Gabriela Mistral
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Cómo Escribo Chile Sufragio Femenino Educación Popular Por la Humanidad Futura Nuevas Publicaciones de Gabriela Mistral Epistolarios Todos los Ríos dan al Mar Nemesio Antúnez Recientes Publicaciones de Pablo Neruda Elementos para una Obra de Arte Alfredo Castro: Teatro como Testimonio Cuaderno de Composición LEA: Recomendaciones de Libros
Director: Fernando Sáez / Editor General: Tamym Maulén / Diseño & Diagramación: Maximiliano Andrade y Felipe Orellana Colaboradores: Jaime Quezada / Darío Oses / Alfredo Castro / Victoria Ramírez / Morin Ortiz / Ernesto González / Tatiana Orellana / Rafael Cuevas / Gabriel Maulén / Fundación Pablo Neruda: Fernando Márquez de la Plata 0192, Providencia, Santiago de Chile / www.fundacionneruda.org / Teléfono (56-2) 2777 87 41 / Derechos reservados © Impreso en Valparaíso por Impresos Libra, que actúa solo como impresor Representante legal: Raúl Bulnes Calderón / Junio 2018
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ómo escribo
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o escribo sobre mis rodillas y la mesa escritorio nunca me sirvió de nada, ni en Chile, ni en París, ni en Lisboa. Escribo de mañana o de noche, y la tarde no me ha dado nunca inspiración, sin que yo entienda la razón de su esterilidad o de su mala gana para mí. Creo no haber hecho jamás un verso en cuarto cerrado ni en cuarto cuya ventana diese a un horrible muro de casa. Siempre me afirmo en un pedazo de cielo, que Chile me dio azul y Europa me da borroneado. Mejor se ponen mis humores si afirmo mis ojos viejos en una masa de árboles. Escribir me suele alegrar; siempre me suaviza el ánimo y me regala un día ingenuo, tierno, infantil. Es la sensación de haber estado por algunas horas en mi patria real, en mi costumbre, en mi suelto antojo, en mi libertad total. Corrijo bastante más de lo que la gente puede creer, leyendo unos versos que aun así se me quedan bárbaros. Salí de un laberinto de cerros y algo de ese nudo sin desatadura posible queda en lo que hago, sea verso o sea prosa. En algunas ocasiones he escrito siguiendo un ritmo recogido en un caño que iba por la calle lado a lado conmigo, o siguiendo los ruidos de la naturaleza, que todos ellos se me funden en una especie de canción de cuna. Por otra parte, tengo aún la poesía anecdótica que tanto desprecian los poetas mozos. La poesía me conforta los sentidos y eso que llaman el alma, pero la ajena mucho más que la mía. Ambas me hacen correr mejor la sangre, me defienden la infantilidad del carácter, me aniñan y me dan una especie de asepsia respecto del mundo. La poesía es en mí, sencillamente, un rezago, un sedimento de la infancia sumergida. Aunque resulte amarga y dura, la poesía que hago me lava de los polvos del mundo y hasta de no sé qué vileza esencial parecida a lo que llamamos el pecado original, que llevo conmigo y que llevo con aflicción Enero, 1938
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hile
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n territorio tan pequeño, que en el mapa llega a parecer una playa entre la cordillera y el mar; un paréntesis como de juego de espacio entre los dos dominadores centaurescos. Al Sur el capricho trágico de los archipiélagos australes, despedazados, haciendo una inmensa laceadura al terciopelo del mar, y las zonas naturales, claras, definidas, lo mismo que el carácter de la raza. Al Norte, el desierto, la salitrera blanca de sol, donde se prueba el hombre en esfuerzo y dolor. En seguida la zona de transición, minera y agrícola, la que ha dado sus tipos más vigorosos a la raza: sobriedad austera del paisaje, uno como ascetismo ardiente de la tierra. Después la zona agrícola, de paisaje afable; las manchas gozosas de los huertos y las manchas densas de las regiones fabriles; la sombra plácida del campesino pasa quebrándose por los valles, y las masas obreras hormiguean ágiles en las ciudades. Al extremo
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sur el trópico frío; islas ricas de pesca, envueltas en una niebla amoratada, y la meseta patagónica, nuestra única tierra de cielo ancho, de horizontalidad perfecta y desolada, suelo del pastoreo para los ganados innumerables bajo las nieves. Pequeño territorio, no pequeña nación; suelo reducido, inferior a las ambiciones y a la índole heroica de sus gentes. Una raza refinada no somos; lo son las viejas y ricas. Tenemos algo de la Suiza primitiva, cuya austeridad baja a la índole de las gentes desde las montañas tercas; pero en nuestro oído suena, y empieza a enardecernos, la invitación griega del mar. La pobreza debe hacernos sobrios, sin sugerirnos jamás la entrega a los países poderosos que corrompen con la generosidad insinuante. El gesto de Caupolicán, implacable sobre el leño que le abre las entrañas, está tatuado dentro de nuestras entrañas Abril,
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ufragio femenino
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os llega el sufragio como victoria de largas demandas, después de campañas que provienen de Europa y de los Estados Unidos, y que por fin han convencido el estólido seso masculino. O bien, han alertado a los hábiles, que de repente nos consideran voto sumable a sus campañas. Sea lo uno más lo otro, las mujeres chilenas podemos ahora votar. Lo elemental es que votemos no como adláteres, sino como mujeres que anhelan aportar algo de feminización a la democracia. Ahora que se nos da voto, es decir voz directa y no soplo al oído del varón (que a veces sonríe, “diz que acata”), esta es la hora de que, lado a lado de ese hombre que nos “representaba”, nos representemos nosotras mismas, en cuerpo y alma. Esta habrá de ser parte de nuestro feminismo actuante. Organizarnos hasta adquirir la cultura social entera mediante el estudio de la Historia, del Derecho, de la Sociología, e incluso de las Matemáticas (servirán para las estadísticas, esa esgrima de cifras que lucen los varones sin...espada). Pertrechadas en grande, iremos a las elecciones, no en mero papel de votantes sino además de candidatas. Si votamos, pero solo por hombres, seguiremos relegadas, sin cobrar verdadero agarre sobre el timón de mando. Nuestro Senado tendrá mujeres también, palomas entre cóndores, aportando allí el zureo hogareño, la vocación de estabilidad doméstica, sin la cual el varón no tiene paz ni logra descanso. Saldrán de nuestro mujerío casero, algunas leaders, que sin ser unas anti-hogares, afronten salir a las calles y pertenecer al Senado, justamente para defender la patria de sus hogares, la de sus maridos, parientes y amistades: equilibrando así con su sensibilidad de mujeres, el Chile que se estaría haciendo solo con decisiones viriles. Codo a codo y en proa a una patria concebida como un hogar grande, para sus hijos, y los hijos de sus compañeras, las mujeres completarán la empresa política, en la cual falta más economía, mucha economía, acaso solo economía, porque nosotras partimos y llegamos de la tierra a la mesa, de lo tangible a lo factible, sin embriagarnos en teorías ni perdernos en dédalos de discusión ideológica. Por eso algún día Chile elegirá a una mujer para la Presidencia de la República Octubre, 1932
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ducación Popular
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as viejas verdades pedagógicas son como las del Evangelio, todos las conocemos, pero deben ser agitadas de cuando en cuando, para que exalten los ánimos como el flamear de las banderas y para renovar su generoso hervor dentro de nosotros. Los maestros hemos de ser los renovadores del fervor. No tenemos derecho, a pesar de las indiferencias que conocemos y de las incomprensiones que nos han herido, a dejar verdades que se enmohezcan en los demás. Somos los que hacemos su guardia a través de los tiempos. Si no tenemos la elocuencia, tengamos la buena voluntad, ese oro de los pobres, con el cual puede hacerse tanto en el mundo. Hay hoy en Chile una poderosa corriente pedagógica que pide, con una justificada angustia, que se transforme en institutos prácticos la mayoría de nuestros colegios y converjan hacia este vértice único los estudios de índole utilitaria. Hemos cometido el inmenso error de hacer de los estudios literarios el centro de toda la enseñanza. Tales estudios son lujo para especialistas y los programas de enseñanza, como las leyes de un país deben consultar las necesidades de las mayorías. La masa de un pueblo necesita capacitar, en breve tiempo, a sus hombres y a sus mujeres para la lucha por la vida. Hemos tenido la monstruosidad de enseñar durante 50 años los mismos programas con sólo variantes pequeñas. Durante este período de tiempo, enorme en relación con los progresos febriles de la época, se han dictado leyes que han cambiado la faz espiritual de la nación; han nacido nuevas ciudades y se han transformado las antiguas, y la enseñanza, que debe iniciar las renovaciones, se ha quedado tras de todas ellas. No es que hayan faltado grandes maestros, ni que la instrucción haya sido insuficiente; nuestros educadores son gloria americana y la instrucción dada ha sido tal vez excesiva; fue el rumbo el erróneo; no ha mirado nuestra educación a las realidades de su tiempo, ha pecado de libresca. No podemos decir que de idealista; la erudición, el recargo intelectual, no llevan al idealismo bien entendido, secan y fatigan el alma del niño nada más. Chile, lo hemos visto, puede ser un gran país industrial. Y el Chile de las industrias, como el Chile de la grandeza histórica, debe salir de los colegios. Todos los valores han cambiado en esta época nuestra, desconcertante hasta lo inaudito, y es necesario comprender que los dones del espíritu solos no salvan ni a un hombre ni a un país, y que es preciso, a la vez que afinar la sensibilidad del niño, adiestrar sus manos, sus pequeñas manos que en esta hora han de ser duras y ágiles, sobre la mesa quemante y revuelta de la vida Septiembre,
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or la humanidad futura
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a era en que la Humanidad rendía culto a la barbarie gloriosa de los héroes de la sangre, los Alejandro, los César, los Napoleón, está agonizante; pronto para ella se tañerá lúgubremente la muerte en el campanario de la historia. Mientras el siglo XIX va a descansar de su labor honrosa, ocupando un trono de luz entre los siglos idos, saludemos el alba de este siglo XX, que llega a la Humanidad preñado de aspiraciones y esperanzas recordando que en nuestra era no cabe otro culto que el de los héroes de la Ciencia: los Laplace, los Darien, los Lyell, los Marxs, los Spencer. En el corazón de la Humanidad, los grandes verdugos están a punto de ser suplantados por los grandes maestros. La escuela está llamada a sustituir el campamento. Únicos combates civilizados serán los del libro y la inteligencia. En todos los corazones un noble horror se incubará contra los sangrientos campos de batalla que la barbarie trocará en cementerios improvi12
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sados: los hombres del porvenir lucharán en las nobles lides del Trabajo y la Ciencia, en campos de batalla fecundos de bienestar y de verdad, el soldado ha constituido la fuerza y la superioridad de los pueblos en la barbarie; el maestro constituirá su fuerza y su superioridad en la civilización. Maestros: toca a vosotros ser la avanzada en este generoso advenimiento de la civilización futura; vosotros los maestros, haréis que ella sea de paz, de amor, de solidaridad. Recordad que, en gran parte, está en vosotros hacer del pueblo una turba de esclavos o una asociación de hombres libres. Las sociedades civilizadas confían al maestro cuanto poseen de más sagrado: su propio porvenir. El pueblo abre el surco de la infancia y os llama para sembrar en él las simientes de su vida futura. En vuestras manos está el arrojar la buena o mala semilla: el surco no será culpable si en vez de suculentos frutos llegaran a cosechar hierbas envenenadoras.
Maestros: aprended a elegir la simiente que vais a sembrar. Los niños son la sociedad del porvenir; fuera delito sembrar en sus cerebros simientes erróneas del pasado. No les enseñéis prejuicios que vosotros mismos habéis dejado de creer. El fanatismo y la intolerancia son los viejos odres de la era que agoniza: no coloquéis en ellos el vino nuevo. No les enseñéis que los hombres han disimulado su ignorancia inventando explicaciones sobrenaturales que nada explicaban de los fenómenos que no sabían comprender. No les enseñéis que la inmensa muchedumbre de los que trabajáis con el brazo y la inteligencia, debéis vivir condenados a una vida de necesidad y miserias, mientras una minoría ociosa derrocha lo superfluo. No les enseñéis que los pueblos se han despedazado en guerras inhumanas, como si el atavismo hiciera renacer en el hombre las predilecciones de la fiera. No les enseñéis a practicar la obediencia pasiva de los serviles, en homenaje a una disciplina que descoyunta el carácter, ahora la iniciativa individual y prepara para soportar resignadamente todas las esclavitudes. Este es el crepúsculo del pasado. Respetad el crepúsculo, pero preparad la aurora. A los niños que la sociedad os confía, enseñadles que mil laboratorios viven muchos héroes que han consagrado su vida al descubrimiento de la verdad objetiva de los fenómenos que percibimos
mediante nuestros sentidos, en el mundo que nos rodea; ellos, bebés delante de los surcos. Devuélvelo todo. Esta es la insigne cortesía del hombre hacia las cosas. Le dan las tibias siestas, los frutos de óleos y azúcares, y tú le yergues formas nuevas por los valles. Sé el que devuelve siempre, el que no hace trampas a la vida, el que recibe con una mano y está pagando con otra. El antiguo caballero era así; la mujer fuerte de la Biblia también. Devolvían, no hacían sino devolver. Hoy. ¡Di la palabra en tu mente y que te queme de noble impaciencia! Para hacer la silla donde se sentará tu madre, tienes, carpintero, esta hora. Y para llenar de lana la almohada de tu hermanito menor, donde dormirá acordándose de ti muchas noches, doncella; y para enseñar en tu clase lo que quieres dejar hincado en la carne de la vida, maestra, tenéis esta hora, la hora que pasa. ¡Mira si será maravillosa! Es un hilo de tu sangre que está resbalando y que, lo gastes o no, te deja disminuido, amenguado. Porque el tiempo desde que nacimos es una invisible vida de traición que nos vierte gota a gota el pecho, como esos vasos que tienen una herida delgada. Hoy: toda la obra que viniste a hacer está golpeando a tu pecho, imperiosa. ¡Y no la sientes! México, 1934
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nuevas publicaciones
Gabriela Mistral Manuscritos: Poesía inédita. Garceta, 2017.
Gabriela Mistral Cuentos & autobiografias. Ediciones del Cardo, 2017.
Gabriela Mistral Almácigo: Poemas inéditos. Editorial UC, 2015.
Gabriela Mistral Poema de Chile. La Pollera Ediciones, 2017.
Gabriela Mistral Lecturas para Mujeres. Planeta Sostenible, 2018
Gabriela Mistral Pasión de Enseñar. Ediciores UV, 2017.
Gabriela Mistral La Lengua de Martí. lom Ediciones, 2017.
Gabriela Mistral Por la Humanidad Futura. La Pollera Ediciones, 2015.
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pistolarios
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as cartas han muerto. Nadie espera al cartero, nadie tiene las esperanzas puestas en la llegada de una carta. Hemos vuelto a los mensajes escuetos, que antes llevaban las palomas mensajeras, pero sin sus ansiedades de urgencia ni la incertidumbre de su destino. Pobres cartas. Alimentaron el imaginario de la juventud, sirvieron para sellar amistades, construyeron entre todas lo que era la pequeña y gran historias de siglos pasados de personalidades y gente común. Todas daban cuenta de la intimidad, la sinceridad o el deseo oculto, que las hacían escrupulosamente directas o francamente evasivas. Escribir cartas, era hacer un ensayo, con un corresponsal directo de carne y hueso, al que se amaba u odiaba. Eran el gran lugar de la confianza. Los padres daban consejos, los amantes se encendían, las amistades se entregaban con fuerza. Los enemigos se ensañaban. Ahora, al menos, tenemos los libros que recopilan correspondencia del pasado. Algo es algo. Se abre el acceso a las verdades de personajes famosos que no sabían que lo eran, a la hora de escribirlas. Se puede en ellas escudriñar de los vicios y virtudes, de las esperanzas y las frustraciones. Los tres libros que traemos a colación, las cartas de John Cheever a diversas personas importantes en su vida, recopiladas con maestría por su hijo, las cartas que unieron a Virginia Woolf con Lytton Strachey en una relación de total complicidad y las cartas de Julio Cortázar a sus amigos Jonquieres, que nos cuentan al detalle de su evolución, asegurando de lo que el intercambio epistolar tenía de verdadera necesidad y destreza para divagar en busca de certezas, para analizar los asuntos públicos y personales en busca de una respuesta. Las reflexiones que encierran estas tres correspondencias, son algo así como certeros tratados de vida · F. S. G.
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odos los ríos dan a la mar La poesía de Cecilia Vicuña
Tras tres décadas viviendo en Nueva York la poeta Cecilia Vicuña visita Chile, su país de origen. Allí inicia un viaje por el río Mapocho, de cordillera a mar, pasando por distintos momentos que la hacen reflexionar sobre el dolor que causó la dictadura y cómo este se transforma en una fuerza creadora.
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a primera vez que supimos de Cecilia Vicuña fue por una entrevista que publicó la revista Qué Pasa en el verano del 2014. Nos cautivó la fantasmagórica presencia en Chile de una artista con 40 años de trayectoria, realizadora de poemas multiformes que resuenan con nuestras propias dolencias: las de nacer en un país agarrotado por su historia reciente. Motivadas por la fuerza de su obra, convocamos a un equipo de cineastas de la Universidad de Chile. Desde hace tres décadas Cecilia vive en Nueva York, pero regresa cada año a Santiago, donde pasea a diario por el río Mapocho, caudal que en dictadura arrastró cuerpos desaparecidos y hoy arrastra la indiferencia de toda una urbe. Escogimos este río emblemático de Santiago como el hilo conductor de la historia que nos interesaba contar. A través de él, podíamos dar cuenta del dolor que en Cecilia funcionaba como un motor creativo. Al mismo tiempo, era el contexto que necesitábamos para hablar de la historia política en Chile y sus consecuencias. Fue un proceso enriquecedor en el que tuvimos que sostener largas conversaciones con Cecilia para conocernos mutuamente y delinear nuestra propuesta audiovisual. Finalmente, el cortometraje se estrenó en julio de 2016 y fue parte del ciclo de cine de la Sala Sazié en la Universidad de Chile y del Festival PM de Poesía y Música. Este año se exhibió en el marco del Premio a la Trayectoria a Cecilia Vicuña, de la Fundación Pablo Neruda. Esperamos que sea un trabajo que se expanda e invite a crear desde las historias y cicatrices, tanto propias como colectivas.
Victoria Ramírez y Morin Ortiz Directoras
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emesio Antúnez 100 años de su natalicio
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ablo Neruda y Nemesio Antúnez se conocieron en 1949, en México, donde el poeta, exiliado, había llegado a fines de agosto, junto a su mujer, Delia del Carril, para participar en el Congreso Latinoamericano de Partidarios de la Paz. La pareja se instaló en el pequeño departamento que les había prestado el republicano español Ernesto García Sánchez. La estada se prolongó a causa de la tromboflebitis, que obligó a Neruda a hacer reposo, mientras preparaba la publicación de su Canto general. Ese mismo año Nemesio Antúnez, que vivía en los Estados Unidos desde que ganó una beca, en 1942, tuvo problemas para renovar su visa. Debía tramitarla desde fuera de ese país, por lo que viajó a México con su mujer, Inés Figueroa, y su pequeño hijo Pablo. Allí visitaron al poeta, a quien Inés había conocido en Chile. Entonces nació aquella amistad entrañable que se prolongó hasta la muerte del poeta. La visa de Antúnez no llegaba y el dinero se hacía cada vez más escaso. Inés y su hijo regresaron a USA, porque ellos no tenían problemas con sus visas. El pintor quedó solo y
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sin mucho dinero. El poeta lo invitó al a vivir en el departamento mínimo que ocupaba con Delia. El único lugar disponible era el closet, que fue habilitado como dormitorio de emergencia. “El encuentro del Pintor con el Poeta tuvo una influencia considerable en la vida y la pintura de Antúnez – anota José Miguel Varas-. Un primer impacto para él fueron el colorido y el calor mexicano, incluido el calor humano, el descubrimiento del mundo indio y mestizo, de la pintura de los muralistas, después de sus largos años en Nueva York. Neruda le presentó a Diego Rivera; conoció a Frida Khalo y a Tamayo; trabajó en el taller de Gráfica Popular…” Aunque Antúnez regresó a Nueva York con su visa en orden, no tardó en irse a vivir a París, acicateado por el poeta. Ahí convivieron nuevamente en el chalet de tres pisos que habían arrendado Delia y Neruda, y al que éste llegó un día con una maletín con dos millones de francos en efectivo, que era el importe del Premio del Movimiento Mundial de la Paz, y que le entregó a Inés Figueroa, para que se los administrara.
A la derecha, obras de Nemesio Antúnez.
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La amistad se prolongó en Chile, donde Antúnez colaboró activamente en las grandes actividades organizadas por Neruda, como el Congreso Continental de la Cultura, de 1953. Las tribunas del local de la Federación de Estudiantes, donde se celebraron algunas sesiones, fueron adornadas con murales de Antúnez. Neruda lo calificó como: “pintor delicadísimo de la intimidad humana y la alegría de la naturaleza.” Después de la separación del poeta y Delia, Antúnez siguió siendo amigo de ambos. Él le habló a Delia del taller de grabados que tenía en París Bill Hayter, a quien ella había cono-
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cido en Madrid, cuando estaba enrolado en las milicias republicanas durante la guerra civil. Delia trabajó en este taller donde produjo algunas de sus notables series de grabados. Cuando regresó a Chile, se inscribió en el Taller 99, un equivalente nacional del taller de Hayter. Allí, Delia encontró las amistades y el apoyo que le permitieron construir una vida nueva. Como apunta su biógrafo, Fernando Sáez, el éxito del Taller 99, donde trabajaban más de veinticinco pintores, coincidió con la apertura de la Galería Central, dirigida por Carmen Waugh, donde la exposición y venta de los grabados tuvieron un éxito sin precedentes Darío Oses
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Nemesio Antúnez y Pablo Neruda.
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lementos para una obra de arte
acer teatro en el Chile de hoy es un mar de dificultades que llevan a muchos intentos fallidos, gritos destemplados, experimentos a medio camino y concesiones al público que bordean la vulgaridad. Este mismo teatro chileno actual, en un solo ejemplo, nos devuelve al esplendor de la escena perfecta, del logro máximo. Se trata de Los Arrepentidos, obra del autor sueco Marcus Lindeen, que en las manos del director Víctor Carrasco y las actuaciones de Rodrigo Pérez y Alfredo Castro, alcanza toda la potencia remecedora y el poder de conmocionar que puede lograrse en el escenario cuando se cuenta con capacidad y experiencia y el texto, la estética, los recursos y el compromiso se equilibran hasta lo perfecto. Dos hombres han cambiado de sexo y, pasado unos años, deciden devolverse al original. Dos hombres, dos mujeres, se encuentran
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para tener una conversación grabada para algún instituto sueco que hace el seguimiento de estas personas. De ahí el origen de la obra y el diálogo que escucharemos por más de una hora. Pero lo certero es el espacio teatral, el color, el sonido, las pausas, la ironía, la tragedia, la risa, el miedo, la desfachatez, los asaltos de humanidad en esos dos personajes que no son tan distintos a nadie. Cuando una obra de arte se entiende como tal, es cuando las capas de comprensión, los niveles de sensibilidad, el espesor y la liviandad responden a lo que cada espectador sea capaz de atisbar, es decir, son contenidos en la entrega y es el público quién debe atender a sus requerimientos. Si bien Los Arrepentidos pareciera en su presentación hablar del asunto del género, tan llevado y traído por estos días, atrapa y confunde y se hace admirable al traspasar la anécdota y sacudir la condición humana por completo F. S. G.
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lfredo Castro:
Teatro como testimonio
A propósito de “Los Arrepentidos” conversamos con Alfredo Castro, figura protagonista del teatro en Chile.
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esde tus inicios con “Equus” (1977), pasando por el Teatro de la Memoria y hasta el día de hoy con “Los arrepentidos”, nos damos cuenta que hay una línea editorial de teatro que estás realizando. No sé si consciente o inconscientemente, pero existen temáticas y búsquedas bien definidas. ¿Sientes que hay un sentido particular en esta trayectoria como actor o se ha dado de manera natural esta performance? ¿Podríamos decir que hay una ilación en todo lo que has realizado?
en la Universidad de Chile, empecé a hacer teatro con la obra Equus, como tú bien señalas. Me fui a Londres a estudiar y a Francia a perfeccionarme en dirección. Trabajé con Ramón Griffero, en compañías independientes de teatro e hice harta televisión. En el año 89 formé una compañía que se llamaba “Teatro de la Memoria”, que en mi sentir funciona hasta el día de hoy. Y la respuesta es sí. Evidentemente, hay una línea editorial importante que tiene que ver con lo testimonial. En esa compañía yo encontré, finalmente, mi razón de ser dentro de la creación. Trabajábamos La verdad es que no me sé mi trayectoria. con textos testimoniales, por ejemplo, con La Podríamos estar largo rato hablando porque son manzana de Adán, de Claudia Donoso y Paz cuarenta años, pero trataré de resumirla. Estudié Errázuriz.
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Alfredo Castro en el GAM, Santiago, 2018.
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sa es la primera obra que hizo el Teatro de la escribiendo una teleserie para México sobre el Memoria, ¿no? tema trans, empezó a investigar y de repente llegó a esta obra. Le escribió al autor, Marcus Lindeen, Claro. De ahí para adelante para mí el tema del se pusieron en contacto, le mandó la obra, la leyó testimonio fue primordial en mis investigaciones y la compró inmediatamente. Pero eso fue hace hasta el día de hoy. También decidí que todo dos años más o menos. Y los ensayos empezaron texto que como actor pudiera tomar, sin a mediados del año pasado. Ensayamos como seis importar el autor que fuera, lo iba a tomar como meses y me parece importante por la obviedad un testimonio. De esa forma armé mi propia de que toma el tema de lo trans, que está súper “metodología” y mi razón de hacer obras. Abrí vigente. Por el título mismo de la obra, ha sido un una escuela que se llama, precisamente, Teatro tema delicado. Como se llama Los Arrepentidos, de la Memoria, un centro de investigación pensábamos que podría tener una interpretación teatral. “Los arrepentidos”, que realizamos errónea. Sucede que es una sutileza de lenguaje ahora, me afectó y me emocionó mucho cuando sueco: arrepentirse, en ese idioma, quiere decir la leí porque es una obra testimonial. Estos que tú puedes moverte desde donde estás hacia dos hombres de “Los Arrepentidos” existen, otro lugar. Lo que pasa es que, para nosotros, es están vivos. La historia surge de un programa una palabra cargada de moral, porque estamos de radio que tiene el autor, Marcus Lindeen, en un país supuestamente cristiano, católico un joven sueco que es más bien artista visual. y esa palabra está muy cargada de moral. Pero Curiosamente su padre nace en Chile, en Punta desde el punto de vista de lo sueco, no tiene Arenas, por esas cosas de la vida. esa carga; simplemente implica moverse de un El programa en la radio se llama “Los Arrepen- lugar a otro. Desde donde uno está descontento tidos”. La gente llama a la Radio Nacional de hasta un lugar de dicha, contento y goce. Así, Suecia diciendo de qué se había arrepentido en estos hombres se mueven desde lo masculino, la vida. Y llama Mikael, que es el personaje que gay -uno de ellos, el otro no-, de donde son muy hace Rodrigo Pérez, contando que se arrepintió maltratados en Suecia, en el primer mundo. Son de cambiarse de sexo. Al final del programa lla- acosados en la calle, maltratados por la policía, ma Orlando, que es el personaje que interpre- golpeados, detenidos. Y ese sufrimiento los hace to yo, diciendo que él también. Y este chico los pensar que tal vez un cambio de sexo los puede junta en el Teatro Nacional de Suecia, hace tres hacer sentir más felices. Lo hacen y pasados unos filmaciones y tres encuentros con ellos. Les pide años sienten que también están desdichados, que que lleven fotos y cosas importantes para ellos. no están contentos y deciden rehacer su tránsito De esas tres filmaciones, él saca un documental. hacia lo masculino. Y esa es la obra, digamos. Ahí están ellos discutiendo cuál es el lugar donde De ahí proviene esta obra. ellos se sienten más gozosos. os Arrepentidos” ha tenido hasta el mos impresionante descubrir que en Suecia, en mento una gran recepción. ¿Por qué sienesos años (50´s), ya el estado les pagaba ese tes que es importante hacerla en este minuto en cambio de sexo. Chile?
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Fue una coincidencia. La gente de repente piensa que la hicimos “ya que está el tema de identidad de género”. Esta obra la compró hace dos años el director, Víctor Carrasco. La encontró
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También fue así en Chile hasta el año 73. Hasta la dictadura había -te lo digo porque mi padre era urólogo y participó en un cambio de sexo que lo pagaba el estado, y el aborto también- aborto en
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tres causales y había cambio de sexo cuando se istóricamente, el teatro chileno ha sido comprobaba por un equipo médico, igual que en muy importante para hacer política, como Suecia. Con la dictadura todo eso se acabó. tú dices. ¿Cómo ves a los jóvenes que están haciendo teatro hoy en día, perseverando, pese ú eres un hombre de teatro. Has participado a los decimonónicos problemas de apoyo y en cine, en la televisión, has sido director y financiamiento en las políticas culturales? gestor. ¿Qué le faltaría a Alfredo Castro por hacer? Esa es una deuda tremenda del estado con las Creo que lo he hecho casi todo. He actuado artes en general, no solo con el teatro. Me parece harto, he hecho todos los estilos: clásico, chileno. que lo primero que habría que hacer es un estado También he dirigido. Pero me gusta mucho el que se sienta responsable y que aumente los cine. En teatro me gustaría hacer algo como esto, fondos. Es interesante el tema, porque Chile es un que es un proyecto super delicado, muy escogido, país que genera, no sé si por razones geológicas, que tiene que ver mucho con mi sensibilidad. Y geográficas, mucho talento y muchos creadores me siento muy contento haciéndolo. Sobre todo en todos los formatos. Entonces, el estado debe porque es un texto que me parece muy político. hacerse responsable de eso, que es una maravilla. Tal vez eso sería un paso a dar de nuevo, porque Pero falta mucho apoyo de subvenciones a las lo he hecho. Considero que mi trayectoria, salas para poder mantenerse. Es muy difícil hacer especialmente como director, ha sido bastante arte en Chile. ¡Muy, muy difícil! Eso debe estar política, pero es el momento de volver a retomar en un lugar importante. Sin embargo, a la gente algo que tal vez está un poco abandonado. Con joven la veo muy productiva. Están trabajando esta obra me doy cuenta de que uno puede mucho con los testimonios también. Me parece influenciar muy fuertemente a una sociedad; que está bien, que está bueno el panorama actual. una sociedad que está herida, muy silenciosa, A veces es un poco amable tal vez. Yo soy de la callada, con temas muy sórdidos entre medio. Y generación en la que éramos muy agradecidos son espacios que me llaman mucho la atención, de nuestros maestros siempre, constantemente. me estimulan mucho: el espacio al margen de la Y los millenial son un poquito más solitarios, ley, en fin. Eso me interesa mucho. más hechos en sí mismos. Pero está bien, está buena la producción.
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Entrevista por Tamym
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Poetas Premio a la Trayectoria Pablo Neruda 2018
Astrid Fugellie LOS PROSTÍBULOS HERMOSOS Pintar lumbre las veredas, colorear las ojivas, los burdeles. Loquería, una más, al amor. Son los pabellones y las bellas prostitutas, y los templos, y los tontos hermosos, y las basílicas y los enanos esquizoides al amparo de una fosa risueña entre pastizales líricos y acordes suicidas.
candente de Serguéevich, Gorki, Al Qing, y otros, y otros restos sepultos, atados, arrestados, violentados en badajos, ceremonial deleznable al alero de mi hogar. Nuestro susto estampillándose a la noche, (el de mi hermano, el mío bajo el Toque de Queda), ese Estado de Sitio, esa quema irreparable, desgarrada: —¿ te das cuenta, podremos olvidar? Lucas es mi hermano, y está muerto.
LA QUEMA DE LOS LIBROS
LA HUÍDA
Lucas es mi hermano; yo estoy con Lucas en medio del Estado de Sitio. La noche es demudada, y negra, y el Toque se hace sentir a todo el largo y ancho de lo secreto, lo equívoco, lo bruno. Lucas es mi hermano, yo pregunto a mi hermano: —¿te olvidas Lucas? Ambos presenciamos la quema de libros, muertos de miedo, mi hermano y yo. Ambos miramos cómo arden dolorosos, uno en uno los libros, los de mi hermano, los míos sobre la hoguera abierta al fuego vasto, y desplegado en llagas bajo las gotas de la lluvia. Ambos ojeamos con estupor sus taladradas lenguas, los ardidos libros vueltos ceniza: ruina
Duerme cuajada al silencio, duerme acunando tus flores ciegas. Guardadora de ternura, teje, hila el sueño recto. Tu latido. Porque huiremos por el paso sesgado de la Cordillera: —¡ucu ucu!3. Los caranchos sobran, bien lo sabes, su rapiña. Acaso, nos sorprenda el morir en la andada no obstante, nos maravillará tu senda pedregosa, tu hanan-hurín4 menos violento. Acaso, entonces, kay kay dolorosa, y cabizbaja, cabizbaja y pensativa aguardes a un costado de la ruta, tus llanuras, y en el canto del alfeizar familiar escribas: —nunca más, nunca maaás —escribas.
Rosabetty Muñoz ELABORACIÓN DE LA CASA PERMANENTE UNO Mi hermana a veces regresa y en esos días construye maquetas casa en miniatura ventanas armarios puertas que se abren y – sobre todo – se cierran. Elabora muñecos vestidos de fiesta copa en la mano, ninguno está solo Cada vez son más pequeñas las varillas preciosos los trajes fina la cristalería.
TRES Termitas en los envigados Termitas en los poyos que lo sostienen Cáncer de los edificios. Ingresos brillantes, portones eléctricos Que nada más inaugurarse empiezan a morir. Peluquerías pinches copias de llaves un ciego en la ciudad se deteriora el espacio de los privilegiados llegan los otros. La palabra cargada que expulsa hacia los márgenes y va colonizando subiendo con sus escogidos trepando.
Mi abuela dice que somos víctimas del fin de los tiempos que mi hermana llora porque no puede entrar a su casa.
Allá van los solos que no quieren vecinos.
DOS
Sobre la mesa, la jarra del agua tranparente.
Los nuevos tienen discurso, dicen “nadie quiere una casa con vecinos” No se hablan, no se hacen señas de una casa a otra. Demasiada distancia. Copas de árboles frondosos extensiones de la propiedad.
CUATRO
Al final de la cena cuando los comensales han salido cada cual detrás de su sombra la densa materia líquida se ha enturbiado.
Sueñan una casa una persona.
Afuera es el espanto del mundo Allá van los heridos Los desmembrados rotos
Aprendieron varias lenguas Y han viajado Pero mudos en su heredad Sin herederos
Dejando atrás un refugio en llamas.
Elicura Chihuailaf LA LLAVE QUE NADIE HA PERDIDO La poesía no sirve para nada me dicen Y en el bosque los árboles se acarician con sus raíces azules y agitan sus ramas el aire saludando con pájaros la Cruz del Sur La poesía es el hondo susurro de los asesinados el rumor de hojas en el otoño la tristeza por el muchacho que conserva la lengua pero ha perdido el alma La poesía, la poesía, es un gesto un sueño, el paisaje tus ojos y mis ojos muchacha oídos corazón, la misma música Y no digo más, porque nadie encontrará la llave que nadie ha perdido Y poesía es el canto de mis Antepasados el día de invierno que arde y apaga esta melancolía tan personal
EL TIEMPO QUE SUEÑA, QUE NOS SOÑAMOS QUE NOS SUEÑA La Palabra surge de la Naturaleza y retorna al inconmensurable Azul desde donde nos alegra y nos consuela Cuando la Palabra cree / imagina interrogarse no es sino lo innombrado que la interroga para sacudirla para desempolvarla, para intentar devolverle su brillo original ¿Para qué entonces el deseo de decirlo todo si, como en un tejido, el Ahora -en el tiempo circularexiste y se completa con las hebras del ayer y del mañana? Así nos dice el tiempo que sueña que nos sueña. Que soñamos.
Soledad Fariña TODO TRANQUILO, INMOVIL
FUE EL FRÍO FUE EL GRANIZO
Había que pintar el primer libro pero cuál pintar cuál primer tomar todos los ocres también el amarillo oscuro de la tierra capas unas sobre otras: arcilla terracota ocre arañar un poco lamer los dedos para formar esa pasta ligosa untar los dedos los brazos ya estás abierto páginas blancas abiertas no hay recorrido previo tratar de hendir los dedos
Espera la mueca el turno del deslice líquida escurre por el cuello atenta al gorgoreo de las venas azules
- Por qué tan tristes por qué así estos colores, dicen, preguntan los choroyes de alas verdes que pasan en bandadas - Por qué esa oscuridad, gritan - Hay un negro que sombrea que nos cubre Se alejan pero no alcanzan a ver el rojo que descubro debajo de mi axila - No hay claridad, no hay claridad, graznan - Ha caído la nube gris sobre mi vuelo: eran granizos era hielo el que quebró mis alas Y ahí en las alambradas, suspendido su vuelo se dan a murmurar todo tranquilo inmóvil apacible
- No escuchar No escuchar ese torrente murmuran los choroyes Sigue la mueca su derrame oscuro desborda la hendidura del pecho y quién fue quién succionó quién las cuarteó a esas dos -pregunta - Fue el frío fue el granizo tupido el que quebró las alas Se lamentan picotean sus pechos emplumados y la arcillosa insiste quién fue quién succionó quién las cuarteó a esas dos se avergüenzan picotean sus pechos emplumados
Óscar Barrientos EL DÍA EN QUE SE DESBORDE EL RÍO
VOCACIÓN DE NÁUFRAGO
Ese día, el dolor surgirá entre los adoquines como un torrente que dispara al infinito o sobre la sien del transeúnte. La historia saldrá entre Bories y Colón repartiendo los desechos de su martirio, un fantasma redentor -como quien recorre los castillos de EuropaEl estrépito de la violencia de clases asumirá aquella metafísica intemporal de los catres viejos, la mesa e madera, el pan untado con margarina todo eso que esperó pacientemente en los recovecos de la caverna. Entonces, la muerte, sin señoríos ni osamentas podrá ser increpada durante catorce noches de infortunio, porque ese día los signos del huracán prendidos a los dedos de la noche llegarán al puerto donde los espera una revelación, porque ese día escribirán la vida los tristes, porque en ese instante ninguna deidad con las alas empapadas de rocío y niebla nos podrá arrancar del alma las semillas que brotaron de nuestro pecho, las aromáticas algas que surgieron de esa interminable procesión al mar.
Coloco estos versos en una botella de plástico y los arrojo al río como el náufrago de los relatos, con la esperanza incierta que algún merodeador de las orillas encuentre en su interior este sueño sucio el cadáver de mi sombra descomponiéndose en tinta.
DIÁLOGO ENTRE EL RHIN Y EL RÍO DE LAS MINAS R. Pero qué desarreglado os encontráis M. qué más da, yo casi soy agua servida R. triste surco que pasa por la vida... M. ...sin un poeta que pregunte cómo estáis. R. Que nace mi afluente en San Gotardo M. y el mío en el orín de los borrachos. R. Sigfrido me surcaba sin empachos M. a mí un guarén tiñoso de ojo pardo. R. Es linda la vida. M. Sí cuando llueve. R. Pareces triste. M. Estoy acostumbrado. R. Escucha Wagner. M. Mejor Lucho Barrios Que todo el mundo vive como puede Es que la utopía nos ha engañado Son sólo signos, momentos, estadios.
Pedro Lastra PRESENCIA DEL AMOR El tiempo del amor es el presente el presente que todo lo contiene la aparición real de tu alma y tu cuerpo lo ilusorio de ti tu encantamiento también tu lejanía a veces sólo un nombre y una voz que yo escucho claramente a mi lado ¿es un sueño es un pájaro o el rumor de una fuente? y aunque estés o no estés sueño y pájaro y fuente has detenido el tiempo como en la vieja escena contada en una fábula. Gran desdicha tu ausencia que yo procuro en vano conjurar como ves con pobres artes de imaginación la pequeña moneda que le es dada al hombre solitario que te hace vivir en su memoria como a una gacela perdida en el bosque y encontrada en la noche del regreso: porque fuiste quien eres de una vez en una hora de esplendor no abolido.
RELECTURA DE ENRIQUE LIHN Porque escribí estoy vivo. E.L. Pero yo que no escribo, yo que casi no tengo ya palabra, Enrique Lihn, amigo de los mejores días (esos que no llegaron) qué puedo hacer por fin para encontrar el reino que sólo el sueño crea con la palabra que no estuvo en el sueño: los pájaros de antaño o una muchacha junto al jazminero en el centro del patio, si es que hubo ese patio y no lo inventa el otro que soy al regresar cada mañana mi enemigo mortal, el que habita en mi casa, el que niega y se burla de mis pequeñas trampas de tahúr obstinado o de aspirante al cetro de los justos, si es que hay justicia y justos y diluvios, con su inmortal paloma y todo eso.
Cecilia Vicuña BOTÁNICA
Lúcumo aimara, Pouteria splendens, pariente lejano del kakijaponés.
Vulva geometrizada toda semilla es una nave especial
Todos los cuerpos irradian luz la fibra de una planta
Encaje de palo, quisca, cirio Cereus, lucero y antorcha del camino.
el pensar de una hoja pasajera
Belloto del norte.
La legumbre se retuerce
Retortón de Copiapó.
Algarrobo europeo y algarrobo chileno Rungue y Quilapilún.
Estrella sin nombre, Calycera. Patahua, ventruda y trivalva, árbol de lirios, Crinodendron. Coquito e’ tres poros, flor unisexual, palma de tronco liso, estrangulado, Jubaea Chilensis. Y estos voquicitos tejedores? Coile, voqui, cogüil, flor al revés, masculina en racimo, femenina solitaria.
Enfermedad del huingán, “excrecencias rosadas”. Rosa mosqueta, de Europa o la India, andina por ganas. Retamo e’ los loros, gusto de tricahue, será el puna-mamell de las alturas, Lippia juncea?
C
on ese título, la editorial reúne tres novelas clásicas de este autor serbio, poco conocido por estos lados, pero considerado uno de los mejores autores Europeos del siglo XX. Penas Precoces, Jardín Cenizas y El reloj de arena, corresponden a las primeras obras de Kis, en que con su prosa de especial sensibilidad y poesía, cuenta de su infancia, de su padre, en el escenario de la trágica circunstancia de la Segunda Guerra Mundial, con la masacre de serbios realizada por el fascismo húngaro, pero este telón de fondo sirve para que el autor despliegue su mirada a la intimidad y sentimientos permanentes más allá de la tragedia. F. S. G. Danilo Kis
G
astón Carrasco Aguilar (1988), con Monstruos Marinos (Overol, 2017) alcanza su más logrado y ambicioso trabajo poético a la fecha. Aquí se sube como un polizonte a la metáfora de Moby Dick e imposta con desmesura y dominio la voz de Ismael – Coloanenizado protagonista–, internándonos en un viaje mental y poético por una fauna de literaturas extranjeras, personales, como de especies marinas monstruosas, oníricas, bajo el clarososcuro de su obseción por el oficio, con soltura ominosa y narrativa. Este volumen captura la intensidad y la obcecación en cada uno de los restos del naufragio que la componen. Un libro por lo demás de impecable factura y belleza como acostumbra el sello Overol en su catálogo. E. G. B.
Circo Familiar (Acantilado).
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LEA
Gastón Carrasco Monstros Marinos (Overol, 2017).
H
istorial de las coníferas nos recuerda, a través del imaginario de Twin Peaks, la muerte fundante del consumo cotidiano. El idilio del suburbio esconde un asesinato inaugural. Industrias, explotación de mano de obra, destrucción de ecosistemas: la violencia subyacente a la producción de los espacios. Frente al conocimiento tranquilo ofrecido por el orden de las casas familiares, estos poemas oponen la sobreabundancia, como el eco incesante de un origen no asumido que atraviesa por completo la tranquilidad residencial. Rafael Cuevas
U
na recopilación de poemas de 2012 a 2018 referidos a los pájaros y sus alrededores, nos entrega Elvira Hernández (Lebu, 1951) con su ya reconocida y virtuosa escritura. Un poco de sarcasmo, una que otra ironía, varias líneas de humor, dobles significados, van atrapando en la lectura de esta levedad con pies de plomo, que la poeta registra al pasar y reúne alcanzando la fuerza de un decir propio y embaucando al lector con su encanto. “Pájaro busca árbol frondoso / para construir nido / hombre busca árbol fibra larga / para fabricar papel / escritor escribe sin levantar cabeza”. F. S. G.
Samuel Espíndola
Historial de coníferas (Velando Bestias, 2018).
Elvira Hernández
Pájaros desde mi ventana (Alquimia Ediciones, 2018).
LEA
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*ReseĂąas
Convocatoria • Nacional • Abierta
2018
Bases en www.fundacionneruda.org
Con el apoyo de la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
Oficina de Santiago
Fundación Democrácia y Desarrollo
Universidad de Chile
Archivo Central Andrés Bello
Instituto Nacional
Fundación Pablo Neruda
*Reseñas
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Gabriela Mistral: Cómo escribo • Chile • Sufragio femenino Educación popular • Por la humanidad futura Nuevas Publicaciones Arte y Literatura: Epistolarios de escritores Documental: Todos los Ríos van a dar a la mar Cien años de Nemesio Antunez Alfredo Castro: Teatro como testimonio Poesía Actual Poetas Premio a la Trayectoria 2018: Cecilia Vicuña • Elicura Chihuailaf Soledad Fariña • Astrid Fugellie • Rosabetty Muñoz Pedro Lastra • Oscar Barrientos