las muchachas están en El Reguero. Esta vez, Jenny, a la señal secreta de un joven cargado de papas criollas, amarra su pelo negro ensortijado con una cabuya y sale. En un brazo acuesta los atados de cebolla larga y cuelga en su mano las bolsas con la ahuyama partida. Percibe un comprador, se le aproxima y le dice mi amor ¿me compra cebolla larga? a mil. ¿Ahuyama?… a mil. Jenny siempre anda en chanclas. Tiene los talones agrietados. Cuando llueve, a cada paso levanta goticas de barro que salpican y se pegan en
sus largas piernas hasta mucho más arriba de las pantorrillas. Una línea de mugre rodea los pies y el lodo invade cada pliegue que hay entre los dedos. Una vez le salieron sabañones. Las llagas producidas por la afección le dolían tanto que le dificultaban caminar. A punta de limón, sal y alcohol la bacteria desapareció. En su camino, a lo lejos, escucha el destello fino de un metal al caer. Dirige su mirada hacia la esquina del Yep y ve varios pequeños reunidos tirando monedas a la pared, y sus bolsitas de mercado puestas en el piso. Jenny se ve a sí misma años atrás: ella lanzaba su moneda, si caía y no pisaba la de otro, perdía. Diomar, su padre, la venía a buscar y la mandaba a trabajar de un tablazo. Vuelve la cabeza y ya escucha los gritos de niños, jóvenes y viejos que ofrecen lo que llevan en las manos; oye a las señoras desde su puesto ofrecer la mercancía, vea, bueno, bonito y barato. Un megáfono pregona que tiene aguacate maduro. Más abajo una voz sugiere que lleven el banano, el banano. El banano pecoso, pecoso. A llevar el banano pecoso, a mil, a mil… Es “Chavela”. El puesto de “Chavela” mide dos huacales. Llega a la plaza a las 6 de la mañana para sacar fiado el banano donde don Facundo, quien ya sabe que cuando ella termine de vender se lo paga. Busca un cotero para que lleve las tres o cinco cajas a su puesto. Cuando llega, se afana a abrir. Quita el plástico que cubre los huacales. Adentro se ven unas bolsas a rayas y la sombrilla. “Chavela” nunca ha contado los bananos. Ignora que un huacal trae entre 10 y 12 docenas.
20 Tampoco sabe con exactitud cuántos años lleva trabajando en la plaza. “De milagros sé la edad que tengo”. Se sienta y empieza a enfilar los bananos. Construye pilas de doce para venderlas a mil pesos cada una. De ahí hasta las 6 de la tarde. Cuando hay mucho tumulto no es raro verla distribuyendo insultos. Los transeúntes, los vendedores ambulantes y especialmente los niños, le tumban sin querer sus torres de banano. Entonces sale con fuerza de su boca pintarrajeada un ¡Mire!, chino malparido… Diagonal, a su mano izquierda, en todo el centro de la calle hay una carreta desocupada. Como el dueño no la usa, los vendedores ambulantes aprovechan para descansar sus brazos porque la ley es que al puesto se regresa solo con las manos vacías. Es la carreta en la que se concretan varias amistades y romances que comienzan con la pregunta ¿usted cuánto ha vendido hoy? O ¿dónde queda su puesto? Jenny no recuerda, pero se imagina que así empezó su relación con Uriel y su amistad con Jhoana, Nini y Sandra, todas fáciles de distinguir porque tienen de a cuatro pequeñas candongas plateadas en el hélix de sus orejas derechas. Uriel es el joven que le hizo la señal cuando ella salió a vender. Jenny sabe que debe entrar a la galería para encontrarlo. Lo hace por la gran puerta del medio. Atraviesa la plaza y finalizando el pasillo, donde la luminosidad es escasa y los locales se ven desocupados, el joven la espera con ansias. La escena es ambientada por la música de las cantinitas que hay cerca. La idílica escena sucede cada día al escondido, en ese lugar
que escogieron los adolescentes de la plaza para darse besos… frecuentemente Jenny se encuentra con otras revendedorcitas, saliendo o entrando al claroscuro. Jenny y Uriel abandonan ese rincón, cada uno por su lado. Desde la puerta se despliega ante los ojos de la muchacha una hilera de bolsas repletas de frutas y verduras, acostadas unas sobre otras en los huacales. En toda la cuadra hay cientos de paquetes, que si demoran mucho en venderse empiezan a sudar por el calor… o por el frío.
empaquetado. Su hija Carmen Estela, la que se desmayó en la batida, terminó el bachillerato hace cinco años en el Instituto del Centro Cultural de Villavicencio. Ahora ayuda a armar los paquetes para que cada dos días se logren vender 15 bultos de papa, 2 de alverja, 2 de zanahoria, 3 de criolla, 15 cajas de tomate, unas de mora, de lulo, varias bolsas de maracuyá… “Nadie se imagina lo difícil que es empacar la cabezona cuando está recién pelada. Se pega a la bolsa y no se deja deslizar”.
Las legumbres sudan por cualquier cosa cuando están empacadas. De repente recuerda que de niña le divertía clavar el dedo índice y ¡crack! romper el plástico. Si la pillaban, no se iba sin que le mencionaran su madre, pero ella se las devolvía riéndose: ¡mi mamá es de resorte, vieja hijueputa! El puesto de María Suarez es uno de esos en los que el mercado se exhibe
Ese puesto tiene la medida de un plástico negro de seis metros de largo y cuatro de ancho. Siempre y cuando la borrasca no lo arranque de la pared del Yep, resguarda el mercado e impide que ellas se emparamen cuando llueve. Porque es que en el Llano, cuando el cielo anuncia llover ya está cayendo agua.
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Al presentir el diluvio, los vendedores informales ajustan sus botas pantaneras; los que no tienen el plástico asegurado a algún muro corren a arropar sus puestos, tirando un caucho encima de las sombrillas abiertas, para que entre una y otra no se filtre la gotera. Luego se resguardan dentro del cambuche hasta que amaine. La ropa queda húmeda… nada evita el frío en los huesos y encontrar arrugaditos los dedos cuando se llega a casa. Por la leve inclinación de la calle, la corriente arrastra desechos de frutas y verduras, vasos de tinto, platos desechables, tablas que aún mantienen la puntilla, escombros y palos. Para que la mugre siga su camino y no estanque agua en los puestos, los vendedores la ayudan a avanzar más allá de El Reguero, hasta el barrio Santa Inés, hasta la Avenida del Llano. Don Julio nunca tuvo que defender su puesto a puños, insultos o machete. No es raro ver a los nuevos enfrentándose con los viejos porque
no los dejan ubicarse. Pero como la esquina que escogió don Julio para alzar su puesto era el botadero, por mucho tiempo su pelea fue con esa basura y con la que la corriente arrastraba hasta ahí y taponaba la alcantarilla. Debía arrumarla diariamente con una pala para impedir que el drenaje se tapara. De tanto amontonarla, una vez alcanzó tal altura que tocaba las cuerdas del alumbrado público. Fue por eso que los vendedores de ese lado prefirieron pagar cada uno de a $200 diarios, para que por las noches una volqueta se llevara la basura, en vez de esperar a los camiones de la empresa pública. Jenny llega hasta ese orillo, todavía con manojos de cebolla y pedazos de ahuyama en los brazos. Se devuelve ofreciendo: mami ¿me compra cebolla? a mil. Sí, está bien bonita. ¿Uno? ¿Le corto la rama? <¡Tracs!> ¿No tiene más sencillo? A la orden, mami. Otra vez llega a la punta de arriba, le quedan dos bolsas de ahuyama. Los pedazos se ven magullados. Vecino, cómpreme la ahuya-
ma, a mil. Está buena. No, eso es por la bolsa. Deme mil quinientos por los dos, ya para acabar ¿Se lo hecho en el costal? A la orden. Jenny acaba por esta vez. Pero sabe que tan pronto llegue al puesto debe volver al desfile comercial de El Reguero; sabe que la jornada va hasta las 9 de la noche, hora en la que la gente sale del cinema y arrima a la plaza. Es la lucha de supervivencia diaria. Le surgen las intensiones de ir al Yep. En su camino recuerda la pela que recibió de su padre porque sacó unos portacomidas del almacén, escondidos en los bolsillos del delantal. Aunque Diomar le pegó y le ordenó que los devolviera, la madre rogó que le dejara los porticas a la niña, de todas maneras ya le había pegado. Así, por la necesidad o porque desde pequeña se ha dado cuenta que otros adolescentes también lo hacen, cada vez que quiere, como hoy, entra al establecimiento, sucia y despelucada, se come unos dulces, se encaleta alguna cosa.
22 Como si nada debiera, ignora las cajas, pasa enfrente del celador, cruza la puerta, sale muerta del susto y de la risa. Camina ya con dirección al puesto. Le pica la cabeza. Se rasca. En una de sus uñas patalea un piojo. Lo destripa. Se siente mal. Se siente sucia. Desea que se acabe esta vida tan perra. Va cabizbaja. De repente, escucha que un hombre le dice ¡Uy, tan bonita, mamita, y usted pasando necesidades… venga yo le doy 50 mil y vamos! En el instante se acuerda del consejo de su tío: “de 50 en 50 se llena el bolsillo, y cuatro de 50 son 200”. Se ríe. Considera la idea de irse con alguien que le de plata en vez de estabilizar una relación con Uriel. Si se juntan a vivir, se le agranda el negocio y tiene que trabajar más… se queda ahí toda la vida, con esos placeros, curtiéndose, en la misma pobreza, no se sale de ese gremio, ahí muere... Ese panorama la espanta. Cuando llega al puesto están su madre y una prima que, al ver su cara cansada, le dice: no, china, pónganse a vender tinto que le va mejor. La prima gira el rostro para dirigirse a doña Laura y le aconseja que ya es hora de que descanse. Ponga a esas chinas a vender tinto y usted se queda en la casa. Animadas con la idea, compran cinco termos y así inicia el negocio del tinto, perico, aromática, milo y pan con mantequilla. Tiempo después, el plante de Jenny y su hermana Iveth pasaría de 5 a 40 termos. En El Reguero la guerra nunca se gana. Un día vuelven las batidas. Las calles son otra vez un campo de batalla. Don Julio saca en arriendo un espacio en una bodega. Descarga los limones allá, reparte cada bulto en varios puchos y sale con dos o tres. Va a su esquina y los ubica en el piso, sin huacales ni nada. Cuando la policía se acerca, se tercia los costales en la espalda y corre. Al pasar la volqueta, se instala de nuevo. María Suarez, la madre de Carmen Estela, también arrendó en una bodega. Luego de comprar el mercado lo empacan como de costumbre y Carmen sale a la calle a venderlo. Aunque esté la ley, los compradores siguen acudiendo a la Plaza San Isidro. Mientras haya demanda habrá oferta. En esas, López Robayo desde la alcaldía, como estrategia para reducir el ejército de vendedores informales, ha ordenado el cargue y descargue de los camiones en una nueva plaza mayorista. El mercado al por mayor deberá hacerse en Llanoabastos, ya no en la Plaza San Isidro. Lo camiones no tienen otra opción…pero no falta el transgresor.
Para despejar las calles totalmente, el alcalde necesitará también que el otro escuadrón de vendedores ambulantes ocupe la nueva plaza minorista, solo así podrá cantar victoria. Pero ellos han dicho que no se irán mientras la Plaza San Isidro permanezca. Nos vamos todos o no se va nadie. Y los dueños de los locales se mantienen firmes en no ocupar Cemerca porque saben que es una mala inversión. Además, confían en el proyecto de la plaza en Montecarlos. El traslado del comercio mayorista a Llanoabastos trae a la Central la música, el trago, el tinto, el regateo, el fiado, los mismos vendedores, los mismos compradores. Con el agregado de que hay barrenderos para el aseo y un grupo de controladores a los que se les encarga el orden. Pero el comercio minorista permanece en la San Isidro, aun cuando toque ir hasta la Central a mercar. Claro que los mayoristas transgresores que todavía surten en la San Isidro, les evita a varios el desgaste. Don Julio piensa seguir vendiendo sus limones, mientras la plaza esté ahí. En cambio, Carmen Estela y su familia, permanecerá aun después de perdida la guerra, después de la demolición del fuerte. “Chavela” no se enterará de lo que ocurre día a día ni de lo que ocurrirá. Hace un tiempo se fue para El Rincón del Indio a servirle a una señora. Eso fue lo que dijo. Jenny por su parte sí arrancó con sus tintos y panes para Llanoabastos. A ella le agrada esa plaza porque es más limpia y a la que se fueron los que tenían plata. “En cambio en la San Isidro se quedaron los pobres”. Son los “pobres” de El Reguero los que reflejan que la guerra no ha terminado, pese a que con el traslado del mercado mayorista, que históricamente contribuyó al desorden de la plaza, la Municipalidad haya, por lo menos, logrado aminorar el atiborramiento de carros y el caos vehicular.
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Fotografías por Cristian Camilo Muñoz Marín ©
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ANA CRISTINA RESTREPO
Cristian Camilo Muñoz Marín Entrevista “El periodista debería entender que la diferencia es para construir y no para separar...””
La Comunicadora social y periodista Ana Cristina Restrepo habló con Folium Raza de su trayectoria como periodista y su pasión por la lectura, la escritura y el cine. Actualmente es directora del programa radial Página en Blanco de cámara FM, además de ser columnista de medios como El Colombiano y El espectador. También se desempeña como docente de cátedra de la universidad Eafit. ¿Cómo nació tu vocación por el periodismo y la escritura? Vengo de una familia donde siempre fueron muy importantes los libros. Mi mamá era bibliotecóloga y en mi casa había una biblioteca muy grande, siempre hubo una inquietud por la escritura. Mi tío abuelo era Antonio Panesso Robledo, un columnista muy importante de El espectador, su seudónimo era Pangloss; Jaime Jaramillo Panesso también es de mi familia y también es columnista. Entonces, siempre hubo esa conversación en torno a los libros. Pero realmente yo no empecé estudiando comuni-
cación, estudié un año odontología y después me pasé a comunicación, aunque siempre tuve muy claro que lo mío era escribir. ¿Cómo comenzaste en el periodismo? Comencé muy rápido como periodista en el diario El Colombiano, en el cuarto semestre, empecé a ir por invitación de algunos profesores y luego me dejaron para hacer las prácticas, después me quedé. Esa época, en la que comencé, era muy rica en cuanto a lo noticioso, rica en el sentido de abundancia de las noticias, pues era la época más dura de Pablo Escobar, era una situación de seguridad muy difícil, fue cuando se le puso precio a la cabeza de los policías; Incluso en el salón perdimos a una compañera en una de las bombas. Me tocó ver el cubrimiento de noticias muy importantes, como la muerte de Pablo Escobar, ese día yo estaba en el periódico y me tocó ir a hacer el cubrimiento con los periodistas, como estaba muy pequeña, no me pusieron a hacer algo muy grande pero si me enviaron a mirar.
26 Uno acabado de salir y ver a los compañeros trabajar y en la acción periodística era una maravilla y yo les ayudaba al momento de escribir con los detalles que observaba. Una ventaja que tuve fue que me tocó pasar prácticamente por todas las secciones y era delicioso porque tenías la oportunidad de foguearte y hacer reportería, porque la reportería está en la calle, cuando tú estás joven y entras a un medio, entras quedando porque debes hacer lo que te pongan, si te llaman a las tres de la mañana a cubrir una inundación, lo debes hacer y eso te permite foguearte. ¿Una experiencia que te haya marcado como periodista? Como reportera recuerdo mucho el cubrimiento del terremoto en Armenia. Estábamos almorzando en el restaurante de El Colombiano y de pronto tembló, en esas bajó la directora de ese entonces, Ana Mercedes Gómez y me preguntó: -¿Usted tiene cepillo de dientes?- , yo le respondí: Sí Entonces se montó en el carro y se fue para Armenia que eso se cayóFuimos de los primeros medios que llegamos a Armenia, salimos en carro y no llevé nada, solamente la ropa que llevaba puesta; al llegar no había nada literalmente donde comprar. Cuando llegamos a Pereira al hotel donde íbamos a dormir un fotógrafo y yo, él se encontraba muy nervioso porque hubo réplicas todo el día, al acostarme veo yo una hendidura en la pared y le dije al fotógrafo: - Mirá lo que hay acá- y metí la mano. Entonces él me dijo: - Yo no sé usted pero yo aquí no voy a dormir- Yo tampoco- le dije. Y nos fuimos a dormir afuera. Fue muy difícil para los periodistas allá mandar información, pues las redes telefónicas estaban caídas y la luz se iba a cada rato. Recuerdo que una vez en Armenia saqué una caja de chicles y como si la hubiera sacado en un hormiguero llegaron un montón de niñitos a pedirme chicle y tuvimos que partirlo en pedacitos. La situación allá era muy dura, y ver en el coliseo como amontonaban a los muertos porque no había donde ponerlos para que los familiares pudieran reconocerlos o identificarlos, creo que esa fue la experiencia más dura como periodista.
¿Por qué te retiraste un tiempo del periodismo y como decidiste ser independiente? Después del cubrimiento en Armenia, me tocó muy cerca lo que fue el secuestro de la maría y la liberación de los secuestrados, quedé muy aporreada, además de que en Armenia me quedé mucho tiempo también, quedé saturada, y dije: - Necesito aire, necesito respirarY me fui a dar clases en un preescolar, estuve cuatro años, porque no era capaz de vivir sin la escritura. Este tiempo fue necesario para descubrir y aprender a ser independiente y tomarme el tiempo para hacer mis propias crónicas, dar mis clases y organizar mi tiempo. Me parece que es el estado ideal de un periodista ser independiente, pero también reconozco que para serlo tuve que haber estado en un medio para aprender de quienes ya sabían hacer este oficio y para saber cómo funciona el negocio de la información. Yo necesitaba ese tiempo en El Colombiano para saber lo que sé ahora. ¿Cuáles crees que deben ser las principales herramientas de un periodista en la actualidad? La herramienta fundamental con la que trabajamos los periodistas es la palabra, y por eso hay que tener un manejo idóneo de la palabra, y ahí conecto lo intelectual con lo material, tener un diccionario, un periodista que escribe debe ser un amante del diccionario. Además como periodistas debemos nutrir nuestro vocabulario con la lectura y la conversación. Por último, el periodista debería entender que la diferencia es para construir y no para separar. ¿Qué piensas del nuevo periodismo, realmente la literatura y el periodismo tradicional pueden ser una buena mezcla sin alterarse la una a la otra? Yo creo que el periodismo narrativo o el nuevo periodismo es un hijo de la literatura, es literatura, lo que pasa es que los periodistas tenemos una restricción y es que estamos amarrados a la verdad. Pero con el periodismo podemos hacer un producto tan bello como lo hace el escritor de ficción, nosotros podemos ser escritores de no ficción porque todo lo de nosotros debe ser verificable, aunque podemos usar metáforas, figuras literarias y crear escenas.
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El periodismo narrativo es un periodismo que apela a todo lo bello de la literatura y que puede utilizar la imaginación para embellecer el lenguaje, pero no para mentir, es perfectamente comparable a una forma de literatura, basta citar a Alberto Salcedo Ramos, Leila Guerrero y Juan José Hoyos. Lo importante es que no haya la tentación de responderle a ese demonio que es la ficción, porque cuando eres un escritor la ficción es un ángel que te muestra el camino, pero cuando eres un periodista la ficción es un demonio. ¿Qué te gusta leer y a qué libros regresas con el tiempo? Me gusta mucho leer cuento, novela y ensayo. Un libro que me gusta mucho volver a él es la educación sentimental de Gustave Flaubert, y trato de leerlo mucho con mis alumnos. Una crónica muy completa es Hiroshima de John Hersey y me parece una obra fundamental del periodismo narrativo. En ensayo leo mucho a Bertrand Russell y los escritos de Carlos Gaviria. Soy obsesionada también al periodismo de opinión. Ana Karenina creo que es el mejor libro que me he leído en mi vida, me encanta.
¿Qué temas abordas en tus columnas? Mis columnas son culturales porque enfoco los temas desde la cultura, abordo temas como la situación de la mujer, la diversidad, y tengo mucho interés en la actualidad. Me gusta leer todas las miradas ideológicas en los medios para contrastar y poder decir algo que no se ha dicho. ¿Cómo manejas la opinión en cuanto a las distintas ideologías de los medios en los que escribes, por ejemplo El Colombiano y El Espectador, tan distintos en sus líneas editoriales? Trato de escribir los temas más liberales en El Colombiano a propósito, porque El espectador tiene más voces diversas, y esto es completamente intencional. ¿Cómo debe manejar la crítica un columnista de opinión? Hay que mirar de donde proviene la crítica, cuando uno decide ser un columnista tiene que estar preparado para recibir un nivel de presión alto, porque si usted quiere
28 ser columnista para agradar, no está siendo un buen columnista. Uno es columnista para decir las cosas como su sensibilidad o inteligencia le enseñan. El periodismo de opinión en Colombia tiene un problema gravísimo y es que tú no escribes contra personas, tú debates ideas, no personas. ¿Qué tipo de cine ves y cuál es tu película favorita? Supuestamente te debería decir una película de Fellini o una película como El acorazado Potenkim, pero a mí me gustan mucho las comedias románticas, hay una en especial que se llama Love Actually. Me gusta mucho el cine contemplativo, el cine que te invita a pensar sobre la vida, pero no el cine depresivo. Me gusta el cine que te muestra los conflictos del ser humano. Disfruto mucho las películas de Woody Allen y me hace mucha falta el humor en el cine.
¿Un personaje que hayas disfrutado mucho entrevistar en Página en Blanco? Yo diría que la entrevista más bella que he hecho ha sido a Carlos Gaviria Díaz, la disfruté mucho, lo entrevisté en su biblioteca en Medellín, lo acompañé hasta Bogotá, estuve con él en muchos eventos, en su verdadero mundo. También me gusta mucho hablar con la gente del campo, pues considero que estas personas tienen un conocimiento natural muy importante. ¿Cuál ha sido la mayor enseñanza que te haya dejado un personaje? La fortaleza de mi tío abuelo Antonio Panesso; y de Carlos Gaviria Díaz el valor del diálogo, de oír al otro y contemplar la posibilidad de que yo pueda estar equivocada u reafirmar mi posición.
Woody Allen, director de cine estadounidense
Carlos Gaviria DĂaz, exmagistrado y polĂtico colombiano
FotografĂas con Licencic Creative Commons
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GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ (1927 -2014) Vanessa Cardona Henao Perfil “ Yo, señor, me llamo Gabriel García Márquez. Lo siento: a mí tampoco me gusta ese nombre, porque es una sarta de lugares comunes que nunca he logrado identificar conmigo.”
El pasado 17 de abril se conmemoró un año de la muerte del escritor, novelista, cuentista, guionista, editor y periodista colombiano Gabriel José de la Concordia García Márquez, más conocido por su apodo de cariño “GABO”. Nacido en Aracataca, en el departamento de Magdalena (Colombia), el domingo 6 de marzo de 1927 a las nueve de la mañana, hijo de Gabriel Eligio García y Luisa Santiaga Márquez. Gabo fue el escritor más popular y más leído en nuestros días, y sus libros están poblados de frases que sacuden las emociones y la conciencia por su estilo lúdico, irreverente, nostálgico y desfachatado para contar historias. Su legado permanece y cada día sigue presente a través de su obra. El escritor creció como niño único entre sus abuelos maternos y sus tías, debido a que sus padres se fueron a vivir a la población de Sucre cuando tenía sólo cinco años; a esa edad además aprendió a escribir. Cursó sus estudios secundarios en San José a partir de 1940 y finalizó su bachillerato en el Colegio Liceo de Zipaquirá en 1946. Se matriculó –ajeno a su voluntad-
en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cartagena en 1947, donde mostró excesivo desinterés. Su amistad con el médico y escritor Manuel Zapata Olivella le permitió acceder al periodismo, e inmediatamente después del "Bogotazo”, donde terminó sus estudios en la universidad, comenzaron sus colaboraciones en el periódico El Universal. García Márquez contrajo matrimonio en Barranquilla en 1958 con Mercedes Barcha, y en 1959 tuvieron a su primer hijo, Rodrigo, quien se convirtió en cineasta; y tres años después, nació su segundo hijo, Gonzalo, actualmente diseñador gráfico en Ciudad de México. A los veintisiete años publicó su primera novela, "La hojarasca", en la que ya apuntaba los rasgos más característicos de su obra de ficción, llena de desbordante fantasía. Pero, la notoriedad mundial de García Márquez comienza cuando se publica "Cien años de soledad" en junio de 1967, donde en una semana vendió 8.000 copias. De allí en adelante, el éxito fue asegurado, pasando a vender medio millón de copias en tres años.
El libro fue traducido a más de veinticuatro idiomas, y ganó cuatro premios internacionales. El éxito había llegado por fin y el escritor tenía 40 años cuando el mundo aprendió su nombre. En 1969 la novela ganó el Chianchiano Aprecia en Italia y fue denominado el «Mejor Libro Extranjero» en Francia. En 1970, fue publicado en inglés y fue escogido como uno de los mejores doce libros del año en los Estados Unidos. García Márquez recibió numerosos premios, distinciones y homenajes por sus obras; el mayor de todos ellos, el Premio Nobel de Literatura en 1982. Según la laudatoria de la Academia Sueca, «por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente». El jueves santo del 17 de abril de 2014, Gabo tenía una infección pulmonar y agonizaba cada día más
en la capital mexicana donde llevaba más de cinco décadas viviendo. Gabo a sus 87 años había llegado en camilla hasta su casa en la calle Fuego el 8 de abril del 2014, trasladado por una ambulancia desde el hospital, tras pasar varios días internado en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, localizado en el Sur de la Ciudad de México, donde estuvo internado unos días, su estado de salud era delicado en los años previos a su muerte. Gabriel García Márquez murió el 17 de abril de 2014 a las 2:35 de la tarde de cáncer linfático en su residencia de la localidad Pedregal de San Ángel en México, D.F. ** “Gabriel García Márquez está con nosotros de manera intensa. No hemos tenido tiempo de extrañarlo, porque no ha pasado ni un solo día sin que sea homenajeado o que ocupe los temas en las noticias, en las redes sociales, en las calles.
No ha sido un año de ausencia sino de una presencia distinta, renovada e inspiradora” anunció en un comunicado la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano FNPI. Esta fundación fue creada en 1994 por Gabo junto con su hermano Jaime García Márquez, y Jaime Abello Banfi que tiene como objetivo ayudar a jóvenes periodistas a aprender con maestros como Alma Guillermo Prieto y Jon Lee Anderson, y estimular nuevas formas de hacer periodismo. La sede principal de la entidad está en Cartagena de Indias y García Márquez fue el presidente hasta su muerte. En el homenaje que se hizo a nivel nacional e internacional, han sido muchos los lectores que se han acercado estos días a comprar alguna obra del escritor colombiano, quien después de su fallecimiento ha incrementado en un 43% sus ventas, según su editorial Planeta dueña del sello Diana, que tiene todos los derechos de venta de los libros del
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ (1929 -2014)
33 escritor para México, Centroamérica y El Caribe. Ha sido cada palabra puesta en sus historias un motivo de orgullo para un país que brindó a su honor aquella vez que recibió el Nobel de Literatura, su legado se recordará por los siglos de los siglos. ** “Yo, señor, me llamo Gabriel García Márquez. Lo siento: a mí tampoco me gusta ese nombre, porque es una sarta de lugares comunes que nunca he logrado identificar conmigo. Nací en Aracataca, Colombia. Mi signo es Piscis y mi mujer es Mercedes. Esas son las dos cosas más importantes que me han ocurrido en la vida, porque gracias a ellas, al menos hasta ahora, he logrado sobrevivir escribiendo. Soy escritor por timidez. Mi verdadera vocación es la de prestidigitador, pero me ofusco tanto tratando de hacer un truco, que he tenido que refugiarme en la soledad de la literatura. Ambas actividades, en todo caso, conducen a lo único que me ha interesado desde niño: que mis amigos me quieran más. En mi caso el ser escritor es un mérito descomunal porque soy muy bruto para escribir. He tenido que someterme a una disciplina atroz para terminar media página en ocho horas de trabajo. Peleo a trompadas con cada palabra, y casi siempre es ella la que sale ganando. […] ” (Fragmento, en Retratos y autorretratos, de Sara Facio y Alicia D’Amico).
Gay Talese habla de sus dos encuentros con Gabriel García Márquez “Toda mi vida (y solamente soy cinco años menor que Gabriel García Márquez) él ha representado para mí y para millones de estadounidenses y de lectores de todo el mundo los niveles más altos de la literatura y nos ha deslumbrado con su inventiva y sabiduría universal”. García Márquez es de esos raros ganadores del Premio Nobel cuya elección fue recibida en todas partes con aclamación, sin dejar duda alguna de que posee la grandeza para haber merecido la distinción más apetecida. He tenido el honor de que nuestros caminos se hayan cruzado de manera inesperada en mis viajes por el mundo. La primera vez que nos cruzamos fue durante mi visi- ta a La Habana en enero de 1981, y luego lo vi en Roma mientras caminaba por la piazza. Conversamos por breves instantes. Y aprovechando la oportunidad le pregunté si podía firmar su nombre en una libreta que yo llevaba en ese momento. Luego, de regreso a Nueva York, donde vivo, pegué su dedicatoria en mi edición de Cien años de soledad. Considero a este documento una de mis posesiones más preciadas. Referencias bibliograficas: SazRevista Diners http://revistadiners.com.co/
Literatura “ Los libros van siendo el único lugar de la casa donde todavía se puede estar tranquilo ” Julio Cortázar
FotografĂas ilustrativas
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ALFREDO GÓMEZ VEGA Mónica Viviana Ospina Gómez Cuento “ Así pasaron los años de mi abuelo Alfredo, a quien la vida no me permitió conocer porque falleció en octubre de 1986, dos años antes de mi nacimiento, pero a quien las historias de mis familiares me lo fueron presentando por escenas, por momentos divertidos, o por situaciones difíciles. Algunos nacen con estrella y otros estrellados.”
En la época en que el país solo podía estar teñido de dos colores, rojo y azul, Alfredo no tuvo la fortuna de asistir a clase, pues su bandera liberal le impidió volver al salón luego de cursar primero de primaria, pero no le imposibilitó escuchar a la maestra por la ventana en una de las escuelas de El Socorro, Santander. Consiguió leer y escribir con facilidad, pero lo que más sorprendía a sus conocidos era su capacidad, adquirida con el tiempo, de hacer cálculos complejos en la mente mucho más rápido que en la calculadora o en el papel. Los estudios superiores los terminó por correspondencia y el apoyo de la Emisora Radio Sutatenza. Aprendió porque así lo quiso, cuando llegaron las máquinas de escribir no tuvo dinero para comprar una, pero con un trozo de cartón calcó el teclado tomando como muestra la de un conocido y empezó a practicar, desde la posición del cuerpo hasta la forma en que debían moverse los dedos; y ante una convocatoria que hicieron en una Notaría, tomó valor, el cual nunca le faltó, y presentó al examen. Allí fue seleccionado, aunque durante la prueba tuvo dos momentos de tensión, no sabía poner la hoja ni
pasar de renglón, pero luego de observar a otro de los aspirantes para el cargo pudo hacerlo con fluidez. Hizo parte del Ejército con mucho orgullo, aunque no disparó ni emitió órdenes en la guerra, le fueron concedidas la Orden al Mérito Militar Antonio Nariño y la Orden al Mérito José María Córdova. Alfredo trabajó como ecónomo y por eso realizaba el mercado para el batallón y organizaba las raciones para aquellos soldados que salían al campo. Durante los quince años que estuvo en este trabajo se distinguió por llevar el cuaderno de la contabilidad al centavo. A sus hijas les enseñó que la “plata ajena es sagrada” y por eso pasó algunas noches en vela revisando una y otra vez su cuaderno con las cuentas, hasta que no quedaban liquidados al centavo no podía cerrar los ojos para dormir. En la noche cuando todos descansaban se escuchaba en medio de susurros algunas de las cuentas, 2 por 1, 2; más 5 por 4, 22. Pero a la mañana siguiente sonreía al decirles a todos en el desayuno que ya había encontrado el error. Resulta que 2 x 3 es 6 y no 5.
38 De la misma manera como se atrevió a aprender a manejar la máquina de escribir y terminar sus estudios por correspondencia, emprendió dos empresas bajo su total responsabilidad, y él, únicamente con la ayuda de los libros y sus apuntes, logró desarrollar una incubadora hechiza con condiciones controlables de calor y humedad. Allí empolló los huevos, los cuidó noche tras noche y similar a la magia en el sombrero que hace el mago, Alfredo sacó pollitos de los huevos. Cuando los pollos tuvieron casi tres meses fue momento de despicarles el pico, para bajar costos buscó una despicadora prestada, pero por infortunio estaba contaminada y sus pollitos no le pudieron devolver en dinero sus cuidados, pues tuvieron que ser sacrificados. También hizo pastas de jabón valiéndose de su talento para leer y estructurar ideas, consiguió los ingredientes y llenó el respectivo libro de ingresos y egresos. Empezó la producción, pero tampoco los pudo vender porque no hacían suficiente espuma, teniendo en cuenta que sí limpiaban. Ante las dificultades no perdía el optimismo y repetía “unos nacen con estrella y otros estrellados”. El periódico en la casa grande, donde todavía vive mi abuela Pepa cerca al zoológico Santa Fe, hacía parte de un ritual. Cuando llegaba el diario, primero era leído por Alfredo, lo tomaba en sus manos mientras se sentaba en una silla de la sala, lo desplegaba con seguridad pero con cuidado, leía una por una las líneas de información, inclui-
dos los avisos clasificados, aunque estaba buscando empleo, casa o carro. Si alguien le hablaba mientras leía la prensa, no respondía, se hacía el bobo y seguía con su tarea, como si de eso dependiera el mundo. Al terminar lo volvía a cerrar por los mismos pliegues originales, no hacía un segundo doblez sobre el inicial y mucho menos cambiaba de orden las secciones, por eso cuando sus hijas lo regresaban en desorden, les preguntaba con cierto tono, Señorita, ¿yo le presté así la prensa? Una pregunta que más allá del cuestionamiento significaba que lo debían ordenar en cuestión de segundos. Era seguidor de la revista Selecciones, en la cual encontraba en la última página la excusa para retar a sus hijas que ya cursaban educación superior. Las llamaba y les decía: las señoritas que ya están en la universidad, ¿cómo se escribe Eccehomo?, una palabra que ni Esperanza ni Consuelo olvidan, pues en su momento no supieron contestarle. En una ocasión, un superior suyo del Ejército dictó una palabra errónea, él lo corrigió y ante la inquietud manifestada por el militar de alto rango, quien le preguntó, ¿usted quién es?, él le dijo, Alfredo Gómez Vega, señor. Pero así no escribe, estoy seguro. Alfredo era hijo de Anatilde Vega y Luis Alejandro Gómez, además hermano único de Cecilia.
39 Decía que había que gastar menos de lo que se ganaba para vivir mejor. Alto, trigueño, de nariz pronunciada y recordado por su buena forma de llevar el vestido. Siempre estaba limpio, con la ropa planchada y en su sitio. Olía a Old Spice, una de las mejores fragancias de la época. Entre otros descubrimientos que lo acompañaron como la máquina de escribir, el telégrafo, el paso de la televisión de blanco y negro al color, estuvo el teléfono, instrumento que en casa solo podía ser contestado por él cuando estuviera presente o por alguno de sus hijos mayores en su ausencia. La palabra aló no tuvo nada que ver con él, pues lo primero que decía ante la bocina era identifíquese o cuelgo. Cuando llamaban a colgar, las señoritas y los señores eran llamados al orden para verificar a quien le habían dado sin permiso el número de la casa, y de qué asuntos tenían que hablar que no pudieran ser tratados con él. Su interés porque sus hijos fueran buenas personas y cumplidoras del deber lo manifestaba con autoridad aunque no les castigaba con golpes, al momento de llamar la atención por una conducta regular los llamaba por su nombre completo a cada uno, Gloria Lucy, Luis Alejandro, Carlos Guillermo, Martha Inés, Ana Beatriz, Esperanza, Sonia Consuelo, Alfredo, Fanny, Jaime Alberto y Ángela Patricia. Antecedido cada nombre por señor o señorita de acuerdo con el caso. No siempre era el encargado de castigar, pues cuando alguno de sus hijos sentía algún malestar, Alfredo era el primero en contemplar al caído en desgracia con obsequios que eran reservados para el momento de la enfermedad como la Manzana Postobon y deditos dulces Delarosa. Y aunque sonara tentador hacerse el enfermo para recibir los regalos, eso ni siquiera les pasaba por la mente a los hijos, pues las consecuencias podrían ser nefastas. Viajó en dos oportunidades a Estados Unidos, la primera de ellas por la vía legal con la visa de turista y regresó al país, pero en vista que la situación en Colombia no mejoraba y no lograba obtener empleo a su edad, decidió hacer lo único ilegal en toda su vida, pasó por El Hueco en México y trajo cuanto pudo para vender, grabadoras, camisetas, cortinas, alimentos, entre otros productos que sus hijos compraron en su mayoría para evitarle la fatiga de vender y cobrar. Él solo recibía el dinero en esa condición, pues no soportaría recibir de ellos dinero regalado. Luego de sus viajes, en casa, los hijos le preguntaban
varias cosas y él les respondía en inglés para practicar lo que había aprendido en los viajes, incluso cuando bebía en casa salía por la noche a esperar que pasaran algunos muchachos del Barrio Antioquia para hacerles preguntas como, ¿What time is it?, ¿How are the people? Sus últimos días los pasó en el hospital debido a una enfermedad pulmonar, amaba fumar y hasta el final se quitó el oxígeno por momentos para sentir el cigarrillo en sus labios. Tosía con frecuencia y expulsaba flema. Uno de esos días mientras hablaba con algunas de sus hijas y les decía que él no tenía mucho que dejarles, tosió y dijo – Uno sin un pañuelo siquiera - Ellas respondieron – tranquilo papá, nos deja la educación que es lo más importante.- Él se enojó y le dijo – que uno sin un pañuelo siquiera para limpiarse los mocos. Mientras se reían del pañuelo, él se iba despidiendo de la vida y se fue. Así pasaron los años de mi abuelo Alfredo, a quien la vida no me permitió conocer porque falleció en octubre de 1986, dos años antes de mi nacimiento, pero a quien las historias de mis familiares me lo fueron presentando por escenas, por momentos divertidos, o por situaciones difíciles. Algunos nacen con estrella y otros estrellados. Él se estrelló muchas veces mientras intentaba alcanzar la estrella.
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MUERTOS DE SOLEDAD
Elizabeth Martínez Caro Cuento “ Qué paradójico. Nadie la visitaba, y ahora, cuando quizá la visitó la muerte, su casa permanece llena. Hay aguardiente, sillas plásticas por todo el corredor, e incluso, una que otra mesita. Y claro, la casa está llena. Incluso, diría yo que no hay, en esa casona vieja, cama pa’ tanta gente.” Doña Nina tomaba siempre el sol en el corredor frontal de su casa, todos los días, a eso de las 8:30 a.m. Podía verla a una distancia cercana cuando pasaba en el bus rumbo a la Universidad, un poco tarde como malacostumbro, para mi clase de las 9 a.m. Nunca pude evitar hacerme algunas preguntas, quizás un poco tontas: ¿cuántos años tendrá?, ¿se habrá bañado hoy?, ¿quién le habrá hecho el desayuno o, acaso, ella será capaz de hacérselo?, ¿su cuarto estará tan desordenado como el mío en las mañanas?, ¿habrá tenido hijos?, ¿por qué vivirá tan sola?, cuando muera, ¿morirá así de sola? Pero nunca se lo pregunté a nadie que pudiera Responderme. Una vez, iba con mi mamá y la vimos desde la ventana del bus. Me quedé mirándola, y mi mamá dijo: “Doña Nina está así de viejita desde que todos en la casa éramos niños. Ya como que no le pasan los años”. Así fue como supe cómo se llamaba, sin haberlo preguntado siquiera. Tal vez sin que esa fuera la pregunta más relevante de las que yo misma me formulaba.
He sido siempre mala con el cálculo, por lo que prefiero no especular. Diré, entonces, simplemente, que aquella señora era la imagen de la vida y la muerte en un mismo cuerpo. En un cuerpo despojado y silencioso, a lo lejos. En un cuerpo harapiento y cansado de trajinar la vida y esperar la muerte. Diré que tenía muchos años y muchas soledades. Nunca la vi acompañada. Siempre estaba sola y en el corredor, sentada en un taburete también viejo, aunque, probablemente, más joven que ella. Una que otra ocasión la vi con un pocillo en la mano, y pensaba si ella preferiría café o chocolate, y en cómo habría conseguido aquel traguito de café o chocolate. También pensaba en porqué no tendría en la otra mano una galleta o un pedazo de pan. Tal vez no tenía dientes, o dinero, y así es imposible comer galletas, o incluso pan. Hasta hace poco dejé de verla. No sabría decir exactamente cuántos días pasaron hasta que notara su ausencia. Sólo lo supe cuando esa ausencia suya fue la presencia de otros. Todos extraños para mí.
Gente ajena al barrio. Ajenos todos a aquella casa de tapia, vieja y en ruinas como Doña Nina. Qué paradójico. Nadie la visitaba, y ahora, cuando quizá la visitó la muerte, su casa permanece llena. Hay aguardiente, sillas plásticas por todo el corredor, e incluso, una que otra mesita. Y claro, la casa está llena. Incluso, diría yo que no hay, en esa casona vieja, cama pa’ tanta gente. Ahora, mis preguntas son otras al mirar su casa pobladísima. ¿Se habrá muerto la viejita, o dónde estará?, ¿quiénes son todos estos?, ¿por qué antes nunca venían?, ¿por qué estos vienen en carro, toman aguardiente, y tienen sillas plásticas, si Doña Nina andaba en medias, tomaba chocolate o café en un pocillo pequeño, y sólo tenía un viejo taburete?, ¿tendrían algo que ver con ella?, si es así, ¿por qué nunca la vieron? Venía de regreso a mi casa, y en medio de una lluvia leve, había, en la que fue alguna vez la morada de la señora de quien les hablo, unos cuantos bafles con música a alto volumen, gente bailando en el corredor, y lo que parece ser el agua bendita de los antioqueños: aguardiente.
Pero yo sentí el fantasma de Doña Nina. Estaba en todos ellos, que aunque bailando se veían alegres, estaban vacíos. Muertos de soledad.
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YO NO FUMO
Daniel López Morales Poema “ Yo no fumo, se supone que no puedo, él me cuida, me dice que no fume, que eso me puede joder mis pulmones ya jodidos...”
Ese cigarrillo... el humo que sale de su boca... paso de ver sus ojos a su boca otra vez, ¡se ve tan bien! Cada movimiento está memorizado por la cotidianidad, es natural ya su forma de fumar. Le doy un beso que me sabe amargo, me sabe contaminado... delicioso, simplemente perfecto, ese momento, ese lugar. Yo no fumo, pero me encanta verlo fumar, le pido un “shotgun” y me lo da, estoy en el paraíso cuando el humo mentolado toca mi garganta, no sabe que sólo quiero seguir en su boca, no sabe cuánto lo quiero agarrar y tirar contra la cama, una cama inexistente, que está lejos de nosotros, pero los deseos siguen ahí... él sabe cuánto me gusta, yo me he encargado de dejárselo claro. Yo no fumo, se supone que no puedo, él me cuida, me dice que no fume, que eso me puede joder mis pulmones ya jodidos, que eso es malo, entonces yo no fumo, hago caso. Yo, en cambio le digo que fume, irónicamente yo soy el adicto, pero yo no fumo... yo no fumo.
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LA RATA, EL VIENTO Y EL NIÑO
Daniel Bustamante Poema “ Yo no fumo, se supone que no puedo, él me cuida, me dice que no fume, que eso me puede joder mis pulmones ya jodidos...”
Hay nubes entre la vista del niño y el sol. Son días turbios, donde las preguntas abundan como partículas de oxígeno en el aire. El niño duerme y sueña con una rata y un largo camino lleno de aquella angustia que asegura estar disfrutando, mas que con el tiempo se da cuenta que para lograr su búsqueda de la tranquilidad necesita concebir resignificaciones en el dolor. Es un sueño. -Es difícil recordarloLa rata oscila en todas las direcciones generando un ritmo de inquietud en el que la palabra tiempo pierde su fuerza... Convirtiéndose en horas y días, en distorsión de contexto que licúa el presente y solo permite residuos fugaces. se olvida la esencia del segundo en el prisma incoloro. El camino continúa y la rata desaparece de la percepción. Aún es turbio el sol y el niño disfruta jugando y cantando bajo las gotas de lluvia tan fuertes e inofensivas como no lo son las palabras de muchos de los humanos. Ahora la rata susurra en la cabeza del infante y el niño anhela olvidar el egoísmo como roja perversidad. Mas es inviable que él obvie que existe en cuerpo y que como él, perviven otras masas de vísceras. -Lo obviará en la exhalación-
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LA RATA, EL VIENTO Y EL NIÑO
¿Qué podría hacer aquel expectante vital para aceptarse en el prismático universal y así vislumbrar un reflejo de la transparencia esencial del segundo? Las ratas respiran aire, como también lo hacen los niños. El viento no es estático, ¿lo es su pretensión? -Fluido vitalEl viento oscila en todas las direcciones generando un ritmo de abandono en el que hay esencia ignota. Y la rata podría hallar su camino en el día turbio. Y el niño podría hallar su camino en el día turbio. se olvida la insulsa necesidad de co-pervivencia Un giro de interpretación rodea la existencia como sugestión del rayo eterno, deseando abandonar todo concepto y revitalizar el corazón. Es rayo de amor cruel quien motiva a recurrir a las entrañas más espirituales y así insistir en el comprender. Cada segundo cuenta en el reloj … No hay nubes entre la vista del niño y el sol. Se vislumbra un verde en el prismático universal, -ahora-, sin opacidad y el viento susurra en la cabeza del infante. Al mismo tiempo el todo es una partícula del átomo anacrónico y el niño ya ha dejado sus huellas en los pasos al concebirse en sadismo y en sinceridad no satanizada.
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VIAJERO CONDENADO
Caterine Salinas Cruz Poema “ Maldigo el ahora donde el pudor encadena e impide la libertad de mis deseos...”
Maldigo el momento donde nuestros destinos decidieron jugar con nuestro camino. Maldigo tener que amarrar mis manos y dejar de plasmar mis deseos por ti. Maldigo el momento donde mi cobardía me acechó dejando perder tus besos para mi cuerpo. Maldigo el ahora donde el pudor encadena e impide la libertad de mis deseos. Maldigo el maldecir sin tener el poder que lo sepas tú. [...] TaitaKa.
Opinión “ Yo no quiero ser enterrado en Buenos Aires, sino en Ginebra... ” Jorge Luís Borges
Ryszard Kapuscinski, entrega del premio Pr铆ncipe de Asturias de Comunicaci贸n y Humanidades ( 2003)
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LA ESQUIZOFRENIA SEGÚN KAPUSCINSKI Juan Diego Posada Posada Ensayo “ El reportaje es el motor de cualquier diario en el mundo para comunicar y por ende, reportar es el medio del periodista para "ganarse el pan" como afirma Kapuscinski”
Desde sus inicios, el periodismo – en su estado más purose ha desenvuelto como la forma de comunicación en la que los datos, el momento y la razón sobre lo que se escribe juegan el papel importante, y que entre otras cosas, enmarcados en la escritura, éstos se han inculcado de diversas formas la relación de objetividad y del hacia dónde está dirigido (entiéndase grupo focal o personas). Diversos factores como la globalización, la ilustración y hasta el sistema político de un país, pueden y han modificado significativamente la concepción que se tiene sobre el periodismo, éste es, pues, el fin de la opinión pública, aunque por otro lado, sigue siendo el reportaje de un tema aleatorio y aun así no pierde la esencia de su ser. La aparición de la escritura no solo como una forma literaria, si no también, como la expresión de un pensamiento o denuncia, generaron la necesidad del humano por informarse y acceder al conocimiento de aquello que desconoce. Así no solo se trató del mero acto de informar, pues con el tiempo la trascendencia de lo que se escribía tomaba fuerza en las comunidades, se construía una opinión y se debatía, ya no era la reproducción
de un producto, por el contrario era una construcción sobre el mismo. Asumiendo los cambios que durante décadas se habían dado podría hablarse entonces de periodismo informativo y lo que podría llamarse el periodismo "formativo". Estos dos enmarcados en el contexto desde el “hacer” del periodismo y la reportería como parte fundamental de la comunicación. Y es que a grandes rasgos esa es la labor del periodista, en teoría, pues es lo que los medios hacen o necesitan, reportar. Pero será más sencillo verlo desde los medios pues el reportaje es el motor de cualquier diario en el mundo para comunicar y por ende, reportar es el medio del periodista para "ganarse el pan" como afirma Kapuscinski. Cuando se reporta se buscan fuentes, momentos y lugares en los que hay noticia, este por tanto, debe ser mecánico, un acto mecánico en el que los métodos permiten escoger información y contarla. Sin embargo y aunque es un acto mecanicista, la interpretación y la aprehensión de las situaciones es y será inherente al humano. De esta forma, el reportaje siempre tendrá dos facetas,
50 una meramente informativa y otra interpretativa. Ambas distintas, pero propias del periodismo. En este ámbito jugamos un doble papel en el cual, a percepción personal, siempre estaremos más interesados en las otras historias que están alrededor de la noticia. Es entonces menester crear un “doble taller”, donde todo aquello que se desea recoger desde lo personal pueda ser tenido en cuenta para otro tipo de reportajes, sin dejar de lado lo básico de nuestro trabajo. Es imposible dejar de lado eso que Kapuscizky llamó "vivir en estado de esquizofrenia", tener una doble vida, y dice: "ser un corresponsal de agencia -o un redactor de periódico- que cumple ordenes, y guardar en algún pequeño lugar del corazón y de la mente, algo para sí, para la propia identidad, para las ambiciones personales" (2003, 45). En otras palabras, el trabajo de la agencia siempre estará permeado por la necesidad de competencia, tiempo y costos. Para el medio informativo estos tres pilares mencionados representan su necesidad y su campo de acción. El nuestro –de periodistas- las repele, las desprecia, aunque las acepta, porque finalmente se entiende que es el medio y no la persona quien publica. Aun así no deja de ser una “tortura” en palabras de Ryszard el hecho de tener que escribir en tan pocas palabras, acontecimientos que pueden ser de otra forma abordados. Pero precisamente para eso es éste taller
propuesto, a saber, el primero sería aquel donde lo propio del periodista como reportero aporta, el segundo el de las ideas, el de la apreciación, el que está libre de las obligaciones como corresponsal. De igual forma y como especifica el autor será de vital importancia mantener el equilibrio entre ambas, que por “deber ser” del periodista deben contar con el mayor esfuerzo y habilidad, pues “un periodista con talento y ambición no escribe malos textos”. Pero será aún más importante diferenciarlos, pues en términos técnicos estaríamos incurriendo en un error de objetividad. Aunque finalmente con el capitalismo de medios y el control de grandes consorcios sobre cualquier ámbito comunicativo podemos poner en tela de juicio la objetividad de cualquiera de ellos. Es imprescindible para el taller personal, realizar una rigurosa documentación y conservar todo el material posible para luego retomarlo y utilizarlo. Kapuscinski repasa esta situación, debido a que en este oficio el trabajo que realizamos se va con el tiempo, desaparece al día siguiente y al final las manos vacías pueden ser el resultado de muchos años de trabajo. En ese orden de ideas podríamos afirmar, a manera general, que nuestro primer taller o trabajo de reportería será aquel que con el tiempo desaparezca, por su naturaleza inmediata y de necesidad.
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Y en otro sentido nuestro segundo taller será, aquel que trasciende y rompe la necesidad del tiempo, se mantiene y sienta un precedente del cual no se puede escapar. Es decir, lo que allí se escriba será una apreciación que da cuenta de una posición personal, de una decisión o ejercicio de escritura a gusto. Al ser estos dos ámbitos evidentemente diferentes a través de los años, la disciplina se ha encargado de clasificarlos y tenemos entonces el reportaje informático como brazo del periodismo de medios y otras formas de escritura como la crónica o la columna de opinión, propias de este periodismo interpretativo. Posiblemente suena un poco reducido, pero en la práctica siempre será mucho más amplio el periodismo interpretativo, o al menos eso es lo que aparenta. No obstante, una profesión como lo es el periodismo, sugiere que todos aquellos que lo ejercemos seamos “soldados”, por lo menos en los primeros días, donde es más importante hallar acontecimientos sensacionalistas, que investigar en busca de la verdad, como asegura el mismo autor en otro de sus apartes. Pero, si para ser buen periodista se debe ser buena persona, debemos volver sobre cuál es nuestro deber ser, que nos hace entonces, repensar nuestro trabajo.
Entiendo el hecho de reducir nuestra producción al punto que se nos exige, pero si no hay un verdadero interés por lo que hay más allá de lo que se investiga o se cubre, tal vez no se esté preparado para ver el mundo con ojos distintos, ojos críticos, que permitan contar la realidad de aquella persona o cosa que está desapercibida, que no está tenida en cuenta por el mundo de la mediatización. Finalmente, la disyuntiva de cumplir o no con una agencia o escribir sobre aquello que nos ha generado interés, siempre será una decisión personal, guiada por una formación previa y por visiones que hemos adquirido desde lo más recóndito del ser, para unos podrá ser familia o el estilo de vida al que se aspira llegar. Las técnicas prexistentes permiten llevar a cabo cualquiera de las dos funciones que aquí hemos tratado, pero la decisión de llevarlos a cabo es la que plantea la posición que le damos a nuestra disciplina. Si en realidad somos técnicos formados para escribir o periodistas nacidos para contar. Método o ciencia. No será posible concebir entonces, un colega sin un doble taller donde aquello fuera del reportaje no tenga cabida. Siempre habrá que tener un espacio para un pensamiento propio, para una interpretación, desde las pasiones o desde la razón.
Reportaje Gráfico “ Las imágenes hablan, cuentan, recuerdan, construyen verdad y memoria” Italo Calvino
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HUMANS OF MEDELLÍN Juan Carlos García Tobón Vanessa Cardona Henao Nueva alianza / proyecto externo “ Sí, lo charro de esas personas impactantes es que normalmente vienen de sorpresa. Tomamos una persona cualquiera para hacer una entrevista, y eso es lo bacano de la página, porque la mera foto solo te muestra una persona, pero es la historia lo que te muestra lo que ha vivido”
En la ciudad de Medellín, el proyecto “Humans of New York” de Brandon Stanton, ha tenido un eco considerable entre los amantes de las pequeñas historias, no contadas en los medios tradicionales, y la fotografía documental como mecanismo intercultural y de materialización de la memoria. Folium Raza tuvó la oportunidad de conversar con los liderés de la versión paisa “Humans of Medellín”, un colectivo que trabaja la relación entre la imagen y el texto, y así disminuir los eteriotipos y facilitar la inclusión de las denominadas minorías. ¿Qué es Humans of Medellín? Santiago: La idea de Humans of Medellín, es una página que recolecta medios audiovisuales: una foto acompañada de una pequeña entrevista sea una o dos preguntas, en la que se cuenta la historia de una persona que sea de Medellín. No tiene que ser representativo, simplemente que haga parte del conjunto que es toda la ciudad, para mostrar qué es Medellín.
¿Cómo seleccionan a la persona para el retrato? Santiago: Pude ser totalmente al azar, o puede ser una persona interesante, o puede ser una persona del común. Margarita: La idea es que se vea amigable, porque a veces cuando se les acerca a las personas, tienden a responder “no me gustan las fotos”. Me llama mucho la atención las personas humildes, porque generalmente tienen historias muy bonitas, y es gente que no te va a decir que no te colabora, es muy abierta para ayudar. ¿Buscan historias impactantes? Santiago: Sí, lo charro de esas personas impactantes es que normalmente vienen de sorpresa. Tomamos una persona cualquiera para hacer una entrevista, y eso es lo bacano de la página, porque la mera foto solo te muestra una persona, pero es la historia lo que te muestra lo que ha vivido, o como se siente en ese momento, lo que ha sentido. Por eso las preguntas que siempre hacemos son:
55 lo más que te ha pasado en la vida: el momento más triste, el momento más feliz, cuando has tenido un problema muy grande. A partir de esas preguntas, es que del común se saca lo extraordinario. ¿Cuándo y de dónde se creó Humans of Medellín? Cristian: Desde un principio me gustaba mucho la página Humans of New York, y en la universidad entré al grupo de investigación en fotografía llamado Sifo, y como había que hacer un proyecto, elegí empezar Humans of Medellín hace dos años, porque nadie la tenía. Siempre había estado muy aburrido con la ciudad, este proyecto me ayudo a animarme y ver que la ciudad y las personas que la habitan sí valen la pena. ¿Han tenido contacto con Humans of New York? Cristian: Yo al inicio le mandé un correo a Brandon Stanton con el link de la fan page de nosotros, pero no respondió. Santiago: Después de cierto recorrido nos mandaron un correo de otro Brandon, en este caso de BarandonVan Slyke, un tipo de Nueva Zelanda que nos quiso meter y de hecho entramos en un proyecto mucho más grande de páginas de Humans of llamado “Humans of Planet Earth”, sus siglas daban HOPE (esperanza), y lo que hacían con eso, era montar varias historias de todos los países del mundo, al final resultamos siendo 70 administradores de todo el mundo, desde Malasia, desde Nueva Zelanda, de Singapur. Sin embargo, no estamos en contacto con ellos en estos momentos. Margarita: Esa página no me parece que prospere mucho. ¿Cuántas personas conforman el equipo? Santiago: Hay gente que viene y que está muy interesada, máximo mandan una foto y ya después no vuelven a mandar nada. Uno se comunica con ellos y prometen mandar una foto en estos días o que van a hacer una salida para tomar, y no lo hacen.
Margarita: En estos días hablé con uno que nos dijo que quería entrar, y le pregunté si vivía en La Ceja porque nos dijo que quería contribuir con La Ceja, y me dijo “sí, pero mi cámara está en EEUU”. Significa que no está haciendo nada. Santiago: Las personas que están contribuyendo en este momento somos nosotros tres, Cristian, Margarita y yo. ¿Cuál es la visión a futuro? Margarita: En los medios uno ve mucho narcotráfico, pero yo pensaba en mostrar que tenemos historias tristes, de violencia, pero también hay gente buena, gente con esperanza, y hay historias conmovedoras. Cristian: La idea es resaltar las personas que pasan desapercibidas, porque el proyecto es para resaltar las personas de lo cotidiano, y que sus historias no son contadas. Santiago: Ser un espacio representativo de aquí, no ser solamente de las muchas páginas de fotos de Medellín, sino que la gente hable de Humans of Medellín y que digan: “esto es lo que está mostrando la gente de Medellín”. Otra cosa también es proyectar esa página a otros lugares, no conseguir precisamente la fama de Humans of New York porque es muy grande, pero sí ser reconocidos. Que a Colombia no lo tengan solo como el país en sí, sino que tengan el dato que Medellín es una ciudad de Colombia, en Medellín hay historias interesantes de Colombia, porque hay una página que se llama
Humans of Medellín.
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Humans of Medellín © Cuéntenos algo cómico que le pase a usted como taxista "Cuando se sube la gente y dice “señor gracias, me lleva a mi casa” y yo les digo “disculpe pero sinceramente no me acuerdo donde es que vives”, entonces la gente se totea de risa y ahí si me dicen la dirección."
---------------------------------------------Tell us something funny about you being a Taxi driver. "When people get into the cab and ask me "Thank you sir, can you get me home?" and I reply "I'm sorry, but I honestly can't remember where you live", people laugh their pants off and then they give me their adress."
¿Y qué es lo mejor y lo peor de ser taxista? "Lo bueno es transportar la gente y aquí en Medellín hay gente muy querida, lo malo es cuando se sube un pasajero que si uno se pasa una cuadra o dos cuadras están pensando que uno les va a cobrar más de la cuenta de lo que vale la carrera, pero de resto Medellín es muy buen vividero."
What's the best and worst of being a Taxi driver? "The good part is you get to drive people and here in Medellin they're very nice, the bad is when passengers who think you'll charge them extra money, just because you missed the stop one or two blocks, get in. But Medelling it's a nice place to live overall."
¿De dónde eres? "Yo soy caleño, hace 30 años estoy aquí y hace 5 trabajo de taxista, yo ya voy a mi tierra y allá me dicen “paisita”, quiero mucho a Medellín es una ciudad que como te decía es un buen vividero entonces estoy feliz acá."
Where are you from? "I'm from Cali, I've lived here for 30 years and being working on this for 5, I often go to Cali and people call me "paisita". I love Medellin, it's quite nice to live here as I told you before, so I'm happy here."
Carlos Gaviria Díaz, exmagistrado y político colombiano
Humansod of Medellín Medellín © © Humans Nos conocimos en París hace 7 años. Ninguno de los dos tenía planes de casarse cuando nos conocimos, pero tres meses después de estar saliendo, empezamos a hablar de matrimonio, y entonces así fue. Cuando nos conocimos, ninguno tenía planes de irse a vivir a Medellín, pero un día, algo cansados de la rutina, tuvimos la idea de hacerlo, porque la ciudad había sido la protagonista de los medios turísticos en años pasados y porque entendíamos que queríamos una vida nueva en un lugar con mucho futuro. Entonces así fue. Ninguno de los dos tenía planeado abrir un restaurante francés al otro lado del mundo con la persona amada cuando nos conocimos por primera vez, pero finalmente, así fue.
Carlos Gaviria Díaz, exmagistrado y político colombiano
-------------------------------------------------------------------We met in Paris 7 years ago. When we met, none of us was planning on getting married, but three months after dating, we began to talk about marriage. And so we got married. When we met, none of us was planning on going to live in Medellín, but one day, tired of the routine in everyday life, we had the idea of doing so, because the city had been in the eye of tourism media in the last few years and we had understood that we wanted a new life in a place with a great future. And so we went to live in Medellín. When we met, none of the two was planning on opening a French restaurant on the other side of the world with their loved one, but so we did.
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Carlos Gaviria Díaz, exmagistrado y político colombiano
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Carlos Gaviria Díaz, exmagistrado y político colombiano Humans of Medellín ©
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FAMILIA LONDOÑO, TRADICIÓN SILLETERA
René Tobón Reportaje gráfico “ Es importante conocer las historias detrás de las flores y las silletas.”
Gracias a la contratación del Instituto de Estudios Regionales de la Universidad de Antioquia por parte de la secretaría de Medellín, se pudo lograr la caracterización y el reconocimiento de los elementos históricos que han constituido a la cultura silletera de Santa Elena. El estudio permitió finalmente en el 2009 y bajo el decreto 2941 del mismo año, el reconocimiento de ésta histórica tradición como Patrimonio Inmaterial de la Nación.
<< Blanca Ligia Londoño, mamá de la actual generación de hermanos silleteros de la familia Londoño. >>
Humansod of Medellín Medellín © © Humans "Es la primera vez que viene a una noche silletera. Aunque el año pasado vino, pero en la barriga de la mamá."
Carlos Gaviria Díaz, exmagistrado y político colombiano
© © nníílllleeddeeM M fdoossnnaammuuHH
Carlos Gaviria Díaz, exmagistrado y político colombiano
<< Eran la cinco de la mañana, quedaban menos de ocho horas para que comenzara el desfile y estos hombres aún continuaban ultimando detalles en sus silletas. >>
Humansod of Medellín Medellín © © Humans
Carlos Gaviria Díaz, exmagistrado y político colombiano
© © nníílllleeddeeM M fdoossnnaammuuHH << El sol ya se asomaba y todos estaban en las afueras de la finca de los Londoño, expectantes por ver salir al primer integrante de los ocho hermanos que iban a desfilar con sus respectivas silletas. La primera en salir, fue Clara y como era de esperarse, fue recibida entre aplausos y ovaciones por los felices espectadores.. >>
onaibmoloc ocitílop y odartsigamxe ,zaíD airivaG solraC
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