LA VIDA Y LA PANTALLA

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Ilustraci贸n de portada L. Alfonso Mart铆n Delgado


LA VIDA A ANTE BAJO CABE CON CONTRA DE DESDE HACIA HASTA EN ENTRE PARA POR SEGÚN SIN SO SOBRE TRAS LA LIPANTALLA


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CONSIGNA DEL DOMINGO 18 / MAY / 2014 LA VIDA + PREP + LA PANTALLA

Esta vez les propongo algo que podría dar para la ficción o el ensayo. Lo dejo a criterio de los tan activos lipeños que, mientras aguardan el locro del 25, bien pueden ponerse a crear / reflexionar sobre este tópico. Lo divertido en esta consigna es que el cambio de la preposición que va entre ambas palabras altera completamente el foco. O sea, elijan la preposición que gusten y vuelen. Eso sí, al participar pongan en el titulo la preposición que eligieron, así vemos cómo cambia el enfoque según la seleccionada. P.E.: La vida SOBRE la pantalla. Y para que vean que la escuela primaria de los 70 me dejó algo, les tiro las preposiciones, de memoria así "de una"; a, ante, bajo, cabe, con, contra, desde, en, entre, para, por, según, sin, so, sobre, tras. (sic)1 ¡Buen fin de semana y próximo III Encuentro Lipeño!

Silvina Scheiner

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Nota del editor: Como se puede apreciar, la escuela primaria de los 70 le dejó algo, pero no todo.

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María Gabriela Failletaz

LA VIDA EN LA PANTALLA EN DIAPOSITIVAS

YO. La infancia. Los padres. Los cumpleaños. Mis hermanas. Los juegos. Los primos. Los cuentos. Los deportes. La danza. Las enfermedades. Los viajes familiares. La música. La guitarra. Los miedos. Los sueños... El colegio. Dios. La adolescencia. Los bailes. El pelo. La ropa. La billuterie. El beso. Los noviecitos. Los amigos. El cigarrillo. La guitarra. La sexualidad. La culpa. Los miedos. Los sueños... La juventud. El sol. Los viajes con amigos. Los anhelos. Los desengaños. El mate. Las pizzas. Los libros. El estudio. VOSOTROS. El trabajo. Los alumnos. El crecimiento. La voluntad. Los proyectos. El café. El mundo. La poesía. La aventura. Los miedos. Los sueños… El arte. Los novios. La lealtad. NOSOTROS. El matrimonio. El hogar. La casa. La sexualidad. Los miedos. Los sueños... ELLOS. La certeza. Los hijos. El amor. La adultez. Los abuelos. Los aciertos. Los errores. Los riesgos. Los miedos. Los sueños... Los proyectos. Los fracasos. El llanto. Las discusiones. La culpa. La ansiedad. Las cosas materiales. La estética. La ropa. Los cosméticos. La computadora. La música. La guitarra. Las noches de angustia. Los autos. Las mascotas. El balance. Los años dorados. La alegría. La tristeza. La desesperación. La ruptura. La culpa. La transición. EL. La aventura. La ausencia. El llanto. La soledad. Los celos. La cerveza. Las redes sociales. La literatura. Los miedos. Los sueños… La madurez La lucha diaria. El balance. Los detalles. El buen vino. La sexualidad. La casa. La experiencia. La sabiduría. La pasión. La ternura. La armonía. El equilibrio. Los miedos. Los sueños. VOS.

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Julio Fernando Affif

LOCURAS NO TANTO Hay locuras que son un misterio que se esconden pero no se van esperando la chispa sagrada que las haga por fin aflorar Y la ronda que ronda los sueños soñando locuras que no lo son tan desfilando en perfiles difusos aumenta ese miedo terrible a volar Calendario inconcluso e incierto. Las deidades nos quieren llevar. Anudamos deseos profusos. Locura sin tiempo, sin tierra ni mar. Sorprendida nos mira la vida tiempo escaso en un circo mortal. Doble salto buscando otras manos, trapecio sin valla, payaso genial. Y allá vamos atravesando luces traviesa figura de un giro genial. La locura suspende los tiempos guardando sonrisas en la intimidad. Pero ¿ha sido locura el misterio? o el misterio no es más que verdad disfrazada de encuentros furtivos absurda mentira, dulce realidad. Así se va la “vida entre pantallas” ocultando las locuras que no son relegando la esencia, los instintos, las pasiones, la risa… y el amor. Suspendido en un halo celeste el misterio se deja llevar y me encuentro mirando a los ojos de aquello que nunca debimos mirar. Pero nunca, palabra maldita, cuando no lo podemos lograr, se transforma en palabra bendita “seguro que nunca te voy a olvidar.”

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¡Ay! Misterio, locura y ensueño, ¿Qué razón obedece el destino? ¿Que designio señero sin dueño nos arrastra por ese camino? Sin razones, sabrás que estás vivo, orillando esa grieta fatal instinto felino que enciende la sangre no pide permiso, se instala o se va.… Julius Khalil

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Cristian del Rosario

LA VIDA DESDE LA PANTALLA

Kyra contaba internamente los segundos y miraba a intervalos el reloj para cerciorarse que su cuenta mental era correcta, sabía que era una torpe forma de ralentizar su ansiedad El símbolo del programa espacial interbloque se había puesto en verde, titilando en la pantalla, y ello indicaba la inminente aparición de la sonrisa de Sacha y sus enormes ojos azules resaltados por su pelo rubio. Amaba su trabajo, era, casi, lo que más amaba en el mundo y esa pasión la había llevado a ser la primera de los humanos, en hacer un viaje tripulado mas allá del sistema solar. No había sido fácil, había llegado luego de exigentes pruebas, adelantándose a cientos de aspirantes al puesto. Solo esa excepcional oportunidad, fue el único motivo por el cual aceptó, durante los tres años de ese viaje fuera de la tierra, que resignara a estar con Sacha. Era entonces este contacto semanal, de tan solo treinta minutos, con su hijo la que le renovaba de fuerzas para soportar su lejanía. - ¿Cómo te va en la escuela, Sacha? - le preguntaba, mientras lo miraba tomar su merienda y dibujar pájaros, sus preferidos. - Bien mumish, me gusta hacer cuentas... como las que hacés vos... Kyra sonreía recordando las horas que paso su hijo en su regazo, mientras ella realizaba complejos cálculos que le permitirían comprender y manejar los programas y sistemas de la estación orbital en que viviría. Seguía hablando y viendo a su hijo, el que se multiplicaba en los distintos monitores de habitáculo; su imagen era captada por una cámara de alta definición puesta en su habitación. - Mi vida, mi sacha, te ves tan hermoso hoy - le decia Kyra apoyando los dedos en el frio vidrio como queriendo acariciar su pelo rubio. - Gracias Mumish...

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Al poco tiempo, nuevamente el símbolo comenzó a titilar - ahora en rojo - anunciando el final de la transmisión. - ¿Qué pasa centro Kiev? - ¿preguntó Kyra, algo molesta, al darse cuenta que sólo había pasado poco más de diez minutos con su hijo. - Nada, Comandate, lamentablemente necesitamos racionalizar energía y por algunas semanas debemos acortar estos contactos a diez minutos... quince minutos, no más de eso… - ¿¡¡Cómo!!?... es inaudito, no pueden hacer esto... - Comandante...sea razonable, hemos notado una merma en la intensidad de la fibra virtual luego que traspasó la órbita de Neptuno. Todo el programa está trabajando en solucionarlo, hallaremos pronto la forma de normalizar el flujo y podrá volver a estar con su hijo. Restableceremos contacto con Ud. en tres horas, tal como es habitual. - Ok. Kiev... hasta luego. - su formación militar y la importancia de su misión, resignaron a la madre frustrada. Zair se quedo viendo la pantalla unos segundos aun después que la imagen de Kyra desaparecía, dejando sólo, titilante en azul, el símbolo del programa inter espacial, señal de la suspensión del contacto. La voz del Mayor H. M. James lo sacó de sus pensamientos. - Teniente, Ud cree que se dio cuenta? - No, entiendo que no, el efecto es muy real. - ¿Puede afirmarlo, teniente? - Sí, señor; sus reacciones, sus registros y los valores telemáticos vitales de su cuerpo no mostraron inquietud alguna. - Bien, el programa holovideográfico parece haber sido un éxito. - Señor, el viaje durará 2 años, no creo que se pueda mantener la farsa todo ese tiempo. - Trataremos, Teniente, trataremos. Nada podemos hacer ante tan brutal paradoja. Durante décadas trabajamos en las mil formas de asegurar la vida de la comandante en el espacio, evitar que corra peligro; imaginamos lo inimaginable para afrontar cualquier avatar que pudiera existir en esa travesía interestelar de esos tres años; pero no reparamos, no tuvimos la prevención, de cuidar el único motivo por el cual la comandante se siente obligada a regresar. Ya es tarde, ahora sólo nos queda seguir perfeccionando el programa que recreará y proyectará, todas las semanas, la imagen de Sacha creciendo y desarrollándose en este tiempo. Nuevamente trataremos de derrotar a la muerte con la ciencia, pero sabemos que es una batalla ya perdida.

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Roberta Garibotti

LA VIDA DETRÁS DE LA PANTALLA

En mi infancia pensaba, y hasta estaba segura, de que dentro de la tele había personitas que allí vivían. Aprendí a estar en este mundo en comunión con esa caja cuadrada que me hizo compañía. Las tardes de siesta eran más cortas con las imágenes de ese noble artefacto. No todo lo nefasto que le adjudican es cierto. Yo he querido ser linda como Penélope Glamour. Estuve segura de que el Correcaminos sería atrapado por fin, y por quién sea. Jamás olvidaré a la preciosa Patricia Miccio y su elegancia en el ser y el hablar, conduciendo utilísima. Feliz Domingo me ayudó a resolver cálculos de matemática, que descifraba en las tandas, para poder seguir viendo el programa luego. Actualmente siento que cada vez que la enciendo, la pantalla se va a iluminar, regalándome un episodio nuevo de Sony. Me he enamorado de Joe, el de Bonanza, soñé con Pablo Echarri, compré aparatos quemagrasa, y sigo sintiendo que hay gente adentro, hombrecitos en miniatura que duermen ahí. Pero nunca la tele habló de mí, ni de tantos que estamos detrás de ese mundo apantallado. Los que no somos famosos, aparecemos sólo cuando morimos en un accidente, o nos roban, o nos violan o secuestran. El detrás depende de cómo uno lo considere: hay una trastienda que produce todo ese ciclón informativo, chimentero, acartonado, que emula algo que no es del todo cierto o real. Los de detrás, lo consumimos, lo compramos, lo hacemos leyenda.

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De Raedemaeker Sanchu

ANTE LA PANTALLA

Amantes de Teruel Ante la pantalla dejó penas, vinieron ilusiones marcadas en poesías de un enmascarado a quien lloró más de una vez. Amor que revive olores de infancia, el amor trae, recupera, rejuvenece, altera los sentidos. La pantalla bajo el sol de un otoño nuevo, con las hojas tan secas que cortaban cualquier idea impuesta. Cabe decir que uno no discierne lo bueno de lo malo. Que los días se hacen inocentes, ansiosos, con esos “holas” que se golpe son “adioses”. Contra todo uno se vuelve ciego, desde ese primer temblor de manos, que enfrían los brazos y se dirige a la nuca. Ante una pantalla una puede ser, terriblemente sincera, feliz y desdichada, creando todas las historia vistas. La pantalla, fue mi confesionario, mi cielo y purgatorio. Para otros, mi novedad era la locura. Que alguien me leyera valía más que cualquier encuentro ¿necesario? Jamás lo sabré. Y hay días en que una se pregunta ¿para qué? Para ser ciega y sentir el triple. Para ser transparente y despertar endiablada. El azar, las coincidencias, la ensoñación engarzada al delirio de la rutina... de ahí me salía. Esperaba, con la foto de la vieja “ese cambio “, a modo de ruego bruto. Aprendí a través de ese azar que detuvo mis relojes externos, a entregarme sin cuidarme, a un depredador de almas ciegas y comunes, como me sentía yo. Fue mi tesis, le digo a mis amigas. Qué lástima que hayan exámenes, que te rosen con la muerte en vida. Ese perro negro al que con la sabiduría de entender el mensaje, se va domesticando. Así fue que una pantalla, a veces con grandes equivocaciones, nos enseña que las palabras no son indefensas, que los juegos tienen un precio, y que cuando anda con las defensas flojas, aparece una soga que en apariencia es firme. Victoriosa me prefiero y libre de esa adicción que tuvo un nombre. Seré yo misma y tratare que todas las estaciones sean primavera me dije un día, lo demás, historia.

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M Pilar López O

LA VIDA SOBRE LA PANTALLA

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Tiene un vestido de volantes rígidos, lleno de lunares blancos y de color tan rojo que deslumbra. Sabe perfectamente que nadie puede dejar de mirarla, ahí, con los brazos en alto terminados en castañuelas flamantes, negras, brillosas. Desde arriba lo abarca todo, orgullosa de su gesto cimbreño, feliz de ser mirada, segura de la admiración que despierta. Cuando encienden el aparato vibra un poco el suelo, se templan sus zapatitos con un calorcillo que sube agradable hasta sus piernas bien torneadas de color carne. Se siente el centro de la atención de todos ¡tan feliz!, realizada, perfecta, sabiendo que para esto ha nacido. Todas las tardes a las 7 los niños disfrutan con su baile y se ríen con frecuencia de puro gozo, y comentan su gesto con unas voces tan aceleradas y agudas que ella es plenamente consciente de lo bien que lo están pasando. A las 9 son los mayores, más serios, pero igualmente entusiastas. ¡Ah, y los domingos por la tarde! Ese es su momento más triunfal. ¿Qué otra bailarina sería capaz de atrapar mejor a su público? Y luego, apareció ella, la acechante gata blanquinegra que se fija durante horas desde la repisa de la ventana. Al principio creyó que también el animalito había caído fascinado por su porte... pero luego miró sus ojos afilados, y un dedo rasposo roza su cuerpecito de plástico color carne. No siempre estaba allí, los otros la echaban casi siempre, pero ya vivía inquieta sintiendo sus fríos ojos verdes pesando sobre ella. Y el desastre. 2

Hace muchos años, cuando yo era niña, en casi todas las casas había una figurita de plástico sobre el aparato de la televisión: Una bailaora de flamenco con su bata de cola, su flor en el pelo, los brazos en alto y las castañuelas. Ni idea de por qué, es kitsch, no tenía nada que ver por lo común con el resto de la decoración, ni con los particulares gustos de los habitantes...pero es que al final uno la cogía tanto cariño que, rota y todo, seguía allí año tras año. Así se me ocurrió escribir lo que sigue.

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No lo vio venir, se encontró caída detrás de la tele, arañada, sus bellos volantes en jirones, su cabeza arrancada y llena de pelusas escondida al fondo del sofá... Intentaron repararla, pegaron su cabeza, remendaron su volante, se le restituyó el garboso gesto de las manos. Pero es que ya no es lo mismo, lo siente, ya no la miran directamente con la delectación de antaño, lo nota, prefieren fijar la vista más abajo, como rehuyéndola... ¡Lloraría si fuera capaz de hacerlo! Qué vergüenza, no la miran francamente, ya no es hermosa, no es grácil, no despierta admiración ahora. Pero sigue en su sitio, ¡sigue en su sitio! Pasa el tiempo y poco a poco su natural animoso va ganando terreno. Solo con que pasen algunos meses más lo logrará, recuperará su atención, volverá a ser la reina indiscutible de las tardes infantiles, la triunfante figura de las tardes de domingo. Lo sabe, lo siente en sus huesos de plástico color carne, recuperará su trono, volverá a ser la reina del salón sobre la pantalla.

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Viviana Goldman

Mi vida transcurre a travĂŠs de la pantalla... solar. El Albino

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Claudia Castañeda

LA VIDA EN LA PANTALLA

El sueño de traspasar la pantalla para robarle a una novicia el don de volar, para acompañar a Fred y a Ginger con el convencimiento que con sólo pararme al lado de ellos, mis pies se dotarán de magia y mis oídos se colmarán de tap. Traspasar la pantalla para volar en una alfombra, para dar la vuelta al mundo en globo en ochenta días, para viajar al centro de la tierra y para pasarme cinco años de vacaciones en una isla. El sueño de traspasar la pantalla para besar a Mel Gibson o para darle un empujón a Whitney Houston y pedirle “amohinadamente” a Kevin Costner que me cuide las espaldas a cambio de una melodía bajita y a capela. Traspasar la pantalla para pedirle - casi rogarle - a un tal Arjona que se dedique a vender verduras y que deje la composición y el canto en buenas manos. Esa sería una de las acciones por las que me ganaría una canonización - antes de ir a sorteo o licitación -. El sueño de traspasar la pantalla para alcanzar a un “alguien” que me vendió “espejitos de colores” y que para peor, le creí. Traspasar la pantalla para ver amigos y amigas, que las distancias no me dejan ver por el momento, para fundirnos en un abrazo parecido a lo eterno. Traspasar la pantalla para estar un sábado 24 de un frío mediodía de mayo, compartiendo un locro con gente que con su calidez es capaz de encender la chimenea, de abrazar y de hacerte sentir “en casa”.

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Caro Barba

EN LA PANTALLA

Por arriba no podemos pasar... Por el costado no podemos pasar... Pues entonces, lo tendremos que atravesar. Bendita pantalla que me hace creer lo que veo. Bendita tú eres por mentirme un rato en el vals de tu ficción y por cambiarme el mundo de lugar. Por ser esa que espera sin acusaciones ni apuros y por ser esa que espera mientras tanto de "todo". Por arriba no podemos pasar... Por el costado no podemos pasar... Pues entonces lo tendremos que atravesar. En la pantalla se hace más fácil: la vida que cambia, las penitas que duelen, el amor que sucede, los hijos que crecen, la mujer que florece, los años que pasan, los hombres que viajan, los amigos que se quedan y los que hay que despedir, lo que no se entiende, lo que se va, las decisiones, lo que parece la felicidad, las sombras, los soles que se escapan, las tormentas y alguna paz. Por arriba no podemos pasar... Por el costado no podemos pasar... Pues entonces lo tendremos que atravesar.

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Eduardo Mizrahi

PANTALLA

Desperté muy temprano, un gusto amargo en la boca. A lo lejos retumbaba la bocina de un tren. No hay trenes por donde vivo. - ¿Dónde estoy? - me dije. - Éste no es mi cuarto - respondí. Una araña lúgubre se bamboleaba en el techo. Tirité. El ventanal con su puerta de hierro ornamentado permitía la entrada de un chiflete digno del polo norte. Pero no parecía el polo. Seguro que no. Abrí la puerta, una escalera. Los peldaños crujían como si fueran a desfallecer. Descendí con extremo cuidado, la mano izquierda aferrada a la baranda. - ¿Esta escalera es infinita? - me dije. - Allá veo una luz - respondí. Y detrás de esa luz los vi a ustedes. Sí, a los que están leyendo. Estaban desayunando y cada tanto me miraban. Es decir, miraban para mi lado. Porque estoy seguro de que no me veían. Yo agitaba los brazos como un condenado, gritaba a voz en cuello. Y nada. Entonces me senté en el suelo y esperé. Y esperé. Y esperé. Y ustedes se fueron y me dejaron solo. Entonces intenté entender en dónde estaba, hasta que finalmente lo comprendí. - ¿Hay vida tras la pantalla? - me dije. - Enciendan la luz - respondí.

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Antonio Lendínez Milla

LA VIDA EN LA PANTALLA

¿Dónde queda la vida? Tanto pensar y pensar, que en imágenes se pierde al mirar, ver y callar. No sabe uno dónde está. Se confunde lo que se vio en la pantalla con lo que es la realidad. ¿Qué es, pues, la realidad? Es más real lo que ves fuera, o lo es más lo que se muestra en la pantalla al mirar. Se perdió en las ilusiones al soñar. ¿Dónde quedaron esas sin más? Algunas se me perdieron, dejé de experimentar. Secuencias tras secuencias, como en el cine al pasar; se esfumaron, como el aire, sin poderlas respirar. Un movimiento continuo de fotogramas, capturas de instante en instante, esa es la vida al pasar. Mas está en la pantalla, ¿en cuál de las dos parece estar? Hasta tres podrían sentirse. Lo que veo, lo que siento, lo que me cuento. En tres pantallas podría estar. ¿Cuál de ellas es la real? ¿Cuál me satisface más? ¿En cuál de ellas estoy viviendo? ¿Es que las puedo alternar? Como en un video juego de sucesivas pantallas, parece se hace en la vida para avanzar. Es tan etérea la vida, puede a veces ser tan dura, que no la podemos superar. Se nos atasca una pantalla, un bucle sin solventar, se torna un inconveniente para lograr avanzar. Entre pantalla y pantalla, entre fotogramas sin más, hay un silencio, un vacío, una paz por encontrar. Aquietarnos nos cuesta, no se nos enseñó a descansar. No se puede estar observando, hay que producir, sin más. Pero si no se descansa cómo se podrá crear. Del vacío, del silencio, al observar en ese lugar -paradoja-, surge lo que no hay; es pues en esa pantalla donde podemos crear. Importante es el lugar. ¿Qué hay pues en esa pantalla, que nada parece que hay? En donde quedamos vivimos, en el presente sin más. En este preciso instante, en qué pantalla se está, esa es la vida que pasa cuando consciente se está.

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Diego Albé

LA VIDA TRAS LA PANTALLA

Los instantes previos a dormir son mucho más que eso. Llamarlos instantes parecería de hecho un error, pero aunque pueden durar horas, son nada más que una antesala. Por eso prefiero llamarlos instantes. A veces comienzan temprano, antes de ir al trabajo. Se cuelan en viajes, recorren veredas rotas, siguen con la mirada perros que corren autos, se disfrazan de formularios. O conversaciones poco interesantes. O compras en el supermercado. Se nos regalan inadvertidamente en un ascensor mal cerrado, en el hombrecito luminoso del semáforo y las cabezas de esos que caminan sin mirarse y piensan en colores desvaídos. Van de nuestra mano en las escaleras, se sientan al lado nuestro en los colectivos y dibujan monstruos en los cristales empañados; viven de prestado en nuestras rodillas y nos llevan hacia un montón de lugares en donde otros rostros ingresan en nuestra vida con sus borrosas presencias. Los instantes previos a dormir suelen ser muy diversos. Algunos nos acosan con la persistencia de un isleño empecinado, pegándose a nuestros brazos haciendo que firmemos un cheque o abracemos nuestro propio cuerpo en esos momentos en los que la soledad es la mejor de las amistades posibles. Otros se esconden en el fondo de un perfumado Malbec, haciendo que veamos más próximo el momento de su huida. Y es en ese momento cuando nuestras fuerzas flaquean y los ojos comienzan a sentir el peso de todo un día de instantes, que se abre paso el otro lado de nuestra vida. Tras la pantalla que nos separa de esa acumulación que por momentos parece interminable, llega el momento de soñar. Y allí vuelven los perros cobrando dimensiones fantásticas y devoran a los autos que antes vimos perseguir. Las góndolas de los supermercados se arquean haciendo calles que se angostan hasta sacarnos el aliento y los hombrecitos de los semáforos se ponen a gritar en un puente tomando su rostro con ambas manos. Todos los rostros borrosos cobran nombres y de sus pensamientos salen serpientes de colores que juegan con nuestras almas hasta arrojarnos en una copa de vino gigantesca. Y es el cuerpo que deseamos todo el día el que se nos regala de mil maneras y rostros cambiantes. Y la voz que no conocemos nos canta una canción sólo conocida en sueños. Y cuando todo parece ser conocido, cuando esa vida es la nuestra verdaderamente y no hace falta avisar para salir desnudo a la vereda a comprar pájaros, nos despertamos. Y volvemos del otro lado de la pantalla, a soportar todo un día de instantes previos.

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Raúl Bareño

La pregunta obligada es qué ven cuando me miran. No importa el horario, el ánimo, el entorno, siempre estoy ahí. Pertenezco a una casta que desde que apareció en el mundo, no dejó de crecer, de madurar, de tornarse cada vez más adaptable. Me miran y genero todo tipo de reacciones y emociones. También aburro y genero rabias. Pueden ver en mí todo lo que quieren ver y también todo lo que no quieren ver. Me maldicen, me cuestionan, pero no dejan de mirarme. Muestro lo que es el mundo y presto servicios múltiples; en un click puedo pasar de mostrar los latidos del corazón de un paciente en el quirófano a transmitir un mensaje de texto que diga que al otro día nos encontraremos para ver lo más importante que va a suceder desde hace cuatro años, el Mundial de fútbol. Soy el protagonista de hoy en el mundo, el monitor donde se lee esto es la prueba.

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Horacio Petre

LA VIDA POR LA PANTALLA: YO, MINITA

Una de las facetas más subyugantes de las redes sociales, es la posibilidad de la construcción de una personalidad alternativa… La pantalla como máscara, como fachada para explayarse y soltarse. El yo de entrecasa pasando por un embudo a través del cual llegar a cualquier otro hogar, oficina, celular y vaya uno a saber qué lugar y quién… Así pues decidí investigar mi lado femenino, entregarme a la pasión y el desenfreno del sexo virtual. Me anoté en una de las muchas redes de citas y encuentros, de esas que tienen colores pasteles y tipografías Sarah Kay pero realidad no son más que un nexo para personas de todos los sexos y condiciones que buscan precisamente eso, en todo tipo de condiciones. Por algún motivo siempre pensé que como minita, hubiera tenido más éxito con el bando opuesto, que como chabón, por lo tanto agarré una foto mía, la photoshopée convenientemente y me armé un perfil. Mi “nom de guerre”: Siempre Libre. Mentí, mentí, mentí y men-tí a lo pavota. Puse todos datos disparatados, total, nadie lee mucho, a lo sumo la edad y miran la foto, pero ya saben que eso también puede llegar a ser falso… Así que esto es como jugar al poker, todos hacen sus apuestas, arrojan sus redes y en un momento dado hay que mostrar QUÉ se tiene. Obviamente yo no podía llegar a esa instancia… Digámoslo claramente… No me interesaba en lo más mínimo compartir el lecho con un señor, lo mío era una suerte de jugar a Batman y Robin, pero sin salir de la baticueva… nada de escalar edificios, tirarse de un tren ni pelear con un tiburón bajo el agua. A los 15 minutos de completar un perfil insólito, se abrió el chat. Lo inauguró un señor que decía tener 65 años, profesional (no aclaraba) pero a juzgar por su tipeo, evidentemente culto, no me imagino un barrabrava de la C usando palabras como “a priori” o “sucintamente”. Empecé a divertirme sacándole información, pero el quía era también muy astuto. Hábil jugador de poker no soltaba ninguna data que no quisiera largar. Y, obviamente, él también quería información… Entré gustosa(mente) en la variante, y empecé a mover el amperímetro largando por aquí y por allá frases, insinuaciones que levantaran la temperatura. Y ahí perdió todo control de sí mismo... Evidentemente

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accioné algún mecanismo que lo puso en llamas… y rápidamente este David Niven virtual se transformó en “El Tronco Vergara” del pabellón 7 en el penal de Devoto. Tuve que largar el teclado y comencé a agarrarme la panza de la risa (un poco de miedo también me daba) leyendo sus misiles tipográficos en pantalla. Frases calibre XL con una sintaxis de cosaco en celo... propuestas de exactitud ginecológica y brutal desvarío aturdían mi pantalla. A los diez minutos de no ver ningún comentario ni respuesta mía en en el chat, bajó los flaps y me preguntó si estaba aún allí. El terremoto iba pasando lentamente, la Bête Noire regresaba a su modo gentleman… Aproveché el exabrupto para decirle lo mucho que me habían desagradado sus comentarios fuera de lugar, políticamente incorrectos y reveladores además de un conocimiento por demás precario de la anatomía y psicología propia de las mujeres. Mientras David Niven, imploraba mi atención y que continuara el chat, yo veía como otras pantallas se activaban. Tipos de todas las edades y origen social solicitaban mi presencia. Me despedí formalmente, con sensibilidad, claro, pero poniendo distancia de mi primer e-pretendiente y me aboqué a los otros, chateando en simultáneo con hasta cinco tipos al mismo tiempo. La apoteosis. En fin, sólo tres días duró mi aventura como minita virtual. Sinceramente los hombres que me contactaron a través de esa página (189) se aparecieron ante mí como una manada multiforme de taxismo unidimensional. Por más que intenté sacar temas colaterales, todo siempre desembocaba en lo mismo… En algunos casos tuve que hacer grandes esfuerzos para no dejar salir mi yo-chabón, onda: Man, así no te va a dar pelota ni la mina más desesperada y ninfómana del planeta… media pila, un poco de vuelo, que el sexo no es ir a comprar patys al chino… De entre los muchos e-galanes, recuerdo algunos con alguna que otra característica llamativa: Un odontólogo (61) de Choele Choel, que contaba entre sus hobbies el de sembrar y cuidar sus potus entre paciente y paciente. Para controlar la cosa le terminé comentando sobre mi último tratamiento de conducto, lo cual derivó en una discusión intratécnica desprovista del menor atisbo de erotismo. Un estudiante de arquitectura (23) de Capital. Morocho, de ojos almendrados, onda George Clooney, físico impactante al lado de su moto... ¿qué carajo hacía acá? Yo le seguí la corriente pero para mí que atrás se escondía algo que nada que ver... ¡A lo mejor una mina haciéndose pasar por varón! Le hice un par de preguntas sobre la Bauhaus, a ver si estaba en tema, y zafó bien al principio, después me dí cuenta que estaba leyendo de Wikipedia, de donde yo mismo buscaba data para poder preguntar… Un padre (45) de una compañera del colegio de mi hijo. Ni bien me dí cuenta, largué el chat, a ver si me metía en quilombos todavía…

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Un empresario (53) de San Juan. Muy formal en su manera de escribir, hasta me mandó adjuntos en Word con poemas que me dedicó (debo decir que no estaban tan mal…). Me contaba que estaba casado, que tenía dos hijos, que estaba aburridísimo de su esposa psiquiatra, y que venía cada tanto a Buenos Aires. Me proponía ir al cine y a tomar un café en alguno de sus viajes. Me preguntó si me gustaban los disfraces, se ofreció a regalarme uno de Minnie (la novia del ratón Mickey), con orejotas y todo. Un mecánico (40) de Villa Ortúzar. Escribía con unas faltas de ortografías que directamente atentaban contra la comprensión más básica de sus mensajes. No entendí muy bien si es que tocaba el bajo o le gustaba que le toquen abajo. Me proponía citas en lugares como Warnes y Nueva Zelanda (Paternal) un martes después de la medianoche, o si no en los carritos de la cancha de Huracán (Parque Patricios) también en horarios recontranoctámbulos. Fan del Dulce de Leche, Los Redondos de Ricotta, Kenny G. y los pingüinos de antaño para tomar vino tinto. Un personaje adorable. Un grupito de pendejos (15-19), onda “GUACHÍN, QUE HACÉ VÓ GATO, RESCATATE, VENÍ CON NOSOTRO A DESCONTROLÁ - ALTA FIESTA TE VAMOACÉ”… En fin… parte del paisaje, lo que me hizo fijarme en ellos es que me contaban que escuchaban Arcade Fire por Youtube… Rarísimo. Una mujer, yudoca (27) de Villa del Parque, que acababa de separarse, y me decía que el tatami era demasiado grande sin su amorcito... Insistía en darme clases de yudo. Tuve que explicarle que yo era hetero, que todo bien, pero que buscaba hombres. A lo que me contestó que ella nunca había estado con tipos, y me pedía consejos, opiniones... ¿qué tal están los tipos? me preguntaba… Le di mi parecer, nunca más reapareció por el chat. Un jubilado (79) de Belgrano. Intuyo que con sólo escribirme y que le contestara ya estaba completamente consumada la aventura... Lo loco es que era el que me contaba las historias más interesantes. Y me quedé pensando en este último, y como más allá de si es una compu, un chat por celu, una hoja de un libro, la tele o una voz en un teléfono, estamos rodeados de ventanas. Marcos, en definitiva… umbrales, para entrar y salir de historias. Narrarse uno mismo, dejarse narrar por los otros… “Surf o no surf”.

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Gustavo Pedace

LA VIDA EN LA PANTALLA

Un día Rubén dejó de postear. Siempre moderno, siempre curioso, a los 60 y cortos fue de los primeros amigos que armó su blog personalísimo. Puerta de Lilas. Sus textos, su mirada siempre sabia sobre el cine (nos unía el cine club Núcleo entre otras cosas, como sus canas que me recordaban a las de mi viejo y su humor porteño y su melancolía) y sobre todo la cuidada edición de cada detalle. Rubén me llevaba años y vida, y para mí era una nueva manera de comunicarme con él, aunque no me faltaban maneras fuera de la pantalla. Era un placer buscar las “actualizaciones” y era un placer empezar a familiarizarme con ese mundo que empezaba, como en otros terrenos, con su guía. Un día escribió “un cine digno” y se mandó con una hermosa mirada sobre “La vida de los otros” una película tan conmovedora como movilizante. Y yo, que andaba de viaje o distraído, un día noté que no actualizaba con la frecuencia de siempre. Lo buscaba en digital y lo encontré análogo. En el diario, y por el descubrimiento de otra amiga de ambos, la necrológica nos contaba de manera burocrática que Rubén se había muerto. Varios meses después, varios, me despedí de él en la pantalla. Le escribí un comentario en su último posteo, como si estuviésemos dialogando. Porque la vida sigue en la pantalla. Es eterna. Como la amistad. Todavía está ahí

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Diego Scarpati

LA VIDA BAJO LA PANTALLA

Y un día apareció de la nada, firme, imponente e impoluta frente a nosotros. De inmediato supimos que no se trataba solo de un mero monolito. Era algo más. Era la respuesta que habíamos estado esperando por largo tiempo. Esa mañana fue mística para cada uno de nosotros: estábamos ante la presencia de la Creadora; la divina deidad. Inmediatamente supimos que nuestro lugar era bajo su impresionante porte; no solo para admirar su belleza sino para sentirnos protegidos, contenidos, resguardados. Esa mística jornada marcó un antes y después en nuestra vidas; a partir de ese misericordioso momento nos entregamos en cuerpo y alma a su omnipotencia y sabiduría. Y hasta el día de la fecha, después de tantas tristezas y alegrías, ahí continúa ella. Firme y robusta como en la primera jornada. Y ahora, en mi lecho de muerte; en mis últimos instantes y con mi último aliento, no hago más que agradecerte, Oh, Gran Diosa Omnipotente. Y soy feliz porque sé que cuando llegue al otro lado, ahí estará tu formidable porte marcándome el camino hacia mi nueva existencia. Rezo por ti, mi sabia Diosa, mi Reina, mi salvadora. Rezo por ti... Santa Pantalla. Gote - 140521

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Cecilia Gómez Nale

CONTRA LA PANTALLA

Qué culpa tengo yo de saber volar… o de querer hacerlo. Y que mi vuelo moleste a quienes se creen superiores. Es el batir de mis alas o mi libertad indómita. Los sonidos que creo. El hambre que busca ser saciada. A la vez es mi flanco más vulnerable, por querer estar cerca, por sentirme atraída, por necesitarlo. No es ambición lo mío, es pura necesidad. Está en la naturaleza de todos el alimentarnos, el querer crecer. Y seguir volando. ¿Por qué tan violento, si a veces un aroma intenso es el que me espanta? Y sabría buscar en otros lados, en otros hombres, en otros sabores. Sin embargo el desconcierto es enorme después del golpe, en mi último aliento, quebrada, herida de muerte, resbalando inerme ante un destello de colores e imágenes.

“¡MOSQUITO DE MIERDA! ¡Ja! Mirá, cómo quedaste estampado contra la pantalla de la computadora…”

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Mariangeles Soules

La vida ante la pantalla del televisor se ha visto alterada de una forma totalmente radical. Si nos remitimos a mediados de los años 70 la familia se reunía para almorzar o cenar y este era el momento donde compartían experiencias, problemas, alegrías, tristezas y todo lo que durante el día había sucedido, si dije bien momento de compartir, de hablar y de escuchar, momento de dar consejos, reprimendas o felicitaciones. Había comunicación entre los integrantes de esa familia. Los niños jugaban con pequeños elementos que les brindaba la naturaleza y a los cuales convertían con su gran imaginación en ollas, platos, cocinas, revólveres, pelotas, arcos para jugar al fútbol, amasaban barro o saltaban a la soga, siempre ante el ojo atento de un mayor y al cual respetaban sin objetar cualquier observación que éste les hiciese. Al poco tiempo esa comunicación, la imaginación y el respeto empezaron a declinar y todo cambió. La pantalla si la pantalla del televisor pasó a tener un protagonismo creciente hasta logra captar la atención de toda la familia de tal modo que hoy en día cuando se reúnen en la mesa dejan un espacio libre para que todos de un modo u otro puedan ver la pantalla. Por consiguiente la televisión se ha convertido en el centro de la vida social de la familia, en torno a ella se unen sus miembros, y es ella la que tiende a seleccionar los contenidos de discusión y las actividades a la que son dedicadas las horas libre de ocio. Destroza la hora del almuerzo ya que por lo general se ve el noticiero que quita hasta las ganas de comer y en algunos casos, incluso se convierte en la música de fondo de la familia ya que da miedo estar con uno mismo y por lo tanto la tele se convierte en la mejor salida para aliviar la soledad, o en otros casos y mucho peor pasa a ser la niñera de los más pequeños o el refugio de los adolescentes pues permanece encendida desde que amanece hasta altas horas de la madrugada En conclusión la vida ante la pantalla deja de ser vida pues inhibe la creatividad en los niños y los jóvenes, ya que su imaginación se convierte en un reproductor de las imágenes percibidas en la tele, perdiendo la inventiva personal, por otro lado, como es tan atractivo el percibir esas imágenes, se acostumbra rápidamente a vivir exclusivamente de ellas, causando un deterioro en su capacidad de reflexión. Si no se presentan dichas imágenes le costará mucho trabajo emplear su pensamiento. Se desarrolla en ellos una dependencia de la pequeña pantalla, pues sin ella no saben qué hacer, la necesita para estar contentos. Tus hijos, son esclavos dependientes de la tele. También, es causa de dispersión. Aunque aparentemente ponen mucha atención a la tele, ésta les presenta las imágenes a una velocidad cada día más rápida. Si en su vida diaria no encuentran cambio de imagen

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rápido, se aburrirán, llevando como consecuencia la falta de la capacidad de atención. La disipación es un gran daño que sufre nuestra sociedad actual. Además de las consecuencias anteriores, nos encontramos con problemas en la voluntad de los niños, pues la televisión exige nada o casi nada de esfuerzo. Si el niño pasa tantas horas sin hacer esfuerzo, se acostumbrará profundamente a no realizar ninguno durante el resto del día. Esto dañará fuertemente al rendimiento escolar, a la formación de hábitos, a luchar, en definitiva, en la vida. El constante tormento de publicidad hará que la criatura vea como norma de vida al consumismo, se creará en él la necesidad de consumir productos, creando de forma muy arraigada la cultura materialista. Otra grave consecuencia que produce en nuestros hijos, es el verse expuestos indefensamente a la violencia, a la pérdida de valores. Si un niño ve diariamente muchos actos violentos, pronto su vida se desarrollará en este sentido. Uno de los principales responsables de que exista una mala comunicación entre padres e hijos es el mal manejo o la excesiva permisividad cedida a los hijos de los tiempos y programas ante la pantalla y sus aparatos electrónicos relacionados, como son las consolas para juegos, muchas partes del Internet, iPods, etc. Muchos jóvenes se están acostumbrando a un mundo de imágenes televisivas donde todo se lo dan hecho por lo que los hijos están más pendientes y obsesionados con las imágenes que ven que en dialogar con los padres. La vida real no la viven, solamente viven lo que les da la televisión que es la comunicación en una sola dirección. En otro artículo comentaré la casi siempre mala calidad de los programas. El exceso de televisión acrecienta la holgazanería, retardar la adquisición de la calidad y cantidad de las palabras, aumenta la zozobra, disminuye el ejercicio de reflexión, retrasa y limita la adquisición de conocimientos escolares, eliminan la creatividad, fomentan la gratificación instantánea en perjuicio del esfuerzo y la reflexión, e impide la formación de una personalidad equilibrada e incluso acrecienta los desarreglos del sueño. Acostarse tarde después de ver mucha televisión hace muy difícil levantarse a la hora determinada y completamente descansado y despejado para poder rendir satisfactoriamente en la escuela o en el trabajo. Cuando hay muchas horas de televisión es señal de que la familia como conjunto tiene un problema o lo está iniciando. Los hijos, los padres o ambos no quieren hablarse, prefieren abstraerse delante de la pantalla, alegando que están muy cansados como para dialogar o que el programa les distrae y necesitan un rato de ocio por encima de la obligación de educar a la familia y convivir con ella. El tiempo que la familia permanece unida en la casa tiene que quedar disponible sin interrupciones para que entre otras cosas que cada uno cuente las experiencias que le han sucedido y las que no ha podido hacer a pesar de haberlas programado. La vida ante la pantalla destruye la comunicación familiar.

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Claudia Roxana Cane

IMÁGENES SUSTRAÍDAS

María del Pilar Azcurra Quiroz se negaba a aceptar la realidad, como cualquiera de nosotros cuando nos empecinamos en negar aquello que tanto nos duele. Pero ella era especial. Era única en el arte de mentir. Sus apellidos habían sido, por décadas, sinónimos de éxito y fortuna, pero a diferencia de sus antecesores, ella no logró seguir los pasos dislocados de la economía del país, y sus cuentas bancarias fueron perdiendo dígitos. Dispuesta a continuar moviéndose en un círculo social elitista que consideraba propio, comenzó a inventar largos viajes que imprimían glamour a sus días y justificaban ausencias en selectas reuniones, recluyéndose por semanas para no ser vista. Pasaba horas enteras frente a la pantalla de su computadora buscando información sobre recónditos lugares lejos del país, donde a nadie se le ocurriera visitar. Aprendía de memoria la geografía, política, economía y costumbres del lugar. Investigaba cuáles eran los platos típicos, su preparación, manera de servirlos, y hasta el vino más conveniente para acompañarlos. Los colores del monitor teñían sus ojos de azules profundos, marrones intensos y verdes insondables. El frio y el calor parecían atravesar la pantalla y envolverla. El aroma de las especies perfumar la habitación. María del Pilar nunca se hubiera imaginado que estaría sentada horas y horas cosiendo y bordando, pero el vestuario tenía una significación especial y ameritaba el esfuerzo. Luego de observar detenidamente imágenes sobre la moda del destino elegido, recorría largas distancias para comprar prendas económicas, a las que luego les cortaba las etiquetas y transformaba pacientemente, hasta conseguir el estilo deseado. Todo sumaba. Y así, año tras año, su existencia transcurría habitando dos mundos, uno real y miserable. Otro superficial y esplendido. Pero todo llega a su fin. Y a las mentiras de María del Pilar Azcurra Quiroz también.

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Alguien descubrió su juego y el secreto círculo de boca en boca entre sus distinguidos amigos. En voz baja al principio. A los gritos y entre carcajadas después. Cuando llegó a sus oídos comprendió que debía partir para siempre. Fiel a su estilo, se sentó como tantas veces frente a la pantalla, escribió en un buscador las palabras ARMAS DE FUEGO y le dio a ENTER.

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Horacio Tort

LA VIDA CON LA PANTALLA

Que la pantalla esto, que la programación lo otro, que si aliena o estimula, que si abierta o por cable, que la calidad de la programación es mala y pobre o rica y variada, que mucha publicidad y aburrida en la tanda o si creativa y necesaria, que los controles de contenidos son necesarios o si censuran la libertad de expresión, etc., etc., etc. La verdad, aburren con esta discusión. Se hacen los que entienden y en realidad no entienden nada. Y ojo, que hasta muchos semiólogos expertos en medios de comunicación se equivocan en poner el foco donde no corresponde. Están tan cegados con la discusión, que el árbol no los deja ver el bosque. Por analizar lo que creen urgente, se olvidan de lo importante. Ponen todo el foco en la pantalla y, la verdad, ya estoy harto de que me ignoren. Que ni me mencionen en la discusión. Como si yo no existiera. Señoras y señores, a ver si se avivan un poco. La TV fue un gran invento, pero un invento estático, dependiente, pasivo y distante que, de no ser por mí, hubiera pasado sin pena y sin gloria después de unos años de éxito. Y fui yo, si yo, el Control Remoto el que le dio vida, dinamismo, variedad, fui yo quien la acerqué al usuario y le di un potencial que jamás hubiera tenido por sí sola. Y si no me creen, si creen que exagero, hagan la prueba de no usarme por una semana y veamos qué pasa. No tengo dudas que me darán la razón, porque o se rinden a los dos días o abandonan el habito de ver televisión. Y no empecemos con que eso estaría bueno porque eso es otra discusión. Seamos realistas. ¿Tendrías 70 0 120 canales si tuvieras que mover el tuje para cambiar de uno a otro? ¿A cuál otro? ¿Te levantarías a cambiar la programación a cada rato como lo haces hoy? Por ejemplo, te gusta el fútbol, sos de Boca y este domingo juega a las 21:30 contra Racing. Sabés que le van a ganar y lo querés ver. Pero también sos fan de Lanata y este domingo destapa una olla importante (¿otra más?). ¿Qué ves? ¿Te das cuenta que sin mí estas en el horno? Porque no es lo mismo grabar uno y ver el otro. Al otro día, en la oficina, en uno de los dos temas haces agua y quedás fuera de la conversación. En cambio, conmigo en la mano, en cada foul de delantero cambias y ves en que anda el gordo, o en cada publicidad del gordo ves como va el partido y podés estar en misa y en procesión. Soy una extensión de la mano del hombre, su mejor amigo después de su perro, pero como soy discreto y no muevo la cola, ni me hago notar, entonces nadie me presta atención, a no ser cuando ellas quieren iniciar una discusión para forzar el posterior make up sex. Es en esos momentos donde ellas se acuerdan que existo, y me ponen en disputa.

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Señoras, señores, no quiero parecer soberbio, pero soy uno de los 10 adelantos tecnológicos más importantes (o cuando menos más útiles al ser humano) del siglo XX y merezco el reconocimiento apropiado. Basta de hablar de la pantalla, de la TV y pasarme por alto. Somos un combo. TV y control remoto.

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Mariasi Cañizal

DETRÁS DE LA PANTALLA

¿Acá? ¿Así? ¿O más allá? Bajame la luz. No, no, tomame este perfil. ¿El pelo cae bien ahí? ¿O más para adelante me lo pongo? ¿Brilla? Fijate que las piernas quepan enteras en el plano, que el otro día parecía petiza y gorda que me tomaste hasta las rodillas. ¡Encima que me pongo estos tacazos! Esta pollera me parece que me hace panza... ¿sale panza, así? ¿Me tapa el saco de este lado? Cuando tengo los papeles en la mano fijate de enfocarme las uñas, que las tengo recién hechas y dan bien sexy así rojo oscuro. ¡Acá, acá, maquillaje! ¡Sacame brillo del entrecejo por favor, que después me veo y me quiero matar! Me retocás los labios también por favor, que si no se ven muy pobrecitos. Mirá que cuando gire para el plano corto de frente quedo debajo de esta luz, decime si tengo que correrme para atrás, si me hace mucha sombra, acá debajo de la nariz, me hacés una señita y yo me acomodo un toque para atrás. Igual ya me estoy por ir a retocar de nuevo la nariz, viste que me quedó como un poquito larga, qué sé yo, ya me dijo el cirujano que sí, que me la puede acortar un poquito más. En cambio las lolas quedaron bien ¿eh? Bueno, la de las piernas también, estoy contenta, pero eso no sale en plano... pero cuando me enfocás de frente lo que más me gusta es el escote. Esa sí que fue una buena inversión. ¡Bah, todas, todas las cirugías son buenas inversiones! ¿Alguien puede decir lo contrario? Ja,ja,ja... Bueno, dale. ¿El color de pelo bien? ¿Cómo lo ves? Mejor este medio rojizo ¿no? Da como más exótica. Eso me gusta ves, dar así, como más rara, no una belleza normal digamos. Bueno, sí, sí dale, vamos, vamos…

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Mauricio Castello

LA VIDA DESDE LA PANTALLA

Recortes, el beso insufla vida. Icónica antología. Golpe bajo dado por una bola de demolición al mando de Tornatore. El Gran Ennio rematándonos con la certeza de que si hay lágrimas es porque hay vida. ¡Feliz viernes!

http://www.youtube.com/watch?v=zBUPDNF3mqw A volte si ha bisogno di emozionarsi, di commuoversi in maniera sana, anche così, con questo che vi invio e che so apprezzerete anche se lo conoscete già. Ma desidero che lo conserviate, così come l'Autore ha voluto per queste immagini la memoria che non si perde, le emozioni che giungono nel momenti meno attesi… e se si versa qualche lacrima, cade sull'aridità forse di una vita che ci sottrae troppo… Credo che ognuno di noi, almeno una volta nella vita,abbia avuto bisogno di "qualcuno" che potesse regalarci qualcosa di simile... intenso, inaspettato e struggente.., così come è successo all' Uomo di questa clip... Godetevi questo momento...

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María Gabriela Failletaz

LA VIDA SIN PANTALLA Es tenderse sobre la grama a ver correr las nubes y respirar hondo. Ser genuino. Valorarse. Reconocerse único e irrepetible. No dejarse influenciar. Quitarse todo accesorio para ir a dormir. No ser materialista. Sacar un fideo de la olla para ver si ya esta esta tierno. Reir y llorar por un hijo. Parir. Correr descalzo. Estar desnudo. Estar despeinado. Ir al baño. Decir la verdad. No ser consumista. Sentir cuando el placer eriza la piel. Cantar en la ducha. Olvidar un cumpleaños Eructar. Decir :estoy triste o tengo miedo. Perderse en un orgasmo. Tropezar. Abrir la boca en el dentista. Sentir orgullo de uno mismo. Pedir ayuda. Pedir perdón. Desperezarse. Mirar a los ojos. Amar. Aceptar defectos. No juzgar. Reirse de si mismo. Ponerse colorado. Confiar. Estar enamorado. Estar internado en una clínica. Perder los anteojos y las llaves. Empalidecer ante un disgusto. Someterse a un examen. Padecer jaqueca. Sentir vergüenza. Estar feliz. ¡¡Ey !! Agregue el que quiera...

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Javier Cárdenas

CONTINUIDAD DE UN CUADRO

Como en una pintura de Edward Hopper, como la vida en la pantalla, sus ojos secos se pierden en la contemplación de los techos, a través de la ventana. El cuerpo tibio del amante se mueve imperceptiblemente al ritmo de su respiración. Duerme, vuelto el rostro hacia la pared. Su apabullante melancolía, no tiene testigos. Sus manos asidas a las aristas del colchón, impulsan la carne para erguirse, pero el cuerpo no le responde, como si fuera ajeno. Desiste. Comprende que su apatía es aplastante. Toma un cigarrillo de la mesita de luz, lo enciende y pita profundo. Un aire cálido mece las cortinas. Los carteles de neón, a la distancia, tiñen los edificios lejanos. La piel desnuda se le eriza con el ulular de una sirena. Quizás un accidente, o alguien que murió. Afortunado, de algún modo. Al menos alguien puede declararlo muerto. Su acompañante tose y se avergüenza de sus pensamientos, como si pudieran ser escuchados. Una lechuza vuela entre las chimeneas, buscando ratones. Su chistido le causa un estremecimiento, como un mal augurio. El hombre abre los ojos, desorientado. Le acaricia la espalda, recorriéndola con la palma abierta. - ¿No dormís? Ella, perdida en la noche, contesta sin modificar su postura. - Termino el cigarrillo y voy. Él se acomoda, carraspea y retoma el sueño. Ella apaga el velador, fundiéndose con la oscuridad.

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Paula Ancery

SOBRE LA PANTALLA ESCRIBIMOS MESSI Y YO Ni Xuxa, ni Piñón Fijo. Yo soy de la generación de Pipo Pescador, el de “vamos de paseo, en un auto feo”. En mi infancia, Pipo tenía en televisión un programa que se llamaba “Veo-veo”, en cuyas emisiones siempre cantaba alguna canción mientras pintaba un dibujo alusivo sobre un vidrio transparente, de frente a la cámara. Al final dejaba en su dibujo una estrellita, el centro de una flor o algo que más o menos diera la idea de un redondel por donde espiar; miraba por ahí mientras cerraba el otro ojo y decía “ya te veo”, para mandar la tanda. Los chicos creíamos que él había pintado en la pantalla de nuestro televisor, y nos quedábamos sorprendidísimos, todas las tardes, al ver que el dibujo de Pipo desaparecía de repente cuando empezaba la propaganda. Así salimos. Alrededor de 30 años después, recibo esta imagen en mi casilla de mail. Me la mandó en una definición altísima la agencia de publicidad que había hecho esta campaña para Adidas. Messi me caía más bien simpático pero, en términos estrictos, ni fu ni fa. No pertenezco al colectivo de mujeres modernas que se interesan por el fútbol, menos que menos por un jugador que nunca jugó en la Argentina. Pero la fuerza del slogan me gustó. Haber crecido con Pipo Pescador cuando estaba en el jardín, no haber hecho la primaria ni la secundaria en colegio bilingüe y, encima, terminar en la facultad de Filosofía y Letras es algo que puede hacer estragos en la mente de una chica. Frente a esta imagen, estuve a punto de embarcarme en una disquisición muy erudita acerca de los alcances de “impossible is nothing”. Lo que me contuvo fue que me faltaba erudición. ¿Era simplemente “nada es imposible”, como uno estaría tentado de creer? ¿O era una manera de descalificar a la imposibilidad: es nada, es la nada misma, es un cero al as? La imagen de Messi ahí también me hizo pensar en esa sentencia que las hinchadas se infligen unas a otras: “River, no existís”, esto dicho por uno de Boca. “Vos, che, la nada: no existís, sos imposible.” Me incliné por suponer que toda esta disquisición era un cuelgue mío, secuela de este estado de fumados naturales que padecemos los que fuimos niños en los ‘70, cuando los padres de Messi no se conocían. Pero me gustaba que esa ambigüedad fuera… posible; al menos en la mente de una ignorante anglo como yo: ésos, para mí, siempre fueron los huecos por donde se infiltró la poesía. Un poco como las estrellitas por las cuales (me) miraba Pipo en el televisor. Ya sea que elijamos “nada es imposible” o “el ser y la nada”, la consigna me resultó aleccionadora y como, después de todo, Messi no me disgustaba y la imagen venía en una definición altísima, que no se pixelaba ni se ensanchaba hacia los costados, la adopté como fondo de

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pantalla. Era lo que me gusta llamar powerful, y como yo tengo un trabajo que básicamente consiste en hablar con gente que no quiere hablar conmigo, para después escribir cosas que no tienen mayor interés, no estaba en condiciones de desechar ninguna fuente de motivación. Entonces empezó una historia a la que podríamos titular "El estadio del espejo", a lo largo de la cual Messi dejó de caerme simplemente simpático para empezar a inspirarme una ternura seria. Todos los días, durante muchas horas, Messi escribía “impossible is nothing” y yo escribía cosas imposibles, pero los dos en mi pantalla. Él, con marcador, desde adentro de la computadora; y yo, con el teclado, desde afuera. Llegué a familiarizarme mucho con ese ceño fruncido, inherente a la condición de buen chico aplicado. Adopté a Messi en una PC del trabajo, hace varios años; y él siguió acompañándome a lo largo de tres ordenadores más, éstos portátiles, en mi condición de teleworker. En determinado momento del día, la luz da sobre mi pantalla de una manera tal que mi reflejo se hace completamente visible sobre su superficie. A veces, “calco” mi propio entrecejo fruncido sobre el de Messi, para ver cómo le van a quedar a él, cuando sea grande, las arruguitas de pensar. Porque a lo largo de este tiempo yo crecí y él se quedó igual, pobre, con su problema de la hormona del crecimiento. Porque, definitivamente, lo tengo adoptado como a una especie de hijito, el primer lector de todo cuanto escribo, el que me subraya, una y otra vez, que nada es imposible o que imposible es la nada, algo así, más o menos eso. Ni él ni yo tenemos mucha facilidad de palabra...

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Daniel Goldenberg

LA VIDA VERSUS LA PANTALLA

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El puntito blanco se achicaba casi tan rápido como había aparecido, pero con los aires de grandeza que nos dan algunos miserables segundos de gloria, el tipo se sentía una supernova en medio de la pantalla negra del cacharro a tubo: - ¡Manuel! ¡Vení a arreglar esta porquería, que ya arrancó el segundo tiempo! - Ya va, ya va - rezongó el mozo mientras caminaba arrastrando el pie izquierdo y sin ningún apuro hacia el destartalado Zenith de 20 pulgadas. - No griten che... un par de golpecitos arriba y se arregla solo. Es medio mañero pero es fiel. Ya está. - Ese vejestorio de televisor tiene más achaques que vos Manuel; decile a Pedro que no sea ratón y que lo cambie de una vez, ahora que se viene el mundial... ¡o no venimos más! - Esa tele no se va de acá hasta que la saquen con las patas para adelante, igual que a mí - rumió Manuel mientras lustraba la bandeja como si fuera un espejo mágico; pero nadie lo escuchó, porque todos gritaron gol al mismo tiempo.

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Nota del editor. La lista oficial de la RAE y ASALE para el español actual es: a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, durante, en, entre, hacia, hasta, mediante, para, por, según, sin, so, sobre, tras, versus y vía.

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Luis Alfonso Mart铆n Delgado

LO HE VISTO EN LA PANTALLA

Silvina buscando informaci贸n sobre LIPE en su interior...

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Mirta Linda Saiegh

Recuerdo, al mejor estilo de los chistes de Mafalda, cuando entró por primera vez una TV en casa; me decían que la tenía que cuidar, y haciendo uso de una picardía infantil, me senté ante la pantalla, esperé y esperé... Como no veía nada de lo que había aparecido antes, cuando la habían encendido, con un algodón con acetona le hice dibujó tos… ahí estaba mi primer travesura grande de chica… Me habré puesto un poco celosa del nuevo integrante que se sumó a la familia y se quedó..

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Federico Cahn Costa

MI VIDA CON LA PANTALLA

Hace muchos años, cuando las compus aún eran un mamotreto con luces que imaginábamos de colores y sólo se veían en El Túnel del Tiempo o Batman, un profesor de historia del arte dijo en mi colegio que la tele era un collage cibernético. Eso para mí fue una revelación. TODO pasa por la pantalla desde hace unos 60 años. Para bien o para mal, con recortes más o menos intencionados, lúcidos, idiotas o como sean, el mundo se refleja de adentro hacia afuera en ese recorte que era de vidrio y hoy es de algo parecido a un plástico. En los últimos 10 o 20 años internet catapultó esto de una forma increíble. Tanto como comparar la potencia de una pedrada con la de una bomba atómica. Y amo esa bomba. Me permite escribir esto referido a la consigna mientras escucho a Oscar Peterson con Joe Pass y otros dos monstruos más en un concierto que ya tiene más de 25 años. Atrás, en otra ventana de las que inventó el señor Puertas madura un proyecto de una casa para un cliente y en otras llegan noticias de amigos dispersos por el mundo. Cuando consigamos que esta máquina cocine como mi abuela o, si no llegamos a tanto, como mi madre, todo lo demás será casi superfluo.

https://www.youtube.com/watch?v=dsaKeNM0KSw

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Andrea Goldberg

LA VIDA DESDE LA PANTALLA

La vida desde la pantalla es ajena, lejana, ambigua, escurridiza, futil, útil. Desde la pantalla surge lo inverosímil, lo verosímil, la información austera o abundante. Desde la pantalla la vida es otra, la de la falta, la de la sobras, la de los otros. Dolores desde la pantalla, alegrías fabricadas. Disparadores. Textos, frases, fotos pre pensados. La vida desde allí suma resta divide o multiplica. Resume escueta o precisa, lo humano La vida desde la pantalla se impone rectangular, visual, catedrática, atérmica. La vida desde la pantalla no es del todo mala, a veces nos convoca al conocimiento, a hacer cotidianeidad cuando la distancia lo impide. En el peor de los casos la vida desde la pantalla es una pantalla. En el mejor de los casos es incompleta. La vida desde la pantalla no permite todavía oler, gustar, tocar.

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Dicky Schefer

LA VIDA DETRAS DE LA PANTALLA

Me paraba literalmente detrás de pantalla. Lo que veía era tan fascinante y cambiante que sacaba fotos. Era en fiestas o domingos de invierno. Sus bocas abiertas prestando atención, las expresiones expectantes, las sonrisas, la posición de los pies y la inquietud de las manos, con los dedos entrelazándose, o posadas en las orejas. La expresión de sus ojos, que cambiaba de esa forma que solo los chicos pueden hacerlo. Mis hijas miraban los dibujos animados, y yo a ellas. Inolvidable.

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Diana Levinton

LA VIDA EN / CON / DESDE LA PANTALLA

Miro la pantalla. Veo algo que se mueve... y nada más. No veo otra cosa que zonas más o menos grises, algunas casi blancas, otras rotundamente negras. Eso es todo. Miro la pantalla y hago esfuerzos para ver. Entrecierro los ojos intentando darle algún sentido a esas manchas que titilan en la superficie gris. Si tan sólo se quedaran quietas un instante, tal vez podría encontrar lo que busco, lo que está allí aunque yo no lo vea. Oigo la voz que me dice "¿Ves esto que parece expandirse, moverse? Es el corazón del bebé. En la próxima eco probablemente podamos ver si es nena o varón". Ahora son las lágrimas las que me impiden ver. Las lágrimas y este alud de emociones que me inunda...

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Judith Vainman

LA VIDA VERSUS LA PANTALLA

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Al principio me sentía confundida. Cuando me hablaba por Facebook era súper tierno, no tenía problemas en demostrar sus sentimientos; pero cuando lo veía en colegio rodeado de todos sus amigos, me gastaba, no sé qué quería demostrar… Después intenté descubrir cuál era el verdadero, si el que estaba atrás de la pantalla del Face o el de los recreos. Me lo tomé como si fuese un caso de Sherlock Holmes. Pregunté a las demás chicas cómo era con ellas en sus conversaciones por Facebook, me puse a analizar cómo yo misma respondía a todo el mundo y qué me escribían. Y al final, descubrí que ni valía la pena porque, ¿sabés? si realmente es como en el recreo, no me interesa ser su amiga; y si realmente es como atrás del Facebook y no tiene la valentía para ser él mismo cuando está con los otros boludos, tampoco me interesa…

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Nota del editor. Ver nota 3.

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Maribel Martinez

I

SEGÚN MI TÍO JOSEPH, VIAJERO EMPEDERNIDO

El mundo es tan inmenso, el universo se abre a los pies de todos los seres, según mi tío queridísimo, no hay secretos en ningún rincón. La vida fluye y cada semilla, cada flor, cada piedra sobre la faz de la tierra poseen esa energía que nos enaltece como seres de este planeta fantástico. Según él, los viajes expanden el alma y te enriquecen como persona. ¿Sobre qué se habrá basado, mi tío, para tener esa filosofía de vida? Es taoísta. Y el único enigma es el hombre, según dice mi tío.

II

SEGÚN MI TÍO JOSEPH, LA VIDA HOY ES UNA PANTALLA

Según mi amado tío, toda la vida se organiza en una célula infotransplanetaria post pantalla. Sobre ello, el taoísmo le dio la filosofía. Y la física cuántica y la informática las explicativas necesarias. Cada semilla, en una foto, se ve en la pantalla como energéticamente viva, sobre eso hablamos siempre. Según mi tío arte, vida, es la pantalla misma. Yo le creo.

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Alejandra Vitale

LA VIDA POR LA PANTALLA

Llegan exultantes, sienten que no lo hubieran podido pasar mejor… Fue un día de esos que hacen desbordar el alma de alegría. Momentos, situaciones, charlas que permiten sensaciones que se pretenden tener a mano para expresar cuando alguien pregunta, para vos… qué es la felicidad. Caminaron, se detuvieron en cuanto lugar se les ocurría, el tiempo les correspondía. Los sentidos agudizados estaban a disposición para dar un significado a todo o casi lo que se les cruzaba. Los zapatos de una vidriera, las formas de las ramas del árbol de la plaza que atravesaban. Las cosas eran motivo de conversación, la razón es que eran solo escusas para simplemente escucharse. Especialmente vulnerables a la emoción, tomados de la mano, se dibujaba la coincidencia en un circuito de un solo color uniendo los cuerpos. Sintieron frío al mismo tiempo y decidieron entrar al bar que los dos disfrutaban. Los aromas a pasteles recién horneados y café con leche espumosa manchada con canela y chocolate. El regreso obliga a realidad, se sienta frente a su computadora. Ella se acerca, mira, sus piernas se aflojan, se esfuerza para avanzar, lo besa y se va. Cierra la puerta y sabe que no volverá. Está harta que la foto de su ex mujer siga siendo el “fondo de pantalla”.

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Silvina Scheiner

A TRAVÉS DE LA PANTALLA

Hoy tuvimos nuestro tercer encuentro Lipeño/Lipezco. Nada en especial sentí con los que ya conocía personalmente pero, una vez más, fue extraño saludarme con aquéllos a los que nunca había visto fuera del monitor. Estaba en una casa desconocida, con mucha gente desconocida, pero ahí estábamos, todos, tratando de pasarla bien. Saltando de grupete en grupete, poniéndole onda para reírnos, tratando de linkear esa cara, con la foto, y ambas, con los escritos; buscando en la memoria, mientras escuchábamos atentos, si los hijos eran tres y si el marido existía, todos intentando compensar ese agujero que se produce cuando saltás de la pantalla al "vivo" y de tapar ese ruido que te provoca estar haciendo lo que pocos se atreven a hacer. Una vez más, como en los dos encuentros anteriores, hubo un chisporroteo, una incomodidad, una extrañeza de un instante, un algo que no puedo definir, y luego, como quien logra respirar profundo y soportar el dolor que sabe que pasará, la tensión se relaja, la sonrisa aflora, la presencia se impone y la pantalla, simplemente desaparece. Gracias Lipeños, internacionales.

presentes,

Una vez más, somos los raros. ¿Y qué?

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ausentes,

porteños,

provinciales

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EDICIONES LIPE DOMINGO 25 DE MAYO DE 2014



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