CUÉNTAME UNA CANCIÓN

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CUÉNTAME UNA CANCIÓN


Portada Luis Alfonso MartĂ­n


CUÉNTAME UNA CANCIÓN


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CONSIGNA DEL DOMINGO 21 DE DICIEMBRE DE 2014 Tema

CUÉNTAME UNA CANCIÓN

Ponente

LUIS ALFONSO MARTÍN DELGADO

Lo normal es cantar canciones. Les propongo CONTAR CANCIONES. Se trata de elegir una canción y escribir sobre ella. Puedes contar la historia que canta la canción, o bien la que te sugiere a ti, añadiendo detalles y completando de tu propia cosecha. Puedes contar tu particular experiencia vital con esa canción. Puedes contar la historia de la creación de la propia canción por su autor. Puedes contar la repercusión que la canción ha tenido en la sociedad de su época u otra. Incluso puedes mezclar todas las opciones. En fin, puedes contar lo que te parezca, pero basado en una canción. Y el fin de semana tendrás la oportunidad de subirla para que podamos compartirla todos. Ánimo y que ustedes lo cuenten / canten bien. Buena semana para todas/os.

Luis Alfonso Martín Delgado

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Mariangeles Soules

SUS OJOS SE CERRARON

Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando. Su boca que era mía ya no me besa más. Se apagaron los ecos de su reír sonoro y es cruel este silencio que me hace tanto mal...

Recuerdo que esta canción siempre me ponía terriblemente triste y no entendía por qué si era simplemente una canción y nada más. Pero cuando la vida me arrebató al gran amor de mi vida comprendí que eso que yo sentí durante toda mi vida no fue más que un presagio del inmenso dolor que se siente cuando tu otra mitad parte antes que vos. Es verdad que la vida sigue, que el mundo no va a detenerse por tu dolor y que todo aquel que trate de conformarte no es más que una extraña figura a quien no podés comprender lo que está intentando decirte, porque ninguna palabra te da consuelo, porque te falta su voz, su mirada, sus besos, sus abrazos solo te queda un vacío infinito.

Yo sé que ahora vendrán caras extrañas con su limosna de alivio a mi tormento. Todo es mentira, mentira es el lamento... ¡Hoy está solo mi corazón!

https://www.youtube.com/watch?v=3rV48u-3f1A

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Federico Cahn Costa

Siempre fui solitario con la música. No me gusta estudiar, leer o trabajar con música porque me distrae. Me gusta escucharla prestándole atención. Y para colmo tengo gustos amplios y a veces raros. Voy del rock a Mozart sin escalas. O con ellas. Que pueden ser Goyeneche, Stan Getz, Tony Bennet o Ravi Shankar. Entonces termino escuchando solo. Como loco malo. Hace años, muchos años, me enamoré de Patricia. Yo tenía 21 años y avanzaba raudo en la vida y en la universidad mientras ella se devoraba la carrera de medicina con 19. Conocerla fue explosivo. Bella. Bellísima. Y una de las personas más apasionadamente inteligentes que conocí en mi vida. Yo creí por unos meses que era la mujer de mi vida. Tenía un solo defecto. Era patológicamente ciclotímica. Bipolar le dirían hoy. Un día podía amarte con locura y al día siguiente tratarte como al buzón del correo. Y eso me rompía la cabeza y el corazón. La alegría de estar con ella se transformaba en el dolor de no estar. Y yo que era muy joven no entendía nada. Hasta que un día entendí. Entendí que me dolía más de lo que la amaba. Y desgarrado y con miedo de estar cometiendo el peor de los errores decidí dejarla y tratar de continuar mi vida sin ella. En esa época yo escuchaba mucha bossa nova. Y de esa época es mi recuerdo de "Tomara", la increíble melodía de Toquinho con ese estribillo de Vinicius que dice: E a cosa mais divina que há no mundo é viver cada segundo como nunca mais. Recuerdo a Patricia como algunos de los segundos más intensamente vividos. Los recuerdo y agradezco pero no los añoro. Cuando conocí a quien hoy es mi mujer comenzaron a suceder las cosas más divinas de este mundo. Y siguen sucediendo. https://www.youtube.com/watch?v=LcS16LR5YXA

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Fer Iñarra Iraegui

UNA CANCIÓN: I´VE GOT YOU UNDER MY SKIN

Mi papá, siempre fue muy musical. Cada una de las habitaciones de su casa tiene una radio. El dormitorio, la cocina, el living, el consultorio, el baño, el patio, tienen radio y cuando él va pasando, las deja prendidas llenando de sonidos y melodías a su paso cada rincón. Se escucha entonces a Mozart, después Edith Piaff, allá Cafrune, Hugo Díaz, Haendel, L. Amstrong. Nunca muy fuerte, para disfrutarlas sin aturdir… Durante los viajes de vacaciones cuando era chiquita, cantábamos con él canciones de su infancia, cánones y folklore que compartíamos con alegría. La música fue marcando las etapas de mi vida, acompañándome, sosteniéndome, dándome valor o consuelo, invitándome a bailar con alegría. Nací en el 58, en esa época las embarazadas no se ponían auriculares en la panza para que su bebé escuchara a Mozart, pero tuve la mejor música que alguien pudiera querer escuchar, los latidos del corazón de mi mamá. Después, apareció María Elena Walsh en nuestras vidas, con La reina Batata, el twist del Mono Liso, El Reino del Revés y los cuentos contados por ella misma en Cuentopos… con la musicalidad perfecta en cada palabra… Las canciones patrias vinieron en el colegio, de la mano de la Srta. Chela, que nos las enseñaba con tesón y marcando bien cada palabra, cada compás para que saliera como debía ser. Después, de adolescentes, las repetíamos con mis hermanos, a voz en cuello, durante las tardes de siesta, cada domingo, sentados en el mármol de la cocina. Los tangos, nos los regalaba Novo. El chofer del micro que nos llevaba al colegio todas las mañanas. Su voz de barítono sonaba en todo el micro, con Malena, “era rubia y sus ojos celeste”, “la flaca fané y descangallada” nos envolvía en una atmósfera embelesante que hacía que se apagaran los gritos para poder escucharlo. Un señor enorme y

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buenazo, con el que pasábamos muchas horas entre idas y venidas, un amor de hombre, un tanguero de aquellos… La música de las películas de Disney, las canciones de Doris Day, la increíble voz de la novicia rebelde, los Chalchaleros, Atahualpa, todos me enseñaban algo, me moldeaban, me formaban. Las chicas que ayudaban en casa con los quehaceres domésticos, venían casi siempre del interior, así que las chacareras sonaban en la cocina por las tardes religiosamente, a la hora de la leche, mientras planchábamos y charlábamos, comíamos galletitas y hacíamos los deberes. Cuando se incendió nuestra casa, por una centella que cayó en el techo, hubo que ayudar a reconstruirla lo antes posible, porque era época de lluvias y… ¡estábamos sin techo! Entonces, tempranito, los sábados y domingos mi papá ponía a Vivaldi con sus cuatro estaciones para despertarnos y empezar el día de trabajo… Cómo odié a ese Vivaldi en aquellos tiempos… Y no era el trabajo lo que le recriminaba, era la falta de sueño la que me dolía. Por suerte, con los años nos amigamos y actualmente puedo escucharlo y de paso recordar aquellos días con cariño, sin rencores ya que increíblemente, esos episodios nos unieron y reforzaron como familia. Recomiendo un buen incendio de vez en cuando en épocas de crisis. Palito, Sandro, Sui Generis, Los Beatles, eran invitados indispensables en los asaltos. Las chicas llevábamos algo para comer, los varones bebidas. Bailábamos como los de Música en Libertad y tratábamos de sacar en la guitarra las canciones para después tocarlas en los campamentos o las reuniones. Y de Los Jaivas, Vox Dei, Serrat y el negro Rada, pasé otra vez a los infantiles, cuando estudié para maestra jardinera y después nacieron mis hijos. Hugo Midón me mostró el camino de las obras de teatro que eran excelentes comedias musicales para chicos pero que disfrutaba toda la familia. El Pro-música de Rosario era maravilloso, reflotando canciones tradicionales cantadas por voces angelicales. Las canciones de cuna, las rondas infantiles me conectaron con mis hijos y después con mis bebés, marcándonos a todos un ritmo que vamos heredando de generación en generación que no debemos perder, es nuestro tesoro. Cuando la flauta, la guitarra y el coro no bastaron, les di clases de música a los compañeros de mi tercer hijo, en el colegio. No tenían maestra de música y no había quién les enseñara los himnos que Chela con tanto trabajo me había enseñado. Así que tomé su posta y durante dos hermosos años canté con los chicos de primaria, les mostré nuestra

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música nacional de todos los tipos, rock, folklore, tangos, infantiles, clásica y también esas marchas que se deben aprender en el colegio, porque si no te las dan ahí, ¿dónde te las van a enseñar? La sucesión lógica de musicalidad, me llevó entonces a estudiar en el conservatorio. Allí me sumergí en el mundo de los instrumentos tocados ahí, al ladito tuyo, y fue una sensación indescriptible. Los sonidos te movilizan internamente, cada célula se siente viva y armonizada con lo que escuchas porque la música es parte indispensable en nuestra historia, con sus silencios y sus notas, en nuestra vida, es la cerecita del helado. Hoy mis hijos hacen música, como mis padres, como mis hermanos, como mis alumnos, como mis afectos, como mi nieta que ya hace sonar los tambores. La vida sigue, la música no se detiene. ¡Que siga sonando!

https://www.youtube.com/watch?v=C1AHec7sfZ8

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Jorge Pailhé

Me costó mucho elegir UNA canción pero finalmente lo hice y me quedé con Ayer nomás, tema fundacional del rock en la Argentina, porque, al estilo de algún viejo tango, tuvo dos letras: la original, que salió en segundo término, y la que la reemplazó, que salió primero como forma de evitar la censura. Cuando hablo de algún viejo tango, me refiero a Al pie de la Santa Cruz, que narraba una masacre de obreros en la Patagonia, pero para convertirse en disco su letra fue cambiada por otra que contaba un amor adolescente. En el caso de Ayer nomás, de Pipo Lernoud y Moris, pasó algo similar. La letra original, escrita en 1966, aproximadamente, constituía una aguafuerte marcadamente antisistema y antidictadura, con una melodía de cadencia tanguera-blusera muy porteña y oscura. Cuando en 1967 el grupo Los Gatos entró en estudios para grabar el que sería el primer hit del rock argentino, La Balsa, intentó completar el disco (los simples de vinilo, ustedes saben a qué me refiero) con Ayer nomás, porque la idea también era difundir a otros autores, pero la censura del momento lo impidió. La encrucijada que se planteó fue cómo proceder en la emergencia, y con el permiso de los autores, Litto Nebbia, líder de Los Gatos, hizo una letra más relacionada con la temática adolescente y con una ligera variación rítmica más acorde a la onda beat de entonces. Esta es la historia de Ayer nomás, y por aquella época también está la historia de cómo se escribió La Balsa. Pero esa es más conocida, y en todo caso yo ya agoté mi aporte semanal.

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Ayer nomás (versión de Los Gatos): Ayer nomás pensaba yo si algún día podría encontrar alguien que me pudiera amar. Ayer nomás una mujer en mi camino me hizo creer que amándola sería feliz. Ayer nomás esa mujer entre mis brazos y la besé sin fundamento pensaba que así sería feliz. Hoy desperté pensado en ella y me di cuenta que estábamos equivocados ninguno ya sabía amar. Ayer nomás pensaba yo si algún día podría encontrar alguien que me pudiera amar. Hoy desperté y vi la cara y vi la gente, es todo gris y sin sentido, la gente vive sin creer. Ayer nomás pensé vivir feliz mi vida hoy comprendí que era feliz ayer nomás.

https://www.youtube.com/watch?v=1aT7LsUQ8yc

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Letra original (grabada por Moris recién en 1973): Ayer nomás, en el colegio me enseñaron, que este país es grande y tiene libertad. Hoy desperté y vi mi cama y vi mi cuarto en este mes no tuve mucho que comer. Ayer nomás, mis familiares me decían que hoy hay que tener dinero para ser feliz. Hoy desperté, y vi mi cama y vi mi cuarto, ya todo es gris y sin sentido, la gente vive sin creer. Ayer nomás, había una chica en mi cuarto y la besé sin fundamento. Hoy ya la chica ya no está. Ayer nomás había una chica en mis brazos. En este mes no tuve mucho que comer. Ayer nomás salí a la calle y vi la gente ya todo es gris y sin sentido, la gente vive sin creer. Sin creer.

https://www.youtube.com/watch?v=bXIq_hdHpPk

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Y fueeeeeera de programa (Les Luthiers dixit), les cuento la historia de Encuentro con el diablo (Serú Girán). En los primerísimos '80 (o mejor, en los últimos '70), Charly García y David Lebón se juntaron en Buzios (Brasil) y empezaron a darle forma a lo que sería Serú Girán. Charly una tarde había estado jugando a poner una letra en castellano sobre la melodía de Sweet Home Alabama, del grupo estadounidense Lynyrd Skynyrd. "De pronto apareció Davies y le encantó la canción, y como me dio no sé qué decirle que la música ya existía, seguimos adelante y sacamos Encuentro con el diablo", contó así, sin más, el propio García.

https://www.youtube.com/watch?v=yra39IpVl7k

https://www.youtube.com/watch?v=ye5BuYf8q4o

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Claudia Castañeda

UNA CANCIÓN, UN RECUERDO, MI HOMENAJE

Quereme así piantao piantao piantao, no ves que va la luna rodando por Callao… … y te miraba a los ojos y nos creíamos los dueños del mundo y de todas las locuras juntas… …mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte en el viaje a Venus. Medio melón en la cabeza, las rayas de la camisa pintadas en la piel, dos medias suelas clavadas en los pies, y una banderita de taxi libre en cada mano... Ja...ja...ja...ja... Parece que sólo yo lo veo, porque él pasa entre la gente y los maniquíes me guiñan, los semáforos me dan tres luces celestes… … y hacíamos el amor en una plaza con la complicidad de un convidado de piedra que nos miraba inmutable y del titilar de las estrellas. Y así el loco me convida a andar en su ilusión súper-sport, y vamos a correr por las cornisas con una golondrina por motor. De Vieytes nos aplauden: Viva, viva... los locos que inventaron el amor; y un ángel y un soldado y una niña nos dan un valsecito bailador. Nos sale a saludar la gente linda y el loco, pero tuyo, qué sé yo, loco mío, provoca campanarios con su risa y al fin, me mira y canta a media voz: Quereme así, piantao, piantao, piantao... trepate a esta ternura de loco que hay en mí… ...después, buscábamos constelaciones nos besábamos y, como si nada, nos íbamos tomados de la mano con la convicción de que la vida era bella, con los zapatos en la mano y con la seguridad de que nada nos iba a separar. https://www.youtube.com/watch?v=KlRwElo02jU

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Caro Barba

CANCIÓN DEL JARDINERO

Esta canción que elegí me completa, me da felicidad, me llena de campanas y cascabeles y no lo digo para decorar mi texto, lo digo porque es lo que literalmente me produce, y como dice otra canción de la misma autora "yo no sé por qué". La frase que más siento mía es: “Yo no soy un gran señor, pero en mi cielo de tierra cuido el tesoro mejor… mucho, mucho, mucho amor”. Este tema me vio crecer pero la verdad es que lo descubrí siendo adulta porque su poesía me capturó. Este año, casualmente o no, en mi clase de música con la sala de 5, preparamos para el día de las artes este tema y cada ensayo me emocionaba y me hacía feliz...

https://www.youtube.com/watch?v=ABS5FiZlKcU

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Federico Cahn Costa

EN HOMENAJE A JOE COCKER Y A MI ADOLESCENCIA

Cuando iba al secundario en el Cine Ritz de Cabildo y Olleros daban Woodstock los sábados a la trasnoche. Era un mediocre cine de de barrio donde al acercarse la una de la mañana se juntaba una variada fauna de rockeros en un rito casi religioso. Era todo muy bizarro. La mayoría habia visto la película varias veces. Yo la vi unas 15 y algunos amigos más de 30 o 40. El asunto era hablar por teléfono a eso de las 10 y si no había nada para hacer reunirnos en la cola del cine creyendo que estábamos en Liverpool, la Isla de Man o California. Al terminar la función a eso de las 3 de la madrugada volvíamos caminando a nuestras casas ya que no había casi ómnibus y aunque viviéramos lejos la música nos llevaba en andas. Una noche un espectador con muletas levantó una de ellas interponiéndola entre el proyector y la pantalla y otra velada un amigo hurtó un repollo de la verdulería vecina y en uno de los momentos de música calma y blusera lo estampó en el medio del telón. Estas irrupciones eran muy festejadas por los concurrentes. Todo era muy inocente y ridículo. Las mejores noches de mis 15 años las pasé en ese cine con mis amigos del colegio. Hoy ahí hay, tristemente, una estación de servicio en la que, nobleza obliga, jamás cargué combustible. In memoriam del querido Joe y de mi tierna juventud.

https://www.youtube.com/watch?v=POaaw_x7gvQ

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Mercedes Antón Cortés

Con este villancico comparto con vosotros muchos recuerdos de mi infancia: mis abuelos, el campo, mis padres jóvenes, mis hermanos niños, y una intensa emoción cada Navidad durante muchos años.

https://www.youtube.com/watch?v=z8nY4UiF-3g

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María Gabriela Failletaz

LOVE OF MY LIFE

Por ser un himno y pertenecer a uno de los mejores intérpretes que nos ha dado el mundo del espectáculo y la música. Por ser un rey junto a su banda que marcó una época, la de los sueños realizables y conquistó a hombres y mujeres de toda edad. Porque aún conmueve verlo y escucharlo y nos paraliza. (¡Y cómo me cuesta dejar de nombrar otras de ellos y de otros!) Love of my life Love of my life you've hurt me you've broken my heart and now you leave me love of my life can't you see bring it back bring it back don't take it away from me because you don't know what it means to me Love of my life don't leave me you've taken my love you now desert me love of my life can't you see bring it back bring it back don't take it away from me because you don't know what it means to me You will remember when this is blown over and everything's all by the way when i grow older i will be there at your side to remind you how i still love you i still love you Back hurry back please bring it back home to me because you don't know what it means to me love of my life love of my life yeah. https://www.youtube.com/watch?v=vNsEEvRMtGI

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Horacio Petre

UN DIA EN LA VIDA

Llegó a mis manos a mis tiernos nueva añitos por primera vez aquel disco de los Beatles, con tapa multicolor, llena de gente y un cielo pintado de celeste rabioso. El dorso con las letras de los temas en tipografía negra sobre un fondo rojo señal, era una incitación al desvarío. Si bien desde mis siete años iba a un taller de dibujo y pintura, todo lo que me enseñaban del arte por ese lado era como la religión en el catecismo... algo muy oficializado... Pues bien Sgt. Peppers fue mi primera colisión con el arte, pero en el sentido de sentirme subyugado por ese universo, y no una mera etiqueta. Un contacto con un mundo sonoro en el que sentía que había algo más que simplemente música para bailar... Ese viaje al sonido plagado de imágenes, era una conexión con OTRA COSA, y es el día de hoy que me la paso abriendo y cerrando puertas para pasar de un lado al otro. Y el tema que cierra el disco, ya desde aquella época me transportaba... Con su intro suave de guitarra acústica y grand piano superponiéndose a los aplausos en fade out del tema anterior. La voz de John acunando una melodía en vaivén, que se amalgama al crescendo orquestal que va a dar a un despertador y Paul entrando por el otro parlante. Una canción en la que viven varias canciones, y luego el retorno de John con la melodía inicial y un nuevo fundido al crescendo, esta vez mucho más apoteótico y estallando en el mi mayor más famoso de la música popular... La resonancia de ese acorde, en el combinado Ken Brown de la casa de mis abuelos, fue siempre un manto insinuante y protector. En cuanto a lo demás... “I‘d love to turn you on...”

https://www.youtube.com/watch?v=P-Q9D4dcYng

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Cecilia Pérez

SONRÍE

La mejor canción es la por venir. Todas las que me gustan desde que tengo uso de razón tienen que ver con trocitos de mi vida en relación a o con. Como todo lo que es arte, no intelectualizo, no podría aunque quisiera, porque no sé. Me gusta o no. Ignoro si tiene una voz de aquéllas, si hace sonar un instrumento como los dioses... Nada. Cero. Detrás o adelante, una melodía, una historia. Pero como hay que elegir una, ahí va. Hace un par de años, después de cansarse de insistir, mi hermana vio, con suerte para ella, que incursionaba en uno de esos sitios donde conocer gente. No me gusta chatear. Estaba a punto de decirle "disculpá, debut y despedida", cuando este señor diez años (yo digo que más) mayor que yo, fue metiéndose en mi tiempo. Me di cuenta después que era de otro pais, lejano, pero para mí no tenía importancia. Corríamos a juntarnos a través de la diferencia horaria. El primer viernes, empezamos a charlar a las 8 pm y cuando volteé ya era de día Él comía sobre el teclado y yo discutía con mi hijo por mi ahora "derecho a horario", cuestionando su supremacía. De su mano conocí un montón de temas y autores, si no los mejores, casi. Para todo diálogo tenía una canción y me obsequiaba cada una. Cuando le pedí una en especial, me regaló ésta. Faltaba poco para todo. Para viajar a oír con él a Woody Allen tocar el saxo, a Panamá por cuestiones laborales, casarnos los dos de blanco en una playa... Un mal día se molestó por ya no recuerdo qué. Me parece que tenía que ver con demandas suyas.

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Y se llamó a silencio. Pedí de todas las maneras. Nada. Cero. Anduve cuatro meses desangelada, hasta que, como lo dejé entrar, lo dejé salir. Apenas se pudo, varias amigas se reían "sólo vos te podés enamorar por internet". Casi un año después volvió. Olvídalo. Para entonces había recuperado mi incompatibilidad con estos modos de hablar, aprendí algo sobre la impunidad virtual y los silencios perversos. Lo único que tenia para decir fue GRACIAS POR LA MÚSICA (sí, como Abba). Sin embargo, esta canción me provoca un glup atragantado cuando la oigo, casi más que ninguna.

https://www.youtube.com/watch?v=-3mrv7672ZA

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Eduardo Mizrahi

EL EXPRESIONISMO SEGÚN AOKI.

El reloj avanza y se viene el ascenso irresistible hacia la soledad. El tiempo acelera y las curvas del destino nos zarandean mal. Se electrifica el ambiente, hay que saltar. Movemos las cabezas y no llegó el carnaval. Y esa canción te trae el grito de Munch. (La noche es de Aoki y de Warp.)

http://youtu.be/2DO6Y9_5e7A

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Cecilia Mosto

GOODBYE, BLUE SKY

Leí por ahí: "Hoy es uno de esos días durante los cuales vivir me cuesta un poco más que habitualmente. Preferiría atravesar sobre el hielo una tormenta huracanada que luchar para que mis pulmones se abran una vez más sobre mi pecho."

https://www.youtube.com/watch?v=MJUuDoRZpyU&hd=1

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Mirta Linda Saiegh

Soy amante de la música francesa. Las canciones de Edith Piaf, Charles Aznavour, Ive Montand y todos los que representaban la época de los 60 siempre me gustaron. Un tema que me hacía agradable compañía durante mi primer embarazo fue Nathalie, interpretada por Gilbert Becaud. Una bella canción de amor que me llegaba al alma. Había algo en esa voz, en la entonación, en el ritmo que me conmovía. Era como si me la cantara exclusivamente para mí. Ciertas palabras del francés entendía, no captaba del todo el significado de la letra. Sin embargo al oírla me transportaba a un sitio extraño, lejano, original. …”Yo visitaba Moscú, me acompañaba Nathalie, un nombre bello el de mi guía Nathalie. …” Fue el nombre que elegí para mi primera hija. Orgullosa, porque algunos me sugerían que la agregara la A. Les respondía: no es lo mismo llamarse Natalí (como fue inscrita) que Natalia. Cuando nace, año 82, recuerdo que salía a pasear con ella y las anécdotas se repetían. Me preguntaban, habitualmente:”¿Cómo se llama?” y feliz respondía: “Natalí”. Y me decían: “Ah, por la canción de Julio Iglesias…” En esa época se había puesto de moda y la pasaban en la radio a cada rato. ¡No! Deseaba explicar a cada uno que mi Natalí, paseando por la Plaza Roja, nada tiene que ver con la empalagosa canción que ocupaba el primer puesto en la lista de temas de ese momento. Muchos años después, con la llegada de Internet descubro el video en YouTube. Me emociona nuevamente ver a él con su guía paseando por Moscú y darme cuenta que mi hija, rubia y de ojos azules, tiene un aire parecido a la guía que inspiró esa canción.

https://www.youtube.com/watch?v=TilQ8BIHisw

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Gisela Krapf

LA MÚSICA DE LA NAVIDAD

Creo que no puedo precisar el nombre de ninguna de las canciones, pero me pasó anoche, como me pasa todos los 24 de diciembre, en casa de mis padres, que me transporto a cuando era chica. Cuando son las 12, los niños están entretenidos en el jardín, creyendo ver a Papá Noel, y algunos grandes nos dedicamos a poner los regalitos al pie del árbol. Cuando los regalos están todos, alguno toca el timbre, y en ese momento, mientras los chicos corren adentro sabiendo que por el timbre, es probable que ya haya pasado papá noel, se enciende ESA música: Coro Fisher para Navidad. Desde que tengo memoria la escucho sólo ese día, nunca más en el año, y creo que de grande, si paso alguna navidad sin esa música, no va a ser lo mismo. Solo eso en cuanto a las canciones... podría hablar de muchas, pero eso siempre me moviliza.

https://www.youtube.com/watch?v=tUSVBQ7iNio&index=10&list=PLK LJiIo1iRHNPoBWSl0VyFhkWcH3NY_Fr

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Daniel Goldenberg

ALEGRÉMONOS Y SEAMOS FELICES

Aquella tarde de Agosto, el pequeño Bernardo se encontró a sí mismo -y por primera vez- de cara a la muerte verdadera. No eran las muertes lejanas sobre las que murmuraban los libros, aquellas muertes que siempre -y hasta ahora- habían pasado distraídas por la cuadra; vaya a saber si de puro ocupadas o por olvido. Esta muerte tan distinta había entrado a su casa y lo observaba recostada sobre el lado más grave del piano de la abuela, acariciando las teclas sin emitir sonido. El viejo cuerpo de la bobe yacía desplomado frente a sus ojos enormes, mientras la flaca cadera se convulsionaba -aún- al compás de los acordes hipnóticos del Hava nagila. La púa semi-roma del destartalado Odeón, rasgaba empecinada los surcos de pasta, arrancando -a trompicones- un absurdo “Hava nagila venismejá”. 1 Aquella melodía maldita calaría en las grietas más profundas de la memoria de Bernardo, como la fanfarria fatal que anunciaría la proximidad de todas y cada una de sus tragedias personales. 2

https://www.youtube.com/watch?v=gDVB7MolQAY 1

Alegrémonos y seamos felices.

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Inspirado en una fobia real de mi padre -una de las tantas- respecto a la canción Hava nagila, que lo hacía taparse los oídos con las manos y gritar, convencido de que tan sólo con no escuchar de principio a fin la melodía, neutralizaría los efectos fatales y premonitorios que aquella música le anunciaba. Jamás me contó que hechos le inspiraron una fobia tan extraña. Hoy me gusta imaginar que quizás creyera poseer un don que lo alertaba de la tragedia cercana, y que como él, habría muchos otros elegidos, cada uno con su propia canción premonitoria que les permitiera espantar a la muerte con solo negarse a escucharla; pero lo más probable, es que simplemente estuviera loco de remate.

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Andy Pecas

SOLA OTRA VEZ

La voz de Valeria Lynch me azotó los oídos en la Terminal de micros. Sudorosa, nerviosa y con el corazón extrañamente triste y extrañamente libre, miré a mi compañero. Él me devolvió la mirada, enternecido. Su micro partía primero. Despachó su equipaje, encendió un cigarrillo y se acercó a mí sin saber que decir. Nos sonreímos, incómodos. Hizo una broma sobre los pasajes y me besó. Lo dejé en la plataforma. No quise verlo subir y ser yo la que, como la canción, quedaba sola en medio del gentío. Me buscó con la mirada. Nos saludamos de lejos. Y quedé de nuevo yo, toda entera, más mía que nunca y llena de vacío.

https://www.youtube.com/watch?v=fYZyclkwi1w

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Luis Alfonso Martín Delgado

TE RECUERDO, MANUEL

Aún recuerdo con claridad la primera vez que oí hablar de ti, hace ahora cuarenta años. Un cantante valenciano, cuyas canciones habían servido de guía en mi primer aprendizaje sobre las cuerdas de la guitarra, presentaba en la radio la canción que habla de ti, en homenaje a su autor, recientemente asesinado. Y lo hacía en su lengua, a la que la había traducido. En esos tiempos de cambios en mi interior y mi entorno, me impresionó tu historia. También la del autor de la canción. Nunca antes había conocido una que hablara de la vida, del amor y de la muerte de una forma tan bella; del trabajo, la pobreza y explotación, con tanto amor. Todo visto a través de la sonrisa de tu esposa, de la lluvia, de los charcos en las calles, de su amor por ti, que llenaba de luz el gris que rodeaba tu vida. El mismo gris de las nubes de tormenta y el acero de las máquinas que provocaron tu muerte en la sierra. El mismo gris del plomo y los uniformes militares que acabaron con quien después os cantó. El que tanto os quiso, que os llamó con los nombres de sus propios padres, para no olvidar que sus orígenes eran los mismos, que su lucha era la misma, sin saber que su fin sería también igual de trágico. En aquellos tiempos en que aquí estábamos a punto de salir de otro mundo gris oscuro, tratábamos de expresar a través de las canciones todos los anhelos de libertad que queríamos transmitir a los demás; mientras, en paralelo, nos cantaban por dentro los amores juveniles más encadenantes. Así que uno tenía que dividirse entre el dentro y el afuera. Víctor fue capaz de mezclar en una única canción todos los conceptos que en ese momento entrechocaban en mi cabeza en una sola imagen: la sonrisa de Amanda bajo la lluvia, corriendo a la fábrica para pasar junto a ti cinco eternos minutos de amor.

https://www.youtube.com/watch?v=GRmre8ggkcY

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Arturo Chianelli

EL ÚLTIMO CAFÉ

Si bien ya lo conocía como un clásico de entre los cantantes de tango uruguayo él y llamado el Varón del Tango - sólo hace unos pocos años reparé en la letra de este tema y en su versión orquestada que para mí es la mejor. Me pareció una letra tan pero tan descriptiva y precisa sobre el último café, el último intento. Con los años uno aprende que no siempre el último café es el último. Llega tu recuerdo en torbellino, vuelve en el otoño a atardecer miro la garúa, y mientras miro, gira la cuchara de café. Del último café que tus labios con frío, pidieron esa vez con la voz de un suspiro. Recuerdo tu desdén, te evoco sin razón, te escucho sin que estés. "Lo nuestro terminó", dijiste en un adiós de azúcar y de hiel... ¡Lo mismo que el café, que el amor, que el olvido! Que el vértigo final de un rencor sin porqué... Y allí, con tu impiedad, me vi morir de pie, medí tu vanidad y entonces comprendí mi soledad sin para qué... Llovía y te ofrecí ¡el último café! https://www.youtube.com/watch?v=UV0HbvS1yos

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Mauricio Castello

LAETITIA

Y no me decidí. Tenía tres temas. Uno era sobre los aventureros, dos hombres de diferentes edades y una mujer más joven con amores cruzados. Otro contaba la historia de un guapo que por la esquina del viejo barrio vi pasar. El tercero en discordia era una road-song que describía la odisea de mi agüita amarilla. Para no dejarlos en ayunas, les comparto esta canción que colorearía el primer tema. No se preocupen si se les pega y la continúan silbando, dice mi psiquiatra que es normal.

http://youtu.be/lkmNVDKTKDM

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Horacio Tort

PADRE E HIJO

Mis queridos amigos lipeños, además del tiempo que conllevan los festejos de fin de año, en estos días estoy preparando una presentación a cliente de los resultados finales de una investigación de mercado, por lo cual escribo esto al solo efecto de no hacer enfadar a Luis Alfonso y para sentir que aunque sea de pobre manera, he cumplido con la consigna. Si bien sólo tengo oreja y nada de oído, lo cual hace que las notas musicales sean parte de una galaxia remota que jamás lograré visitar, me encanta escuchar todo tipo de música, desde clásica hasta heavy metal. Este gusto tan amplio me hizo dudar entre contar una canción de alguna afamadas obra de Broadway (hay tantas maravillosas que sería injusto nombrar sólo un par) o un clásico de Mercedes Sosa como podría ser Juana Azurduy, o elegir entre un Americano en París de Gershwin y un Englishman in New York de Sting, por mencionar dos con temática parecida; y ni hablar si se trata de una canción de amor, donde la duda está entre decenas de ellas. También pensé en cuáles son las canciones con las que me siento identificado o que me representan de alguna manera, y si bien me salen fácilmente My Way y That’s life, ambas de Sinatra, el contar por qué me llevaría un tiempo que no tengo. Y así, dudando y dudando, me di cuenta que se me iba el tiempo y mi presentación de resultados no avanzaba, así que elegí una hermosa canción de una de mis bandas preferidas que representa una etapa por la que la mayoría de nosotros hemos pasado o pasaremos en algún momento. Me refiero a sentarse con tu hijo o hija (o tal vez sobrinos en algún caso) y darle algunos consejos básicos sobre la vida, compartir con ellos nuestra experiencia, sin gran expectativa de que nos hagan caso, pero sintiendo que hemos cumplido con lo que se espera de nosotros.

https://www.youtube.com/watch?v=yERildSsWxM

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Nuria Navajas

VOLAR ES PARA PÁJAROS

Esta canción es una de las que ha ido unida a mi vida como una invitación a romper moldes, a correr volando despegando bien alto del suelo. Me eleva el espíritu cuando la escucho, quizás porque en muchas ocasiones necesito escapar de la rutina, de la mentira y del pesimismo. Volar como un pájaro, mirando desde otra perspectiva la realidad; volar como un pájaro, alcanzando otras verdades más allá de los límites establecidos. No es una canción para escapar de la vida y huir, sino una canción para cargar energía y creer en nuestras posibilidades.

https://www.youtube.com/watch?v=QznnAZPjlwA

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Antonio Lendínez Milla

SPACE ODDITY

Un viaje interestelar, pasajeros entre estrellas. Más allá, a descubrir después de experimentar la tierra. Recuerdos quedan atrás en ese hermoso planeta. Sombras y luces, añoranzas y dilemas. Sentir, soñar, gozar, vivir. Alguien se aleja, y añora lo que abandona. Cuesta romper el cordón. Un paraíso se aleja. La tierra, un planeta azul, agua, luz, tierra y fuego. Lo que es necesario aunque quema. El calor cuando es intenso, en la piel nos deja huellas, tendrán que cicatrizar, si fueron heridas de guerra. Paz, habrá de ser el futuro, sin luchar conquistar tierras. Los viajes estelares a la búsqueda de estrellas. Metáforas de las simas interiores, lo que las emociones siembran. Miedos ocultos, atávicos se presentan. Viaje al centro de la tierra. Lo que está dentro, oculto, lo que oscuro nos maneja. ¿Nos dejamos manejar o somos dueños de la tierra? Los pacíficos sin duda dominarán la tierra. ¿Cuál será nuestro destino, huir hacia el infinito, o repoblar la tierra? Un capitán llama a tierra.

https://www.youtube.com/watch?v=ZrZlhD0Oeto

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Amelia Molina Burgos

AQUELLAS PEQUEÑAS COSAS

La casa de la abuela de Mario estaba en el centro de la ciudad. Nunca supe dónde vivía realmente esa abuela ni por qué era tan generosa de prestarnos aquella casa vacía de techos altos con molduras carente de muebles que llenábamos los sábados por la tarde una pandilla repleta de deseos de empezar a vivir. O de deseos, simplemente. Durante un invierno ya lejano, desde una hora que a los ojos de los adultos era más propia para la sobremesa o la merienda, en una habitación de aquella casa se hacía de noche; o al menos la penumbra provocada así lo hacía parecer. Junto al tocadiscos, sobre una mesa en un rincón como todo mobiliario, una bombilla recubierta de papel de celofán rojo, apenas nos iluminaba. La selección musical era de lo más variopinta, los jadeos de Jane Birkin y la voz profunda de Serge Gainsbourg al compás de Je a´taime mon non plus, rescatados de nuestros hermanos mayores, nos encendía la imaginación y nos trasladaba a mundos intuidos. Una de aquellas tardes en la semioscuridad en la que el corazón nos palpitaba a la altura de la garganta, el muchacho guapo y con cara de bueno que les gustaba a todas las niñas de la pandilla me pidió que bailara con él. Creo que me miraba a los ojos amparado por la sombra, no sabría precisarlo. Le dije que sí de inmediato. Aunque abundaban los temas lentos, los muy lentos mayoritariamente, algunas veces, Mario, que además del nieto de la señora de la casa era el que ponía los discos, intercalaba algunos imposibles de bailar, tal vez como secreta venganza ante esa soledad adolescente Con la primera canción permanecimos callados, yo con mis manos sobre los hombros de él como ancladas con tuercas, él con las suyas a ambos lados de mi cintura, completamente quietas. Cuando empezó la segunda, me dijo: “Me gustas mucho y te quiero preguntar si quieres que salgamos juntos”. Eran las primeras palabras de amor que escuchaba en mi vida. Permanecí muda y continuó sonando un disco absolutamente incompatible con el baile, aunque nosotros seguimos unidos al no ritmo moviéndonos despacio. Y pasó la tercera canción, y la cuarta, y la quinta… y todas, hasta que en la última me oí decir: “Que sí”, a lo que él respondió: “¿Qué sí qué?” Y yo: “Que sí a lo que me has preguntado antes”. “Ah…” Creo que sonrió aliviado y avanzó un

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milímetro casi imperceptible sus manos, hasta ese momento inmóviles, sin llegar a rodearme la cintura. Justo a esa altura me di cuenta de que era la hora de volver, el último autobús hacia mi casa salía a las nueve y media, así que, atolondrada, me despegué de él y le hice una seña a esa amiga inseparable con la que siempre regresaba, indicándole con el dedo índice sobre la muñeca izquierda que se nos hacía tarde. Entonces, le escuché decir al chico guapo: “Pero cómo… Te acompaño yo.” Y yo “¿Por qué?” Y él, seguro y como si yo fuera una extraterrestre: “Pues porque estamos saliendo”. Y yo: “Ah….” Así que bajamos la calle camino del autobús, él entre mi amiga y yo, mirándonos cuando el otro no miraba, como flotando y sintiéndome toda una mujer de repente. Nos despedimos en la parada con una sonrisa aturrullada y un beso torpe que rozaba la comisura de los labios, con mi amiga mirando para otro lado. El lunes siguiente, me lo encontré en la puerta de mi colegio esperándome a la salida y creo que nunca en mi vida se me ha desbocado el corazón con tanta fuerza. Esa fuerza duró hasta que, pasados varios sábados, la primavera apareció y con ella uno de los mayores, un moreno con sonrisa canalla al que todos los de la pandilla odiaban secretamente. Los bailes se trasladaron a la luz del atardecer de los jardines, el celofán ya no nos ocultaba. Y he de decir que aquel moreno con cara de malote me fascinó, así que, sintiéndome culpable, le dije al chico guapo y bueno que necesitaba tomarme un tiempo, que no estaba segura, que dejáramos pasar el verano. Pasaron los días, volvieron los sábados, el muchacho guapo y formal seguía suspirando por mí desde el pueblo de sus vacaciones. Y yo, en una tarde gloriosa de verano, bailé con el muchacho moreno. Sólo una vez. Fue suficiente para darme cuenta de que mi corazón, desde aquel momento, quedaba oficialmente inaugurado para gozar y sufrir todo lo que la vida quisiera depararme. Bueno, Lipeños, he de deciros que aquel disco era “Mediterráneo” de Serrat, mi lipeño de honor. Que la canción segunda era la que comparto, “Aquellas pequeñas cosas”, y que la última de ese inigualable disco, al que no le falta ni le sobra ni una sola palabra ni un solo acorde, incompatible con el baile en la que dije mi primer sí, era “Vencidos”, un poema de León Felipe. Y también he de decir que acababa de cumplir catorce años.

http://youtu.be/wN3DOwxnTiM 35


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María Ester Arnejo

UNA CANCIÓN, VARIAS CANCIONES

Siempre asocio una circunstancia de mi vida con una canción, como en las comedias musicales, cuando se decía una frase y seguían cantando. Una amiga me dice que para cada situación tengo un bolero. De pronto me autoreferencio en letras de algunas canciones. Tal el caso de Manuelita la tortuga y Mano a mano. Aparentemente no tienen nada que ver, pero para mí sí. Ocurre que yo me separé y me vine a Buenos Aires de un pueblo llamado Pehuajó. No vine a embellecerme para agradar a un tortugo que quedó en mi pueblo. Todo lo contrario, absolutamente todo lo contrario, y me costó mucha tristeza y sobretodo mucha culpa. Este estado me llevó a sesiones de terapia todos los martes a las 7 de la mañana para lo cual salía de mi casa a las 6 dado que vivo en Congreso y mi psicoanalista atendía en Belgrano. Era infalible, cada vez que llegaba al andén del subte se oía a todo volumen el tango Mano a mano, cantado magistralmente por Julio Sosa. Eso me “movía la estantería” porque además yo llegaba en el instante mismo en que decía “y hoy tenés el mate lleno de infelices ilusiones”... Es para mí, pensaba yo, esto no puede ser simplemente casualidad. Sólo esa frase que yo sacaba de contexto y me la llevaba conmigo a la sesión de terapia y durante los cincuenta minutos que duraba analizaba, desmenuzaba mi pasado, mis dolores, mis culpas hasta convencerme de que no eran infelices ilusiones lo que me llevó a tomar la decisión de irme (“Porque me muero si me quedo, pero me duele si me voy”, mi versión de la Serenata para la tierra de uno) y resistirme a “volver con la frente marchita” resignada y vuelta a arrugar como fue el destino inexorable de la tortuga Manuelita. Hubiera preferido el de la Cigarra “cantando al sol como el sobreviviente que viene de la guerra”.

https://www.youtube.com/watch?v=pwsuIQ4GIi8

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Javier Russo

MATADOR, DE LOS FABULOSOS CADILLACS

Soy un poco maniático con la música. Podría contar canciones sin parar. Sin embargo hay una que tiene una especie de vigencia permanente en mi vida. Cuando la escuché por primera me dije que era una especie de himno. Golpeó en mi corazón con el ritmo de la murga porteña, llegando a mi pasado, a mi presente y creo que a mi futuro. Complicadas son mis palabras, porque “mis palabras son balas, balas de paz, balas de justicia”. Me estuvieron buscando y seguro me buscarán, algún día me encontrarán.

https://www.youtube.com/watch?v=pjPA7CXutDw

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EDICIONES LIPE DOMINGO 28 DE DICIEMBRE DE 2014


LIPE


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