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LA OTRA CARA DEL COLECCIONISMO

EL COLECCIONISMO PUEDE CONVERTIRSE EN EL MOTOR CREATIVO QUE IMPULSE EL FUTURO DEL ARTE EN PANAMÁ, COINCIDEN GALERISTAS Y ARTISTAS PANAMEÑOS DE EXPOSICIÓN INTERNACIONAL.

Es a través de materiales del entorno que el talento emergente coloca a Panamá en el contexto actual del arte.

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El coleccionismo ha desempeñado un papel central en la historia del arte porque permite conservar el patrimonio cultural. A su vez, los mecenas contribuyen al desarrollo de los artistas incentivando su labor de investigación y quehacer creativo.

“Panamá cuenta con circunstancias muy favorables para el desarrollo del coleccionismo de arte”, afirma Gabriela Carbonell, directora de NG Art Gallery. Su afirmación se sustenta en múltiples factores, entre ellos, el desarrollo de una nueva generación de coleccionistas más abiertos a nociones contemporáneas de lo que puede llegar a ser el arte.

“Todo esto sucede bajo el amparo de magnas colecciones de arte, ya legendarias en el país, heredadas dentro de grandes familias, y formadas a lo largo de décadas; y con la asesoría y gestión de instituciones como el Museo de Arte Contemporáneo, MAC Panamá”, señala.

Desde su misma geografía, realza, Panamá sostiene una condición de nexo, de punto de intercambio y comercio entre países, océanos y continentes. Este rasgo ha quedado en su cultura, en su identidad como nación, y desde luego, en su arte.

A ello añade que, en las últimas décadas, el país ha mostrado una gran capacidad de adaptación al cambio, de la mano de un crecimiento económico que ha venido acompañado de desarrollo urbano y estabilidad social; ambos, aspectos atractivos para los coleccionistas de países vecinos que buscan una segunda residencia en la región.

“El arte se nutre de todas estas circunstancias, dando paso a propuestas cada vez más arriesgadas que instauran no sólo el trabajo de artistas locales, sino también el de muchos extranjeros que han elegido al Istmo como su hogar”, afirma.

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Panamá se proyecta hacia otras geografías con artistas emergentes que delatan un discurso visual audaz y reflexivo al mismo tiempo. Muestra de ello es la presencia del trabajo de Cisco Merel en la edición 2023 de una de las ferias de arte más relevantes de Latinoamérica: Zona Maco, en la Ciudad de México. La obra del artista nacido en la capital panameña lleva por nombre Evolución Convergente, y fue curada por NG Art Gallery. En sus palabras, se trata de una serie de ensambles geométricos abstractos que oscilan entre la pintura y la escultura, conformando una especie de “tipología topológica modular” en la cual convergen tres elementos primarios: el barro, el acero inoxidable y el color.

“Para mí, cada uno de esos tres elementos posee cualidades plásticas y cargas simbólicas que, en su repetida combinación, evocan algunas de las experiencias de vida que tuve creciendo entre la capital y el interior; y al mismo tiempo, hacen eco de ciertas idiosincrasias culturales y políticas de la sociedad panameña”, describe Merel, quien forjó su idea de ser un artista a edad temprana; primero, al pasar los veranos en casa de su abuela, entre talleres artesanales. Después, en las calles de la ciudad con el grafiti. La dimensión del espacio público siempre ha sido valiosa para Merel. “En ella, es la obra la que se acerca a las personas. Se emplaza, se muestra en el espacio abierto y activa otros diálogos, otras posibilidades. El público es mucho más amplio”, explica. Para él también es relevante la superficie de una galería. Ahí, “la conversación con ‘el otro’ es más cercana. Ese otro se acerca por interés propio”.

Parte de la labor de NG Art Gallery es lograr que el espectador salga de su zona de confort con cada proyecto, dilatando las fronteras de eso que consideran arte y sembrando en ellos la curiosidad. También lo es impulsar el talento artístico latinoamericano y el coleccionismo. Y en este punto, Carbonell reconoce que hay un largo trecho por avanzar.

“El coleccionismo institucional del país aún debe madurar, y muchas de las colecciones privadas deben encontrar un sentido más allá de lo meramente estético”. En esta línea, concluye que la galería está “dispuesta a asumir la responsabilidad de asesorar y guiar, mediante cada proyecto, cada exposición, ese futuro que se merecen Panamá y su arte”.

Por Sheila Ramírez Foto © Raúl Martínez

Como seres humanos, debemos entender que somos parte de algo más grande. Hay que ser aprendices constantes de la naturaleza, de sus tiempos, para regenerar. Elevar la espiritualidad del ingrediente, valorizarlo sin importar qué tan cotidiano sea, emocionarse porque está en la mesa.” Ésta es la reflexión que comparte Débora Fadul, chef al frente de Diacá, ubicado en la ciudad de Guatemala y distinguido en el marco de los Latin America’s 50 Best con el premio Flor de Caña Restaurante Sostenible 2022.

Ella sabe que alcanzar esa comprensión no es fácil cuando el acto de comer se ve sólo como una necesidad básica. Por esa razón, hace una década, creó una metodología a la que hoy llama “Ecosistema sensorial del ingrediente”.

¿Cómo funciona? Fadul lo explica claramente: “Nos sentamos con el 100% de los productos que entran al restaurante y los probamos”. Esto ayuda a todo el equipo de Diacá a profundizar en la anatomía de los ingredientes, en su perfil organoléptico, para entenderlo y transmitirlo. “Comunicamos esas virtudes a los productores porque merecen sentirse orgullosos de su labor y de hablar con seguridad de aquello que cultivan”.

Además de Diacá, otros restaurantes invitan a seguir un itinerario culinario consciente que celebra los sabores de Latinoamérica.

Sabidur A Ancestral

En el alma del Pueblo Mágico de Izamal, en la península de Yucatán, el restaurante Kinich se mantiene firme en su búsqueda de preservar la cultura

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