Revista Mirabal vol. 7

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Revista

@vandal.grafica

No. 7/ 2021


Esta edición fue realizada gracias a la autogestión y al esfuerzo del trabajo feminista de Fuerza Femenina Popular en los últimos diez años. Coordinación: Myriam Camacho / Jenny Grillo González / Mónica Ladino / Gabriela Patiño Molina / Johanna Morales Roa / Alexandra Sierra Sánchez / Paola Suárez. Red de amigas: Asociación Herrera / Asamblea de Mujeres Xuacha / Movimiento de Mujeres La Sureña / Proyecto Comunicativo Muisca / Red Popular de Mujeres de la Sabana / Fondo Tierra para Mujeres Colaboradoras: Evis Martínez / Marisol Santacruz / Marilyn Julissa Martínez Bernal / Amelia Muñoz Sanabria/ Colectiva Suculentas / Ana María Triana Melo/ Natalia Guevara Pantano/ Shirley Natalia Rozo Toscano / Cristian Ortiz/ Vanessa Robayo Mesa/ Sebastián Fonseca Trujillo/ Huittaca Fest / La Tatii / Sonia Machuca Portada: Carolina Robayo Mora @vandal.grafica Contraportada: Fuerza Femenina Popular. Diagramación: Paola Piraquive

Foto: Johanna Morales Roa


¡Leernos a nosotras mismas!

queremos, de escribir, de relatar y denunciar las maneras desiguales en las que vivimos en nuestras cotidianidades visando y avanzando en otras futuras posibles.

Lectoras

A las

¡Leernos a nosotras mismas! El Paro Nacional expresó el inconformismo acumulado frente al mal gobierno, atornillado en las cúpulas del poder, en el que ha estado Colombia a lo largo de toda su historia política; corrupción, narcotráfico, élites enriquecidas a costa del trabajo precarizado y la destrucción de los territorios, pobreza, guerra, políticas de destrucción ambiental, violencia y la lista puede seguir… Éstas son razones claramente justificadas para unir fuerzas y buscar cambiar esta tradición de gobiernos que pregonan políticas de muerte, dolor y malvivir. El 28 de abril fue el comienzo de la ola de protestas más importante de la historia reciente de Colombia y tras meses de movilizaciones, las mujeres hemos sido protagonistas en los escenarios que convocan en la calle, los plantones, las ollas comunitarias, los eventos culturales y artísticos, así como en los diferentes espacios políticos alternativos que toman fuerza en el país. Es un contexto profundamente peligroso para las mujeres en el marco de estas protestas, cada vez son más constantes y graves las denuncias de violencia policial, violencias sexuales y de diverso orden contra las mujeres. En rechazo a esto, múltiples colectivas feministas se han organizado

en redes para denunciar públicamente estos abusos. Convocatorias nacionales producidas después de que una menor se suicidara tras denunciar haber sufrido abusos sexuales a manos de varios agentes de Policía de la ciudad de Popayán, en el departamento del Cauca, además de reiterados casos en todo el país. Esta nueva edición de la Revista Mirabal quiere recuperar los relatos de las mujeres que acompañan de diversas formas estas movilizaciones, sus experiencias, sus reflexiones y sentires desde la Sabana de Bogotá; territorio donde se concentró uno de los puntos más álgidos de protestas con víctimas de detenciones arbitrarias, abuso de autoridad y lamentables muertes de jóvenes en el municipio de Madrid. ¿Cuáles son los relatos de las mujeres sabaneras? Aquí compartiremos algunos. De igual manera con esta nueva edición llegamos al número 7 de nuestra revista y con ella 10 años de un proceso de comunicación popular y trabajo colectivo que ha ido madurando y tomando forma con el pasar del tiempo. Nos hemos decidido por la ardua, esperanzadora y permanente tarea de encontrarnos entre mujeres, de contenernos, de soñar juntas, de pensar un mundo que

Hacerlo no ha sido fácil, como todos los procesos organizativos requiere de mucho compromiso, tiempo, energía y recursos, los cuales plantean retos para su continuidad. Sin embargo, las ganas de cambiarlo todo siempre son más fuertes, se transforman nuestros ritmos de trabajo, pero el objetivo es indudablemente el mismo: aportar desde la comunicación popular hecha y pensada por mujeres al esfuerzo de hacer movimiento social en un país que, como lo relatamos en cada una de nuestras ediciones, necesita de un giro drástico hacia unas apuestas políticas culturales más empáticas, transgresoras, desobedientes y menos violentas con las mujeres, la naturaleza, los territorios y los saberes de quienes los habitamos. Seguimos, desde nuestras posibilidades, trabajando como lo hemos hecho, encontrándonos e incidiendo desde la formación, la comunicación, haciendo presencia en las calles, participando de los espacios organizativos, pero sobre todo con la convicción de que entre nosotras hay un refugio de apoyo y cuidado en red. Agradecemos de manera enorme y amorosa a todas nuestras colaboradoras que en cada edición han aportado su tiempo y compartido sus relatos, escritos e ilustraciones, las cuales componen un proyecto comunicativo, lleno de ideas y creatividad conjunta. Son nuestras colaboradoras quienes le dan vida y fuerza a este proceso. Y claramente un abrazo sororo a todas quienes nos leen y comparten nuestro trabajo. ¡Con esta edición celebramos diez años de escribir-nos y leernos a nosotras mismas!

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10 10 Años de lazos rojos

AÑOS DE LAZOS ROJOS Por: Gabriela Patiño

Realizar la séptima edición de la revista Mirabal es para nosotras, sus integrantes, un compromiso muy significativo, no sólo por las anécdotas y travesías vividas durante la creación de publicaciones anteriores, lo es también porque aprovechamos para celebrar en esta edición los diez años de Fuerza Femenina Popular de Funza como organización. Algo que, a día de hoy -visto en retrospectiva- nos llena de orgullo por el trabajo hecho y optimismo por el futuro. En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, el 25 de noviembre de 2011 se reúne por primera vez Fuerza Femenina, un grupo de mujeres que marchando por las calles de Funza lucía moños rojos. La llamada “marcha de los moños rojos” fue punto de partida para conformar la organización que inicialmente partía de dos ejes esenciales: visibilizar el trabajo de las y los Fuente: Fuerza Femenina Popular

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10 Años de lazos rojos

“Estos diez años de lazos rojos para nosotras son lazos de sororidad donde nos hemos querido y respetado como compañeras del proceso y amigas del camino.”

Fuente: Fuerza Femenina Popular.

trabajadores de cultivos de flores en la Sabana de Bogotá y resignificar la participación política y organizativa de las mujeres en el municipio de Funza.

la publicación de un audio libro -”Mujer de tierra, montaña y palabra”-, dos Escuelas de Comunicación Popular dirigido a mujeres de la Sabana y cuatros años ininterrumpidos de trabajo en radio. Creando espacios donde se Con los años, Fuerza Femenina Popular ha fomenta el intercambio y diálogo de saberes evolucionado tanto como sus integrantes. El como son los cineforos y el trabajo colaborativo trabajo colectivo construido desde los aportes con otras organizaciones. particulares de cada una de nosotras nos ha dado como resultado: afectos, experiencias, Estos diez años de lazos rojos para nosotras son sororidad, siete ediciones de la Revista Mirabal, lazos de sororidad donde nos hemos querido

y respetado como compañeras del proceso y amigas del camino. Fuerza Femenina ha sido un resguardo, una fuente de apoyo para sentirnos más fuertes desde nuestras particularidades.

Gracias a todas las organizaciones hermanas, a lxs compañerxs de camino que han alimentado el proceso, a las mujeres participantes de estos espacios que con su gran aporte construyen arte, comunicación y resistencia. Y en especial Se quedan cortas las palabras para recorrer y gracias a quienes estuvieron y estamos para que sintetizar diez años de afectos y del trabajo de todo esto sea posible. Mónica Ladino, Myriam una organización que ha propiciado espacios Camacho, Paola Suárez, Jenny Grillo, Juliana políticos para la creación y circulación del Moreno, Valentina López, Johanna Morales trabajo comunicativo hecho por mujeres. Roa, Luisa Chavarro, Alexandra Sierra Sánchez, ¡Larga vida a la Fuerza Femenina! Gabriela Patiño Molina, Sandra Castro.

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La Sabana Late

En las calles

ya no estamos solas Autoras: Evis Martínez y Marisol Santacruz

Desde el 28 de abril en Facatativá como en distintos territorios del país se vivió una gran movilización con la participación de jóvenes, artistas, mujeres, estudiantes, comerciantes, gente del común, organizaciones sociales y sindicales. Haciendo presencia y resistiendo al son de música y arengas. Como en todo el país, la resistencia en las calles no paró y se fortaleció. Durante las jornadas de protesta la participación de las mujeres fue constante, estuvimos presentes desde distintos espacios; al calor de las ollas comunitarias, actividades artísticas, la solidaridad y el acompañamiento a quienes resistieron desde la primera línea. La participación de las mujeres fue ganando más y más fuerza que se logró evidenciar en una gran movilización. Motivadas por la rabia y el dolor por lo que tuvo que vivir Alison Meléndez; una adolescente de Popayán que fue abusada por el ESMAD y se suicidó. Su mensaje “Me manosearon hasta el alma” llenó de una profunda indignación a nivel nacional. El 15 de mayo muchas mujeres salieron a las calles; mujeres jóvenes, adultas, madres e hijas rechazando profundamente los actos de violencia hacia nuestros cuerpos, haciendo memoria por todas las mujeres y niñas que ya no están, manifestando que las mujeres no somos botines de guerra y gritando con fuerza “¡Nos

Foto: Marisol Santacruz y Evis Martínez

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La Sabana Late queremos vivas!”. Ésta se convirtió en la primera movilización de mujeres que se vivió en el municipio, fue asombroso ver las calles llenas de globos y pañuelos verdes y morados. Desde entonces se fortaleció la juntanza que, poco a poco, desde hace algún tiempo atrás estaba tejiéndose entre mujeres diversas. Nos encontramos, creció el apoyo y la resistencia.

Foto: Marisol Santacruz y Evis Martínez

Nos sentamos a la sombra de un abismo que parecía iba a caernos encima e hicimos de la camaradería y la ternura un refugio abrigador, una manta. Nos habitamos en el fuego de la lucha y renacimos de la ceniza de la indiferencia, encontramos esperanza en hermanas y la olla, soberana, nos hizo familia. Al amparo de la fría noche, cantamos, y nos abrazó la risa de una desconocida, entonces, le nombramos compañera y reímos al son de la misma melodía. Nos soñamos, nos vivimos: victoriosas nos pusimos en pie frente al malvado y gritamos arengas a nombre de las ausentes y no tuvimos miedo, estábamos juntas. Nos pintamos otro mundo en las aceras, nos contamos historias con final feliz y luego fuimos a la calle a hacerlas realidad, a pintar de revolución los muros. Nos fuimos encontrando en la juntanza y nos vimos en los ojos de las otras, fue una sorpresa, un secreto a gritos que en la calle ya no estamos solas. Evis Martínez

Ellas viven transitando de la violencia a la paz ellas tienen la esperanza de los barrios a las calles ellas tienen la esperanza del miedo a la libertad ellas tienen la esperanza. Ellas, ellas resisten para vivir. Marisol Santacruz

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La Sabana Late

Estalla Estalla

Autora: Marilyn Julissa Martínez Bernal

Dos viejas preguntan en la cafetería: Y estos chinos ¿por qué es que salen? Entrando con un cartel, alcé el megáfono y dije: Mi gente, mi gente Sale a defender lo que no tendrían por qué defender, Pero nos corresponde lucharnos la dignidad. Salimos por necesidad, salimos por nuestros sueños, Nos movilizamos por la campesina sin su tierra, Cantamos por el barrio olvidado, Bailamos por el que ya no cree Pintamos para resignificar un pueblo sin memoria; Atacamos a la aturdidora con el micrófono Y aguantamos con libros y lápices, Con la palabra de la vecina de los tintos, Con el aporte para la olla Con la familia angustiada que ora en casa, Con la primera línea que nos resguarda, Con los primeros auxilios que nos protegen, Con los artistas que nos animan, Con el pueblo que se organiza, Con los que forman con valentía, Este, este es el clamor de las injusticias, El estallido social con movimiento Buscamos la transformación, exigimos la reivindicación. Mientras tanto el estado reprime y presiona Pero aquí se sigue dando lora, Educando desde lo popular, Construyendo desde el amor Nos infunden miedo y hace rato lo perdimos, Lo enterramos con Brayan y Elvis Con los compañeros que nos mataron, Y esa madre, ese hermano, esa hija y ese amigo Pudo ser usted, pudo ser su familia, pude ser yo No nos digan que nos callemos, No nos comparen, Ni vándalas, ni asesinos, Esta es la clase obrera, nosotros somos la resistencia. Ya no andamos ciegos, aunque nos quiten los ojos, Despertamos la conciencia Con mochila en mano y la bendición de mamá gritamos a Tibaitatá: Tomada por: La Tatii

POR NUESTROS MUERTOS NI UN MINUTO DE SILENCIO, TODA UNA VIDA DE COMBATE.

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Acciona colectiva U na ética y política f e m i nis ta por la paz

La Noviolencia Autora: Edith Johanna Morales Roa Vos tenés la bala... Yo la palabra… La bala muere al detonarse… La palabra vive al replicarse. Berta Cáceres

La noviolencia, según Lina Álvarez Villareal (2021) es una filosofía y una estrategia en la que se dramatiza la arbitrariedad del poder mediante acciones creativas que no recurren a la violencia, sino que desarman a quienes las asisten generando el sentimiento político de la vergüenza. Estas acciones interpelan tanto a quienes ejercen la violencia como a quienes la naturalizan y reproducen, de forma tal que se constituyen en una forma de superarla, oponiéndose a las injusticias e inequidades, y proponiendo medios alternativos a la fuerza para transformar el mundo en una sociedad más digna y justa para las mujeres y la humanidad (Velasco, 2018).

y conflictos que a quienes ejercen el poder dominante no les interesa que sean sacados a la luz. Es decir, escenifica la realidad y las violencias invisibilizadas o normalizadas para deslegitimarlas como métodos de acción política y formas de relacionarse, por consiguiente, la noviolencia busca fortalecer e imaginar otras formas posibles de vida.

Desde esta construcción de acciones y vínculos noviolentos se procura una coherencia entre los medios y fines para subvertir y transformar los sistemas de opresión que usan la violencia y las armas para ejercer poder, explotar, subordinar, dominar y eliminar las diferencias, tales como el patriarcado y el militarismo. En este sentido, los De acuerdo con Velasco (2018) la noviolencia feminismos apuntan a desestructurar la cultura como estrategia socio-política es empleada y autoridad patriarcal con actos noviolentos aplicando un poder feminista, colectivo conscientes, intencionados y políticos ejecutados y comunitario que piensa, dentro de sus tanto en lo público como en lo privado buscando acciones, los cuidados y las vidas. Esta transformaciones con resultados que son estrategia es incómoda al revelar verdades imposibles de obtener a través de la violencia.

Foto: Johanna Morales Roa

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Acciona colectiva

En el contexto del Paro Nacional la noviolencia por parte de los y las manifestantes se ha expresado de diferentes formas, a través de apuestas performativas, artísticas y pedagógicas que visibilizan las violencias machistas que viven las mujeres dentro y fuera de los escenarios de protesta por parte de actores armados o no, con filiaciones políticas diversas. Sacar la violencia de estos escenarios ha implicado que muchas mujeres y feministas pongan su cuerpo, es decir conformen esquemas de Derechos Humanos compuestos exclusivamente por mujeres para obstaculizar y desviar la violencia, se junten para hacer sentadas que impidan el paso de tanquetas, entre otras acciones que sitúan en el centro la vida, cuidando a quienes participan Nos tomamos los hilos, las agujas y las telas para y cuidándonos entre mujeres a partir de lazos dar voz a nuestras resistencias y luchas, aunque, solidarios y rebeldes. en algunos casos, quienes pusieron su cuerpo en el espacio público en plantones como el ocurrido Son incontables las manifestaciones noviolentas el 29 de mayo en Mosquera, Cundinamarca en de mujeres que desde sus posibilidades se el que convocaban a Desbordar al ESMAD, las juntaron de forma presencial y remota, participantes recibieron hostilidad y violencias buscando la recuperación y reconstrucción de por parte de la policía y de personas que la sensibilidad y esperanza que las violencias y transitaban por el lugar. Estas agresiones tienen la guerra han arrebatado del relacionamiento su asiento en la calificación de violento que social. De esas muchas expresiones resalto las fuerzas represivas del orden hacen sobre el el activismo textil que se materializó a través accionar noviolento con el fin de reprimirlo de juntanzas de bordado en parques, calles, y justificar el uso de la violencia patriarcal casas… tiempos y espacios diversos en los que sobre los cuerpos y vidas de las manifestantes. emergieron memorias textiles que denunciaban Sin embargo, la confianza y seguridad de las violencias contra las manifestantes y estar entre amigas las apañaba para tomar esa reiteraban la necesidad de una vida digna para fuerza destructiva y transformarla en denuncia todas. materializada en su arte político. Teniendo la posibilidad de reaccionar con violencia, estas mujeres deciden no reproducir la crueldad, la deslegitimación del otro y el desprecio por la vida, por lo que pretenden exponer las violencias, trabajarlas y deconstruirlas.

(...) tiempos y espacios diversos en los que emergieron memorias textiles que denunciaban las violencias contra las manifestantes y reiteraban la necesidad de una vida digna para todas.

En este activismo textil, la noviolencia como ética y práctica feminista intenta recuperar los vínculos sociales y la interdependencia entre seres, así como reconocer a las mujeres como

Acciona colectiva sujetos políticos protagonistas de su historia que sienten múltiples emociones como la rabia y el odio, las cuales han decidido canalizar y convertirla en energía constructiva, en arte y en pedagogía. Esta energía constructiva transformadora, creativa e imaginativa se nutre de emociones y pasiones que han sido instrumentalizadas para disciplinar, apaciguar y violentar, reorientándolas hacia la reafirmación de la vida y una política feminista por la paz. Sobre todo, la reivindicación noviolenta en estos escenarios ha sido extraer de la nimiedad las vidas de las mujeres para reconocerlas como existencias que importan, que deberían ser duelables, protegidas por su valor y lamentadas por las violencias experimentadas día a día (Butler, 2021) y que tienen voces, propuestas y acciones de transformación que persistirán hasta que la vida digna para todas sea posible. Si bien la noviolencia es necesaria no garantiza por si sola una transformación estructural de las violencias, ésta es una herramienta complementaria, a través de la cual las personas se sitúan conscientemente en su lugar histórico como sujetos políticos y participan en prácticas emancipatorias, pero esta desestructuración de la violencia debe darse en todos los espacios de la vida social y esa es la demanda que continua latente, aunque el paro ya no esté tan vigorizado. Referencias Álvarez Villareal, L. (2021, mayo 13). ¿Cómo resistir y construir? No-violencia, feminismos del Sur y tradiciones críticas [YouTube]. Universidad de los Andes - Facultad de Ciencias Sociales. https:// www.youtube.com/watch?v=4JZN1i-2W3g&ab_ channel=ClasealaCalle Butler, J. (2021). La Fuerza de la Noviolencia (Segunda Edición). Ediciones Paidós. Velasco, K. (2018). Feminismo y antimilitarismo. Camino de la NO VIOLENCIA [YouTube]. Teatro Víctor Jara de Vecindario. https://www.youtube. c o m / w at c h ? v = I E 7 P H Hd Q q p A & t = 6 s & a b _ channel=RTVTAGORORSANTALUCIA

En este activismo textil, la noviolencia como ética y práctica feminista intenta recuperar los vínculos sociales y la interdependencia entre seres, así como reconocer a las mujeres como sujetos políticos protagonistas de su historia (...)

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Acciona colectiva

Tocar la tierra Autora: Amelia Muñoz Sanabria

usar el pensamiento –dijiste Hace poco en la noche me quedé viendo la ciudad, como si la ciudad cupiera en una mirada, en una mirada de noche; y sentí el asombro, y una cierta compasión por cómo la gente se junta y se separa, y cómo inventamos formas prolongadas de lo mismo: una cuadra, una esquina, un poste de luz, la tiendita de barrio. Lo edificado y las amplias formas de las montañas allá al fondo, muy cerca.

Desde esta ciudad que no cabe en la mirada, pienso y vivo la pregunta de la vida. Mi mirada se extiende por un mapa de Colombia en relieve que compré en veinte mil pesos en las pulgas. Pueden repasarse con la yema de un dedo las estribaciones a escala, las cordilleras.

De ella y de varias mujeres tengo vivas impresiones de sus sentires durante los días de paro que hemos vivido en el país desde el 2019. Puedo recordar varios gestos en sus rostros al intentar preguntarnos por lo que estaba y está pasando. Y puedo sentir ahora mismo cómo esa pregunta no puede estar-ser Qué belleza, y qué misterio, y qué violencia, y aparte de la pregunta por lo que nos pasa y qué dolor, y qué silencio esta tierra. nos está pasando como mujeres. Caloto, Toribio y Corinto, son tres puntos de un triángulo del tamaño de mi índice, que se dibuja sobre la ladera occidental de la cordillera central. De ahí pa´rriba y de ahí pa´bajo la montaña se desperdiga en nombres así de sonoros e ignorados -Imagino mi propio pecho abrirse en cordilleras, rompiendo en sentimiento la tierra de mis días-. De esa geografía es Francia Yalanda, una líder del pueblo Misak. “¿Se acuerda cuando caminamos desde Piendamó hasta Cali?”, le dice ella a un compañero que la acompaña en la manifestación. Los pies y los ojos de ella hablan. “¿Si uno como representante no da ejemplo, no camina, entonces?” me dijo ese día.

Escribir esto es un intento por acercar lo esparcido del sentimiento y del pensamiento. Hay, desde hace tiempo, pedacitos de cosas que ponemos por ahí; en un rincón, en una caja, en un lugar de nosotras, escondidas, como un pendiente… un día le sacaremos tiempo al tiempo y así. Un día diremos. Imagino ahora mismo acercar con mis manos las cosas amadas, la duda de las cosas, las cosas difusas, las cosas dolorosas, las cosas cercanas, las cosas i ma gi na das… voy acercando las manos a esa niebla querida, temida… no hay gravedad hasta que las percibo, flotan ocupando un lugar como las partículas de polvo iluminadas por la luz…

El costo de un andar de mujer que pueda sentir un aire de libertad las mujeres que viven a diario la violencia un lugar para el pensamiento y la voz ¿Cómo. .. en medio de tanta violencia ?

Tomada por: La Tatii

Me cuesta hilar. Intento ir del cúmulo de impresiones y de afectos a la pregunta que lance una palabra hacia adelante. “Todo lo importante surgirá de lo inesperado”, leí en alguna parte, y yo me pregunto si todo esto es el calor –y el frío- de lo inesperado. Si la “unión de clamores individuales”, -como dijo Pablo, de 24 años-, será esa forma de nacer una voz, una fuerza entre nosotras y nosotros. ¿Cómo mantener una dignidad en forma de sueño, de pasos hechos de días y de horizonte?

Será necesario disponer un ánimo y un espacio a la pregunta, para que surjan las ideas. Para que se animen en su posibilidad, para que quieran ser dichas, compartidas, alimentadas. Para creer en ellas, en nosotras. Y tal vez he llegado a lo que más cuesta: creer en esos asomos de deseos, asomos de ganas, asomos de preguntas; y seguir. - “¿Hay esperanza?”, preguntó alguien. - Una voz aparece, “siempre”.

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Transformación de la protesta social tras la presencia de

Reflexiones Feministas Autora: Alexandra Sierra Sánchez

Los dos últimos paros nacionales que ha visto Colombia -2019 y 2021- han sido los escenarios sobre los cuales rostros nuevos han manifestado sus más hondas esperanzas y anhelos; 44 años pasaron desde la última vez que un paro cívico reveló en las calles el nivel de dolor e indignación que las personas sintieron hacia una figura en el aire llamada “país”- “frontera”. Hoy día hubo un nuevo estallido, con nuevos dolores y nuevas caras, muchas de ellas entrando a tropezones y abriéndose espacios entre moldes y modos de “ser-hacer” en la tradición de la protesta social.

formas de hacer. La apuesta feminista está reestructurando la movilización social. ¿En qué se evidencia? desde las arengas y consignas que reflejaban tener su asidero en la cultura patriarcal –de la cual la izquierda misma no se salva y a veces ni lo intenta- con frases normalizadas como “mazamorra pa´ la ministra que es una zorra” (que por cierto refleja también la cultura especista); hasta las narrativas mismas de la movilización en la que la figura de “héroe”, y “vencer hasta morir” se desdibujan, porque como feministas le apostamos a “la vida en el centro”, así esto no signifique lo mismo para todas.

Las mujeres, en su sentido más plural, no hemos estado aisladas de la presencia en las calles, por el contrario, desde los años 70´s el feminismo traducido en Movimiento Social ha disputado su lugar en el mundo de lo percibido, y ha defendido con ahínco el derecho a la protesta como uno de los más valiosos logros alcanzados. Entonces, cuando menciono “las nuevas caras y los nuevos dolores” me refiero particularmente a las mujeres, no porque antes no hayamos estado, sino porque ahora –más que en otros tiempos- la presencia de las mujeres, entorno a la enunciación feminista, se traduce en transformaciones radicales de las formas en que se protesta socialmente.

De esta manera, las transformaciones a raíz de reflexiones feministas, están encaminadas a que se supere la división entre la esfera de lo público y lo privado, pues cada vez son más masivas y activas las movilizaciones que nos llevan afuera, como el 8M, el 28S o el 25N, y rompemos el patrón que dice que nuestro lugar es la casa –lo privado- y nos lleva al pavimento –lo público-, y con esto vale la pena hacer una reflexión también para nosotras, y es que el derecho a la protesta el cual hemos disputado y conseguido, nos demuestra que el discurso del espacio seguro no debe ser una consigna que nos invite a atrincherarnos –otra vez- en lugares privados, sino más bien, el espacio seguro lo debemos disputar como nuestro derecho al mundo, a habitar el mundo, a salir. Por otro lado, la confrontación entre público-privado, también se ha visto transgredida por el activismo feminista cuando el escrache, como herramienta de justicia, nos ha dado el poder para señalar

Las protestas en medio del Paro Nacional vislumbraron la capacidad transformadora que tenemos las mujeres dentro de un movimiento que, con el paso del tiempo, complejiza sus pensamientos, sentires, y

Acciona colectiva aún dentro de la movilización social a los a lo que nos concierne. hombres violentos, y a prácticas machistas que restringen precisamente nuestro derecho Así, lo que vemos hoy en las calles –que a habitar espacios colectivos. años antes no veíamos- es la trasformación profunda y progresiva de las formas Es por esto que resalto el papel de la acción tradicionales racistas, homofóbicas, especistas directa, entendida como la acción sin y patriarcales, por nuevas formas, en las cuales intermediación de la autoridad y/o la norma las mujeres hemos participado como sujetas (Rebón; Pérez, 2012), como estrategia usada transformadoras, y con una nueva ética entre por gran parte del Movimiento Feminista en nosotras (Lagarde) y en la movilización social. la resolución de sus conflictos, pues, en las reflexiones anteriores ha sido la autonomía Referencias en su accionar lo que ha permitido el proceso Lagarde, M. (…). “Pacto entre mujeres. de maduración en las ideas feministas que Sororidad”. En El feminismo en mi vida. Hitos, acompañan la presencia de las mujeres en las claves y topías, 557-569. México: Instituto de calles; la acción directa nos invita a poner el las Mujeres del Distrito Federal, 2012. cuerpo para que sea atravesado por nuestras Rebón, J; Pérez, V. (2012). “Acción directa decisiones, para que otros no decidan por y procesos emancipatorios”. México: nosotras, para que nosotras no seamos ajenas Universidad Nacional Autónoma de México. Foto: Alexandra Sierra Sánchez

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Fuerza Feminista popular

La pérdida de lxs hijxs es un dolor que nos une: Ser madre en Colombia

Foto: Colectiva Suculentas.

Todas las tareas de cuidado, remuneradas o no, son trabajo: implican tiempo y esfuerzo físico y mental. No reconocer ni valorar la vida de quienes durante largas jornadas se dedican a cuidar a otros seres humanos, en vez de cultivar su desarrollo personal y profesional, produce y reproduce desigualdades de género, sobre todo en contextos de escasa corresponsabilidad intrafamiliar como el colombiano. En efecto, las madres de este país cargan el principal peso de este trabajo que, aunque fundamental no es reconocido ni valorado justamente.

En ese contexto, la Colectiva Suculentas realizó el taller Experiencias y reflexiones en torno a la maternidad en el marco del Paro Nacional2 cuyo objetivo fue propiciar una reflexión grupal sobre lo que implica ser madre en un país como Colombia3. El taller consistió en la construcción de una cartografía corporal a través de una serie de preguntas que abordaron distintas aristas de la maternidad donde las personas participantes narraron sus historias, emociones y vivencias para plasmarlas en una tela blanca con una silueta humana previamente dibujada4. El resultado de esta actividad se colocó en el espacio público para

Autoras: Colectiva Suculentas1

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Fuerza Feminista popular visibilizar el mapa resultante bajo la premisa resistencias y recuperar para la escena política de que reconocer y compartir las emociones el rol que han tenido como sujetos activos en propias, permite estabilizar las emociones la lucha social. colectivas e invita a la autorreflexión. Quizá la necesidad de reconocer este rol de Ahora bien, ¿Por qué hablar de maternidades las madres, en su diversidad, tan importante en el marco del Paro Nacional?, por un dentro de las dinámicas del país tiene que ver lado, destaca la necesidad de repensar con todo el dolor y el miedo que manifestaron la organización social del cuidado, en la quienes participaron del taller. Preguntas tales que persiste una asignación desigual de como ¿cómo se sintieron cuando se enteraron responsabilidades a las mujeres en general, y de su embarazo? y ¿dónde lo sintieron? a las madres en particular, en tanto se exige estuvieron ligadas, en principio, al miedo y la de ellas no sólo una disposición innata para angustia de ser responsables de alguien que ni el cuidado, sino también volcar totalmente siquiera existía en el plano físico. sus recursos vitales para él. El sentimiento de culpa es el castigo por contravenir esta norma El miedo claro que se explicaba por la social tácita en el que además no se valoran situación misma de tener un hijo o una los aportes que muchas de ellas han hecho al hija: enfrentarse a una experiencia nueva país, al dedicar su vida desde otros lugares a que, además, tendría consecuencias físicas, la constante lucha social tan característica emocionales y materiales para toda la vida es en el desarrollo histórico de Colombia. Por algo que naturalmente produce angustia, sin ello, como Colectiva partimos de entender a embargo, un factor fundamental para las y las madres como agentes fundamentales de los participantes era el contexto: convertirse cambio, y con ello reconocer su legado de en madre en Colombia implicaba, para ellos

y ellas, enfrentarse a una adversidad violenta, cruel, dolorosa y peligrosa. En ese sentido, reconocer el papel de las madres -aspecto en el que hemos sido muy insistentes- es, ante todo, dar fe de la valentía con la que las mujeres de este país han acogido su maternidad. Aunque el miedo, en principio pueda parecernos un sentimiento desolador, con la cartografía nos dimos cuenta de que éste propiciaba la capacidad de solidarizarse y, sobre todo, de sentir la angustia de la otra. El miedo entonces también nos habla de una posibilidad de unión que no hay que subestimar. Una de las frases más recordadas para nosotras, sin duda fue: “una angustia que une”, y es desde esta perspectiva que, como colectiva presenciamos desde la reflexión la relevancia política del cuidado y el amor, sentimientos que se expresaron por ese miedo ya mencionado, y que nos invita a ponernos los zapatos de las madres de Colombia cuyas hijas e hijos han sido desaparecidos, asesinados y violentados.

“La pérdida de lxs hijxs es un dolor que nos une”, para nosotras resultó difícil darnos cuenta de la contundente presencia del dolor cuando reflexionamos sobre nuestro país, su historia reciente y el contexto que ahora estamos compartiendo, en medio de las movilizaciones que se han dado en el marco del Paro Nacional. ¿Por qué las madres se organizan? fue otra de las preguntas clave dentro de este ejercicio, en efecto, el dolor y la impotencia nos mueven, el dolor se ha transformado -y se seguirá transformando-en proyectos políticos que nos invitan a convivir y en ello pensarnos una Colombia distinta donde ninguna madre sienta miedo de perder un hijo o una hija, ni sea culpada por ello, donde la angustia de no tener suficiente para brindarle una vida digna no tenga lugar y, donde equivocarse sea una posibilidad que no la lleve a ser juzgada cruelmente por una sociedad que ni se interesa por el papel de las madres y los padres cuando se trata de crianza.

Foto: Colectiva Suculentas.

La colectiva está conformada por: Anamaría Ruiz, Iliara Montenegro, Arlet Ramírez, Nicoll Aldana, Karen Alfaro, Maite Barranco y Emmy Carrera. 2 El taller se realizó el 12 de junio en el parque Santa Rita de Facatativá, Cundinamarca. 3 El taller buscó reflexionar en torno a la maternidad a través del lugar de enunciación de cada persona involucrada. Así, aunque no todxs lxs participantes eran madres, desde su experiencia con sus propias madres o con sus compañeras de vida tenían algo que decir respecto a lo que implicaba ser madre en un país como Colombia. 4 Para la construcción de la cartografía establecimos una convención de colores para representar las emociones, de igual manera las y los participantes tenían la libertad de plasmar sus pensamientos y sentires, ya fuera escribiendo o dibujando. 1

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Ni un minuto de silencio

Me manosearon hasta el alma: Análisis feminista de la vivencia Allison en el marco del Paro Nacional

En memoria de Allison y todas las víctimas de violencia sexual durante el Paro Nacional. ¡Nunca más tendrán nuestro silencio!

Autora: Ana María Triana Melo Ilustración: Natalia Guevara Pantano A través de Facebook se viralizó un video que evidencia que el día 14 de mayo de 2021 durante la jornada del Paro Nacional en la ciudad de Popayán Colombia, aproximadamente 12 agentes de la Policía Nacional y del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD), violentan sexual y públicamente en horas de la noche a Allison -una adolescente de 17 años- mientras la trasladaban a rastras a un Comando de Atención Inmediato (CAI) de esta ciudad. Posteriormente, Allison expuso lo siguiente en “su” cuenta de Facebook y se suicida. A través de Facebook se viralizó un video que evidencia que el día 14 de mayo de 2021 durante la jornada del Paro Nacional en la ciudad de Popayán Colombia, aproximadamente 12 agentes de la Policía Nacional y del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD), violentan sexual y públicamente en horas de la noche a Allison -una adolescente de 17 años- mientras la trasladaban a rastras a un Comando de Atención Inmediato (CAI) de esta ciudad. Posteriormente, Allison expuso lo siguiente en “su” cuenta de Facebook y se suicida. En consecuencia, diversas mujeres tanto en línea –online- como fuera de línea – offlinerechazaron de diferentes y creativas formas el crimen sexual que vivenció Allison. Así que, se desarrollaron movilizaciones, plantones, performances, batucadas, eventos culturales, conversatorios etc., en todo el país. Además, varias féminas empezaron a relatar cómo fueron víctimas de violencia sexual durante

el Paro o en algún momento de su vida por integrantes de las Fuerzas Públicas de Colombia (FPC), es decir, o por la Policía Nacional, el ESMAD y/o el Ejército Nacional. De este modo, el suicidio de Allison podría ser un hecho que devela la naturalización y sistematicidad de las violencias sexuales en contra de las mujeres por parte de los varones y los cuerpos masculinizados armados que integran las FPC. Debido a que, tanto los hombres como los cuerpos que cumplen con roles masculinos violentadores, especialmente en espacios conflictivos y guerreristas, parecen acatar deliberadamente mandatos de violación que constatan una masculinidad hegemónica y una pedagogía de la crueldad (Segato, 2016), las cuales tienen como precepto principal reprimir y oprimir social y sexualmente cualquier vínculo con las mujeres y la feminidad. Sin embargo, las violaciones sexuales son una estrategia de guerra legendaria, que se ha impuesto y perpetuado desde los procesos de invasión y colonización en América Latina, no sólo como una forma de control sobre los cuerpos de las mujeres y feminizados o como la manera de encarnar una masculinidad hegemónica, sino como un arma sexual que atemoriza a las poblaciones. Puesto que, es un medio eficaz de desplazamiento masivo y, por ende, de apropiación de los cuerpos y los territorios. La violencia sexual pública que vivenció Allison pareció significar la institucionalización de la apropiación y control de los territorios de las ciudades por parte de FPC durante el Paro Nacional. Es decir, se legitima que cualquier territorio incluyendo los cuerpos de las mujeres transmutados en “cosas” son propiedad de las FPC y pueden ser habitados por los integrantes de ésta, de la manera que les plazca. Así es que, mujeres con el miedo palpitante, masivamente opinaban entre lágrimas sobre la vivencia violenta en contra de Allison. Por ejemplo, mis vecinas del barrio comentaban

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Ni un minuto de silencio aterrorizadas sobre los hechos violentos que: las personas jóvenes no tienen esperanza alguna de vida en el país, y por eso “se suicidan o se hacen matar de los policías”. Mientras que entre compañeras feministas discutíamos que esta experiencia violenta en contra de Allison, las mujeres y los seres feminizados es la muestra de un crimen habitual por parte de las FPC quienes han ejercido de manera legítima e histórica las violencias sexuales particularmente en contextos rurales, y actualmente en las ciudades de forma sistemática y públicamente. Por mi parte, me quedé pensando en la expresión “me manosearon hasta el alma”. He reflexionado cómo el discurso de Allison trasciende de lo corporal y expone de una manera casi poética lo que representa una violencia sexual que afecta al ser en su plenitud. Es decir, que impacta al ser tanto en singular como en sociedad. Más allá de la rabia y el dolor, pensé en el desgarro de su ser. Al leer a Allison sentí que le habían quitado una parte muy importante de ella, o que las manos, gestos y palabras de los uniformados lograron agarrarle parte del alma; esa parte que no sólo hace referencia a lo corporal, pero que está encarnada y nos esforzamos por cuidar. Me decía: la desgarraron hasta lograr llegar allí: al ser... ¡al alma! Así pues, me es preciso mencionar que, a raíz de la vivencia de Allison se sitúan la sistematicidad de las violencias sexuales como problemáticas relevantes en el marco del Paro Nacional; percepción que no se había visibilizado y tenido en cuenta social y públicamente. De este modo, en la palestra pública se ubican como importantes los crímenes sexuales; por lo que emergen conteos públicos sobre las víctimas de violencia sexual por parte diferentes organismos alternativos. A su vez, en concordancia con organizaciones feministas se develan a las mujeres organizadas como sujetos políticos trascendentales en las movilizaciones y estallidos sociales del país.

Finalmente, la devastación física y emocional, a través de las violencias sexuales, es una acción bélica legitimada sobre los cuerpos de las mujeres y feminizados en el país. Para ello el derribe sistemático de toda empatía humana, el maltrato y la exhibición de la crueldad que representan este tipo de crímenes son garantías indiscutibles del control, la desposesión territorial y la supremacía masculina (Segato, 2016). Así que, lo que ocurrió durante las jornadas del Paro Nacional devela que las FPC tienen permitido públicamente usar la violencia como forma de relacionarse social y sexualmente tanto con los integrantes de las mismas FPC como con les “civiles”. Empero, conciben los cuerpos de las mujeres más que sujetos a deshumanizar, territorios a usurpar o cosas sin ningún valor social. Por lo tanto, la violación, deshumanización, apropiación y a su vez cosificación de los cuerpos de las mujeres parecen ser parte de la formación de los integrantes de las FPC. Esto insistentemente se niega por los medios de comunicación tradicionales y el gobierno nacional, lo que repercute en la impunidad y perpetuación de los casos de violencia sexual en el país por parte de las FPC. Por lo que, sin duda alguna, es una necesidad y obligación la reestructuración de estas instituciones, teniendo en cuenta las miradas, experiencias y perspectivas colectivas feministas.

b i e n v e n i d a s

al pico más alto de la violencia Autora: Shirley Natalia Rozo Toscano

Miedo, violencia, desinformación, repetir. Miedo, violencia, desinformación, repetir, repetir, repetir, repetir. Un cliché. Una peste.

La violencia, una peste capaz de reproducirse y transmitirse. Quien ha sido violentado muchas veces desea violentar, el agresor en ocasiones también fue víctima de alguna forma antes de accionar y así sucesivamente… estamos siendo violentadas/os por el gobierno, para algunas/os un ataque directo para otras/ os indirecto, agresor físico o psicológico, finalmente es un agresor. Esta violencia nos hala a las calles y a otros espacios

para manifestar nuestra incertidumbre y disconformidad. La situación ha palpado el alma de las personas y ha transformado su actuar en los hogares, casas y barrios. Mi madre y círculo sociofamiliar cree que nosotras/os, manifestantes, somos vándalas/ os y una amenaza, lamentablemente esto es un pensar colectivo, y provoca en la comunidad un sentir de vulnerabilidad e intimidación. Lo contrario a lo que queremos generar las/os manifestantes

Referencias Segato, R. L. (2016). La guerra contra las mujeres. Traficantes de sueños.

“He reflexionado cómo el discurso de Allison trasciende de lo corporal y expone de una manera casi poética lo que representa una violencia sexual que afecta al ser en su plenitud.” Foto: La Tatii

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Ni un minuto de silencio (una mano de apoyo hacia las/os más vulnerables), y aunque no podemos dejar atrás la subjetividad y relatividad del caso, debemos ser conscientes de todo lo que este malentendido y desinformación ha causado en el alma y percepción de nuestra gente. Miércoles, 28 de abril, 8:45 de la noche, la oscuridad prevalece y el frío invade los huesos del hogar en el que me encuentro; un hogar que he sentido ajeno últimamente, con menos amor y más violencia, aquí están infectadas/ os, contaminadas/os. Vivo con los ojos Me encuentro en mi inundados de habitación, tercer piso, ventana con vista a la esperanza, con la calle, escucho variedad ilusión de crear de vociferaciones y o descubrir un sentires emanando del antídoto, fuerte callejón, riñas entre la comunidad, siendo y transformador esclavos y partícipes como el amor (...) de ese virus, esto no ocurre constantemente, así que me asomo con curiosidad a la ventana. Huelo dolor, angustia, deseo y poder. Escucho los puños atravesar el alma y veo las piedras atravesando ventanas. Este baile obtiene su venia cuando los contrincantes del mismo bando (comunidad) quedan entorpecidos, aturdidos y con un aire alelado. Se marchan, entran a sus casas, muy seguramente a cenar y a dormir plácidamente, después del desahogo de una emancipación del gobierno que duró unos segundos, donde el “yo” tenía el poder, cuando el “yo” no pensó en las consecuencias. Estos personajes alcanzaron una liberación del sentir esclavo, una excarcelación de energía descomunal. Y después de todo, pienso que es mucho para una noche, incluso es mucho para una vida.

Peste, maldita peste ¿de dónde saliste? Dime: ¿cuál es tu origen? He dado miles de vueltas, traspiés, conclusiones, marañas y respuestas alrededor de esta pregunta. Y finalmente he vislumbrado algunas palabras: poder, posesión y ego, muy relacionadas por supuesto, he hilado estas palabras durante horas, días y hasta meses. Hoy, 29 de abril, 3 de la madrugada, lo pienso y repienso, lo analizo y lo tejo, lo entrelazo y lo veo. La peste de la violencia nace de la mano de nuestra especie, viene adherida como una garrapata, el virus no es virus si no hay a quien contaminar. Este virus prima gracias a nuestra existencia, a nuestro deseo, que parece innato, de poder y posesión sobre otro, es un deseo que se implanta en nuestra educación como “chip de supervivencia”. Este chip que le da nacimiento a la peste de

la violencia se origina en la era paleolítica donde cavernícolas impregnados de la furia y horror, optaban por violentar animales y hasta a sus congéneres, probablemente estos seres fueron contagiados al observar la violencia de los animales, seguramente esta peste sea más profunda de lo que yo la pinto, no lo sé, quizá nunca lo sabré. Pero lo que sí sé, es que desde el punto que señalo en la historia, se ha venido desatando una fuerte pandemia, que se ve reflejada, en la colonización, las guerras mundiales, disputas por saber quién es “mejor”, quien tiene más poder, quién puede destruir más, todo nos lleva a dividir el ajedrez en blanco y negro, en peones con menos posibilidades que la realeza, dando siempre la cara y destruyéndose con su misma especie, todo nos lleva a una división clasista, corrupta e injusta.

Jerarquías: racistas entre personas blancas y negras, moralistas entre buenas y malas, clasistas entre ricas y pobres, ideológicas entre izquierda y derecha, comunistas y capitalistas, liberales y conservadores… Infinidad de divisiones absurdas, ¿para qué? Para obtener más poder, para encasillar y propagar el virus de la violencia, inyectar síntomas como el odio, la inseguridad, el ego, es una sopa de síntomas que desatan caos, muerte y sangre. Vivo con los ojos inundados de esperanza, con la ilusión de crear o descubrir un antídoto, fuerte y transformador como el amor, una vacuna contundente y abrasadora, desearía que emanara de las nubes como agua, como pequeños cristales líquidos que producen catarsis al saborearlos con la piel. Cómo lo desearía.

Foto: La Tatii

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Ni un minuto de silencio

Si no vuelves hermana o si no vuelvo Autora: Vanessa Robayo Mora Que dolor el territorio, espacio de sentires y luchas trastocado y explotado por la mano asesina de una colonialidad, que destruyo todo lazo de comunidad que nosotras las mujeres manteníamos. Así hermanas de Latinoamérica recobrando la memoria ancestral y comunitaria, tejemos feminismo y tejo memoria a través de este pequeño fragmento escrito desde el dolor.

Foto: Johanna Morales Roa

Seguro quemaremos y quemarás todo y si crees necesario romper, lo harás y será tu respuesta ante cualquiera que por denunciar te llamó loca. Y seguiremos educando, luchando gritando en nuestro territorio. Recordarás que siempre creí en el ruido, les dirás que el ruido siempre será nuestro instrumento de lucha, que es un ruido de dolor histórico por la impunidad, por la violencia de un sistema colonial, racista, patriarcal y capitalista que ejerce explotación a todo tipo de vida. Recobraré la memoria de cada vida, de cada corazón, de esta tierra trazada en tu cuerpo, cuerpo controlado, maltratado y violado para ejercer sus dominios. ¡Nos gritaban que el cuerpo no era nuestro, que era solo para racializar y lo encerraron en lo domestico! Después se les facilitó quitarnos la tierra y con ella la vida. Después la ciudad nos aquejó miseria y pobreza y la vida de otras compañeras. Y no volverás y no volveré y la justicia y las memorias estarán intactas en las fiscalías, en mi barrio y en mi escuela. Pero en nosotras no, ni en tu madre, ni en mi madre, ni en tu hijo, ni en mis estudiantes, ni en la tierra. Pues comprendimos que la lucha será anticolonial, antipatriarcal y comunitaria. ¡Por la tierra y desde la tierra! mientras nos sigan matando, no encontrarán ni el silencio, ni las rabias enjauladas en las casas. Las encontrarán en cada territorio y cuerpo donde se vivencia la violencia de este gran reino de dolor. ¡Un saludo a esas “revolucionarias con corazones que no caben en pechos”!

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Entre mariposas

Ser hijo

había días y noches en que me preocupaba porque llegabas tarde, y tú me decías “tranquilo hijo que ya voy para la casa, téngame un tinto que estoy agotada y mañana tengo que madrugar”.

de una madre que trabaja en el SECTOR FLORICULTOR

Dejé de ser niño y con el paso del tiempo llegué a la juventud, en esa época donde uno solo piensa en cosas pasajeras: jugar, tener novia, ir al colegio, cumplir con mis obligaciones… fui entendiendo que la vida no era fácil, que no era fácil tener las cosas y es que desde un punto ideológico entendí que si uno no trabaja prácticamente le toca vivir en la miseria.

Autor: Cristian Ortiz

Entonces, cuando no me pudiste dar ropa ni zapatos, porque ese salario que ganabas era una miseria, tuve que armarme de valor y conseguir un trabajo, quizás no era el mejor, pero al menos podía comprar mis cosas para que no te tocara tan duro. Aún recuerdo que mi primer trabajo fue en un supermercado donde, por suerte del destino, el dueño siempre me trato con mayores afectos, de una forma muy especial, me daba desayuno, almuerzo y comida, pero no era fácil sobrevivir. También como muchos jóvenes, en ese entonces soñé con muchas cosas que no he logrado conseguir, en ese instante pensé en que tu trabajo hizo que nos alejáramos de los afectos familiares, entonces yo decidí irme de la casa, no porque fuera necio, sino porque necesitaba enfrentarme a ese mundo llamado Capitalismo, conocer las condiciones precarias en las que viven muchas personas.

Nunca fue fácil verte correr de afán coger la ruta para tu trabajo mientras nosotros nos quedábamos en casa, alistándonos para ir al colegio. Siempre fue un drama el verte llegar con las manos llenas de ampollas, de pequeñas laceraciones que te tocaba soportar para cubrir un techo, comida y gastos estudiantiles. Siempre fue doloroso cómo te alejabas de nosotros. Mientras tú soportabas las pésimas condiciones de ese trabajo yo estaba jugando con mis amigos. Otras veces estaba en la biblioteca leyendo un buen libro, porque es cierto que una madre, mientras trabaja, siente preocupaciones sobre lo que hacen sus hijos. Verte llegar agotada con dolor de cabeza me hacía querer ser sepultado por la tierra, a veces lloraba a escondidas para que no te sintieras triste por ese dolor que yo sentía al verte quejar de tu enfermedad. Hasta el día de hoy lo sigo haciendo, me levanto con preocupaciones, como cualquier hijo en Colombia, al ver a mi mamá enferma y anhelando una pensión.

Ser hijo de una madre que trabaja en los floricultivos no ha sido fácil, a veces me da malgenio contigo porque no has entendido mis palabras, pero yo comprendo que te hayan vendido el miedo, que no puedas alzar la voz por simple agotamiento; pero siempre que salgo Mientras tú trabajabas, muchas veces me tuve grito tan fuerte por ti y por todos aquellos que que hacer cargo de Daniela, recogerla del jardín han sufrido el maltrato psicológico y laboral de y correr para la casa a hacer tareas. ¿Cómo un los floricultivos en la sabana. trabajo tan precario nos robó los sueños? Nos quitó hasta los afectos familiares y sociales, Durante muchas generaciones en Colombia

Foto: La Tatii

y en especial en el sector de Cundinamarca, muchas generaciones han podido cumplir sus pequeños sueños gracias a ese trabajo, pero ahora yo me cuestiono lo siguiente: ¿sueños a cambio de qué? Lo que hacen estas mujeres en la sabana es cambiar sueños para llevar el alimento a sus casas, para llevar dinero y cubrir sus necesidades primordiales.

busca llenarse los bolsillos de dinero. A parte de esto, en dichos terrenos hay muchas especies que han ido desapareciendo; flora y fauna en medio de la deforestación masiva. El gobierno tiene que frenar esta problemática y tiene que entender que en Madrid ya no comemos flores y que no queremos ser explotados por un aparato neoliberal y recalcitrante.

El verdadero problema de las empresas de flores es la precariedad a la que están sometidos/as sus trabajadores/as, a las enfermedades, “(...)pero yo y al envenenamiento al que están comprendo sujetadas día a día. He visto casi con que te hayan tristeza cómo se han apoderado de la mayoría de los terrenos y de vendido el cómo le venden falsas ilusiones miedo, que no y expectativas a quien necesita puedas alzar la subsistir.

A lxs hijxs de las trabajadoras de las flores, amen a esas valientes mujeres que se exponen a la estigmatización social; son mujeres que sueñan y dibujan pensamientos, son amigas y hermanas que han sufrido enfermedades; como le decía a un concejal de Madrid Cundinamarca hace dos días “Usted qué va a saber de las pésimas condiciones en que ellas trabajan, ¿Quién sabe más del dolor de una madre que su hijo que la espera para abrazarla? Es fácil decir las cosas voz por simple cuando no se ha sentido el sufrimiento en carne agotamiento” Aquí hay muchos factores para propia”. Por eso hay que llenarse de valor, amar analizar: el uso indebido de los a las mujeres, respetarlas y hacer un frente de suelos, el agotamiento de los recursos naturales división de tareas en el hogar. no renovables, la desaparición de humedales, todo el daño ambiental que le han hecho a la Porque para amar hay que tener acción y sabana, todo para un sector económico que valentía.

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M I m e m o ria MI MEMORIA Autora: Vanessa Robayo Mora

M

Entre mariposas

e he maravillado continuamente de la capacidad de la memoria humana para reconstruir tejido de recuerdos, especialmente de los recuerdos colectivos, los cuales se comparten por un gran tipo de población y son reincorporados y dignificados a través de la transmisión, exclusivamente a través de la palabra. Nuestra historia nos permite comprender un pasado, junto con los/as actores/as sociales y descubrir sus interacciones. Tras la palabra y los textos encontramos los impulsos conscientes e inconscientes que dictaron sus actos. Por eso la historia, que es nuestro ejercicio como sujetos/as políticos/as, es una ciencia de lo vivo y social, que se enfrenta al continuo cambio histórico de todas las cosas y de mil y una maneras está conectada con nuestro presente más actual, lo mismo que con nuestra vida social. De modo que esta definición me permite situar a las lectoras y lectores en mi reflexión: ¿Qué tipo de historia nos reivindica como mujeres habitantes de ABYA YALA1 que recorren una memoria de violación racial, por el despojo colonial y la vivencia de una constante guerra hacia ellas? y ¿Por qué en este instante las mujeres nos vemos con la necesidad de defender los derechos humanos y ejercer pedagogía comunitaria cuando las revueltas se materializan en nuestro espacio local? Recorriendo la consolidación de los ejercicios de poder y de sus maniobras en América, vemos la relevancia de la embestida familista y patriarcal en sus respectivas estrategias de violencia, que han configurado nuestros saberes, nuestra voz, nuestros espacios académicos, nuestra escuela y nuestros territorios, pues están a favor de un orden social, que cambia sus requisitos ante las dinámicas He amado la calle y los espacios de un modelo de producción. Realmente lo al aire, porque nos conducen a que las mujeres conocemos de nuestra historia, una discusión con todo lo que es la memoria escrita por colonos, dueños del aqueja la concepción grande de un curriculum e independentistas; todos esclavistas, paisaje -en este caso urbano- con por cierto, la cual es reproducida en libros de texto los ejercicios de ocupación; los y periódicos que construyen la historia nacional cuales nos permiten romper con oficial y patriótica. Entonces, ¿Dónde está la el esquema panóptico que nos han memoria histórica y colectiva que las mujeres enseñado a amar. hemos construido? ¿A qué libros nos remitimos? Mi respuesta será precisa: nos remitimos a nuestras abuelas, a la palabra de mi compañera, porque estas memorias que hoy escribo son el conjunto de todo lo que mis ancestras han tejido. Esta memoria de movilización es la misma memoria antigua que utilizó mi abuela con su palabra para denunciar su dolor en espacios históricos donde toca defender la dignidad. A lo largo de mi vida, me he enamorado del Trabajo social y de la lucha por la defensa de nuestros saberes, es por eso que he direccionado mi vida a la docencia de las Ciencias Sociales en las calles y en los espacios rurales. He amado la calle y los espacios al aire, porque nos conducen a una discusión con todo lo que aqueja la concepción grande de un paisaje -en este caso urbano- con los ejercicios de ocupación; los cuales nos permiten romper con el esquema panóptico que nos han enseñado a amar. Por eso la apropiación política en la calle me encanta, ¡qué viva desordenar la ciudad bien estructurada! y recordarles a los que se creen dueños de nosotras, de nuestros dolores, de nuestra historia, de plantas y recursos naturales, que hay algo que nunca tendrá dueños: la tierra. Abya Yala: Expresión que significa “tierra en plena madurez”, perteneciente a los Indios Cuna de Panamá para nombrar el espacio geográfico del continente americano. 1

Foto: Ivan Ramírez.

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Entre mariposas

a los/as jóvenes; constantemente sentía que mi emocionalidad caía más y más.

En todas las revueltas que se han podido presentar en defensa de este territorio, he estado presente. El 2019 fue un acto de amor, desde ahí conocí personas bonitas que a partir del momento nos pensamos la acción conjunta en necesidades de emergencia frente a las arbitrariedades de este cruel gobierno: en este caso en contextos de movilización social; pero mi memoria de las vivencias en el 2021 está tejida especialmente con mujeres, las cuales integramos el Comité de Paro y que desde nuestras rabias y dignidades acumuladas quisimos tomar la batuta2.

Amo el campo de la educación porque es un espacio de incomodidad conmigo y con el mundo (...)

Mi papel dentro de las movilizaciones fue como Defensora de derechos humanos; sujetas que ejercen la protección en espacios populares y de protesta social, que no habían estado presentes en el municipio en el 2019. Este año frente a la emergencia de vulneraciones y del auge de prácticas de paramilitarismo que presentó Colombia, era necesario la existencia de estas defensoras. Esta experiencia, fue realmente un encuentro crítico frente a un materialismo que he tenido claro siempre y es, primero, el archivo en donde están plasmados nuestros derechos es netamente neoliberal, la constitución no recoge la diversidad histórica, étnica de éste. Segundo, el discurso y la pedagogía alrededor de los derechos humanos cumple una función cotidiana en la vida de las personas “de abajo”, pues en las condiciones de violencia del capitalismo se les ejemplifican los derechos más importantes, los cuales pueden ser violentados en estos territorios si traspasan el derecho constitucional a la propiedad privada y la seguridad estatal. Así paso con la protesta. En este rollo3 nos encontrábamos, tratando de controlar nuestros sentires y ayudar en lo que más estuviera a nuestro alcance: el trasnochar esperando respuesta policiva por la situación de los/as jóvenes detenidos/ as y violentados/as, acompañando a sus familiares y cubriendo movilizaciones en derechos humanos desde su inicio hasta su fin. Me consta que no es fácil mantener esa neutralidad de defensora; les juro que en muchos espacios donde yo misma sentí su violencia; porque lloré y le lloré a un policía en la cara, mientras golpeaba un joven y no lo soltaba. Yo grité: “¿no tienen hijos o esposa, no les duele? ¡Suéltenlo!”. Fue uno de mis momentos de más miedo, porque, posteriormente, tenía que estar en la estación dirigiéndoles la palabra para saber sobre el joven. En muchas ocasiones me hubiera gustado escupirles y gritarles cuánto los odiaba por lo que acababan de hacer, nunca estuve tan presente en varias violencias concurridas

Desdichadamente, gracias a los medios de des-comunicación no nos enteramos lo que enfrentan constantemente las personas que ejercen la defensa del pensamiento crítico, los derechos humanos y ambientales, las personas que se movilizan… es una política de muerte que llevan consagrada muchos estados llamada el enemigo interno4. Bajo estas lógicas, aparecen en el territorio las primeras amenazas, las cuales llegaron directamente a mi papá y mi mamá diciéndoles que “su hija estaba en una lista de 30 perfilados y que si seguía mariqueando5, después no lloraran”. ¡Carajo!, lo que una menos quiere es que su madre y padre sufran las consecuencias de su lucha, una quisiera enfrentarlas sola, pero no fue así, posteriormente sufrí la persecución de motos que pasaban grabándome. Realmente una cree que guarda gran fuerza, pero no en esos momentos, yo quedaba congelada, nerviosa, porque temo lo que pueden llegar a hacer ellos con un ser. Sin embargo, ¿Saben quiénes acompañaron mi miedo y mi temor a no poder salir? ¡Mis compañeras! Es lindo cuando te abrazan y te acompañan desde tu casa hasta tu trabajo por protegerte. Les agradezco, porque de ahí nacieron los círculos de encuentros, me escribían, me llamaban, a cada instante. Me abrazaron en la lucha, en las calles, en las tristezas, cuando me sentí vulnerable y temerosa.

M I m e m o ria

Foto: Ivan Ramírez.

Creo que nuestros relatos son realmente largos. En estas letras quisiera transmitir mucho de lo que fue todo este conjunto de experiencias que hoy recorren mi memoria. Amo el campo de la educación porque es un espacio de incomodidad conmigo y con el mundo; y creo fielmente que ante un mundo que nos hace la guerra a las mujeres, tomaremos siempre herramientas para gritar. La mía ante su pedagogía del poder y la crueldad: es la pedagogía del amor, crítica y ancestral. Gracias por esta catarsis de memoria que hoy nos vitaliza como mujeres y enriquece nuestra lucha comunitaria, antipatriarcal, antiautoritaria y local por la defensa del territorio y de nuestros saberes. Sintiendo más que nunca la felicidad, que conmigo en las calles estuvieron las guerreras de la praxis, les debo muchos agradecimientos por sus enseñanzas. Seguimos gritando fuerte nuestra invitación a que en las próximas movilizaciones queremos a todas las diversidades de mujeres acompañándonos. Nos necesitamos. Tomar la batuta: expresión que significa dirigir o comanda. Rollo: expresión para exponer una situación complicada o peligrosa. 4 Enemigo interno: doctrina estatal utilizada por gobiernos para categorizar la oposición, el pensamiento crítico y de protesta. 5 Mariquear: expresión usada de modo despectivo y homofóbico para lastimar y relacionar el accionar de alguien como molesto y subversivo. 2 3

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Entrada libre

Territorio enemigo Autor: Sebastián Fonseca Trujillo Aunque el cuerpo no genere en sí esencia la estructura patriarcal hace el juicio, ya que el juez militar tendrá el prejuicio la mano posa sin temor. Consciencia ante el enemigo enmudecida, es la manifestante equiparada cual si fuera una guerrillera armada. Al oído la amenaza homicida el policía murmura con odio; carne se torna campo de batalla y subjetivado el dolor estalla. Derribar el género y su custodio ideal de emancipación no tarda que el mundo del páter en cólera arda.

Foto: Johanna Morales Roa

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Huitaca:

Entrada libre

Herencia sensitiva, fuerza liberadora femenina

Autoras: Huittaca Fest

H

uitaca, es la diosa Muisca de todas las artes, el conocimiento oculto, la sexualidad y la fuerza femenina. Se dedicaba a purificar las aguas del territorio Muisca, y a orientar a las personas hacia los caminos de los mundos internos y espirituales de la humanidad.

espacios de diálogo y análisis de las realidades de nuestros contextos, denunciando las experiencias negativas y expresando las positivas, fortaleciendo la solidaridad y teniendo como eje central el arte transformador de realidades.

Decidió oponerse al dios Bochica, pero terminó siendo estigmatizada por su comportamiento y belleza. Por ello, se decía que transmitía el vicio, la lujuria, el pecado; y hasta la culpaban de haber sido la causante de la caída de la cultura Muisca ante los colonos españoles. Así pues, su nombre queda totalmente difamado, su cuerpo sometido y transformado en una lechuza, y condenada a habitar la noche.

Por cuarto año consecutivo, el Huittaca Fest establece un espacio inspirado en el poder emancipador de la diosa Muisca con el propósito de diseñar una agenda cultural con talleres, conversatorios, conciertos y diversas actividades que promuevan el reconocimiento de las expresiones artísticas, saberes pedagógicos y propuestas de empoderamiento por parte de las mujeres de distintas generaciones en la Sabana de Occidente.

Transformada en lechuza, Huitaca, se convirtió en el símbolo del conocimiento oculto, el que solo puede ser percibido durante la noche. Por lo tanto, Huitaca incita a desarrollar la visión nocturna, explorar la intuición y apropiar la luz de la luna para iluminar el camino hacia la sabiduría y prácticas liberadoras.

En palabras de Yohys Quevedo, artista de Madrid, agremiada desde sus inicios, y colaboradora en el equipo de comunicaciones, manifiesta y comparte un poco sobre esta convergencia: Somos mujeres conscientes de la realidad de nuestro territorio. Creemos en el arte como medio de información y transformación sensible. En búsqueda de tener herramientas que nos protejan y en función de crear un ambiente de sororidad… creamos espacios de formación en derechos humanos, mecanismos de denuncia y cuidado, que permitan dignificar y crear un empoderamiento de mujeres de distintas generaciones.

y se manifiesta en aquellas mujeres que piensan y proponen iniciativas artísticas, económicas, pedagógicas, políticas y organizativas para dignificar y empoderar el papel de la mujer en su cotidianidad. Y como muestra de ello, se encuentra la Sabana de Occidente; territorio en el que su legado se expresa día a día, a través de diversas colectividades e iniciativas que plantean un camino hacia la vida digna de las mujeres.

Una manera de evocar el espíritu de esta diosa Muisca es mediante el siguiente Haikunjuro Huittaca; o al menos sería la intención que tenía la autora al escribirlo. Esta creación literaria inspirada en la técnica japonesa de los haikus, pero elaborada para ser leída como un Hoy y desde hace muchos años, el poder y la conjuro, resultó del laboratorio creando haikus: sabiduría de la diosa Huitaca ha estado vigente mapeando el alma, el cuerpo y la emoción; que se realizó en la III versión Huittaca Fest, dirigido por el colectivo Una de Tantas. Luego, “Creemos en el arte como medio de fue presentado en la modalidad de performance información y transformación sensible.” para la velada de cierre.

Huitaca es recordada por resistirse a los paradigmas impuestos, rebelarse ante la dominación masculina, impulsar la liberación femenina, adoptar un rol activo y transformador del mundo a través de las artes. Como consecuencia, y para rememorar su historia, el Huittaca Fest: Arte, mujer y empoderamiento abre la puerta a un escenario de reconocimiento por y para las mujeres de la Sabana Occidente, en función de visibilizar la figura y transmitir el legado de esta diosa poderosa. El Huittaca Fest es una convergencia cultural que desde el 2018 motiva a la organización y empoderamiento de mujeres, generando

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Entrada libre

Danzar de mi Patria Autora: Sonia Machuca Bojacá Colombia con su baile, no entiende de divergencias país bello donde la coreografía hace un desequilibrio. Danzarines en desnivel de llantos, hilo invisible del silencio Bailoteos tristes Espejo de la desemejanza de un pueblo. Ballet de la vida, espectáculo en pies de inequidad, música de sangre ritual y tinta en páginas con el mismo final Huye, calla la disimilitud y la libertad.

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Fuerza Femenina Popular de Funza fuerzafemeninapopular@gmail.com


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