Presentación
Los terremotos, las erupciones volcánicas, las inundaciones, las avalanchas, los incendios y las emergencias sanitarias por dengue, diarreas, pandemia de influenza y otros, son parte de la realidad costarricense y por lo tanto, son hechos de interés noticioso para los medios de información. Buena parte de la ciudadanía considera que estos hechos son “inesperados” y las noticias mal enfocadas alientan sensaciones de miedo, impotencia o frustración. Sin duda, todas las emergencias y los desastres son noticia porque afectan a la gente, son novedosas y van aparejadas con historias de personas quienes, desde diferentes ámbitos, tienen algo que contar: rescatistas, víctimas y sus familiares, gobierno, profesionales de la salud, voluntariado, personas científicas, organismos internacionales y ciudadanía organizada. Es responsabilidad de la prensa informar con una visión de respeto hacia las víctimas y con un carácter noticioso que procure soluciones y aliente la prevención. Estas informaciones deben llevar un referente ético y científico con el fin de trascender la sensación de alarma. Las consecuencias psicosociales de un desastre carecen de interés para la prensa. Lamentablemente no interesa cuidar el tono de las noticias ni tampoco la forma cómo se entrevista a quienes enfrentan directamente las consecuencias. Sin embargo, para la Organización Panamericana de la Salud OPS y la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias CNE, es fundamental que las personas profesionales de la prensa comprendan el impacto psicosocial de un desastre y reflejen un trato respetuoso hacia las personas afectadas. Con el fin de brindar una guía básica de cobertura, el Comité Asesor Técnico de Información para la Prevención y Atención de Emergencias, coordinado por la CNE, así como la Subcomisión de Comunicación Interinstitucional para la
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