Calzando cuero ajeno

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FRANKLIN ANGELES ZAMBRANO

Calzando Cuero ajeno



Calzando cuero ajeno Franklin Angeles Zambrano


Calzando cuero ajeno Huaraz, diciembre de 2011 © Franklin Angeles Zambrano Av. Primavera 428 Nva. Florida, Independencia - Huaraz. E-mail: faz959@hotmail.com Web: agrietashuaraz.blogspot.com Impresión: Gráfica Huascarán Av. Agustin Gamarra N° 695 - Huaraz Telf: 043-425841 E-mail: graficahuascaran@hotmail.com Primera Edición: 2011 Portada: Miguel Mestanza Diseño y diagramación: faz Tiraje: 500 ejemplares Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2011-15926 Hecho e impreso en el Perú


Isagoge Cuando Franklin tuvo la inverecundia de entregarme el bosquejo de sus escritos estaba convencido de que hallaría las efusiones de un hombre triste, y me alegra decir que no me equivoqué. Comenzaré esta pequeña hojarasca diciendo que sus textos son el reflejo luctuoso de un rompecabezas emocional, en donde cada frase o concepto es trabajado hasta llegar al colmo de la duda, donde cada palabra busca remilgosamente encajar para no sentirse solitaria, en donde la cohesión textual es un artilugio de taumaturgo con una sola vena de inspiración y en donde las calamidades intentan ser algo mas digeribles que empachos orgiásticos. En otras palabras, los textos dejan un sabor a esperanza perdida y a nostalgia deshecha, como bien lo dice al afirmar: “soy un escombro, siempre lo he sido” y no cabe la menor duda de que ahí está la enjundia de su encanto. Aunque es clara la evidencia vallejiana en sus escritos, es también notoria la facilidad que tiene para expresar en pocas palabras lo que su corazón y, a veces, su locura le demandan. Son textos breves, párrafos, mezcla de ignota lírica y narración perversa, en donde uno puede palpar que el autor no se apena por su condición sino todo lo contrario, le da


lástima no ser más desdichado y en eso precisamente radica su originalidad. Estamos frente a una propuesta no tan descabellada como a primera vista nos pinta, pero sí una manifestación asaz conmovedora en donde el prosista es como bien sabemos quienes lo conocemos más triste que reloj sin cuerda, lo cual lo convierte paradójicamente en el sujeto más feliz de este churrigueresco mundo. Ahora bien, tratando de concluir esta casquivana apreciación suelo juzgar que la creación es algo más que mecanismos muy trillados o fórmulas de artista comercial, la creación artística es un constante atreverse, un irrenunciable no rendirse, un tener que aguantar más golpe que rompemuelle de garita, un ser ignorado por un mundo que ignora y saber llevar la cruz (de vez en cuando) de una buena mandada al carajo. ¡Ya está hecho el daño! Luis Apolín Montes


Confusión Despierto palpitando en contra de las leyes que dictan mis más profundos deseos, y pienso que el mundo no es más que una hemorragia de torpezas que Mamá lamenta. Soy triste. Trazo en macabros silencios Cristos sosteniendo las cruces que apuñalan el seso, mientras todos los días ladra hambrienta una antropomorfa jauría espantando la caridad de todos los duendes presentes desde la diestra de Dios, sin principio, sin fin. Vengo, o acaso voy; solo el vacío pinta mejor la existencia. Parpadeo con las artes polícromas de una cuita en la cruda pelea por alcanzar las verdades que las luces ennegrecen, comprendiendo que no hay mejor forma de sufrir dolores ajenos para reconocer, como tiene que ser, las grietas en los caprichos del pensamiento. Tarareo con la lengua escondida en los arpegios de una sorda existencia, donde rechina la barata fragancia de una puta moneda y donde las más inocentes ilusiones son acribilladas por fusiles anónimos ante la famélica voracidad de cánceres carroñeros. Enmudezco. Enmudezco con el perfecto discurso de una lágrima que escapa de sus manantiales para entregarse a la batalla con un arsenal de besos y conquistar al menos fantasmas de paz. Suspiro desde el polvo tóxico de todos los 5


acertijos. ¡Renuncio a todo, incluyendo a la nada! Arrebujo todos los delirios en pliegues craneales. Tramo el escape a territorios que se construyen más allá de las barreras limítrofes del presente, del pasado y del mismo futuro. Ausculto todos los nortes donde dicen que la fe cosecha los frutos de la esperanza. Cierro los ojos henchido con la dulce ilusión de libertar a todas las almas. Duermo sin tregua, al amparo de la nada que es todo y viceversa. Respiro. Pulso sin tiempo. Camino por calles vacías, desnudo, consumido, entre sombras y fantasmas que arañan a sangrar, con raquíticas lenguas, millonarios zaguanes. Gimo con pasmosos latidos, que se comprimen con violencia febril, en los senderos extraviados del cerebro repentinamente asaltado por la soberbia velocidad de una ráfaga de acertijos. Grito. ¡Grito! ¡¡Grito!! Rabio al compás de todas las probabilidades de la impotencia, con los ojos revueltos, en la luz de una espectral confusión.

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Existencial Es complicada labor verbalizar lo que me pasa, lo que siento, lo que pienso, lo que cada vez nomás me mata. Decir que tengo miedo de lunes a domingo, sin tregua, desde la génesis del olvido hasta el final de los recuerdos. Decir que hasta solo uno es capaz de pincelar el espanto en los espacios donde divagan mis formas de ver las cosas. Decir que soy víctima de la más patética invalidez hasta para agüeitar a través de las persianas. Es difícil, lo confieso, decir que el miedo se instala en mi corazón, cual dictadura impía, desbaratando mi más dulce frenesí por cantarle el mejor de los poemas, en un humilde “Te amo”, a la tierna mujer que sonríe cada vez que mis ojos se extravían, distraídos, en la vivacidad de los suyos. Decir que cada aurora es siempre un nuevo espanto porque cada una trae un nuevo lunes, un nuevo martes, un nuevo día, aunque jamás dejen de ser los mismos. Decir que me siento disparejo para comprender el significado de ser. Decir que me invade el temor para afirmar que es muchísimo mejor la luz después de una autoreclusión, después de una autoregeneración, aunque ella sola siga siendo desde la eternidad. Es difícil, lo confieso nuevamente, decir que tengo miedo desde la forma hasta el fondo y no entender 7


simplemente. Decir que febrero es lo mismo que octubre porque las tristezas siempre son las mismas. Decir que estoy en la esquina sabiendo que la ausencia de quien me espera en ella es certera. Decir que no hay mayor mentira que yo (¿o nosotros?) mientras el final siempre aguarda en la geometría de cualquier hoyo. Decir que no sé si estoy, o sencillamente estoy loco… Temo decirlo, pero confieso que ignoro mi actual estado, debo tener la razón fuera de sintonía, pues es preciso decir que también le tengo miedo inmenso a la palabra oral y más aún a la escrita.

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Festín de delirios No sé de dónde han venido los huesos que hoy me llevan, me traen y me duelen. Todo esto es grieta sin dimensiones carcomiéndome desde todos los puntos que los tropiezos no trajeron. Me siento como una piedra verde y amorfa en un frutero con manzanas rojas. Habita mi pensamiento un cúmulo infernal de acertijos que fabrican, sin reparos, los miedos que me hacen y me destruyen. Estoy buscándome en días sin tiempo, ausente, presente, frente a un viejo espejo, para guardar en la mejor fosa los fantasmas que me hacen daño y más me hacen falta. Habitan el corazón dulces bandadas por ayer, hoy, mañana. Urde el seso, desde sus propias repulsiones, negras tramas, rojos latidos, grises tardes. Arrojado sobre este hálito, así, para qué labrar más palabras si ya no tienen a quien mimar; hoy, al filo del enmudecimiento solo están en pos de aprender de sus laureles el mejor sinónimo que cobije la soledad. (Tengo el amor abandonado en la cima de una vieja estatua de libertad y una parte mía cautiva en las alas de una encantadora cuculí). En medio de la penumbra apenas hay una ventana desde donde brillan querencias asexuadas de humano solo por hacer imperecedero un segundo de felicidad en el infinito lienzo donde alguien nos pinta. Falto estoy 9


de sol. Heme aquí, descubierto alma en pena calzando cuero ajeno. Tras mis ojos todo es ausente. Solo aprendí avistar sueños. ¡Cuánto hueso! ¡Cuánta esquina triste! ¡Cuánto afecto! ¡Cuánta calle vacía! Buscar mejores piedras es la tarea; tenemos empacado el tiempo en los linderos del más próximo de los recuerdos. Los banquetes no sacian rincones vacíos y silentes. Las locuras y los delirios ansían tranquilidad y una copa ebria demanda libertad para componer relatos de locos con cuerdos hipos. Mamá parirá hijos todos los tiempos y Papá sabrá leer mejor el vacío. Infantil e inocente, un brinco ya no será testigo de suelo. Un melódico silencio trepanará toda existencia y la nada no será más perfecta. No obstante, pinta el azul alas en el aire; los caminos en la tierra no se encuentran así mismos; sufren las piedras durmiendo y hay bichos presumiendo permanente felicidad sobre el punto de un acertijo abierto. El principio y el fin son todavía un cíclico pan que alimenta los días y no ha llegado para las tumbas el tiempo de protestar. No hay auditorio que exija verdad… Con el fin, el principio habrá vuelto. Todo será, la nada también.

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Culpas a la “nada” de tu primera cicatriz Culpas a la “nada” de tu primera cicatriz en el alma (y en la carne); la culpas porque nada tiene que decir, ella cultiva el arte del mutismo desde que aprendimos a inventarla como si no hubiera más remedio o mejor excusa para librarnos de nuestras propias tiranías. Tu voluntad permitió que algo fuera, Yakov; el silencio nunca obliga, la “nada” no invita a dar siquiera un paso, es solo eso, no alcanza más. Cómo explicarlo, ¿explicarlo? Tampoco es asunto pertinente hallarle razón a todo, hay cosas que solo son, la “nada” es una de ellas. Sospecho que te dijeron silencios sobre tus más grandes temores. Tienes miedos y no es necesario que te culpes, pues ellos forman tus cimientos. En la noche, Yakov, solo estuviste dispuesto a gritarle a tu propia ausencia, a tus más íntimos demonios, que no es verdad que no sabes amar. Di, pon en las paredes del espacio y en las manos de Dios tu corazón y píntalo de amor como tú sabes hacerlo. No te sientas maltrecho, nada ha sucedido, no hay rasguño alguno que ose herirte. Vamos dile a Tila que te arde cada pupila por las ganas de verla, que se hace necesidad escuchar de su boca la palabra perfumada que te haga suspirar tranquilo. Es urgente levantar una 11


emancipación en ti mismo para forjar tu propia libertad y cantarle con tus ojos los amores que mejor pintas. Anda, dile a Tila que es difícil hacerse de este mundo, pero hazle la promesa de que te sobrepondrás para que logres ser tú; que tus más felices gemidos han de morir en la suavidad de sus orejas, silbando. Anda, escúchala en silencio, permite que desgrane todos sus sentimientos; al final, cuéntale de tus horas austeras, de tus infernales broncas con tus más cercanos fantasmas y sonríele con el brillo de tus ojos tristes. Nada debe impedir que respiren juntos; entonces, susúrrale suavecito: “Te amo”; abrázala fuerte, muy fuerte, como a ella le gusta que lo hagas, aunque no todos los faroles se enciendan. Yakov, ¿acaso yo debería hacer todo esto?,… tengo miedos, egoístas espectros que se apoderan de mí: de mi seso, de mis pies,… de mis piedras,…

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Si yo tuviera alas Si yo tuviera alas… Si la inconmensurable altura fuera el espacio donde guardara mi suerte, entonces, sabría inventar amor para hacerlo llover en todos los rincones y en las rosas del jardín que tú cultivas. Conocería mejor el fulgor de todos los silencios; comprendería el corazón de tus ojos tristes; trinaría para todos los pajarillos y enmudecería en todas las piedras cuando rezas. Forjaría nuevas esperanzas, inmunes a todo final, e intuiría cuándo es necesario darte un beso para que sonrías. Si el vasto firmamento fuera el surco donde fermentaran todos mis temores, entonces, comprendería mejor los fantasmas en cada esquina; gritaría sólo para afirmar que la verdad humana no es más que simple patraña; me acostaría con tus huesos sobre tu tibia cama para sembrar nuestras historias en la almohada. Protestaría infatigable contra el olvido, excusa mejor que nos hace vivir siempre en el recuerdo; construiría tranquilidades de perezoso silvestre para despertar cuando sólo haya necesidad de un bostezo; desvestiría puertas y ventanas con el único afán de entregar mayores pasos, mejores sueños; y abandonaría todas las palabras… Si allá arriba hoy guardaran regocijo todas las tristezas y las mías, entonces, dejarían de ser miradas 13


solas los amores que abrigo y Mamá, quizás, asustada dejaría sus temores por la prole que ama; habría perfección en todos los silencios y apenas un garabato sobre la faz de una piedrecilla anónima sería el más amoroso regalo para certificar los suspiros de tus angustias y las mías. Si yo fuera azul; si cada mirada tuya se fijara en el infinito… Si tuviera alas… Y si yo volara derramando libertad…

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... porque Sí A María Canela, porque sí. He llegado a casa, Nela, con la plena idea de construir un rompecabezas lírico inspirado en los momentos cuando me hacen pequeño tus ojos y caminamos, TÚ y YO, abandonados en medio de los mejores silencios. [En casa me esperan una suspensión y una solución, oftálmicas (por estos días); las ternuras de los silencios de Mamá y mis fieles fantasmas, en la piel del cielo raso de la pieza donde atesoro mis peores pesadillas susurrando azucenas tronchadas]. Entregado en grandes revoltijos cerebrales y cardiacos, hace días guardo la esperanza de lograr hallar el carmín de aquellos pétalos verbales del 'escribidor' que piensas palpita en mí, para pintar con delicada definición lo que significas para el mundo y para esta porción de barro sin importar en qué tierras palpitan tus huesos, tus carnes, tu seso, tu corazón. Pero el vacío asalta la inerme plenitud de esta pasión y el esfuerzo se tiñe de desesperación y una perfecta decepción deshace mis pantorrillas y el alma cae a pedazos (soy un gran escombro, siempre lo he sido); sin embargo, llego a concluir que TÚ existes simplemente PORQUE SÍ, para que nuestra historia sea lo que es hoy, sin tiempo, sin espacio, la mejor. 15


[Así, es imperativo entregar la maltrecha luz de mis ojos a las bondades de los dos fármacos y alumbrar mejor mis amores para Mamá después de un breve reposo; desde la intimidad del lecho es fácil confiarle mi existencia a la fidelidad de cada uno de los fantasmas que andan sueltos, en los mejores rincones de mi breve habitación, cada vez en mejores festines]. Es difícil continuar Nela; un apagón mental ha tirado todos mis planes por los suelos; pero presiento que una hilaridad tiene la codiciada libertad de pintar el cielo en tus labios y entonces pienso que el 'escribidor' que construiste es solo un desteñido trozo de poema que se deja llevar por el tiempo sobre el vaivén de su impredecible ritmo. [Después, he dibujado calaveras empeñado por mis afanes de incipiente dibujante mientras Mamá y mis propios silencios derramaban sus curiosidades sobre los trazos; he pensado en una manzana, simplemente PORQUE SÍ]. La casa está vacía (todos rumoran, gritan; todo sucede inalterable), colmo mis sueños con nuevas cuitas y pienso en los rincones donde las arañas tejen arácnidas felicidades. Entonces, un simple acertijo toma forma mientras que con las manos en las sienes trato de conquistar tranquilidad y cordura: ¿por qué el mejor perfume, la mejor luz, el mejor pálpito,… lo mejor,… son tan fugaces? Y concluyo en la simplicidad de decir PORQUE SÍ; sin embargo, la vedad es que NO SÉ. 16




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