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Foro Internacional Emancipación e Igualdad ÚLTIMA ENTREGA
Axel Kicillof - Iñigo Errejón
La generación del futuro Axel Kicillof
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ermítanme una pequeña reflexión con un mínimo aire revanchista. La verdad es que cuando se lo designó a Ricardo (Forster) en la Secretaría de recuerdo la absoluta hostilidad, violencia, la manifiesta persecución. En aquel momento incluso se burlaban del nombre, ¿no? Coordinación de qué, adoctrinamiento, dijeron cualquier pavada, como suelen hacer. Pero la verdad es que me parece que no se esperaban esto. No se lo esperaban, como no se esperaron tantas cosas que ocurrieron en los últimos años. Los sorprende. (...) Lo único que podemos decir de este Foro es que es un acierto, que es un paso más, que es importante, que abre un camino, como tantas cosas que se han hecho estos últimos diez años. Y que la derecha, el pensamiento ortodoxo, el pensamiento conservador, se sorprende, como se sorprendió cuando pensaba que el gobierno estaba liquidado, nuestro gobierno, tantas veces que nos dieron por liquidados, por muertos, por que nos quedaban días. Se sorprendieron y se volvieron a sorprender hace poquitos días, ese 1º de marzo, cuando realmente estuvieron colmadas las calles de la Capital Federal. (...) Yo vengo de un pasado no tan lejano, para mí, con lo que ha ocurrido en estos últimos tiempos parece de la Prehistoria, pero la verdad que me dediqué quince años a dar conferencias, a dar clase, a investigar, a ser un hombre de la academia y de la política. Porque lo tengo acá en esta mesa a Mariano Recalde, que sabe muy bien y que compartimos también con alguna, confieso, alguna satisfacción cuando la prensa opositora nos trata de
catalogar y decir “bueno, este no sirve porque es un académico; este no sirve porque es muy joven, este no sirve porque es muy de izquierda, este no sirve porque no entiende nada”; bueno, ustedes lo vieron, es permanente ese ataque, ese encasillarnos. Yo lo veo también por la calle, hay gente que lee eso, que sigue comiendo muchas veces esa basura que le quieren dar, y que se lo cree. Y nos trataban de encasillar en algún lugar, por jóvenes no servíamos, por venir de una experiencia de formación académica no servíamos, por cualquier cosa, cualquier excusa es válida, porque si fuéramos lo contrario también nos hubieran atacado. Si fuéramos viejos, sin formación, imagínense: ministro de Economía viejo, ya está quemado… Lo que quiero decir es que nos pegan por jóvenes, pero nos podrían haber pegado por viejos, por estar formados, nos podrían haber pegado por no tener formación, así que el factor común es pegarnos, pegarnos por
todo, generar un ánimo de la gente, ponernos a la gente en contra. Eso también se vio este 1º de marzo, la inefectividad que tiene esa maquinaria últimamente, la falta de eficiencia que tiene esa maquinaria de la mentira para que la gente se siga tragando la pildorita esa del desánimo, la pildorita del odio, la pildorita de la mala onda, la pildorita de pensar que al país le va pésimo cuando a uno le va bien. Entonces, ¿dónde está ese país que le va pésimo? Que hay crisis y que uno puede perder el trabajo, cuando se puede ir de vacaciones. Lo hemos
vivido, pero quiero decir que nosotros, con Mariano, porque lo tengo acá, provenimos de la academia, de la investigación, pero venimos de la militancia política. Lo hacemos, porque quiero hablar del título de esta conferencia, y un poco de mi experiencia personal vinculada con el título de esta conferencia, realmente venimos de la militancia. Yo creo que a Mariano esto, aunque no lo crean, no es una conspiración, pero a Mariano Recalde lo conozco desde el ‘84, cuando entramos al mismo colegio secundario, e inmediatamente después
de haber entrado al mismo colegio secundario ambos nos pusimos a militar en el Centro de Estudiantes; ambos fuimos representantes de nuestra división, de nuestro curso, en ese centro de estudiantes que había sobrevivido durante toda la dictadura en la clandestinidad. Un centro de estudiantes, la revista de nuestro colegio no se había dejado de publicar durante todos esos años negros de la dictadura militar que vivió la Argentina, perduró el centro organizado en la clandestinidad, es el Nacional Buenos Aires. Tuvo, tenemos, no
nosotros, no los que fuimos a ese colegio, tenemos los argentinos que lamentar muchos desaparecidos del Nacional Buenos Aires. Y sin embargo, el centro de estudiantes continuó. (...) Me dí cuenta que había una Economía que tenía que ver con las Ciencias Sociales; había una Economía donde uno podía poner en juego sus inquietudes acerca no de las finanzas, no los números ciegos, no los modelos, ortodoxos, sino la vida y las necesidades del pueblo. (...) Me puse a pensar qué quiere decir la palabra generación. Claro, cuando uno lee el título le convendría saber qué quiere decir lo que dice el título. Este título tenía “La nueva generación ante la disputa del presente”. Por lo menos tres términos que requieren un poco de estudio y que permiten diversas interpretaciones. Nosotros los economistas somos muy de tener claridad en los términos, porque en general están asociados a números, pero esta sigue en pág. 2
INTRODUCCIÓN
la pregunta »
Jorge Alemán / Psicoanalista y escritor
L
os testimonios de Iñigo Errejón y de Axel Kicillof entran en cierta resonancia. Ambos, desde una trayectoria militante elaborada y teorizada según la coyunturas, dan cuenta del régimen de dominación que llamamos neoliberalismo. Describen sus consecuencias para la soberanía popular y el intento cultural mayor del proyecto neoliberal: volver "natural" (sin historia, como si se tratara de leyes que surgen de las cosas mismas), la explotación de las élites oligárquicas. En el caso de Errejón, el relato
pormenoriza la experiencia de un atravesamiento por las capas de la transición española y la Constitución del ’78, capturadas por la tecnocracia y la razón cínica que entonces impregnaba la atmósfera social española. En este aspecto, la propuesta que lleva el nombre de Podemos implica el retorno de una serie de términos que las políticas del consenso habían reprimido. A saber: la soberanía, lo popular como experiencia articuladora de una voluntad colectiva, la invención de otra Europa distinta de la de la troika.
Kicillof, en cambio, muestra el corolario posible de un proyecto de estas características. En su caso, se habla desde una intención que ya encarnó históricamente y que puede rendir cuentas de su lucha desde la asunción del gobierno. Así debemos recoger una de las puntualizaciones más importantes de Kicillof en este debate: lo determinante y decisivo que es, para la organización de una contrahegemonía al neoliberalismo, asumir al Estado no sólo en su dimensión coercitiva u opresora (como se insiste
desde otras tradiciones de la izquierda), sino como un campo de batalla del que puede formar parte esencial del proyecto emancipatorio. Kicillof, en este aspecto, define la suya como una experiencia que forma parte de un "Estado rebelde" al régimen neoliberal. Tanto la exposición de Errejón como la de Kicillof, muestran que el siglo XXI empieza a estar marcado por un (antiguo) interrogante sobre las posibilidades políticas emancipatorias e igualitarias en el marco de la dominación capitalista neoliberal.
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idea de ‘nueva generación’, ‘disputa’, ‘presente’, qué es la generación, qué es la disputa, qué es el presente. Tres preguntas que me hacía, y en este momento tendría que dejar esta conferencia, porque la verdad que no sé ni qué es la generación, ni qué es la disputa… (...) Las generaciones se crean con acontecimientos. Y con acontecimientos que obviamente tienen un ribete político pero tienen también un ribete económico, son las dos cosas, pero yo voy a hablar del acontecimiento político, porque nuestra generación es hija de la vuelta de la democracia en la Argentina; es parte, es participante, de esa primavera alfonsinista. Quiero dar dos datos personales sobre eso, y quiero hacer un reconocimiento también a la vuelta de la democra-
Ambos participaron de la mesa de cierre del Foro, "La nueva generación ante la disputa del presente", que fue moderada por Ricardo Forster. cia, a muchos de los teóricos de la vuelta de la democracia que pasaron por estas mesas, una generación anterior a la nuestra, tal vez la de los ‘70, la de otra primavera que no fue la alfonsinista, la llamada primavera camporista, en aquellos años, y recuerdo también porque lo leí en los diarios que cuando algunos funcionarios que estamos ahora, formamos parte del gobierno, llevamos el gobierno, algunos hablaban de la primavera camporista. Doce años viene durando esta primavera, compañeros. Y entonces, nuestra generación nació al calor de la vuelta de la democracia. Nosotros teníamos 13 años, recién llegábamos a la vida adolescente, y creo, esto es muy arriesgado, yo creo que ese momento, cuando uno pasa de ser niño y empieza a ser adolescente, adulto, entra a la secundaria, por ahí debe andar, es un momento donde las impresiones políticas que tiene, más allá de lo que ocurra en la vida, se vuelven imborrables. Y yo me acuerdo que cuando nosotros empezamos el secundario veníamos
de la dictadura. Pero no teníamos mucha conciencia de que estábamos en la dictadura, no teníamos demasiada conciencia de dónde estábamos, como ocurrió con muchos argentinos, como ocurrió con buena parte de esa llamada clase media, que nosotros también, por pertenencia de nuestros padres, éramos hijos, que estábamos en un mundo que en realidad era inexplicable. Y éramos hijos en ese momento del silencio, de muchos silencios.(...) Quiero decir algo, porque es importante, teniéndola a Hebe cerca, y teniendo en cuenta la importancia que tuvo el tema de los derechos humanos durante el alfonsinismo, durante la vuelta de la democracia, fue un eje de las campañas, fue un eje del gobierno, y yo me acuerdo que una de las primeras lecturas políticas que hice fue el Nunca Más. El Nunca Más lo leímos todos. Y yo creo que en ese momento, cuando leíamos el Nunca Más, que todavía hubo un muchacho que militaba en el centro de estudiantes, creo que era radical, y que un día lo levantó un auto, se lo llevó a dar una vuelta, lo devolvieron, estábamos ya en el ‘85, ‘86, o después. Pero todavía estaba presente, por supuesto Semana Santa. Todo lo que ocurría en esa época, estaba presente todavía la dictadura, era una bisagra. Y la principal lucha era terminar con ese oscuro pasado. Pero yo leí el Nunca Más, y me acuerdo que mis padres también leyeron el Nunca Más, y todos nos enteramos, algunos ya lo sabían, por supuesto, en carne propia, otros estaban ya militando, pero otros nos enteramos, porque éramos chicos, o porque no estaba tan presente en los hogares, nos enteramos de las atrocidades, del genocidio que se había cometido en el país. Y yo quiero decir que nosotros hicimos una entrada a la política donde realmente un elemento presente era el miedo. Porque uno leía a los 13, 14, años, las pesadillas que yo tenía después de leer los relatos que aparecían en el Nunca Más, claro, porque era un mundo de pesadilla, y estaba ahí, y había estado atrás. Y quiero hacer un comentario que no sé si es del todo correcto, pero quiero hablar de lo que me pasó a mí. La verdad que haber llegado
con todo ese ímpetu, y lo que nosotros en aquel momento vivimos como la enorme traición de las leyes de impunidad, como la enorme traición de las amnistías posteriores, fue una especie de castración política para muchos. (...) Lo que querían armar el año pasado, lo que trataron de armar tantas veces, con diez corridas cambiarias durante el gobierno de Cristina y durante el gobierno de Néstor, es ese clima económico que es la antesala, que es lo que genera, lo que moldea, las subjetividades, las ideas, la necesidad del ajuste, de las políticas neoliberales, quieren generar desesperación económica, crisis económica. No lo lamentan: quieren generarlo para después imponer sus planes de ajuste. Eso hicieron al final del gobierno de Alfonsí, eso soñaron con hacer estos doce años, una vez tras otra, y nunca, nunca, lo pudieron hacer. Y esa fue, valorando por
"Nos pegan por jóvenes, pero nos podrían haber pegado por viejos, por estar formados, nos podrían haber pegado por no tener formación, así que el factor común es pegarnos por todo" Axel Kicillof
Axel Kicillof. 43 años. Nació en Buenos Aires. Economista, docente e investigador. Ministro de Economía de la Nación. supuesto esa figura de Ricardo Alfonsín, su inclinación, su fervor por la cuestión de los derechos humanos, quiero decir que también en la economía, así como en los derechos humanos, se truncó una trayectoria y se retrocedió, se volvió atrás, con el agravante de habernos mostrado qué era lo que estábamos discutiendo todos nosotros. Porque nos mostraron a todos lo que habían hecho, y sin embargo nos dijeron que había que perdonarlos. Pero en economía también ocurrió algo parecido, porque se empezó con algunas políticas heterodoxas, se empezó con algunas resistencias a los organismos multilaterales de crédito, pero eso terminó desembocando en lo que fue la década de los ‘90 y el neoliberalismo en su versión más álgida, en su versión más amarga, en su versión más descarnada, que vivimos a partir del ‘91 en la Argentina. Pero quiero decir que los dos puntos que me parece que a mí generación eso le quedó claro, es que en los dos puntos, tanto en la cuestión de los derechos humanos, del comienzo de la democracia, como la cuestión económica, lo que le faltó, y no voy a decir un gobernante, un político, un partido, lo que voy a decir es que nos faltó como experiencia, lo que nos faltó como pueblo, fue el coraje, la valentía que se necesitaba para enfrentar a los poderes hegemónicos, a los poderes concentrados: es decisión, pero es también valentía. Ustedes fíjense que cada vez que a este gobierno trataron de generarle una situación de caos económico, tuvimos a nuestra Presidenta denunciando, con nombre y apellido, a los responsables. Y eso cambia la historia. Y me parece que en aquel momento faltó. Y después vinieron los ‘90, y la noche neoliberal. Y ahí también hay una generación
que transcurrió su adolescencia, a mí no me había tocado, transcurrió su adolescencia durante el neoliberalismo. ¿Y se acuerdan lo que era el neoliberalismo, en términos de política? Se hablaba del final de la política, del retiro, de la desmovilización, del desprestigio de la política, de las organizaciones. Eran malas palabras. Se instaló ese discurso. Y fue real, porque ahí también nosotros, y también con Mariano, nos tocó seguir militando. Yo me acuerdo una canción de nuestro movimiento, de nuestra juventud, que dice “Resistimos en los ‘90”. Y resistimos en los ‘90, porque nosotros seguimos organizándonos, con muchas limitaciones, era un momento donde a la gente no le importaba la política, nos decían, había muerto la política, a lo Fukuyama pero peor, porque era día a día, en la cotidianeidad. (...) Hay una generación, por lo menos en la que a mí me tocó vivir, que se forjó, que tuvo su horneada, con la vuelta a la democracia. Y yo creo que fue imborrable, porque nosotros más allá de los 90, más allá de la fuerte… porque estos no son procesos culturales que sales de la voluntad del pueblo, de la cultura de un país, son impuestos. La desmovilización política, la guerra contra las organizaciones sindicales, contra las organizaciones políticas en general, fue una guerra declarada y pergeñada para lograr que los pueblos perdieran su capacidad de transformación. Y eso fue parte de los ‘90. Entonces, nosotros seguimos luchando contra eso, a veces con humor, con chistes, viendo cómo atraíamos a los estudiantes hacia la política; la política estaba absolutamente desprestigiada. Y quiero decir algo más, porque a eso me voy a referir para
cerrar. Otra presa, otra víctima de ese ataque despiadado, fue el Estado. El Estado, y en la Facultad de Ciencias Económicas eso se consagraba como teoría, y se daba desde el púlpito de los docentes, el Estado no sirve para nada. El Estado molesta. El Estado perturba, desplaza, echa, genera ineficiencia, genera corrupción, genera todos los males que a uno se le puedan ocurrir en Economía: es la inflación, es la crisis, todo culpa del Estado, el gasto público, todo es culpa del Estado, el gasto público… Ésa es una teoría económica, nosotros lo vivimos en carne propia porque eso nos enseñaban en la Facultad. Pero esa guerra contra el Estado, esa idea de que el Estado no sirve para nada, yo creo que hasta nos llegó a permear a nosotros, que pensamos que el Estado era un enemigo. Que era un enemigo de las movilizaciones populares, de los intereses de los estudiantes, era un enemigo el Estado. Y después viene, y a esto voy, aquello que ocurre, fantástico, fabuloso, que sigue teniendo destello de luz diferentes momentos, pero tremendos tremebundos, situaciones políticas, como el 1º de marzo, me acuerdo ahora el funeral de Néstor, me acuerdo momentos… Eso que se inicia en 2003, que también, no es la mía, pero lo vemos, y eso es lo que les duele, lo que les duele a nuestro enemigos: que hay jóvenes, yo no lo soy ya, pero que se han forjado al calor de ese renacimiento de la política que se empezó en la Argentina en el 2003. Eso está marcando a una nueva generación. Yo entiendo, por mi experiencia personal, que también como la mía, eso que ocurrió en momentos muy temprano va a ser imborrable; es, permítanme, irreversible. ¿Y qué diferencia hubo? Porque yo me acuerdo que nosotros formábamos parte de esas ideas autonomistas, Chiapas y el movimiento zapatista… que comprendimos que eran formas de la resistencia muchas de ellas, no tanto del avance directo, inmediato, claro, sino de la resistencia. Pero entendimos, a partir del 2003, entendimos porque nos lo dijeron, pero entendimos porque pasó, que el Estado puede ser también, debe ser, un instrumento de emancipación. Que cuando el Estado está en buenas manos, cuando la democracia es genuina, cuando
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Axel Kicillof - Iñigo Errejón entre el pueblo y el Estado no se meten las corporaciones, los lobbies, las presiones; cuando el Estado representa los intereses permanentes de un pueblo, el Estado es un poderoso instrumento de emancipación. (...) Cristina nos dijo que este es un modelo de crecimiento e inclusión social. Crecimiento e inclusión, hoy, en esta encrucijada, es algo que nos pueden decir todos los candidatos. Crecimiento, inclusión, ¿quién no va a hablar de esto como valores buenos? Nos pueden prometer esto hasta por las orejas. Pero ¿qué piensan del Estado? ¿El Estado molesta? ¿Van a tener que aceptar que el Estado tenga algo que ver con YPF porque especulan con que no van a poder entregar YPF, o entregar aerolíneas…? ¿Van a seguir con la asignación a regañadientes, porque las en-
Fueron panelistas: Iñigo Errejón (España), Camila Vallejo (Chile), Marisa Matias (Portugal) y Axel Kicillof (Argentina). cuestas les dicen que está bien vista? ¿Precios cuidados, todas las políticas que hemos hecho desde el Estado de cara a la gente, para la gente? Dicen que las van a continuar, porque están especulando, simplemente, en que no las pueden dar de baja; porque si nuestro candidato es el proyecto, qué quilombo se va a armar. Para terminar. Esas palabras, distribución, crecimiento, que todo el mundo tiene por buenas, desarrollo, todas esas palabras, requieren un enorme esfuerzo. Y requieren, básicamente, transformar la sociedad; porque el crecimiento, siguen mintiendo los economistas, pero el crecimiento no es un proceso natural, algo que automáticamente de manera imposible de detener va a ocurrir con todos los países del mundo, que todos marchamos hacia la convergencia; eso no es verdad. En países como el nuestro, si uno lo deja a la deriva, como una nuez en ese mar de los mercados financieros internacionales, si uno lo deja a la deriva de las corrientes de capitales, no vamos hacia el
crecimiento con desarrollo. Hablemos con todas las palabras, porque eso ha ocurrido: han dejado a la Argentina a la buena de Dios, y hemos ido para el otro lado. Algunos se enriquecieron, pero la mayoría nos empobrecimos. Entonces, ¿qué es esto de que va a ir para ahí? Se necesita, no un Estado avasallante, un Estado que esté en todos lados; no un Estado que perturbe, que persiga; un Estado que se ponga a la cabeza expresando la voluntad del pueblo, de un programa de transformación de la sociedad. Vamos a seguir transformando la sociedad desde el Estado, y que no se comprometan ya porque leen las encuestas con que no pueden bajar un programa u otro de los que Cristina y Néstor pusieron: que se comprometan con un Estado al servicio de la transformación (...) Entonces, compañeros: estamos en un mundo que se cae a pedazos. Porque esto es así. Y no lo digo yo; recorran ustedes lo que ocurre en países que hasta hace pocos años les iba muy bien, afortunadamente. Y se cayeron como castillos de naipes, justamente por los mismos intereses que atacaron en 2001 a la Argentina; que la atacaron al final del gobierno de Alfonsín. Por esos mismos intereses. Miren lo que han hecho; han hecho un desastre. Y nosotros, ¿qué es lo que decimos? Que los pueblos tienen que disponer de todos los instrumentos para defenderse de esos embates, pero que no podemos estar solamente a la defensiva. Que el único camino para defendernos de esos embates es seguir avanzando por el camino del crecimiento, la distribución, la industrialización; por el camino que nos mostraron en Argentina Néstor y Cristina; en Latinoamérica, todos los países hermanos que han reconstruido el MERCOSUR, que han reconstruido la UNASUR, y que, sépanlo bien, estamos de nuevo juntos. Latinoamérica es una sola. Así
Íñigo Errejón Galván, 32 años. Nació en Madrid, España. Politólogo. Secretario de Ciencias Políticas de Podemos. que compañeros, hemos hecho mucho, yo vengo a hablar de las nuevas generaciones, ya como ven hablé de tres generaciones posteriores a la mía, pero creo que eso es lo que este Foro, por lo menos en esta conferencia, nos deja claro. Hay un legado, hay mucho camino recorrido, pero la tarea de seguir transformando loa Argentina es una tarea que queda en la cabeza, sobre la espalda, de nuestras generaciones, sobre todo de estas últimas generaciones, pero sépanlo, así lo veo yo, así lo vemos miles, miles y miles de compañeros. Esto es irreversible, compañeros.
Iñigo Errejón
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uando decimos “América Latina y Europa en espejo” no estamos diciendo calco ni copia. No estamos diciendo la exposición de modelos que van a ser directamente importados. Estamos diciendo, por primera vez, y eso es un fenómeno sí nítidamente revolucionario, la posibilidad de diálogo. La posibilidad de venir al sur, aquellos que también somos del sur, de un trozo de sur en el norte, de venir al sur, no a poner etiquetas, sino a discutir, a dialogar e intercambiar experiencias. PODEMOS no habría sido posible sin el inmenso arsenal de conceptos, de análisis, de pensamiento y de coraje que lleva quince años demostrando América Latina.(...) Quiero contarles y compartir con ustedes, si acaso como
un agradecimiento por todo el calor que estamos recibiendo estos días, pero también como una manifestación de afecto y de cariño de los miles y miles que en España ya no se resignan. Yo quiero compartir una parte de la situación política en España, en un momento decisivo para nuestra historia, que creemos que es también decisivo para Europa. Para entender la situación política en España tenemos que partir de un diagnóstico profundo que, cuando lo decimos hace ruido. Pero que creemos es el que mejor describe lo que está sucediendo en nuestro país. Tenemos que partir de la situación de crisis orgánica del régimen político nacido en 1978. Esto es, del agotamiento de un ciclo político abierto por la Constitución de 1978, del agotamiento de sus actores fundamentales, de sus consensos fundamentales, de sus instituciones principales, de sus certezas, y también de un tipo de articulación social, de un tipo de bloque de poder que ha regido la vida de nuestro país durante los últimos 35 años. (...) Cuando nosotros hablamos de crisis orgánica del régimen político en España, no estamos hablando de una irrupción revolucionaria que habría roto los compromisos. Lo que estamos hablando en primer lugar es de un proceso por el cual han sido los privilegiados los que han roto el contrato social vigente, lo que marcó el escenario de convivencia desde los contratos sociales de posguerra después de la Segunda Guerra Mundial. Es decir, una situación por la cual los privilegiados han dado por descontados los elementos de garantías y de acuerdo social. Han avanzado sobre las posiciones de los subalternos en el Estado, concentrando como nunca en las últimas tres décadas mayor renta, poder y capacidad de decisión política en la cúspide de la pirámide, y deparando mayor empobrecimiento que en las últimas tres décadas para la mayoría
de la población. Así que en primer lugar, una ruptura de los compromisos, una ruptura del acuerdo por parte de los sectores privilegiados. En segundo lugar, el desprestigio de los actores políticos fundamentales, pero también la pérdida de cohesión de las élites. Uno de los mejores termómetros del tiempo político en España es el desprestigio acelerado de las élites tradicionales y de sus partidos, que aún todavía consiguen unas cantidades muy importantes de votos, pero que es un voto que comienza a verse escindido de la identificación. Es una suerte de voto cínico: “Bueno, yo voto pero ya no me lo creo. Voto, pero no me ilusiona. Voto, pero no me entusiasma”. Ésta es una situación que les será conocida. Esa situación por la cual los que mandan todavía mandan, pero no son capaces de articular en torno a sí el consenso mayoritario de la sociedad, o de representar las esperanzas de avance, de progreso, de la mayor parte de la población. Pero también, y es muy importante, la pérdida de cohesión de las élites. Las élites en España, desde hace algunos años, han dejado de comportarse como un cuerpo homogéneo, y han empezado a vivir un proceso de descomposición y de desagregación, casi de comportamiento corporativo egoísta, de “sálvese quien pueda”, como si hubieran empezado a percibir que efectivamente hay un ciclo político que se cierra, y que lo
"Tenemos la tarea de la formación política, de la formación de los mayores, del reclutamiento, de la mano tendida, del trabajo político, intelectual y de gestión con los mejores cuadros". Iñigo Errejón
que hay que hacer es acelerar el uso patrimonial de las instituciones, acelerar el qué puedo llevarme yo durante el tiempo que está en el servicio público. Pero eso también impide a los actores dominantes articular planes de largo plazo, les impide pensar estratégicamente, les impide lanzar proyectos de medio o de largo recorrido toda vez que están atrapados en una suerte de desagregación corporativa. En tercer lugar, la propia crisis de las instituciones y del Estado de derecho. Estamos viviendo en España una situación por la cual una buena parte de los representantes políticos tienen cada vez más problemas con el normal funcionamiento del Estado de derecho.s. En cuarto lugar, la crisis de un modelo de desarrollo que con las turbulencias financieras se ha mostrado extraordinariamente débil. La crisis de un modelo de desarrollo que expulsa a sus mejores jóvenes, a sus jóvenes más formados, porque no tiene producción de alto valor añadido en España, pero que acepta servilmente, casi felizmente, un papel de periferia europea de servicios de bajo valor añadido, de poca economía del conocimiento, de la construcción de las actividades especulativas, de las actividades turísticas, compitiendo en una especie de espiral nefasta. Compitiendo por abajo, no intentando competir por arriba sino compitiendo en devaluación salarial, en devaluación de derechos, en menos costes de garantías sociales, de servicios públicos. La crisis de este modelo de desarrollo, que se manifiesta fundamentalmente en que para los planes de los poderosos ahora mismo sobra un tercio del país en España. Tenemos un gobierno que ahora se está ufanando de que los datos comienzan a funcionar y que empieza a haber una cierta recuperación económica. Nosotros sabemos que eso no es así, que cuando dicen que España se financia más barato, tiene que ver fundamentalmente con la caída de los precios del petróleo y con una política de expansión monetaria del Banco Central que es exactamente todo lo contrario de lo que la austeridad recomendaba. Y también, que cuando dicen que creamos sigue en pág. 4
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empleo lo que dicen es que se han devaluado tanto las condiciones laborales, que donde había un empleo de 900 euros hoy hay dos empleos de 450 euros, que es todo el misterio del milagro de la recuperación española. Pero, fundamentalmente, un modelo al que le sobra un tercio de la población, y al otro tercio le dice “Vas a tener que esperar, es posible que a tu generación le haya tocado ser una generación perdida”. En quinto lugar, la crisis de las promesas de certidumbre y de ascenso social. Y esto es muy importante, en términos políticos, en España. La crisis de la promesa o la quiebra de esta idea por la cual cada generación viviría mejor que la anterior y, por tanto la pérdida, muy importante para el caso de los sectores medios, de esa certidumbre por la cual la obediencia al conjunto de normas y de itinerarios y de trayectorias que había que seguir era recompensada con el ascenso social individual. En el momento en que eso se ha quebrado, la oligarquía se ha visto en crecientes dificultades para articular en torno a sí a una serie de sectores sociales que no jugaban un rol protagónico pero que eran centrales en el mantenimiento del viejo bloque de poder, y que hoy encuentran muchas menos razones para su lealtad al orden existente. En sexto lugar, Europa. La importancia de Europa. Hablábamos antes de la vuelta de la política a Europa. Y también, con la vuelta de la política, de la ruptura de la excusa que para muchos sectores o que para muchos de nuestros malos gobernantes constituía Bruselas. “No se puede hacer otra cosa porque viene de Bruselas”. “Estos son los deberes que vienen de Bruselas, si no hacemos esto vamos a caer en un pozo de atraso, de pobreza, de caos”. Cuando han sido exactamente las políticas dictadas por Bruselas las que nos han sumido en un pozo de pobreza, de atraso, de caos, en una situación en la que ya hemos comprobado, y la situación de Grecia ha demostrado, que eran mentira todas las razones por las cuales debíamos adoptar las políticas de austeridad. En España las políticas de austeridad supuestamente tenían, en primer lugar, dos objetivos: uno,
que estuviéramos en mejores condiciones de pagar la deuda. La deuda no ha parado de crecer y es mucho mayor que al inicio de las políticas de austeridad, superando el 100 % del PBI. Dos, que estuviéramos en condiciones de crear empleo, lo que hemos hecho ha sido una masiva destrucción del empleo y de horas trabajadas expulsando a una buena parte de nuestra población y repartiendo la miseria, colocando a España en una situación de ser un país más desigual, pero también con muchas más dificultades para crecer, para producir un futuro digno. Y ahí la esperanza, la situación griega ha sido una situación que ha demostrado hasta qué punto no era solo que las políticas fueran injustas, era también que las políticas era ineficaces. Hemos visto al conjunto de los poderes europeos ponerse muy nerviosos con respecto a la situación política en Grecia, con respecto a la posibilidad de cambio político en Grecia. (...) En último lugar, para entender la crisis orgánica en España hay que entender, y se decía antes
en la presentación, el ciclo de protestas, el magnífico ciclo de protestas, de movilización colectiva, de recuperación de la política por la gente corriente abierto por el Movimiento 15 de mayo. Este ciclo de protestas se encontró con un Estado sólido. Y hay que reseñar este dato claramente y subrayarlo: en España hay una crisis de régimen político, no hay una crisis de Estado. No va a quebrar el monopolio de la violencia, no va a quebrar la ordenación del territorio, la prestación de los servicios esenciales, no vamos a ver presidentes huyendo de la Casa de Gobierno en helicóptero. En España hay una crisis de régimen, pero no hay una crisis de Estado. ¿Y eso qué hizo? Eso hizo que la acumulación de protestas no fuera suficiente. Eso no significa que no fueran útiles. Significa que no fueron suficientes. Nuestro pueblo lleva años protagonizando un ciclo de movilización heroica que le ha costado muchas multas, muchas detenciones, muchas horas perdidas, mucha gente despedida de su trabajo, mucho sacrificio, como el que
hacen todos los vecinos que se agarran a la puerta de los portales para que no echen a las familias de sus casas. Y sin embargo, todo ese ciclo de movilización política no fue capaz de alterar los equilibrios de poder en el Estado. Hay algunos sectores que entendieron que esto significaba que el Movimiento 15 de mayo, el movimiento conocido fuera como el de los “indignados”, era un movimiento impotente, que había fracasado. Mientras que otros sectores decían que no, que no ha fracasado, ya basta, ya lo ha conseguido. Que tuvieran que hablar con palabras que no les pertenecían y les incomodaban, que tuvieran que incluir en la agenda demandas que no les gustaban, que trataban mal, que tuvieran que intentar parecerse lo menos posible a sí mismos. (...) Nosotros lanzamos una iniciativa electoral que no tenía demasiada base social previa. Dijimos: nos parece que las razones de cambio son ya hoy razones de sentido común, y nos parece que merece la pena cometer una osadía y atre-
verse, sin que en absoluto esté garantizado cómo van a salir las cosas. Y encontramos que hubo mucho eco popular. Encontramos que había muchas ganas. La batalla electoral también era una batalla de construcción de identidad política nueva, de identidad popular nueva y con capacidad además de atravesar los alineamientos anteriores. . Cuando la gente salía a protestar en España, durante mucho tiempo, cuando la gente salía a la calle a expresar que las cosas no se estaban haciendo bien, que se podían hacer de otra forma, recibían un comentario socarrón y burlón, a menudo arrogante, por una buena parte de las élites políticas: “Bueno, es que al fin y al cabo protestar es muy fácil. Otra cosa es: creen una fuerza política y preséntense a las elecciones”. Y dos apuntes más. Por una parte, creemos que en el momento histórico que atravesamos el juego completo de las élites es un juego de intentar contener, limitar, el espíritu de cambio del momento, limitar las transformaciones en marcha, e intentar que el 2015 sea un mal sueño. Que pase este año de turbulencias. Había algún diario que titulaba, en la primera encuesta que nos dio primeros en intención de voto: “La ira ciudadana aúpa a PODEMOS a la primera posición”. En un intento, por una parte, de minusvalorar a los votantes que votan por el cambio, que deben ser menos racionales que los que votan por el mantenimiento de lo de siempre, pero también como un intento,
CÓMO LOS VÍ
De la propuesta al Manifiesto »
Ricardo Forster / Secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional
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as últimas décadas del siglo XX estuvieron atravesadas por la hegemonía de un discurso que se ufanaba de haber concluido, de una vez y para siempre, con las disputas ideológicas, al mismo tiempo que afirmaba la llegada de un tiempo articulado alrededor de la economía de mercado y de la democracia liberal. Fin de la historia y muerte de las ideologías para desplazarse, ahora, por los espacios rutilantes del consumo, el reino de las mercancías y el goce hedonista. Sin embargo, en los últimos años nuevas perspectivas políticas de signo emancipador recorren nuestros continentes. Un aire fresco de renovación
viene recuperando tradiciones debilitadas por las furias del capitalismo neoliberal y generando lenguajes y prácticas que emergen de la especificidad de sociedades que buscan escaparle al abrazo de oso del mundo financiero y las políticas de exclusión. Una época de enormes desafíos atravesados, también, por los riesgos de expansión de una ola reaccionaria. En este marco, desde el Ministerio de Cultura de la Nación, a través de la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, diseñamos la propuesta del Foro Internacional por la Emancipación y la Igualdad. Durante tres días, el Teatro Nacional
Cervantes de Buenos Aires reunió a referentes políticos e intelectuales de 18 países de América y Europa, quienes se pronunciaron, de manera solidaria, para seguir profundizando el camino de una sociedad más justa. El recuerdo imborrable de esos días se evidenció en una sala llena durante todas las conferencias, una transmisión en vivo generada por la TV Pública que alcanzó a más de 100 mil seguidores y llegó a más de 60 países. Todo un acontecimiento de carácter internacional que se plasmó en el documento final "Manifiesto de Buenos Aires por la Emancipación y la Igualdad", que ya es un compromiso que hemos asumido.
una suerte de creencia de que tapándose los ojos y tapándose los oídos éste habrá sido un mal sueño. “Aguantemos 2015, contengamos, mantengamos los equilibrios viejos, que esto pasará”. (...) En esa situación, tenemos al menos tres tareas. Tenemos en primer lugar la tarea de librar las disputas electorales de forma tal que nada pueda volver a ser lo mismo. Que los equilibrios viejos no se puedan reeditar, que la representación política del cambio en las instituciones en España sea lo suficientemente fuerte como para evitar cualquier intento de restauración conservadora, que concediendo una parte menos de las reivindicaciones hoy más sentidas como necesarias por nuestro pueblo, intenta salvaguardar o blindar los poderes de lo viejo. En primer lugar, la tarea de conquistar una fuerza, de una fuerza política que entre en las instituciones con la fuerza suficiente como para evitar la reversión a lo viejo, como para evitar que los equilibrios viejos crean que se puede dar marcha atrás en los últimos dos años en la historia de nuestro país, condenándonos también a una década entera de renuncias, a una década de miedo, una década de desposesión, una década de arbitrariedad de los privilegiados. En segundo lugar, nosotros tenemos la tarea de la formación política, de la formación de los mayores, del reclutamiento, de la mano tendida, y del trabajo político, intelectual y de gestión con los mejores cuadro que ayuden no solo a hacer las cosas diferente, y esto lo hemos aprendido de América Latina. Y para eso vamos a necesitar siempre a los mejores, y ése es un trabajo intelectual, político y de gestión de primer orden. Y en tercer lugar, el trabajo de construir un pueblo que esté en condiciones de reclamar su soberanía, que esté en condiciones de reclamar que el país real no pueden ser aquellos que tienen sus cuentas corrientes en Suiza. Sino que es su gente, que son sus familias. Que el país de verdad es nuestra gente, y que nos empuje, nos acompañe, y tensione empujando el horizonte de lo posible, más allá de lo que dicen los que hasta ayer vendían resignación y hoy solo pueden vender miedo. Muchas gracias compañeras y compañeros. ¡Sí se puede!