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Enrique Avogadro Ministro de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Tiempos pandémicos
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l 12 de marzo de 2020 anunciamos como medida preventiva y extraordinaria la cancelación de recitales y eventos masivos. El día anterior, la Organización Mundial de la Salud había declarado al coronavirus como pandemia. En ese momento, sostuvimos que podían continuar abiertos los cines y los teatros, pero con nuevos cuidados como mantener un asiento vacío de por medio entre los espectadores y limitar la cantidad de personas por audiencia. A los pocos días y con medidas que tenían su correlato en todas las provincias a lo largo del país, también íbamos a tener que anunciar el cierre preventivo de esos espacios. Junto a las fábricas, las pymes y las escuelas, cerraron sus puertas las bibliotecas, los centros culturales, los teatros, las galerías, los museos y las librerías, entre muchos otros espacios. Las calles se vaciaron de golpe al igual que las ferias y los paseos turísticos. Desde los museos y los grandes festivales hasta los espacios fundamentales de la cultura independiente, todos frenaron su actividad. Empezaba la cuarentena y con ella, el distanciamiento social. Hábitos tan arraigados y que son parte de nuestra identidad como juntarnos, abrazarnos, charlar en un café o emocionarnos en la oscuridad de una sala de teatro, tuvieron que ser interrumpidos. La enorme diversidad cultural y creativa que desborda en esta ciudad y tiene expresiones originales en cada barrio, quedó paralizada como nunca antes. Pero como siempre, en los momentos de crisis el sector cultural dice presente y deja su marca. Lo hizo en el ’83, con una explosión expresiva en todas las disciplinas que contribuyó a fortalecer la democracia, recomponer la memoria y expandir las libertades individuales y colectivas. Lo hizo en 2001, ocupando un rol central en la reconstrucción del entramado social y económico, generando espacios de encuentro, de autogestión y de