VOLVER A VOS

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Ilustraci贸n de portada L. Alfonso Mart铆n Delgado


VOLVER A…


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CONSIGNA DEL DOMINGO 4 / MAY / 2014

VOLVER A VOS

Todos tenemos una media docena de libros / películas u obras preferidas. Cada tanto, cuando estamos cansados o tristes o felices, las leemos o las ponemos en la pantalla y es como volver a estar en casa, protegido... es garantía de placer. Lo que les pido esta semana es si pueden elegir 1 (una) obra de cualquier tipo peli, libro, ópera - que cada tanto vuelven a leer o mirar. La consigna es clara: 1. Una obra, con su autor o director, etc. (¡¡UNA ES UNA, LO DIFICIL ES QUE SEA UNA!!). 2. Tres líneas contando de qué se trata, por si alguien no la conoce. 3. El punto más importante: ¿por qué volvés a ella? ¿Es el tema? ¿Es la manera como está contada? ¿Es quien te la regaló? No vale decir "me gusta ésta y ésta y ésta y me cuesta mucho elegir" o "pido disculpas a la consigna, pero me cuesta elegir una y por eso pongo todas". Tampoco elegir solo el punto 1 y 2 y no poner el 3 que es el más rico. Si muchos participan, al terminar la semana tendremos un buen listado de obras para que no crucemos o agendemos. ¡¡¡UNA!!! (No me digan que no lo aclaré). ¡Buen fin de semana!

Silvina Scheiner 3


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Mercedes Antón Cortés

ESA LECTURA Me gusta relajarme con una compilación de revistas de La Ilustración Artística bellamente encuadernadas. Era una publicación de finales del siglo XIX y principios del XX. Es curiosa, inocente, relajante su lectura por lo trasnochado, porque no contiene noticias inquietantes, ya las que aparecen pertenecen al pasado. Estaban en casa, como las fotos antiguas que se guardan en viejos álbumes y desde hace años han cobrada nueva vida con esa relectura que para mí es un regalo.

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Antonio Lendínez Milla

TAO TE CHING. LAO TSE (Versión de Stephen Mitchell. Alianza Editorial, Madrid 2011) Conocido también como “Libro del sendero”, es atribuido a Lao Tse, contemporáneo de Confucio (551-470 a. C.). El gran libro del Taoísmo, y uno de los más amenos, sabios y descriptivos libros que mejor definen el espíritu del ser humano. Si Cervantes y Shakespeare, representan en sus obras un minucioso estudio del sentir del alma humana para la cultura occidental, Lao Tse es, en su Tao Te Ching, la compilación más profunda y resumida de la filosofía oriental. En sus 81 poemas, representa un profundo conocimiento del ser humano, un conciso y equilibrado compendio. Cada uno de ellos representa la sutilidad en el pensamiento y en el razonar del individuo. La belleza de sus formas, la ecuanimidad y pureza de sus argumentaciones. Un libro cuya lectura no trae sino el reposo del espíritu y la quietud serena de la mente. Un compendio de sabiduría y armonía en la dicción y la profundidad de lo que manifiesta. El perfecto libro de cabecera, para después de leer alguno de sus pasajes, quedarse gozando en la armonía mental que suscita. Una nueva forma de entender la vida, que se refleja también en los escritos de los filósofos presocráticos. Donde la naturaleza y la unión con el todo y con lo uno se pone de manifiesto. El Tao es el elemento indefinible que está como esencia en el Universo entero y en cada uno de nosotros. Conceptos como la acción en la no acción, el no hacer nada, (wei wu wei), la presencia y la atención. El estar en uno mismo. El autorreflejo que es lo externo, lo que en realidad somos. El mundo que proyectamos. Compendio resumido del gobierno de uno mismo, de la familia y de la sociedad. Un libro que te lleva a la contemplación de lo externo, al tiempo que de tu interior como su reflejo. Te conduce a la armonización y sincronización del pensamiento y de tu acción, siempre con tu consciencia presente, e inmutable. Mirar al continuo movimiento que es la vida en cada instante, en dónde está, en dónde se manifiesta y lo que de relevante tiene la vida. Su lectura aquieta la ansiedad y apacigua la mente. Como un bálsamo actúa en la mente cuando te sosiega con su pensamiento. Todo tiene un concierto que se escapa a tu control, nada hay que controlar. Observas, y te mantienes en el centro. Aceptas, vives, gozas, amas, dejas partir. Ese misterio que es la vida comienza a abrirse y comienza a contemplar como observador el movimiento que todo lo rige y gobierna. Ese del que formamos parte; la continua impermanencia, que lleva a la nada, de dónde venimos y a dónde vamos. https://www.youtube.com/watch?v=yJCSJTSTkH8 6


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Sergio Daniel López

Siempre vuelvo a Los Himnos A La Noche, de Novalis. ¿Por qué siempre vuelvo a Los Himnos A La Noche? “…entonces, de horizontes lejanos azules – de las cimas de mi antigua beatitud –, llegó un escalofrío de crepúsculo…” ¿Será porque reconozco en ellos la búsqueda de ese terrenal instinto femenino que nos completa y que sólo está en la oscuridad, en las antípodas del día? “…y, de repente, se rompió el vínculo del nacimiento, se rompieron las cadenas de la Luz.” ¿Será porque el ideal de la razón era “conquistar a la Tierra en celo” como dice el valsesito criollo? “Huyó la maravilla de la Tierra, y huyó con ella mi tristeza – la melancolía se fundió en un mundo nuevo, insondable ebriedad de la Noche, Sueño del Cielo –, tú viniste sobre mí”. Nunca me repuse de la noche. Siempre vuelvo a sus himnos como la primera vez.

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Jorge Pailhé

1. Volver al futuro, de Robert Zemeckis. 2. Es la historia de Marty McFly, un joven disconforme con su presente y el de su familia que, gracias a la amistad que tiene con el científico Emmett Brown, viaja al pasado, época en la que logra revertir el presente que lo angustia. 3. He visto Volver al futuro infinidad de veces (lo mismo que sus dos secuelas) porque me gusta mucho su estética, la atmósfera que rodea a los años '50, la pintura social que expresa en el retrato que hace de Hill Valley, el pueblo ficticio californiano en el que se desarrolla la historia, su humor y algunos de sus diálogos. 4. Pero básicamente la elijo porque simboliza la victoria del ser humano sobre su destino por más que esta victoria se asiente en una fantasía.

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Viviana Goldman

1. La película Cyrano de Bergerac 2. La versión con Gerard Depardieu en francés, obviamente. 3. Me fascina escuchar los parlamentos, agudos, inteligentes y en verso, la historia es romántica y la acción comienza en un teatro. 4. ¿Qué más se puede pedir?

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Cristian del Rosario

VOLVER A VERTE 1 ¿Por qué me gusta tanto volver a ver películas que ya vi más de una vez? Hoy me preguntaba eso, al emocionarme por cuarta vez con la misma película. No sé si es algo compartido con otros pero, reconozco, que es una conducta rara: sé lo que viene, sé como termina, en algunas, hasta me sé los diálogos completos de todos los personajes, de casi toda la película... y sin embargo vuelvo a reír, llorar, o putear con las películas. La crítica dice de algunas que son buenas, otras que son clásicos y de otras que son malas - muy malas - pero, evidentemente, el común de ellas es que, a mí me gustan. Tal vez sea el sucedáneo de la recomendación - y práctica - que hacía Borges, de releer los mismo libros, aunque, imagino (no lo conocí), que esto se debía a que él leyó innumerables textos (es la única explicación que tiene su erudición - ésa o, la más inverosímil, que tenía banda ancha y acceso a Google, máquina del tiempo mediante -). Y así después de transitar por innúmeras obras volvía por su propia antología, por sus mejores... Shaw, Yeates, Stevenson, Kipling, Joyce, Wilde... Volviendo al tema, tal vez me pase lo mismo - en menor escala, mucho menor - que a él con las películas. Sé que no vi todo, siquiera mucho, sólo soy dueño de un registro visual de unos pocos lotes en de un vasto territorio fílmico que se expande día a día... pero, cuando encuentro, cable mediante, una escena ya vista, me vuelve a seducir, dejo el zapping, y vuelvo a ver esa escena y a veces, eso, me lleva a ver nuevamente toda la película. ¿Por qué? Una primera explicación cinéfila es que ahora, la disfruto más calmado, pudiendo detenerme en detalles del encuadre, de la sutileza de los diálogos, de cuestiones en que no me demoré antes, observar las actuaciones... etc., pero la teoría no me cierra, no es para mí esa explicación; si, a veces lo hago, pero ya vi 8 veces Rocky I y no me fijé en un puto detalle.. pero sí, en el cuarto round, de mi interior (sin despertar a los chicos) empiezo a gritar por mis adentros, ¡¡¡saca la

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No es la consigna (son tres líneas)... es una teoría sobre la consigna que escribí hace un tiempo... material de ayuda a la consigna, digamos.

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zurda, saca la zurda!!! (y sé que la va a sacar!). Vi treinta veces Casablanca y todas las veces no puedo dejar de quedar hipnotizado por los esfuerzos de Rick de no querer odiar a Ilsa (y sé que no lo logrará); no sé, ver pelis ya vistas es como escuchar hablar a un amigo con otra persona contando algo que ya nos contó: sé lo que va decir, porque lo dice, conozco tu historia, lo que busca, lo que ha sucedido e imagino con cierta certeza lo que le sucederá... Una segunda explicación, tal vez más simple y primitiva - como son muchas cosas que parecen complejas - puede estar en que uno busca tener aquella emoción primera, reeditar esa vivencia única, esa sensación de euforia interna que se tiene al salir de ver una peli que nos gustó, por la cual casi no podemos reprimir el deseo de comentarla urgentemente... Pero, es verdad, la segunda o tercera vez que vemos la misma película ya no es lo mismo, solo es un eco de aquella emoción original, provocado por el recuerdo de esa primera. Y entonces ¿por qué lo hacemos? Tal vez, aventuro, en un mundo donde se tiende caretearla, o no mostrar el lado vulnerable... en suma, donde lo habitual es no poder ser la persona que nos gustaría ser (y por ello llorar o reír desmesuradamente no está bien visto), uno busca - en el refugio de una habitación frente a una pantalla - poder recrear esos estados de sensibilidad, aunque sea por unos instantes. En esas pelis que conocemos, creo, buscamos lo que necesitamos y sabemos con certeza que lo encontraremos, no nos decepciona. Entonces, sólo así, puedo entender la causa que me lleva a decir en voz alta los diálogos de Cuestión de honor o ver siempre que pueda 9 hombres en pugna - la primera versión - porque me siento que estoy presenciando un acto de justicia que no es habitual ver. Entender que es mi admiración por la ironía y la capacidad de mirar la vida de manera lúdica, lo que me lleva a no dejar de ver, una y otra vez, los films de W. Allen; y también - ahora que lo pienso - que mi gusto por las morochas inteligentes es el motivo que siempre me atrape El diablo viste a la moda (soportando estoicamente el reproche de mi mujer - una morocha inteligente - que me increpa “No me jodas, no podes ver esto otra vez”). Cómo decía J. K. Toole en boca del inefable Ignatius J. Reilly en La conjura de los necios (llevada desastrosamente al cine): "Cuando Fortuna hace girar su rueda hacia abajo vete al cine y disfruta más de la vida".

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Cristian del Rosario

1. Cuestión de honor. 2. La corte marcial a dos marines por la muerte de otro en la base de Guantanamo. 3. El gran Jack la rompe, es su Nathan R. Jessep... sus diálogos son geniales... – Mire,Teniente Kaffee... puedo soportar las balas y los cañones, la mala paga y el maldito calor, pero lo que no puedo soportar es que venga usted con su uniforme de maricón a pedirme cosas y no muestre un poco de maldita cortesía. Le daré todo lo que quiera pero pídamelo con respeto nuevamente...

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Caro Barba

HISTORIAS MÍNIMAS Película de Carlos Sorín (argentina). Actores que no son actores sino personas comunes. Tres historias rumbo a la Patagonia: Un anciano que se escapa de su casa en busca de su perro que se fue enojado. Un comerciante que interviene en la metamorfosis de la torta que va regalar para que sea perfecta. Una joven que viaja junto a su hijo en busca de un robot de cocina que ganó a través del sorteo de un programa de televisión. Simple. Ni buena ni mala (cada cual defina BUENA o MALA). Vuelvo a ella cuando es tiempo de reflexión, de una pausa. Me ubica en lo concreto y me lleva hacer foco en lo cotidiano, en lo simple, que intenta muchas veces pasar desapercibido cerca mío y es precisamente lo único que necesito.

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Diana Levinton

"Era la hora de la marea. Fuera hacía aún más frío que los días anteriores, porque la niebla sin dejar de ser densa se transformaba en gotitas de agua helada. Todo estaba a oscuras. Todo estaba cerrado. Sólo se veía el ojo confuso del faro. Sobre la esclusa las voces se contestaban. Un pequeño silbido de sirena. Una luz verde y otra roja se acercaban, una masa se deslizaba a lo largo del muro. Ahora ya comprendía la maniobra. Era un vapor que iba de paso. Una sombra que se acercaba recogería su amarra y la ataría a la bita más cercana. Luego, desde la pasarela, el comandante daría la orden de gualdrapear para detenerse..." No sé - tampoco estoy muy interesada en averiguarlo - si su obra, y ésta en particular, tiene un valor literario reconocido. Me limito a disfrutar las calles de París que he recorrido de su mano, la Place des Vosges tanto más real en sus palabras que cuando la he atravesado, la llovizna interminable bajo la cual he cruzado los puentes sobre el Sena una y otra vez,. En ocasiones, esa llovizna me caló hasta los huesos; otras, la sentí atravesando el edredón de plumas que me cubría mientras leía una vez más, en mi casa de Buenos Aires, alguna de las novelas de Simenon. Tengo sus libros, alguna vez editados por Aguilar, cuando aún se imprimía en papel Biblia con tapas de cuero. Los compré en incómodas cuotas junto con los de Proust, Dostoiewsky, Mark Twain, Icaza, Simone de Beauvoir, O´Neill, Shakespeare y algunos otros que eran – supuestamente - de imprescindible lectura. Años y años y más años de pagar todos los meses antes de darme cuenta que el precio de esos libros me impedían disfrutar totalmente su valor. No me animaba a subrayar, hacer anotaciones en los márgenes, doblar los extremos de sus páginas, leerlos en la playa o aunque más no fuera en el club. Curiosamente, de todos esos autores, Simenon es el que se ha transformado en punto de regreso y llegada. Pese a ser esencialmente escritor de novelas policiales, puedo releer sus escritos una y otra vez porque lo que menos me interesa es la trama. Al cabo de unos días, ya no recuerdo quien mató a quien ni por qué ni cómo pero sigo sintiendo el calor del París desierto de un Agosto cualquiera. Cuando llegué a Paris por primera vez, ir a la Brasserie Dauphine era tan imperativo como visitar Notre Dame, el Louvre, el cementerio del

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Pere Lachaise. Durante años, el olor de los croissants sólo habían existido en mi imaginación y necesitaba olerlo y hasta tocarlo. He visitado pueblos de pescadores con el Inspector Maigret y es él quien me ha aconsejado acerca de qué platos comer según la región en que transcurría la novela en cuestión. La realidad es que nunca he salido de París... Vuelvo a Maigret cada vez que los pensamientos me abruman y preciso momentos de sencilla sensualidad, la del sabor de las morcillas y el perfume del calvados. ¿No tuvimos anteriormente una consigna similar?

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Mariano Durlach

1. Voy a tomar toda mi colección de Asterix, de Rene Uderzo y Albert Goscinny como una sola obra y si tienen algún problema lo hablan con Obelix. 2. Las Aventuras de Asterix, es un comic francés ambientado "...en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor..." 3. Leí el primer ejemplar a los 10 años y debo de haber releído cada uno de los más de 30 de la colección no menos de cuatro o cinco veces en promedio. MI padre era hombre de las ciencias [veterinario, microbiólogo] y un ávido lector de temas variadísimos que iban desde las ciencias a la historia, resolvía acertijos matemáticos y los del ajedrez de los domingos, traducía artículos de virología y de recursos humanos y descansaba leyendo novelas en inglés y alemán que dominaba como el castellano y es la única persona que conocí que leía [no que consultaba] las enciclopedias. Cuando era chico, el supermercado MiniMax vendía la enciclopedia Salvat en fascículos semanales y él se los leía de una semana a la otra. Eso sí, cuando yo llegaba a casa con un Asterix nuevo largaba lo que estuviera leyendo. De chico y ya adolescente, siempre me sorprendía que siendo un tipo tan "culto" se desesperara por una revista de dibujitos... A medida que yo fui creciendo en cada relectura descubría cosas que antes no había entendido validando esa frase que dice que "el verdadero viaje del descubrimiento no tiene que ver con nuevos caminos, sino con nuevos ojos". Hoy disfruto cuando veo a mis hijos releyéndolos.

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Roberta Garibotti

Papeles en el viento. Eduardo Sacheri Tres amigos, de otro que padece una enfermedad terminal, lo ayudan a vender un jugador de fútbol que éste había comprado con una indemnización de un trabajo. A partir de esto surgen las diferencias entre estos seres, bien humanos, bien de la vida, del barrio. La amistad muestra sus lados flacos. Me encantó cómo el autor desmitifica a eso de estar en un hospital, el padecimiento, la muerte. Las ocurrencias del enfermo, su relación con Dios, tan emparentada con el fútbol. Está lleno de reflexiones con las cuales me sentí identificada. Lo recomiendo, no es puro fútbol, es pasión... casi todas son iguales.

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Antonio Lendínez Milla

Una película en verso, que no es pesada, lo confieso. Es difícil hilvanar bien escribir, hablar cierto, sentir con el corazón y gozar los sentimientos, que del corazón brotan, cuando se sienten por dentro. De corazón la recomiendo, que no es fácil, ver triunfar al amor cuando hay impedimentos. Disfruten con esos encuentros, con esos giros del alma, cuando habla el sentimiento. Disfruten de ese concierto, cuando todo se acomoda, a lo que impone el sentimiento. El Perro del Hortelano de Pilar Miró.

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Mariangeles Soules

Hay una película que he visto más de diez veces aunque todavía no sé por qué, ya que cada vez que la veo y a pesar de que conozco el argumento de memoria lloro gran parte de ella como si fuese la primera vez que la estoy viendo; pero siempre que puedo la vuelvo a ver ,hay algo en ella que me atrapa totalmente y no encuentro una explicación razonable para decir “me gusta por… o me recuerda a…o la vi con…”. Quizás es la increíble historia de amor que se da entre una de las protagonistas y la muerte, sí, entendieron bien, la muerte personificada por Brad Pitt. Aparte, me parece un argumento tan pero tan original que es increíble la trama cómo se desarrolla, pasando por partes semi cómicas mezcladas con mentiras, traiciones, romanticismo, drama, y bueno, aquí les cuento de qué se trata. ¿CONOCES A JOE BLACK? Se acerca el 65 cumpleaños de William Parrish (Anthony Hopkins). Hombre honesto, gran magnate de las telecomunicaciones, querido por sus dos hijas Susan Parrish (Claire Forlani) y Allison Parrish (Marcia Gay Harden). No imagina que le espera la muerte. Una muerte que, personificada en el cuerpo de un joven apuesto que acaba de fallecer (Brad Pitt) y que, curiosamente, ha conquistado minutos antes de morir a Susan. Éste le concede un "impasse", diciéndole que no lo llevará al más allá mientras le sirva de guía en su deseo de conocer cómo es ser humano. Las cosas se complican cuando la muerte, que adopta el nombre de Joe Black, y Susan, la hija menor de William, se enamoran. Al principio se siente confundida y rechazada por Joe, creyendo que era el joven que conoció en la cafetería, Susan se enamora de él. Joe está ahora bajo la influencia de los deseos humanos y también se siente atraído por ella. Bill se enfrenta a él con furia sobre la relación con su hija, pero la muerte le declara su intención de tomar a Susan por su propia cuenta. Como llega su último cumpleaños, Bill llama a Joe para hacerle conocer el verdadero significado del amor y todo lo que abarca, especialmente la honestidad y el sacrificio. Joe llega a comprender que su amor por Susan significa que debe renunciar al deseo que ella tiene por él y permitirle vivir su vida. También ayuda a Bill a recuperar el control de su empresa, dejando al descubierto las relaciones comerciales clandestinas de Drew (Jake Weber) revelándose a sí mismo como un agente del Servicio de Impuestos Internos y amenazando con llevarlo a la cárcel. Bill dedica sus horas restantes de vida a sus hijas Allison y Susan en su fiesta de cumpleaños. Joe dice su último adiós a Susan, que siente algo de la verdad detrás de sus palabras, pero no

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puede entender la relación. Con un espectáculo de fuegos artificiales en el fondo, Joe acompaña a Bill, mientras que Susan los espera a distancia. Ella se asombra cuando Joe vuelve a aparecer. El joven, no recuerda ninguno de los eventos que han ocurrido desde el momento de su muerte hasta su regreso, ni siquiera es consciente de cómo llegó allí. Una desconcertada pero complacida Susan parece haberse olvidado de su tiempo con Joe desde que se conocieron en la cafetería. Susan se da cuenta de que éste no es él, pero se compromete a vivir esta nueva situación, triste (por la pérdida de su padre y su Joe) y un poco esperanzada en el reintento emocionante del amor.

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Guillermina Silva D’Herbil

Billy Elliot es una película dirigida por Stephen Baldry. Es la historia de un niño de 10 años que vive en un pueblo minero de Inglaterra. Su padre y su hermano son mineros y la película transcurre durante la huelga del carbón, creo que es principios de los años 80. Este chico descubre que quiere ser bailarín y, obviamente, no es muy bien visto. Pero con la ayuda de una maestra de danza de ese pueblo consigue entrar en la escuela del Royal Ballet. Sé que no parece muy atractivo ni interesante este argumento, pero sin embargo es una película genial. Nos habla de la pasión y el esfuerzo, de luchar contra lo establecido, de enfrentar los prejuicios y amar algo tanto como para arriesgarnos desesperadamente para ser felices. Termina con Billy Elliot triunfando como primer bailarín del Royal Ballet de Londres. La veo y la veo... y no puedo no llorar.

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Sanchu De Raedemaeker

Mientras hacía gimnasia, a veces conversaba con una compañera. Después de un año entre sentadiilas y abdominales me dijo: - Recomendame un buen libro y a cambio, te recomiendo una buena película. - El día que Nietzsche lloró, le dije. - Las invasiones Bárbaras, me respondió. Nunca pensé que esos dos títulos, nos acercarían tanto, que desde ese día, tenemos una amistad hermosa y a la distancia. Cada vez que la veo en este medio por sus viajes, en pensamientos le agradezco. Las Invasiones Bárbaras. La miro y lloro y me río y vuelvo a saborearla. La entiendo a veces, desde lo simple que me considero. Y los diálogos son lecciones, que sigo repasando y vibrando.

http://youtu.be/ioj0PQDPQPI

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Gustavo Pedace

VOLVER A VOS Las navidades eran mágicas. No tanto por los regalos, que cuando era chico venían siempre mejor para los Reyes Magos, sino porque todos estaban felices y melancólicos, y las dos cosas a la vez. Había algo en el aire. Mi viejo se las ingeniaba para sorprender siempre con algo inesperado. Y se lo veía feliz de poder reunir a los suyos que habían sido con los suyos nuevos, es decir nosotros, su familia molecular de cuatro miembros. Esos días, los previos, eran de preparativos y de ritos inalterables. Ahora que me toca a mí organizarlo, necesito un envión para ponerme en sintonía. Un refuerzo anabólico, un inflador. Está bien, por suerte hay niños, y Papá Noel sigue apareciendo por los techos, y los que somos ahora (menos) hacemos todo lo posible por reunirnos, y lo logramos, pero hay algo que no flota en el ambiente. Se fue en un fade out imperceptible, como tantas cosas, esa atmósfera especial que todo lo teñía de magia. Hace unos años me apoyo en It’s a wonderful life, la inoxidable película de Frank Capra de 1946 que, protagonizada por Jimmy Stewart como George Bailey y Donna Reed como su esposa, es el mejor de los cuentos de navidad con el que me topé en la vida. Es una película simple, poderosa, en un blanco y negro que los años y las nuevas tecnologías hacen que se luzca mágico, que cuenta la historia de un hombre común, que decide suicidarse cuando todo alrededor se le derrumba y la misión de un aspirante a ángel que, para ganarse sus alas allá en el cielo, tiene la misión de convencerlo de que vale la pena vivir. Elijo verla unos días antes del 24. Elijo esa oscuridad pretendida. Hace unos años elijo verla con Candela y Lara. Me río en los mismos pasajes y lloro hacia el final, un llanto anunciado y que por lo general dura más que los segundos que lo provocan, cuando George Bailey lee en la dedicatoria del libro que Clarence el ángel le regala, Tom Sawyer de Mark Twain “No man is a failure who has friends”. Cada año desde hace no menos de 20 esos minutos me bastan para entrar en clima. Después, otros sucesos se encargarán de hacerme salir de él. Pero esas horas son de una felicidad extrema.

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http://www.youtube.com/watch?v=ILXyC7z1b8w

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M Pilar López O

Hay una película que me fascinó la primera vez que la vi, Drácula de Coppola. Fui el día del estreno, a las 4 de la tarde, con el cine vacío... y nada más salir me lancé a comprar la B.S.O. de Wojciech Kilar. Acto seguido la vi dos veces más en la pantalla grande, absolutamente fascinada por sus imágenes, su color, su barroquismo formal, un poco morboso a veces, el vestuario que me recordaba a Klimt, (luego leí que, en efecto, la diseñadora se inspiró en el pintor), todo, ¡absolutamente todo! La utilizo mucho en clase para trabajar sobre las B.S.O., por su uso del leitmotiv, sus temas bien diferenciados, su identificación personaje-tema que cambian cuando la situación varía... y no me cansa verla y verla, me sigue hipnotizando. Hace unos años quedé en casa con un grupo de amigos músicos para verla, ¡no la conocían!... Cielos... aún me toman el pelo cada vez que lo recuerdan.. Entré en "modo profe", cosa que, os juro, no me suele ocurrir nunca en la vida real, desconecto perfectamente, y les fui explicando cada efecto musical, cada sorpresa visual, cada variación entre la película y el Cd.... Mea culpa... les destrocé la peli, pero nos reímos mucho recordándolo después. ¿Hubiera sido capaz de no hablar...? Creo que con esta peli no... me gusta tanto que no me resisto a explicarla para que todos oigan y vean lo que yo escucho y veo. Ah, y como además me he visto casi todas las antiguas películas de vampiros, incluida el Nosferatu de Murnau, (que me encanta )... encima tengo muchas más referencias cruzadas que citar... La tengo en DVD y Blueray... y siempre que la ponen en la tele me reengancho. No importa que conviertan la novela de Bram Stoker en una historia de amor... ¡Esa música, esos colores, esa imaginería victoriana...!

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Paula Ancery

LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ Sé que no es alta literatura, pero… Un momento: no sé si no será alta literatura. El único libro de Margaret Mitchell pudo haber sido escrito por Tolstoi, a causa de su carácter épico y coral. La diferencia es que Tolstoi apunta siempre a lo sublime, y Lo que el viento se llevó es un culebrón. Por eso mismo, uno nunca se cansa de leerlo. Quiero decir, no es una lectura farragosa y, por más leído que lo tengamos, siempre es un gusto volver a él. Dije que es una novela épica, pero lo que narra es una derrota: la de los estados sudistas en la Secesión. Dije que es un culebrón, pero ellos dos no terminan juntos. Dije que es coral, porque además del muchacho y la chica hay toda una constelación de personajes, y cada uno tiene tanta densidad como los protagonistas. Cada cual tiene su propia historia, sus propios rasgos de carácter y su propia constelación familiar, que vemos evolucionar a través del tiempo (la acción se desarrolla a lo largo de doce años). Entre esa multitud de personajes secundarios, mi preferido: Melanie, que es bastante parecida a lo que era Beth en Mujercitas. Todavía no dije lo principal: yo me enamoré de Rhett Butler, ese antihéroe que conoce las debilidades de su amada, pero no las usa nunca en su contra; ese contrabandista que no se aprovecha nunca de los desposeídos, sino sólo de los que son de su misma calaña; ese paria social que se limpia el culo con los ideales patrióticos, pero igual va a pelear a la guerra cinco minutos antes de la caída de Atlanta (es decir, cuando ya ni los más convencidos de la legitimidad de la Causa dudaban de la derrota); ese hombre borrachín, jugador y putañero, pero que se lleva bien con los chicos y que sale a reconquistar la honorabilidad cuando se convierte en padre y piensa en el futuro de su hijita; ese hombre mundano y a la vez culto; canalla pero también sensible; fuerte frente a la adversidad y débil frente al amor; histérico – como todos- en el juego de seducción pero que sabe dónde detenerse, para pasar de la picardía al compañerismo y al cuidado por el otro. Ése, ése es el hombre al que amé y esperé durante años hasta que “me di cuenta” de que era sólo un personaje de ficción, para más datos creado por una mujer. Ése no podía ser otro que Clark Gable, y así paso de la novela a su transcripción cinematográfica. No creo que haya habido otro encuentro tan feliz entre la literatura y el cine. “Aquí yace David O. Selznick, productor de Lo que el viento se llevó”, dicen que se lamentaba el aludido. Es que Selznick era realmente muy joven cuando acometió “la

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más grande historia jamás contada”; y su carrera como productor talentoso y exitoso tuvo unos cuantos hitos más – entre ellos, Rebeca, de Hitchcock -, pero ninguno que tocara nuestros corazones con el impacto del culebrón de Scarlett y Rhett. Sus hallazgos en Lo que el viento se llevó empiezan, precisamente, por el casting. Como dije, Rhett no podía ser otro que Clark Gable (hoy me cuesta imaginar cómo la Mitchell escribió esas 600 y pico de páginas sin saber lo que sabemos todos: cómo era el aspecto real de Rhett). En cuanto a Scarlett, también será Vivien Leigh por toda la eternidad, qué duda cabe. Para nosotros es fácil darlo por asumido, una vez que ya está todo hecho; pero las mejores actrices de su tiempo audicionaron para ese papel: nenas como Joan Crawford, Paulette Godard o Tallulah Bankhead. Fue Selznick quien reconoció a Scarlett O’Hara en el rostro y la interpretación de la esposa de Lawrence Olivier; y quien, con el mismo acierto, discernió que la contra-pareja formada por Melanie y Ashley “eran” Olivia De Havilland y Leslie Howard, respectivamente. Solucionado el casting, Selznick se puso a lidiar con los guionistas para que comprimieran 12 años de acción en la novela en poco menos de cuatro horas de película, con las omisiones imprescindibles pero sin traicionar la esencia del relato. Luego, sólo le quedó la tarea de tratar con tres directores distintos, entre ellos otro bebé, George Cukor. Y así como la novela había ganado el Pulitzer, la película se quedó con el Oscar. Toda mi reverencia para David Selznick; pero, una vez que él les puso los rostros y las locaciones a Lo que el viento se llevó, yo prefiero volver continuamente a las páginas de la novela. Rhett mirando a Scarlett con una sonrisa insolente el día que la conoce, cuando ella pierde los estribos y revolea un florero contra una chimenea. Scarlett haciéndose un vestido con la tela de una cortina para ir a ver a Rhett a la cárcel y ofrecerle sexo por dinero. Rhett apareciéndosele a Scarlett en el camino como por casualidad, cuando lo que en realidad quiere es acompañarla (porque es peligroso que una mujer embarazada vaya guiando sola una carreta con dos caballos), pero sin que ella se dé cuenta de que la está protegiendo, para no humillarla. Melanie defendiendo a Scarlett cuando todas las evidencias indican que ella cometió adulterio con su marido. Rhett sacando a Scarlett a bailar en una fiesta para obligarla a salir del cautiverio del luto. Rhett devolviéndole el anillo a Melanie, camelándose a la tía Pitty y emborrachando al señor O’Hara, para que no le corten el acceso a su amada. Rhett proponiéndole matrimonio a Scarlett con las sutiles palabras “no puedo pasarme la vida esperando a pescarte entre dos maridos”. Rhett finalmente mandándola a pasear – como por otro lado ella se merece, porque es una usurpadora, ¡ese hombre es mío! con una frase de la que me apropié y que he descubierto que es útil en más de una circunstancia: “Francamente, querida...” Obviamente, yo, cuando me franqueo, digo “querido”. Ya no estoy más enamorada de Rhett Butler; pero, como suele pasar con los hombres a quienes una ha amado, sigo queriéndolo. Cada vez que se me hace presente el sintagma “gone with the wind”, pienso en otro viento, un 28


viento que no se me lleva a Rhett sino que me lo trae. “How many roads must a man walk down before you call him a man? The answer, my friend, is blowin’ in the wind.” https://www.youtube.com/watch?v=k7oDG96FRGY

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Mauricio Castello

Groundhog Day (“Hechizo del Tiempo” o “El Día de la Marmota”, 1993) Escrita, Producida y dirigida por Harold Ramis, con Bill Murray y Andie MacDowell como protagonistas. Phil, el pronosticador del clima de una cadena de televisión, es enviado un año más a Punxsutawney a cubrir la información del tradicional festival del Día de la Marmota. En el viaje de regreso, Phil y su equipo se ven sorprendidos por una tormenta que les obliga a regresar a la pequeña ciudad. A la mañana siguiente y las siguientes, al despertarse, comprueba atónito que comienza otra vez el Día de la Marmota. Esta es una de las películas a cuyo magnetismo no puedo resistir, es una de las rompezappings más efectivas. Si bien tengo el disco, nunca programo su proyección. Me gustan las películas de aprendizaje. ¡Ojo, no confundir con aquellas de pretensiones didácticas ni “de mensaje”! Acá tenemos a nuestro antipático protagonista viviendo una y otra vez el mismo día. ¿Cómo hacemos para hablar de rutina, de Dios, de cinismo, de amor, del sentido de la vida, de la frustración (otra con doble R para Petre), del suicidio, de aprender, de la libertad, de esto y mucho más en menos de dos horas? La respuesta es simple, con talento y humor, como en la vida. Peli de puro disfrute, tiene un guión tan preciso que no la podríamos contar. A quienes lean les alerto: mucho cuidado si el despertador se activa con la radio a las 6:00 am y comienza a sonar “I got you, babe” (“Te tengo, nene”) de Sonny & Cher.

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Pablo Miguel

Payasadas, de Kurt Vonnegut.

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Si nos atenemos a la cronología tradicional (algo que Vonnegut nunca hizo) la historia empieza cuando una pareja aristocrática tiene un par de gemelos muy feos y supuestamente estúpidos. La vergüenza hace que los encierren en una vieja mansión familiar, con un grupo de criados para atenderlos, sin sospechar que cuando Wilbur y Eliza juntan sus cabezas se vuelven una especie de genio... Una de las conclusiones a las que llega ese genio es que el mundo jamás debe enterarse de que son inteligentes porque perderían ese edén en el que viven. El narrador es un decrépito Wilbur (que llegó a ser presidente de EEUU) en sus últimos días, en medio de las ruinas de lo que una vez fue Manhattan. Entre otros motivos, aquel país dejó de existir porque los chinos comunistas perfeccionaron la miniaturización humana para ahorrar en alimento y vestimenta, pero cuando se volvieron microscópicos fueron aspirados involuntariamente por los occidentales con consecuencias fatales. Entre un hecho y el otro, una delirante y típica historia del gran Kurt, con su prosa fluida y refrescante y su agudísimo y agridulce sarcasmo.

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¿Por qué lo elijo? Porque KV, a través de todas sus novelas, marcó mi adolescencia de manera indeleble, y porque sigo volviendo a ellas cada tanto, sin aburrirme nunca, por más que las conozca tan bien. Esos libros son para mí como un abuelito simpático que siempre repite las mismas historias, pero al que uno no puede evitar incitarlo a contarlas de nuevo, porque cada vez son un enorme placer. Hi Ho!

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Ser Ros

El Eternauta, de Oesterheld, es una obra que siempre sentí la necesidad de poseer, con los años llegué a contar con diferentes ediciones y publicaciones. Me transportó en el tiempo y el alma mediante este héroe local que llenaba mis adolescentes expectativas de aventura. Siempre me acompañó y sirvió como apoyo lúdico, hasta que me alcanzó esta reinterpretación de la obra desde un costado más adulto y comprometido desde lo político y social, encontrándome abocado a las ciencias sociales, lo que me permitió reformular el sentido que le había dado el autor. Son muy pocas las obras que me demandan atención en más de una oportunidad, es más en este momento me desprendo de ellas regalándolas sin necesidad de poseerlas o exhibirlas como trofeo en un estante. Pero la obra de Oesterheld, presenta un paralelo con las etapas de mi transito por esta vida, y no por la concepción heroica, sino que en los puntos que nos hemos encontrado podrían establecerse hitos dentro de esta efímera línea de tiempo. Quizás lo local de la escena me represente, sino la fantasía de establecer vínculos con otras especies, no lo sé, solamente puedo decir que siempre encontraré un momento para acercarme a ella.

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Profe Ballán

Cara de Sueño, te quiero ver bailar, Los Náufragos, 1970. Cuenta el nudo de un conflicto de amor adolescente de esa época. La pareja discute en una fiesta y se alejan uno del otro. La canción - a modo de voz interior del muchacho - le sugiere que la llame y la abrace, que no la deje ir. Sonaba en mi casa en mi niñez, y suena ahora en el pendrive que llevo en el auto. Rememora mis tiempos de niño. En mi álbum viene después de El extraño de Pelo Largo (de Roque Narvaja). Mi hija me preguntó si en esa época todos tenían el pelo largo, aunque en realidad estaba reservado para ciertas tribus urbanas (medio hipponas). Los 80 trajeron el pelo corto (ya no hay un pelo largo, todos parecen soldados, en Mirta de Regreso (de Abonizio), por Baglietto; tema 1 del lado A de su álbum debut). Me llena de emoción, transmite aires de libertad, fe en el amor, igualdad, cuidado del otro, ideales de un tiempo que quedó atrás (melancolía).

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Horacio Petre

VOLVER A VOS Las partículas elementales, de Michel Houellebecq. Esta novela se publicó en 1998, y terminó de encumbrar a su autor, que había salido de la nada con Ampliación del campo de batalla cuatro años antes. Yo la leí por primera vez en 2001, en unas vacaciones, y me costó un par de días salir del ensimismamiento que me produjo. Ya comenté mi aversión a leer textos no escritos en español en el original, pero en este caso no sólo entré como por un tubo en la prosa del francés (en la traducción al español por Anagrama), sino que sentí en muchos momentos una gran afinidad por su percepción del ser humano. En esta novela le prende fuego a la generación del mayo francés, aunque leí en reportajes que a él no le gusta el mote de conservador “ya que no hay nada que retener, ni donde volver…” La novela narra la vida de dos mediohermanos, unidos por una madre en común que los abandona siendo muy chicos en distintos momentos, demasiado consustanciada con el hippismo y otras prácticas libertarias de su época. Sin ponerse en un lugar de derecha, el autor muestra cuanto de cáscara hay en muchas de esas posturas, y su contraparte llena de vanidad, egoismo, crueldad generadora de soledad, aislamiento y tristeza. Michel Djerzinski, el hermano mayor, es un científico, se crió de muy pequeño con su abuela, que a su vez murió cuando él era muy joven y transcurre su vida con una creciente incapacidad de amar, de emocionarse. Su medio hermano Bruno, por el contrario es un adicto al sexo duro y el porno, acomplejado por su fealdad y falta de sensualidad. La novela transcurre en una atmósfera de sostenida sordidez y frialdad, matizada por momentos hardcore y de ultraviolencia. Houellebecq desnuda la condición humana, mostrando todo el tiempo los móviles de posesión, dominio y ventaja como los principales vectores de ordenamiento social. La solidaridad, el amor y otras formas de vinculación más edificantes, aparecen, aunque mostrando lo difícil de su generación y sostenimiento. Si bien está ambientada en el presente (fin del siglo XX), hacia el final la novela se proyecta hacia 2009, momento en que muere Michel, quien tiene una gran teoría, un gran proyecto. En el epílogo, escrito 50 años después, se devela que sus estudios teóricos vaticinaban la posibilidad de la reproducción de la especie humana a partir de células sin la necesidad de la reproducción sexual… Quien narra el epílogo es uno de

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los nuevos representantes de la nueva humanidad, que vive en un presente sin la crueldad ni la violencia del hombre original. Así y todo este hipotético narrador le dedica al hombre el libro: “Esa especie torturada, contradictoria, individualista y belicosa, de un egoísmo ilimitado, capaz a veces de explosiones de violencia inauditas, pero que sin embargo no dejó nunca de creer en la bondad y en el amor.” Brutal. En muchos aspectos me horroriza un planteo de ese tipo, y no es esa perspectiva la que me hace volver a leerlo cada tanto… sino la idea de que probablemente mucho del origen de la constante disfuncionalidad de la organización social humana, pueda tener bastante que ver con aspectos genéticos, materiales y no exclusivamente ideológicos. Lo que más me atrae también es la prosa del autor, que se desliza indolente ante un paisaje de miserias, mezquindad y persistente dolor. Un gran fresco de ciertos aspectos de la humanidad. La volví a leer en 2008, siempre prestada, por lo que no la tengo a mano. Así y todo dejó una huella insondable en mi sensibilidad y sobre todo me llevó a considerar el de la condición humana, como uno de mis tópicos más importantes.

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David Haskel

El mar baila por la playa Un poema de balcones Las orillas de la luna Pierden juncos, ganan voces. El Romancero Gitano me fascina desde chico. Lorca me lleva de la mano y me interna por un rato en su mundo mágico de lunas gitanas, muchachas de verde carne, pelo verde con ojos de fría plata, guardias civiles con alma de café con leche, fríos puñales tiritando bajo el polvo, valses de sí, de muerte y de coñac que mojan su cola en el mar (este vino de otro libro y se coló), y donde ajo de agónica plata, la luna menguante pone cabelleras amarillas a las amarillas torres. Muy de vez en cuando leo algo que alguien escribe sobre Lorca. Y no les creo. No les creo nada. Especulan, diseccionan. Se retuercen intentando traducir lo intraducible y explicar lo inexplicable. A ver: si el universo se expande, ¿cómo es que es infinito? Y a ver: ¿cómo llegó la luna a la fragua con su polisón de nardos? Yo, espíritu impiadosamente escéptico, desconfiado hasta el tuétano, hostil a lo metafísico, descreído de todo y de todos, confieso – no sin vergüenza por mostrarme así desnudo, vulnerable, y crédulo - que me he rendido desde chico a sus pies. Y lo sigo haciendo. Y supongo (espero) que lo seguiré haciendo hasta mi último aliento. ¿Por qué? Debe ser porque de alguna manera intuyo que si hay algo más, está oculto en las tierras de aceitunas bajo el rumor de las hojas; allí donde los bueyes del agua beben los juncos soñando; y en los recodos del aire donde cruje la aurora salobre. Pero no lo releo: Lorca no se puede releer. Cada lectura es una primera lectura. No se hace el amor dos veces igual. Ni se miran las nubes y montes en las yertas lejanías dos veces con los mismos ojos. Lorca nos recuerda en cada estrofa que no es a las cifras, las perpendiculares y las cosas a quienes debemos la existencia.

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“Sólo el misterio nos hace vivir. Sólo el misterio”.

(Y sí: mi Romancero Gitano es de papel. Está todo amarillo y destartalado. Y huele. Bastante mal huele.)

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Gustavo Negro Bk

Eterno resplandor de una muerte sin recuerdos. Gran pelicula. Kate Winslet - Jim Carrey. Cómo podemos borrar todo o tratar de hacerlo, pero nada puede borrar el amor y ese eterno resplandor que viviran por siempre en nuestras almas. Conmovedora, brillante. Vuelvo a verla una y otra vez e identificándome con todas aquellas emociones que uno quiere borrar de su vida, pero que nunca hacen efecto. Porque esas sensaciones, esos momentos vividos son imborrables y a veces la mecha del recuerdo se prende con cosas muy sencillas como una voz o un objeto. Los invito a verla, analizarla. ¡¡No se van a arrepentir!!

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Carmen Navajas Rodriguez de Mondelo

EL TAO DE LA ACUARELA. Jeanne Carbonetti. Abril de 2004 En una tarde de primavera, en la librería del Centro de Arte Contemporáneo, allí te encontré. Me atrapó la acuarela de tu portada. Te abrí; cuando vi las imágenes que contenías me emocioné. Me puse nerviosa. Me invadía una sensación entre asombro, descubrimiento... pasión. Era como un flechazo, me enamoré. Cuando llegué a casa me recosté en el sofá y me lo leí en una tumbada, quedando extasiada disfrutando cada una de las obras pictóricas que contenías. Contigo he aprendido a amar a la acuarela. A no tener miedo a esta técnica. Aprendí que la acuarela fluye. No se la puede encorsetar ni atrapar a imposición. Si la aceptas como es y la respetas, ella te ofrece toda su transparencia y exuberancia, sus efectos inesperados al fundirse con el agua, su libertad. Jugar contigo y reflejarme en ti, como Narciso. Ahora me tomo el juego con toda seriedad para llegar a conocerme a mí misma en mi actividad pictórica. Es como meditar; y es cuando la pintura se transforma en meditación y la meditación en arte. Gracias, Jeanne Carbonetti.

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Raúl Bareño

CIEN AÑOS DE SOLEDAD tiene algo tan simple como complejo, una historia alucinante, repleta de personajes tan peculiares - entre primitivos y sabios - que llevan a conformar una trama que transporta al lector a una única estación, el realismo mágico de la familia Buendia. Es difícil determinar los motivos por los que, una y otra vez, esta obra de Gabriel García Márquez se impone sobre otras, ayer en un lugar en la biblioteca, y hoy ocupando bytes en un e-book. Aquí corresponde una "escala" para aclarar que más allá de las discusiones y polémicas sobre la rivalidad entre el papel y el libro electrónico, a alguien afectado por las mudanzas de matrimonios rotos, esta última opción ayuda a poner fin a clásicas peleas por los volúmenes que llenaron una biblioteca común (de ella y de él). Ese libro tiene la peculiaridad de ser legible en cualquier momento, aleja al lector del contexto en que se encuentre; no importa si se está triste o si la euforia es la que prima, lo inverosímil y la magia atrapan al punto que uno llega a sentirse un Buendía, que sobrevuela Macondo, y que es testigo de la historia. Volver a Cien años de soledad es dejar de estar solo.

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Julio Fernando Affif

Una película que me resulta deliciosa y me gusta ver en invierno, en la cama y tapadito: La Sal de la Vida. Un café fuerte, un licorcito dulce primero y después a lagrimear un poco.

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Cecilia Gómez Nale

Mírenla, a ella, que reniega de la poesía como no sea rebelándose a las reglas, y justo viene a elegir una, como obra a la que siempre vuelve. Quizás porque no respete norma alguna del género o porque al estar traducida haya perdido en el trayecto lo que la ajustaba a él es que esta poesía me subyuga. Y tampoco figura entre mis intereses aprender polaco como para corroborarlo… La cuestión es que lo me atrapa es su contenido y la manera en que lo fui ajustando a distintas circunstancias. Cómo, en cada nueva lectura descubro algún verso que me atrae más que otro en la anterior. Y así y todo, trato de no leerla muy seguido, porque me gusta volver a descubrirla, virgen de preconceptos y con el anhelo de volver a asombrarme.

AMOR A PRIMERA VISTA Ambos están convencidos de que los ha unido un sentimiento repentino. Es hermosa esa seguridad, pero la inseguridad es más hermosa. Imaginan que como antes no se conocían no había sucedido nada entre ellos. Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos en los que hace tiempo podrían haberse cruzado? Me gustaría preguntarles si no recuerdan -quizá un encuentro frente a frente alguna vez en una puerta giratoria, o algún "lo siento" o el sonido de "se ha equivocado" en el teléfono-, pero conozco su respuesta. No recuerdan. Se sorprenderían de saber que ya hace mucho tiempo que la casualidad juega con ellos, una casualidad no del todo preparada para convertirse en su destino,

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que los acercaba y alejaba, que se interponía en su camino y que conteniendo la risa se apartaba a un lado. Hubo signos, señales, pero qué hacer si no eran comprensibles. ¿No habrá revoloteado una hoja de un hombro a otro hace tres años o incluso el último martes? Hubo algo perdido y encontrado. Quién sabe si alguna pelota en los matorrales de la infancia. Hubo picaportes y timbres en los que un tacto se sobrepuso a otro tacto. Maletas, una junto a otra, en una consigna. Quizá una cierta noche el mismo sueño desaparecido inmediatamente después de despertar. Todo principio no es más que una continuación, y el libro de los acontecimientos se encuentra siempre abierto a la mitad.

De Fin y principio. 1993 (Versión de Abel A. Murcia) Wislawa Szymborska Polonia, 1923 – 2012 Premio Nobel de Literatura 1996

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Eduardo Mizrahi

VOLVER A VOS Amo el cine, pero no veo las películas dos veces. Es raro que relea. He leído dos veces algún cuento de Carver y de Kafka. De Quiroga y de Borges. Tenía en mente uno del gran checo, lo cambié por otro, pero no. En los últimos tiempos vuelvo a un cuento de Úrsula K. Le Guinn. Su nombre es Los que abandonan Omelas. ¿De qué se trata? Una ciudad feliz e idílica, cuya clave de la felicidad reside en el atroz sufrimiento de un niño. Y los que se amoldan a eso, y los que no. Los que abandonan Omelas. ¿Y por qué vuelvo? Qué pregunta... ¿será porque yo estoy siempre entre los que abandonan Omelas? ¿Será que nada más podemos hacer?

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Federico Cahn Costa

Re – pochoclero Mi peli favorita es ApoloXIII La vi cada vez que la pasaron en tele. En casa ya me toman el pelo. La sé de memoria. Está muy bien filmada y actuada. Tiene un ritmo cinematográfico impecable. Los efectos especiales, que son decenas, no se notan como tales. Y desde lo argumental muestra cómo trabajando en equipo se pueden resolver problemas que parecen imposibles. Es una historia real y lo hace partícipe al espectador de ese momento histórico. Me sigue entreteniendo y conmoviendo. Al final se salvan todos, jejeje…

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María Gabriela Failletaz

1 - La casa de Bernarda Alba, la obra, el film. 2 - Es una película española dirigida por Mario Camus en 1987 a partir de la obra teatral homónima de Federico García Lorca. La casa de Bernarda Alba” fue la última obra escrita por Federico García Lorca en el año 1936, dos meses antes de su fallecimiento, y fue estrenada por primera vez a nivel mundial en el año 1945 en Argentina. Luego tuvo decenas de representaciones en el mundo entero. En la obra, tras la muerte de su segundo marido, Bernarda Alba decide recluirse y guardar rigurosísimo luto, tanto ella como sus cinco hijas. El luto es roto por la llegada de Pepe el Romano, que pretende a la hija mayor, Angustias, que hereda una fortuna grande que atrae a este pretendiente (Pepe el Romano). Celos y pasiones se desatan en la casa de Bernarda alba, desembocando en un final trágico. Una obra fuerte, que pone de manifiesto las relaciones enfermas y opresivas de una familia liderada por una déspota madre, y cómo el amor de un hombre en medio de un seno de mujeres puede ser el foco infeccioso que detone la gran tragedia. 3 - Vuelvo a esta película porque es como releer la obra teatral en la cual cada personaje ha sido concebido como un poema. El director supo respetar el genio de Lorca. Me gusta su ambiente lúgubre, su profundo dramatismo, el ritmo lento y denso como la trama. Es perfecta la ambientación, el vestuario, los silencios, el sonido de los pasos en las diferentes salas y patios como única música (sólo percusión). Los colores, la forma en que manejan la iluminación acompaña el mensaje: la noche en tonos azules en contraste con el blanco de la cal de las paredes y la sensualidad de los camisones y los chales sobre pieles jóvenes de las actrices. El blanco de la virginidad en oposición a los tonos fríos y oscuros de los pensamientos prohibidos de la pulsión sexual que les genera Pepe, codiciado por todas. La obra me conecta con aquellos conceptos sobre la vida reprimida de los pueblos; por ejemplo, alguno que conozco del interior de nuestro país (el infierno grande del pueblo chico). Lo que hay que callar por las apariencias, por el qué dirán (el tema no se habla, el tema no existe). Me despierta dos sensaciones opuestas, de sufrimiento e impotencia, pero a la vez de paz por tener la suerte de no pertenecer ni a esas épocas ni lugares, ni tener esa madre, ni haber nacido en medio de ese infierno. Me invita a la crítica y a reflexionar sobre conductas y temas psicológicos de los ancestros (abuelos, padres). El personaje de la cocinera.... su frase "son mujeres sin hombre", la cocina, los pisos. Cada

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escena es una composición cargada de detalles costumbristas y de significado: el calor, las expresiones y gestos de angustia y de hastío y aburrimiento que van creciendo hacia la ira y la desesperación. Las rondas para rezar el rosario, los primeros planos de los bastidores de las labores de cada una bordando el ajuar, para casarse como única forma posible de escapar de esa madre y de esa cárcel, ignorando que pasarán a otra... Me parece fascinante lo que no se muestra (Pepe es sólo una música de cascos de caballo pasuquero golpeteando contra adoquines, una sombra de elegante jinete con sombrero en luz de faroles de una callejuela. Él se acerca a la reja de la ventana para encontrarse con Angustias y se adivina su llegada cuando frena ese ruido de los pasos. No se muestra, se insinúa, así como también el ardor de cada una de las mujeres que lo desean y lo espían desde el encierro. Me despierta morbo (un disfrute) verlas sufrir por pasión hacia ese hombre imaginado e idealizado que no alcanzan, porque ese sentimiento no pasó de moda, está vigente. Y me identifico con ellas, con sus miserias. Me sorprende cómo pueden llegar a desvirtuarse los lazos afectivos cuando la pasión las vuelve salvajes y competitivas, y van tejiendo "bordando" un amor/odio entre ellas. Ningún poeta, creo, ha podido traducir esos oscuros sentimientos como Lorca (ya lo dice el amigo Haskel). Me da impotencia la figura perversa aunque comprensible de la educación reprimida y represora de Bernarda, llego a odiarla, y a su bastón, pero también me despierta lástima. La síntesis de todo está en el cierre, cuando las hermanas corren en busca de Adela, que se suicida en su cuarto colgándose de la araña. Las palabras de Bernarda (recitadas con pasión gitana) con el llanto de las hijas que se oyen de fondo: "Pepe, tu irás corriendo vivo por el oscuro de las alamedas, pero otro día caerás. Llevadla a su cuarto y vestidla como doncella. Nadie dirá nada. Ella ha muerto virgen.” Y una de las hijas acota : “dichosa ella que lo pudo tener”. “¡Silencio ! ¡A callar he dicho! Las lágrimas, cuando estés sola. NOS HUNDIREMOS EN UN MAR DE LUTO ¡Que al amanecer den los clamores las campanas! ¿Me habéis oído? ¡Silencio!... Silencio...” Y ahí la rematan con el cante jondo final que acompaña esa quietud de la contemplación, admiración y concentración que nos deja la película al terminar de verla. https://www.youtube.com/watch?v=Yt6UYpkcTOo

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Andrea Goldberg

Paul Thomas Anderson guionista y director me noqueó con Magnolia, sin spoilear por si no la vieron. Una película coral. Cronológicamente hablando, se estrenó en el siglo pasado. 9 vidas en el Valle de San Fernando, California. Podría haber sido una ópera de Mozart, una obra de Shakespeare un óleo de la escuela holandesa y es todo junto: la pena y la miseria vincular, la opresión afectiva de estos seres, las distancias, los perdones, la desolación en lo que se venía perfilando como un futuro de comunicación total en el corazón hegemónico de la humanidad. Nadie dice el cómo de su necesidad, todos han dañado y todos han sido desgarrados. Vuelvo a ella sólo en la memoria, la evito, me persiguen las situaciones planteadas que arrastran los tiempos de un mismo día que tiene un principio y un final. En una punta las causas en otra las consecuencias, entre estas un proceso vertiginoso hacia el odio, el amor, el costo personal de ambos . Su prólogo es una declaración de principios. Nada es en el vacío, todo se concatena de alguna manera bizarra y algo azarosa para que sepas que lo que va a ocurrir transforma y mientras hay vida hay cambio y angustia. La pregunta es el dolor, cuánto durará, cuándo y por qué comenzó, ¿hay algo como el libre albedrío en el encuentro con el otro? ¿Quién sos sin afecto? ¿Acaso podés ser algo sin ello? ¿Qué hago con lo doloroso, no se desvanece ni se pulveriza, se transita. Si el oxígeno es necesario para la vida, queda poco. Cada minuto de la peli arrincona como una bala cuya trayectoria precisa hará blanco en la esencia misma de cada uno de los 9. Shit happens y no se permite al ser sensible quitarle el pecho a esa bala. De factura técnica impecable iluminación guión encuadres, hay algo de los personajes y espectador: temores, fracasos, deseos que exceden el contexto cultural y nos sitúan en la necesidad de redimirnos del dolor autoinflingido o brutalmente impuesto por un padre, el sistema, lo que sea. Los límites de la desesperación abren el pórtico de una esperanza íntima y casi inviable de la oportunidad de quebrar la asfixia. Reitero, en el film la vivencia de desolación es tan universal y extrema como la plaga que cae en el climax. Una lluvia de sapos que azota el valle.

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Dicen que la plaga de la muerte de los primogénitos en la historia bíblica no tiene explicación científica posible y se presenta entre los eruditos como una prueba de la existencia de dios. La plaga de la desolación tampoco la tiene y se presenta como la prueba irrefutable del dolor propio de los humanos. Con todo y el bajón que puede ser la película, vuelvo a ella en la evocación de mis propias instancias de desolación, de menor o mayor intensidad que las de Magnolia, para rescatarme de ellas consciente de que víctima y victimario se igualan en su necesidad de oxígenoternura-perdón. Ganó algunos premios, eso es lo de menos, me descompuse en el cine por primera y única vez en mi vida, es lo de menos. Me provocó revulsión, empatía, temor, amor y piedad. Me lo acordé todo recién, cuando comenzó a llover agua y no sapos, porque hay cosas del otro lado del pórtico que encarnan los sentimientos que podemos dar y recibir, superadores del dolor. ¿Quién no está lastimado? ¿Quién puede negar ciegamente una caricia que transmita que el otro puedo ser yo y yo puedo ser el otro?

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Luis Alfonso Martín Delgado

Volver a los diecisiete… Ni siquiera. Volver a los catorce. Y a los quince, los dieciséis y sí, también a los diecisiete, los dieciocho… A la edad de los descubrimientos, de los sentimientos, de las hormonas, de no saber o no poder distinguir entre los unos y las otras. Hay muchos libros releídos, con distintas lecturas cada vez; hay películas vueltas a ver y ver, siempre nuevas, para lo bueno y para lo malo. Risas y penas que fueron y que ahora resultan ridículas; y al revés, regalos que los años nos devuelven desde el trastero de los sentidos. Pero lo más recurrente, por fácil, por accesible, por inmediato, porque no necesita soporte físico ni nada ajeno, es una canción. La canción. Esa que cantas en la ducha o en el coche sin que suene en ningún aparato reproductor. Esa que suena automáticamente cuando pulsas la guitarra sin saber qué tocar. La que te hace viajar hacia dentro y hacia fuera sólo con cerrar los ojos. Y cantar... Canción

You've got a friend

Compositor

Carole King

Intérprete

James Taylor

Álbum

Mud Slide Slim and the Blue Horizon

Publicación

Abril de 1971

Grabación

Enero-febrero de 1971

Productor

Peter Asher

Discográfica

Warner Bros.

http://en.wikipedia.org/wiki/You%27ve_Got_a_Friend http://es.wikipedia.org/wiki/Mud_Slide_Slim_and_the_blue_horizon http://www.azlyrics.com/lyrics/jamestaylor/youvegotafriend145759.ht ml

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Roxana Conti

LA SAL DE LA VIDA

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Se trata de una película exquisita, plena de sabores, olores, colores y texturas. Celebración de la vida en sus pequeños detalles, narrada a través de los ojos de un niño y del adulto en quien devino, luego de atravesar un camino de sensaciones ricas en matices, que van de lo dulce a lo salado, de lo agrio a lo amargo, tanto en la comida como en la vida. Subyace una historia de amor, narrada a través del tiempo. Amor correspondido pero desencontrado. (Cómo no enamorarse de una vez y para siempre, luego de vivir una escena como la de los niños en el ático? Cómo no se enamoraría el protagonista, de niño, viendo bailar a esa criatura, la criatura más bella a sus ojos?) Este niño, nuestro protagonista, fue bendecido con un abuelo sabio, (un abuelo como el que todos quisiéramos tener o haber tenido, aunque sea un rato) quien lo guía a través de la vida enseñándole a oler, a gustar y degustar, a ver, a oír, a mirar y a entender la vida, aun mucho después de no estar físicamente junto a él. Se trata de una producción griega. Relata la historia de una familia griego-turca a mediados del siglo pasado que, por capricho históricopolítico, resulta deportada de Estambul a Atenas, narrando sus penurias y avatares con sencillez y gracia. La película gira en torno a la comida, la mesa, los sabores y costumbres de esos pueblos que como tantos otros, están aunados en su origen y geografía pero separados quién sabe por qué. Y está organizada en capítulos según el orden en que se sirven los platos a la mesa. La vi por primera vez hace tantísimos años, pero por alguna razón empecé a evocarla recientemente, hasta que di con ella nuevamente. Creo que se cual es la razón, esta película pone en palabras y sabores una mirada de la vida con la que hoy me siento en concordancia. Desde el titulo mismo. Desde su primera y conmovedora escena.

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Lo que abunda no daña, como ha citado Julio Fernando Affif. Ha ocurrido una interesante coincidencia dado que ni bien leí la consigna pensé en esta maravillosa película que comentaré a continuación. Para mi sorpresa, dado que es una joya desconocida, hemos coincidido con mi contertulio en el gusto y en la elección. De ninguna manera se trata de quitar mérito a lo ya expuesto por mi compañero ni de generar ningún tipo de competencia, de hecho pensé en dedicarme a elegir otra obra, pero el mismo Julio y también Paula Ancery me han alentado a que publique lo mío.

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Una maravilla que vale la pena ver, a la que siempre vuelvo para regodearme con la simpleza de los detalles y buscando revivir la sensación de que los recuerdos de la niñez están en esa simpleza. Vuelvo tratando de responderme, cuando la velocidad que impone la vida me hace olvidar que es allí, justamente allí, en ese gusto que nos hace evocar ese tiempo pasado, en ese sonido que nos lleva a años luz del momento presente, donde habita la esencia de lo que somos. Y que tanto ese gusto como ese sonido, se hicieron presentes por primera vez una tarde cualquiera de un día cualquiera en la vida familiar.

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Daniel Goldenberg

A las buenas películas y a los buenos libros siempre se regresa. Pero al igual que a los viejos amores, encontrarlos tan atractivos como en el pasado es una tarea difícil. Mucho más difícil aún es percibirlos todavía mejores que antes. Pero como en toda regla, hay excepciones; y como los buenos vinos, que mejoran con el tiempo en sintonía con nuestro paladar, algunas joyas resisten el juicio fatal de la comparación entre la inquieta percepción de aquellos que fuimos y ya no somos, y este nosotros de ahora, que nombra por madurez a la sensibilidad menos urgente. Stanley Kubrick tiene ese poder sobre mí. No hay vicio ni mal hábito enquistado en mis sentidos que le pueda a la fascinación que me provoca ver sus películas una y otra vez. Tienen el poder de resetearme a mi configuración más básica y receptiva. Elegir por elegir: 2001 Odisea del Espacio, La Naranja Mecánica, El Resplandor y Ojos Bien Cerrados. Pero si de magia se trata, El Resplandor (The Shining) me atrapa como a Jack Torrance (Nicholson), en una maldición de la que ya no hay escape.

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Mirta Linda Saiegh

Un libro que me acompaùa, al cual vuelvo cada tanto, es El Caballero Inexistente, de Italo Calvino. La capacidad de "jugar" con la idea que una armadura vaya sin nadie, pero a la vez existe un caballero que va a las batallas‌ me resulta atrapante. Tal vez por lo fugaz de la aparición de cada uno para el otro o por esta posibilidad de estar y no estar a la vez.

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Alejandra Vitale

Para contarles hoy elijo películas románticas, de ésas que me dejan descansar en el previsible final feliz. Las preferidas son las que llamo de "sábado a la tarde", invierno, calefacción, té, chocolates y si lluvioso ideal. No la busco, pero me detengo cuando se cruza y me entrego sin voluntad de decisión a las escenas que disparan emoción. Me recuerdo en la primera vez que la vi y me pruebo ahí. Puede ser, el juego de manos en el último tramo de Una propuesta indecente. Ahí mi panzada de dramatismo, los sentidos se potencian para realzar la experiencia de alivio que puede dar el reencuentro con lo familiar y conocido, instante de ilusión de volver lo que fue. https://www.youtube.com/watch?v=SQJsWv_Nd0Q&feature=youtu.be

Indecent Proposal is a 1993 drama film, based on the novel of the same name by Jack Engelhard. It was directed by Adrian Lyne and stars Robert Redford, Demi Moore, Woody Harrelson, and Oliver Platt. Music by John Barry.

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Aitor Arjol

LA POESÍA DE JIM MORRISON CAYÓ EN MIS MANOS Y... No sé cómo caracterizarla. Cercana a las imágenes sensoriales y potentes de la generación Beat. Hermética y sumida en la transgresión. El caso es que esa poesía cayó en mis manos hace un par de días. Un ejemplar rarísimo de encontrar, y menos en los suburbios literarios de Quito. Varios volúmenes organizados por un fotógrafo y por la que fuera su pareja, Pamela Courson, fallecida dos años y medio después que Jim Morrison se fuera, una noche del 3 de julio de 1971. Si mal no se recuerda. Un infarto es la versión oficial. El caso es que su tumba, ahora creo sin cabeza, es uno de los sueños más visitados en París. Tenía 27 años cuando falleció. De la misma forma que la Generación del 27 coincidía con ese número en otras tantas cabalísticas. Un ejemplar tan bello y extraño a la vez que... por algún motivo lo meteré en un sobre y se irá a una vieja librería de España a cambio de una primera edición del "Romancero Gitano" de Federico García Lorca.

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I ¿Sabías que la libertad existe en un libro escolar? ¿Sabías que los locos gobiernan nuestra cárcel en una celda, en una checa en un remolino blanco, libre y protestante? II Estamos colgados cabeza abajo al borde del aburrimiento. Buscamos la muerte en el cabo de una vela. Buscamos algo. III Con nosotros fabrica ángeles la muerte y nos pone alas donde teníamos brazos suaves como garras de cuervo que nos ha encontrado.

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Horacio Tort

No tengo el hábito de releer, de los libros que he leído no hay uno que sobresalga entre los muchos que me emocionaron y conmocionaron, que me hicieron pensar, que me sorprendieron, que me encontraron al alba sin poder apagar la luz por querer devorar una página más, y otra, y otra. En lo que hace a películas hay muchísimas que me encantaron, emocionaron, me hicieron llorar (soy de lágrima fácil, debe ser que tengo un lado femenino muy desarrollado), etc. que he visto montones de veces y que las seguiré viendo cada vez que pueda, pero soy incapaz de elegir una sobre las demás, No creo que ninguna merezca tal distinción sin ser injusto con muchas otras. Pero como no quiero que me reten, esta es mi elección. Mafalda Creo que no necesita presentación. Si alguien no la conoce ha estado viviendo en un termo toda su vida. Y solo diré que, entre las muchas virtudes que tiene esta tira que nos divierte y nos hace pensar, la elijo por su vigencia. Este personaje creado por Quino que ya tiene 50 años es tan actual como el diario de hoy. Y lo seguirá siendo por los siglos de los siglos al paso que van las cosas en nuestro país y el mundo

https://www.facebook.com/MafaldaDigital

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Javier Russo

Siempre vuelvo a Solaris, de Stanilslaw Lem. Lem usa una aventura espacial como excusa para explorar lo mas íntimo de nuestro ser. Culpas, deseos y hasta la definición de vida se cruzan en el relato en un ida y vuelta que no termina y deja flotando interrogantes acerca de la propia existencia. Confieso que vi la película (la de Tarkovsky) antes que leer el libro. Tendría seis o siete años y fue quizás mi primer impacto con la ciencia ficción. Recuerdo cuando fui a ver la peli, pensaba que iba a ver a Flash Gordon y terminé reflasheado (aunque no entendí mucho)... Ya adolescente me compré el libro y desde entonces es mi encuentro anual conmigo. Es de los libros en donde siempre se encuentra algo más; más para aprender de uno, más para aprender de los demás. El tiempo que paso leyéndolo siempre me hace sentir finitud e infinitud en la justa medida. La vida moderna no siempre da espacio y para hacernos las preguntas sobre nosotros mismos, nuestra existencia y nuestros verdaderos deseos. Leer Solaris, para mí, es sumergirse en esas preguntas con un relato profundo y cautivante. Iniciar su lectura es un ritual placentero y encontrar una pregunta más sin respuesta es por demás gratificante. Ahora que lo estoy viendo... creo que es tiempo de volver a mí.

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Paula Ancery

Transitar la incertidumbre con serenidad. Ése es el estado.

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Qué raro, esa reflexión quise ponerla en mi muro, no en LIPE. Pero mi conexión a Iternet funcionaba espantosamente, me tildaba las páginas y cometí este error involuntario. Pensaba borrarlo pero en seguida aparecieron comentarios solidarios y esclarecedores. Así que dobles gracias. Es cierto, quizás la serenidad sea cautela. Probablemente no haya nunca certezas, pero a veces la incertidumbre se vuelve tan evidente que no podemos hacernos los sotas...

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Edgardo Talenton

"Lo que él quería eran las mismas respuestas que todos buscamos; de dónde vengo, a dónde voy, cuánto tiempo me queda. Todo lo que yo podía hacer era sentarme allí y verlo morir". Gran escena final del clásico de ciencia ficción de Riddley Scott Blade Runner. Lo tiene todo: guión, actuaciones, visuales, banda sonora, etc.

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Dicky Schefer

SIEMPRE VUELVO Mateo 25, 14-30 La parรกbola de los talentos. No porque el talento era dinero, no. Es por nuestra inclinaciรณn a compartir lo mucho o poco que sabemos y de crecer nosotros y ayudar a crecer a los demรกs. Es trascendencia. Finalmente para eso estamos.

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María Ester Arnejo

Vuelvo a tantas películas que veía los sábados a la tarde en el cine de mi pueblo. Era el programa casi obligado. Esta que comparto sería la síntesis del tipo de películas y argumentos que disfrutaba, La ropa, los actores, la forma de bailar. Soñaba con que alguna vez aparecieran esos hombres, así como Willam Holden apareció para ese pic-nic en ese pueblo donde todo era rutina y mandatos. Claro, la película es la misma, pero yo no lo soy. Y los buenos ahora los veo como tontos, la mala es la heroína y el amor y el romanticismo sobre toda las cosas era y es lo nos sigue entusiasmando. Espero disfruten este recuerdo los "mayorcitos", seguro y los más jóvenes por favor no se rían. http://youtu.be/tUi5kzYoMag This is a tribute to a movie called "Picnic" & it was released in 1955 & starred Kim Novak,William Holden,Susan Strasberg & Rosalind Russell. My favorite scene of the movie is the dance between Kim Novak & Bill Holden, it is one of the most romantic dances & moments on film.

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Diego Albé

Vuelvo a muchos de mis libros, lo considero una costumbre feliz. El reencuentro es de una comodidad difícil de explicar, pero al hacerlo es como si mi vida fuese en esos momentos, un otoño de sol permanente. Para respetar la consigna debo mencionar a uno de ellos y entonces elijo Misteriosa Buenos Aires, de Manuel “Manucho” Mujica Láinez. La obra se compone de cuarenta y dos cuentos que en orden histórico, nos relatan costumbres, historias y fantasías de Buenos Aires desde su fundación en 1536 hasta 1904. Manucho despliega su exquisita, finísima, sagaz y adictiva pluma y uno quiere ser dueño en parte de todo aquello. Los motivos de volver, una y otra vez a sus hojas sepiadas son un relato en sí mismo. Trataré de ser breve. Disfrutaba una tarde como muchas, de mis incursiones a una famosa librería de antiguos en Avenida de mayo, cuyo nombre prefiero no mencionar por razones que entenderán al final del relato. Esa tarde, cansado de pensar siempre en ella, busqué infantilmente la mejor manera de ser egoísta. Y quise darme un gusto. Basta de comprarle libros, o de comprarme libros pensando que algún día podrían también ser de ella. No señor. Esta vez iba a comprarme uno para mi. Por lo que merecía ser algo diferente. Saludé como siempre a ese hombre de rasgos anodinos que se transforman cuando habla de libros y fui al grano. Misteriosa Buenos Aires, Primera Edición. ¿Tendrá? dije firme y claro. El hombre sonrió con una mueca de amabilidad y soberbia y se dirigió a lo alto de una vitrina. Tengo un ejemplar, me dijo, bajando sus lentes con gesto desafiante. Confieso que no llevaba dinero encima y menos para una primera edición. ¿Cuánto es?... ahh… le ruego me lo guarde, no sé mañana, pero en unos días vuelvo por él. Me lo guarda ¿sí? Gracias, es usted muy gentil. A la mañana siguiente se lo comenté a ella, contento más por el gesto egoísta que afirmaba mi amor propio que por la probable compra. Pasaron dos tardes y ella me regaló el libro; recuerdo sus ojos oceánicos derrumbando mi alma como siempre. Me tomó de los brazos y me dijo: “Te voy a decir dos cosas. Primero, te regalo esto porque sos mi perdición y me encanta que lo tengas. Segundo, nunca confíes en la fidelidad de un librero.” Hoy, cada vez que vuelvo al libro, el hombrecito del azulejo y la muerte dejan de pelear para regalarme una sonrisa compasiva.

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EDICIONES LIPE DOMINGO 18 DE MAYO DE 2014



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