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La Novia de Raíza. El derrumbe del tío Alberto
samiento liderando la línea del placer; subyugando de ese modo la acostumbrada frivolidad a un complejo proceso de aprendizaje que hace saltar al cuerpo a un nuevo estado de independencia. Puede parecer simple filosofía, pero cuando te atreves a desbordar tu saliva sobre la quemadura que resplandece en la piel del otro, indicas una diferencia que al llegar a la zona no afectada multiplica el disfrute. Sin embargo, regresas una y otra vez a resanarle el dolor con más saliva, más excitación. Es un vínculo ascendente, una coalición que se deriva de una colisión, es decir de muchas colisiones, momentos dramáticos de una ciudad tensa, seres que sobreviven a lo innombrable, fuerzas, o una desidia que desgarra los cimientos en sus variadas proposiciones. Así es como cojos, lisiados y otros sobrevivientes del poli-trauma adquirieron un protagonismo fascinante en el eros de un entorno que se ensombreció de manera brutal solo en el transcurso de unos meses.
La lepra le había colocado una piedra enorme sobre la espalda, lo que se dice perfectamente colocada, amarrada con una soga gruesa para impedir su movilidad y facilitar el buen desplazamiento de esta nueva especie de reptil que cientos de personas contemplarían, algunos pasmados del asombro, y otros con la mayor naturalidad, ya que creyendo en el ilimitado uso de la fe estarían dispuestos a acciones similares.
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Cada cual lleva su piedra, aquella que le toca, ajena a tu disposición de cargarla tampoco decides el lugar donde la llevaras, y mucho menos el tamaño; de pronto, sin pretenderlo, la descubres, y si estás preparado la asumes como un órgano más sin el cual te sería bastante complicado seguir viviendo.