IMPEDIMENTOS

Page 1

IMPEDIMENTOS

(DIÁLOGOS)


Portada Norman Rockwell / Mariano Durlach / L. Alfonso MartĂ­n


IMPEDIMENTOS (DIÁLOGOS)


2


CONSIGNA DEL DOMINGO 3 DE MAYO DE 2015 Tema

IMPEDIMENTOS

Ponente

DANIELA ACHER

La consigna de esta semana viene con propuesta de tema y de forma. A ver si logro explicarla. El tema es EL/LOS IMPEDIMENTO/S, de cualquier tipo. La forma en que debemos escribirla es un DIÁLOGO pero con algunos condicionantes, a saber: 1) Debe ser un diálogo entre dos personas, no más. 2) NO puede haber ninguna acotación fuera del diálogo. Ni explicaciones antes ni después ni entre el diálogo. Ni siquiera las del tipo, por ejemplo: – Lo pasamos bien el jueves – dijo él, mirándola. Lo correcto para el ejercicio sería:

– Lo pasamos bien el jueves.

3) La extensión máxima son 20 réplicas de diálogo en total (es decir 10 cada uno). Pueden ser menos. Y se complica más aún. La idea es que al finalizar el diálogo (repito, sin ninguna acotación), el que lee debe enterarse de: 1) En qué lugar se encuentran los dialoguistas (la estación del tren, una habitación, un campo, etc.). 2) La relación que los une (padre e hijo, amigos, amantes, etc.). 3) Alguna característica física de por lo menos uno de los dos dialoguistas (que sea musculoso, castaño, etc.). Si no encuentran el guión de diálogo en los teclados (–) pueden poner guión común (-) o utilizar iniciales, por ejemplo: D: Lo pasamos bien el jueves. A: Como siempre. La idea es practicar el diálogo y dejar a los personajes que digan sin que el autor explique más. El impedimento como tema puede ser de un personaje a otro, de los dos, de un tercero, de la vida, no hay límites en ese sentido. Cualquier duda, me consultan. Buena semana para todos.

Daniela Acher 3


4


1

Viviana Goldman

IMPEDIMENTOS EN DIÁLOGO (Nunca la va a dejar...)

− Desde el principio te dije que esta situación iba a ser provisoria. − Ya me fui de mi casa, me mudé con vos, ¿qué más querés? − ¿Cuándo voy a conocer a tus hijos? − Yo ya les dije, pero ellos no quieren… − Sos vos el que no quiere… − Pero yo ya hice todo… − ¿Todo qué? ¿Te pensás que porque vamos al Mercado Central y compramos la comida del mes ya cumpliste? − Y… ¿no? − No. − Tengo frío. − ¿Pongo la pava? − Dale. Nos tomamos un té y nos metemos en la cama, calentitos. − Pero esto no se arregla así. Lo único que logramos es postergar el problema. − Pero, ¿qué problema? Yo no veo ningún problema. − Ése es el problema: que para vos está todo bien así. Y lamentablemente, y no es una amenaza, si no lo resolvemos esto va a terminar mal. − Dale, yegüi, vamos a la cama. Cuando te ponés así, me ponés loco. Me da ganas de ver la blancura de tu piel, sin nada que la oculte, que te sueltes los rulos y me hables en francés.

5


2

Jorge Pailhé

DIÁLOGO CON IMPEDIMENTOS

− Las minas no van a venir... − Y, para conocer optimistas como vos, harían bien. − Encima falté al fulbito... − Mejor, con los kilos de más que tenés te vas a agarrar un bobazo. − Vos la ves fácil, ¿no? También, si no ves con esos anteojos culo de botella... − ¡Pará un poco, Luis! ¿Podés tener un poco de paciencia? ¿Nunca tuviste una cita con una mina que estás tan insportable? − ¡Pepe, traé dos birras más!... No es por eso, boludo... vos me conocés desde primer grado y sabés que no es miedo ni nada de eso... lo que pasa es que no me diste mucha data... ¿Quién es la amiga esta de Juliana? ¿Tiene 35 y está sola? Flor de pirada debe ser... − ¿Y vos, qué? Treinta y dos, soltero, vivis con tu vieja, casi medis más de ancho que de alto. ¿Qué tendrá que decir Lina de esto? − ¡Ah! ¡Gracias por la onda! Menos mal que sos mi amigo, ¿eh? ¡Pepe, suspendé las birras!... Mirá, prefiero tomármelas ahora y verte otro día, cuando no nos tiremos tanta mal onda, Pelado... − ¡Pero dejá de joder, che! Al final sos un cagón... ¿Vos querés que Juliana me mate? ¿Qué le digo, que mi amigo se borró porque no tiene “más data” de Lina? Mirá loco, vos te quedás acá o no nos vemos nunca más en la vida... ¡Pepe, traé las birras que nos quedamos! − ¿Yo cagón? ¡Ah, no lo puedo creer! ¡Hijo de puta! Ahora ¿sabés qué? ¡Me quedo y me la re banco, boludo! − ¿Boludo? ¡Ahhh, el que no lo puede creer soy yo! ¿Sabés que? ¡Quedate vos, yo me voy a la mierda! Ahora vas a saber lo que es bueno... Quedate solo, tarado... ¿Qué hacés? ¡Soltá! Pero, ¡la puta que te parió! ¡Soltá!

6


− ¡Soltá, soltá! ¡Mirá cómo llora el mariquita...! − No, pelotudo; soltá que allá vienen las chicas... Lina es la rubia tetona...

7


3

Horacio Tort

IMPEDIMENTOS

− ¿Cómo conseguiste las entradas? − Por el laburo, tengo de cliente a Adidas, el flaco me debía un favor y le pedí dos plateas para ver el clásico. − ¡¡Genial!! Gracias por invitarme, me pone muy feliz la idea de ir a la cancha con vos. − ¿Y a quién querías que invite? Vos me hiciste de Boca y ésa es la mejor herencia que me podías dejar. − Eso te lo reconozco, pero no creas que te voy a dejar mucho más… como van las cosas. − No importa viejo, con eso ya me doy por hecho. Y ya todo va a mejorar, no te preocupes… − Me gusta que seas optimista. Yo ya no puedo, perdí todo optimismo, son muchos años de ver este país ir para atrás, siempre gobernado por chorros e ineptos. − Mi generación va a cambiar las cosas, vas a ver. − Mmmm, ojalá tengas razón, pero tengo mis dudas, le tengo más fe a la de tus hijos. − ¿Qué hijos? Si apenas tengo 23 años. ¿De qué hijos me hablas? − De los que tendrás, huevón, porque alguna vez te casaras y tendrás hijos, ¿no? − ¡¡Y yo que sé!! Hoy lo único que sé es que quiero ganarles este partido a las gallinas y verlos putear a sus propios jugadores. Porque si pierden el jueves, serían dos partidos seguidos en cuatro días, y estos maricones seguro prenden fuego a alguna bandera. − Si muy probable, yo sólo quiero gritarles los goles con toda mi alma.

8


− ¡Aro, aro, aro! No viejo, pará que si gritamos los goles nos cagan a palos. − ¿Quién nos caga a palos? ¿Los otros hinchas de Boca alrededor nuestro? ¿Vos estás loco? − Es que no hay otros hinchas de Boca viejo, el partido es sin público visitante, vamos a estar en la San Martín, rodeado de enfermos hinchas de RiBer. Por más que les metamos una goleada, no vamos a poder ni aplaudir siquiera, si queremos volver a casa sanos y salvos. − ¡UY que garrón! Yo pensé que por la Libertadores era distinto. O sea que tenemos que aparentar ser de RiBer. De solo pensarlo siento escalofríos, me sube la temperatura y me dan retortijones. − Practicá viejo, por algo fuiste actor amateur de joven. Tenés que ponerte en la piel de un hincha de RiBer este jueves. − ¡Las cosas que uno tiene que hacer para compartir momentos con vos! Bueno, vos que sos alto, del placard de tu madre, bajame un sombrero de plumas que ella usó para una fiesta de halloween y traeme el plumero también. Para convertirme en gallina tengo que ponerme en situación, jaja…

9


4

Antonio Lendínez Milla

IMPEDIMENTOS EN DIÁLOGO

A − ¿A quién vas a votar? B − Aún no lo sé, todos son una pandilla de sinvergüenzas. A − Sí, pero es lo que hay. B − Lamentablemente es el sistema en el que estamos, y no tiene visos de que esto lo vayan a arreglar, ni los unos, ni los otros. A − La política se ha convertido en un negocio, cada día más de unos pocos. Multinacionales, Bancos y capital, compran y corrompen todo. Los políticos quedan como asalariados, que se venden a intereses ajenos al bien común para enriquecerse. B − Sí, ser político es una profesión, en la cual se está para llenarse los bolsillos sin escrúpulos. A − Es tanto como dices, que se ha pasado de la división de poderes de Montesquieu, al más burdo chalaneo entre ellos. Antes, las dictaduras servían al capital. Ya ni siquiera hacen falta. El capital corrompió a los unos y a los otros. Es al dinero el dueño de todos. El nuevo Becerro de Oro al que todos adoramos. B − La Revolución Francesa acabó con el Antiguo Régimen, el de las Monarquías Absolutas. Ahora hace falta un nuevo orden económico mundial, que encare la globalización y la comunicación universal en la que estamos enclavados, ya sin vuelta atrás. No podemos avanzar… A − ¡Huy!, casi te caes. B − Menudo frenazo. He podido agarrarme a la barra. A − Has estado ágil de reflejos, qué follón se ha organizado. El conductor tuvo que frenar de súbito. Vi la pelota como cruzaba la calle, y el niño detrás corriendo. Menos mal que acababa de arrancar e íbamos despacio, si no, se lo lleva por delante. B − Bueno, quedó en un susto.

10


A − ¿Encontraste trabajo? B − Ahí ando. Me saco unos euros los fines de semana de camarero en bodas y comuniones. Nada fijo. Por lo menos tengo para mis gastos, así me ahorro pedirles a mis viejos. Parece que esto no tiene solución, y dudo mucho que estos politicachos sepan de lo que hablan ni lo que tienen que hacer. Leí el otro día unas predicciones del FMI que auguraban, durante diez años más, un paro endémico en este país del 20 por ciento. Y después supongo, más de lo mismo. Lo que ellos llaman reformas estructurales: contratos basura. Tío, que nos van a tener como esclavos, hasta que la palmemos. El estado del bienestar se ha terminado, en Europa ya lo están desmontando. A − Bueno, cuando termines el año que viene, podrás tener un trabajo ¿no? B − Pero ¿tú te crees que así como está el patio, esto lo van a arreglar los economistas del FMI, o los políticos del capital? Serán la banca, el capital y las multinacionales las que lleven la batuta. Mientras no cambien el sistema económico e impositivo, se controlen los paraísos fiscales, aflore el dinero negro de guerras y prostitución. Que todo el mundo sepa lo que se gana como sucede por ejemplo en los Países Escandinavos, en donde se paga con tarjeta hasta el billete del autobús. El dinero negro en esos países es residual. Esto será una merienda de negros –con perdón de esa raza-, muy trabajadores han sido ellos. Más de lo mismo, y además, sin protestar siquiera; que con el internet nos tienen entretenidos, y con el coco comido. Y ya ni hablar de la prensa y de los pesebres bien alimentados: la voz de su amo. Te dejo que en la próxima me bajo. A − Sí, jajaja… Lo malo es que de este sistema no nos apeamos.

11


5

Federico Cahn Costa

DIÁLOGO

1

− ¡Hola! ¿Cómo va? − Juntando higos. − ¿Y por su casa? − Todos podridos. − Deles saludos. − ¡Para los chanchos!

1

Este diálogo lo decía mi abuela materna, Delfina, cuando yo era chico y me causaba mucha gracia. Aunque no es de mi autoría y no cumple quizás todas las reglas de la consigna me gustaría que se publicara como modesto homenaje a su gracia y su memoria.

12


6

Fer Iñarra Iraegui

DIÁLOGO... EN FIN...

2

− Ya llegué − Petiso, vení. A dónde estabas? − En mi casa, profe. − No es cierto, dónde estabas? − En mi casa, almorzando. − Todos tus compañeros estaban en la fila y vos no… dónde estabas? − Almorzando en mi casa, vivo acá a dos cuadras y almuerzo en mi casa… − Ok, después lo hablamos. Esto no va a quedar así. Suban al micro, vos petiso, primero que te quiero tener a la vista! − ¿?

2

Extraído de la vida real.

13


7

Claudia Castañeda

LA INCAPACIDAD DE ESCUCHAR (TOC)

− ¿Cerraste bien la puerta? − ¡Sí, Lau! Resulta que seguí tu consejo y la llamé… − ¿Por qué no te bajás y te fijás si quedó bien cerrada? − ¡Ya te dije que la cerré, nena! Cuando me atendió no me conoció la voz… ¿podés creer eso? − ¿Cuántas vueltas de llave le diste? − ¿Eh? ¿De qué hablás, Laura? − ¡Te pregunto que cuántas vueltas de llave le diste a la puerta! − Dos, dos vueltas. La cosa es que me confundió con otro tipo. Con un tal Pablo ¿te suena? A mí me parece que ella nombró así a un compañero de la oficina alguna vez… ¿Te suena de ahí a vos? − No sé por qué te cuesta tanto bajar del auto y asegurarte si le diste dos vueltas, che ¿tanto laburo es? − Te dije que cerré con dos vueltas de llave… ¡cortala! La cosa es que cuando le digo que soy yo, la muy boluda se hace la sorprendida y me dice: “¡ay, sorry, Pedro!” ¿Podés creer? Para mí es un ninguneo a propósito. Mirá que se va a olvidar tan pronto… − Para mí que vos te olvidaste de dar dos vueltas de llave, Pedro… ¡todo por no mover el culo del asiento del auto, che! − A veces, me pregunto si pensará en mí. Yo no me la saco de la cabeza. − ¿Y si en lugar de pensar acá vas pensando y, de paso, te asegurás si cerraste bien la puerta? − Te escucho y no puedo creerlo. Siempre le digo a la vieja por qué no me dio un hermano y no una hermana hinchapelotas como vos. − Simple, un hermano no te cuidaría la casa como yo, ¡nabo!

14


− ¡Bueh! La cosa es que casi rogándole me aceptó un café hoy a la noche. − ¿A qué hora? − Tipo nueve más o menos. − ¿Te pregunto que a qué hora levantás el culo del auto y te vas a fijar si la puerta quedó bien cerrada?

15


8

M. Pilar López O.

ATARDECER EN EL JARDÍN

− ¿Te gusta ésta? Hay que ver lo especialita que eres, si lo llego a saber... − Pues no, la veo un poco irregular, creo que no quedaría bien. A ver aquélla... − Ésa la hemos visto ya antes, tampoco te gustaba; decídete, son más de las seis y se te va a hacer tarde. Yo por mí, ya ves, me da igual. − Uf... pues no sé, ya las hemos visto todas entonces, qué indecisión. Es que quiero causar buena impresión, y todos los detalles son importantes, mi madre siempre decía eso. − Ya, ya, pero tú confía en mí, quedará genial con cualquiera, te lo aseguro. Se nos hace tarde, no te va a dar tiempo a nada, luego no te quejes, ¿eh? − ¡Ay, no me agobies! Ésa, la más redondita. Bueno, y ahora el color del traje; no sé si me convence el azul, creo que me hace demasiado pálida. − No, querida, el azul resaltará tus ojos, es un color perfecto para ti, yo entiendo de esto, créeme. − Creo que prefiero probar otra vez el rosa, o el blanco con gasa y encajes, ése me ha gustado muchísimo. − Ya, pero no querrás que te confundan con una novia, es mejor de azul, destacarás lo mismo sin resultar demasiado pretenciosa, piensa que sus padres estarán ahí observándote con mil ojos y no te conviene parecer insolente... − ¡De blanco! Decidido, quiero ir de blanco. Así, muy bien, pero con más encaje, y con mucha más gasa, y un peinado más alto, y pendientes de diamantes y... − Pues a tu gusto, tú misma. ¿Collar también? ¿Más largo o así está bien? Una tiara tal vez llamaría más la atención. − ¡Sí! Una tiara de piedras multicolores. ¡Ah, me encanta!

16


− Pues ya está, y acuérdate de controlar la hora, a las doce en punto se acaba el contrato y te quedas sin vestido, sin carroza y sin joyas. − No importa, para esa hora ya le tendré totalmente en el bote. ¡Se van a morir de envidia todas cuando me vean entrar en el salón de baile así vestida! ¡Y con zapatos de cristal nada menos!

17


9

Amelia Molina Burgos

IMPEDIMENTOS/DIALOGO

3

(Eladio y Maricarmen vuelven a escena)

− ¿Otra vez poniendo pegas, Maricarmen? Lo que tú ves como una gabardina no es más que una medida disuasoria para achantar al director de la sucursal bancaria que, seguro, se aviene a concedernos el préstamo para nuestro soñado proyecto del Chiringuito Lírico en Cuba, o por allí cerca. − Desde luego, Eladio, siempre me estás llevando a tu terreno con tu pico de oro, pero no sé yo si lo de la gabardina en agosto y a 35 grados será lo más adecuado... − ¿Con este porte, Maricarmen? ¿No notas el respeto que provoco? Yo siento una distancia casi reverencial que me rodea en casi todos los lugares que frecuento, para, ya sabes, mente inquieta y fuguilla la mía, realizar las gestiones necesarias de los muchos negocios que siempre tengo entre manos. Mi figura, realzada sin duda por la gabardina y, no te olvides, mis originales gafas, provocan un efecto, rayano en la devoción, que aleja de mi alrededor a los moscones, que se retiran a una distancia prudencial. Estamos a un salto de conseguir asegurarnos un futuro sosegado, rodeado de nuestros nietos en solaz y armoniosa convivencia − ¿Qué nietos, Eladio? Si no tenemos hijos y yo tengo la menopausia. Ya me estás liando otra vez. Estábamos con lo de la gabardina, en verano y con sol. Y hasta el tobillo, Eladio. Que sí, que no digo yo que no te siente bien pero.... − Qué negativa te pones algunas veces, Maricarmen. Ya los adoptaremos, mujer. Y además, seguro que Dios nos premia y son morenos y nos regalan su cariño y… ¡Cuidado, Maricarmen! ¡No mires!

3

He rescatado a dos de mis personajes de una consigna de hace tiempo, aquélla que acordamos fuera el inicio de otras aventuras, de otras batallitas que vivirían ellos mismos más tarde. Vamos, el ya archi conocido y más que disfrutado “Mil Primaveras” de Horacio, en el que todos nos hemos tomado algún café en plan tranquilo o una accidentada cerveza, dependiendo del momento.

18


− ¿Qué pasa Eladio? Me has asustado con ese respingo ¿Quién es esa de ahí enfrente a la que no le quitas ojo? ¿La conocemos? No caigo. − ¿No te has dado cuenta, criatura inocente? ¡Que no mires! − Ay, Eladio, si está ahí tan tranquila con sus niñas esperando al Director, como nosotros. Y son gemelitas ellas, tan formales ¿Qué te pasa Eladio? Te has puesto verde. − ¡Pues qué me va a pasar! ¿Es que no ves su pelo? Y tres, para colmo de males. Mal augurio, Maricarmen. Otro proyecto frustrado. − Si, son como querubines, angelitos. Cándidas y... − ¡Y rubias, Maricarmen! Rubias a más no poder. Vámonos inmediatamente. La próxima vez que consigamos que un director de banco nos reciba, que dicho sea de paso, ya nos van quedando pocos en esta provincia, esperaremos en los aseos hasta que sea la hora exacta de la cita y así la posibilidad del encuentro contaminante será menor, y habrá escasas, sino nulas, posibilidades de que nos alcance el cenizo, comprobado sobradamente, que las rubias ejercen en la vida de todos los mortales. Cualquiera que tenga un mínimo de luces se da cuenta. Menos mal que la cabeza no deja de funcionarme y siempre me acude alguna idea salvadora. − Desde luego, Eladio, me tienes loquita. Tienes solución para todo. Inteligente eres... Bueno… ¡yo qué sé! Como Ortega y Gasset juntos por lo menos, que creo que eran los dos muy listos. Con lo de los nietos me has ganado, encandilada me dejas otra vez. Anda, vámonos, primor.

19


10

Cristian Williman

MAR DE OPORTUNIDADES "Quién mira fijamente al mar ya está navegando un poco." Paul Carvel

− Los puertos siempre me hacen acordar mucho a vos, ¿sabés? Y también me hacen pensar mucho en mí. − Ahá. ¿Y en qué le hacen pensar? − En si sería capaz de dejar todo e irme a navegar. Tengo un impulso de hacerlo, pero dudo. Tus historias del mar siempre me inspiraron, pero no sé, me siento un poco anclado. − ¿Ve aquel barco, m'hijo? ¿el que está encallado? A veces la duda y los miedos te hacen sentir así. Pero los miedos son nobles, son como vientos fuertes. Tiene que aprender a aprovecharlos. − No entiendo. ¿Cómo se aprovecha el miedo? − La primera vez que embarqué era un pibe, tenía un julepe bárbaro. El mar abierto era un mundo incierto. Me acuerdo que el contramaestre se dio cuenta y me dijo: aprenda de ese miedo, úselo. − Pero ¿qué quiso decir? − Al principio yo tampoco entendí, pero una noche de tormenta, en el medio del mar, un grito del contramaestre nos arrancó del pavor: ¡tengan miedo pero que el miedo no los tenga a ustedes!... Orzar al vendaval... − ¿Tengan miedo? − Si. Había que asumir el temor, hacerlo propio y usarlo, como el viento. En los momentos más negros, la oscuridad no debe ser un impedimento. Las dudas hay que navegarlas. Eso dijo. − ... − ¿En qué se quedó pensando, m'hijo?

20


− En los impedimentos; en ese barco encallado; en el temor a equivocarse... − ¡Ah! Sí, los puertos son un lugar seguro para los barcos... Pero éstos no se hicieron para estar en el puerto, ¿no te parece? Hay que hacerse a la mar. − Los puertos me gustan porque ahí te encuentro a vos. Extraño tus historias, abu. − Y yo su mirada de mar en calma, m'hijo. Vaya... − No me quiero despertar todavía. − Vaya ahora. Acá lo espero siempre.

21


11

Profe Ballán

IMPEDIMENTOS / DIÁLOGO

DV − No hay salida. No me obligues a destruirte. Luke, no te has percatado de tu importancia. Sólo ahora estás descubriendo tus poderes. Únete a mí y completaré tu entrenamiento. Con nuestro poder combinado terminaremos el conflicto y restauraremos el orden en la galaxia. LS

− Jamás me uniré a ti.

DV − Si sólo conocieras el poder del lado oscuro. Obi Wan nunca te dijo lo que le ocurrió a tu padre. LS

− Me dijo lo suficiente. Me contó que tú lo mataste.

DV

− No, ¡YO SOY TU PADRE!

LS

− No, eso no es verdad. Es imposible.

DV

− Examina tus sentimientos y verás que es verdad.

LS

− ¡NOOOOOOOOOO…!

DV − Luke, puedes destruir al emperador. Él lo ha anticipado. Únete a mí y juntos gobernaremos la galaxia como padre e hijo. Ven conmigo. Es el único camino.

22


12

Gloria Torres

IMPEDIMENTOS/DIÁLOGO

A − Hola, rubia, tiempo sin hablar, me seco las manos y me siento. B − ¿Cómo sabías que era yo? A − Tu número sigue en la agenda, ¿qué te cuentas? B − Se casa tu sobrina. A − Y tu hija, ¿no podía contármelo ella? B − Se casa a finales de junio. A − ¿Y qué quieres? B − Que vengas. A − En esas fechas estoy de viaje. B − ¿No puedes aplazarlo? A − Es mi viaje de novios. B − ...

23


13

Cristian del Rosario

MANHATTAN

− No es por TOC 4, es porque tengo miedo que, al estar sola, me pase algo; aparte, acá es muy común ir juntos. − Admitilo, es por TOC, y una vez ahí te vas a poner a limpiar todo antes y, lo peor, que me vas a pedir que te ayude. Aparte, no me vengas con el argumento de la modernidad, son las nueve a.m. en Penn Station, no las cinco a.m. en Paladium. − Dale, bancame por aquella vez en Paladium... − Ésa me la venís facturando desde 1987. − Y todavía tengo crédito... ¿no? − Y... puede ser, sobre todo cuando me ponés esa mirada que ponés ahora y me acercás tanto la boca. − Ahí no era TOC… ¿no? − Sí lo eras, pero como tenías cuatro gancias encima, tenías más alcohol en el cuerpo que un frasco de Lisoform. − Bueno, quién te dice que ahora no se repita lo de Paladium de 1987… − No sé... − O lo del taxi de 1992… − No seas turra, eso es golpe bajo, estás jugando con lo más preciado en mí, mi lado pajero, sabés que ésa es mi kriptonita. − O de Ferruyen 2001... ¿te acordás? − Cómo olvidarlo, eras la morocha más sexy de esa fiesta en la playa. − Bueno, no sé, capaz... ¿podemos agregar un Penn Station 2014? 4

Nota del editor: TOC es Trastorno Compulsivo Obsesivo.

24


− Repito, qué turra sos... voy pero donde te pongas a limpiar el baño o me hagas limpiarlo a mí, te tiro desde el Top Rock. − Jaaa... Sos fácil, más de 20 años juntos y todavía puedo calentarte. − Sí, es verdad, pero no te agrandes, lo que inclinó la balanza es que me agarraron ganas de mear a mí. Pero la propuesta de sexo en el baño sigue ¿no? − ¡Qué hijo de.puta...! ¿Sexo en el baño? Seeeee, seguro... Te hago el aguante y me arreglo el maquillaje mientras te masturbas, porque eso es el único sexo que podés tener ahora que me decís por qué vas. − Maldita letra chica, eso me pasa por casarme con una abogada... ¡pará, no vayas tan rápido!

25


14

Gisela Krapf

− Qué bueno que viniste, posta que necesitaba hablar con vos. ¿Te gusta mi nuevo sofá? Me encantó que sea naranja. − ¡Ta bueno, re piola el color! Cuchame, antes que nada, hablé con mamá y me dijo que te nota un poco rara, y es verdad, aunque yo no quise darle la razón, vas a tener que hablar con ella. − Sí, ya sé. Es que no sé cómo contarle a nadie lo que me pasa… vos sos la primera, e incluso me re cuesta. − Ay, nena, siempre hablamos de todo… Aparte, si no me lo podés contar a mí, que soy tu hermana mayor, a quién se lo vas a contar, aunque me está empezando a preocupar que des tantas vueltas ¿Tan grave puede ser? − Sí, te digo que sí, y que me da miedo, más que nada a los viejos, no sé cómo carajo lo pueden llegar a tomar, boluda. En realidad, yo te cuento a vos, pero ¿vos después me ayudás con los viejos? − Obvio, descontalo… pero podés contarme por favor, me va a dar acidez de la intriga. Ay, después me das de nuevo la data del peluquero ese que te hizo esos claritos, re lindos, pero dale, ¡hablame! − Bueno, ya… mirá para el otro lado… y hasta que puedas emitir algún sonido razonable, no me mires… − Cuánta parafernalia, sis, bueno dale, miro para el otro lado… ¿así? Dale, desembuchá − Bueno, ahí voy… Me estoy curtiendo a una mina.

26


15

Carmen Navajas Rodríguez de Mondelo

IMPEDIMENTO/DIALOGO

− Buenos días. − Buenos. − Me pareció conocerle. − Eso espero. − Ya... ¿Usted es de la zona? − En realidad no sé si soy. − Hummm, ¿quiere un trozo? − Se lo agradezco, estoy de servicio. − Ufff, se me olvidó el casco. − No se preocupe, aquí no hay controles. − Últimamente se me olvida... no sé en que estaré pensando. − Ya... Así debe ser. − No entendí. − No hay nada que yo le pueda explicar. − Bueno, arranco rápido que llego tarde. − Le espero a la vuelta de la esquina. … ...

27


16

Santiago Moure

− Volvimos en un camioncito frigorífico. Lau y Mica iban en la cabina con el conductor; yo iba en la caja con otros tres hombres: el hijo adolescente y dos amigos del chofer. Durante la estadía en el pueblito apenas nos habíamos visto una vez: ellos eran amigos del padre de la persona que nos había invitado, con quien se habían encontrado para ir a pescar a unos kilómetros de ahí. El padre de nuestra amiga tenía un bar con cancha de bochas, despacho de bebidas y una increíble piecita destinada al juego clandestino. Para ellos, ese lugar fue el punto de encuentro: llenaron el camión con algo de comida y mucha bebida y de ahí se fueron a, entre otras cosas, pasar la noche mirando boyitas en un bote. Para nosotros, ese mismo lugar fue la posada: un bar con algo de comida y mucho de bebidas donde podíamos, entre otras cosas, jugar a las bochas. Cada grupo a su manera, todos la pasamos bien y todos nos emborrachamos. − Qué lindo lo que me contás. − Viajar en la caja era raro y parecía un experimento: de golpe, tres personas que no nos conocíamos nos veíamos en la situación de tener que establecer una mínima relación en un lugar en movimiento que, además, ni siquiera tenía ventanillas que permitieran distraerse o comentar el paisaje. La verdad es que no pusimos mucho empeño en el asunto: tirados en el suelo y arrullados por la el deslizamiento y los balanceos, no tardamos en dormirnos usando parte de nuestro equipaje como almohada. Sin embargo, cuando me desperté de esa siestita, tras cruzar algunas sonrisas con mis compañeros de viaje, un tema de conversación se me presentó urgente: la vejiga me estaba a punto de explotar. Comenté la situación y la respuesta no se hizo esperar: las tres miradas y algún dedo apuntaron a un balde atado a una de las paredes. − ¿Incomodidad? − En ascenso. El experimento mostró su parte áspera, pero no vacilé:

me paré, agarré el balde, me bajé los pantalones tratando de no mostrar el culo ni de pensar en las miradas que podía tener fijas en él y puse toda mi concentración al servicio de la tarea. − ¿Y? − Nada. Ni una gota. Creo que desde que desde que me planté firme

sobre las piernas para frenar los contoneos del camioncito, lo único que

28


conseguí fue pensar las muchas maneras de decir a mis compañeros, sin ruborizarme: “Nada. Ni una gota” − ¿Pudiste? − Sí, sin ruborizarme les dije: “Nada. Ni una gota” − Es algo. − Pero no es todo. Al rato de dejar el balde (¿qué fue lo que pasó en ese

rato?), lo agarró el adolescente. No me acuerdo más que de esto: el chorro sobre el plástico retumbó como un taladro hidráulico en la caja. Era una fuerza de la naturaleza, te juro, una tormenta concentrada, pero sobre todo era, como siempre, la arrogante fuerza de la juventud. No sé si la meada duró kilómetros, pero el chico tuvo tiempo de sonreírme por encima del hombro mientras ese taladro ensordecedor, más que desahogarlo, demolía mi dignidad. − Qué nos parió. ¿Entonces? − ¿La rata vieja había caído en la trampa del experimento? Frío como si

hubieran activado la refrigeración, miré a los otros en la caja y les dije: “No sé si ustedes pescaron algo para comer, pero parece que su amiguito se trajo de mascota una Tararira viva”. Bien usado, el viejo recurso del chiste fácil siempre funciona: todos se rieron. − ¿Pillaste? − Recién en casa. − Me parecía. ¿Queda algo de cola? − Ni de coca. − ¿Te sirvo un whisky? − Gracias. Voy al baño. − El botón no anda, hacé en la pileta.

29


17

David Haskel

IMPEDIMENTOS/DIÁLOGO

− Pero vos estás en remil pedo, hermano. − Te digo que no, gordo. Que pasó a los santos pedos, pero lo vi. Era él, posta. El Turco era. − Tenés un pedo atómico, vos. − No, querido, no estoy hablando al pedo. − ¿Ah, no? ¿Y cómo yo no lo vi? Vos tenés un pedo en la cabeza, enano. − Ya te dije, lo vi de pedo: cuando nos sacaban el otro día para trasladarnos de prisión lo vi pasar: manejaba un Ford Focus. Robado, más vale. Estaba con anteojos de sol. Afanados, seguro. El hijo de puta iba con la ventanilla abierta. Canchereando, con el brazo afuera iba, como los tacheros. Y sonriendo así, como si le estuvieran chupando la pija. − ¡Qué hijo de puta! ¡El pedo que se habrá agarrado la noche que se escapó! ¡La de polvos que ya se habrá echado! No te lo puedo creer, hermano. Y pensar que me dijo de ir y no me animé. − Hiciste bien, gordo, vos por ese túnel no pasabas ni en pedo, jajá. − Callate, pelotudo. Para qué me voy a meter en más kilombo si me falta un año solo, me falta. Pero qué bien que vendría, ¿no? Agarrarse un buen pedo con unas cuantas birras y después entrarle a un par de guachas super tetonas ¿no, enano? − Sí, no sé. Yo cuando me pongo muy en pedo después no se me para, jajá… − Encima, el cana ortiba, el sargento Larrañaga ése, me viene a cagar a pedos a mí. “¡Vos!”, me dice. “¡Vos, desgraciado! Vos sos su mejor amigo. ¡Batí dónde fue el Turco de mierda ese!” − Jajá. Y mirá si al salir del túnel tenían que correr, gordo. Con la buzarda que tenés dabas un paso, un pedo, un paso, un pedo. Los agarraban enseguida. Por el petardeo los encontraban, jajá…

30


− Callate, choto. Dejá de hablar al pedo, querés. − Jajá! Y el cana pelotudo ése. Mirá si el Turco te va a dar la dirección. “Gordito querido, no sabés cómo extraño Devoto. Aquí te mando la dirección de mi aguantadero. Mandame una linda postalsita con vista panorámica del calabozo”. Jajaja... Qué pedo mental que hay que tener ¿no? Pero bueno, por algo se metió a cana el forro ortiba hijo de remil putas ese de Larrañaga. Jajá. − No sé, enano, no sé. Miralo al Turco de mierda. Viajándola en Focus. ¿De qué color era el Focus? ¡Turco hijo de puta y la reputa madre que te parió! Seguro está garchándose a todas las tetonas de todos los puteríos de Buenos Aires y agarrándose unos brutos pedos todos los santos días. ¡Mamita! − ¡Mamita! Y nosotros aquí, al pedo total, gordo. La verdad, no sé de qué me rio tanto. Jajá…

31


18

Paula Ancery

ALFIE

− Hola, ¿morocha? − Sí, ¿quién habla? − ¿Cómo? ¿No me reconocés más la voz? − Perdoná, es que llama tanta gente a este teléfono… ¿quién habla? − Soy yo, el rubio. Pensé que me ibas a reconocer porque escuchabas mi programa de radio. − Ah, ¿cómo te va, rubio? Tanto tiempo… − No pasó tanto tiempo. Anoche nos encontramos ¿te acordás? − Ah, sí, vos estabas con Damián. ¿Qué tal? ¿Les gustó la película? − Era muy lenta y además no entendimos un pomo. Damián se quedó dormido. ¿Vos cómo andás? − La verdad que me extrañó verte en una retrospectiva de Bergman, pensé que no era tu estilo. − Y no es, pero te juro que no había nada mejor que hacer. ¿Vos cómo andás? − Yo bien, a mí me encantó "Fanny y Alexander". Aunque parezca mentira, todavía no la había visto. −¿Y de quién fue la idea de ir a ver semejante obra maestra del cine universal? ¿Tuya o del coso ése que estaba con vos? −¿Te referís a Jude Law? − No sé, a ese rubio que estaba con vos. − Es Jude Law, y sí, la idea fue de él. Como él es actor, tiene que conocer todo lo relacionado con la historia del cine.

32


− Ajá. ¿Y cómo estás? − ¿Cuántas veces me vas a preguntar cómo estoy? − Hasta que me contestes si ese rubio con cara de mariconazo es tu novio. − Lo de rubio con cara de mariconazo, ¿por quién va? − Siempre dijiste que te gustaban los morochos de pelo en pecho y ahora te veo colgada del brazo de un albino con cara de adolescente. − Mirá, ya que le dijeras mariconazo sería discriminatorio aunque él fuera gay en serio. ¿Pero también lo tenés que discriminar por judío? Además los rabinos se casan, no son como los sacerdotes católicos. − Albino, dije, no rabino. − ¿Qué es albino? −¿No te acordás de cuando eras vos la que me tenía que explicar qué querían decir las palabras? − Yo tengo la lengua muy larga y la falda muy corta, como dice la canción de Sabina. − ¿Y eso qué tiene que ver? − Que también tengo la memoria muy corta, así que no, no me acuerdo. − Bueno, ¿cuándo nos vemos? −¿Quién dijo que nos vamos a ver? − Yo te estoy invitando. ¿Qué hacés esta noche? − ¿Pero estás loco, vos? Hoy es sábado. − Por eso, ¿qué hacés esta noche? ¿Querés venir a Pilar? − No puedo. Tengo que salir con Jude. − Ajá. ¿Y a dónde van a ir, si se puede saber? ¿Hay una retrospectiva de Kieślowski en la sala Leopoldo Lugones? − Yo pensé que la única Lugones que conocías vos era la avenida. ¿Desde cuándo la conocés?

33


− Desde que vos te levantás a Ashley Judd. − Ashley Judd es una mina, nene. − Ahí está, ¿no te dije que era un mariconazo? − Y no me lo levanté. Él me asedió y me asedió hasta que me digné salir con él. − Ah, ¿sí? ¿Y cómo te accedió? − Me pidió mi teléfono. Y después me llamó y me invitó a salir. − Ah, qué bárbaro. ¿Todavía hay mujeres que entran con ese yeite? Y vos te habrás caído desmayada cuando te invitó a ver esa película tan romántica. − No, la primera vez no fuimos al cine. − ¿Cómo la primera vez? ¿Pero cuánto hace que están saliendo? − No sé, yo no llevo la cuenta de esas cosas. Por eso él a veces se enoja cuando me olvido del cumplemés. − ¿Y a dónde fueron la primera vez? − A un hotel. − Ah, qué caballero. La primera vez y te lleva a un telo. − No, nene, no era un telo. Era el hotel Llao Llao. Teóricamente íbamos por el día, pero… −¿Cómo por el día? ¿Estaban en Bariloche cuando se conocieron? − … entre pitos y flautas se hizo de noche, y el muy bicho había reservado la suite presidencial. A mí ya me parecía sospechoso que se quisiera quedar tanto tiempo en la casita de Walt Disney. No, fuimos y vinimos en su jet particular. − Ah, y es tan caballero que seguro que te abrió la puerta. − ¿La puerta de la habitación o la del jet? − La puerta de tu corazón, digo.

34


− Qué romántico estás, rubio. Siento algo raro, como si estuvieran cambiados los roles. − Están cambiados, morocha. Inventale una excusa y venite a Pilar conmigo. − Yo nunca le diría una mentira a Jude. Y además me dan alergia los camisones de otras mujeres. − Escuchame, vamos a tomar un café, aunque sea. Tengo que decirte algo importante. − ¿Qué pasa? ¿Ya se sabe si Nisman se suicidó o lo mataron? ¿SE JUNTARON LOS PERITOS DE LAS DOS PARTES? − No, morochita, no. Es que me di cuenta de que soy un boludo. −¿Y por qué te diste cuenta ahora, recién? − Porque recién ahí, en la puerta del cine… Cuando vi con qué cariño te daba el balde de pochoclo… y cómo te daba piquitos mientras vos le tenías la Coca Cola para que él buscara la propina para el acomodador… Y después de la función, cuando se fueron los dos agarraditos de la mano comentando la película… Me di cuenta de que soy un imbécil, porque era yo quien tendría que haber estado con vos en el cine haciendo todo eso. Pero como soy un agarrado, no compro Coca Cola, ni pochoclo, ni doy propinas. Y como tampoco soy muy culto, no hubiera sabido comentar la película… De hecho nos fuimos con Damián hablando de Mayweather, y cada uno se había pagado su entrada. − Rubio, además de todo eso que dijiste que sos, sos más chicato de lo que yo pensaba. Jude no me compró pochoclo ni Coca. Yo en el cine como chicle de frutilla y no tomo nada, porque en seguida me dan ganas de ir al baño. − A mí también me dieron ganas de ir al baño, si esa película dura como tres días. Pero él te daba piquitos, eso no me lo vas a negar. No intentes decirme que no es tu novio porque a mí no me vas a engañar así nomás. − Bueno: me estampaba unos besos que me hacía cosquillas en las amígdalas. − No me digas eso, morocha, no me hagas sufrir.

35


− Era un chiste, rubio, si a mí me sacaron las amígdalas cuando tenía cuatro años. Pero, en serio, tampoco nos fuimos hablando de la película. − ¿No? ¿Y de qué hablaban? ¿De mí? ¿Le pedías asesoramiento desde un punto de vista masculino para reconquistarme? Ya estoy reconquistado, morocha. Qué felicidad. − Hablábamos de los preparativos para nuestro casorio. Estamos indecisos entre hacer algo íntimo en el Roof Garden del hotel Alvear o algo a todo culo en algún castillo europeo de ésos que se alquilan para fiestas. − ¿Casamiento? Si vos siempre dijiste que no te querías casar. − Yo no. Pero él sí. Y yo soy incapaz de negarle nada. Sobre todo, si me lo pide como me lo pidió. − ¿Y cómo te lo pidió? − No hablo con los periodistas de mi vida privada. − Yo sí hablo con esta periodista de mi vida privada. Morocha: te amo. Acabo de darme cuenta de que todo este tiempo estuve enamorado de vos y no quise hacerme cargo por idiota, por cobarde, por miedo al compromiso o a la felicidad. − Mi abuela patea calefones y mete unos goles bárbaros. − ¿No me querés más? ¿Ni un poco? − Ésa es una línea de Cocteau, parafraseando a Goethe. − No. "Te amo. ¿Es que eso te concierne"? −¿Entonces vos también estás enamorada de mí, todavía? − Yo no. Cocteau. − Mirá, en otras circunstancias te diría que me expliques quién es, el Toctoc ése. Pero ahora lo único que me importa es que acabo de darme cuenta de que la única mujer de mi vida… sos vos. − ¿La única en qué sentido? ¿No conocés otras mujeres con dientes de conejo?

36


− La única que me interesa. La única a quien amo y con quien quiero vivir. − ¿Tuviste que esperar a verme con Jude para darte cuenta de eso? − Pero decime, ¿qué tiene Hey Jude que no tenga yo? − ¿Estás con tiempo? − No. Tengo que irme rajando a la redacción a cerrar, que está Damián solo. − Y bueno, rubio… Después que te ayude él a cerrar a vos. − Es que la ventanita del amor se me cerró. − Mirá, rubio, hay un solo remedio para eso. − Decime cuál es. Hago lo que sea. Me endeudo por el triple de mi capacidad de repago. − No, no pasa por ahí. Escuchá muchas canciones de Calamaro. Tomate un par de whiskies mientras las estás escuchando. Fumate un porrito. Y la próxima vez que pase el tren… si hay otro camisón, metelo bien en el fondo del canasto de la ropa sucia. − Pero morocha, en mi casa no hay canasto para la ropa sucia, la dejo tirad… ¿morocha? La señora que limpia, que es la segunda persona más importante de mi casa, la va juntando del piso y la lleva a lavar. Morocha, ¿me estás escuchando? Morocha… El camisón era de la que limpia, moroch… Morochaaaaaaaaaaa... De mi vieja, era, que a veces se queda a dormir... ¿Morocha?

37


19

Horacio Petre

MIL PRIMAVERAS “Nadie se ríe dos veces en el mismo baño”

− No hay manera che... − ¿Cómo que no hay manera? De alguna forma vamos a llegar, rosqueándola vas a ver que arrimando el bochín, de a poco se va armando la huella... vas a ver que vamos a poder. − ... − Querido, si me ponés esa cara de monitor plano me la hacés más lunga... Fijate, mirá a tu alrededor, toda la gente que nos rodea, el paisaje urbano del otro lado de los ventanales, los bondis que vemos pasar, los vecinos en las aceras, la mujer aquella en la mesa cerca de la entrada... sola, leyendo, la pareja del otro lado, haciéndose arrumacos, los mozos laburando... A propósito... ¿Qué tomás? − Cortado... − Dale, ahí viene el moncho... ¡Jefe! Dos cortados y a mí traeme una medialuna también... Te decía... fijate el fluir de intensidades que se siente en un bar... Mirá los dos tipos esos que entran ahora... Les mirás las caras y ya te imaginás una novela... ¿Qué opinás? − No la veo, me parece muy difícil, aparte a mí esto de escribir... Es como que... ¡Leer me gusta!! Pero escribir me cuesta tanto... ¿Te acordás en la primaria? Me encantaba leer las composiciones de los demás... pero a mí no me salían las mías... − Leer y escribir, son distintas instancias de un mismo proceso... De la primaria, ya pasaron más de treinta pirulos, somos amigos porque somos amigos. Ahora mirá, fijate en tu celu andá a la página del féisbuc que te pasé. − Bueno... A ver... ¡Oia! ¿Acá estás vos? − Claro... ya te expliqué cómo es, si querés vos también podés estar.

38


− Y esta foto... parecés un negro, todo de perfil y con la gorrita siempre... Con tal de no mostrar la pelada vos... ¡Pensar que eras reflequilludo! Jetón, de pendex ya eras... − Esssta pelada te voy a mostrar, bolastrún. Bueno, ves, mirá fijate como todo el mundo va subiendo cosas y los otros comentando. − Sí yo te entiendo, pero no se me ocurre como miércoles avanzar, porque... − ¡Porque...! ¡Porque...! ¡Porque...! Cortala con los “porque” y todos los lugares comunes para acobacharte... Haceme caso, ya cruzamos la mitad del río, vas a ver que llegamos... − ¿Río? ¿Qué río? Esto es un bar, muy concretamente el “Mil primaveras”, además... − Es una metáfora chabón... se suele usar el río como sustitución o bien de algo que fluye y por el cual uno puede dejarse llevar o ir contra la corriente o bien como un obstáculo que hay que sortear... − ¿Hay rifas también? − OK, el buen guía debe ponerse a la altura de sus visitantes. Me enyoguizo, pido paciencia a los dioses del olimpo... Ommmmm... ¿Lo viste últimamente a Marcelo? − ¿Qué Marcelo? −¡Agachate y conocelo! ¡Jua! Te abroché, ya completamos las diez líneas de diálogo y los demás items de la consigna.

¡Buenas noches, Bariloche, y a otra cosa mariposa! Nos vemos en L.I.P.E, chabón...

39


20

Mariano Hipaucha Cortese

DIÁLOGO / IMPEDIMENTO

5

− Rengo, ¿cómo andás? − Maso, che, ¿estás en el bar? − Si, te estamos esperando con los muchachos, ¿venís? − No, justamente te llamaba para que les avises, la gamba me tiene a mal traer y estoy tirado en la cama. − Uh, que cagada, Bueno, dejamos el truco para otro día. Cuidate. − Dale, abrazo.

5

Me propuse como autoconsigna cumplir con la misma de la manera más breve posible.

40


21

Ce Pérez Hillar

IMPEDIMENTOS / DIÁLOGO

− Y ahora ¿qué te lo impide? − Su cumpleaños. − Y antes fue Navidad... − Es que… no está bueno contar en víspera de fiestas, que los cuernos te llegan al piso y vuelven a subir. − Que no lo amás más... qué raro vos hablando así… − Quise descontrac... ¿qué es esa mancha roja en tu almohada? − Ah… nada, una marca. − ¿Una marca de qué, desgraciadooo? − De cómo me entretengo mientras te decidís. − ¡De cómo te enamoraste de otra, querrás decir! − Nooo... de cómo te cuelgan los cuernos también, solcito.

41


22

Daniel Goldenberg

BAUTISMO DE FUEGO

− ¡Cabo! Páseme los binoculares. − ¡A la orden mi Capitán! Aquí tiene. − A ver Cabo, seguramente usted tenga mejor vista que yo. Esos dos que están cruzando el río, ¿visten uniforme enemigo? − ... − ¿Los ve? ¿Cabo? − ... − ¡Cabo! − ¡A la orden mi Capitán! Afirmativo... eh... quiero decir... ¡Claramente!, pero no... ¡Negativo!. No son el enemigo. − ¿Son de los nuestros? − ¡No mi Capitán!... son civiles... son dos mujeres jóvenes... bañándose en el río... completamente desnudas. − ¡Cabo! Páseme los binoculares inmediatamente. − ¡A la orden mi Capitán! Aquí tiene. − ¡Mierda! Como soy albino, no veo un carajo. Tome Cabo. Mire usted y descríbame en detalle cómo son y lo que hacen. No nos podemos fiar de nadie. Podrían ser civiles hostiles. − ¡A la orden mi Capitán! Le paso el parte mi Capitán: la rubia tiene unos pechos enormes, con pezones rosados como pétalos. Se los enjuaga con ambas manos y... eso... que son realmente enormes. – ¿Y la otra? ¿Qué hace la otra? ¡Prosiga Cabo! – ¡A la orden mi Capitán! La otra es morocha y mientras se sacude el pelo, las nalgas le tiemblan con la firmeza de los valientes, mi Capitán.

42


– ¡Prosiga Cabo! ¡Prosiga! ¡Es usted un poeta! – ¡A la orden mi Capitán! Ahora la rubia se agacha y... le juro por la sagrada sotana del Capellán que... ¡Pero mi Capitán! ¡Qué hace mi Capitán! ¡Suélteme mi Capitán! ¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán…!

43


23

Daniel Dionisi

LA ÚNICA REALIDAD

– Ah, ¿seguís en ésa? ¿Hasta cuándo querés que te dé máquina, viejo de mierda? ¡Tomá maricón! – ¡Ahhhh!, ¡Ahhhhh! ¡Basta por favor! – ¿Ves que no te la bancás? Si sos una piltrafa. Mirate, piel y hueso. – Saber me hace libre. Es lo único que importa. – ¿Libre? ¿Te viste, boludo? ¿Libre? ¿Así que engrillado y tirado en la parrilla sos libre? ¡Jajajajaja…! Te voy a picanear cada pelo de la barba, italiano del orto. – ¡Ahhhh, piedad! – Piedad, un carajo. Ya sabes lo que tenés que decir para que haya piedad. – No puedo, no puedo mentirles. No puedo mentirme. La verdad es una sola. – Pero ¿vos te creés que vas a cambiar la historia, subversivo hijo de puta? ¿Cuánto hace que te venís cagando en todo? ¡En Dios, en la biblia, en el mundo! ¡Comela! – ¡Aaahhh, basta! ¡Por los siglos de los siglos, la verdad es una sola! ¡Por más electricidad que pase por mi cuerpo nada cambiará lo que hizo Dios! – Dios soy yo, jetón. Y ya sabés cual es la verdad que quiero que digas. ¡Vamos de nuevo! – ¡No, no! ¡Por favor, basta! ¡Bueno, le digo lo que quiera! Está bien, es como uds dicen… – Ahí me gusta más. Por una vez vamos a hablar tranquilos. Sos un comunista de mierda, pero te voy a hablar bien. Mirá como estás. Te meto una vez más el cable y te quedás acá. Ya sabemos la boludez que

44


venís diciendo desde hace siglos, pero cortémosla, ¿te parece? Entonces, dale, decime, ¿cómo es la cosa? – Eppur, si muove. – ¡Moriste, hijo de puta!

45


24

Julio Fernando Affif

– Vos sabés que los extremos se chocan y que lo aparentemente diferente no es más que la expresión de su similitud. – No entiendo adonde querés llegar. – ¿Cuánto tiempo hace que nos conocemos…. tres meses tal vez? ¿No te llama la atención que nunca haya intentado un avance? – Mirá, vos sos medio picarón, pero desde el principio he sentido que no tengo que marcar distancia. Hay algo en nuestra amistad que la hace diferente, asexuada, franca y cargada de afecto sincero y necesidad de protección. – Parecemos combatientes de la vida, esquivando las esquirlas del fracaso. – Hay veces que tenés una manera de expresar las cosas que me desarma. – Algo de filosofía canyengue tal vez… la turbia tristeza de la nostalgia… los zapatos demasiado gastados sin haber llegado… o llegado, pero a destiempo… – Esto que estás diciendo lo siento como una lágrima acumulada que estalla de repente en una especie de insólito borbotón no deseado. – Algo de eso hay. Detrás de una sonrisa lastimera suelen esconderse el sufrimiento, la resignación, las ausencias, el deseo inconfeso y la morbosa sensación de quedarse con las ganas. – ¿Me tenés ganas…? – Si digo que no, corro el riego de ofenderte y si digo si, corro un riesgo mayor. – ¿Ofenderme yo? No. De ninguna manera. ¿Cuál es el otro riesgo? – Ofenderme.

46


47


25

Jorge Pailhé

DIALOGUITO AL MARGEN (Pero dentro de la consigna)

− ¿Viste Etelvina? Aprehendieron a los ladrones de la farmacia de la esquina. − Nahhh, esos no aprenden más... − No, que los agarraron... − Sí, agarraron de todo... no dejaron ni las gotas para la nariz... − ¿Desde cuándo? − ¿Desde cuándo, qué? − Usás gotas... − ¡Desde siempre! Yo sufro gota desde hace muuuuchos años... − ¿En serio? ¿Y nunca me dijiste nada? − Claro que te dije, Eulogia, pero vos cada vez escuchas menos... − ¿Y justo vos me lo venís a decir? − No, no te lo vengo a decir ¡ya te lo había dicho! − ¿Por qué no cerrás esa ventana? Nos vamos a congelar... − ¿Te parece? A mí todavía me vienen los calores... − Pero es peligroso, mirá si nos quieren robar... − ¡Cierto! ¡Como en la farmacia de la esquina! ¡Y seguro que la policía no detuvo a nadie! ¡Seguro!

48


26

Andrea Goldberg

– Permiso, Su Alteza Real, quisiera hacerle unos comentarios sobre algunos, digamos compromisos, por Usted contraídos para con un país extranjero. – Concedido, señor Asesor, pero le voy a pedir que se exprese en un lenguaje informal. O sea, como si yo, Majestad de este reino, tuviese unos tiernos 9 años. – Nada más ajeno a la voluntad de su siervo que exponer mis humildes comentarios con los ejemplos, imágenes y datos matemáticos extremadamente simples, el escenario en cuestión y lo haré brevemente además. – Más vale que también tenga usted soluciones en relación al referido país extranjero en cuestión. – ¡Va! Ni en pedo, ni que pongamos plata, ni que le vendamos el alma al diablo vamos a conseguir técnicos que quieran ir a Sierra Leona, porque hay ÉBOLA. – ¿Hay más, señor Asesor? – Quiero informarle que hace unos pocos instantes renunció la Vicepresidente de Guatemala y el presupuesto que le preparamos lo puede usar para hacerse una túnica (nadie sabe cuánto valdrá 1 US$ allí en estos momentos). – Fastidia a mi persona la situación, pero comprenderá que espero lo supere por su cuenta. Para mañana, al finalizar mis 100 cepilladas de cabello, espero estén resueltos los asuntos que deposito en sus manos, confío en sus capacidades y espero resoluciones para entonces. Tiene usted, digamos hasta el lunes. – Queda un último tema, Excelsa. ¿Me permite? – Me están esperando en el templo de las tentaciones pero, aún tengo unos minutos. – No entiendo el chiste de cooperar con Ghana; como Su Alteza recordará, nos tuvieron embargada una fragata escuela hasta hace un añito nomás.

49


27

Andy Pecas

DIALOGUETE

– Profesora, lamento llegar tarde al curso, pero tuve un problema. – No pasa nada. Sentate. Como les iba diciendo, la guía correo es aquélla que... – ¡Ay, no hable de Correos! Justamente llegué tarde porque tuve que mandar una carta y fue una odisea. – Tal vez te hubiera convenido llevarla en persona. Como les iba diciendo... – ¿Llevarla en persona? Pero si camino dos cuadras y ya me duelen los pies... – Bueno, luego nos lo contás. La guía correo es aquélla que... – ¡Eso! La del correo que te contaba, que con exasperante lentitud atendía a todos con una parsimonia desquiciante. Por eso demoré tanto en venir... – Sí, ya te escuchamos. Pero quisiera terminar la idea que estaba… – La idea, sí. La idea que le faltaba a esta chica de lo que es atender al público. Porque, francamente, tres horas con cada persona... – Está bien, Isabel. ¿Querés contarnos ahora lo que te pasó cuando querías mandar la carta? – No, no. No era mi intención interrumpir. – Como intentaba decirles, una de las clasificaciones es la de guía correo que... - ¡Y encima con la oficina llena! Porque si no hubiera nadie, vaya y pase, pero con la fila larga, con la gente con prisas y ella tan zen... Era indignante. - Isabel, creo que sería mejor que fueras a tomarte un café para tranquilizarte y luego retomas la clase con normalidad.

50


– Que no, profesora. Que yo estoy perfectamente. Sigamos. – Perfecto. Aquélla que acompaña al grupo en sus excursiones es denominada... – ¡Excursiones! Cuando era niña me encantaba ir de excursión, pero últimamente la única excursión que conozco fue la odisea de hace un rato en el Correo, con esa señorita que no tenía prisa por nada y eso que... – ¡ISABEL!

51


28

Daniela Acher

DIÁLOGO EN DISTINTA SITUACIÓN

– Basta, Fran, ya no tiene sentido nada de lo que me digas. Tus palabras se pierden en el viento. – No seas cruel, Marcela, te lo ruego. Dejame entrar. – No te atrevas a decirme que soy cruel, no quiero equivocarme otra vez. Quedémonos con los buenos recuerdos, es mejor así. – Dame una oportunidad, una sola. Voy a cambiar, te lo prometo. – ¿Qué? No te escucho bien. – Es que hay mucho ruido acá afuera. Dejame entrar y hablamos

tranquilos. – Te dije que no. Para mí tampoco es fácil. Hace más de tres horas que

estamos discutiendo algo que no querés entender. – No estamos en la misma situación. – En una pareja, y más a punto de separarse, nunca se está en la

misma situación. No podés reprocharme a mí algo que es común al género humano. Es el momento de decirnos adiós. Yo vuelvo a mi cuarto y vos te largás de ahí. Cada uno por su lado. – ¿Me vas a largar así?

– ¿¿Qué?? ¿Que soy yo quien te larga? ¿Tenés el tupé de decirme eso? Yo no te largo, solo quiero que cada uno siga su camino. Yo voy a mi cuarto y VOS sos el que te largás. ¿Qué te preocupás? Te va a ir bien. Siempre quedás bien parado. – Marcela, tené piedad. Hace frío acá afuera y se me acaban las fuerzas. – ¡Ya sé que hace frío! ¿Cómo no va a hacer frío en un balcón en el piso

12? ¿Qué culpa tengo yo? ¿Acaso fui yo la que se colgó anoche amenazando con tirarse y está ahora agarrado de los barrotes? ¿Era para asustarme? Bueno, ocurrió lo contrario. Me abriste los ojos.

52


– Marcela, no doy más, por el amor de Dios… – ¿Cómo? ¿Y tu fuerza? ¿Y tus brazos musculosos? A ver… Ah, ya no

están tan fuertes. Tus manos están hinchadas, lamento decirte que no están tan lindas como antes. – Nunca pensé que serías tan insensible.

– ¿Cómo podés decir eso? ¿Cómo se te ocurre apenas insinuarlo? ¿Te parece que si fuera insensible te hubiera recibido cuando caíste a mi balcón hace dos años después de haber permanecido colgado toda una noche del balcón de la pibita del 13? ¡No tenés vergüenza! ¡Tené un poco de dignidad y largate ya! – No aguanto más, Marcela, por favor, te lo ruego. Estoy al límite de mis fuerzas. – Basta, ni una palabra más. – ¡Aaay! ¡El viento me soltó una mano! Marcela, por el amor de Dios, te

lo suplico, hablamos y te prometo que te doy la razón en todo. ¡¡Ayyy, no puedo más!! – Basta, Fran… ¡Ahhhh, te largaste!... ¡Ya veo! Veo cómo caíste en el

balcón de la vieja cogotuda del 11. Ahhh, y te abre y te recibe con una copa de champagne. Lo que te decía, siempre te las ingeniás para caer bien parado. Tenés la capacidad de transformar cada caída en un ascenso. ¿Viste que al final yo tenía razón?

53


29

Elena Herrero Navamuel

– Te veo el pelo un poco mas ceniza, la verdad. – ¿En serio? Fíjate que iba a decirte a ti lo mismo. Se te ha oscurecido bastante... – Bueno, mujer, eso es de todo el invierno sin darle el sol, ahora que llega el buen tiempo ya verás cómo se pone rubio en dos días. – Bueno, dos días es mucho decir... Hasta que no te pongas la camomila a tí no se te aclara. Yo es que soy más rubia que tú. – Querrás decir ahora, porque de niñas la rubia era yo.... – En realidad, lo que importa es ahora, ¿no? Y a ti se te ha oscurecido mucho más que a mí. – Si tú lo dices.... – La verdad es que me da risa la gente competitiva. – Y a mí. – Ja… – Jaja… – Jajaja… – Jajajaja… – Jajajajaja… – Jajajajajaja…

54


30

Guillermina Silva D’Herbil

– Estás divina, ese color de pelo te queda genial, así, medio mezcla de bataraza y paja vieja.... qué sé yo, es original. – ¿Te parece? – Sí, en serio... Además, como se ve que engordaste un poquito, estás mucho mejor... – Ah... ¿me ves más gorda? – Sí, pero estás mucho mejor, porque así, con los cachetes más inflados, las arrugas se te notan menos. – Ahhhh... ¿Tengo muchas arrugas? No me había dado cuenta... – Claro, porque se ve que estás viendo mal, si no, no te hubieses puesto esa remera... – ¿Por? ¿no combina? – Bueno, mucho no combina, pero eso no es tan grave, lo peor es que te marca muchos los rollos. – ¿Rollos? – Sí, pero igual no es para tanto, porque así estás más armoniosa; antes quedabas desproporcionada con la cadera. – ¿…la cadera? – Estás bárbara, las medias oscuras te disimulan muy bien las varices, así que no te preocupes, mientras no te las saques, ¡está todo bien! – Qué suerte que tengo de tener una amiga como vos… – Sí, la verdad que sí, hay cada mina hija de puta...

55


31

Mariángeles Soules

DIÁLOGO DE IMPOSIBLES / IMPOSIBLE DE COMERLO

(Domingo a las 19 horas, estoy en casa de mi hermana Laura y de pronto nos llama su novio que viene a cenar con los padres. El dice que trae pollo y papas fritas que preparemos algo de postre. Claro que domingo y a esa hora no podemos contar con comprar nada así que pensamos en hacer algo urgente y casero.) 6 – Podríamos preparar un flan con dulce de leche. – Bueno, dale, me fijo si tengo todo. (Abro la heladera y tenía apenas una taza de leche, o sea que descartamos el flan.) – Bueno, y ahora ¿qué hacemos? – No sé, no conozco a mis suegros y los nervios no me dejan pensar. – ¿Lemon Pie? – Sí, sí, eso podría ser, veamos si tenemos todos los elementos. ¿Qué

necesitamos? – Precisamos: harina, huevos, limón, maicena y azúcar. – Creo que de eso hay todo, así que manos a la obra.

(Nos dispusimos a preparar el postre, mientras yo intentaba hacer la crema de limón con apenas dos limones medio secos, mi hermana trataba de que la masa le quede crocante pero no dura y evidentemente iba a ser bien finita porque no alcanzaba la harina para más. De pronto me dice:) – ¡NOOOOO! ¡Pero cómo no me di cuenta de separar las claras para el

merengue antes de usarlas todas para la masa, me queda un solo huevo!

6

Nota del editor. Parece que la autora leyó la consigna muy deprisa, sin enterarse bien de los detalles exigidos por la ponente.

56


– No importa, no te preocupes algo se nos ocurrirá. – Pero de dónde voy a sacar más huevos a esta hora. – Bueno, cálmate y concéntrate en que la masa salga bien, el resto ya

veremos. (El problema era que la masa era poca, la crema no tenía gusto a limón y ahora tampoco podíamos hacer un buen merengue.Bueno, pensé que salga como sea, después que se enfríe le pongo unos copitos de dulce de leche y le invento un nombre y digo que es un postre suizo y listo. Nos esmeramos todo lo que pudimos y hasta quedó hermoso a la vista, pero al probar la crema era incomible, la masa era una piedra. Lo puse en la heladera rogando se me ocurriese algo para no servir el postre.) – ¿Qué vamos a hacer? Me van a odiar. – No te preocupes, que ya algo se me ocurrirá. – Pero es un desastre. – Tu tranquila, disfruta la cena y deja el resto en mis manos.

(Al terminar la cena y después de decir varias veces lo bien que cocina mi hermana y lo rico que le quedan los postres anuncié que iba a servir el Lemon Pie. Por supuesto que mi hermana casi se desmaya. Me levanté, recogí los platos y coloqué los platos de postre en la mesa. Fui a la heladera y saqué el tan alabado postre, lo incliné para mostrárselo a los suegros de mi hermana y lo dejé caer al piso. Todos lamentaban el hecho y yo sollozando dije:) – Ay hermanita, perdóname. Te esforzaste tanto por este postre y yo lo

arruiné. – Por favor, no vas a llorar, no importa, tendré otra oportunidad para

alagar a mis queridos suegros.

57


32

Luis Alfonso Martín Delgado

DIÁLOGOS EN LA TERCERA FASE

− Oye, gordo ¿has visto la consigna de LIPE de esta semana? − Aún no... − Vaya petardo. ¿Verdad que te he dicho montón de veces que no me gustan los textos con diálogo? − Sí, cariño… − Pues resulta que esta semana proponen ni más ni menos eso: ¡un diálogo! − Vaya… − Y sin anotaciones ni nada, ¡sólo diálogo! − Ya… − Pero ¿cómo voy a poder explicar todo lo que se me viene a la mente sólo mediante un diálogo, sin explicaciones? − Ya te saldrá algo… − Y además dice que tiene que ser con un impedimento ¿es que no es bastante impedimento para escribir usar sólo el diálogo? − Ahora lo leo… − No, ven ahora al cuarto del ordenador y léelo… − Voooy… − ¿Ves? Y dice también que tiene que poder deducirse dónde se encuentran los personajes, qué relación tienen entre sí y alguna característica física de uno de ellos… − A ver, déjame leer…

58


− Creo que deberíamos escribirlo entre los dos para que sea más fácil darle la forma que pide. − Ahora no, por favor… − Pues yo no puedo en otro momento, tenemos que hacerlo ahora. − Mira, déjame un rato tranquilo, que tengo que terminar este informe para entregarlo el lunes…

59


33

María Gabriela Failletaz

CARIÑOSOS

– ¿Cogemos? – No, gordo, mejor no. Estoy re indispuesta. – ¡Ufa! ¿Cuándo te vino? – Hoy. – No me habías dicho nada… ¿Y si traés la toalla? – ¡No, que las sábanas son blancas! – ¡Uh! Bueno, está bien. Mañana. – Mirá que mañana también me cae bastante, mejor el jueves. – OK. Haceme acordar que cuando vaya al super compre sábanas rojas... – ¡Ja! ¡Mirá que sos gracioso, gordito! Vení, arrímate, que te hago unos mimos igual. – No, dejá… – Daaale... no me cuesta nada. – Bueno, pero te debo una. – OK. Mañana andá vos al Pago Fácil.

60


34

Roberta Garibotti

LA INVASIÓN DE LA TRISTEZA

7

Amparo: – Yo no soy Dios, pero cómo me gustaría serlo. Le otorgaría una muerte rápida, indolora. Tantas veces tuve miedo de la muerte, nunca me he animado a desafiarla, mucho menos, a invocarla. Ahora es una amiga íntima con la cual converso en un dulce rumiar interno. Salvador: – Vos no podés decidir el destino de la vida de ella. No te la va a hacer fácil. No sos Dios, ni creo yo que Él exista. Amparo: – Merezco ser emperadora de mi propia vida. Ella gobernó la mía estos últimos años. En el ocaso de sus dolorosos días, me siento más esclava que nunca de sus mandatos. Cada paso que doy está bañado de recuerdos, difuminados en fotografías mentales, que acosan sin clemencia, que amenazan, invadiendo cada minuto de posible gozo. La culpa me congela. Salvador: – Es tu ansiedad, tu hambre de certezas, tu hambre de fin, lo que te condena. Amparo: – No puedo perdonarme, no puedo perdonarla. Observo distante. La luz es triste y opaca. Nunca me sentí tan sola. Salvador:

– No vayas más a verla.

Amparo: – Es mi deber. El deber de una sumisa y fiel esclava del desamor y el abandono. Su trono, es ahora, la cama de un hospital, desde ahí sigue gobernándome, castigándome, provocándome esa sutil degradación. Me niego a ser su perfecta predecesora. No deseo un próspero imperio. Salvador:

7

– ¿Ves?... Durante años estuviste muerta.

Impedimento (algo me impidió escribir este último tiempo).

61


62


EDICIONES LIPE DOMINGO 10 DE MAYO DE 2015


LIPE


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.