Edición nº7 - Año 2015
#SOMOSCOMUNIDAD
ANUARIO 2015 www.fundacionfranciscana.org
BIENVENIDA
QUIÉNES SOMOS
NUESTRA MISIÓN
Somos un equipo que trabaja
Trabajamos junto a familias en
para transformar a partir de un
situación de pobreza para que
estilo franciscano de encuentro
puedan desarrollar sus capacidades
y diálogo. Somos una gran
y transformar su realidad.
familia que comparte la vida
Construimos oportunidades con
y busca poner su esfuerzo y
programas de: trabajo, educación,
capacidades al servicio del otro.
salud, vivienda, arte, justicia y vínculos familiares.
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MARILÓ
EJÉRCITO DE LOS ANDES
Galileo Galilei 7446, Trujui, Moreno.
Av. Militar 3270, Ciudadela, Tres de Febrero.
Teléfono: (011) 156 700 3884
Teléfono: (011) 4657 9747
info@fundacionfranciscana.org
#SomosComunidad
EDITORIAL
Un profundo deseo de cambiar el mundo Por: Federico Caserta Juan Tronconi Manuel Lanusse Mariela Rodríguez Bosio Ramiro De la Serna Integrantes del Consejo Administrativo de la Fundación.
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En la cena del año pasado hicimos la presentación de nuestro cambio de nombre. Dejamos de llamarnos “Fundación Pies Descalzos” para adoptar un nombre que nos identificaba más con los orígenes y el estilo de nuestra organización. Fundación Franciscana. Caminamos todo este año en tensión con esta identificación al carisma franciscano, tensión que nos responsabiliza y nos llena de gozo. Elegir un nombre es indicar una misión, concretar un estilo. No pasó desapercibido al mundo, menos a la Iglesia, que el papa “Bergoglio” decidiera llamarse Francisco. Pocas horas más tarde se inclinó sobre su pueblo pidiéndole la bendición y proclamó, como sintetizando la médula franciscana: “Cuánto quiero una iglesia pobre, para los pobres”. Para nosotros, al interior de nuestra organización, ha sido un año de muchas preguntas que intentaban responder y testimoniar el contenido del carisma que nos identifica. Corremos el riesgo, como toda organización, que los procesos de crecimiento y de expansión nos alejen del espíritu de los inicios y nos convirtamos sin darnos cuenta en una organización más piramidal, sin la frescura que nos otorga el cara a cara; nos arriesgamos a un avance profundo e inteligente de la cabeza que pueda no ser acompañado por el resto del cuerpo; o la posible fragmentación entre cabeza, que marcha por un lado, y el resto de la organización, que vive y siente por otro. Crecer tiene sus riesgos. Pero no se puede frenar el crecimiento, es remar contra el ritmo de la vida. Sin embargo, podemos elegir cómo crecer y esta es una preocupación y ocupación continua entre nosotros.
Anuario 2015
Imaginamos y queremos una organización que camine hermanada: creemos en un proyecto social que potencie las capacidades propias de los participantes, respetando el modo y sus tiempos. Creemos en una organización que mantenga su fuente. Sabemos dónde queremos beber y de qué agua. Sabemos por qué optamos por el modo del Reino de Dios, en el estilo de Jesús, el cercano. Estamos atentos, y alentamos el camino. Elegir ser “Fundación Franciscana” nos pone del lado de los pequeños, de los más olvidados y nos ubica allí reconociendo nuestra propia pequeñez. Pero también elegir ser franciscana nos habla de una totalidad en la búsqueda que no descansa ni se detiene hasta que queden marcadas nuestras vidas con las llagas de Jesús. “¿Quién pretendería encerrar en un templo y acallar el mensaje de san Francisco de Asís y de la beata Teresa de Calcuta? Ellos no podrían aceptarlo. Una auténtica fe -que nunca es cómoda e individualista- siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra”, dice el Papa Francisco en la encíclica Evangelii Gaudium. El carisma franciscano que tenemos nos desafía a la construcción de una sociedad, un barrio, protagonista de su desarrollo y promotor de su transformación. Creemos en un trabajo serio, profesional, planificado, realmente transformador de realidades y que al mismo tiempo sea un trabajo que nos haga más humanos y más hermanos. Nos interesa ir generando vínculos reales que modifiquen el aislamiento en el cual solemos movernos.
EDITORIAL
Padres y madres, jóvenes y adultos, unidos por el deseo de transformar nuestra comunidad.
No ha sido un año fácil por muchas circunstancias ajenas a nuestra organización. Sin embargo, nos hemos encontrado fortalecidos como cuerpo, con muchos apoyos, con personas y empresas que han apostado y confiado en nosotros con generosidad y constancia. Durante este año hemos afianzado el vínculo y las perspectivas de nuestra nueva sede, Ejercito de los Andes, en Ciudadela. Allí estamos iniciando proyectos nuevos, se han sumado profesionales y voluntarios y seguimos acompañando los que estaban. Se abren nuevas posibilidades y un mayor compromiso frente a nuevas sedes y nuevas presencias. Son nuevos desafíos. Es necesario seguir creciendo en una cultura solidaria. Todos tenemos que hacer de la solidaridad un modo de expresar nuestros valores. “La palabra «solidaridad» está un poco desgastada y a veces se la interpreta mal, pero es mucho más que algunos actos esporádicos de generosidad. Supone crear una nueva mentalidad que piense en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. Lo cual implica tanto la cooperación para resolver las causas estructurales de la pobreza y para promover el desarrollo integral de los pobres, como los gestos más simples y cotidianos de solidaridad ante las miserias muy concretas que encontramos”, dice el Papa también en esa encíclica.
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El carisma franciscano que tenemos nos desafía a la construcción de una sociedad, un barrio, protagonista de su desarrollo y promotor de su transformación.
Sabemos que están con nosotros en esta tarea, queremos agradecerles y comprometerlos a aunar esfuerzos y voluntades para continuar en el camino que hemos iniciado. Gracias.
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SUMARIO
SUMARIO HISTORIAS
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Niños Miguel Ángel Ruiz Rocío Pérez y Maia Elías Acosta
18. 20. 22.
Jóvenes Colo Ortíz Valentina Saucedo Miguel Moreno
30. 34. 40.
Adultos Ramona Ríos María Luisa Angélica Ortiz y Gaspar Acuña
44. 46. 48.
ENCUENTROS El barrio y el Papa Francisco Ferias de emprendedores Misión a Ejército de los Andes
53. 54. 62.
CIERRE La comunidad de La Teja Transparencia Cómo participar
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66. 68. 70.
SUMARIO
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JUEGOTECA
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CPL
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DESARROLLO INFANTIL
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COVI
7
36
SALUD
34
TRA BA JO 40
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30
42
48
44
46
66 53 #SomosComunidad
UNA RESPUESTA INTEGRAL
El camino es la profundidad Medir todo lo que sucede en la comunidad de la Fundación es imposible. Aunque nos tomamos muy en serio el trabajo de autoevaluación, la riqueza del encuentro con el otro no puede ponerse en unas pocas cifras. Por eso, siempre pensamos en términos de profundidad y aquí esbozamos algunos números que buscan graficarla.
250
son las familias con las que la Fundación se vincula. En Mariló son aproximadamente 150, mientras que en Ejército de los Andes son 100. 8
112
son las organizaciones con las que articula la Fundación. Entre ellas hay educativas, de salud, de asistencia cívica y otras ONGs.
40
jóvenes se van de campamentos. Es un programa que funciona durante todo el año, con chicos de distintas edades, que los lleva a conocer otros lugares y también más de ellos mismos.
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familias trabajaron este año en conjunto con el programa de Economía Social para arreglar su casa o montar un emprendimiento. El objetivo es siempre hacer un acompañamiento cercano.
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niños y mamás se acercan una vez por semana para participar de Estimulación Temprana. Allí desarrollan sus vínculos, juegan, se apropian de la maternidad y se llenan de confianza.
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familias participan del trabajo en una huerta comunitaria, que les permite aprender y conseguir provisiones. Muchos de ellos, además, tienen una en su casa.
UNA RESPUESTA INTEGRAL
196
horas brindó el Servicio de Orientación al Aprendizaje para que chicos con dificultades de comprensión recibieran un seguimiento constante.
45
niños vienen a la Juegoteca todos los sábados a la mañana con ganas de encontrarse con otros y jugar, jugar y jugar.
560
horas por año brinda el Programa de Alfabetización Complementaria. Divididos en grupos de ocho chicos, las alfabetizadoras trabajan para que aprendan a leer y escribir y mucho más.
7
meses duró el programa de capacitaciones laborales y pasantías para los jóvenes de Construyendo la Vida. Para muchos, fue su primer acercamiento con el mundo del trabajo.
30
abuelos de Ejército de los Andes se acercan tres veces por semana a jugar al bingo, hacerse compañía y compartir la vida.
58
chicos forman parte del Centro de Promoción de la Lectura, que, mediante diversas actividades, los abre al mundo de los libros, la imaginación y la cultura.
60
chicos participan de la Casa del Niño en Ejército de los Andes. Además de recibir dos comidas al día, hacen salidas didácticas, tienen apoyo escolar y se establecen vínculos con las familias.
4
proyectos solidarios llevaron adelante los adolescentes del programa Arranque. Así, se comprometieron con la comunidad durante todo el año.
5
son los años que hace que vienen los abogados voluntarios de Asesoría Legal para que, cada sábado, las personas tengan apoyo en reclamos administrativos y jurídicos.
20
Talleres de Comunicación y Prevención se realizan en distintos espacios de la Fundación. Allí los chicos trabajan aspectos fundamentales del desarrollo personal.
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NÚMEROS QUE DIMENSIONAN
NUESTRO CONURBANO En esta porción de la provincia de Buenos Aires conviven grandes personas con grandes problemas. El desafío es hacer un aporte dentro de esa compleja realidad.
POBLACIÓN:
10 3
MILLONES DE PERSONAS EN TOTAL
59%
de las familias no tienen acceso a cloacas y aguas de red
millones viven en hogares con ingresos menores a 4100 pesos por mes
10
1.000.000
de personas padecen
DÉFICIT HABITACIONAL
NO E R O M
E D ES ERO R T BR FE
450.000
340.000
personas 180 km2 Anuario 2015
personas 45 km2
NÚMEROS QUE DIMENSIONAN
25%
de los jóvenes no pueden terminar el Secundario ni continuar con sus estudios. La escuela no logra contenerlos.
75%
de los jóvenes que no trabajan ni estudian son MUJERES
11
52%
M
PL
DES
E
de los jóvenes con empleo recibe un salario informal EO
44%
44% de los desempleados tienen entre 15 y 24 años
Fuentes: • CENSO 2010 • CIPPEC • Universidad Nacional de San Martín • Universidad Católica Argentina
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DÓNDE ESTAMOS
Lomas de Mariló
Moreno, BSAS
Aquí empezamos, aquí nos quedamos.
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“Mi barrio”, el rap de Arranque
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DÓNDE ESTAMOS
Ejército de los Andes Tres de Febrero, BSAS
“Aprendí todo en el barrio” Carlos Tevez
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Nuestro compromiso con la Casa del Niño es cada vez más grande.
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MULTIPLICAR
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Otra instancia de encuentro La cena busca ser un espacio para reflexionar acerca de la injusticia social y sumar nuevos recursos para solidarizarnos con nuestros hermanos. Se trata de un aprendizaje. A lo largo de estos nueve años, la Fundación cambió de formatos y de propuestas en busca de un camino que combinara el encuentro, la alfabetización social y el desarrollo de fondos.
dación o por quienes están a su alrededor. Alguien les dijo que ir valía la pena. Y eso también es algo que queremos que pase.
Hoy el camino no está terminado. La búsqueda, como en la vida, sigue. Pero estamos convencidos de que la cena es una gran instancia de encuentro. Es un momento en el que la Fundación va a otro lugar a contar lo que hace y a mostrarse con sus historias y su camino recorrido.
Además de ser una oportunidad para conocer más de qué y cómo hace la Fundación las cosas, la cena es el principal evento de recaudación del año para la Fundación. Lo decimos siempre, pero vale la pena recordarlo: trabajamos junto a familias en situación de pobreza para que puedan desarrollar sus capacidades y transformar su realidad. Acompañamos a partir de los vínculos.
Y eso no termina ahí. Cada uno de los que está en la cena se sintió de una u otra manera interpelado por la Fun-
Siempre buscamos que ese acompañamiento sea integral, idealmente con todos los miembros del núcleo
Anuario 2015
familiar, y por eso hoy ofrecemos 16 programas que van desde estimulación temprana hasta microcréditos, además de varias propuestas vinculadas con la educación. No todos estos servicios están en todos los puntos en donde trabajamos y por eso es que soñamos y que pedimos. Nuestro deseo es grande y por es el desafío es igual de demandante. Detrás de estos pedidos está siempre la intención de brindar más oportunidades que nos permitan luchar contra la injusticia social. Por una razón tan simple como poderosa. Somos comunidad.
MAPA DE TRABAJO
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La Fundación es mucho más que una serie de programas, pero entender la intencionalidad de cada una de las propuestas permite ver cómo se busca trabajar.
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CAMP
A realidades complejas, abordajes integrales
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PROGRAMA DE ALFABETIZACIÓN COMPLEMENTARIA
Mucho más que aprender a leer Miguel Ángel Ruiz (12) llegó a la Fundación a través de una derivación escolar hace dos años. Para ese entonces, no podía seguir un texto y apenas escribía letras. Con el apoyo de su familia inició su proceso en Alfabetización y hoy es abanderado en la escuela.
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Erica Gordillo (35) recuerda ese día como ningún otro. “Tenemos una sorpresa para vos”, le dijo Inés, alfabetizadora de su hijo desde hacía cuatro meses. “Cuando entré al aula, Migue agarró un librito y empezó a leer. Me quedé helada, se me caían las lágrimas, no lo podía creer”, recuerda. Erica y sus hijos Alberto (16), Miguel (12) y Axel (6) viven a cinco cuadras de la Fundación. “En el día me dedico a ellos: los llevo y traigo de la escuela, reviso las tareas, hablo con otras madres y maestras. Por eso me di cuenta de que mi hijo necesitaba ayuda y no me escuchaban”, cuenta. Recuerda que hace dos años y durante meses se acercaba a la escuela para que le explicaran por qué su hijo de 10 años aún no leía. “Yo le decía a la maestra que mi hijo no leía y sus compañeros sí, que le costaba escribir. Me decía que tuviera paciencia, que Migue era distinto, que tenía problemas psicológicos”. Erica decidió llevarlo a la psicóloga en la salita de su barrio. Luego de evaluar el caso, la psicóloga dijo que tal vez se trataba de un bloqueo emocional pero no de un problema psicológico.
Anuario 2015
Luego de todo un año de reunirse con la maestra, pedirle el legajo y no obtener respuesta, Migue fue a rendir Lengua en diciembre. “Lo maltrataba, decía que leía peor que el Chavo del 8 y que tenía que repetir”, recuerda. Para ese entonces, Miguel estaba muy angustiado, no quería leer y lloraba mucho. “Fui a hablar con la directora. Tenía fecha y hora de cada día en que había hablado con la maestra pidiéndole una respuesta de por qué mi hijo no leía ni un cartel. Le dije que no me habían dado el legajo y respondió que no había ni una línea escrita sobre los chicos de cuarto grado. En esa charla ella me comentó de la Fundación”, explica Erica.
Con una carta de derivación y el compromiso de llevar a Migue al programa de Alfabetización, Erica se acercó a la Fundación. “Nunca descuidé a mi hijo. Hacía todo pero lo veía mal. Cuando empezamos a venir, cambió él y cambió mi familia”, reflexiona Erica. Inés Christie Newberry -alfabetizadora de Miguel- recuerda los primeros tiempos de Migue en la Fundación: “Cuando lo evaluamos estaba ya en quinto grado pero no podía escribir palabras cortas, podía escribir sólo algunas letras de las palabras. Y no podía leer. Entró en el grupo de re-alfabetización porque estaba muy desfasado en cuanto a lo que era su escolaridad”.
“En cuatro meses escribió su primera oración. Antes no quería hacer la tarea, lloraba, se ponía mal, decía que no podía. Al terminar el año, ya leía el diario, la tele, carteles.” Erica (mamá)
PROGRAMA DE ALFABETIZACIÓN COMPLEMENTARIA
Miguel y sus compañeros aprenden de la mano de Inés.
En sólo dos meses, Migue ya leía palabras simples. “Lo de Migue fue muy emocionante, producto de una sumatoria de factores: el vínculo con la institución, que se lo haya mirado, la enseñanza, el apoyo de la familia, su capacidad. Él es un chico muy capaz”, explica Inés.
Erica recuerda que los primeros meses, lo esperaba en la Fundación. “Llueva o truene, acá estábamos. Lo esperaba afuera hasta que entró en confianza. En cuatro meses escribió su primera oración. Antes no quería hacer la tarea, lloraba, se ponía mal, decía que no podía. Al terminar el año, ya leía el diario, la tele, carteles: todo quería leer”, cuenta con una sonrisa.
“Lo de Migue fue muy emocionante, producto de una sumatoria de factores: el vínculo con la institución, que se lo haya mirado, la enseñanza, el apoyo de la familia, su capacidad”
Inés explica que para su avance fue muy importante el rol de su familia. “En el caso de Migue, a la que vi fue a la Mamá. Lo traía siempre, venía primero, se quedaba hasta el final. Nos preguntaba cómo venía él. Generó un vínculo muy cercano, lo acompañó y apoyó un montón. Y también toda su motivación, en la medida que iba avanzando se daba cuenta de que podía”.
Miguel avanzó tanto en tan poco tiempo que al año siguiente, pasó al nivel 3, salteándose dos niveles del programa. “Yo me di cuenta de que los chicos pueden aprender jugando, no hace falta torturarlos. Las alfabetizadoras tienen otra forma y los chicos aprenden. Le digo a las madres que conozco: hace el esfuerzo, acompáñalo, cuídalo, cambiás vos y cambia él”, reflexiona Erica. Actualmente, Miguel participa de Alfabetización y del Centro de Promoción de la Lectura. “Le encanta venir, se siente cómodo. Tiene su acompañante de lectura y le va bárbaro en la escuela. Lo eligieron abanderado”, relata orgullosa. Erica cuenta que el año que viene terminará el secundario y que ahora son sus hijos los que la incentivan a seguir. Además sacó un crédito con Economía Social y pudo hacer su casa de material para que ya no llueva ni entre humedad. “Hablo mucho con mis hijos. Todo lo que hago es por ellos, por su futuro”, concluye con una sonrisa.
Inés (alfabetizadora)
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ESTIMULACIÓN TEMPRANA
Jugar, compartir y aprender Rocío Pérez y Maia participan del espacio que combina actividades para fortalecer y hacer más disfrutable el vínculo entre madres e hijos.
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1) Maia descansa en los brazos de Rocío. / 2) Compartiendo la vida con otras mamás y bebés. / 3) Rocío le muestra a su hija cómo jugar. / 4) Maia busca un color para dibujar. / 5) Aprender a jugar con otros, clave para ejercitar el vínculo. / 6) Rocío charla con Guille, encargada del programa. / 7) Maia explora el lugar con su mirada.
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HABLAR, LEER Y ESCRIBIR DE MANERA FLUIDA
“Mi hijo aprendió a disfrutar” Elías (8) participa del Servicio de Orientación al Aprendizaje desde hace casi 3 años. Con el apoyo de su mamá y el trabajo de las especialistas, está aprendiendo a leer, avanzó en el aprendizaje y mejoró sus vínculos. Una historia de progreso.
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María Acosta, de 27 años, y su hijo Elías, de 8, se sientan a hacer la tarea juntos mientras el resto de los hermanos, Ian (3) y Soledad (1), se entretienen jugando. Ella –que está terminando el Secundario–estudia para su próxima evaluación mientras él practica los colores. “Hacemos la tarea y conversamos mucho. Decidí terminar el secundario porque es bueno para mí y para él también. Es muy lindo compartir estos momentos. Antes era imposible”, explica. Tres años atrás, María y su hijo llegaban a la Fundación derivados por la escuela. Para ese entonces, los directivos habían decidido hacer una reducción horaria porque no podían mantenerlo en clase. “Se portaba muy mal en la escuela. Pegaba mucho, gritaba, no lo podían tener en el aula. Yo lo dejaba, entraba a casa y ya me estaban llamando para que lo vaya a buscar”, cuenta María.
Una vez en la Fundación, Elías arrancó en el programa de Alfabetización pero, debido a las dificultades conductuales que presentaba por aquel entonces, tuvo que dejar el espacio y fue derivado al Servicio de Orientación en el Aprendizaje. “Cuando empezamos a trabajar juntos, costaba mucho que se quedara. Un día se acordaba los colores que había aprendido y al otro día no. Lo trabajamos con la licenciada Liliana Fonseca y ella nos confirmó que se trataba de un tema de atención. Ahí la situación comenzó a cambiar”, explica la psicopedagoga Rocío Castilla.
“Es mucho más compañero de sus hermanos, comparte, juega. Veo que aprendió a disfrutar. Tiene otras formas: respeta, contesta bien, me entiende cuando le digo las cosas.” María Acosta (mamá)
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HABLAR, LEER Y ESCRIBIR DE MANERA FLUIDA
María cuenta que “siempre estuvo de acuerdo” con las decisiones de la escuela y la Fundación. Por eso, cuando ambas instituciones coincidieron en que Elías tenía que repetir segundo grado, ella apoyó la decisión. “Era lo mejor. No sabía los colores, no copiaba la tarea, no había aprendido. Fue una nueva oportunidad para él. Ahora también nos consiguieron una maestra integradora”, cuenta María. A partir de la orientación de las especialistas y el intercambio constante con ellas, su madre se transformó en uno de los pilares fundamentales de su tratamiento. “Estructuramos la se-sión y Elías empezó a rendir mucho mejor. Hablamos mucho con su mamá -que lo acompaña siempre- motivándola a que hicieran las tareas juntos, que le enseñe los colores. Fue increíble ver lo que ocurrió después de que la mamá se conectó con él”, explica Rocío. Para María, acompañar a su hijo en su proceso de aprendizaje es algo natural y de todos los días: “Armamos rompecabezas, jugamos juegos de memoria. Cuando vamos por la calle, él me dice los colores del semáforo. Cuando vamos al hospital, jugamos a que me diga cuál es nuestro colectivo. Ya reconoce carteles por letras y colores. Antes no podía”, recuerda. A partir del apoyo de su mamá y el seguimiento del Servicio de Orientación en el Aprendizaje, Elías progresa día a día. “De a poco comenzó a saludar, a quedarse, a terminar las tareas. Me busca para arrancar, permanece los 45 minutos de sesión. Volvió al programa de Alfabetización y viene a Juegoteca. Está sosteniendo los espacios”, explica Rocío Castilla.
“De a poco comenzó a saludar, a quedarse, a terminar las tareas. Me busca para arrancar, permanece los 45 minutos de sesión.”
Su mamá cuenta orgullosa que ya sabe los colores, copia toda la tarea, completa sus cuadernos sin que ella le diga nada. Pero que además de mejorar en la escuela, cambió en otros aspectos: “Es mucho más compañero de sus hermanos, comparte, juega. Veo que aprendió a disfrutar. Tiene otras formas: respeta, contesta bien, me entiende cuando le digo las cosas. Ahora siento que tenemos un vínculo”, reflexiona emocionada.
Rocío Castilla (Psicopedagoga) #SomosComunidad
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JUEGOTECA
Jugar, jugar y jugar Todos los sábados, decenas de chicos llegan a la Fundación para compartir y conectarse con aquello que los hace niños.
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CENTRO DE PROMOCIร N DE LA LECTURA
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Sembrar historias El CPL es un espacio que acerca a los chicos y chicas a la lectura y al mundo de la imaginaciรณn que se encuentra en los libros. ยกHasta los mรกs chiquitos escriben cuentos, noticias, rimas y publicidades!
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Una Tarde con Sol Mihanovich Texto: Sebastián Silva Fuimos a entrevistar a Sol Mihanovich. Nos encontramos todos a las 14.10 hs., subimos a la combi y nos fuimos hasta la calle Salta, en Olivos. El viaje duró 1.45, era un lugar muy lindo. Bajamos, caminamos un poquito y Male tocó la puerta. Sol abrió y Male dijo: ‘Hola Sol, ¡tanto tiempo!’. Sol nos dijo que subamos dos pisos. La casa era muy linda y grande. Subimos al primer piso y Esteban miraba todo. Después subimos un piso más, nos sentamos todos y le fuimos haciendo las preguntas. Sol nos contó que le gustaban los Beatles y que es maestra de guitarra y de piano. También dijo que su hija estaba durmiendo y que seguro en cualquier momento iba a gritar: ‘¡Mamá!’. Cuando terminamos nos convidó gaseosa. A mí lo que más me gustó -y creo que a los chicos tambiénfue el disco que nos regaló. Además nos cantó tres canciones. Cuando terminamos la entrevista nos sacamos fotos, saludamos, le agradecimos y nos fuimos. Me fui a mi casa muy feliz, como siempre.
Entrevista con José Del Corral (Scholas Occurrentes)
Frutos
¿Por qué te gusta el CPL? “Yo vengo porque es divertido, me gusta. Me enseñan a leer de corrido y a escribir bien” (Iara)
Tronco
“Vengo porque antes me costaba aprender a escribir, por ejemplo, las comas. Me divierto mucho” (Luciana) “Me gusta aprender periodismo, compartir, leer y escribir, entrevistar. Lo recomiendo porque es muy lindo y bueno aprender” (Melany)
Voluntarios - Empleados - Taller de lectura Acompañamientos de lectura - Taller de
Raíz
periodismo - Libros - Salidas culturales Maratón de lectura
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DESARROLLO INFANTIL
La magia de la Casa del Niño Este año, la guardería que funciona en Ejército de los Andes cumple 25 años. Hoy, además de cuidar a los chicos para que los padres del barrio puedan ir a trabajar, el programa ofrece dos comidas, apoyo escolar, recreación, salidas didácticas, campamentos, psicomotricidad y psicopedagogía. 28
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DESARROLLO INFANTIL
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#SomosComunidad
CAMPAMENTOS
“Aprendí a sentir con la otra persona, a compartir la vida a cada instante” César “El Colo” Ortiz es encargado del programa Campamentos. Vive en Mariló hace 20 años y en ese tiempo vio el sueño de la Fundación hacerse realidad.
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César Ortiz (31), conocido por todos como “el Colo”, recuerda su primer campamento: dormir en cabaña, caminar por los cerros, hacer refugios y juegos nocturnos, armar un volcán con piedras. En ese entonces, su familia vivía en Mendoza y él ni siquiera imaginaba el significado que cobrarían aquellas primeras experiencias años después. Por el trabajo de su padre -veterano de Malvinas y miembro de las Fuerzas Armadas- la familia Ortiz vivió en varios lugares. Para él, único varón y en el medio de dos hermanas mujeres, relacionarse entre tantas mudanzas no fue sencillo. “Me crié con esa dificultad de relacionarme en el barrio, ciertas desconexiones. Así hasta que tuve 11 años y vinimos de forma definitiva a Mariló”, cuenta. Instalarse en el barrio fue para toda la familia el inicio de una nueva vida. “Empezamos de nuevo. Acostumbrarnos al lugar, generar amistades. Para mí fue muy bueno empezar catequesis y conocer un grupo de chicos más grandes de la Capilla”, recuerda. De esta manera comenzó a participar de un taller de carpintería para varones. Así nació un grupo de amigos que sigue unido hasta el día de hoy. “Pude ver la transición de la Casa. Antes, Casa de Formación y Anuario 2015
hoy, Casa de Jóvenes. Pasó de ser un grupo exclusivamente de varones que aprendían carpintería a lo que es hoy. Ampliamos la participación, se abrió la casa a la comunidad”, explica. Cuando terminó el secundario, nació su necesidad de buscar empleo. “Ya con 18 años no podía depender de mis padres. Mi papá estaba sin trabajo. Necesitaba trabajar y valerme por mi mismo”, desarrolla. Decidido, arrancó sus primeros empleos. Trabajó en el área de limpieza de una empresa que ofrecía servicios hoteleros, hizo restauraciones de imágenes religiosas de yeso. Hasta que en marzo de 2004 ingresó como soldado voluntario para la Fuerza Aérea y allí estuvo nueve años y medio que para él “fueron diez”. A través de anécdotas y risas recuerda sus años en la Fuerza Aérea. Arrancó ocupándose de la jardinería y albañilería para luego cambiar de rol: trabajar en oficina, salas de arma, asistir a los jefes de brigada, estar como camillero y ambulanciero en Sanidad. “Para mí fue más que un trabajo. Pude disfrutar de muchas actividades lindas y recreativas, aprender muchísimo y en el medio tener la oportunidad de estudiar. Con el tiempo intenté hacer valer mi título pero no se dio”.
CAMPAMENTOS
Pudo llegar a un acuerdo con su jefe y, a través de mucho sacrificio, con guardias de 24 horas, sin francos y pocos días de descanso, inició y finalizó sus estudios de Enfermería. “Empecé como probando y me gustó mucho. La relación del enfermero con el paciente, la diversidad de todo lo que podés hacer: desde reanimar una persona o curar raspones en un mismo día. Lo divertido y triste del trabajo. Esto me mantiene activo”, dice.
En el tiempo que podía, comenzó a ocuparse del área de mantenimiento. Dos meses después y también a la salida de la misa, Tomás se acercó con otra idea. “Yo había propuesto pensar el tema de los campamentos, que una persona se encargue, que se organice mejor. Nunca pensé que esa persona podía ser yo y mucho menos que campamentos sería un proyecto aparte del que me encargaría”, reconoce.
En esos años de tantos cambios –trabajo, estudio, noviazgo– se sumó a su vida algo más. “Salía de misa y Tomi Ciminari (hoy coordinador de proyectos y uno de los fundadores) me contó sobre la idea de hacer algo con la comunidad: desde donde partían, qué querían hacer. Nunca imaginamos que sería lo que es hoy. Me acerqué para dar una mano en lo que se necesitaba. Reparar la casita donde se daba el apoyo escolar, laburar en la limpieza del parque”, ejemplifica.
Con su mujer, Ale, y amigas de ella y amigos de él comenzaron a soñar el proyecto. “Tratamos de imaginar cómo sería. En el momento fue raro. Había que convocar y conocer a los chicos, recaudar los fondos, ya que económicamente era caro, pensar los encuentros. El inicio fue a prueba y error”, rememora. (continúa en la página 32)
“Salía de misa y me contaron sobre la idea de hacer algo con la comunidad. Nunca imaginamos que la Fundación sería lo que es hoy.”
Arriba: imágenes del Colo en los campamentos de 2011, 2012 y 2013. Abajo: con los chicos en Mar del Plata. Año 2014.
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CAMPAMENTOS
Campamento en Mar del Plata Febrero de 2012
Con el paso de los años en el programa, llegan a su memoria incontables anécdotas y momentos inolvidables. Sin embargo, el campamento a Bariloche en el 2014 será una experiencia que siempre recordará y que, según él, le mostró a través de los chicos los valores que promueve el programa. “A la ida al refugio Frey acompañábamos a una participante que por su sobrepeso no podía acelerar el paso. Fue muy difícil llegar, íbamos lento y eso cansó al grupo. Trabajaron en equipo, acompañaron, hubo enojos también, pero se pudo. Después, todos querían volver con ella”, destaca. 32
A la vuelta del refugio, el grupo se dividió para que unos pudieran adelantarse. El grupo más rezagado comenzó a tardar más de lo esperado: se agotaba el agua y la comida. La sorpresa del Colo fue cuando vio que algunos de los que habían avanzado, retrocedieron para acompañarlos y abastecerlos. “Casi llegando, ella se sienta, rompe en llanto. Yo no entendía qué estaba pasando, ´¿qué hice mal?´, me preguntaba. Me dijo que lloraba de emoción, de ver lo que había logrado. Se dio cuenta de que era capaz y que nunca más nadie podría decirle `no podés´. Su actitud de ahí en más fue otra”, elogia. A lo largo de estos años, reconoce haber aprendido a “cultivar la paciencia”. Luego de renunciar a las Fuerzas Armadas, iniciar el proyecto de Campamentos y empezar a buscar sus espacios como enfermero, le surgió la posibilidad de hacerse cargo de un Centro de Salud en Mariló. A partir de esa buena experiencia, lo contrataron como Coordinador de Enfermería en Moreno en la zona cuartel 5to: José C. Paz, Pilar y Moreno. “Fueron años agitados. Casarme, dejar mi lugar de trabajo por diez años, encontrar nuevos trabajos. Afianzarme y poder elegir, hasta hoy por hoy que estoy más tranquilo y estabilizado”, reflexiona. La vida, al igual que en un campamento, le presenta desafíos constantemente. “Lo mío fue siempre puro esfuerzo. Más allá de todo, aprendí a convivir con otras personas, a sentir con la otra persona, a compartir la vida a cada instante y a ofrecer `un mejor yo´ a otro”, termina.
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“Entre enero de 2014 y octubre de 2015, los chicos de Campamentos viajaron a: Bariloche, dos veces a Mar del Plata, dos veces a San Antonio de Areco y a Tigre. Antes de que termine el año, volverán a Mar del Plata y a San Antonio de Areco. ”
ADOLESCENTES
“En Arranque podés ser quien querés ser” Valentina Saucedo (14) destaca el espacio que brinda la Fundación a los chicos de entre 12 y 15 años. Por Elías Rojas*
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ADOLESCENTES
Valentina Saucedo tiene 14 años, va a tercer año de la Secundaria Juana Azurduy, y participa de los proyectos desde el 2007, año en el que la Fundación empezó a dar sus primeros pasos. Aunque es un poco tímida, es simpática y pensativa, características que presentaba en el momento de la entrevista. Hoy Valentina participa del espacio para adolescentes llamado Arranque, en el que realizan proyectos solidarios para el barrio como murales y canciones, entre otros. Trabajan temas como la identidad y la comunidad: desde lo más chico, los grupos de amigos, pasando por la familia y, finalmente, el barrio. Elías: ¿Hace cuánto participás del programa y por qué venís? Valentina: Desde el año pasado. Vengo porque me gusta. La Fundación siempre me gustó, vengo desde chica y fui pasando por las diferentes etapas y cosas que propone. ¿Cómo llegaste a la Fundación?
¿Qué es lo que más te gusta hacer? Me gusta leer, tocar la guitarra y estar con amigas. ¿Qué es lo que más te gusta del espacio? Del espacio me gusta que podés ser vos sin que te critiquen, podés ser quien querés ser. ¿Qué actividad recordás? El año pasado hicimos una actividad donde creamos libros para un jardín del barrio, me pareció lindo que la Fundación ayude a otros. Me gustó ayudar, me sentí bien. ¿Y qué sueños tenés? Sueño con aprobar las previas, ir a Ecuador a ver a mi papá y a mi hermana. También sueño con que mi mamá tenga un trabajo fijo y podamos tener una casa propia. No me siento mal donde estoy pero me gustaría tener mi espacio. 35
Empecé a venir por un compañero de Primero que venía: su mamá le dijo a la mía y me trajo.
“El año pasado hicimos una actividad donde creamos libros para un jardín del barrio. Me gustó ayudar.” Valen, super concentrada, pinta el mural en la entrada de la Fundación.
*Elías, quien escribió esta nota, participó en distintos espacios de la Fundación. Hoy trabaja en el área de Desarrollo y es voluntario en Comunicación y el Centro de Promoción de la Lectura.
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JÓVENES
Construir la vida en conjunto Los jóvenes del programa Construyendo la Vida (COVI) nos cuentan qué representa este espacio para ellos.
“Para mí el COVI es un lugar de encuentro. Te dan confianza para hablar, para compartir lo que te pasa. Está bueno.”
Gaby (19 años)
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“Siempre que vengo al COVI, te atienden con la mejor onda. Te hablan, te escuchan cuando tenés que decir algo. Me gusta venir y estar con los chicos que son todos re copados.” Mica (17)
Gaby con su hija, Morita.
“Estuve 3 años en el COVI. Me ayudó a orientarme y a saber qué quiero estudiar. Me motivó también a terminar la escuela.” José (20)
Arriba: Mica lanza una carcajada con Gaby, Romi (tallerista), Mely y Agus. / Derecha: José, egresado del COVI y empelado de la Fundación en una entrevista.
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JÓVENES
“Me gusta mucho aprender cosas nuevas. Tengo ganas de terminar el colegio y seguir estudiando. Poder tener una carrera, estudiar y hacer lo que a mí me gusta. Y también dar a los otros lo que yo pude recibir, que está buenísimo.” Elías (18 años)
Elías y Lucas, su tutor.
La sonrisa pícara de Mely.
“Me gusta el grupo que se formó. Me siento cómoda, sin vergüenza de hablar. Todos los encuentros es una cosa diferente. Está bueno porque nos capacitan para saber si queremos hacer algo en el futuro y cómo hacerlo.” Mely (18)
Entrega de los certificados de las capacitaciones laborales.
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SALUD
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“Estoy muy agradecida” Gonzalo Brandán (14 años), participante de diferentes programas de la Fundación, fue atropellado y estuvo cerca de perder una pierna. En un esfuerzo de articulación conjunta, fue operado exitosamente y hoy ya está en recuperación. Aquí, su madre cuenta el proceso.
Sucedió todo muy rápido. Una camio-neta venía a alta velocidad por la avenida Roca, en Moreno, y atropelló a dos chicos. Uno tuvo lesiones leves y el otro, Gonzalo Brandán, de 14 años, se arrastró con una triple fractura de fémur hasta el boulevard, para que otros autos no lo pisaran. El conductor de la 4x4, visiblemente alcoholizado según una cámara que lo registró, volvió a subirse a la camioneta y huyó. Una mujer que acababa de bajarse de un colectivo hizo lo contrario: llamó a la ambulancia y se quedó con ellos hasta que los trasladaron al hospital de Moreno. En esos pocos minutos comenzó un duro recorrido del que Gonzalo, que participó en tres programas de la Fundación, empieza a salir. Todavía tiene sesiones de kinesiología y se traslada
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en muletas, pero la operación fue exitosa y es probable que no pierda el año en la escuela a pesar de la lenta recuperación que significó esa gravísima lesión. El desenlace de este proceso fue gracias a una articulación entre varios actores. Su familia, un integrante de la Casa de Jóvenes Hermano Francisco, la empresa Grupo Alemana, un médico que donó su tiempo, Equipo Social de la Fundación y el hospital público de San Miguel, que fue en donde se hizo la operación. Pero las cosas no fueron sencillas al principio. “El accidente fue un sábado y ese día en el hospital de Moreno no había un traumatólogo”, cuenta Nora Pérez, madre de Gonzalo. “Fue un fin de semana muy duro porque sólo le dieron diclofenac”, agrega.
SALUD
El conductor de la 4x4, visiblemente alcoholizado, volvió a subirse a la camioneta y huyó. Una mujer que acababa de bajarse de un colectivo hizo lo contrario: llamó a la ambulancia y se quedó.
Con el fémur destrozado –como comprobarían después los médicos durante la operación– el diagnóstico era que había que intervenir quirúrgicamente y que había que hacerlo rápido porque Gonzalo corría el riesgo de perder la pierna. Ya en contacto con la Fundación, comenzó el proceso de articulación. Facundo Mones Cazón, laico de la Casa de Jóvenes, fue el vínculo con la empresa Grupo Alemana, en donde trabaja, para conseguir las prótesis necesarias. Pero fueron más allá: un médico se acercó a verlo a Gonzalo y comprobó que la situación era delicada. El médico, que donó su tiempo, pidió el traslado al hospital de San Miguel. El accidente sucedió el 30 de mayo y el 12 de junio lo operaron, ya en ese nosocomio. “Los médicos me dijeron que durante la operación se dieron cuenta de que la camioneta le había hecho polvo los huesos. Hoy Gonzalo tiene una barra de titanio y 13 tornillos en la pierna”. Después de la operación comenzó la recuperación. Durante dos meses, Gonzalo tuvo la pierna completamente inmovilizada y tuvo que trasladarse en silla de ruedas, que la Fundación le otorgó como préstamo.
Terminada la internación, además, tuvo algunos problemas con la herida de la cirugía. “El Colo (César Ortíz, encargado del programa de Campamentos y enfermero) venía todos los días a curarlo y le enseñó a Gonzalo a revisarse para evitar infecciones”, cuenta Nora. 39
Hoy Gonzalo todavía no mueve la rodilla pero puede trasladarse en muletas: le quedan 10 sesiones de kinesiología de las 30 estipuladas. Para no perder el año, en tanto, una maestra domiciliaria va todos los miércoles a la casa, mientras Gonzalo tiene que ocuparse de hacer la tarea. “Quiero volver a la escuela”, cuenta el propio Gonzalo, que trata de visitar a sus amigos cada tanto. “Estoy muy agradecida”, dice Nora sobre el proceso. “No pude volver a trabajar por todo lo que significó esto y al principio fue más complicado porque dormimos todos en una sola pieza, pero Gonzalo ya está mejor. A través de Nación una prótesis hubiera tardado meses y gracias a todos la operación se pudo hacer a los pocos días”.
“Quiero volver a la escuela.” Gonzalo
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PSICOLOGÍA
“Empecé a ser yo mismo, a perder el miedo” Miguel Moreno (20) participa de la Fundación desde sus inicios. Llegó al espacio de terapia para poder hablar sobre la pérdida de su padre y así inició su proceso de auto-descubrimiento. Su historia.
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Miguel Moreno (20) llega a la Fundación con varias flores de loto creadas en papel para regalar. Están hechas a través del origami, la milenaria técnica japonesa que aprendió a partir de ver videos de YouTube y, según reconoce, mucha paciencia. “Migue”, como todos le dicen, es el menor de ocho hermanos. Su existencia sorprendió a su mamá con más de 40 y con algunos problemas de diabetes. Pocas semanas antes del parto, los médicos le explicaron que por el tamaño del bebé y los riesgos antes mencionados, lo mejor era hacer una cesárea. “La cesárea costaba 200 pesos y como mi familia no tenía ese dinero, Mamá fue a tenerme a un hospital. En ese momento vivíamos en Entre Ríos. Ahí le hicieron el parto con fórceps y al sacarme, me tiraron del brazo y me quebraron tendones y otras cosas”, cuenta Migue. Nadie le explicó nada a la familia. Sólo le dijeron a la madre que, para vestirlo, le sujetara el brazo con un broche a la ropita. “Veían que mi brazo estaba muerto, no sabían que hacer. No
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hicieron juicio por mala praxis porque todos mis parientes se atendían ahí y tenían miedo”, relata. Cuando Migue cumplió tres años, toda la familia se trasladó a la casa de uno de sus hermanos, en Buenos Aires, para comenzar con las operaciones en el hospital Garrahan. “La operación era riesgosa, había un 50 por ciento de posibilidades de que no saliera bien. Mi mamá siempre me cuenta que ese día, en medio de tanto miedo, recibió una señal que le dio tranquilidad y confianza. En la habitación que iba a ocupar se habían olvidado la estampita del Arcángel Miguel”, dice. Migue fue operado tres veces más y a partir de esas intervenciones su brazo cobró cierta movilidad, aunque su mano no pudo recuperarse. “En la escuela me cargaban mucho por el tema de mi brazo. Eso y la muerte de mi papá cuando yo tenía 11 años hicieron que me cerrara mucho, que sólo tuviera dos amigos y que no me animara a darme a conocer”, recuerda. Para él, llegar a la Casa de Jóvenes fue el inicio de un nuevo camino. “A los
12 años empecé a participar de los retiros y actividades. Seguía muy cerrado pero con ganas de seguir viniendo. Después mi hermana me avisó del grupo de jóvenes de la Fundación”. A partir de ahí, comenzó a participar de la Fundación en diferentes espacios: Construyendo la Vida (COVI), campamentos, juegoteca, periodismo y terapia. “Cuando empecé a venir a la Fundación me empecé a abrir, a ser más sociable, a aprender lo que significaba el compañerismo, a confiar en las personas que no conozco, a darles una oportunidad. Estuvo bueno animarme”, explica. Entre risas cuenta que durante su infancia fue a algunos psicólogos pero nunca logró “engancharse”. Ya más grande, y con un tema concreto que deseaba trabajar, arrancó terapia en la Fundación. “Tuve un año de terapia con Pepo y seis meses con Nico. Estaba muy angustiado por la muerte de mi papá. Cargaba con mucho dolor y ganas de llorar. Siempre que conocía a alguien nuevo pensaba que me quería hacer mal”, recuerda.
PSICOLOGÍA
Migue y uno de sus pasatiempos: el origami.
Con voluntad y constancia inició su proceso. “Mi mamá siempre me decía que estudiara una carrera para no tener que depender de nadie. Yo lo tomaba mal. Creía que me decía eso porque pensaba que yo no podía desempeñarme con el brazo. Para auto superarme y darle a entender a ella que yo podía, empecé a hacer cosas que para el resto era imposible. Después entendí que ella siempre quiso ayudarme”, reflexiona. Al recordar el proceso de terapia vienen a su memoria dos herramientas que utilizó y lo ayudaron mucho: un diario íntimo y una línea del tiempo al revés. “Cuando estás mal, no ves nada bueno en tu vida. Empecé a registrar todo lo que me pasaba en el diario y me sorprendió. Había más cosas buenas que malas. Pude ver todo lo bueno que tengo y estar agradecido por eso”, dice con una sonrisa. Con la línea del tiempo no fue tan sencillo, pero reconoce allí un gran aprendizaje: “Me ayudó pero también me costó mucho. Poder ver cómo estoy hoy y viajar al pasado. Encontré muchas cosas que me dolieron, recuerdos que no quería volver a tener porque me habían costado. Duele mirar hacia atrás a veces. Me di cuenta que tenía que hacerlo si me quería liberar de todo eso, no sirve de nada no ver y dejar atrás porque sigue estando”.
Desde hace varios años profundiza su técnica de origami, aprendió porcelana, macramé. Le encanta leer, escribir, investigar. “En terapia pude ver que no existen límites para mí pero no necesito mostrar nada a nadie. Acepto más a los demás, a mí mismo. Creo que empecé a ser yo mismo, a perder el miedo”, dice. En pocos meses terminará el secundario. Sueña con sus primeros pasos en la carrera de Mecánica y sus próximos años en Bioquímica. “Cambié. Las cosas que hago para superarme las hago por mí, no por los demás. Aprendí que siempre hay que ir para adelante, ver los problemas de frente, no esquivarlos sino superarlos”, concluye.
“Pude ver todo lo bueno que tengo y estar agradecido por eso.”
Migue sueña con sus primeros pasos en la carrera de Mecánica y sus próximos años en Bioquímica.
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ECONOMÍA SOCIAL
Un entramado de amistad y emprendedorismo Marta y Moni cuentan cómo comenzó el proyecto textil que la Fundación puso en movimiento para apoyar el deseo de trabajar de muchas madres.
Si una no puede trabajar esa mañana, la cubrirá una compañera. Lo importante, más allá de las tareas y los horarios, es que ellas cumplan con todas sus dimensiones como personas y madres. En busca de una economía social y más solidaria, Entramar, el proyecto textil de madres que participan en la Fundación, es un caso testigo.
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Y eso va más allá de la capacidad productiva. La frase de una de las participantes de Entramar se convirtió en una definición un poco risueña del espíritu que está detrás: “La paso bien y encima me pagan”. Todo comenzó cuando Marta Del Sole hizo una manta de estimulación temprana para su nieto. “En la Fundación gustó y, como había llegado una donación de telas, me ofrecieron hacer un proyecto con eso”, cuenta la propia Marta. Esas primeras mantas permanecieron en la Fundación, para el programa de Estimulación Temprana. Pero quedó algo mucho más importante: un proyecto. “Las mantas son la historia de Entramar”, agrega Moni Puntoriero, otra de las participantes. A Marta y a Moni se les suman: María Marta Dominque, Minerva Caballero, Norma Almada, Cristina Martínez, Julia Núñez, Claudia Medregal y Cinthia Avilez. Ellas son el equipo de Entramar. “El primer fin eran las mantas, el medio había que encontrarlo”, recuerda Moni. “Así empezamos a capacitar-
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nos. Marta tenía experiencia en una máquina familiar, yo no. Entonces se fue dando un ida y vuelta de conocimientos”, precisa. Las primeras mantas eran bien artesanales, todas hechas con retazos, un proceso que vivió una transformación. A fin de año llegarán nuevos modelos que podrán replicarse para producir en escala. “Van a tener un toque industrial porque el fondo va a ser impreso”, explica Marta. Las mantas, sin embargo, no perderán su originalidad. Pensadas para chicos de entre tres meses y un año y medio, cuentan con accesorios que ayudan al niño a conocer colores, a tocar texturas y a descubrir sonidos. “Estamos haciendo algo que es lindo y que no pierde su diferencial, pero con un proceso que nos permite hacer más rentable la producción”, desarrolla Moni. Son cuatro los estilos de las mantas que se están desarrollando: mar, ciudad, bosque y selva. Para fin de año, saldrá la primera tanda de prueba, con 12 productos de cada una de las propuestas. La venta de estos modelos será el fin de un camino creativo: los fondos de los cuatro motivos fueron dibujados por Marta, que, con el asesoramiento de la voluntaria Caly Mango, pasaron a digital. Ese archivo es el que se imprime industrial-mente y, ya en el final, vuelve a aparecer Entramar. Las madres hacen el cosido y pegan los detalles y juegos que le dan ese agregado.
“Las mantas son la historia de Entramar” Mónica
ECONOMÍA SOCIAL
Mantas de estimulación temprana.
Todo ese trabajo sucede en la Fundación, en un aula especialmente dedicada al proyecto, en donde, además de las mantas, las madres hacen trabajos para clientes. Hoy el más importante es Chilly Tranca Style Living, para quienes desarrollan la parte textil de unas reposeras. “Con ellos hay un vínculo. Nos ponen todas las fichas”, elogia Moni. “Los trabajos para afuera nos permiten adquirir experiencia”, agrega. Marta destaca también la posibilidad de garantizar un ingreso pero asegura que la idea de Entramar es otra: “Nos gustaría crecer para el lado de los bebés, con productos propios como cambiadores, bolsos y libros didácticos”. Para eso ya están utilizando algunos retazos de tela que sobraron. “Ideas hay un montón. Pero la energía va un poco más rápido que nuestra capacidad de hacer”, evidencia Moni.
“Más que un taller es una gran familia” Marta
Hoy Entramar busca más madres que quieran comprometerse con el proyecto, algo que no les resulta fácil. “Necesitamos personas que entiendan que es un proyecto propio, como una
cooperativa. No es que uno es empleado”, explica Marta. En el medio, está el problema del mercado textil: un sector acostumbrado a sueldos muy bajos y hasta explotación. Entramar aparece entonces como una alternativa que no sólo ofrece una remuneración justa sino que es un espacio para el encuentro. “Más que un taller es una gran familia. La flexibilidad laboral es muy importante y no hay horarios: se adapta a las necesidades, que a veces son familiares o de tiempos porque algunas de las chicas están terminando la Secundario. Pero no nos tiramos a chanta”, aclara Marta. Moni se suma. “Es un espacio para conocernos. Tenemos charlas profundas de la vida, de nuestras historias. Hay una accesibilidad horaria que ningún otro trabajo te da. No hay un contrato pero todas cumplimos con nuestra palabra”, reflexiona.
LA BELLEZA DE LA TRAMA “Cuantos más hilos se trenzan, más hermoso es el diseño, reflejando los colores que pintan el universo. La belleza de la trama le viene de lo complejo”. En la canción La Belleza de la Trama, de Humberto Pegoraro, así se explica todo lo que significa Entramar:
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ASESORÍA LEGAL
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Ramona Ríos, una historia de esfuerzo y solidaridad Con la ayuda del equipo de abogados que colabora en La Teja, Ramona logró jubilarse. Ahora, usa ese aporte mensual para salir adelante y ayudar a los demás.
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ASESORÍA LEGAL
Con su primera jubilación, Ramona Ríos no tuvo dudas: llevó asado para compartir con los frailes de La Teja. Esos primeros pesos, que además sirvieron para comprar sillas y mercadería para su casa, se convirtieron en gratitud hacia un vínculo que va más allá de la colaboración concreta en un trámite. “La capilla es mi segunda casa”, cuenta Ramona sobre San Cayetano, la capilla y casa de frailes franciscanos en el barrio de La Teja, partido de Merlo. Cada 15 días, el equipo de Asesoría Legal llega a esa localidad para acompañar a las familias que deben hacer algún reclamo administrativo o judicial y así hacer valer sus derechos. “Empecé el trámite hace dos años pero no salía”, relata Ramona sobre su jubilación. “Siempre me decían que faltaba algo. En la capilla me empezaron a ayudar y una vez por semana hacíamos alguna gestión. Comenzamos en Merlo pero después nos pasamos a Ituzaingó y ahí sí lo conseguimos”. “Estoy muy agradecida con todos los que me ayudaron. En un momento quería dejar todo el trámite de la jubilación y siempre me apoyaron, me encaminaron”, recuerda. Los 24 meses de idas y venidas se convirtieron en causa común para Ramona, Asesoría Legal y los
frailes de la casa. “El día en que me salió la jubilación le dije a Nico (Aguilar, fraile de La Teja): ´No me puedo jubilar´. Él me miró preocupado y me preguntó por qué. ´Es que ya me jubilé”, cuenta entre risas. Con un humor a prueba de retos o adversidades, Ramona no tiene problemas en contar su vida. Su niñez en el Chaco, sus años en la calle, sus trabajos en el campo y también en el Mercado Central. La alegría más grande es su familia. Ramona tiene dos hijos y una nieta que crío como una hija y hoy vive en su terreno. Además, en los últimos meses decidió llevar a su casa a un chico de 14 años que encontró viviendo en la calle: una prueba de su solidaridad y su compromiso con lo que pasa en su comunidad. “Fui una de las primeras vecinas del barrio, cuando acá no había nada. Siempre traté de participar en la capilla. Además de trabajar, ayudé con la huerta comunitaria y sino simplemente estuve. Yo salgo de ahí sin problemas”, explica. El vínculo con la comunidad de frailes está a la vista. Cuando este cronista y Jesús llegan a su casa, a los abrazos se suma el compartir otra alegría. “Ya tengo la tarjeta Nativa, ahora me voy a poder comprar la máquina para hacer cortinas”, relata Ramona y muestra su espíritu emprendedor.
“La capilla es mi segunda casa.”
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EQUIPO SOCIAL
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Un espacio para toda la familia La Fundación busca ser un lugar para que todos se desplieguen. María Luisa y sus siete hijos participaron durante todo el año, potenciaron sus capacidades y se unieron con mayor fuerza a nuestra comunidad.
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EQUIPO SOCIAL
María Luisa vive en barrio Trujui, en el límite entre San Miguel y Moreno. Sus siete hijos participan de distintos programas de la Fundación. Ella misma se animó a comenzar un trabajo personal que ya muestra sus frutos. En una tarde de Fundación, contó las buenas noticias que vivió su familia durante este año. Equipo Social: ¿Cómo llegaste a la Fundación? María Luisa: Llegué por intermedio de mi mamá y de mis hermanos. Mi mamá siempre los trajo a ellos. Y el año pasado ella contó en la Fundación que mis hijos estaban atrasados en la Escuela. Entonces les tomaron una prueba y quedaron tres de ellos en la Fundación. Este año ya entraron todos. Contanos cómo es tu familia y en qué programas participan. Soy madre de siete chicos y los siete vienen a la Fundación. Belén, la más grande, tiene 13 años, y este año empezó con Arranque y Periodismo. Milagros tiene 12 años y viene a Alfabetización y al Apoyo Escolar. Micaela tiene 10 y viene a Alfabetización y a Orientación al Aprendizaje. Brisa (9) y Nahuel (7) vienen a Alfabetización. Una de cinco y otra de cuatro vienen a Juegoteca. ¡También vienen a Campamentos! ¿Y vos? Yo vengo a charlar con Erika (trabajadora social). Para mí es importante. ¡La parte que más me gusta es la que vengo a charlar con ella! Me sirve para descargarme de cosas que me pasan y me voy bastante bien después de cada charla. Por lo que contás, te sirve también en lo personal a vos. Sí, yo soy una persona cerrada, me cuesta mucho expresarme. No saludo por la calle, sigo de largo. No soy sociable. Pero acá me suelto, ¡tengo la lengua más larga! Me sirve mucho todo el apoyo que me dan a mí y a mis hijos.
¿Y qué significa todo esto para vos y tu familia? Para mí la Fundación significa mucho porque es algo para toda la familia. No solamente se ocupan de los chicos sino también de los padres. Por ejemplo, yo ahora estoy queriendo agrandar un poquito mi casa, entonces estoy hablando a ver si me pueden ayudar a extender un poco el proyecto. Posiblemente me pueden ayudar: por ahí me dan un préstamo para que yo pueda terminar. ¿Y en tus hijos viste algún avance en particular este año? Sí, la maestra de la Escuela de Micaela (10) me dijo que ella avanzó un montón, que hace y entrega todas las tareas a tiempo. ¿Qué te gustaría para tus hijos, qué soñás para su futuro? Me gustaría que mis hijos terminen sus estudios, que puedan elegir una carrera y tengan la posibilidad de estudiar lo que ellos quieran hacer el día de mañana. Yo no terminé la primaria y me gustaría que ellos progresen, que sean inteligentes y puedan elegir lo que ellos quieran ser en la vida. Y este año recibiste también ayuda para tu casa a través del Ministerio. Qué alegría. Contanos cuáles fueron tus sensaciones. Agradezco todo lo que me dan, porque viene bien cuando uno es madre de tantos chicos. Recibí todo. Recibí más de lo que pensé recibir. Pedí cama y colchón para los chicos
nomás, pero me dieron sábanas, frazadas, cocina, para el baño, para cambiar inodoro y lavatorio, chapa, tirante, estufa eléctrica. Erika me fue a visitar a mi casa, y después hizo el pedido al Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia. Una alegría y una gran ayuda. ¿Por qué te parece importante venir a este espacio con todos tus hijos? Porque si es una familia, lo ideal sería que la cosa sea conjunta como es acá. Empecé con tres chicos, y ahora gracias a Dios vienen todos. Acá aprenden mucho, cosas que parecen una pavada como compartir con otros chicos, que antes lo evitaban. Una de mis nenas es un poco tímida y ahora está estudiando periodismo. ¡Yo no lo puedo creer! Porque aprendió a compartir y darse mucho más con la gente. Otras de mis hijas, que son más sueltas, la Fundación les sirvió como guía. Ellas ahora saben que pueden esperar más de esta vida. Bueno María Luisa, muchas gracias por ofrecernos este rato. ¿Querés dejar algún mensaje para la comunidad de la Fundación? Sí, a otras familias les diría que se animen a acercarse a la Fundación, y a preguntar. Preguntando no se pierde nada. A mí me sirvió socialmente para expresarme mejor y para compartir con gente que pude conocer. Me hizo bien. Y a los padrinos quiero darles gracias por el apoyo que dan a las familias. La Fundación es importante para las familias. En mi caso me ayudó mucho; su apoyo vale la pena.
“Para mí la Fundación significa mucho porque es algo para toda la familia”
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GRUPO DE ABUELOS “VOLVER A EMPEZAR”
“Pasamos en el barrio y acá todos nos conocen” Angélica Ortiz (78) y Gaspar Acuña (89) viven en Ejército de los Andes desde hace 41 años. Juntos pusieron la piedra fundamental de la Capilla y acompañaron el crecimiento del grupo de abuelos. Dos vidas, una historia. 48
Angélica Ortiz y Gaspar Acuña se conocieron en San Juan. Él le llevaba 11 años pero dice que ya estaba enamorado de ella. Para ese entonces, sus vidas iban por rumbos diferentes, pero estaban destinadas a cruzarse. “Mucho después, nos encontramos de casualidad acá en Buenos Aires. Nos abrazamos y vino todo lo demás”, cuenta ella entre risas. Hoy, con los 78 años de ella y los 89 de él, forman parte del Grupo de Abuelos de Ejército de los Andes que se reúne periódicamente en la sede de la Fundación en ese barrio. Además, forman parte de la historia del lugar: pusieron la piedra fundamental de la Capilla y son conocidos por todos. En los primeros dos años de su relación vivieron en Retiro, en la villa 31, hasta que fueron erradicados. “Allá era voluntaria en un club de madres. Salíamos a visitar a las familias con una asistente social, tejíamos para los chicos. Siempre me gustó ayudar”, recuerda Angélica.
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Gaspar le pide entonces que cuente la anécdota del día de Reyes. “Era 6 de enero. Nos levantamos antes de que salga el sol. Fuimos casa por casa a dejar un regalo para los chicos. Qué linda época esa”, cuenta sonriente. En esos años, Gaspar trabajaba en Obras Sanitarias y tenía un buen sueldo que le permitía ahorrar. Por eso, cuando les informaron que tenían que dejar su hogar, lo primero que pensaron fue comprar un terreno en Merlo. No les gustaba la idea de vivir en departamento. Sin embargo, cuando un sobrino los invitó a conocer Ejército de los Andes, todo cambió. “Vinimos a conocer el barrio y nos pareció hermoso. Le dije a ella: nos venimos para acá y compramos todo nuevo, nada viejo”, relata Gaspar. La familia completa fue a vivir a un departamento del nudo 2. “Ahora los nudos están llenos de Acuña”, dice Gaspar entre risas. Además de los tres hijos de él –fruto de una relación anterior–, la pareja tuvo cinco chicos
más. “Llegamos acá y al poco tiempo falleció una hija en el trabajo de parto. Tenía 19 años. Fue ahí que nos acercamos a la parroquia San Antonio, para hacerle la misa”, recuerda Angélica. Hablaron con un sacerdote de San Antonio –a siete cuadras del barrio–, pidieron prestada un aula de la escuela 13, y prepararon todo para llevar adelante la misa. A partir de ese momento, y viendo que muchas personas mayores querían ir a misa pero no podían caminar hasta San Antonio, decidieron poner manos a la obra. “Conseguimos que nos presten la escuela 13 para las misas pero la condición era que limpiemos y dejemos todo igual. Invitábamos a los vecinos, preparábamos todo y venía un sacerdote de allá. Terminaba la misa a las cuatro de la tarde y lavábamos todo”, rememora Gaspar. Con el tiempo, las misas comenzaron a oficiarse en el espacio que hoy funciona como un salón de usos múltiples de la sede de la Fundación y que, en ese entonces, era un depósito de bloques
GRUPO DE ABUELOS “VOLVER A EMPEZAR”
“Vinimos a conocer el barrio y nos pareció hermoso” Gaspar
de yeso de una empresa constructora. “Cuando llegaban las Fiestas Patronales, los vecinos traíamos a la santita en procesión y celebrábamos acá entre montañas de yeso”, cuenta Angélica. Entre los dos intercambian anécdotas de años pasados en los que los domingos se pasaban entre misas, campeonatos, mates y amigos. “Hacíamos campeonatos de fútbol y vóley en la canchita hasta que se hizo el gimnasio. La gente venía a tomar mate para ver a sus hijos jugar y después se quedaban a la misa. Eran tiempos de comunidad, siempre llenos. Así eran los domingos acá”, recuerda él con mirada nostálgica. De aquellos años, Gaspar conserva la costumbre de cuidar el monolito –la casita de la Virgen–que está a la entrada del nudo donde vive desde siempre. “Hace 30 años nos donaron imágenes de vírgenes para todos los nudos y hace 30 años me encargo de cuidar, limpiar y cambiar la lamparita de nuestro monolito. La gente lo llenó de muchos más santos y ahí hacen sus pedidos”, explica. Una vez construido el gimnasio y luego de que los sacerdotes de la parroquia San Antonio lo remodelaran, la Capilla pasó a funcionar allí. “El gimnasio está
marcado para básquet pero acá nadie juega. Lo arreglaron y se hizo el templo ahí. Ya pasaron 39 años de la Capilla. Ahora pienso en la guardería de la Casa del Niño y antes era sólo una piecita”, dice Gaspar. Entre los dos recuerdan los comienzos del grupo de abuelos y los viajes a Mar del Plata, Tandil, San Nicolás, Luján que realizaban con la Capilla. “Siempre vino mucha gente. Viajábamos, tejíamos con lo que nos donaban para los chicos de la guardería, jugábamos al amigo invisible, festejábamos el Día del Amigo. Aprendimos a cocinar, a hacer licores”, cuenta Angélica. Hoy en día, a Gaspar le gusta venir a jugar y merendar con el resto de los abuelos y, aunque Angélica lo acompaña, lo que ella disfruta más son los talleres de los martes. “A él le encanta venir a jugar a la lotería. A mí me gusta más venir al taller de juego, meditación”, dice. Angélica y Gaspar construyeron juntos una “familia larga” según palabras de él: ocho hijos, 21 nietos y 10 bisnietos. Según ella y “porque le agarró el apuro” se casaron 15 años atrás. “Siempre vivimos tranquilos, tenemos nuestra familia acá. Toda la vida en el barrio, donde andamos nos conocen”, termina.
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“Hace 30 años me encargo de cuidar, limpiar y cambiar la lamparita de la imagen de la Virgen de nuestro nudo” Gaspar
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APRENDER EN COMUNIDAD
Primera Maratón de Salud en Ejército de los Andes Con la participación de pediatras, nutricionistas y oftalmólogos se realizaron controles y estudios. Ejército de los Andes recibió por primera vez una Maratón de Salud el 11 de abril. Cinco pediatras, tres nutricionistas, dos oftalmólogos y 10 voluntarios atendieron a 55 chicos y chicas de la Casa del Niño. Durante la jornada, los especialistas revisaron a los chicos e hicieron las recetas y derivaciones correspondientes según los casos. Además, las nutricionistas brindaron un taller sobre alimentación saludable para los padres. 50
A partir de lo evaluado en la Maratón, se detectó que no hay desnutrición pero sí malnutrición, con casos de sobrepeso y obesidad. Los casos más delicados reciben un seguimiento de parte de una pediatra y el Equipo Social, que este año se incorporó a la sede de Ejército de los Andes. A partir de este diagnóstico, y para acompañar la incorporación de hábitos más saludables a la hora de comer, se realizaron cambios en el menú del comedor de la Casa del Niño.
Cinco pediatras, tres nutricionistas, dos oftalmólogos y 10 voluntarios recibieron a 55 chicos y chicas de la Casa del Niño. Anuario 2015
COMPARTIR Y APRENDER
Encuentro de Mujeres 2015 Participantes, voluntarias y empleadas se reunieron en dos ocasiones para charlar sobre temas que las conmueven por igual.
Este año, más de 40 mujeres se reunieron en la sede de Mariló para dialogar sobre un tema fundamental: ellas mismas. Con el eje comunitario como marco, trataron cuestiones ligadas a la vida de pareja, la sexualidad, la intimidad. La invitación, en ambos encuentros, fue a apoyarse entre ellas, a quererse, a poder conectarse con su ser más profundo. Mientras ellas aprendían y compartían, los hombres de la Fundación se encargaron de cuidar a los niños. Ambas reuniones comenzaron con la propuesta de temas y luego se armaron grupos de debate en los que compartieron sus experiencias e inquietudes a través de una guía de preguntas. Entre los temas tratados estuvieron lactancia, sexualidad, chequeos ginecológicos y obstétricos, enfermedades, entre otros. Los grupos debatieron las respuestas y anotaron sus dudas y consultas para luego charlar con la ginecóloga Kristina Portella, en el primer encuentro, y con la médica Sol Badano, en el segundo. Durante las charlas, las especialistas explicaron la importancia de realizarse un chequeo ginecológico anual aunque no tengan síntomas de ninguna enfermedad y hablaron sobre medidas de prevención.
En ambos encuentros, las chicas se animaron y compartieron abiertamente sus experiencias, formularon preguntas y pidieron consejos a las especialistas. También recibieron una guía con información detallada sobre los hospitales a los que recurrir para hacerse los chequeos, entre otros servicios gratuitos que muchas de ellas desconocían.
“Lo que más me gustó del encuentro fue la charla con la ginecóloga. Sentimos la confianza para compartir nuestra intimidad.” Amada
“Me encantó que la ginecóloga se acerque al barrio y explique de forma tan sencilla. Nos sacamos todas las dudas.” Blanca
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INSTITUCIONAL
En busca de un estilo barrial La Fundación organizó una serie de encuentros para empezar a construir una identificación más comunitaria y local.
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Durante 2015, la Fundación se propuso dar un paso más en algo que estuvo siempre en el origen y en la búsqueda de la organización: la referencia barrial. Históricamente, varios miembros llegaron de otras localidades pero el vínculo comunitario formó parte de la acción y de los objetivos.
El tercer encuentro, entonces, fue el 16 de octubre, y ahí se tocaron específicamente temas del barrio: lo que a cada uno le gusta y le preocupa de la zona. Con la presencia 17 familias, la dinámica fue positiva y entre las conclusiones surgió la necesidad de realizar una asamblea barrial periódica.
Con idea de consolidar ese camino de identificación local, este año se organizaron una serie de encuentros en la sede de Mariló. En marzo, miembros de la Fundación dieron el primer paso y empezaron a definir posibles acciones, como la visita a organizaciones barriales y la convicción de tomar el tema como prioridad.
La iniciativa de principios de año empezó entonces a tomar cuerpo, también con el aporte de las personas del barrio. La Fundación quiere propiciar espacios donde los vecinos puedan enriquecer a la organización con la cultura barrial.
El 4 de septiembre, en tanto, se invitó a familias del barrio para presentar el proyecto de la Fundación y proponer un espacio abierto para pensar entre todos qué puede sumar la organización o desde dónde puede involucrarse cada uno. De esta dinámica surgió la iniciativa de organizar una nueva reunión.
Segundo encuentro de comunidad.
Anuario 2015
Los barrios tienen un espíritu propio: símbolos y parábolas, narraciones, imágenes y modos que recogen las vivencias colectivas e interpretan su
realidad. Se trata de un modo particular de ser vecinos, de celebrar, de soñar, de vivir. Un tiempo propio, un modo de vincularse, de entender la realidad y de actuar sobre ella. Y esa puede ser fuente de inspiración y de acción. La Fundación quiere abrir las puertas y salir al barrio a beber de esa agua que es el espíritu barrial. Y, a su vez, favorecer las instancias que permitan su desarrollo. El objetivo, en definitiva es generar un espacio de encuentro y escucha con los vecinos. Generar dinámicas que faciliten el intercambio de opiniones e información de los participantes acerca de la realidad del barrio y de la Fundación. La idea es tener la opinión de todos, abrir las puertas e integrar cada vez más.
ENCUENTRO EN EJÉRCITO DE LOS ANDES
Reflexionar el barrio a partir del Papa Francisco A propósito de las fiestas patronales de la Capilla Santa Clara, se organizó una charla que unió a los referentes de la comunidad para dialogar temas claves. Infancia, juventud, género y medioambiente. Con esos cuatro ejes como disparadores, miembros del barrio Ejército de los Andes se juntaron para reflexionar sobre la realidad local. La excusa fue el año electoral y, el marco, bien particular: las palabras del Papa Francisco. A partir de fragmentos del discurso pronunciado por Jorge Bergoglio en el Segundo Encuentro de Movimientos Populares, miembros de la Fundación, el Bachillerato Popular, la capilla, la Sedronar y otros referentes locales se encontraron en Santa Clara el 12 de agosto. La dinámica, que se realizó en la Capilla, incluyó el reparto de ese material de Francisco y la disposición de algunas de las frases más importantes del texto en cartulinas desplegadas en las paredes. Entonces se formaron comisiones divididas a partir de las cuatro temáticas centrales, que eligieron algunas de esas expresiones del Papa y compartieron el por qué. Entre las frases elegidas del discurso de Francisco en Bolivia estaban: “Necesitamos instaurar esta cultura del encuentro porque ni los conceptos ni las ideas se aman; se aman las personas”; “la entrega, la verdadera entrega, surge del amor a los hombres y mujeres, niños, pueblos y comunidades… Rostros y nombres que llenan el corazón”; “ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho”; “los seres humanos y la naturaleza no deben estar al servicio del dinero. Digamos no a una economía de exclusión e inequidad”.
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“Necesitamos instaurar esta cultura del encuentro porque ni los conceptos ni las ideas se aman; se aman las personas” Papa Francisco
Entre las conclusiones del encuentro, lo más importante fue el descubrir la importancia del espacio, que en este caso reunió a 35 personas. En palabras de José Castro Videla, coordinador de proyectos del barrio Ejército de los Andes: “Necesitamos seguir juntándonos, encontrarnos más seguido”.
UNA COMUNIDAD EN MOVIMIENTO Además del encuentro del 12 de agosto, la comunidad del barrio se encontró el 8 de mayo, Día de la Virgen. El objetivo fue simplemente celebrar y fomentar este tipo de reuniones. Participaron más de 50 personas entre las que estuvieron miembros de la Capilla Santa Clara, el Bachillerato Popular, Fundación Franciscana, SEDRONAR y otros referentes locales. #SomosComunidad
TRABAJO
Economía comunitaria:
Ferias de Emprendedores Los proyectos de la comunidad y sus impulsores muestran sus productos en Mariló. Algunos emprendedores recién comienzan a recorrer su camino acompañados por la Fundación y otros ya hace rato lo arrancaron: todos, sin embargo, se animaron a mostrar sus creaciones. Bolsos, chocolates, panadería, decoración decoupage, plantas ornamentales fueron algunos de los productos que se vieron en las dos ferias de emprendedores que se realizaron en Mariló. Empleados, voluntarios y participantes recorrieron los puestos y conocieron los proyectos en ambas oportunidades. Por un lado, los emprendedores presentaron y comercializaron sus productos y, del otro, el público disfrutó de objetos únicos, a buen precio y excelente calidad. 54
Estas primeras ferias fueron una oportunidad para que los productores se conozcan entre ellos, compartan sus experiencias y comiencen a generar redes para que sus emprendimientos crezcan. Economía Social busca acompañarlos, generar espacios para que puedan desplegar sus creaciones, capacitarlos y orientarlos para posicionar sus productos en el mercado.
NUESTROS EMPRENDEDORES DELEYMAR
GUSTAVO KEES
ENTRAMAR
Chocolates artesanales
Panadería Churros Bolas de fraile
Delantales de cocina Individuales Bolsos
SU-CAC
DORIS SILVA
EMILCE
Plantas ornamentales
Decoración decoupage
Jabones Almohadones
HACÉ TU PEDIDO: info@fundacionfranciscana.org
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JÓVENES EN ACCIÓN
¡Somos Fundación Franciscana! Como servicio a la comunidad, los chicos y chicas del programa de adolescentes Arranque pintaron el logo y portón de entrada de la Fundación. ¡Quedó espectacular!
¡Empezamos!
A Francis “le gusta” pintar
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Esteban se concentra en su tarea
Mucho trabajo en equipo
¡Mural y portón terminados!
Anuario 2015
Risas y momentos fraternos
LA EDUCACIÓN, PRIMERO
Una tarea en conjunto El espacio de apoyo escolar funciona los miércoles por la tarde y vincula a un grupo de 15 voluntarios del colegio Santa Ethnea, de Bella Vista, con 18 chicos de la Fundación. Un lugar de estudio y acompañamiento. Cada miércoles por la tarde, chicos y chicas de la Fundación esperan ansiosos la llegada de alumnos del colegio Santa Ethnea. Este grupo de voluntarios, que cursan de 2º a 6º año del Secundario, comparten la tarde con ellos y los ayudan con la tarea. Este espacio, que surgió como respuesta a la demanda de las familias, alfabetizadoras y psicopedagogas, nuclea tanto a participantes del primer turno de Alfabetización como a aquellos que no obtuvieron vacantes para el programa. La propuesta tiene como objetivo acompañar a los chicos con los deberes escolares, ayudarlos con aquellos temas que más les cuestan y brindarles un espacio de estudio que, en la mayoría de los casos, no tienen en sus casas. Para la coordinadora y los voluntarios, apoyar a los niños en su camino escolar significa también ayudarlos a darle valor a sus tareas, crear un ámbito ordenado en el que puedan concentrarse y, a través de los vínculos que se van dando, resignificar el estudio.
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Semana a semana, los voluntarios trabajan con los mismos chicos: buscan la información juntos, encuentran la forma de resolver los problemas entre pares y aprenden a utilizar Internet como herramienta de investigación. A través de la confianza y el encuentro, se generan intercambios cada día más positivos. Los chicos se preocupan por copiar sus tareas para llegar al espacio con material para trabajar: hay quienes los esperan, les preguntan cómo les fue y los acompañan para enfrentar sus desafíos.
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PARTICIPACIÓN
Crear puentes Personas vinculadas con la Responsabilidad Social Empresaria de diferentes compañías se acercaron a la Fundación para una jornada en la que trabajaron con una familia y dialogaron sobre el vínculo entre las organizaciones y el sector privado. “Aprendí”; “tuvimos un verdadero encuentro”; “fue una experiencia movilizadora”; “nos pusimos en los pies del otro”. Esas fueron algunas de las conclusiones de la jornada de voluntariado corporativo para personas vinculadas con la Responsabilidad Social Empresaria de diferentes compañías. Las palabras salieron espontáneamente de quienes participaron de la experiencia de trabajo en conjunto diseñada por la Fundación: colaborar con una familia para mejorar la huerta de la casa. La propuesta, sin embargo, no sólo era hacer esa contribución sino aprovechar ese contexto para dialogar sobre la relación entre las empresas y las organizaciones sociales.
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En la jornada realizada en octubre estuvieron Florencia Cambiasso y Florencia Pereira, de Banco Galicia; Juan Acosta, de Carrefour; María Galban, de Fiplasto; Roberto Lancestremere, Fabiana Di Stefano y Marina Silva, de Teylem; Elena Manjón y Andrea Gómez, de Cook Master. La jornada comenzó con un desayuno en Mariló. Luego se explicaron brevemente los objetivos del día y, en conjunto con algunos miembros de la Fundación, todos se trasladaron a la casa de la familia Araujo.
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Allí los recibió Karim, participante del programa de Huertas y del Grupo de Madres. Ella contó su vínculo con la Fundación y explicó las tareas a realizar. En ese momento vino lo mejor del día, con el trabajo en conjunto y el diá-logo que surgió naturalmente. Ya en el cierre, fue la propia Karim quien destacó lo compartido. “Estoy muy contenta por lo que vivimos hoy”, dijo. “Y realmente estoy muy a gusto con la Fundación”, agregó. Ya de vuelta en la sede, se preparó un almuerzo que se compartió entre todos. En esa instancia se contó un poco más en profundidad el trabajo de la Fundación y los vínculos que se establecen con las familias. Para el final, hubo una compartida de lo vivido durante la mañana. Lo siguiente fue un discernimiento social en el que las empresas contaron experiencias transformadoras. Y se entabló un diálogo sobre los aspectos claves a la hora de planificar la RSE.
Somos un aliado estratégico, dedicado a la comercialización, logística y distribución de alimentos en el entorno público y privado. Brindamos a nuestros clientes la posibilidad de contar con una flota de camiones con sistema de refrigeración para su logística. Comenzamos a desarrollar actividades en el área de construcción, limpieza y mantenimiento, llevando a cabo obras de refacción y puesta en valor de diferentes espacios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Brindamos servicios de Higiene Urbana comprendiendo entre nuestras acciones la provisión de contenedores de residuos sólidos urbanos, cestos papeleros, entre otros, como así también el mantenimiento de los mismos en vía pública.
VOLUNTARIADO CORPORATIVO
Las puertas abiertas Distintas empresas se acercaron a la Fundación para un ida y vuelta enriquecedor.
Generar vínculos es uno de los ejes del estilo de la Fundación. Por eso, la oportunidad de establecer relaciones con empresas se convierte siempre en una experiencia enriquecedora para ambas partes. Este año el voluntariado corporativo, una práctica común en varias empresas, permitió establecer muchos de estos nuevos puentes.
• En junio, Disney VolunTEARS y Fundación Leer donaron libros, además de su tiempo, para establecer un rincón de lectura en la Casa del Niño de Ejército de los Andes.
Disney + Fundación Leer
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Weber Saint-Gobain y Carrefour
• En septiembre, Mariló se llenó de libros en la Maratón de Lectura del Centro de Promoción de la Lectura (CPL). Más de 150 chicos participaron de 14 rincones temáticos llenos de cuentos, juegos y mucha creatividad. Para que eso fuera posible, 70 voluntarios pusieron energía y corazón. Entre ellos estuvieron representantes de las empresas Weber Saint-Gobain y Carrefour.
• En octubre, empleados de Farmacity e integrante de la Fundación participaron en conjunto en una jornada de voluntariado corporativo en Ejército de los Andes. Hicieron arreglos y pintaron el SUM y la cocina de la Casa del Niño, además de compartir la tarde.
Farmacity
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PROFUNDIZAR LA PROPUESTA
Mapas para el encuentro Junto al equipo de Talita Kum, conceptualizamos nuestro camino. Nicolás Obiglio, encargado de Psicología, dibujó el recorrido.
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El equipo Talita Kum capacita y acompaña a organizaciones que trabajan junto a personas en situaciones de vulnerabilidad social.
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ESPIRITUALIDAD AL SERVICIO
Sos el Dios de la Vida La Fundación salió al encuentro del barrio en la primera misión de invierno. Empleados y voluntarios de la Fundación, junto a miembros de la Casa del Niño y la Capilla Santa Clara, compartieron una semana de misión en Ejército de los Andes. La misión “Sos el Dios de la Vida” -que se llevó adelante entre el 28 de julio y el 1 de agosto- contó con la participación permanente de un grupo de aproximadamente 10 personas que durmió en la Casa del Niño. También hubo gente que participó de forma itinerante (compartiendo algunas actividades y quedándose a dormir) y otros sólo en actividades puntuales. 62
La jornada arrancó con una capacitación a cargo de la organización Talita Kum. A través de juegos y dinámicas grupales e individuales, todos los miembros de la Fundación –nuevos y antiguos– dialogaron sobre el rol de la organización en las comunidades con las que trabaja, las tensiones que se presentan y lo que sueñan para un futuro. Los días siguientes fueron de mucha compartida: iniciar el día con momentos de silencio y misa para luego salir al barrio a invitar y dar a conocer las actividades que brindan la Casa del Niño y la Capilla. No faltaron las visitas a las casas en las que se compartieron mates y experiencias entre los jóvenes misioneros y los vecinos del barrio. Además, las familias se acercaron a celebrar misa en la entrada de sus edificios, en el Monumento a la Madre y en la capilla. También participaron de actividades niños y abuelos en las que hubo arte, juego y mucha diversión. La misión finalizó con una celebración y choriceada comunitaria en la que se celebró una vez más el encuentro y la vida.
También participaron de actividades niños y abuelos en las que hubo arte, juego y mucha diversión. Anuario 2015
ANTÓN HNOS.
San Antonio de Areco
ALFABETIZACIÓN SOCIAL
Diccionario Social Vol. 2
Estas son algunas definiciones surgidas del trabajo realizado con Talita Kum.
c. d. e.
COMUNIDAD Del encuentro sincero nace la comunidad. Es a través del fortalecimiento de los vínculos comunitarios como creemos que la realidad es transformable. Ser comunidad es a la vez medio y fin: a través de la formación de vínculos comunitarios es como pretendemos transformar la realidad y, a la vez, queremos transformar para generar comunidad. La fuerza de nuestro trabajo proviene de la vida comunitaria que lo sostiene.
DIVERSIDAD En la Fundación somos una comunidad muy heterogénea y creemos en esa diversidad: aunque sabemos que siempre será fuente de tensiones, es una gran riqueza a cuidar y a potenciar.
ENCUENTRO Creemos que el encuentro fraterno y abierto nos transforma. Todos tenemos dones para aportar y algo para aprender y enriquecernos. Las experiencias que se gestan en estos encuentros siguen retroalimentando nuestro trabajo y transformando nuestra vida. El vínculo es el primer motor del empoderamiento y el desarrollo.
ESPIRITUALIDAD Elemento constitutivo de la persona. Todos los hombres y mujeres poseen una espiritualidad, que es como ese “hilo invisible” que le da sentido y vigor a lo que vivimos. Este “hilo” es anterior a las religiones y entrelaza todas las dimensiones de nuestra vida.
f. Anuario 2015
FRATERNIDAD Significa hermandad. Y esta se concreta en el vivir junto a otros hermanos con quienes se elige compartir la vida. Es un regalo, pero también se construye. No es algo idílico.
ALFABETIZACIÓN SOCIAL
i.
INTEGRALIDAD Por un lado, significa la concepción integral de la persona, tomando en cuenta sus dimensiones física, social, espiritual, afectiva, intelectual. Esta mirada integral de la persona y de la realidad nos invita a abordar la pobreza desde la complejidad, trabajando interdisciplinariamente. La integralidad también tiene que ver con la intención de poner en el centro a la familia, abordando todas las edades.
n.
NECESIDAD
p.
PARTICIPANTES
Los límites y carencias con los que usualmente peleamos, pero que terminan siendo lugares que nos abren a aspectos nuevos y desconocidos de nosotros mismos y de los demás, que nos hacen ser creativos, que nos comprometen y nos unen.
No creemos en los “participantes” entendidos como receptores pasivos, sino que son miembros activos, parte de la comunidad de la Fundación Franciscana. Y, a la vez, consideramos que los trabajadores y voluntarios no son dadores generosos, sino miembros que comparten y a su vez reciben, transformándose recíprocamente.
POBREZA Entendemos la pobreza como una situación de injusticia social. Como dice el documento de la Iglesia en Puebla, “esta pobreza no es una etapa casual, sino el producto de situaciones y estructuras económicas, sociales y políticas”. Más allá de las elecciones personales y puntuales, hay una situación –de la que todos como sociedad somos parte– que impide que las personas puedan trabajar, estudiar y desarrollarse.
s.
SERVICIO Prestar una ayuda concreta a alguien, realizar esas tareas pequeñas y desapercibidas pero necesarias. Poner todo el empeño para que nuestras tareas sean hechas lo mejor posible, no por perfeccionismo, sino porque intento darle al otro todo lo que puedo de mí.
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ESTILO FRANCISCANO
La Teja: una comunidad con mucha vida Alrededor de la casa de formación de frailes y la capilla de ese barrio se tejen vínculos que combinan proyectos sociales, pastorales y de encuentro. Una feria en la que la gente elige el precio de los productos; una bloquera para hacer ladrillos que se comparte entre vecinos; créditos grupales solidarios. Estos son solo tres ejemplos de la vida en comunidad de La Teja. Allí, alrededor de la capilla San Cayetano y la casa de formación de frailes, se respira solidaridad y emprendedorismo. Es que los proyectos y las necesidades en ese punto del conurbano bonaerense son múltiples. Algunas de las carencias están a la vista, mientras que las iniciativas comunitarias se multiplican. Todo es motorizado por el trabajo en conjunto de frailes de la casa, laicos voluntarios y vecinos de ese barrio del partido de Merlo. 66
La actividad es intensa, en toda la semana. Los miércoles y jueves trabajan madres del barrio en costura. Hay dos máquinas y siete mujeres que trabajan en proyectos como alpargatas, frazadas y colchas. Un jueves por mes y los domingos, en tanto, se encuentran los grupos de créditos solidarios, que se gestionan comunitariamente: el grupo es el que aprueba, porque si uno no paga el resto debe hacerse cargo. Dos viernes al mes, además, cuatro profesionales se acercan para hacer un seguimiento en psicopedagogía. Los casos surgen comunitariamente y a partir del diálogo de la casa con la escuela del barrio. El sábado, en tanto, es el día de mayor actividad. Por un lado, hay clases de guitarra, que da un voluntario, y encuentro de jóvenes. Por el otro, cada 15 días, una vecina del barrio dicta clases de tejido, crochet y ñanduti, un tejido de origen paraguayo. Cuando no está el curso, funciona la juegoteca. “Es uno de los momentos más lindos”, cuenta Nicolás Aguilar, fraile de la casa. “Funciona desde hace 10 años y participan 40 chicos, que vienen aunque llueva y llegan una hora antes de que empiece la actividad”, resume Nico. A la actividad más comunitaria o social se suma la pastoral. En la capilla se celebra misa, se preparan confirmaciones y hay acompañamientos personales, entre otras cosas. En la casa viven seis frailes, tres estudiando y tres en comunidad formativa. Anuario 2015
ESTILO FRANCISCANO
“En La Teja hay gestos de solidaridad muy patentes en medio de la necesidad.” El fraile Nicolás Aguilar
“La Teja fue una opción para nuestra formación, porque para los frailes es importante el estudio y el contexto. No queremos que sea una burbuja. Acá tenemos la posibilidad de armar puentes, vínculos con la gente”, explica Nico. Una de las actividades que más personas convoca, por ejemplo, es la feria que se realiza en dos domingos por mes. La ropa se consigue mediante donaciones y el precio lo define el comprador. En algunos casos, las ferias son solidarias: lo recaudado es para una necesidad concreta de un miembro de la comunidad. “Con las vecinas que participan nos juntamos habitualmente para que se sientan las madres del barrio”, explica Nico. A las iniciativas más comunitarias se suman los emprendimientos que van surgiendo desde las familias.
Dos madres, por ejemplo, trabajan elaborando zafus, una combinación de sillones para el piso y almohadones, mientras que otra vecina desarrolla coquedamas. Uno de los nuevos proyectos es una bloquera que es itinerante y comunitaria: tres familias del barrio se ponen de acuerdo para hacer ladrillos que sirvan a las necesidades habitacionales de todos y alojan la máquina en una de esas tres casas, que siempre se encuentran cerca. “En La Teja se vive comunitariamente. Hay gestos de solidaridad muy patentes en medio de la necesidad y la pobreza. Es una comunidad abierta, que recibe a todo aquel que se acerca”, cuenta Nico.
EL VÍNCULO QUE NOS HACE HERMANOS La Fundación Franciscana y la casa de La Teja están en una etapa de diálogo que incluye reuniones periódicas. Hoy sólo Asesoría Legal de la Fundación presta un servicio en el barrio, pero las relaciones son muchas. “Queremos vincularnos, ayudarnos, caminar juntos. Hay mucho por recorrer y hay una realidad que desborda, como con la droga y el hambre. Tenemos que aprovechar el vínculo que nos hace hermanos”, resume el fraile Nicolás Aguilar.
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TRANSPARENCIA: OTRA FORMA DE ENTENDER TU APORTE
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TRANSPARENCIA
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INVITACIÓN
Cómo participar Las puertas están abiertas para todo aquel que quiera acercarse.
Voluntario Vení a encontrarte con el otro y a transformar tu vida. Sumate a nuestras actividades y asumí un compromiso en alguno de los programas. La Fundación cuenta con diversos espacios y momentos.
Padrino 70
Ser padrino es mucho más que aportar dinero por mes, es animarse a formar parte de una comunidad. Historias de vida, informes y la invitación a acercarse forman parte de la propuesta.
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VOLUNTARIADO
“Fue un año de mucho aprendizaje” Jesús Gómez (26), fraile y voluntario de la Casa del Niño, nos cuenta cómo fue su experiencia con los chicos y los abuelos en Ejército de los Andes durante 2015. “Con ambos extremos disfruto, aprendo, me divierto”, cuenta el fraile Jesús Gómez sobre una experiencia particular: su participación como voluntario en los programas de Tercera Edad y de niños de la sede de la Fundación en Ejército de los Andes. Por un lado, en conjunto con Adriana Cabrera, encargada de la sala “Hermano Francisco”, ayudan a los chicos con la tarea, revisan las carpetas, están atentos a las preguntas y los ayudan para las evaluaciones. También tienen un día recreativo, de deporte, juego, música, teatro, lectura de cuentos. Por otro lado, los miércoles, comparte la merienda con los abuelos.
Las particularidades están a la vista. “El de los chicos es un espacio hermosísimo, en el que además descubro mis propios límites. Es un lugar sano, de vínculo. Los chicos te observan y te educan ellos a vos”, dice con una sonrisa. Para Jesús, es un gran desafío acercarse a las familias. “Los miércoles tenemos reunión de equipo y después salimos a visitar a las familias. Es muy importante este espacio de encuentro. Les contamos cómo van los chicos, los escuchamos, compartimos los cambios. Es importante generar la participación, que los papás no se desentiendan”. Con los abuelos, la dinámica es distinta. “Con ellos, es sólo estar. Merendar, jugar al bingo, compartir. No dejo de admirar su voluntad. El esfuerzo que hacen para llegar. Por la edad, el cansancio, el dolor físico con el que se acercan”.
Al pensar en el año compartido, el balance es positivo. “Fue un año muy lindo, de mucho aprendizaje. Trabajar con las familias despertó en mí la esperanza, las ganas de seguir apostando a futuro. Las visitas a las familias son un desafío y también mi propio aporte como voluntario y fraile”, dice. Además, destaca la presencia y cercanía que caracterizaron ambos espacios: “Estar con ellos es crecimiento constante. Participar, compartir, jugar y marcar límites sin olvidar la cercanía. Involucrarnos, dar lo nuestro, ser parte, aprendiendo, preguntando, sin avergonzarnos”. Para Jesús, Ejército de Andes es un espacio de infinitas posibilidades. “Me acercó a nuevas formas, ámbitos, encontré espacios de capacidades y oportunidades. Se ensanchó mi corazón”, concluye.
“Ejército de los Andes me acercó a nuevas formas, ámbitos: encontré espacios de capacidades y oportunidades. Se ensanchó mi corazón” #SomosComunidad
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SOMOS
Sueño con... Miembros de la comunidad de la Fundación se animaron a contar aquello que los inspira.
“Se arq r bue uer n o” IVÁN GALVÁN Participante del Programa de Alfabetización (PAC) y del Centro de Promoción de la Lectura (CPL).
“Recibirme y ser enfermera” LILIANA NÚÑEZ Mamá de Esteban, de Arranque, y Tiago, de Psicología.
“Terminar el secundario y poder estudiar una carrera”
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ESTEFI CÁMARA Participante del programa de Jóvenes COVI (Construyendo la Vida)
r “Estudiaing” market FABIANA GIMENO Mamá de Rolo, de COVI y de Luciana, del CPL; participante del Grupo de Madres y Huertas.
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“Formar una familia y tener una casa propia” MARU LALANNE
Encargada del CPL.
SOMOS
“Viajar y conocer el mundo”
INE GONZÁLEZ
Area de Desarrollo.
“Ser policía”
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NAHUEL SUÁREZ
ÑO E U
Participante del PAC
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roe” é rh e p u s r e S “
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NAHUEL GÓMEZ Participante del PAC y del CPL.
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“Que mis hijos construyan un buen futuro” MISAEL DE LUCA Coordinador de Campamentos
ANAHÍ PÉREZ Mamá de Nahuel, de COVI, y de Ludmila, de Arranque (Adolescentes). #SomosComunidad
ESPIRITUALIDAD
Lo pequeño puede transformarnos Por Ezequiel Murga*
Todos los jueves nos encontramos en la Fundación Franciscana con un grupo de voluntarios y mujeres y hombres del barrio para trabajar la tierra en el proyecto de Huertas. La pregunta por el sentido de esto, el para qué, me ha estado acompañando mucho durante este tiempo. Lo que se cosecha no es mucho, y claramente no es una solución económica para ninguna de las familias: la huerta es pequeña y los recursos, escasos. ¿Qué sentido tiene entonces? Para responder a esta pregunta, tuve que hacer un poco de historia, hacia los comienzos de lo que significa ser franciscano.
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Hace 800 años, un joven de la ciudad de Asís tuvo una serie de encuentros que le cambiaron la vida. Y que cambiaron también la vida de la Iglesia y del mundo. Este joven, Francisco de Asís, se encontró con los leprosos, que eran los marginados de su tiempo; se encontró con el evangelio de Jesús, que lo invitaba a anunciar el Reino de Dios; y se encontró con un grupo de personas que, al igual que él, querían seguir a Jesús: se encontró con hermanos. Este grupo de jóvenes deseoso de caminar tras las huellas de Jesús eligió como nombre “hermanos menores”. A partir de allí comenzó una aventura que llevó a la formación de lo que solemos llamar la espiritualidad o el carisma franciscano. Estas dos palabras, “hermanos” y “menores”, logran expresar de manera profunda y simple la intuición de Francisco y, por lo tanto, la de todos nosotros que queremos seguir a Jesús de este modo. Hermanos y hermanas de todos, intentando construir el reino entre todos, a la par, caminando juntos, sin que haya primeros y últimos, ganadores y perdedores, poderosos y débiles. Reconociéndonos todos hijos del mismo Dios, caminamos juntos, unos con
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otros, construyendo un mundo en donde reinen los vínculos de igualdad y fraternidad. Una opción profundamente profética para un mundo que invita constantemente a lo individual, al “salvate a ti mismo”, a la competencia, y la exclusión. De la misma manera, el sabernos “menores” nos invita a creer en los pequeños gestos, en la fuerza transformadora de lo sencillo, en que la única manera de combatir contra la lógica del poder que excluye sistemáticamente es renunciando al poder, renunciando a los medios poderosos, muchas veces más eficaces, pero lejanos a los modos de Dios, que quiso nacer pobre en un pesebre. Desde estas claves puede leerse y cobrar sentido nuestro trabajo en la huerta de la Fundación. Un lugar donde hombres, mujeres, niños, jóvenes y adultos, sin importar de dónde son, ni la edad, ni el género, nos juntamos como hermanos y hermanas, iguales, a trabajar con la tierra, a generar vida, a embellecer con flores, a dejarnos transformar por el encuentro, el mate, y el trabajo conjunto. Aprendemos a compartir, a trabajar juntos, a ser solidarios, a decidir entre todos. Creemos que una flor, una comida cosechada con nuestras propias manos, que el pequeño trabajo cotidiano, puede cambiar nuestras vidas. Creemos, en definitiva, que lo pequeño puede transformarnos. De esta manera trabajamos, reímos y celebramos todos los jueves el querer estar juntos para trabajar. Nuestra tierra se vuelve signo profético del Reino, de que la fraternidad y la minoridad son posibles. * Fraile de la Casa de Jóvenes y voluntario de Huertas.
TelĂŠfono: (011) 15 6 700 3884 info@fundacionfranciscana.org www.fundacionfranciscana.org