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¡LA BOLSA O LA VIDA!
Salimos de un año, el 2022, en el que tanto las empresas como los portafolios de los inversionistas perdieron mucho valor en la Bolsa. Tras la euforia que vivimos durante el inicio de la pandemia, en el que muchos quisieron llevarse un pedazo del pastel apostando, entre otras, por las acciones tecnológicas -y generando la consiguiente burbuja-, la caída de los activos indebidamente inflados, entre los que también se incluyen las criptomonedas, fue sonada.
Una inflación que no cede terreno y una vuelta a la normalidad que no fue la esperada en términos económicos, se cebó especialmente con las acciones de empresas como Tesla, Meta, Paypal o Salesforce, mientras los despidos masivos en la industria de las techs se han vuelto una noticia cotidiana. Algunos analistas consideran que la cotización que llegaron a alcanzar en los momentos álgidos del frenesí pandémico eran insostenibles. Pocos quisieron escuchar.
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Por si eso no fuera suficiente, nos encontramos con una guerra que desencadenó una crisis energética y que está lastrando las economías europeas, lo que refuerza aun más la hipótesis de una inminente recesión global.
La gente, con menos dinero en la cartera y una creciente aversión al riesgo, prefiere ahora especular con activos menos volátiles. Otros que, en cambio, han visto la oportunidad de hacerse con un botín de acciones y criptomonedas baratas han provocado que desde enero haya síntomas de cierta recuperación en los parqués bursátiles.
Aunque la carrera ascendente de las Bolsas se ha dejado ver de manera más clara en China y en Europa, el S&P 500 y el Nasdaq también han salido a flote más discretamente. Si bien la sombra de la Fed sigue siendo una amenaza a punta de alzas de los tipos de interés, muchos especialistas esperan que en 2023 veamos brillar de nuevo algunas acciones conocidas, cuyos precios son ahora bastante atractivos.
Pero, la volatilidad seguirá siendo la norma y la siguiente caída importante del mercado podría estar a la vuelta de la esquina. Con cada nueva decisión de la Reserva Federal pueden tropezar las Bolsas, como ocurrió a principios de febrero en Wall Street. Los bonos, que son los más beneficiados de esta situación, pueden hacer que el valor de las acciones de las grandes empresas tecnológicas sea lo más perjudicado.
Pese al optimismo de Jerome Powel, presidente de la Fed, con respecto a la desescalada inflacionaria, la batalla aún no está ganada, el mercado espera algunas subidas más de este tipo en 2023, con su impacto para los inversionistas.
ELADIO GONZÁLEZ
Director Editorial para Centroamérica y República Dominicana egonzalez@forbeslatam.net
En este contexto, la empresa Selina, un nuevo concepto de alojamiento dirigido a los nómadas digitales dio el campanazo el pasado mes de octubre. Rafael Museri y Daniel Rudasevski, sus fundadores, hablaron con Forbes sobre la historia de una salida a Bolsa muy esperada, pese a las dificultades que plantea el entorno económico.
Este modelo disruptor de la industria turística nació en Panamá, donde estos emprendedores israelitas dicidieron iniciar un proyecto inmobiliario innovador por allá del 2008. Su apuesta fue audaz, ya que por entonces nada hacía intuir que una pandemia iba a cambiar la manera de viajar de los jóvenes.
El primer día de su salida a bolsa marcó historia, ya que su acción pasó de cotizar a 7.90 dólares a 41 dólares, un aumento de más de 500%. El resto, se lo contamos en nuestro reportaje de portada de esta edición.
Millones de dólares
Gastarán los turistas en el segmento de lujo a nivel global. Más allá de la adquisición de bienes, los turistas tenderán a privilegiar el gasto en experiencias centradas en salud, bienestar y ecoturismo. En este último segmento, Costa Rica se ubica como destino de preferencia. A finales de 2022, el país mereció el premio Matador Travel Awards al mejor destino sostenible en el mundo.