Revista Cuaderno 81

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Índice: 4 5 8 10 12 13 14 16 20 21 24 28 29 35 38 43

Malú Urriola Volver, siempre volver a nuestras poetas Malú Urriola: El brazo de la escritura como resistencia Poemas de Malú Urriola Damaris Calderón Damaris, los lectores te espían “El poema es un campo de batalla” Poemas de Damaris Calderón Leonel Lienlaf Nostalgia de su pueblo libre Poemas de Leonel Lienlaf Cristián Warnken Sobre la poesía de Cristián Warnken Poemas de Cristián Warnken LEA: Recomndaciones literarias Floridor Pérez

Director: Fernando Sáez / Editor y Coordinador General: Tamym Maulén / Diseño, Diagramación & Fotografías: Maximiliano Andrade / Colaboradores: Breno Donoso / Tatiana Orellana / Constanza Fernández Navarro / Ninfa María / Cristóbal Gómez / Gerardo Quezada / Rodrigo Arriagada Zubieta / Ernesto González / Fundación Pablo Neruda: Fernando Márquez de la Plata 0192, Providencia, Santiago de Chile / www.fundacionneruda.org / Teléfono (56-2) 2777 87 41 / Derechos reservados © / Impreso en Valparaíso por Impresos Libra, que actúa solo como impresor / Representante legal: Raúl Bulnes Calderón / Octubre 2019


Poesía chilena contemporánea En esta edición de Revista Cuaderno Nº81 presentamos un dossier dedicado a cuatro poetas chilenos actuales: Malú Urriola, Damaris Calderón, Leonel Lienlaf y Cristián Wanken, quienes han recibido el “Premio a la Trayectoria Poética Pablo Neruda 2019” en el marco del “3° Festival de Poesía La Chascona”, realizado en el mes de mayo. Desde 2017 los poetas jóvenes han reconocido con el Premio a la Trayectoria a las y los poetas: Elvira Hernández, Carmen Berenguer, Elicura Chihuailaf, Carlos Trujillo, Carlos Cociña, Verónica Zondek, Jaime Quezada, Omar Lara, Pepe Cuevas, Hernán Miranda, Jaime Pinos, Cecilia Vicuña, Soledad Fariña, Juan Cameron, Pedro Lastra, Óscar Barrientos, Astrid Fugellie y Rosabetty Muñoz, en una lista de poetas que seguirá creciendo en el tiempo. Este premio es relevante, pues celebra una trayectoria y una vida dedicada a la poesía. Todos estos autores se han preocupado de difundir y promover la poesía chilena: no solo han escrito sus obras, también han sido generosos en el oficio de compartir su trabajo y apoyar a las generaciones venideras. Este Premio agradece el legado de tantas y tantos poetas chilenos, muchas veces olvidados, pero que merecen un reconocimiento a su labor. Damaris Calderón nació en La Habana, Cuba. Sin embargo, sus décadas de trabajo poético en Chile, su contribución a la poesía chilena y su amor por nuestro país, nos hace incluirla con orgullo como una más en nuestra tradición literaria. Esta edición incluye poemas, reseñas, y fotografías de los autores.

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Malú Urriola (Santiago, 1967). Poeta y guionista. Es autora de los libros de poesía: Piedras rodantes (1988), Dame tu sucio amor (1994), Hija de perra (1998) reeditado en 2009 en Venezuela, 2010 Argentina y 2017 en México), Nada (2003) Bracea (2007), La Luz que me ciega, en coautoría con la fotógrafa Paz Errázuriz (2010), Las Estrellas de Chile para ti (Antología, 2015), Cadáver Exquisito (2017). En el año 2002 realiza el proyecto poético de intervención urbana Poesía es +: Lectura de poesía desde globos aerostáticos. En el año 2009 recibe la Beca John Simon Guggenheim. En el 2013 es invitada por la Universidad de Harvard al Seminario A Latin American Poetry Lab at Harvard Woodberry Poetry Room. En el 2015, La Luz que me ciega, trabajo multimedial de fotografía, video y poesía, realizado junto a la fotógrafa Paz Errázuriz es expuesto en la Bienal de Venecia. En el 2018, es invitada por las Universidades de Princeton, Georgetown, Washington, Maryland y The King Juan Carlos I of Spain Center, New York, a dar conferencias y a leer su poesía.


Volver, siempre volver a nuestras poetas Por Breno Donoso

Malú Urriola es una de las poetas que más admiro actualmente junto a Elvira Hernández y Diamela Eltit. Para mí, admirar va más allá de quedarse boca abierta y aplaudir parándose del asiento: admirar a una escritora es rescatar aquellos elementos que nos guiarán en nuestras propias exploraciones escriturales; prácticamente una obra que admiramos, se convierte en incitación, desafío, tráfico de palabras y sentidos: cuando somos fans de alguna creadora o creador, de forma súbita el contenido y la forma se disgrega en sugerencias, recomendaciones, técnicas implícitas. Así con esta poética gore. Como ejercicio crítico, intercalo lecturas: leo de “Memoria Chilena”, un ensayo de Kemy Oyarzún “Escritura de mujeres en Chile: estéticas, políticas, agenciamientos” para luego retomar Hija de Perra (1998) que me tira de bruces, dice: Las palabras atormentan, calan hondo, enloquecen, si las palabras dicen muere una muere, si dicen miedo me aterrorizo, las palabras dejaron de hablarme de cosas bellas hace tiempo, ante decían mar y me mecía, ahora dicen niebla, tierra, cuerpos, cavar, dicen.

Y en el silencio que se hace luego de esta lectura, pienso: confinados a un primado adultocentrista, androcentrista, etnocentrista, las palabras dejan de decirnos cosas bellas, en contrapartida, la satura y supura del espíritu se desplaza, por sobrevivencia, hacia pozos donde las palabras producen, con su gesto, un revote de sentido arrebatado, que devuelve al espíritu, herramientas de sujeción, somatización, introyección para la visibilización de la violencia de nuestras acciones-pasiones en constante erosión. Cuando la poesía que leo se me vuelve Poética, -en el sentido de Poética como manifiesto y acción-, ésta toma valor educativo y crítico, y comprendo, por ejemplo, con más anchura el concepto agenciamiento, como ese sitio donde se libran batallas simbólicas en un espacio inestable inoculado por la violencia; donde nacen y desnacen comunidades estéticas que resisten y resignifican: Eugenia Brito lee a Malú Urriola, Lotty Rosenfeld colabora con las fotografías: la sororidad que hoy propugnamos, viene desde mucho antes y es vital volver a estudiar, a interiorizarse en estas prácticas que escritoras como Malú, Diamela, Carmen Berenguer, Nadia 5


Prado, Elvira, entre otras, propugnaron para librar estas batallas simbólicas. En Dame tu sucio amor (1994) me encuentro con tremendo retrato de la actualidad y la perdurabilidad de la violencia, me asfixio en los orígenes de relaciones toxicas en las que nos vemos envueltos, veo a mis compañeras completamente de acuerdo en estos poemas, en relacion a estos cuadros sobre la semilla necia macha de los feminicidios: “En este país hay una pica terrible porque la poesía es macha” escribe nuestra poeta. Va y viene, de igual modo, en Dame tu sucio amor esa Mujer Urbana, que deambula la ciudad (Elvira Hernández en Santiago Warria, L.Iluminada en Lumpérica de Eltit); frecuenta y observa, viva la ciudad, su neones, el desencanto, el engaño y el desengaño. Sujeta Urbana en país sudaka, alerta y extasiada, junto a los resplandores paranoides del Pub, las luces y el resplandor: “he mirado tu rostro por horas y no logro entender quién eres, qué pretendías con ese resplandor de cuchillo cerca de mi cuello”, “Volteé la vista hacia ti, el cabello ha encanecido, la piel me es más ajena que nunca, el resplandor de la demencia en los ojos” Los silencios y sus demonios cruzan todo el libro, ya en la forma de la escritura fragmentaria se puede apreciar. Avanzado este volver a la obra de Malú, paso a la Biblioteca Severine en Valparaíso, y pido Bracea (2007) para releerlo: está Malú junto a Mistral, transmutadas, en entes Narcisa dolorosa, el ser otras y la misma a la vez, la herida, el corte, la lesión de carnes; el cortopunzante de las pasiones

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humanas reaparecidas desde la infancia hacia el descalabro presente, medio ausente de la adultez, lacerantes. En Bracea, leo el doblez del pliegue: la dualidad, la duda. Y sobre todo, sobre todo aparecen Las hermanas de Bracea, aparecen, en frutas mellizas provincianas, desde las afueras de la ciudad, en espectadoras monstruosas de los desastres de la ciudad, desde su hondón polvoredo y calmo. A través de un tratamiento del sórdido / esperpento / disímil encuadre de la irrealidad más real. Al final del libro, se despeja la niebla del Valle de Elqui y Las Hermanas, mudan hacia La Serena, hacia el mar donde NADA en la NADA (“braceándose la vida, braceándose la muerte”, G.M) Pienso en algo Gore-dark entre Mistral y Malú, y luego me doy cuenta que son parte de un mismo imaginario: la Mistral sombría sombra maravillosa cumple con esa incitación que logran las escritoras que admiramos y de las que nunca dejamos de leer y releer para aprender, a través de su verbo descarnado y reseco, y Malú nos la trae desde un imaginario impensado, pasional, atrevido, contra canon, contra cultural. Leamos con detención y aprecio a nuestras escritoras chilenas, leamos sus huellas, sus ires y devenires. No creamos que somos pequeños dioses, no dejemos de aprender nunca jamás. Ah y recuerden “los poetas se odian / toman juntos pero se odian”.


“La única desgracia de la poesía es contemplar a solas lo que nadie más puede ver” 7


Por Tatiana Orellana

La voz de la poeta Malú Urriola atraviesa como la corriente de un río la poesía chilena. Su escritura interpela, acoge, te invita a transitar en sus poemas, a ser testigo de esa construcción de imágenes donde la poeta se mueve entre ese malestar, ese habitar en el mundo, ese Estar y No Estar. Un yo que sale de sí, pero que nunca se desprende de esa intimidad. Un encuentro entre ese yo y su otro lado. Un desdoblamiento que irrumpe los espacios, las sensibilidades humanas, todos los miedos, la soledad y la marginalidad. La poesía de Malú Urriola es única, decidida y estremecedora. Su poética irrumpe el monólogo del yo masculino. La presencia de la mujer aparece en su escritura como una fuerza avasalladora que se devela con lucidez. La poeta nos dice cómo nombrar lo que parece innombrable, lo que nadie se atreve a decir: todas las oscuridades, las monstruosidades que alojan como un refugio tedioso en la realidad. Su escritura es asertiva, atrevida, e incluso, salvaje. Teje un lenguaje que sale de toda normativa, y se impone como el mar. Hay un cierto juego dialéctico que a momentos parece desbordarse, pero que nos revela (paradójicamente), una muralla de resistencia a partir de la palabra. Su lenguaje es dinámico, original; quiebra los paradigmas patriarcales, todo lo impuesto, todo lo que nos han dicho, todo lo que no nos ha dejado SER después de tanto golpe, cansancio y hastío. Malú a partir de ese habitar solitario nos dice: nunca pero nunca, dejes que te arrebaten tu VOZ, que te corten el brazo de la escritura. La poeta afirma: “podrían cortarme la lengua pero no el brazo, por eso no siento ningún miedo cuando tengo la lengua dentro de tu boca, porque aunque la arrancaras me quedaría este brazo. Con este brazo me sostengo, con este brazo lucho cada día”.

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Poemas de Malú Urriola PIEDRAS RODANTES,1988 A nosotros, cicerones, rimbaucitos y dantes (pobres cuchos) X Hey, malú, asume la vida de gato que te toca saltar de techo en techo porque ni siquiera un poco de sol los hará volver porque no nacimos para dar pero tampoco para recibir hay que asumir el costo te estás chalando nada te llena y el hastío te agarra de espaldas por eso le seguimos el juego a los imbéciles y corremos en esta carrera de equinos de mala sangre cuando el poeta canta su bar cecil y Dios le guiña un ojo y por el otro le cae un goterón de tinto de aburrido tinto. Hey, malú, nace una estrella nadie quiere el nobel pero se mueren de sólo pensarlo los poetas se odian toman juntos pero se odian a quién le importa que se maten que se tengan pica hasta la muerte total, de todas maneras 10

no tenemos quien nos abrace porque los gatos se retiran de noche quién sabe dónde. Hay que asumir, pendeja que estás sola que te bailas un rock para quitarte las ganas -tú sabes de quéporque de tanto perraje patriarcal trompeteado estás hasta la tusa y ellos siguen tirándose a partir prejuiciados amablemente discrepantes hey, malú una raja, qué te importa si ni siquiera encuentras algo que te importe por eso callas y luego ríes porque nadie te llena el hoyo, ni el vino ni los machitos ni mirar sus traseros sin forma no te queda más que caminar borracha y llegar borracha a tu home piedrita mendiga. *** (Frangmento)


HIJA DE PERRA, 1998

BRACEA, 2007

afuera daba vueltas un farol rojo y el letrero se caía a pedazos como de boite de mala muerte, como si fuésemos a estrellarnos contra la muerte, el hombre sacó una pequeña llave. Ladraban los perros, y el hombre nos condujo hasta un cuartucho que no volveríamos a ver, encendimos la tv y unos porros, luego me fumé un cigarro detrás de otro, uno detrás de otro y te contemplé hablar y hablamos del cuartucho, de la cojera del hombre, nuestra propia cojera, de la noche que corría con una prisa extraña, las nubes pasaban rápidas, azulosas, violáceas, como golpes de la vida, como si nos fuésemos a golpear contra la vida, el hombre trajo dos cafés que se enfriaron sobre el velador, en un rincón del cuarto quedaban los restos de una fiesta que otros dejaron, qué ganas de tomarme un trago, te dije, tú te acercaste lentamente, al contrario de las nubes, al contrario de la noche que corría aprisa, al contrario de los perros que no dejaban de ladrar, de vez en cuando se callaban, y se callaban hasta que las luces de un automóvil se estrellaba contra los vidrios y encendía el cuartucho que dejaba ver tu cuerpo y luego venían las sombras que te cubrían, lejos de casa, tan lejos de casa y en la radio con las pilas medio muertas la Janis cantaba bye, bye, baby. ******

(Frangmento)

J.P. Junior Junior se inventó el J. P. antes del Junior. Lo sé porque dejo pasar unos meses y le vuelvo a preguntar y me dice que se llama Juan Pedro, otras, Josef Paul, o Jeremías Prudencio… J. P. dice cualquier cosa. J. P. tiene piernas sólo hasta las rodillas. Luego lo sostienen unos maderos sin músculos, ni carnes. Ya casi no puede moverse. Por eso se pasa la mayor parte del día sentado contándonos historias, cosas que tal vez ocurrieron pero que la memoria siempre deforma. Cuando nosotras no lo miramos, él saca unos bastones de debajo de la mesa que tiene a su lado, cubierta con un fino mantel que nuestra madre le bordó. Nosotras sabemos que cuando J. P. quiere levantarse debemos mirar al techo, o hacia el lado, lo suficiente como para dejarlo sacar sus bastones e incorporarse con la dignidad de no ser observado en su ruina ávida de equilibrio. J. P. no pudo jamás sobreponerse a la desgracia de haber perdido sus piernas. El decía que las había olvidado en alguna parte. Que una mañana al levantarse, llegó hasta el baño, se cepilló los dientes y al mirarse la cara al espejo como todas las otras mañanas -esa bienvenida a la realidad de verse una arruga más, que constata la sobre vivencia de los días recientes y de esos ya tan alejados y poco probables-. Estaba meditando estas cuestiones matutinas cuando se dio cuenta que no tenía las piernas. Así se pierden las cosas, nos dijo. Un día, de pronto, ya no están. ****

(Frangmento)

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Damaris Calderón (La Habana, Cuba, 1967). Poeta, narradora y ensayista. Licenciada en Letras por la Universidad de La Habana. Magíster por la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), Santiago de Chile. Ha publicado más de catorce libros en varios países entre los que se cuentan Cuba, Chile y México. Entre ellos: Sílabas. Ecce Homo; El remoto país imposible; Duro de roer; Los amores del mal; Parloteo de Sombra y Las pulsaciones de la derrota. Ha participado en festivales de poesía internacionales en Holanda, Francia, Uruguay, Argentina, Perú, México, entre otros países. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, al holandés, al francés, al alemán, al noruego y al servo-croata. En 1999 obtuvo el premio de poesía del diario El Mercurio, Santiago de Chile. También ha obtenido dos oportunidades la beca de Creación del Fondo del libro y la lectura, en Chile. En 2011 recibió la beca Simon Guggenheim en el género de poesía.

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Damaris, los lectores te espían Por Constanza Fernández Navarro

Damaris nos habla desde la admiración al poeta de oficio, al alma del ego burdo. Nos habla desde el respeto, desde la crítica a los masivos; y es desde ese mismo enfoque donde hoy me quisiera referir: cuando hablo de poesía, me refiero a la palabra misma; quizá a un anagrama inconcluso e incomprensible. La poesía para mí es un Poe borracho y un Siao de Santis. Es decir, la palabra es un ánima infalible que vive para salvarnos. Entonces, de Damaris muchas cosas podría decir. Mariscal de Isla Negra; caldera que arde, amar is del mal. La sucesión de eventos sigue en el hipódromo a Calderón con su más alta apuesta; y gana. Muchas veces el caballo despunta y atraviesa el terreno con actitud sigilosa. Hoy es cuando se premia esa trayectoria entre parajes oscuros y postmodernos, títulos y acuarios. Sus escritos fueron dando lumbres en mi mente. Con esto decir que se asemeja a una casa vecina. Un mundo misterioso, pero tan análogo a mí, a mis compañeros, a mis temas, a la contingencia. Es así como la poesía de Calderón llega como horda de abejas al panal, entre diferentes colonias, y dejando un polvillo –o cenizas- en el pensamiento del lector. Cuidado, Damaris; los lectores te espían. Te buscan en la barra de google y ven tu rostro. Lo ven y no hay tiempo de dudar en seguir entrando a diferentes enlaces. Cuidado, oyentes; Damaris los espía, los anota en sus libros de recuerdo; les arranca el rostro y las conversaciones. Cuidado, oyente, Calderón también lo es. Oye y observa, y luego escribe; desmenuza la carne de todos, cabalga hasta ganar. Es así como se sella el siglo. El incomprendido autor muerto, el poeta resentido y abismal. Que las cosas que se hagan, se confeccionen libres y porfiadas –como la memoria. 13


“EL POEMA ES UN CAMPO DE BATALLA” Por Ninfa María

En su trayectoria, Damaris Calderón ha cultivado una relación con el lenguaje, haciendo diálogos permanentes no sólo con poetas, sino también con filósofos. Ella cuestiona los cimientos en los que se asienta el saber, sólo luego de haber absorbido profusamente escritores a granel, de diferentes nacionalidades, en un proceso de integración y de “fagocitación”, como ella le llama, construyendo un perpetuo diálogo en espiral. Así emergen sus obras, que no se quedan isla, sino que se lanzan al viaje, haciéndose partícipes del entramado, de ese tejido de poetas entrelazados por una red que cruza océanos y décadas, notándose una escucha activa de ellos en sus textos. Damaris dice: “Escribo siendo mujer y latina, es decir, herida a socavón” y su arma de elección es una poesía aguda, filosa, que busca salir de las casillas que fácilmente instauran las palabras. Crea su propia estética de la decepción, de la decadencia, que se refleja de manera muy lograda en Las pulsaciones de la derrota, poemario galardonado con el Premio Altazor de Poesía en el año 2014. Para Damaris Calderón, la poesía no solo es lo que cabe en la página escrita: extiende 14

esos límites incluyendo al cine, la música, la pintura y otras expresiones artísticas que reconoce poéticas en sí, señalando que la sonoridad de las palabras es un bien que ha de ser rescatado en la actualidad. En este sentido, considera a Violeta Parra como una de las grandes poetas de este país. Pero también apunta con sagacidad la diferencia entre lo escrito y lo vivido, la zona de hiato entre las palabras y las cosas, nos dice: En el momento de la escritura, el poema es una especie de campo de batalla: trato de atravesar la frontera, de dinamitar la zona. Sé la diferencia y la distancia que hay entre el poema y la poesía. Finalmente, uno escribe el poema, pero la poesía lo desborda, lo excede, y estás luchando por fijar, aunque sea un fragmento de esa poesía mayúscula. Luego de leer su obra, quedo admirada por la soltura en que las imágenes fluyen una tras otra. Es como abrir una caja de pandora: una no queda a salvo de los desgarros, los traumas y los viajes que pueden evocar sus palabras. A la vez, su poesía es como encontrar un lugar seguro en medio de la desgracia, porque no teme y no duda en señalarla de frente, amarrarla con palabras y, en algunos casos, burlarse también de ella.


"Escribo siendo mujer y latina, es decir, herida a socavรณn" 15


Poemas de Damaris Calderón

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CABALLO DE ATAR

NO HABLE CON EXTRAÑOS

El viento puede enloquecer a una mujer a un hombre caballo de atar rompe los cercos salta la empalizada doblega el cerebro más fuerte como un campo de gavillas de trigo. Ahora soy mi padre recostado junto a la ventana que me pregunta con sus ojos muertos “¿Estás aquí o en La Habana?” Ahora soy mi padre su navaja de afeitar la herida que corre el hilillo de sangre y el tajo que quisiera más profundo. ¿Estoy aquí o en La Habana? Lo que antes fue literatura es un río que me desborda una tierra me segrega me expulsa el dolor recorre mis piernas sus posesiones. Soy mi padre. La hija del difunto. La extranjera. La otra. Ninguna.

Entonces golpearte la cabeza contra las paredes Como el pájaro que vino a tu pieza Entró cayó en picada No se sabe qué hacía qué buscaba ¿Una acogida un nido una tumba? Cayó con ese vértigo de caer Sin preguntarse sobre la fuerza de gravedad Sin entender la boca los dientes del perro Un montoncito de plumas palpitando un puñado de miedo golpearte la cabeza así la exploración los dedos el pico entre las plumas el forado en el pecho (¿había lenguaje ahí?) La exploración la explosión la implosión la oración la ex planada la planicie la línea plana el ecocardiograma del encefalograma la línea del horizonte amarrada a la cama horizontal - ecuatorial ecuatorial, ¿viajamos?ex ploración ex cavación cavar llevar arrastrar el poema el cuerpo muerto el cadáver el pájaro más allá más acá sacudir enterrar la cabeza la lengua la viga mayor hablando sola golpeas manoteas balbuceas el cuerpo de nadie ¿diciendo qué?


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SIN PARACAIDAS De abismo en abismo desprendiéndome de todo lo minúsculo desconocida como la palma de mi mano en el cielo de Quito vi la gran fiebre la gran res pastando la gran res luminosa que nadie puede tocar la manada el piñón de palabras saltando las venas indígenas azules ruido ecuatorial el centro del mundo un órgano una música feroz un plato de tripas calientes la catedral del oro el hambre del oro la devoción del oro la miseria del oro la acuarela violenta de Quito las calles que suben al cielo de Quito el empedrado que baja a la boca del infierno. El cielo la página de Quito el poema hecho de la saliva espesa de la noche noche de fiebre y de objetos de apariencias de nombres que cambian de sitio. Antes estuve acá ahora allá cortada por el espejo el reflejo ecuatorial cargando en mulas mis antepasados una recua de mulas abuelo va cortando el aire con un cuchillo el aire a cuentagotas se deja apenas respirar subiendo a la tierra bajando al cielo echando sangre de narices estallando como un bumeran o como un boeing volando sobre la sábana sobre la frazada de alpaca empalada por dos indios amarrados los ojos en el delirio de la fiebre del plátano. La fiebre que envidian los que no llegan al centro del mundo al centro del ombligo

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al centro del hambre al centro del hombre a la mitad del miedo. Las islas esparcidas como cuentas como ojos arrancados relumbrando platería joyas sombreros bisutería el museo del hombre costa de Guayaquil hecha a los peces a los guacamayos a la alegría de la camisa de fuerza del [turista multicolor Cuenca atravesada por los cuatros ríos el dolor de los techos de tejas y el sonido [de las goteras de la lluvia el balido del ovillo de lana el balido de la oveja antes de ser carneada SE ASAN CABRITOS SE ASAN CHANCHOS SE ASAN CUYES FRESCOS AL HORNO AQUÍ Las calles empinadas Las catedrales las iglesias la devoción La flema la flama el escupitajo la sangre [de narices Los angelitos negros ( a la virgen le cortaron las tetas). Las palabras palpitando como animales [temblorosos en cuatro patas el crepúsculo rojo sangriento una víscera humeante Las palabras atravesadas por la taquicardia el cielonegroaplastante asfixiante de Quito el vientre la gran res la medida de mi muerte y sus ojos novillos. (De “ Las pulsaciones de la derrota”).


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Leonel Lienlaf (Valdivia, 1969) es un poeta y músico mapuche chileno que escribe en mapudungun y español. Su primer poemario, Se ha despertado el ave de mi corazón, escrito en mapudungun y español, lo publicó en 1989, obra por la que al año siguiente fue distinguido con el Premio Municipal de Literatura de Santiago. Desde entonces ha seguido cultivando la poesía. Ha sido el ejecutor y creador del proyecto Elaboración de módulos literarios con énfasis en poesía mapuche, orientado a profesores de educación general básica bajo el alero de la Universidad Católica, sede Villarrica (2003). Entre sus Obras destacan: Se ha despertado el ave de mi corazón, poemario bilingüe, Editorial Universitaria, Santiago, 1989; Canto y poesía mapuche, disco compacto financiado por embajada de Finlandia; Palabras soñadas (Pewma Dungu), poemario bilingüe, LOM Ediciones, Santiago, 2003.; Voces mapuches, antología editada por Carlos Aldunate y Lienlaf con xilografías de Santos Chávez; Museo Chileno de Arte Precolombino, 2002; Kogen, poesía, Del Aire Editores, 2014; Epu zuam, poemario bilingüe, Ediciones Cagtén, Temuco, 2016 y La luz cae vertical, antología bilingüe, Lumen, Santiago, 2018. 20


Nostalgia de su pueblo libre Por Cristóbal Gómez

Parto celebrando al poeta mapuche y chileno, Leonel Lienlaf, que hoy aquí homenajeamos, quien tiene la particularidad de escribir indistintamente en mapudungun y en castellano, lo que le entrega un cariz distinto a su palabra. Oportuno me parece también recordar que este año se cumplen tres décadas, del lanzamiento de su primer libro Se ha despertado el ave de mi corazón, lo que fue todo un suceso en su tiempo, Premio Municipal inclusive. Si nos queremos referir a la poesía de Leonel, podríamos describir sus versos como cortos y pausados, como los de la poesía oriental, algunos poemas podrían recordar directamente al poeta chino de la dinastía Tang, Li Po, con fuerte componente sonoro y narrativo, algo particular de la “oralitura”. Su lenguaje es sutil, entregando fina expresión en imágenes e ideas, algo así como el vuelo del colibrí cuando se acerca a buscar alimento u observar algo que le llamó la atención. En su contenido podríamos destacar la búsqueda constante de retratar un territorio personal y colectivo, que está vivo en la presencia del bosque, el viento, el mar, la tierra y sus habitantes -humanos, animales o vegetales-, reconociendo en estos “entes” el sujeto retratado. La añoranza de la práctica de las tradiciones es un tópico reiterado para este poeta. Se me ocurrió una lectura comparativa tentativa sobre algunos aspectos expuestos por la poesía de Lienlaf y la filosofía expresada en fragmentos del poeta griego de hace 2500 años, aún presente hoy, Heráclito. Expongo algunas ideas: 21


Lienlaf en su poesía, muchas veces, hace referencia a una nostalgia de su pueblo libre (Mapuches) en sus tierras ancestrales. Considera el tiempo como un lugar estático, siempre haciendo la diferencia entre esta era dominada por los huincas -modernidad, podríamos llamarla- y esa época antigua, la de sus antepasados, donde estaba su pueblo solo con la naturaleza viviendo tranquilos o luchando, como reducen otroa la naturaleza de su raza/nación/ pueblo. Para Heráclito, en cambio, el tiempo es un fluir, un derrame de consecuencias que nunca harán una experiencia igual dos veces. Ve en la tradición, las repeticiones como el más gran fastidio, fatiga del alma. Para él, el hombre y la naturaleza deben cambiar, así como el cielo cambia, todo está siendo distinto, menos las ideas que tenemos de las cosas. Nunca se puede comprender el significado y naturaleza de lo que ocurre, de la realidad. Leonel reconoce las aguas del estero que un día bebió siendo niño, y éste asegura que aún guardan -la forma- de su cuerpo, de aquel entonces. Las aguas en este caso, pese a todo su fluir, siguen siendo las mismas y reconocen al pequeño Leonel que bebió y se bañó en ellas. Lienlaf no cree en el destino, por lo menos eso dice en el poema “Boceto para una cartografía en verde opaco y barro” en su libro KOGEN, publicado el año 2014. Su par Heráclito dos milenos y medio antes decía en las plazas que “todo obedece al destino caótico de la creación y destrucción del fuego”; la paráfrasis es mía. Hoy celebramos el cambio o la permanencia, la nostalgia y la entidad de la naturaleza de las cosas que nos rodean y de lo que somos siendo parte en esta tierra y cielo que lo que sostiene todo. Los invito a despertar el ave de vuestro corazón.

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Poemas de Leonel Lienlaf

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Pewma

Pewma

Trafuya pewman ngürü wanküyawün inche ruka ¿chumyawimi ngürü? -pifin welu ad elulaenew wankümu ta llumi. ¿chemew llumimi ngürü? wirarütufin wac wac pienew ina lef nepen wekun lifmekerkefuy ta wün Alüpu kiñe ngürü trokifiñ ngümayawi mawidantuple.

En mis sueños de anoche un zorro cantaba bajo mi casa ¿Qué haces ahí? le preguntó mi voz detrás de su canto me ocultó su rostro. ¿Por qué te escondes? le grité desde mi cama wac wac fue su respuesta. Desperté sobresaltado afuera el día comenzaba a dibujarse. Lejos oí, un zorro me pareció llorar por las montañas.

Kürüf

Kürüf

Kulfenmew wüñankün ül nentumekey kürüf achellpeñ ka trumag wenuntufi cheu ñi dañemum ñi güñüm pewma wehcwechi kürüf allkütunofielmu aliewen ñi dungu.

Sobre los campos talados angustiado da vueltas el viento; sobre el polvo y las cenizas arrastrando los nidos donde soñaron las aves El viento se enloqueció entre las rocas porque a sus oídos ya no llega el canto suave de los árboles.


“La función del canto mapuche tiene que ver con el recuerdo, con la nostalgia del territorio y del espacio que se habitó en algún minuto”.

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Ngillañmawün

Ngillañmawün

Ale pelon kontupaenew fachi lifkelechi punmew we nenetun ñi dungu ñi kompayam ñi pülli lien ka keluntukuwmu fürenmanienew ñi ad chumafun kay nga nienoli küme takue chumafun ngepe piutufuy ñi piuke Femechi ta witralepan fücha pun ta ni ad lelituam kuifike kona chew lelituwlu feichi ñidol nielu tachi mapu feichimu witralepan rangi pun may pu lonko eimún ta wenu mapu umgtulelu eimün may witranpüramayan ñi piuke ka ñi pewma pipingepan rel tachi pichi ko mongen ko ta pikefuimün mongelmuan ñi pülli güñümreke ta lelituan kom fachi mapu ka dünguafin ta ngürü kelluaenew ñi rupumew küla piuke nga nietuan fachi rangipunmew pingepan nga wenu mapu lelfün pu lonko.

En esta noche limpia, esconde sus emociones la luna Me mira detrás de la plata fría porque recién he sacado mi palabra para que entre mi espíritu. Plata y colores de tierra protegen mi corazón, mi alma así estoy de pie para ver el rostro de la noche profunda donde se miraron los antiguos guerreros En esta tierra raíz, en esta media noche donde mis pies reposan grandes jefes, ustedes que duermen en la tierra de arriba, eleven mi corazón y mis sueños, porque frente a sus esteros estoy cantando. Esteros en que revivirá mi espíritu para mirar como los pájaros esta tierra y los animales recorrerán mi camino En esta media noche tendré tres corazones estoy diciendo ya grandes jefes de las pampas de arriba.


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Cristián Warnken (Santiago 1961). Se ha destacado como conductor de televisión y radio, profesor de literatura y poeta. Creó y condujo durante 10 años el programa de televisión “La belleza de pensar” que luego se transformó en “Una belleza nueva”. Entre sus obras de poesía destacan: Las palabras del chamán en el fin de mundo (2012) y Un hombre extraviado (2017). Actualmente dirige la editorial de la Universidad de Valparaíso, es columnista del diario El Mercurio y conduce el programa Desde el jardín en radio Pauta.

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Sobre la poesía de Cristián Warnken Por Rodrigo Arriagada Zubieta Cristián Warnken nació en 1961 y desde su temprana aparición en el periódico “Noreste”, en la creación de programas de Televisión como “Una Belleza Nueva” y en su ejercicio como docente ha desarrollado una trayectoria respecto de la cual si se puede señalar un rasgo integrador, aquél sería el de una fe inquebrantable en la palabra y en las relaciones entre poesía y vida. Se ha interesado por las diferentes tradiciones literarias y del pensamiento occidental y ha perdurado en la idea de que el pensamiento poético debe estar regido por un modelo y un propósito ético. La propuesta de Warnken, ha sido refrendada en cuanto a interés, por su popularidad a nivel nacional más allá de la recepción académica y en confrontación con escuelas propias de la teoría literaria como el formalismo crítico, la deconstrucción y la teoría marxista, y se ha convertido en un ejemplo de abordaje de la literatura y del pensamiento con rasgos éticos, personales, cultos e ingeniosamente polémicos. Al mismo tiempo, Warnken nos ha legado dos libros excepcionales de poesía: las palabras del chamán en el fin del mundo de 2012 y Un hombre extraviado de 2017, libro al cual quisiera referirme a continuación como una de las cumbres literarias de la poesía chilena del siglo en curso y que justifica, sin lugar a

dudas, la entrega del Premio a la Trayectoria poética Pablo Neruda 2019. Un Hombre extraviado nos sitúa desde su comienzo en una esfera poética precisa: Hijo mío, hijo mío/ ¿Por qué me has abandonado? Un comienzo atronador que introduce a la búsqueda de que será objeto el poema. Los poemas de Warnken constituyen una bitácora de un viaje interior, de diez años de duración, motivado por la muerte de un hijo y donde se ve impelido a preguntar a dios por el sufrimiento de un inocente, en un viaje que nadie querría hacer. A menudo suspiramos y dejamos escapar la frase “que dolor”, de forma mecánica, y en la mayoría de los casos, ese dicho no responde a una situación anímica verdaderamente dramática ni irremediable. C. S. Lewis, ante la muerte de su esposa, ha realizado un ejercicio similar al de Warnken para concluir que la pena se vive con miedo, porque ha descubierto que cuando el dolor es profundo, no nos une con la muerte, nos separa. ¿Pero, por qué el dolor nos separa de los muertos? Simplemente porque no hay recetas y el Dios en que hemos creído parece alejarse insubsanablemente en su indiferencia. Por otra parte, las palabras 29


con que otros nos consuelan carecen de significado ante la experiencia del abismo, y el trabajo del poeta es viajar para volver a escuchar aquellas que sí dicen el espacio sagrado que es el duelo. Al igual que Lewis, el poeta Warnken tiene claro, desde un comienzo, la sentenciosa frase de Enrique Lihn: nada tiene que ver el dolor con el dolor. Sabe al mismo tiempo que se enfrenta al problema de toda Teodicea y al que se ha enfrentado toda la gran poesía: desde Homero y el juego caprichoso de los dioses, pasando por el rechazo de Caín a realizar la oración en Caín de Lord Byron, hasta Rimbaud y su intento de igualarse a la divinidad. Ese problema es la dificultad de hacer compatibles las siguientes 3 proposiciones: “Dios es omnipotente, Dios es absolutamente bueno”, “el mal-sin embargoexiste”. Chesterton nos da una clave para entender el poemario de Warnken a través

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de la intertextualidad planteada con el Libro de Job. Dice el autor inglés: “la protesta de Job contra dios no es una negación atea. Si fustiga a las estrellas no es para silenciarlas, es para obligarlas a hablar”. Pero en el libro de Job, Jahvé en vez de responder a sus demandas le lanza preguntas sin fin, en vez de mostrar la justicia de su actuación, formula interminables misterios que recuerdan su grandeza, su complacencia en la exposición de un mundo impenetrable qué el mismo ha creado. Si Dios es un ser irracional que profundiza en sus enigmas, sólo nos quedan preguntas, y este libro de Warnken está lleno de ellas, preguntas donde sólo se puede rasguñar una respuesta. ¿Quién se extravío, un niño en el aire o su padre en la noche?/ ¿Quién es el perdido? ¿El muerto? ¿De quién es este cuerpo que flo-


ta en esa agua insomne?/ ¿De quién es esa voz y de quién la ausencia? ¿Quién partió el día en dos? Desde el punto de vista estilístico, no son muchos los registros que pulsa Warnken, a pesar de su amplia cultura libresca, rehúye los artificios, prefiere ajustar el tono verbal a la complejidad de la búsqueda, evitando cualquier esfuerzo retórico. A quien ha vivido la indiferencia de un Dios injusto, a quien busca tener palabras exactas para expresar el conflicto entre el enigma del dolor y el ansia de eternidad, no vamos a pedirle una potencia lírica bullente o un esfuerzo complejo de ascensión en el lenguaje. Tampoco le pediremos un examen de actualidad, ni el guiño de época que se ha instalado como moneda corriente en la poesía chilena. El poeta sabe que su esfuerzo es enfrentarse ante el vacío, ante la página en blanco, ante la imposibilidad de racionalizar, y lo que sí encontraremos en esta poesía es el viaje mismo.

La poesía de Warnken se sostiene en una correcta comprensión del mandato rimbaudiano; “sabe, como hiciera notar apasionadamente el poeta chilenoargentino Godofredo Iommi en la Carta del errante, que la poesía no sirve para cambiar el mundo, como confundieron Breton y otros movimientos de vanguardia; pero que sí sirve para cambiar la vida. Después de Rimbaud sabemos que la poesía es liberadora, que purifica y que amplía la persona humana: quiero decir – y esto lo sabe de sobra Warnken- que se escribe contra la realidad, no contra la actualidad y que lo importante es el viaje. Un hombre extraviado es de esos libros que ratifica por qué es necesaria la existencia del poeta y ahí estriba su valor literario. Desde el título mismo el extravío sugiere el destierro que nos permite situar el acto de escritura como un exilio ya no político, ni producido por la pretendida soledad del artista.

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Blanchot concibe la escritura como un deambular tras las huellas de pasos perdidos. Este exilio hace del poeta el siempre extraviado, aquél que está privado de residencia firme y verdadera. Buscar es el único designio de su escritura y lo que comprenderá el poeta de Un Hombre extraviado es que, al contrario de la muerte, la poesía vive en la intemperie, en la plena desprotección. El poeta de este libro escribe al dictado, sus poemas no se escriben por voluntad o por ejercicio de estilo; sino por un ejercicio de desocultamiento que va de la nada al acto y donde ocurre un develarse, quizás la mayor de las enseñanzas de Heidegger. El poeta Warnken se convertirá en un viajero en búsqueda de su hijo. En la literatura nos encontramos con una tradición de extraviados: Odiseo, Simbad, Gulliver y los poetas del romanticismo. Todos a su manera viajan para encontrarse con ellos mismos. En general, se trata de la aventura azuzada por la dificultad de la naturaleza indómita, y donde siempre la salvación del héroe parece ser el premio a quien controla sus deseos. Pero Warnken no es un héroe; es un padre extraviado, con la mirada perdida, en conflicto con Dios y en búsqueda de un hijo. Los románticos visitaban las alturas – donde según nos dice Elíade- la mayor cantidad de culturas ha visto en la montaña, la colina y el monte lugares sagrados donde se dio comienzo a la creación. Pero el viaje de Warnken es uno circular a través de su propio jardín, es decir, el mismo lugar donde se ha producido la pérdida del hijo y es aquí entonces donde el poeta espera encontrar respuestas en un esfuerzo tensionador

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máximo de los sentidos para volver a escuchar la naturaleza. Algunas imágenes elegíacas de este poemario nos recuerdan a San Juan de la Cruz, a Miguel Hernández y a Rilke, pero sus planteamientos de fondo los comparte con el Wiliam Blake de Los Cantos de Inocencia. En ese poemario la mayoría de los hablantes son niños y los poemas se entrelazan compartiendo símbolos comunes. En el caso de Warnken, y en situación similar a la del poeta visionario, son las aves las que reaparecen permanentemente. Jung considera que las aves son seres que representan a los espíritus y los ángeles, mientras tradiciones como la hindú, relacionan las aves con los estados más elevados del ser. En Un hombre extraviado las aves son anunciadoras de un mañana y se relacionan con el juego, la imaginación y los procesos espirituales. Pero sobre todo, las aves devuelven los niños a la vida, al juego, a la naturaleza que había ocultado la noche. Dice Warnken: Salimos al jardín /A recoger tu carne alba/ Tu risa detenida/ Y tus brazos rotos/ No es fácil acunar a un pájaro caído. A diferencia de un turista que colecciona sensaciones, siempre consciente de que regresará a casa, la tonalidad angustiosa del extraviado Warnken nos permite asistir a la imposibilidad de que el poeta regrese al jardín que le vio partir siendo el mismo. Esto porque no tiene itinerarios y ha perdido las señales de ruta, parafraseando a Juan Luis Martínez. El poemario reivindica el extravío y el viaje como la posibilidad cierta de llegar a ser otro, para como dice


Píndaro, llegar a ser el que eres. Lo anterior sólo lo puede hacer un yo que no desea confirmarse en su relación con el mundo. Y acaso sea este el mayor logro del poema: asistimos a una especie de hipnotismo, pero no mediado por la ruina física, ni por sustancias alucinógenas como en la poesía de finales del XIX y principios del XX. Aquí el poeta se recobra a sí mismo a fuerza de oír la naturaleza. Quien escribe se limita a pasar en limpio dictados de una obra acaso escrita por otro, y el tono es el eco de lo que no se puede callar. Este eco, en el caso de Un hombre extraviado es la voz del hijo mismo encontrada en la naturaleza, canto que hace desaparecer al padre y que reproduce la concepción del dolor desde su aspecto metafísico, humano y religioso, mediante la potencia imaginativa del lenguaje en que el poeta se traspasa a sí mismo y se desdobla en los versos más bellos del poema: Tengo un padre muerto/ entre mis brazos/ y lo acuno para que despierte/ le hago respiración boca a boca al ahogado/ pero él quiere seguir muriendo/ No entiendo por qué no abre sus ojos/ ¿Está jugando o está muerto? Un hombre extraviado ratifica por qué es necesaria la existencia del poeta. Entonces vuelvo con Warnken a uno de los postulados centrales de Godofredo Iommi en la Carta del Errante; a saber: que la misión de la poesía es difícil. “Ella no se mezcla con los acontecimientos de la política, a la manera como se gobierna un pueblo; no hace alusión a los periodos históricos, a los golpes de estado y a los regicidios”. La poesía se contiene en sus márgenes, es el develamiento de la pura

posibilidad y con eso basta. La función de la poesía es el acto por el cual el hombre se reconoce originariamente. “La poesía se encuentra, antes que en los contrarios, en la profunda contradicción del espíritu con la nada”. Es el poeta quien consuela a la humanidad y Warnken a través de su extravío y de un poema que representa un punto de llegada y una consumación tardía de formas que parecían perdidas en la poesía chilena, ha logrado definitivamente consolarnos, paradójicamente, respecto de su propio dolor.

“Este es de los premios más significativos para mí, puesto que lo conceden los poetas jóvenes, que son los que sostienen la resistencia por la palabra y nos iluminan (como lo hacía Rimbaud) a los que dejamos de ser jóvenes sin darnos cuenta y sentimos al Tiempo riéndose en nuestra propia cara de nuestros pocos y pobres versos”. Cristián Warnken 33


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Poemas de Cristián Warnken X Fuimos los padres del vértigo Los borrachos del verbo Herederos de la magia Y eufóricos de todo naufragio Inventamos tempestades imaginarias Y en el corazón de las viejas ciudades Cambiamos los trópicos de lugar Nuestras páginas en blanco Fueron el campo de batalla entre el bien y el mal No hubo palabra ritmo o sílaba Que no quebráramos con nuestros obúes Nos autoproclamamos dioses Y dictamos nuevos testamentos Yo recuerdo una vez en París En que casi logramos alargar la noche Más allá de sí misma Fue al filo del alba y sobre los techos: Ahí proclamamos nuestra fe en el veneno. Violentamos el tiempo Abolimos el espacio Nos creímos la muerte Todo fue un juego, una fiesta Una alquimia sin límites: Nunca calculamos la violencia cuántica De nuestros actos Pero no hicimos bailar a las piedras Ni pudimos calmar el mar ¿Y que quedó de todas esas albas místicas? ¿Porqué fracasó nuestra sed? ¿De qué sirvió levantar nuestras carpas bajo los volcanes?

El árbol del bien y del mal no fue arrancado Y olvidamos la contraseña para entrar al infierno Tampoco podrán salir de ahí nuestros mejores amigos Quiero beber otra vez del agua del olvido Y recordar que olvidé Mnemosimé, Cleo, Canten en mis oídos ¡Que ya no sé hablar! Hoy ya espero mucho más del viento Que de mi propia voz No vengo a regalar visiones Yo canto con mucho pudor Cada palabra que digo Fue rescatada entre las cenizas Ya no creo en el robo del fuego Prefiero un acuerdo sigiloso Un pacto con los dioses Para recuperar el entusiasmo Soy el albatros que regresó herido Desde lo desconocido Y digo: lo nuevo arde en lo próximo Con un fulgor impensado La zarza ardiente brilla en el hogar Caleu se llama mi país Soy el caleu-che que atraviesa la noche del siglo El hombre que regresa No a profetizar sino a recoger El chamán cargado de palabras deshilachadas De balbuceos De no sé qués Vengo con el verbo herido Quiero cantar otra vez (de “Las Palabras del Chamán en el fin de mundo”, 2012) 35


I Hijo mío, hijo mío ¿porqué me has abandonado? II ¿Adónde te escondiste, hijo, y me dejaste con gemido? como el Ciervo huiste, habiéndome herido; salí tras ti clamando y eras ido III -¿Qué buscas en la noche, hombre perdido? -Busco a mi hijo -¿Qué buscas en el día, niño perdido? -Busco a mi padre muerto IV ¿Quién se extravió: fue un niño en el aire o su padre en la noche? ¿Quién es el perdido, el muerto? ¿De quién es ese cuerpo que flota en esa agua insomne? ¿De quién es esa voz y de quién la ausencia? ¿Quién partió el día en dos? (de “Un Hombre Extraviado”, 2017)

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Acabo de hablar por radio. No sé si valgan la pena palabras dirigidas a la historia, al pueblo o a nadie. Fueron dichas por otro, tal vez. Ahora estoy solo, solo en un silencio compacto como si hubiesen rodeado el palacio de gobierno con gasas y algodones. Me asomo a la ventana y todo es lento, vasto, como si nevara en Santiago. Me bombardean pero las explosiones no me tocan, estallan en un vacío sobrecogedor. Creo ver el mar en las veredas de La Moneda; sí, el mar de Viña, el olor a nísperos de Quillota. Hay fantasmas en este palacio, en la calle, en el cielo; presidentes pálidos se pasean por los pasillos, multitudes pálidas de 1940 se entrecruzan con las de 1970..no hay helicópteros ni Hawker Hunters sobrevolándome, sino la avioneta roja de Marmaduque Grove que me saluda desde el cielo. Le respondo, levanto mi pañuelo y no hay ley de gravedad, mi pañuelo me lleva, floto por los aires. Este es mi pueblo: las palomas, las polillas nocturnas, las sábanas de los villorios..los demás me abandonaron. Salvador Allende Gossens, Septiembre 1973 (de “Médium”, en “Las noticias que siempre serán noticia”, 2001)


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LEA

OJO DE AGUA Verónica Zondek Editorial Lumen

La obra contundente y maciza de Zondek merecía un gesto antológico que diera cuenta de los hilos conductores de su poesía, su conciencia y pasión como poeta y eximia traductora, los ecos de esa vibración de la que se equilibra la poeta radicada en Valdivia. Además, Vicente Undurraga, el antologador, logra instalar, un recorrido que funciona como un nuevo libro en sí, más que una colección de poemas notables, sin perder la excelencia de una obra total y rigurosa, sin estrecharla a un solo volumen. Ojo en el agua, es música del lenguaje y los sentidos, un poemario profundamente evocador, una fiesta de raíces líquidas que fluyen hacia cosas del cielo como de la tierra y dan cuenta de una de las trayectorias poéticas femeninas más destacables de Chile desde los años 80. EGB

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OPUS GELBER Retrato de un pianista Leila Guerriero Ediciones UDP Aunque el lector no conozca al pianista Bruno Gebler, o no lo haya escuchado las muchas veces que ha venido a dar conciertos a Chile, igualmente tendrá una sorpresa de la habilidad pasmosa con que Leila Guerriero enfoca al personaje, desentrañando su personalidad e intimidad en base a conversaciones con el concertista, unidas a un relato que se vuelve hipnótico y seductor. Reconocido como uno de los mejores pianistas vivos, con miles de conciertos en más de cincuenta países, Gebler es también un personaje excéntrico, indescifrable, curioso, como queda expuesto en este texto asombroso. FSG


THE CHILEAN FLAG Elvira Hernández Kenning Editions

MÚSICA PROSAICA Marcelo Cohen Editorial Montecerdos

La bandera de Chile de Elvira Hernández fue un libro emblemático de la resistencia durante la dictadura militar. En esos años, las palabras, como la bandera, habían perdido el derecho a ser ellas mismas. Por primera vez, este libro es traducido al inglés en una prolija versión a cargo de Alec Schumacher, con prólogo de Cecilia Vicuña. Ella misma nos señala: “cada palabra se convierte en sanadora, una oración por la humanidad”. Este libro, durante muchos años censurado, es un testimonio, tanto personal como nacional, que habla de violación física y la marginación. La bandera de Chile toma cuerpo en el poema, más específicamente, un cuerpo femenino: la bandera se iza y se exhibe para fiestas patrióticas, su cuerpo es expuesto y subyugado. La bandera es una mujer abusada, un símbolo del abuso. Un libro imprescindible de la poesía chilena. TM.

Este libro del escritor y reconocido traductor argentino, Marcelo Cohen, está formado por cuatro ensayos acerca de su experiencia como traductor. Mucho más que eso, con una prosa personal y estimulante, divaga y transita por los recovecos del lenguaje, los significados y estrategias que le han permitido abordar autores tan famosos y disímiles como Jane Austen, Scott Fitzgerald, Pessoa, T.S. Elliot, entre muchos otros. Son, en suma, ensayos que dejan estimonio de una inteligencia lúcida. FSG

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DOCUMENTAL Jaime Pinos Alquimia Ediciones

EROTOMANÍA Darío Carlos Dassie (DCD) PORNOS Ediciones

El trabajo poético de Jaime Pinos tiene ahora un nombre que condensa toda su labor investigativa en la poesía chilena: Documental. En este libro, se reitera el programa de sus libros anteriores, contingentes y cuestionadores, con una clara referencia social y política, critica del Chile desaparecido post dictadura. Lo que hace de esta obra un volumen fundamental, es la madurez poética que alcanza su autor: experimentación, registro periodístico, ironía, crudeza, pero por sobre todo, una contundente reflexión sobre el oficio del poeta en épocas de redes sociales y mercantilismo extremo. Documental es el gran “Arte poética” de Jaime Pinos, su testamento en vida y no podemos dejar de leerlo. TM.

Erotomanía, la segunda publicación personal del poeta argentino DCD (Córdoba, 1986), es el diario poético de un eterómano. Su personaje principal, anónimo e intemporal, nos cuenta su historia de enajenación desde la soledad de sus cavernas. El hablante se expresa desde la pérdida: su objeto amado se ha ido para siempre y la vida ha devenido en una muerte continua. “La vida terminó” nos dice, y ahora “me convertí en un taxidermista de recuerdos”. Con un lenguaje dramático, exagerado y meditativo, DCD nos introduce en un mundo oscuro y complejo, al más puro estilo del poeta colombiano Raúl Gómez Jattin, uno de sus referentes. Un libro distinto e intemporal, que renueva el panorama de la siempre experimental poesía argentina contemporánea. TM.


EL GÉNESIS Fernanda Martínez Varela Editoral Cástor y Polux La tercera publicación de Fernanda Martínez Varela (1991), quien antes publicó Ángulos divergentes (2007) y La sagrada familia (2015), viene a mostrarnos otro registro de un mismo proyecto poético abarcador. La autora expone un especial big bang a través de lo gráfico (el poema se abre desde el centro) en una estética minimalista y a la vez barroca, dándole a este libro una multiplicidad de significados. El Génesis es auge y caída, un cuerpo femenino que se crea en la destrucción y expande sus brazos por un jardín de roles impuestos a la mujer y que la autora fulmina. Cuerpo y paisaje habitan El Génesis, recordándonos la mejor poesía de Marosa di Giorgio. El estudio de las formas breves, a modo de haikus, logra momentos de perplejidad creando una sintaxis tan devastadora como impactante: “dos tazas de mar / recién hervidas”. TM

LAS LETANÍAS DE KAY PACHA Astrid Fugellie Cuarto Propio En la mitología Inca Kay Pacha es el mundo de aquí, donde los seres humanos habitamos. Desde esta cosmovisión, Astrid Fugellie crea un lenguaje desgarrador y único, sobre todo único, para mostrarnos cómo las atrocidades de la historia reciente de Chile repercuten no en la sociedad y el país (entidades abstractas y conceptuales), sino en la mujer, la hija, en todas y todos los seres de aquí, de carne y hueso, quienes habitamos la Pacha con heridas abiertas, sangrantes, incurables. Este texto representa la más alta poesía de una autora fundamental para la poesía chilena. Reconocido por muchos como uno de los mejores libros del año 2018, Fugellie posee en estas letanías una voz personal que no tiene comparación. Es por ello que el poeta Christian Formoso ha escrito en el prólogo: “Astrid Fugellie nos propone un viaje al fondo de los mares de la poesía. Y nos recuerda las dimensiones sobre las que se articulan la historia y la poesía. Remueve. Conmueve”. TM

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LA NOVELA LUMINOSA Mario Levrero Random House

LA CASA DEVASTADA Carlos Cociña Alquimia Ediciones

La obtención de la beca Guggenheim para su proyecto de La Novela Luminosa, confunde a Mario Levrero haciéndole explotar todas sus manías, furias, fobias y malas costumbres, que hacen de este diario de la beca, que se anuncia como prólogo de la novela, algo no muy distinto de la novela misma. Con un prosa lúcida y perfecta, es la temática la que confunde y atrapa al refocilarse en la intimidad del escritor, intimidad insólita, que sin saber cómo envuelve al lector y lo desespera hasta llegar al final. FSG

El experimento poético de Carlos Cociña (1950) es unos de los más arriesgados de la poesía chilena contemporánea. Alejada de cualquier modismo, La Casa Devastada es una obra que descoloca y conmueve por su ejercicio arquitectónico pocas veces revisitado: poema, novela, ontología del lenguaje, fragmentación de discursos, anexos, el modus operandi de Cociña es único y extremadamente inclasificable. Allí el mérito de este libro, que con una prosa medida y dinámica, científica y a la vez salvaje, nos inserta en desveladoras lecturas de lo que significa un hogar, sus habitantes y su entorno. Un libro iconoclasta que no tiene comprensión en el presente. La escritura de Carlos Cociña es la escritura del futuro. TM


Floridor Pérez (Yates, 1937 – Santiago, 2019). Poeta chileno, ensayista, profesor de espíritu normalista, catedrático universitario, con más de una veintena de libros. Un formador de poetas, generoso, alegre y sabio. Dirigió por décadas junto a Jaime Quezada el “Taller de Poesía Fundación Pablo Neruda”, marcando a generaciones de poetas. Con libros como “Cartas de Prisionero” y “Tristura”, con tono antipoético y costumbrista, supo ganarse un lugar en la literatura nacional. Su obra poética y de divulgación, estamos seguros, seguirá encontrando lectores y señalando el camino de la poesía.

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