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Por caminos de África

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Rústico... N

Rústico... N

Alicia Navarro - Fuerteventura

Se me hace largo el camino, aminoramos la marcha, porque hay un grupo de niños en medio y a la orilla de la carretera, en realidad, hay niños por todas partes... Arrastran una especie de cuerda con raíces trenzadas, hay muchas en el manglar.

Están cerrando la carretera, más que eso, es un camino polvoriento, jalonado de piedras y socavones, difíciles de esquivar. Mientras, otros tantos niños amasan tierra húmeda con hiervas frescas, luego taponan los grandes agujeros a mano con gran destreza, dejándolos bien compactados y con “aspecto definitivo”. Las últimas lluvias, han dejado bastante maltrecho el camino. Lo primero que pensé, es que hacían un gran trabajo, que aquellos niños, eran muy responsables...

Pero Ms.Diallo, nuestro viejo y refunfuñon chófer, lejos de secundar mis alabanzas, ante tan magna y altruista obra, se limitó a fruncir el ceño con patente enfado, y decirme que al regreso, preparara más caramelos, más regalos... Cierto era, que las obras de reparación habían durado el tiempo exacto de mi reparto de juguetes, zapatos, caramelos y demás conversaciones...

Yo tenía por costumbre, bajarme del coche siempre que hacíamos alguna parada para poner gasoil, otras aguas... El calor era agobiante entre, 35°C y 40°C. Asi que toda esta “socialización”, de saludar a los lugareños, preguntar si tenían algo para enviar al lugar donde íbamos o a las aldeas de camino, formaban parte habitual de mi rutina...

Eso, además de entregarles las serpientes que encontrábamos muertas por él camino, ellos valoraban mucho este “regalo”. Curtían la piel, luego la vendían a los marroquíes, que hacían bolsos, zapatos, cinturones y toda clase de accesorios. Yo solía comprar bolsos, hasta que mis amigas, me “agradecieron”, que no lo hiciera, el olor era terrible ...

Y volviendo, a Ms.Diallo, a quién conozco desde hace más de treinta años, es un hombre, “prudente” y sabio, no habla mucho, pero si gesticula exageradamente.

El trabajó de niño, como aprendiz, en los talleres del viejo y controvertido, Presidente , Sekou Toure. Después de aguantar estoicamente su reprimenta, sobre el tiempo que yo perdía, en mis “socializaciones”, esbozo una sonrisa que terminó en carcajada, según él, al regreso, volveríamos a encontrarnos con los mismos niños, los mismos socavones...

Ms.Diallo, amplia su comentario, lamentándose que desde niños, aprenden a estafar...

Al regresar por el mismo y único camino, vemos cómo los niños, de nuevo empiezan su parodia.

Esta vez, nos anteceden, los Jeep blancos de Naciones Unidas.

Se levanta el telón, África...

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