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Oficiantes y acólitas: en busca de la fertilidad

• Fig. 90. Guerrero del Búho o Mellizo Marino rodeado de un nimbo de tentáculos de pulpo (compárese con la fig. 91 ). Redibujado de Donnan y McClelland 1999: fig. 4.43.

• Fig. 91. Los ojos, nariz y boca postizos de oro que cubría la cara de uno de los gobernantes de Sipán: nótese el mismo motivo que adorna a las fachadas de la Huaca de la Luna (probablemente un aspecto de la deidad Guerrero del Búho) grabado en la nariz. Entierro del Señor de Sipán. Museo Brüning, Lambayeque.

• Fig. 92. Mellizo Marino transformado en araña con atributos del decapitador. a. Sobre un protector coxal de oro. Entierro del Señor de Sipán. Museo Brüning,

Lambayeque. b. Sobre una sonajera de oro. Entierro del

Señor de Sipán. Museo Brüning,

Lambayeque. da, el Mellizo Marino parece tener mando sobre los arácnidos antropomorfos que llevan su atuendo y su tocado. Esta relación no sorprende en un dios pescador que debe saber confeccionar redes, pero es menos entendible en el caso del Guerrero del Búho. Cabe recordar, sin embargo, que los artistas mochica juegan a menudo con el parentesco entre dos ámbitos opuestos, el mar y los cerros: vg. caracoles del mar y de la tierra, arañas del mar y de la tierra, caza de lobos marinos v/s caza de venados.

La imagen y el discurso épico

Hemos comprobado, líneas arriba, que gracias a la sorprendente riqueza de la iconografía mochica resulta posible reconstruir no sin dificultades y polémicas, pero de manera rigurosa, la trama de los mitos tan sólo utilizando la descripción analítica y la comparación. Basta reconocer que los atributos varían paulatinamente sustituyéndose unos a otros a medida que la narración avanza, y familiarizarse con un gran número de representaciones, para comprobar que las escenas aisladas se unen secuencialmente. La escena (fig. 78) que nos sirvió de punto de

En la esquina izquierda flotando, sobre el agua encima del caballito de totora, está sentado el segundo de dos "mellizos", al que hemos dado el nombre del Mellizo Marino porque el mar es su principal ámbito de acción. No sólo se viste a menudo de la misma manera que los pescadores y participantes de la caza ritual de lobos marinos en las islas, sino que por lo general está representado navegando sobre el caballito de totora. Aves marinas son sus acólitos y compañeras (figs. 89, 97). Un ave acuática adorna también frecuentemente el tocado de la deidad. En los combates con los seres del mar sale siempre victorioso. Sospechamos que en el duelo con su similar terrestre el Mellizo Marino adoptaba formas de animales marinos, particularmente la del cangrejo y del pulpo (figs. 88a, b). En todo caso estos animales fantásticos llevan la cabeza de la deidad cuando luchan con el Mellizo Terrestre.

Una relación especial une el Mellizo Marino con el Guerrero del Búho (figs. 90 y 91 ). En las escena analizada ambos llevan la misma camiseta y protector coxal recubierto por placas de metal. Las dos deidades están r~presentadas recibiendo ofrendas o parados al pie de los cerros con plantas cultivadas en las manos (fig. 93). Ambos también se relacionan con arañas (figs. 92a, ~). En la escena analiza-

Fig. 88. Mellizo Marino transformado en pulpo capturando a una ave marina. a. Redibujado de Donnan y McClelland 1999: fig. 4.44. b. El mismo motivo. ~ n una botella Moche IV.

Museo Rafael Larca Herrera, Lima.

_. Fig. 89. Mellizo Marino entre dos aves (decoración en relieve) y Mellizo Terrestre echado (arriba), Botella Moche IV. Museo Rafael Larca Herrera, Lima.

• Fig. 90. Guerrero del Búho o Mellizo Marino rodeado de un nimbo de tentáculos de pulpo (compárese con la fig. 91 ). Redibujado de Donnan y McClelland 1999: fig. 4.43.

• Fig. 91. Los ojos, nariz y boca postizos de oro que cubría la cara de uno de los gobernantes de Sipán: nótese el mismo motivo que adorna a las fachadas de la Huaca de la Luna (probablemente un aspecto de la deidad Guerrero del Búho) grabado en la nariz. Entierro del Señor de Sipán. Museo Brüning, Lambayeque.

• Fig. 92. Mellizo Marino transformado en araña con atributos del decapitador. a. Sobre un protector coxal de oro. Entierro del Señor de Sipán. Museo Brüning,

Lambayeque. b. Sobre una sonajera de oro. Entierro del

Señor de Sipán. Museo Brüning,

Lambayeque. da, el Mellizo Marino parece tener mando sobre los arácnidos antropomorfos que llevan su atuendo y su tocado. Esta relación no sorprende en un dios pescador que debe saber confeccionar redes, pero es menos entendible en el caso del Guerrero del Búho. Cabe recordar, sin embargo, que los artistas mochica juegan a menudo con el parentesco entre dos ámbitos opuestos, el mar y los cerros: vg. caracoles del mar y de la tierra, arañas del mar y de la tierra, caza de lobos marinos v/s caza de venados.

La imagen y el discurso épico

Hemos comprobado, líneas arriba, que gracias a la sorprendente riqueza de la iconografía mothica resulta posible reconstruir no sin dificultades y polémicas, pero de manera rigurosa, la trama de los mitos tan sólo utilizando la descripción analítica y la comparación. Basta reconocer que los atributos varían paulatinamente sustituyéndose unos a otros a medida que la narración avanza, y famil iarizarse con un gran número de representaciones, para comprobar que las escenas aisladas se unen secuencialmente. La escena (fig. 78) que nos sirvió de punto de

partida se deja insertar en un gran mito cosmogónico, el que fue plasmado en las más sofisticadas expresiones de la pintura mochica. La escena representa, recordemos, el ascenso del dios de los cielos, Guerrero del Aguila, cuya naturaleza solar es muy probable, desde las entrañas tenebrosas de la tierra a la superficie, cuando la luna estuvo aún en cenit y llevaba sobre sí a la Divinidad Femenina. La salida del dios solar y del dios-cazador, Mellizo Terrestre del mundo de .. abajo implicó una derrota para el señor de estos confines, el Guerrero del Búho. La historia a la que pertenece este episodio se inicia, creemos, con la rebelión de los objetos animados. Este último episodio mítico adorn~ba los interiores de la Huaca de la Luna164, y está representado también en una de las más complejas entre las creaciones de los ceramistas mochica (fig. 95). Lo hemos analizado en detalle en otra publicación. Aquí presentaremos solamente los resultados.

El Guerrero del Búho, bajo el aspecto de ave nocturna, y la Divinidad Femenina dirigen a los objetos animados y armados como guerrer~s, en el combate contra seres humanos vivos y muertos. Estos últimos están vestidos de camisetas con el signo escalonado y acompañados de venados. El ejército del Guerrero del Búho

Fig. 93. Mellizo Marino portando plantas parado al pie del cerro y debajo de 6 estrellas. Cántaro Moche IV. Museo Rafael Larca Herrera, Lima.

.A. Fig. 94. Episodio;,..del mito sobre la rebelión de los objetos animados. Botella Moche IV. Museo Rafael Larca Herrera. Lima. a. Guerrero del Búho y la Divinidad Femenina presiden el combate. b. Armas arrebatadas a los guerreros vencidos.

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A Fig. 95. Rebelión de los objetos animados bajo el mando de la Divinidad Femenina y del Guerrero del Búho (abajo) y la sumisión de la Divinidad Femenina y de su aliados al Guerrero del Aguila en la botella del Museo Vólkerkunde, Berlín. Redibujado de Kutscher 1983: lámina 267 con la separación de unidades sintagmáticas de narración.

A Fig. 96. Episodios de la rebelión de los objetos animados, del transporte de prisioneros por el mar y de presentación de la copa a las deidades del mar y de la noche. Redibujado de Donnan y McClelland 1999: fig. 5.76. compuesto por las armas y vestidos convertidos en feroces guerreros vence a una mitad de los humanos y los toma prisioneros. Del lado de la Divinidad Femenina luchan objetos de tejer y vestidos. Sus oponentes, la otra mitad de los humanos, ayudada por ancestros que se levantaron de sus tumbas y se han enfrentado a las huestes de la deidad lunar también quedan vencidos (fig. 95 abajo: con los episodios del combate en el centro y de la derrota de los humanos de ambos los lados). Otro excepcional recipiente de cerámica Mochica V está decorado con la secuencia de episodios que siguen a la derrota de los humanos (fig. 96). La composición secuencial en forma de cinta que asciende por el cuerpo de la botella ayuda a entender como se desarrolla la narración. Luego de la escena de combate ritual (fig. 96-1: abajo) entre guerreros humanos, pero en presencia de una deidad del mundo de abajo, se inicia la serie de imágenes que aluden al mito. Las ar~ _ as antropomorfas rebeldes jalan prisioneros humanos y los presentan a la Deidad Femenina (fig. 96-2). Los prisioneros son llevados en botes de totora mar adentro, contra las olas. El bote del Mellizo Marino abre el cortejo, seguido por la embarcación de la Divinidad Femenina y de un felino que suele desempeñarse como oficiante encargado de sacrificio (fig. 96-3). Llegados a su destino los pri-

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