Medicina e Historia nº1 2015

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Nº 2 – 2015 – QUINTA ÉPOCA

R EVISTA DE E STUDIOS H ISTÓRICOS DE LAS C IENCIAS DE LA S ALUD

Diseminación de la peste: revisión científico-historiográfica Coral Cuadrada

Papel de la medicina en un proceso por adulteración del tabaco bajo el antiguo régimen (Burgos 1667) Francesc Xavier Belvis Costes

www.fu1838.org


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REVISTA DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE LAS CIENCIAS DE LA SALUD

MEDICINA e HISTORIA Nº 2 – 2015 – QUINtA ÉPocA REVISTA DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE LAS CIENCIAS DE LA SALUD Publicación trimestral FUNDADA eN 1964 Fundación Uriach 1838 centro de Documentación de Historia de las ciencias de la Salud Polígono Industrial Riera de caldes Avda. camí Reial 51-57 08184 Palau-Solità i Plegamans (Barcelona-españa) www.fu1838.org fundación-historia@uriach.com Director de la publicación: Dr. Juan Uriach Marsal Soporte Válido con la ref. SVR nº 479 Dep. legal: B-27541-1963 ISSN: 0300-8169 © de la edición: Fundación Uriach 1838 Reservados todos los derechos. el contenido de la presente publicación no puede ser reproducido, ni transmitido por ningún procedimiento electrónico o mecánico, grabación magnética, ni registrado por ningún sistema de recuperación de información, en ninguna forma, ni por algún medio, sin la previa autorización por escrito del titular de los derechos de explotación de la misma. Prohibida su venta.

S4S Diseminación de la peste: revisión científico-historiográfica Coral Cuadrada

S 20 S Papel de la medicina en un proceso por adulteración del tabaco bajo el antiguo régimen (Burgos 1667) Francesc Xavier Belvis Costes

S 41 S Breve reseña de la presentación del libro: Formulario cirujíco para uso del Hospital Militar de Mahón

Portada: Imagen publicitaria del medicamento Dolmen, 1989 (Josep Pla-Narbona). Archivo Fundación Uriach 1838.

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Diseminación de la peste: revisión científico-historiográfica

Coral Cuadrada *

Resumen: existe todavía incertidumbre en torno al diagnóstico y a la naturaleza de la peste; algunos estudiosos se han visto forzados a abandonar las certezas y poblarlas de dudas: de creer que la Peste Negra medieval era en realidad la peste bubónica (aunque con características inusuales) a constatar que tenemos pocas evidencias para apoyar el retrodiagnóstico. este artículo profundiza en este sentido, no sólo revisando la producción historiográfica, sino también aportando nuevas interpretaciones que cuestionan hipótesis anteriores a través de la indagación llevada

a cabo sobre las imágenes coetáneas, cotejadas con los datos procedentes de las más recientes investigaciones. Se analizan dos tipos de fuentes primarias: tratados de la peste renacentistas, redactados por cuatro médicos italianos: Michele Savonarola, Marsilio Ficino, Leonardo Fioravanti y Gioseffo Daciano; e iconográficas: un manuscrito ilustrado del Decamerón de Giovanni Boccaccio y una Haggadah hebrea del siglo XIV. Los resultados obtenidos se confrontan con las investigaciones sobre ADN y micropaleobiológicas más actuales.

The spread of the plague: A sciento-historiographic review Abstract: there is still uncertainty about the diagnosis and nature of the plague; some scholars have been forced to abandon certainties and be filled with doubts: from believing that the mediaeval Black Plague was, in reality, the bubonic plague (although with unusual characteristics) to stating that there is very little evidence to support a retro-diagnosis. this article looks at this in depth, not only reviewing the historiography but also giving new interpretations which question previous hypotheses through research on

Introducción: consideraciones historiográficas Yo soy la peste, que todo lo barro, y todo lo ando, passeandome por toda la europa, sin perdonar la saludable españa, afligida de guerras y calamidades, que allà và el mal donde mas ay, y todo esto no basta para castigo de soberbia. (Baltasar Gracián: El Criticón)

a Peste Negra ocupa un lugar especialmente aterrador en la imaginación histórica. en las últimas décadas, cada vez que reapa-

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images of the time, comparing them to the most recent investigative data. two primary sources are analysed: Renaissance treaties written by four Italian doctors: Michele Savonarola, Marsilio Ficino, Leonardo Fioravamti and Gioseffo Daciano; and iconography: an illustrated manuscript of the Decameron by Giovanni Boccaccio and a Hebrew Haggadah from the XIVth century. the results are compared to the most recent research on DNA and in micropaleontology.

rece la epidemia, ya sea el ébola, SIDA, legionelosis, fiebre aviar o gripe porcina, los historiadores miran hacia atrás compadeciéndose de la población medieval de 1348, inerme frente a una enfermedad desconocida y fulminante. el título Muerte Negra fue acuñado con posterioridad a los sucesos históricos, en el siglo XVIII, un concepto historiográfico capaz de transmitir el miedo asociado a la peste y, paralelamente, el estudio de la epidemia medieval. No fue, pues, una expresión coetánea a los sucesos históricos. Los contemporáneos utilizaron los vocablos epidemia, pestilencia o mortalitates sevicia, acompañados por adjetivos que enfatizaban su intensidad1.

es indiscutible que la pestilencia fue una tremenda experiencia social. Pero existe todavía incertidumbre en torno al diagnóstico y a la naturaleza de la enfermedad; algunos estudiosos de la peste se han visto forzados a abandonar las certezas y poblarlas de dudas: de creer que la Peste Negra medieval era en realidad la peste bubónica (aunque con características inusuales) a constatar que tenemos pocas evidencias para apoyar el retrodiagnóstico. Así, la Peste Negra puede haber sido lo que conocemos en la actualidad como peste bubónica, o una cepa muy poco habitual de esta enfermedad, o incluso una infección completamente diferente2. en otras palabras, en las últimas décadas


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los especialistas de la historia de la peste han llegado a la conclusión de que no podemos estar seguros de lo que fue la enfermedad en los siglos medievales y renacentistas. Aunque ello contradiga la asimilación de la epidemia medieval a la peste bubónica que asoló en particular a la India y la china de finales del ochocientos, teoría aceptada mayoritariamente por la historiografía del siglo XX. esta presunción ha tenido amplias consecuencias, la inferencia de las características de la epidemia del siglo XIX es una de las asunciones que todavía hoy suscribe la historia. el bacilo Yersinia Pestis fue descubierto durante la lucha contra la peste bubónica en Asia, en lo que se conoce como tercera Pandemia3. A principios de la centuria pasada se supuso, pues, que la peste bubónica asiática era la misma enfermedad que la Peste Negra. Una presunción basada en gran medida en la similitud de los síntomas: los bubones, ampliamente documentados en determinadas zonas del cuerpo, como las ingles y las axilas. Sin embargo, incluso al principio se observaron algunas diferencias; por ejemplo, los cronistas y los médicos medievales señalaban que los bubones fueron acompañados con frecuencia por numerosas manchas y erupciones, las cuales en realidad fueron consideradas un síntoma de la peste bubónica identificada por el bacilo4. La discrepancia más notable, no obstante, es que las autoridades medievales y modernas insistían en que la epidemia se propagaba por contagio directo de persona a persona, mientras que la transmisión de la peste bubónica asiática requiere la presencia a gran escala de ratas y de sus acompañantes, las pulgas. entonces, ¿es lícito obviar las observaciones médicas de la época? ¿no eran válidas sus explicaciones? Los estudios tradicionales sobre la pestilencia continúan apoyándose, a principios del siglo XXI, en las semblanzas entre la peste bubónica y la peste medieval, aunque el interés se dirige a la experiencia social de la enfermedad, con sus consecuentes descripciones de horror y caos5. Johannes Nohl intentó capturar la atmósfera vivida durante las epidemias mediante el análisis de crónicas y otros escritos, tomándolas como narraciones puramente descriptivas, sin

tener en cuenta la retórica política o moral en ellas implícitas. La obra de Anna Montgomery campbell fue una de las primeras que se centró en los tratados médicos de la época. Su trabajo intentó resumir los fundamentos de la pestilencia tal como los entendieron los médicos coetáneos, aunque a mi juicio se amedrentó y calló los conceptos que juzgó como supersticiosos. es innegable que el primer impacto de la Peste Negra (1348-1353) causó un gran número de víctimas, pero también fue el responsable de nuevas tendencias económicas, cambios sociales y políticas públicas inéditas6, un acontecimiento histórico de gran magnitud, al que europa debe un cambio profundo. Muchos de los estudios realizados bajo esta perspectiva de análisis se centran preferentemente en captar las conmociones subsecuentes al primer azote de la peste a mediados del trescientos, aunque su duración continuó mucho más allá del brote inicial. Las visitas recurrentes de la pestilencia condicionaron la comprensión de la medicina y la enfermedad, así como el rol que los dirigentes civiles y los médicos tenían o debían de tener en el control de la salud pública. Una de las primeras obras de relevancia, desde el punto de vista de la historia médica de la epidemia, fue publicada en 1953 por el Dr. L. Fabian Hirst7, quien trazó la epidemiología medieval a partir de su amplia experiencia con la peste bubónica de finales del siglo XIX y principios del XX. Un estudio que ha sido y es ampliamente citado en trabajos posteriores, ya sea para apoyar o refutar la teoría según la cual ambas afecciones eran la misma8. Hirst reconoció varias diferencias entre la epidemia medieval y la contemporánea, e intentó explicarlas. en lo que se refiere a la infección interpersonal, Hirst lo atribuyó al posible predominio de la peste neumónica, transmitida a través del aire9. el principal problema de esta hipótesis es que en 1953 los científicos aún no habían sido capaces de establecer como complicaciones secundarias de la peste bubónica las relativas a la neumónica. Hirst tomó también nota de que en la India, Birmania y ceilán la proporción de personas que contrajeron la peste neumónica fue inferior al 1 %, o sea que para justificar las altas tasas

de mortalidad de la Peste Negra, la peste neumónica habría tenido que ser mucho más común. Señaló asimismo que los síntomas de la peste bubónica y neumónica eran tan diferentes que se podría hablar de enfermedades distintas, si no supiéramos de antemano que eran causadas por el mismo bacilo10. Por descontado, esto nos conduce a formular la pregunta: los observadores medievales, que no podían identificar el bacilo, ni siquiera sospechar de su posible existencia, ¿hubieran aceptado con tanta facilidad que ambas fueran la misma enfermedad? A pesar de las objeciones, el recurso a la peste neumónica para corroborar el grandísimo contagio en la edad Media sigue siendo convincente para algunos historiadores actuales11. Desde la década de 1960 en adelante, el interés por la epidemia se centró en los cambios sociales provocados por la enfermedad, en especial la caída demográfica, la influencia en la economía y en la disponibilidad de mano de obra12. Más recientemente las consecuencias económicas se han cuestionado13, la historiografía ha tendido a centrarse en las secuelas locales de la peste, las cuales, si se comparan unas con otras, revelan que los recursos no variaron tanto en buena parte de europa14. Aunque hasta los ’60 y ’70 se continuó insistiendo en el pánico y el horror generalizados como descriptores inevitables de la peste15, parece que los efectos psicológicos de la epidemia no habían sido tan devastadores como se suponía, ya que los estudios de casos muestran que las sociedades afectadas, mermadas, se recuperaban con una relativa prontitud16. Hoy en día la mayoría de los análisis que contemplan las medidas de salud pública y/o las respuestas médicas a la Peste Negra, manifiestan con creces que el pánico no fue universal, sino que en muchos lugares se tomaron medidas racionales para prevenir y combatir la epidemia, en función de las posibilidades y la comprensión de la coyuntura del momento17. en los ‘80 muchos historiadores continuaron creyendo que la epidemia medieval se correspondía con la peste bubónica asiática, aunque la duda sobre la correspondencia negra/ bubónica fuera formulada ya décadas atrás. Sin embargo, los patrones de

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ambas enfermedades, así como la desaparición de la pestilencia en europa, después de haber sido un visitante regular, intermitente pero insistente, del siglo XIV al XVII, comenzaron a provocar perplejidad entre los estudiosos 18 . Además, se elaboraron hipótesis para explicar las discrepancias en las tasas de mortalidad de ambas epidemias. Hubo incluso un sector de la historiografía que sugirió que la peste medieval fue el resultado de una crisis malthusiana. tras el incremento poblacional de los siglos XIII y XIV, dado que este aumento generó una situación crítica a causa de la insuficiencia de la tecnología disponible, la cual no podía hacer frente al incremento vegetativo, la enfermedad vino a ser la respuesta a una situación insostenible19. La teoría de la crisis malthusiana se utilizó tanto para tratar de explicar las relaciones entre las tasas de nutrición y muerte, como para comprender la desaparición final de la epidemia20. estudios de carácter general todavía mantenían la hipótesis de que las ratas fueron el elemento clave en la propagación de la Peste Negra, sin que los funcionarios de la salud y los médicos de la época tuvieran conocimiento de ello. Por otro lado, los historiadores estaban cada vez más interesados en las condiciones sociales, mermando el interés por la epidemiología o la propagación de la enfermedad21. el trabajo de carlo M. cipolla sobre las medidas de salud pública analizó la evolución de las organizaciones civiles encargadas de la prevención y control de la sanidad, para las que la peste era más importante como acontecimiento social que como una enfermedad identificable. Los historiadores tomaron también nota del hecho de que durante los siglos XV y XVI los coetáneos comenzaron a entender la epidemia como una enfermedad de la pobreza urbana22. Los especialistas, por tanto, estaban cada vez menos convencidos de que la peste bubónica hubiera sido la única responsable de la pandemia medieval. Más aún, David Herlihy dudaba de que pudiera vincularse el Yersinia Pestis a la Peste Negra23, y Ann G. carmichael planteó que, en especial en los siglos XIV y XV, muchas y diferentes enfermedades fueron diagnosticadas como pestilencias por los médicos y otras autoridades sanita-

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rias, cuando en realidad se englobaban bajo el mismo epíteto una miríada de enfermedades contagiosas sin distinción unas de otras24. existió, pues, un vaivén de enfoques entre las aproximaciones sociohistóricas de la enfermedad –que incluía la mirada médica de la época– y el diagnóstico presentista –cientificista y basado en el conocimiento sobre la peste contemporánea. Desde finales del siglo XX y principios del XXI se han sugerido otras respuestas para lo que realmente fue la epidemia medieval25, mas toda certeza histórica concluyente acerca de la enfermedad sigue siendo difícil de alcanzar. Los datos físicos son difíciles de obtener, aunque existen proyectos destinados a analizar restos de víctimas medievales y modernas26, como veremos más adelante. Los historiadores tratan de reanalizar los escritos médicos de la época sobre la epidemia, asumiendo que se hace evidente que los parámetros de diagnosis que las autoridades sanitarias medievales usaron son totalmente ajenos a los de la ciencia y medicina contemporáneas27. Desde un punto de vista cultural, en cambio, se estudia con mayor concreción la enfermedad. La peste y las interpretaciones médicas se enraizaban en las actitudes y cosmovisión de la gente, una muestra la tenemos en la atribución del origen de la enfermedad a la ira de Dios, a la intervención maléfica de los judíos o a la inmoralidad sexual28: los pecados sexuales provocaban la venganza divina, por lo que las actuaciones contra la promiscuidad eran mucho más severas en tiempos epidémicos. Una consecuencia más de la mentalidad y la concepción teológica de la enfermedad. este trabajo propone la revisión de los signos y causas de la Peste Negra que se pusieron de manifiesto en la edad Media y el Renacimiento, a partir del análisis de dos tipos de fuentes primarias: a. escritas: tratados de la peste renacentistas de la mano de cuatro médicos italianos: Michele Savonarola, Marsilio Ficino, Leonardo Fioravanti y Gioseffo Daciano. b. Iconográficas: un manuscrito ilustrado del Decamerón de Giovanni Boccaccio y de una Haggadah hebrea del siglo XIV.

Los resultados obtenidos se confrontarán con las investigaciones sobre ADN y micropaleobiológicas más recientes.

Los Tratados de Medicina en 1348-1350 Anna Montgomery campbell29 estudió 16 tratados médicos coetáneos a la Peste Negra, en los años ’20-‘30 del siglo pasado. De esos Consilia extrajo los conceptos que los médicos universitarios del siglo XIV emplearon. en resumen, el origen de la pestilencia se atribuye al aire, los astros, los terremotos, o a una causa divina. Se concede gran importancia a la observación y experimentación, paralelamente a la consideración y/o rechazo de los clásicos. Jon Arrizabalaga30 estudió en 1991 seis de las obras más significativas escritas sobre la peste en las fechas de la epidemia, las cuales eran parte del elenco de campbell: Jacme d’Agramont, Gentile da Foligno, Giovanni da Penna, Alfonso de córdoba, el anónimo de Montpellier y el colegio de doctores de París. A partir de Arrizabalaga expongo las principales observaciones de cada tratado. 1. Jacme d’Agramont. enunció con detalle lo que entendía por pestilencia. Dividió con originalidad la palabra en tres sílabas: pes = tempesta (tormenta); te = temps (tiempo); lència = clardat (claridad). concluía: pestilencia era el tiempo de tempestad que viene de la claridad (estrellas). Primer origen astrológico. Se refirió a la pestilencia naturalment entesa, un cambio contranatural del aire, produciendo corrupciones, muertes súbitas y enfermedades diversas. causas terrestres: vientos, putrefacción de cadáveres, aguas, corrupción del aire por vapores de las entrañas de la tierra, humos telúricos de terremotos. transporte por los vientos. causas artificiales: envenenamiento deliberado por hombres malvados. el aire corrupto entraba en el corazón, pudría la sangre arterial


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que corrompía la sangre restante y otros órganos. Difusión: por contigüidad, por consumo de alimentos empestados y por efecto de los vientos. transmisión persona a persona. Signos: inflamaciones y cambios del aire, pérdida de cosechas, comportamientos extraños de los animales. 2. Gentile da Foligno. explicó por qué se daba la enfermedad tras las guerras, relacionando el orden natural y el moral, tanto para los efectos como para las causas. origen en las conjunciones planetarias, y a un cambio sustancial del aire, lo que significaba la corrupción completa como resultado de los vapores malos, similar a la putrefacción de las aguas fétidas o al agua en la que se macera trigo o lino. Las corrupciones eran transportadas por los vientos, venían del aire corrupto en pozos y cavernas, lagunas y estanques, estiércol y putrefacción de cadáveres. Decía que se formaba una materia venenosa junto al corazón y pulmón, resultado del aire pestilencial, con capacidad para infectar todo el cuerpo. transmisión por aliento y por la piel. Signos: cambios en las conductas de los animales. 3. Giovanni Della Penna. La pestilencia radicaba en la adustión y corrupción de la materia colérica en determinados individuos. Aceptaba el papel del aire en la corrupción, y el influjo de ciertas conjunciones sobre el aire, pero lo más importante era la constitución de cada persona. Rechazó la causa de la materia venenosa de Foligno, su opinión estaba más cerca de la causa del sobrecalentamiento del aire de Agramont. 4. Alfonso de Córdoba. Afirmaba la existencia de causas universales sólo en dos de las tres pestilencias diferentes que, según su opinión, habían tenido lugar en 1348. Las dos primeras respondían a causas celestes y terrestres, la tercera (el objeto de su

estudio) al envenenamiento de la comida y bebida por la corrupción deliberada del aire (por un proceso de fermentación), de este a las aguas, y de ellas a los alimentos y bebidas. Subrayó el poder de auto-multiplicación del veneno. Negaba el origen en alguna constelación para la tercera pestilencia. 5. Anónimo de Montpellier. el vocablo epidemia procedía del griego epi = sobre, y demos = continente (o aire corrupto). concluía que epidemia significaba peste en el aire, añadiendo que esta corrupción debía ser consecuencia de causas celestes. Aludió a una inespecífica constelación de planetas infortunados, y a un efecto de un eclipse lunar que había tenido lugar en el signo de Leo poco antes del inicio de la pestilencia. transmisión por el aliento y/o la mirada de víctimas agónicas. 6. Colegio de doctores de París. consideraban que la praesens epidimia sive pestis era el efecto de un cambio en el aire. La conjunción de tres planetas mayores –Saturno, Marte y Júpiter– en el signo de Acuario el 20 de marzo de 1345 constituyó la corrupción mortífera del aire circundante. con motivo de la conjunción se elevaron desde la tierra y el agua vapores corruptos, corrompiendo el aire. Mayor posibilidad de infección según complexión, humores malos y/o régimen de vida inadecuado. en relación a las causas, como efecto de la formación escolástica de estos médicos, a un acontecimiento de carácter universal había que atribuírsele necesariamente una causa universal, lo que les conducía a las concepciones cosmológicas. cosmología que se había de combinar con la cosmovisión cristiana y, por lo tanto, la causa primera era divina: había pestilencia porque Dios la permitía. Sin embargo, no todos los médicos consideraban que la peste fuera un castigo de Dios. Una intervención divina que puede resultar extrema, en las últimas palabras de Agramont: “Y si tal pestilencia fuese universal a

todas las regiones, digo que sería grande señal del advenimiento del hijo de la abominación, es decir, el Anticristo31”, lo que nos indica el grado de pánico ante el horrible impacto de la Peste Negra: la constatación del fin del mundo. en sus conclusiones Arrizabalaga pone el énfasis en señalar que a pesar de la conmoción causada por la grandísima mortalidad epidémica, los médicos universitarios se esforzaron por transmitir sus opiniones y diagnósticos. es particularmente interesante su verificación de que, ya desde los primeros tratados, se encuentra la idea del contagio como modo de transmisión de la enfermedad, la cual se encuentra en la mayoría de los Consilia. Rechaza la opinión del antagonismo entre el grupo culto de los doctores académicos –teóricos y aeristas– contra el de las autoridades municipales medievales –empíricos y contagionistas–, porque: difusión aérea y contagio no pueden ser considerados por más tiempo como concepciones contradictorias sobre el modo de diseminación de la peste, sino más bien como dos estadios diferentes y sucesivos de ésta […] las percepciones de unos y otros [médicos universitarios y patriciado urbano] estuvieron íntimamente relacionadas32… añade también que las ciudades estuvieron profundamente influidas por la cultura médica universitaria, tal como se refleja en los tratados de Jacme d’Agramont, Gentile de Foligno y el colegio de París, dirigidos a las autoridades y con clara preocupación por la salud pública33.

Discusión Fuentes escritas: los Tratados de pestilencia en el Renacimiento Los tratados sobre la epidemia se hicieron más populares a partir de mediados del siglo XV y más aun con la imprenta, en especial los escritos en lenguas vernáculas34, convirtiéndose en libros de divulgación científica ampliamente disponibles35. ofrecen la oportunidad de ver cómo los autores se dirigen a un público no académico, preocupado por el azote de la pestilencia. La gente no sólo

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tenía miedo a la muerte, sino que se interesaba también por el cuidado de los enfermos, aunque se encontraran aislados o en cuarentena, interés que en cierta medida nos transmite la impresión generalizada de haber de paliar la falta de profesionales de la medicina cuando más necesarios eran. Las personas ansiaban su presencia, o como mínimo sus saberes. Fueron, por lo tanto, profundamente criticados cuando huyeron de las ciudades infectadas, de hecho, en el siglo XVIII las juntas locales de salud emanarán leyes prohibiendo la huida de la clase médica en tiempos de epidemia, bajo pena de muerte y/o confiscación de bienes36. Los Consilia, entonces, ayudaron a mitigar las terribles ausencias, aliviando a la población a través de lo escrito. Michele Savonarola37 (Padova, 1385 - Ferrara, 1468), a mediados del siglo XV, fecha de la redacción de su tratado, se dirigía a los médicos huidos, declarando que escribía para que sus consejos fueran útiles a los que habían de permanecer en lugares apestados: A causa de que los médicos talentosos están estupefactos y son reacios a ser disponibles a la visita [de la peste] y por lo tanto los enfermos a menudo terminan en manos de los empíricos que no entienden la enfermedad, voy a explicar la manera de curar cuando hayan enfermado […] como médico humano [escribiré] con el fin de satisfacer a todas las personas: ricas, pobres y medianas, a las que se alejan, y a las que permanecen en su tierra y en su casa38. Más de una centuria después, en el año 1565, Leonardo Fioravanti39 (Bolonia, 1518-1588) expone lo que él cree que eran los más graves problemas de la epidemia: el primer lugar lo ocupaba el abandono de los médicos. La única forma de ganar experiencia de la enfermedad era quedarse en las ciudades para aprender, la fuga era la razón del profundo desconocimiento de la enfermedad: Luego la primera causa es, que estando las gentes apestadas, los médicos no quieren curar por miedo de infectarse y morir, y así, no siendo medicada en el tiempo preciso, la enfermedad crece con gran furia, y mata a las gentes que la sufren, y esta es la primera y la

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más potente causa del por que la peste causa tanta ruina […] Pocos, incluso rarísimos hombres, se encuentra que hayan escrito la verdad en materia de peste, y la causa de esto es por que los hombres doctos y sabios y de autoridad en medicina no quieren medicar en tiempo de peste, para no poner su vida en peligro de muerte40. este lamento no era nuevo. Ya en el siglo XIV, escritores que narraron la conmoción de la Peste Negra se quejaron del alejamiento de los médicos, ello explica la hostilidad mostrada por Petrarca o Bocaccio hacia ellos41. Fioravanti opinaba que si las autoridades cívicas obligaran a los doctores a visitar a los enfermos en sus casas, la pestilencia disminuiría y los enfermos mejorarían: que todos los médicos fueran a visitarlos a sus casas, y que los apotecarios les dieran las medicinas, y hecha esta nueva ordenanza la peste no tendría más fuerza, por que rápidamente nacería una gran alegría en los corazones de la gente de la ciudad, y así la peste se extinguiría del todo42. Fioravanti, el médico-charlatán, defendió con fuerza otra opinión, en contra de los gobiernos urbanos y especialmente hacia las medidas impuestas por las Juntas de Salud –aislamiento, cuarentena– por creerlas perjudiciales al bienestar de la comunidad. Los historiadores actuales han estudiado la interrupción de la actividad económica normal a causa de las cuarentenas, las cuales se aplicaban cuando llegaba la sospecha de la existencia de peste en otras ciudades, a fin de interceptar la entrada de viajeros y mercancías supuestamente infectadas. Por otro lado, una vez declarada in situ la enfermedad, era recomendable aislarse voluntariamente del resto del mundo para tratar de detener la propagación. es obvio que tales prácticas incidieron muy negativamente en la economía urbana, ya que nadie podía hacer negocios fuera, y adentro, los movimientos quedaron muy restringidos. con frecuencia todo el comercio se frenó, dependiendo de cuán exitosas lograran ser las imposiciones de prevención sanitaria43. el problema de estas ordenanzas, según Fioravanti, era que perpetuaban el clima de terror, ade-

más de hacer más densa la vida y retener la corrupción: Por que las ciudades son más aptas a recibir corrupción que las villas abiertas, y en las villas no hay tanto miedo como en las ciudades, donde se dan estrechas constituciones y órdenes, como encerrarles [a los apestados] en casa, quemarles sus bienes, mandarles a los lazaretos, haciendo andar a los sepultureros por la ciudad y otras cosas parecidas, que incitan el terror del infierno a los hombres y a las mujeres44. Una de las medidas de cuarentena más impopulares fue la destrucción de los bienes aparentemente infectados. Al autor del Regimento della peste no le preocupaba tanto las pérdidas materiales como la desesperación experimentada por los pacientes: La quinta y última cosa a hacer sería la de no arrebatarles sus bienes quemándolos, como se hace, sino conservarlos sin daño para la gente; si se hiciera así no habría quien tuviera miedo ni temor, por que así cada uno creería que llegaría al final y no habría de morir45. Se opuso también a la reclusión de enfermos en los hospitales, argumentando que tal mandato alargaba la atmósfera general de pánico: La primera de ellas es no meterles espanto ni miedo, como en estos tiempos hacen todos, sacándolos de sus casas espantosamente y mandándoles fuera de la tierra a los lazaretos donde hay infinitos apestados. Por lo cual, aunque los pobres desgraciados no estén apestados, con solo ese terror es suficiente para acabar rápido con su vida46. Gioseffo Daciano47 (tolmezzo 1520 - Udine 1576), en cambio, estaba convencido de la difícil tarea a la cual se enfrentaban los médicos a la hora de asesorar a las autoridades ciudadanas sobre las inmediatas acciones a tomar bajo sospecha de epidemia, en especial respecto a si los habitantes sanos de casas infectadas debían de ser aislados o no del resto de la población: No estaban [los funcionarios de la salud pública] seguros de si los que morían manchados de pecas hubieran muerto de peste o no; y


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después si el resto de [los que vivían en] aquellas casas habían de ser consecuentemente secuestrados, como los demás apestados; el vulgo que decía que morían de pecas, pero no de peste. Por tanto sobre esto fuimos todos nosotros, Físicos, contratados por esta Magnífica y Generosa comunidad llamados a la presencia de dos Magnificencias a consulta48. Ann G. carmichael ha sugerido que las legislaciones urbanas frente a la epidemia fueron tan entusiásticamente adoptadas porque las élites aprovecharon la coyuntura para poner en funcionamiento las normas y reglamentos capaces de controlar a los miserables que se agolpaban en las ciudades49. Si ello fuera cierto se entiende la postura de Fioravanti de manera distinta, dado que él creía que el resultado era el contrario y que la jerarquía cívica estaba incitando a la rebelión de los pobres, poniendo en peligro su bienestar y sus almas. A pesar de todo, las cuarentenas fueron consideradas las herramientas más eficaces para frenar la propagación pestífera, aunque a menudo fueran ignoradas, esquivadas e incluso saboteadas50. Los funcionarios de la salud cívica tuvieron que hacer frente al incumplimiento por ignorancia, ya que la gente no entendía por qué había de obedecer los edictos. esto se convirtió en una preocupación general en toda europa. en Suiza, por ejemplo, el temor de las jerarquías cívicas fue la difusión de la epidemia por desconocimiento51. totalmente contrario a las opiniones de Fioravanti, Daciano defendió a ultranza la importancia del aislamiento como medida de salud, así como el rol jugado por los médicos en su implementación. era un médico municipal, buscó justificar los controles de la epidemia más detestados por la población, exponiendo en sus escritos las razones que los hacían necesarios. Fomentó la confianza subrayando la dificultad que entrañaba la detección de las pestilencias y la importancia de la experiencia adquirida mediante las tareas cívicas de los médicos de Udine. Para decidir si la enfermedad a la que se enfrentaban era “verdadera epidemia” los doctores se concentraron en los signos específicos de la peste, los cuales podían manifestarse con muchos síntomas diver-

sos, aunque los médicos renacentistas nunca fueron demasiado explícitos acerca de lo que era realmente un signo claro52. también Marsilio Ficino53 (Figline Valdarno [Fi] 1433 1499, careggi [Fi]) en la centuria anterior, comentó la dificultad en determinar los signos de la plaga, al considerar que e’ segni t’ingannano54. entre esos signos se encontraba la rapidez de la enfermedad. Si bien la duración no fuera un síntoma muy específico según los parámetros de los médicos de entonces, Daciano hizo hincapié en la celeridad mortífera y justificó así la urgencia en la aplicación de medidas de cuarentena inmediatas. Hizo también un gran esfuerzo para categorizar los diferentes tipos de fiebres pestilentes, y bajo qué circunstancias podían devenir o ser definidas epidemia verdadera: Hay muchos tipos de fiebres malignas y pestilentes, que tienen más o menos malignidad y contagiosidad mortífera, pero es necesario, para el conocimiento de esto, considerar las diferencias que entre ellas hay; por las cuales algunas tienen mayor fuerza para matar al hombre, y otras menor55. Savonarola trató también de disipar la idea de que la enfermedad había de sufrirse pasivamente y ser soportada como una prueba espiritual. Recordemos que la causa divina era una de las primeras esgrimidas como explicación de la enfermedad, desde esta premisa la atención médica podía crear un conflicto en las conciencias de los pacientes, las personas devotas podrían temer que los intentos de curación interfirieran los planes de Dios, dado que la epidemia había sido enviada como castigo a sus pecados56. en su tratado, el médico paduano aborda directamente esta cuestión, señalando que la medicina no se enfrenta a los propósitos de Dios: “Hay algunos que creen que no hay remedio, que solo Dios puede hacerlo, cuando alguien se cura57.” Insistió en que la gente no debía quedarse de brazos cruzados, contradiciendo a la vez a las autoridades eclesiásticas, quienes a veces se pusieron en contra del uso de curas médicas, argumentando que tales prácticas podían aumentar la ira de Yahvé58. en las ciudades italianas se dieron tensiones entre los grupos dirigentes laicos y las jerarquías reli-

giosas, los primeros imponiendo restricciones a las concentraciones populares por el peligro que significaban, las segundas convencidas de que era la única manera de calmar la cólera divina. Fioravanti, por su parte, utilizó la epidemia como una metáfora de corrupción. Presentó una imagen de la crueldad y el miedo para poner de relieve la degeneración social y la decadencia moral. La epidemia era la alegoría de la podredumbre, tal como la enfermedad era el desequilibrio de los humores. Pestilencias que producían vapores que sumían a los humores en el caos. Las complejas sutilezas de la teoría humoral constituyeron el cuerpo teórico de los médicos universitarios, aunque los conceptos básicos eran comunes a todo tipo de sanadores e incluso a muchos pacientes59. Su tratado sirvió, pues, de parábola de la degradación moral, mucho más que los escritos de Savonarola y Ficino en el siglo XV. Aunque ambos habían afirmado que una existencia temerosa de Dios era vital para la salud física, evitaron todo comentario político, prudencia que no tuvo Fioravanti, quien vio a la peste como la advertencia de Dios para despertar a las gentes de la corrupción social. en otras palabras, Dios volvía a ser la causa primera de la pestilencia: “La principal y la más poderosa razón por la cual viene la peste, es por la bondad divina, y esto es verdad, no se puede negar que el creador de todo es Dios Bendito, por que es el el motor verdadero de todo lo creado60.” comparó la epidemia con las plagas bíblicas y aseguró que la única conclusión que se podía extraer era la de que Dios había enviado la peste para castigar los pecados de la gente y lograr así su arrepentimiento: “nos la envía para castigarnos de nuestros enormes pecados, que continuamente cometemos contra su divina bondad, como otra vez he dicho, y para hacer que volvamos a el con todo el corazón enmendándonos de los errores cometidos61”. Algunos también creían que los pecados sexuales incentivaban las visitas de la plaga, no en vano Bernardino de Siena predicaba moralidad en los mismos tiempos, insistiendo en que la conducta homosexual de los florentinos provocaba la furia divina, aunque fueran sólo unos pocos los

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que atraían la peste que infectaba a todos los miembros de la comunidad. Las transgresiones de las mujeres acarreaban igualmente la visita de la epidemia, y desde el siglo XVI la presencia de elementos corruptos como las prostitutas podían provocar el enfado de Jehová62. La fisiología femenina era considerada inferior, por ser su saldo humoral húmedo y frío, lo que comportaba la incapacidad de disipar putrefacciones mediante el calor y, a la vez, la predisponía a los humores fétidos63. este equilibrio humoral inferior hizo a las mujeres más dispuestas a la peste, pero también más propensas a un comportamiento inmoral, lo que aumentaba su riesgo de infección. Aunque Ficino y Savonarola no las mencionaron directamente, su lenguaje mostraba su disposición cultural a sugerir que las mujeres representaban los aspectos más pecaminosos, emocionales y deshonestos de la humanidad64. Ficino habló también de los poros abiertos como condición sumamente peligrosa, ya que a través de ellos se podían aspirar los venenos pestíferos del aire65; imagen de la mujer denostada asimismo en la literatura debido a la excesiva apertura de su cuerpo66. La pureza moral era la condición de una existencia libre de pestilencia, a la cual la comunidad debía de aspirar y, en consecuencia, la transgresión sexual se convirtió en un peligro social. La sobriedad, entonces, se exigía en relación al sexo y a las pasiones de la mente. Ambos autores afirmaron que las relaciones sexuales excesivas eran muy desaconsejables para la salud. Ficino añadía que debilitaban el corazón, el órgano que, según su opinión, era atacado más fácilmente. Así, animó a la gente a evitar el sexo, Renuncia al coito y a las pasiones de la mente; el coito digo, de tal manera que no te sientas agraviado por su ausencia; ten en cuenta el dicho de Avicena, del Libro tercero de los Animales, que la superflua evacuación del semen en el coito hace más daño que cuarenta purgaciones de sangre67. el calor que provocaba veneno en el cuerpo podía proceder de conductas inmorales como la actividad sexual, la emocionalidad exagerada, la erupción o el baño excesivo, es decir, las personas que no sabían cuidar de la salud de su cuerpo y de su alma. In-

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vocando la autoridad de los maestros antiguos, enunciaba las implicaciones morales de sus consejos médicos: “Pero Aristóteles y Galeno dicen que los cuerpos puros son tales que casi es imposible que sientan la peste y, en efecto, si la sienten por lo menos no perecen68.” el significado de las palabras puri corpi no parece ser superfluo, implicaba pureza de espíritu, de alguien dispuesto a ejercer una estricta mesura en su vida cotidiana. el creador se consideró la causa primera de la peste, como responsable de los fenómenos celestes y terrestres que se creía que desencadenaban los vapores de peste en el aire. el orden de importancia de las causas eran: 1. Dios; 2. cuerpos celestiales y fenómenos terrestres; 3. Aire corrupto; y 4. Vida desequilibrada, como habían enunciado los médicos universitarios medievales. tanto Savonarola como Ficino deseaban promover la idea de que Dios no condenaría a las personas que previnieran y curaran la enfermedad, el propósito de la literatura epidémica era realmente poner a disposición de los no especialistas los tratamientos adecuados. Savonarola pensaba que la medicina era una ciencia permitida por Dios en beneficio de la sociedad, y Ficino, en el año 1480, hizo también hincapié en el papel de Dios como proveedor de la curas: “concluyendo, rogamos a Dios, dador de la vida y revelador de las medicinas verdaderas y saludables, que nos revele remedios suficientes contra la peste, y conserve su don vital, por su alabanza y gloria. Amén69.” Mientras Savonarola estaba más preocupado por el hecho de que la gente rechazara el tratamiento médico por temor a enojar a Dios, a Ficino en cambio le inquietaba que las personas confiaran demasiado en su resistencia natural: “No se ponga la esperanza en las purgas que haga la naturaleza, por que son irregulares por la indigestión y la furia del veneno; la naturaleza oprimida hace más lo que puede que lo que debe70.” el consejo que da a sus lectores era simplemente el de no escatimar recursos en tiempos de pestilencia, estuvieran o no seguros de los signos que la precedían: “Pero no se debe en ninguno de estos tiempos diseminar los Signos del mal, porque los Signos engañan, y la naturaleza no espera si no corres rápido con los remedios71.” Ficino resume la clase de

personas más propensas a la infección, donde incluye un fuerte reproche moral hacia los que no seguían las recomendaciones de los médicos: Y se enciende al máximo [la epidemia] donde hay grandes semblanzas de naturaleza y un cuerpo lleno de impurezas y vapores fétidos por dentro y por fuera, y alimentos y humores superfluos y aptos a inflamarse y pudrirse, y donde hay materia caliente y húmeda, y el corazón debilitado por el coito y pasiones de la mente, el cuerpo fatigado por el calor y por el baño sin moderación, y los poros demasiado abiertos72. La peste como un fenómeno global que había podrido la naturaleza antes de atacar la salud de los individuos mediante el envenenamiento fue recogida por Ficino73, quien creyó que los vapores habían sido liberados corrompiendo el aire e infectando a todo el mundo por igual. el vapor –decía– es de una calidad que puede convertirse fácilmente en veneno: “Se tenga en cuenta que, para entender rectamente cuando digo que el vapor es venenoso, no crea que sea solo veneno según su naturaleza, por que todos los hombres enfermarían. Pero tiene calidad de convertirse fácilmente en veneno74.” este concepto de la enfermedad como vapor o veneno no fue inventado por Ficino, estaba en consonancia con las ideas antiguas de la medicina humoral, sin embargo fue un modelo conceptual particularmente adecuado para una enfermedad tan feroz como la peste. el vapor, o miasma, incluía la idea de que los malos olores indicaban la presencia de vapores malignos75. Dado que los venenos estaban en el aire y era obvio que nadie podía dejar de respirar, Savonarola aconsejó a sus lectores que: “Y antes de que escriba otra más, quiero que sepa que preservar de la peste no es más que preparar los humores del cuerpo, de modo que puedan defenderse del veneno del aire y de vapores podridos, convirtiendo así la virtud más fuerte para resistir76.” conocido es que aunque la idea de que algunas enfermedades se contagian es muy antigua (tucídides la menciona en Historia de las guerras del Peloponeso) la primera teoría racional de la naturaleza de las infecciones se debe a Girolamo Fracastoro77


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(Verona, 1478-1553). en su De contagione (1546) se encuentra una serie de conceptos acerca del contagio de algunas enfermedades que justifica la postura de Fracastoro como el precursor más importante de la teoría infecciosa de la enfermedad. en el capítulo segundo de su Liber I expone que hay tres tipos de contagio: por puro contacto; por contacto humano y/o objetos contaminados (sarna, tisis, lepra…); y a distancia (fiebres pestilenciales, tisis, oftalmias, viruela…). Llamaba “objetos contaminados” a cosas como vestidos, ropas de cama, etc., que aunque no se encontrasen corrompidos en sí mismos podían albergar las semillas esenciales –seminaria prima– del contagio, y así producir infección. Para explicar la infección a distancia Fracastoro presentó la teoría del hálito o de la exhalación, que supone que todos los cuerpos u objetos están continuamente desprendiendo partículas que percibimos a través de nuestros sentidos78. estas insensibilia corpora o seminaria pueden viajar a distancia y producir contagio, pero con diferencias importantes: en primer lugar, las semillas se unen a los humores con los que tienen afinidad, y en segundo lugar, generan otras semillas similares a ellas mismas hasta que todo el cuerpo se encuentra afectado. Fracastoro no sólo anticipó de esta manera la multiplicación de los agentes biológicos de enfermedad dentro del paciente, sino que además señaló su especificidad. Daciano, por su parte, creía firmemente que la contaminación era el principal medio a través del cual la epidemia se difundía, una epidemia que sólo podía ser categorizada como tal cuando su causa universal, su origen, fuera la corrupción del aire, pero que a continuación se transmitía a través del contagio, tal como también había señalado Ficino79. observador atento de la peste de Udine en 1556, no perdió demasiado tiempo en señalar las posibles causas naturales de la epidemia, rechazando causas superiores, elementos primarios –aire, fuego, agua, tierra–, constituciones o guerras; en su lugar acusó a la comunidad judía, la cual, según su opinión, había entrado mercancías infectadas en la ciudad: Pero estas cosas (por la gracia de Dios) en Udine se publican aquí

abajo. Aunque al listar resultados que de causas inferiores, es decir que la peste de Udine procede de puro y simple contagio, el cual ha venido de los bienes de los pérfidos y malditos Hebreos, robados en capodistria y traídos en las fiestas de su Pascua, que fue el 26 Marzo MDLV80. estas evidencias, sumadas a los resultados obtenidos por Arrizabalaga en su análisis de los escritos de los doctores universitarios en pleno impacto de la Peste Negra, nos lleva a la conclusión de que no fue sólo gracias a Fracastoro y a su teoría del contagio vivo que los médicos incorporaron a su discurso las novedades sanitarias ya practicadas desde mucho tiempo atrás por los gobiernos municipales. La difusión aérea y la teoría del contagio no fueron planteamientos antagónicos, sino explicaciones no excluyentes y sucesivas81.

Fuentes iconográficas: las imágenes de las plagas Andrew cunningham82 advirtió que cuando a finales del siglo XIX Kitasato y Yersin descubrieron el bacilo que tomaría el nombre de Yersinia Pestis, se transformó la identidad de esta enfermedad, pasando a ser el agente causal la parte esencial y fundamental de ella. entonces, dijo: “la llegada del laboratorio ha conducido que el pasado de la medicina sea reescrito de acuerdo al modelo de enfermedad acuñado por el laboratorio y, por tanto, erróneamente comprendido.” Si bien es cierto, como se ha expuesto ampliamente en el primer apartado de este trabajo, que gran parte de la literatura científica y más aún la de divulgación han aceptado sin discusión la identidad de la peste de laboratorio y la han aplicado a las pestilencias del pasado, en base a los síntomas, pese a sus discordancias. A mi entender, la única manera de hacer justicia histórica a la epidemia es partir de una tabula rasa, sin presupuestos mórbidos previos, es decir, partir de un desconocimiento voluntario y deliberado. Si comienzo desde lo que no sé, entonces concedo la legitimidad de su tiempo a los médicos medievales y renacentistas, a lo que me transmiten a través de sus observaciones directas y sus escritos. con

independencia de sus métodos empíricos, de si sus teorías de la medicina humoral eran defectuosas o no desde el punto de vista de la ciencia actual y de la medicina científica, compruebo cómo los médicos de la época estaban tratando de sanar algo casi imposible de curar, sin dudar de su capacidad y su voluntad expresa de aliviar el sufrimiento de sus comunidades. Desde un punto de vista kuhniano, podríamos decir que la enfermedad misma era otra cosa, inseparable del conjunto de creencias de la época. es imposible pensar que se trata de un fenómeno que se agote bajo el término actual de enfermedad. ¿Dónde empieza el pecado y dónde acaba la enfermedad en la Baja edad Media y la Modernidad? Si se hubiera “acertado”, por así decirlo, en la época, se hubieran salvado muchas vidas, desde luego, pero se hubiera arremetido contra un paradigma religioso y científico que todavía sostenía la cosmovisión y la experiencia de sí de las gentes. en otras palabras, y a modo de símil: un microscopio electrónico no hubiera sido posible sin la existencia de un microscopio óptico, y no solo por una cuestión tecnológica, sino sobre todo porque nadie creería que lo que nos muestra fuera real. Hemos leído los tratados, veamos ahora qué evidencias nos muestran las imágenes. Pongo en consideración algunas de las ilustraciones, dibujos a plumilla, del Manuscrito copiado en 1427 por Ludovico ceffini, conservado en la Biblioteca Nacional de Francia83, seleccionado con el objetivo principal de analizar la presencia de ratas. en el folio 5 aparece la alegoría de la muerte cabalgando una mula, portando una guadaña, con la que siega vidas, al hombro. A sus pies yacen tres hombres muertos. en el suelo un escorpión, una serpiente y una rana (Fig. 1). en el folio 36 verso se dibujan tres ahorcados. A sus pies un escorpión, una rana y un ciempiés (Fig. 2). He observado todas las ilustraciones de este manuscrito (108 en total) y estas dos son las únicas en las que aparecen hombres muertos. Para profundizar sobre el grado de verosimilitud de la representación de los animales, he buscado más figuras en las que se puedan advertir. en la nº 18, folio 40, correspondiente a la segunda

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Fig. 1: Folio 5 del manuscrito copiado por Ludovico calfini donde aparece la alegoría de la muerte cabalgando una mula.

Fig. 2: Folio 36 verso del manuscrito copiado por Ludovico calfini donde aparecen tres ahorcados.

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Fig. 3: Folio 40, ilustración 18 del manuscrito copiado por Ludovico calfini correspondiente a la segunda jornada.

Y sólo en una de estos 108 dibujos, aparece una rata, no asociada en absoluto a la muerte, en una escena doméstica, en la figura nº 45, folio 148, segunda jornada (Fig. 5).

16: 13-14. Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios todopoderoso.

Podemos preguntarnos el por qué de esta asociación entre muertos y cierto tipo de animales. Jacme d’Agramont, en su tratado, señala que entre las señales que anuncian la pestilencia:

20: 1-2. Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;

hay todavía muy cierta, esto es a saber, que las serpientes y las lagartijas y los lagartos y otros reptiles y las ranas están en gran abundancia y salen de las cavernas de la tierra o del agua más de lo que tienen acostumbrado. todavía hay otra señal, que los pájaros huyen de sus nidos y dejan de empollar los huevos84.

escorpiones y ciempiés se relacionarían por sus picaduras venenosas. otra asociación tal vez podría derivarse de las plagas bíblicas, entre las que se encuentran las ranas, piojos, moscas, y langostas. en un manuscrito hebreo iluminado de principios (1320?) del siglo XIV85, en el que se narra el éxodo del pueblo judío (Haggadah), podemos visualizar las plagas de ranas, piojos y langostas (Fig. 6 y 7).

jornada, podemos ver un gato, un perro y dos pájaros (Fig. 3). en la nº 83, folio 292, octava jornada, moscas (Fig. 4).

en el Apocalipsis de san Juan se cita a ranas y serpientes:

Además sabemos y ha sido así puesto de relieve repetidamente, que las autoridades medievales y renacentistas se esmeraron en observar todo tipo de cambio meteorológico (tormentas, rayos, granizos, mareas, mar gruesa), astrológico (eclipses), cualquier plaga (langostas, orugas) o cualquier catástrofe (incendios, terremotos), anotando todos y cada uno de ellos con premura, puntualidad y esmero. Prueba fehaciente de ello la tenemos en los Dietarios municipales, diarios personales y crónicas. Nunca, ni en fuentes iconográficas ni escritas se menciona o se dibuja una plaga o mortandad de ratas, o que estas hubieran salido de forma descontrolada de sus madrigueras.

Conclusión el 10 de abril de 1903, el Dr. enrique B. Barnet, vocal y secretario de la Junta Superior de Sanidad y Jefe ejecutivo del Departamento de Sanidad

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Fig. 4: Folio 292, ilustración 83 del manuscrito copiado por Ludovico calfini relativo a la octava jornada.

Fig. 5: Folio 148, ilustración 45 del manuscrito copiado por Ludovico calfini correspondiente a la segunda jornada.

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de La Habana, pronunció una conferencia que llevó por título La peste bubónica86. Hizo una breve introducción histórica (subrayando, obviamente, las primeras medidas sanitarias aplicadas en Florencia y Venecia), para pasar rápidamente a las epidemias del siglo XIX. en 1893 en tonkin y HongKong, poco después en Bombay, Kerrachée y Poonah (India inglesa), “entonces –dijo– fue cuando Yersin y Kitasato emprendieron sus admirables investigaciones”, y continuó: [julio de 1899, Nieuchang] precedida de considerable mortandad de animales domésticos, como ratas, perros, gallinas y ganado […] [junio de 1899, oporto] desde la primavera se había notado una gran mortalidad de ratas en algunas callejuelas de la ciudad […] [julio-septiembre, Santos (Brasil)] gran mortandad en las ratas y la aparición de casos humanos […] un número considerable de ratas muertas…87 esas ratas que nunca asoman en las fuentes documentales del Antiguo Régimen. el predominio de la larga duración de la teoría humoral y el posterior rechazo de todos sus principios básicos superados por la medicina científica hizo que resultara difícil para los estudiosos apreciar en su justa medida la medicina medieval y renacentista. Más todavía cuando la especialidad de la historia de la medicina estaba dominada por médicos eruditos que escribían historia por afición, como ocurrió a inicios del siglo XX. entonces el principal objetivo era el de resaltar los avances y el progreso conseguido respecto a la medicina del pasado88, tendiendo a buscar las observaciones “correctas”, y a denunciar las que según su perspectiva eran totalmente erróneas, despreciándolas. oigamos a Barnet: Acumulad con el pensamiento las innumerables epidemias de peste, pensad en el rastro de muerte que ha dejado a su paso en todas partes, recorred los espacios del tiempo antes y después de la era cristiana, y sólo encontraréis ignorancia y superstición con respecto á su naturaleza ó su causa, llegándose por algunos á atribuirla á “la conjunción de las estrellas”,

Fig. 6-7. Manuscrito hebreo del siglo XIV, en el que se narra el éxodo del pueblo judío.

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ó á venganzas de los judíos, y por algún autor á la influencia de los Deltas… en ningún ámbito es más evidente la aculturación regresiva que entre los eruditos de las epidemias, así los médicos-historiadores trataron de encontrar insistentemente referencias a las ratas y ratones89 en el pasado. Incurrieron, por tanto, en los tres errores que veinte años ha Jon Arrizabalaga90 advertía en la historiografía de la enfermedad: ontologismo nosológico, presentismo y diagnóstico retrospectivo. Los esfuerzos de imposición cultural hubieran sido impensables o inútiles de haberse admitido que las ratas y sus pulgas no fueron forzosamente las transmisoras de la epidemia y que el diagnóstico histórico de la epidemia bubónica no correspondía a la pestilencia medieval. Pero para llegar a un planteamiento semejante es indispensable un giro total de orientación. Un giro tan radical que implique conceder mayor importancia a la documentación histórica que a las evidencias científicas de épocas recientes, en especial las de laboratorio. Requiere respeto y consideración a los médicos del pasado, sin juzgarlos de superados, supersticiosos o refutables. De haberse tenido en cuenta sus observaciones, la historia de la peste hubiera seguido otros derroteros y hubiera obtenido resultados más acordes con la realidad histórica. No nos encontraríamos todavía con explicaciones forzadas para justificar el rol protagonista de las ratas en la transmisión de la enfermedad sin encontrar menciones del gran número de ratas muertas en los documentos de los siglos XIV-XVI. en el 2011 un equipo de investigadores de Universidades de canadá y de tubinga, dirigidos por Hendrik Poinar y Johannes Krause, publicaron los resultados obtenidos después de haber logrado extraer el genoma de la peste bubónica a partir de dientes de

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cuatro víctimas que murieron en torno a 134891, enterradas en east Smithfield, cerca de Londres. el análisis apuntó a que la variante medieval es genéticamente casi idéntica a las que existen en la actualidad, lo que sugiere que el patógeno Yersinia pestis no tenía un ADN que lo hiciera especialmente letal y que otros factores pudieron ser más determinantes en su expansión entre 1347 y 1351. La investigación sugirió que el cambio de clima y su impacto en la salud humana pudo ser uno de los factores determinantes. Yersin creyó que había encontrado el agente causal, no sólo de la epidemia en Hong Kong en 1894, sino también el de la Peste Negra y de las pestilencias posteriores en europa92. esta tesis fue aceptada rápidamente por los historiadores93, quienes ignoraron las diferencias obvias entre las descripciones de las epidemias antiguas y contemporáneas en las fuentes escritas. cohn ha señalado: Sin argumentos, los historiadores y los científicos han tomado la epidemiología de la epidemia moderna y la han impuesto al pasado, ignorando, negando, incluso cambiando testimonios coetáneos, tanto narrativos como cuantitativos, cuando entran en conflicto con las nociones de cómo la epidemia bubónica moderna debe comportarse94. cohn y otros estudiosos, en cambio, proponen dos hipótesis que justifican la imposibilidad de utilizar la pulga de la rata en la explicación de la propagación de la enfermedad en la edad Media y Renacimiento: 1. Hay una completa falta de evidencia de cualquier implicación de las ratas y pulgas de las ratas en las epidemias históricas. 2. La velocidad de transmisión de la epidemia es totalmente diferente: mientras que las medievales se propagan con gran rapidez, las

contemporáneas lo hacen con bastante lentitud. Además, un modelo de transmisión alternativa era publicado ya en la década de 1940 por los expertos de la peste Blanc y Baltazard en el Institut Pasteur, basándose en estudios de campo de epidemias en el norte de África e Irán, y trabajos experimentales con pulgas95; ambos investigadores no encontraron rastros de ratas o pulgas de las ratas, pero sí gran cantidad de pulgas y piojos humanos en vestidos y ropas de cama pertenecientes a los pueblos nómadas que allí vivían96. Demostraron que la P. Irritans era capaz de transmitir la peste de humanos a conejillos de indias y ratas, y que la Y. Pestis podía permanecer con vida y virulenta en el suelo. en base a estos estudios epidemiológicos y experimentales el experto de la oMS Pollitzer concluyó, en 1960, que en zonas donde hay capas de ropa y falta de limpieza existe la tendencia al aumento de la infección humana con ectoparásitos, entonces la P. Irritans es apta para ejercer una parte importante de la transmisión de la peste. esta afirmación se ha visto refrendada en investigaciones más recientes97. Los resultados exponen que los únicos candidatos a la transmisión (diseminación en término medieval) de la epidemia fueron la pulga humana P. Irritans y el piojo humano P. Humanus, los cuales habitaban sin lugar a dudas en la gente, los vestidos y las ropas domésticas de las casas de la edad Media y Renacimiento, conducidos a distancias más largas en cada trayecto o viaje que alguien realizara, o en los bienes transportados. este modelo de transmisión, a diferencia del de las ratas, puede explicar también la rápida propagación de la Peste Negra. Y, en especial, concuerda totalmente con las explicaciones de los tratados médicos y con las medidas de política sanitaria que las autoridades públicas aplicaron.


Diseminación de la peste: revisión científico-historiográfica

Notas: * MARc (Medical Anthropology Research center). Universitat Rovira i Virgili (tarragona). 1). Jon ARRIZABALAGA. “La Peste Negra de 1348: los orígenes de la construcción como enfermedad de una calamidad social”. DYNAMIS. Acta Hispanica ad Medicinae Scientiarumque Historiam Illustrandam, vol 11 (1991): 79-87. 2). Síntesis de estos temas en Austin Lynn MARtIN. Plague? Jesuit accounts of epidemic disease in the 16th century. Kirksville (Mo): Sixteenth century Journal Publishers, 1996. 3). el término implica una Primera Pandemia (peste de Justiniano, s. VI), y una Segunda (Peste Negra). 4). Samuel K. coHN. “the Black Death: end of a Paradigm”. The American Historical Review, vol. 107, nº 3 (Junio, 2002): 26. 5). Johannes NoHL. The Black Death: A chronicle of the Plague Compiled from Contemporary Sources, trans. c.H. clakre, London: Unwin Books, 1971; Anna Montgomery cAMPBeLL. The Black Death and Men of Learning. New York: columbia University Press, 1931; Johan HUIZINGA. El otoño de la Edad Media. Madrid: Alianza, 2010 (primera edición en castellano 1978). 6). Philip ZIeGLeR. The Black Death. London: collins, 1969; Robert c. PALMeR. English Law in the Age of the Black Death, 1348-1381: A Transformation of governance and law. chapel Hill: University of North carolina Press, 1993; Robert S. GottFRIeD. The Black Death: Natural and Human Disaster in Medieval Europe, London: collier Macmillan, 1983; William J. DoHAR. The Black Death and Pastoral Leadership: the Diocese of Hereford in the Fourteenth Century, Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 1995; William J. coURteNAY. “the effect of the Black Death on english Higher education”. Speculum, vol. 55, nº 4 (octubre, 1980): 696-714; Sylvia L. tHRUPP. “Plague effects in Medieval europe: Demographic effects of Plague: A comment on J. c. Russell's Views”. Comparative Studies in Society and History, vol. 8, nº 4 (Julio, 1966): 474-483. 7). L. Fabian HIRSt. The Conquest of Plague: A Study of the Evolution of Epidemiology, with foreword by Sir William Macarthur. oxford: clarendon Press, 1953. 8). Benedictow lo cita positivamente y cohn negativamente, cfr. ole J. BeNeDIctoW. “Morbidity in Historical Plague epidemics”. Population Studies, vol. 41, nº 3 (Noviembre, 1987): 401-431; coHN. “the Black Death: end of a Paradigm”, cit., nota 3. 9). HIRSt. The Conquest of Plague, cit., nota 6: 29-30. 10). Idem: 35 y 28. 11). Vid ole J. BeNeDIctoW. the Black Death 1346-1353: The Complete History, Woodbridge: the Boydell Press, 2004, quien ni siquiera hace referencia a los debates existentes en el momento de la publicación del libro. 12). Vid John Malcom William BeAN. “Plague, Population and economic Decline in england in the Later Middle Ages”. The Economic History Review , New Series, vol.15, nº 3 (1963): 423-437; y los ensayos de David HeRLIHY. The Black Death and the Transformation of the West. cambridge (Mass.): Harvard University Press, 1997. 13). Cfr William M. BoWSKY (ed.). The Black Death: A Turning Point in History? New York: Holt, Rinehart and Winston, 1971. 14). Mary LINDeMANN. Medicine and Society in Early Modern Europe. cambridge: cambridge University Press, 1999. 15). Philip ZIeGLeR. “Germany: Flagellants and the Persecution of the Jews”. en The Black Death: A Turning Point in History?, cit., nota 15. Aspectos que perduran en libros mucho más recientes, vid John KeLLY. The Great Mortality: An Intimate History of the Black Death. London: Harper Perennial, 2005, especialmente los capítulos 11 y 12. 16). en este sentido cabe destacar las conclusiones de Richard W. eMeRY para Perpiñán, cfr “the Black Death of 1348 in Perpignan”. Speculum, vol. 42, nº 4 (octubre, 1967): 611-623. 17). carlo M. cIPoLLA. Public Health and the Medical Profession in the Renaissance. cambridge: cambridge University Press, 1976; Ann G. cARMIcHAeL. Plague and the Poor in Florence. cambridge: cambridge University Press, 1986. 18). John F.D. SHReWSBURY. A History of Bubonic Plague in the British Isles. cambridge: cambridge University Press, 1971; David e. DAVIS. “the Scarcity of Rats”, cit., nota 12. Vid también HeRLIHY, The Black Death and the Transformation, cit., nota 14; y Michael MccoRMIcK. “Rats, communications, and Plague: toward an ecological History”. Journal of Interdisciplinary History, XXXIV:I (Verano, 2003): 1-25. 19). HeRLIHY, idem; Ann G. cARMIcHAeL. “Infection, Hidden Hunger, and History”. Journal of Interdisciplinary History, vol. 14, nº 2. Hunger and History: the Impact of changing Food Production and consumption Patterns on Society, (otoño, 1983): 249-264. 20). Andrew B. APPLeBY. “the Disappearance of Plague: A continuing Puzzle”. The Economic History Review, New Series, vol. 33, nº 2 (Mayo, 1980): 161- 173; y la respuesta de Paul SLAcK. “the Disappearance of Plague: An Al-

ternative View”. The Economic History Review, New Series, vol. 34, nº 3 (Agosto, 1981): 469- 476; como la de APPLeBY. “Nutrition and Disease: the case of London, 1550-1750”. Journal of Interdisciplinary History, vol. 6, nº 1 (Verano, 1975): 1-22; también cARMIcHAeL. “Infection, Hidden Hunger”, cit., nota 21. 21). en este período, entre los ’70 y ’80, aparecieron un número considerable de trabajos sobre la peste, vid ZIeGLeR, Black Death, cit., nota 5; GottFRIeD, The black death, cit., nota 5; y Jean Noel BIRABeN. Hommes et la peste en France et dans les pays méditerranéens, París-La Haya: Mouton, 19751976, 2 vols; todos ellos centrados en gran medida en el brote inicial de la peste en 1348. 22). cARMIcHAeL. The Plague and the Poor, cit., nota 19; Joseph P. BYRNe. Daily Life During the Black Death. Greenwood Press, Daily Life through History series. connecticut: Westport, 2006: 29-31; Margaret HeALY. “Seeing contagious Bodies in early Modern London”, capítulo 12 en Darryll GRANtLeY y Nina tAUNtoN (eds.). The Body in Late Medieval and Early Modern Culture. Aldershot: Ashgate, 2000: 157-168. 23). HeRLIHY. The Black Death and the Transformation, cit., nota 14. La mayoría de artículos de los que se compone el libro fueron originariamente publicados en 1980. 24). cARMIcHAeL. The Plague and the Poor, cit. nota 19. 25). Susan Scott y christopher DUNcAN. Return of the Black Death: the world’s greatest serial killer. chichester: Wiley, 2004; James WooD, Rebecca FeRReLL y Sharon N. DeWItte-AVIÑA. “the temporal Dynamics of the Fourteenth-century Black Death: New evidence from english ecclesiastical Records”. Human Biology, vol. 75, nº 4 (Agosto, 2003): 427-448. 26). BYRNe. Daily Life, cit. nota 24: 11. 27). Sobre las dificultades para el diagnóstico histórico vid cARMIcHAeL al hablar del diagnóstico histórico de los gusanos, cfr The Plague and the Poor, cit., nota 19: 41-44. en relación a la problemática del retrodiagnosis Jon ARRIZABALAGA. “Nuevas tendencias en la historia de la enfermedad: a propósito del constructivismo social”. Arbor, 558-559-560, 1992: 147-165; y Jon ARRIZABALAGA. “Problematizing retrospective diagnosis in the history of disease”. Asclepio, vol. LIV-I, 2002: 51-70. 28). Suzanne e. HAttY y James HAttY. The Disordered Body: Epidemic Disease and Cultural Transformation. Albany: State University of New York Press, 1999. 29). cAMPBeLL. The Black Death and Men of Learning, cit. nota 4. 30). ARRIZABALAGA. “La Peste Negra de 1348”, cit., nota 1: 73-117. 31). Utilizo la traducción al castellano de Francisco José cReMADeS. traducció al castellà del Regiment de preservació e epidemia o pestilència e mortaldats de Jacme d’Agramont. tesis doctoral, Universidad de Alicante, 2009. Disponible en: http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/13434/1/tesis_crema des.pdf [consultada 30.09.14]: 272. 32). ARRIZABALAGA. “La Peste Negra de 1348”, cit. nota 35: 116. Mi elipsis. 33). Las iniciativas municipales para frenar el contagio mediante el aislamiento de los enfermos son en algunos casos muy precoces. ejemplo tenemos en el Capbreu dels uncions, sepultures, caps d’anys e misses de les persones dejus scrits per […] capbrever de la seu de Vic, el cual empieza el 1 de agosto de 1348. en el registro se menciona si la unción se recibe en una casa particular, en el hospital o a los Mortes, lugar donde se recluyó a los contagiosos como medida de urgencia, cfr Robert-Henri BAUtIeR. “Un nouvel ensemble documentaire pour I’histoire des pestes du XIVe Siècle: I’exemple de la ville de Vic en catalogne”. Comptes rendus des estances de I'année 1988, Académie des Inscriptions et Belles-lettres, (Abril-Junio. 1988): 432-455. 34). Sobre la transmisión del conocimiento médico a través de tratados impresos en lengua romance, vid Ian MAcLeAN. Logic, Signs and Nature in the Renaissance: the Case of Learned Medicine. cambridge-New York: cambridge University Press, 2002, en particular el segundo capítulo: 36-67. 35). estudios sobre libros de divulgación en Rudolph, M. BeLL. How to Do It: Guides to Good Living for Renaissance Italians. chicago & London: the University of chicago Press, 1999; y William eAMoN. Science and the Secrets of Nature: Books of Secrets in Medieval and Early Modern Culture. Princeton, New Jersey: Princeton University Press, 1994. 36). cIPoLLA. Public Health and the Medical Profession, cit. nota 19: 67-68. 37). Michele SAVoNARoLA. I trattati in volgare della peste e dell’acqua ardente: [Ad civitatem Ferarie de preservatione a peste et eius cura; Al divino Leonello marchexe estensse libreto de aqua ardente], edición de Luigi BeLLoNI, Milano: Industrie grafiche italiane Stucchi, 1953. Detalles biográficos en Massimo ALBeRINI. Breve storia di Michele Savonarola seguita da un compendio del suo ”Libreto di tutte le cosse che se manzano”. Padua: editorial Programma, 1991: 10-33; y Lynn tHoRNDIKe. “Michael Savonarola” en A History of Magic and Experimental Science, vol. IV, New York: columbia University Press, 1934: 183-214. 38). SAVoNARoLA. I trattati, cit. nota 42: 4: Il perchè li medici valenti sbigotiti sono e ritrosi fati da tal visitatione, e comuniter tal infirmi capitano ne le mane di emperici chel fatto non intendono, imperò ponerò il modo de la

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Coral Cuadrada

cura quando infirmati serano […] come medico humano, secundo la parvità del mio inzigno, me asforzarò de scrivere per si factamente, che mi creda ad ognuomo del populo tuo satisfare: richi , poveri e mezani, a quelli chi se lontana, e a quelli chi nella terra e in casa starano. Mi traducción (ésta y las que siguen), mi elipsis. 39). Leonardo FIoRAVANtI. Del regimento della peste, dell’eccelente medico et cirugico m. Leonardo Fioravanti bolognese. Nel quale si trata che cosa sia la pes… Venecia: apresso Andrea Ravenoldo, 1566. Sobre su biografía vid William eAMoN. “With the Rules of Life and an enema: Leonardo Fioravanti’s Medical Primitivism”. Judith Veronica FIeLD & Frank A.J.L. JAMeS (eds.). Renaissance and Revolution: Humanists, Scholars, Craftsmen and Natural Philosophers in Early Modern Europe, cambridge: cambridge University Press, 1993: 33; Piero cAMPoReSI, Camminare il mondo: Vita e avventure di Leonardo Fioravanti medico del Cinquecento, Milán: Garzanti, 1997; Domenico FURFARo. La vita e l’opera di Leonardo Fioravanti. Bologna: Società tipografica editori, 1963. 40). FIoRAVANtI. Del regimento, cit. nota 44: 18-19: La prima causa adunque, è, che assendo le genti appestate, i medici non li vogliono curare, per paura di non appestarli, & morire, & cosi non essendo medicate in tempo debito, la infermità cresce con gran furia, & amazza le genti che ne patiscono, & questa è la prima & piu potente causa che la peste fa tanta ruina […] Pochi, anzi rarissimi huomini si trovano, che habbino scritto la verità in materia di peste, & le cause di ciò, son queste, cioè, che gli huomini sapienti, e dotti, & di qualche auttorità nella medicina, non vogliono medicare in tempo di peste, per non mettere la vita sua in pericolo di morte. Mi elipsis. 41). Douglas BIoW. Doctors, Ambassadors, Secretaries: Humanism and Professions in Renaissance Italy. chicago & London: University of chicago Press, 2002: 15-16 y 39-40; Shona Kelly WRAY. “Boccaccio and the doctors: medicine and compassion in the face of plague”. Journal of Medieval History, 30 (2004): 301-322. 42). FIoRAVANtI. Del regimento, cit. nota 44: 20-21: che tutti i medici andassero a visitarli alle case, & che gli speciali dessero loro le medicine, & fatto questo nuovo ordine la peste non hebbe piu forza, perche subito nacque gran letitia nel cuore alle genti della citta, & cosi la peste fu estinta in tutto. 43). cIPoLLA. Public Health and the Medical Profession, cit. nota 19; Ann G. cARMIcHAeL. Plague and the Poor in Florence. cambridge: cambridge University Press, 1986; Kristy Wilson BoWeRS. “Balancing Individual and communal Needs: Plague and Public Health in early Modern Seville”. Bulletin of the History of Medicine, vol. 81 (2007): 335-358. 44). FIoRAVANtI. Del regimento, cit. nota 44: 20: Perche le città son piu atte a ricevere corruttione, che le ville che sono aperte: & alle ville non hanno tanto spavento come nelle città, dove si offernano strettissime constitutioni, & ordini, come serrarli in casa, abbruciarli le robbe, mandarli a i lazareti, far andare ibeccamorti per le città, & altre simili cose, che metterebbono terrore nell’inferno, non che a gli huomini, & alle donne. 45). FIoRAVANtI. Del regimento, cit. nota 44: 37: La quinta & ultima cosa da fare faria il non torli le loro facoltà abbruciandole, come fanno ma conservarle senza danno de’ popoli; ciò facendo non faria chi havesse paura, nè chi la temesse, perche ognuno si crede di restare all’ultimo, & di non dover morire. 46). FIoRAVANtI. Del regimento, cit. nota 44: 36: La prima delle quali è il non metter loro spavento o paura, come in questa nostra età tutti fanno, cavandoli delle loro case spaventosamente, & mandandoli fuor delle terre a i lazzaretti dove sono infiniti appestati. Per la qual cosa se bene i poveri sfortunati non fossero appestati, quel sol terrore è sofficiente per farli finire presto la vita loro. 47). Giuseppe (o Gioseffo) DAcIANo. Trattato della peste et delle petecche: nel quale s’insegna il vero modo che si deè tenere per preseruarsi & curare ciascuno oppresso da tali infirmità: opera singolare & due volte esperimentata nella magnifica città di Vdine gli anni...1556 & 1572..., Publicada appresso christoforo Zanetti, 1576. Disponible en: http://books.google.es/ books?id=SW4e-xkqv4Qc&dq=trattato+della+peste+et+delle+petecche&hl= es&source=gbs_navlinks_s [consultada 30.09.14]. Sobre el autor vid DAcIANo. Trattato della peste. “Prefatione dell’autore ai lettori”; Samuel K. coHN, Cultures of Plague: Medical Thought at the End of the Renaissance. oxford: oxford University Press, 2009: 176-177. 48). DAcIANo. Trattato della peste, cit. nota 52: 21: erano incerti, se quelli che morivano macchiati solamente di petecchie, fussero morti di peste ò nò: & se poi li restanti di quelle case si doveano consequentemente tenere sequestrate, come gli altri appestati, per il vulgo che dicea, se muoiono di petecchie, adunque non di peste. Per tanto sopra cio fussimo tutti noi Fisici stipendiati di questa Magnifica, & Generosa Communità chiamati alla presentia di due Magnificentie à consultare insieme. 49). cARMIcHAeL. Plague and the Poor, cit. nota 48. 50). Vid, por ejemplo, las diversas tentativas de los montepesulanos en carlo M. cIPoLLA. Chi ruppe i rastelli a Monte Lupo?. Bologna: Il mulino, 1977: 1214. Las autoridades sanitarias también ganaron gradualmente más y más poder para castigar a los infractores de las ordenanzas de salud, incluyendo la tortura, vid John N. HAYS. The Burdens of Disease: Epidemics and Human Response in Western History. New Brunswick (New Jersey): Rutgers University Press, 1998: 56.

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51). William G. NAPHY. Plagues, Poisons and Potions: Plague-Spreading Conspiracies in the Western Alps, c 1530-1640. Manchester & New York: Manchester University Press, 2002: 22 y 158-159. 52). evidenciado por David HeRLIHY. “Bubonic Plague: Historic epidemiology and the Medieval Problems”. Samuel K. coHN Jr (ed.). The Black Death and the Transformation, cit., nota 14: 27- 30. 53). Marsilio FIcINo. Consilio contro la pestilenzia, editado por enrico MUSAccHIo, con introducción de Giampaolo MoRAGLIA, Bologna: cappelli editore, 1983; sobre Ficino, vid charlotte MeNDeS DA coStA. “Marsilio Ficino and Medicine” en Friend to Mankind: Marsilio Ficino (1433-1499), London: Shepherd-Walwyn, 1999: 167-180. 54). FIcINo. Consilio contro la pestilencia, cit. nota 55: 59: los signos engañan. 55). DAcIANo. Trattato della peste, cit. nota 52: 7: Poi che si ritrovano piu specie di maligne, & Pestilenti febbri c’ hanno in se piu, & meno malignità, & contagione mortifera, però fa bisogno per intelligenza di cio considerare anchora le differentie, che tra esse sono; per le quali alcune habbiano maggior forza in uccider l’ huomo, & altre minore. 56). Para la epidemia como manifestación del castigo divino, vid claudine HeRZLIcH y Janine PIeRRet. Malades d’hier, malades d’ajourd’hui: De la mort collective au devoir de guérison, Paris: Payot, 1984, en especial el primer capítulo: 3-23; Louise MARSHALL. “Manipulating the Sacred: Image and Plague in Renaissance Italy”. Renaissance Quarterly, vol. 47, nº 3 (otoño, 1994): 485-532; y BYRNe. Daily Life During the Black Death, cit. nota 24: 29-31. 57). SAVoNARoLA. I trattati, cit. nota 42: 6: Suono pur alcuni che credono a tal cossa rimedio non essere, ma che Idio solo ziò adopera, quando alcuno di ciò guarisse. 58). Para los problemas de tratamiento de enfermedades consideradas como castigo divino, como la lepra y la peste, vid HAttY y HAttY. The Disordered Body, cit. nota 30: 50-51. Sobre perspectivas escatológicas, vid Robert e. LeRNeR. “the Black Death and Western european eschatological Mentalities”. The American Historical Review, vol. 86, nº 3 (Junio, 1981): 533-552. 59). LINDeMANAN. Medicine and Society, cit. nota 12: 11-16, y cIPoLLA. Public Health, cit. nota 19: 23. 60). FIoRAVANtI. Del regimento, cit. nota 44: 12: La principale, & piu potente cagione, per la cui viene la peste, è mossa dalla divina bontà, et che ciò sia il vero, non si puo negare che il Creatore del tutto Iddio benedetto, non sia lui il vero motore di tutte le cose create. 61). FIoRAVANtI. Del regimento, cit. nota 44: 13: la manda a noi per castigarci de i nostri enormi peccati, che di continuo comettiamo verso la sua divina bontà, come un altra volta ho detto, & per fare che torniamo a lui con tutto il cuore emendandoci dei nostri comessi errori. 62). Michael RocKe. Forbidden Friendships: Homosexuality and Male Culture in Renaissance Florence. oxford-New York: oxford University Press, 1996: 36-40; The Disordered Body, cit. nota 30: 102-104; cARMIcHAeL. Plague and the Poor, cit. nota 48: 123-125. 63). Para el conocimiento anatómico y comprensión humoral de las diferencias de género, vid Nancy SIRAISI. Medieval and Early Renaissance Medicine. Sobre todo el cuarto capítulo: “Physiological and Anatomical Knowledge”, chicago: University of chicago Press, 1990: 78-114. 64). Sobre la idea de que el comportamiento de las mujeres era en parte por su falta de equilibrio humoral, vid John HeNDeRS. The Renaissance Hospital: Healing the Body and Healing the Soul. New Haven & London, Yale University Press, 2006: 328. Sobre las calumnias a las mujeres mediante imágenes médicas, vid Monica GReeN. Making Women’s Medicine Masculine: The Rise of Male Authority, en Pre-Modern Gynaecology, oxford: oxford University Press, 2008. 65). FIcINo. Consilio, cit. nota 58: 59. 66). Barbara SPAcKMAN. “Inter musam et ursam moritur: Folengo and the Gaping «other» Mouth”. Marilyn MIGIeL y Juliana ScHIeSARI (eds.). Refiguring Woman: Perspectives on Gender and the Italian Renaissance. Ithaca & London: cornell University Press, 1991: 19-34. 67). SAVoNARoLA. I trattati, cit. nota 42: 63: Lieva el coito et le passioni dello animo; el coito dico, in quanto non ti senta per l’ absenzia di questo molto gravare; pure abbi a memoria il detto d Avicenna, del Libro Terzio delli Animali , che la superflua evacuazione del seme nel coito nuoce più che se ucissi quaranta volte tanto di sangue. 68). FIcINo. Consilio, cit. nota 49: 107: Però Aristotile et Galieno dicono che’ e corpi puri sono tali che quasi è impossibile sentino peste, et invero, se la sentono, almeno non ne periscono. 69). FIcINo. Consilio, cit. nota 58: 110: Conchiudendo, preghiamo Iddio, donatore della vita et rivelatore delle medicine vere et salutifere, che ci reveli sufficienti rimedi contra la peste, et conservici el dono suo vitale, ad sua laude et gloria. Amen. 70). FIcINo. Consilio, cit. nota 58: 79: Non sperare in evacuazione che facci la natura, perchè sono inregolari per la indigestione et furia del veleno; et la natura oppressa fa più quello che può che quello che debba. 71). FIcINo. Consilio, cit. nota 58: 58: Però, non si debba in questi tempi mettere tempo alcuno a diseminare e ‘Segni del male, perchè e’ Segni t’ingannano, et la natura non ti aspecta se non corri colli rimedi presto.


Diseminación de la peste: revisión científico-historiográfica

72). FIcINo. Consilio, cit. nota 58: 59: Et accendesi maxime dove truova grande similitudine di natura, et el corpo pieno d’ imbratti et di vapori fetidi di fuori et di drento, et cibi et omori superflui et apti ad infiammarsi et putrefarsi, et ove è materia calda et umida, et el cuore indebolito per coito et passioni d’ animo, el corpo affaticato al caldo senza modo usato bagnarsi, e’ pori troppo aperti. 73). Sobre el concepto de corrupción cultural vid Mary DoUGLAS. Purity and Danger: an analysis of the concepts of pollution and taboo. New York: Routledge, 2002. 74). FIcINo. Consilio, cit. nota 58: 55: Nota che, per intendere rectamente, quando dico quello vapore essere velenoso, tu non creda sia proprio veleno secondo la forma et tucta natura sua, perché tutti gli uomini infermerebbono. Ma è di qualità da diventare facilmente veleno. 75). BIoW. Doctors, Ambassadors, Secretaries, cit. nota 46: 55. 76). SAVoNARoLA. I trattati, cit. nota 42: 19: E inanti che più oltra scriva, vogio che se sepia chel preservare da la peste non é altro che preparar li humori del corpo, per modo che se possano deffendere dal veneno di l’ aere e da li vapori putridi, reddendo cussì la virtù forte a resistere. 77). Girolamo FRAcAStoRo. Hieronymi Fracastorii liber unus de sympathia et antipathia rerum: Item de contagione et contagiosis morbis et eorum curatione libri tres. Lyon: Apud Ioan. tornaesium & Guil. Gazeium, 1554. Disponible en: http://books.google.es/books?id=eQg6AAAAcAAJ&printsec= frontcover&dq=De+sympathia+et+antipathia+rerum,+liber+unus&hl=es&sa= X&ei=irArVNa-eYXbPdWogKAo&ved=0ccoQ6AewAQ#v=onepage&q= De%20 sympathia%20et%20antipathia%20rerum%2c%20liber%20unus&f=false [consultada 01.10.14]. Wilmer cave WRIGHt. Heronymi Fracastorii De contagione et contagiosis morbis et eorum curatione, libri III. New York: Putnam, 1930. Su biografía en John Galbraith SIMMoNS. «Girolamo Fracastoro». Doctors & Discoveries: Lives that created today’s medicine. Boston: Houhton Mifflin, 2002. 78). FRAcAStoRo. De contagione, cit. nota 82: 155-156. 79). FIcINo. Consilio, cit. nota 58: 55-58. 80). DAcIANo. Trattato della peste, cit. nota 52: 19: Ma di queste cose (per la Dio gratia) in Udine non pur una e seguita. Adunque per sufficiente enumeratione resta, che da cause inferiori, cioe da pura, & semplice contagione la peste Udinese sia proceduta, la quale dalli perfidi, & maladetti Hebrei con le robbe loro ammorbate, & rubbate in Capodistria ne fu portata alle feste della loro Pasqua, che fua lli 26. Marzo MDLV. 81). Vivian Nutton demostró que la idea de contagio existía ya en Galeno y que el mérito de Fracastoro no se debe a la creación de una nueva teoría sino en la sistematización de los conceptos galénicos y su adecuación al contexto histórico de la medicina renacentista, vid Vivian NUttoN. “the Reception of Fracastoro’s theory of contagion: the Seed that Fell Among thorns?”. Osiris, 2nd Series, vol. 6, Renaissance Medical Learning: evolution of a tradition. (1990): 196-234. 82). Andrew cUNNINGHAM. “La transformación de la peste: el laboratorio y la identidad de las enfermedades infecciosas”. DYNAMIS. Acta Hispanica ad Medicinae Scientiarumque Historiam Illustrandam, vol 11 (1991): 27-71. 83). París, Bibliothèque national de France MSS Italien 63. Disponible en: http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b84268111 [consultado 05.10.14]. citado en: tammaro De MARINIS. La biblioteca Napoletana dei re d’Aragona. Milan: U. Hoepli, 1947, vol. II: 31-32; Giuseppe MAZZAtINtI. Inventario dei manoscritti italiani delle biblioteche di Francia, Roma: [s.e.], 1886-1888, t. II: 285509. 84). AGRAMoNt, Regiment de preservació, cit. nota 32: 250. Mi cursiva. 85). conservado en la Biblioteca de la Universidad de Manchester, Hebrew MS 6.

86). enrique B. BARNet. “La peste bubónica”: conferencia pronunciada el día 10 de Abril de 1903 en el Hospital Nº 1. Disponible en: https://archive.org/ stream/lapestebubnica00barn/lapestebubnica00barn_djvu.txt [consultada 05.10.14]. 87). Idem, mis elipsis. 88). LINDeMANN. Medicine and Society, cit. nota 15. 89). Para el debate sobre los historiadores con la tendencia a “la caza de la rata”, vid Mark S. R. JeNNeR. “the Great Dog Massacre”, en Fear in Early Modern Society, editado por William G. NAPHY y Penny RoBeRtS. Manchester-New York: Manchester University Press, 1997: 44-61, como también la “Introduction” de NAPHY y RoBeRtS en el mismo libro. Para un ejemplo de un estudio de este tipo, vid David e. DAVIS. “the Scarcity of Rats and the Black Death: An ecological History”. Journal of Interdisciplinary History, vol. 16, nº 3 (Winter, 1986): 455-470. 90). Jon ARRIZABALAGA. “Nuevas tendencias en la historia de la enfermedad: a propósito del constructivismo social”. Arbor, 558-559-560 (1992): 147165. 91). Kirsten I. BoS, Verena J. ScHUeNeMANN, G. Brian GoLDING, Hernán A. BURBANo, Nicholas WAGLecHNeR, Brian K. cooMBeS, Joseph B. McPHee, Sharon N. DeWItte, Matthias MeYeR, Sarah ScHMeDeS, James WooD, David J.D. eARN, D. Ann HeRRING, Peter BAUeR, Hendrik N. PoINAR y Johannes KRAUSe. “A draft genome of Yersinia pestis from victims of the Black Death”. Nature (octubre, 2011): 506-510. Sobre la paleomicrobiología y sus posibilidades vid la tesis de Hieu tung NGUYeN. Détection des microorganismes à partir de la pulpe dentaire ancienne. Universidad de Aix-Marseille, 2012. Disponible en: http://www.theses.fr/2012AIXM5031 [consultada 07.10.14]. 92). Alexandre e.J. YeRSIN. “La Peste Bubonique a Hong-Kong”. Annales de l’Institut Pasteur 8, 1894: 662-668. 93). Rudolf ABeL. “Was wussten unsere Vorfahren von der empfänglichkeit der Ratten und Mäuse für die Beulenpest des Menschen?” Zeitschrift für Hygiene und Infektionskrankheiten 36, 1900: 89-119. 94). coHN. “the Black Death”, cit. nota 4. 95). Georges Raoul BLANc, Marcel BALtAZARD. Recherches expérimentales sur la peste et l’infection de la Puce de l’Homme, Pulex irritans L. comptes Rendus de l’Académie des Sciences Paris 213, 1941: 813-816, disponible en: http://www.pathexo.fr/documents/BaltaWeb/Balta.pdf/1941n03.pdf [consultado 07.10.14]; Georges Raoul BLANc, Marcel BALtAZARD. “Rôle des ectoparasites humains dans la transmission de la peste”. Bulletin Academie Nationale de Medicine 126, 1942: 446-448, disponible en: http://www.pathexo.fr/documents/ BaltaWeb/Balta.pdf/1942n08.pdf [consultado 07.10.14]. 96). Marcel BALtAZARD, B. SeYDIAN. “enquête sur les conditions de la Peste au Moyen-orient”. Bulletin of the World Health Organization 23, 1960: 157167. Disponible en: http://www.pathexo.fr/documents/BaltaWeb/Balta.pdf/ 1960n147.pdf [consultado 07.10.14]. 97). Robert PoLLItZeR. “A review of recent literature on plague”. Bulletin of the World Health Organization 23, 1960: 313-400; Linda HoUHAMDI, Hubert LePIDI, Michel DRANcoURt, Didier RAoULt. “experimental model to evaluate the human body louse as a vector of plague”. The Journal of Infectious Diseases 194, 2006: 1589-1596; Saravanan AYYADURAI, Linda HoUHAMDI, Hubert LePIDI, claude NAPPeZ, Didier RAoULt, Michel DRANcoURt. “Longterm persistence of virulent Yersinia pestis in soil”. Microbiology 154, 28652871. Disponible en: http://nihbrp.com/citations/completed/HumanHealth ecologyteam/Reprint/Ayyadurai_Y_Pestis_2008.pdf [consultado 07.10.14]. Nils ch. SteNSetH, Bakyt B. AtSHABAR, Mike BeGoN, Steven R. BeLMAIN, et alii. “Plague: past, present, and future”. PLoS Medicine 5, 2008.

MH 19


Papel de la medicina en un proceso por adulteración del tabaco bajo el antiguo régimen (Burgos 1667) Francesc Xavier Belvis Costes *

Resumen: este artículo estudia un juicio por adulteración del tabaco ocurrido en Burgos en 1667. Los peritajes realizados por médicos y boticarios a lo largo del mismo juegan un papel central. La evolución del proceso judicial es descrita en detalle, proporcionando además información contextual sobre la organización del estanco, la preparación de tabacos, los fantasmas asociados a la adulteración y el funcionamiento de la justicia bajo el antiguo régimen. en una segunda fase se estudian las “experiencias” llevadas a cabo por los

profesionales y los métodos de análisis sobre los que sustentan sus pareceres, relacionando el desigual desempeño científico con el lugar ocupado en el campo de las profesiones sanitarias del Burgos de la época. Finalmente en base a lo observado se especula sobre el desplazamiento del control de la adulteración, desde el ámbito municipal en la Baja edad Media hacia su integración en las instituciones de la corona, y su relación con el ascenso de médicos y farmacéuticos como expertos en el tema.

The role of medicine in a lawsuit on the adulteration of tobacco under the old regime (Burgos 1667) Abstract: this article studies a court case on the adulteration of tobacco in Burgos in 1667. the expert work done by physicians and apothecaries throughout this trial plays a central role. the evolution of this judicial process is described in detail, and additional information is provided on the organisation of the tobacconist’s, the preparation of tobaccos, the spectres associated with the adulteration of tobacco and the administration of justice under the old regime. In a second phase, the “experiences” performed by

Introducción l manuscrito coNSeJoS, 25849, exp. 11 del Archivo Histórico Nacional1 contiene una copia de los autos correspondientes a un juicio por adulteración del tabaco, fechados en Burgos entre Junio y Agosto del año 1667. en ellos se describe la curiosa estampa de numerosos grupos de personas en la plaza mayor de la ciudad, observando con atención sus papelinas de tabaco en polvo2 al sol de mediodía. Ha corrido la voz de que el tabaco del estanco lleva mezcla de vidrio molido, a raíz de lo cual se han producido ya

e

20 MH

professionals and the methods of analysis on which their ideas are based are studied, relating the irregular scientific performance to the position occupied in the field of health professionals in Burgos at that time. Finally, based on what has been observed, speculations are made on the shift in control of the adulteration, from the municipal ambit in the early Middle Ages to its integration into the crown institutions and its relationship with the promotion of physicians and pharmacists as experts in the subject.

varias muertes súbitas en Madrid y otras ciudades. el examen descubre la presencia de abundantes partículas relucientes en el tabaco, lo cual no contribuye precisamente a calmar la inquietud de los burgaleses. esta situación –explican los autos– motivó la intervención de la justicia real, iniciándose así un proceso contra los administradores del estanco del partido de Burgos, en el curso del cual se requirió repetidamente el peritaje de médicos, boticarios y cirujanos. Un aspecto particularmente interesante de este temprano ejemplo de recurso a la medicina legal en el ámbito de la adulteración es la reali-

zación de múltiples “experiencias” (descritas con cierto detalle) para determinar si el tabaco está realmente adulterado, y las sustancias utilizadas para ello.

Organización del trato del tabaco y características de su consumo Para la adecuada comprensión del contenido de los autos es necesario aclarar algunos aspectos de la organización del negocio del tabaco, así como las características de su con-


Papel de la medicina en un proceso por adulteración del tabaco bajo el antiguo régimen (Burgos 1667)

sumo en ese momento histórico. en 1636 la monarquía había conseguido de las cortes el derecho exclusivo sobre el trato (producción, comercialización y venta) del tabaco en el reino de castilla, como un medio más de obtención de ingresos para la asfixiada hacienda real. el tabaco se convirtió desde entonces en un producto estancado, cuya explotación se arrendó durante el resto del siglo XVII (con excepción de cortos periodos) a particulares, conocidos como “arrendadores generales” del estanco. eran estos hombres de negocios que, a cambio del pago anticipado de una cierta cantidad anual (asiento) a la Hacienda Real, se encargaban de organizar la estructura de fabricación, comercialización y venta del tabaco, y se quedaban (obviamente) con los eventuales beneficios. en el momento que nos ocupa, el arriendo general del estanco estaba concedido a los herederos de Jorge Bautista carrafa, curioso personaje recién fallecido en 1666 y probablemente relacionado con los Márquez cardoso, destacada familia judeoconversa de hombres de negocios (Belvis costes 2012). el tutor de los menores hijos de carrafa, Sebastián del castillo3, había delegado en un tal Gaspar Martínez de Valverde4 la gestión del estanco, por lo que podemos suponer que en el momento de los autos era este, en la práctica, el responsable último del mismo. A efectos organizativos, el territorio de la corona de castilla estaba dividido en agregados territoriales anidados: provincias, comarcas y partidos, que los arrendadores generales siguiendo una lógica piramidal subarrendaban a otras personas interesadas hasta llegar al último nivel, los estancos que vendían al por menor. en 1667, el partido de la ciudad de Burgos y su jurisdicción estaba subarrendado a Francisco Rodríguez Ventura y Alonso de córdoba (19 a.)5. Probablemente habría que incluir también a Manuel de Losada (36 a.)6, poderhabiente del estanco en el lugar de Nájera por delegación de los dos anteriores. Hacía poco que este grupo se había hecho cargo del negocio, pues lo habían tomado a mediados de abril del mismo 1667 de un tal Francisco Bárez de espinosa. Pero en cualquier caso, son los tres anteriormente citados quienes han servido a

Cuadro 1. Calidades de tabaco manejadas en los autos tabaco de hoja

- hoja de Brasil; “brasilete” - hoja ordinario; “de librillo” - “brasilete de librillo”

tabaco en polvo

somonte

- tabaco de somonte de Bilbao; “ordinario”

lavado

- polvo ordinario “de a 20 reales y 3 cuartillos”1 - polvo neto de Sevilla nº 242 - polvo neto de Sevilla nº 34; “de olor”2 - polvo neto de Sevilla nº 44; “de más olor”; “fino”2 - polvo neto de Sevilla nº 642 - tabaco del Rey3

1

Todo indica que esta calidad se obtiene desmontando el tabaco de somonte procedente de Bilbao.

2

El “número” se corresponde con el precio en reales ¿por libra? de esta calidad.

3

Este “tabaco del Rey” es probablemente el nº 64 de Sevilla.

las tiendas de la ciudad el tabaco causante de la alarma. es relevante señalar que los autos se refieren en un par de ocasiones a estos arrendadores como “portugueses”, lo cual en este contexto equivale con mucha probabilidad a decir judeoconversos de origen portugués7. en efecto, es bien conocido que durante prácticamente todo el siglo XVII el arriendo del estanco del tabaco en sus diversos niveles estuvo en manos de este grupo social. en este momento, la forma mayoritaria de consumo del tabaco en castilla era molido en forma de polvo8, el cual se administraba por vía nasal. también se consumía fumado en forma de cigarro, pipa o mascado, para lo cual se requería tabaco “en hoja”. el formato más habitual de este último eran los llamados “rollos”, compuestos por hojas de tabaco retorcidas hasta formar largas cuerdas que luego se enrollaban. estos rollos procedían normalmente de la colonia portuguesa de Brasil, por lo que también se denominaba “tabaco de Brasil” (Rodríguez Gordillo 1993, 211;244-5). el tabaco en polvo se obtenía mediante un proceso de transformación industrial descrito por (Rodríguez Gordillo 1984, 20-21)9. en función del tratamiento recibido y de la calidad del tabaco utilizado resultaban distin-

tas clases de tabaco en polvo, destinadas a diferentes grupos de consumidores. Probablemente la distinción más significativa era la que se establecía entre el tabaco de somonte (o sumonte) y el posteriormente denominado “tabaco lavado”. el primero pasaba sólo por las fases de azoteas (secado) y primer molido (monte), mientras que el segundo pasaba el proceso completo recibiendo además aromas, olores e incluso color (mediante un baño en almagre10), ya que el penetrante olor original del tabaco, e incluso su color, era considerado vulgar por muchos. Sin embargo, dentro del tabaco lavado existían también distintas calidades (Cuadro 1). en cuanto al aprovisionamiento de tabaco, la declaración del arrendador Alonso de córdoba es coherente con los datos históricos obtenidos de otras fuentes. Dice que (aparte de los tabacos que compró al anterior arrendador del partido Francisco Bárez de espinosa), el tabaco que vende le es remitido de la ciudad de Sevilla por los herederos de Jorge Bautista Garrafa “administrador general de dicho estanque” por medio de Gaspar Martínez de Valverde su “poderhabiente y vecino de la villa de Madrid”. Pero además señala otra fuente de aprovisionamiento, los tabacos que le son remitidos desde la villa de Bilbao por un tal Francisco de Zubiate y otras personas como Gabriel del Barco11.

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Francesc Xavier Belvis Costes

Cuadro 2. Aprovisionamiento del estanco de tabaco del partido de Burgos bajo Alonso de Córdoba

1

Envío

Fecha

Procedencia

Remitente

Remitido desde

Destinatario

Calidad

Cantidad

1

19/04/1667

Holanda (puerto de Ostende)

Alonso de Córdoba

Bilbao

Fco. Rodríguez Ventura

Tabaco de hoja “de medio Brasil”

555 libras

1

19/04/1667

Fabricado en Bilbao

Alonso de Córdoba

Bilbao

Fco. Rodríguez Ventura

Tabaco ordinario de polvo

800 libras

2

06/05/1667

Holanda ?

Fco. de Zubiate

Bilbao

Fco. Rodríguez Ventura

Tabaco de Holanda (hoja)

5 rollos

2

06/05/1667

Francia

Fco. de Zubiate

Bilbao

Fco. Rodríguez Ventura

Papel para empapelar tabaco

477 libras + 12 resmas

3

06/05/1667

Sevilla

Gaspar Martínez de Vaverde

Fco. Rodríguez Ventura

Tabaco de Sevilla fino

340 libras (4 sacos)

4

06/06/1667

Fabricado en Bilbao

Fco. de Zubiate

Bilbao

Alonso de Córdoba

Tabaco molido y beneficiado (“tabaco lavado”)

444 libras

Excepto el envío nº 3 procedente de Sevilla, las licencias han sido otorgadas por el juez veedor del contrabando en el señorío de Vizcaya, Juan Fco. Fernández del Campo y Angulo.

este punto debe aclararse. Mientras el estanco del tabaco funcionó en régimen de arriendo a particulares, estos se comprometían por contrato a comprar a las Reales Fábricas de Sevilla una determinada cantidad de tabaco, llamado el “tabaco de obligación”. Sin embargo, las vicisitudes de la práctica y el aumento vertiginoso del consumo obligaron a permitir a los arrendadores la compra de tabacos por encima de la cantidad acordada (tabaco “de fuera de obligación”), que compensaban las necesidades de la demanda. esto abrió la puerta a diversas irregularidades: utilización de tabaco de contrabando, intercambio de tabacos entre partidos, ventas incontroladas de tabaco al finalizar los arrendamientos, adulteración de las labores, etc (Rodríguez Gordillo 1993, 217;219-20). Interpretamos por tanto que Alonso de córdoba había optado por abastecerse de tabaco de fuera de obligación desde Vizcaya. en realidad, la mayor parte de los suministros de tabaco documentado recibidos por los arrendatarios burgalenses procedían de Bilbao (Cuadro 2). en las provincias de Álava, Guipúzcoa y el Señorío de Vizcaya el

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trato del tabaco seguía siendo enteramente libre, y su importación no estaba sujeta a límites. esto, unido a la proximidad del estanco castellano, propició lógicamente un floreciente negocio. Género procedente de Francia, Inglaterra y Holanda era introducido abundantemente en los puertos vascos, mientras que el mismo documento que nos sirve de base confirma la producción de tabaco molido en Bilbao12. en cuanto al tabaco de hoja, es verosímil que los mismos judeoconversos portugueses asentistas del estanco castellano (o negociantes relacionados con los mismos) vendieran allí los rollos de tabaco de hoja de Brasil que el estanco castellano necesitaba para su funcionamiento -y que no producían las colonias españolas. Buena parte de este negocio debía ser ilegal, pero no todo, como confirman los salvoconductos y guías aportados Alonso de córdoba. el detalle importante desde el punto de vista de la adulteración es que los arrendadores del partido de Burgos no se limitaban a la venta de los tabacos que recibían, sino que realizaban todavía algunas labores de transformación en las instalaciones de Burgos. esta “fábrica” es asistida

por dos operarios, el oficial Joseph Abad (23 a.)13 y otro trabajador Francisco Gutiérrez (28 a.), quien lleva apenas dos meses en el oficio. el nivel de elaboración de los tabacos procedentes de Sevilla y Bilbao era distinto. el de Sevilla venía aderezado y compuesto, sin que tuviera que hacerse otra diligencia que venderlo “y echar un poco de olor”. en concreto, este tabaco “neto” se aderezaba “con almizcle14 y algalia15 desleídos con agua clara y unas gotas de aceite de jazmín”16. Nosotros interpretamos esta operación como un simple “rociado”, que no resultaría práctico realizar en origen porque se perderían los olores en el proceso de distribución. Por el contrario, el tabaco procedente de Bilbao venía sólo “molido y ensacado” (tabaco de somonte), y en las instalaciones de Burgos se completaba el proceso “desmontándolo” con agua clara y otras de olor como agua de trébol, agua de rosa y agua de azahar. Interpretamos que de esta forma se obtenía el tabaco en polvo “ordinario de a 20 reales y 3 cuartillos”17, que aparece como la calidad inferior de tabaco lavado.


Papel de la medicina en un proceso por adulteración del tabaco bajo el antiguo régimen (Burgos 1667)

Por otra parte, no se encontraron en las instalaciones del estanco de Burgos molinos, piedras, morteros u otros instrumentos que pudieran servir para moler tabaco u otras sustancias18, lo cual limitaba el rango de manipulaciones posibles.

Inquietud ciudadana e intervención de la justicia ordinaria Aproximadamente a los tres días de iniciado el rumor, el 27 de junio, el teniente de corregidor Francisco de Zárate ordenaba al escribano abrir un auto cabeza de proceso para investigar si el tabaco procedente del estanco principal de la ciudad estaba adulterado con polvo de vidrio. Iniciaba así de oficio (es decir, sin que mediara denuncia alguna de particulares) autos sobre la supuesta adulteración, alegando que “ (...) se teme se han de originar muchas enfermedades y otros inconvenientes además del crimen de falsedad que en dicha mezcla se comete (...)”19. Por nuestra parte, no hemos encontrado ninguna evidencia de otros intereses detrás de esta intervención de la justicia. Parece simplemente una reacción a la extensión del rumor sobre un delito y, en todo caso, la inquietud popular que genera. Hay que tener en cuenta que las autoridades estaban obligadas a seguir muy de cerca las posibles agitaciones, ya que cualquier motín ciudadano podía convertirse rápidamente en incontrolable dado el reducido número de alguaciles y demás ejecutores de la ley con que podía contar el gobierno local (castro 1987, 64-5). Además, el rumor se estaba extendiendo, como prueba el inicio de un proceso judicial homólogo en la vecina ciudad de Nájera (cfr. infra). ¿Qué podía pensar entonces el pueblo de Burgos ante este rumor? ciertamente la adulteración y el fraude eran una constante de la vida cotidiana. el mercado aparece como un lugar donde uno se expone a ser engañado, siendo difícil para un comprador confiar en la palabra de un vendedor (Hart 1952, 9). como muestran las continuas chanzas de los escritores barrocos, era voz popular que productos como el vino20, el

pan, el aceite, el chocolate21, la cera, los pasteles22 o los mismos productos de botica23 se adulteraban. el tabaco tampoco escapaba a esta sospecha, como cuenta un romance barroco de cierto tabaquista que fue a por tabaco: “ (...) Volvió y trajo en un papel / polvo de trigo mascado, / y aunque su olor presumieron, / por tabaco le pasaron. / Son tantos los sucios medios / con que muchos se han burlado / de viciosos tabaquistas, / que no me atrevo a contallos” (Anonimo 1987, 119). Menos jocosamente los tratantes en tabaco sevillanos denunciaron en el transcurso de las negociaciones para el establecimiento del estanco a mediados de los años 1630, “ (…) que mucho numero de gente, y personas del Reyno de Portugal, y no de otro, tratantes en tabaco, y en molerlo, han tenido, y tienen por costumbre en la dicha ciudad –Sevilla–, y otras partes, mezcla[r] con el dicho tabaco polvos de cascara de pino, de corteza de encina, y de cepas de viñas, y de otras cosas semejantes, en gran daño de la salud, y fraude de los derechos Reales…” (Rodríguez Gordillo 2002, 251252). Y sólo unos años antes, en 1659, había tenido lugar en la capital hispalense un escandaloso juicio de características similares al que estamos analizando, en que el ya mencionado Jorge Bautista carrafa (entonces arrendador del partido de Sevilla) y sus socios los judeoconversos Simón cardoso y Manuel Rodríguez Isidro fueron también acusados de adulterar criminalmente el tabaco (ortiz de Godoy 1659). ciertamente la acusación de adulteración con vidrio molido situaba el caso de Burgos un punto por encima en la escala de lo criminal. el vidrio molido era un recurso bien conocido, ya que era utilizado en las llamadas zarazas24 o cebos para eliminar animales molestos. Pueden localizarse también varios ejemplos de intentos de homicidio (más o menos coetáneos) con esta sustancia25, así como sospechas de envenenamiento colectivo. Por ejemplo Andrés de Laguna defendió a Fernando de Austria (hermano de carlos V) de la acusación de haber envenenado las tropas alemanas del ejército imperial: “en efecto, dicen que en la harina se les echó pérfidamente cal viva e, incluso, vidrio molido; y que una parte de quie-

nes comieron de ese pan murió y otra sufre hasta hoy mismo una cruel enfermedad (...)” (Laguna 2001, 159). Más próximo incluso al caso que nos ocupa es el proceso abierto a ciertos panaderos chinos de Manila (1686), acusados de haber adulterado con vidrio molido el pan que vendían a los colonos españoles (González 2009)26. Referidos específicamente al tabaco, los temores de adulteración con vidrio se reprodujeron en Sevilla a finales de 1771, donde unos pasquines (con toda probabilidad escritos por trabajadores descontentos de la Real Fábrica de tabaco de la ciudad) advertían a la población que el polvo de tabaco “ (...) además de las muchas porquerías que le echan, como es tierra colorada, azúcar, higos, lleva aora, para su maior aumento, vidrio molido, lo qual es perjudicial para la salud pública y para la Renta”. La acusación de contener vidrio molido se dirigió también durante algunos años en París contra el rapé fabricado por el estado francés (Pérez Vidal 1959, 81-2). Pero, a pesar de la excelente publicidad recibida por parte de los tratadistas del renacimiento, el tabaco constituía en sí mismo un objeto sospechoso, tanto por la “fenomenología” que acompaña su consumo como por su vinculación a las prácticas chamánicas de los indios americanos, interpretadas en clave de hechicería por los cristianos europeos. Además, la generalización del consumo en la metrópoli condujo a los intelectuales barrocos a adoptar una actitud muy crítica ante el tabaco y su “abuso” (Belvis costes 2010). Reducido a polvo (apariencia habitual de los venenos, por ejemplo los que supuestamente esparcían las brujas para asolar los campos) podía contener las más insospechadas mezclas. ¿Acaso no se receló del tabaco en polvo como uno de los medios por los que había sido ‘hechizado’ carlos II? (Lisón tolosana 1990, 195). en 1643, fray Lorenzo Blasco, monje de la orden del cister, solicitó una pensión a Su Majestad alegando como mérito haber denunciado que en cataluña se mezclaban ciertos polvos con el tabaco para matar a los soldados del rey27. todavía en el verano de 1706 una sucesión de muertes súbitas sembraron la inquietud en Roma, acusándose bien a la mala calidad del tabaco en

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Francesc Xavier Belvis Costes

polvo, bien a un veneno desconocido, bien al abuso de un nuevo alimento: el chocolate (Ferrières 2006, 215-6) . todos estos antecedentes confirman la plausibilidad en ese contexto histórico de una acusación tan grave. Mientras la intoxicación producida por el consumo voluntario de géneros en mal estado (o sustancias de dudosa comestibilidad) en un contexto de hambruna o miseria, resultaba aceptable (camporesi 1989), la originada por una acción consciente imputable a la maldad o el interés de algunos parecía en cambio intolerable. Bien es cierto que en los autos poco se especula sobre la posible motivación de la adulteración, concentrando los esfuerzos en determinar la existencia de la misma. Pero, ya fuera avaricia o desnuda maldad, ¿quiénes eran capaces de cometer semejante atrocidad? No es difícil imaginar cómo a partir de un hecho –la presencia de vislumbres en el polvo de tabaco- y siendo los arrendadores quienes eran, se activaron los viejos temores de envenenamiento colectivo por parte de los judíos que tan brutalmente se manifestaron con ocasión de la primera epidemia de peste europea a mediados del siglo XIV (Girard 1986). Aunque transcurridos tres siglos la situación dista de ser la misma, un fuerte estigma sigue pesando sobre los judeoconversos, mientras que su papel socioeconómico, frecuentemente ligado al comercio y a la recaudación de rentas, no les predispone a la simpatía de los cristianos presuntamente viejos. esto podría haber facilitado la credulidad ante unas acusaciones que desde otro punto de vista tendrían “escasa sustancia”, empezando por el hecho de que el precio del vidrio molido convertía en económicamente ruinosa la supuesta adulteración (cfr. infra).

El proceso judicial con la intervención de Francisco de Zárate los rumores de adulteración entraban en el campo especializado de la justicia, sometiendo el asunto a su lógica específica. conviene por tanto antes de continuar, recordar algunos aspectos de la organización y funcionamiento de la justicia castellana durante el Antiguo Régimen.

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Francisco de Zárate es un representante de la justicia real (también denominada ordinaria) a nivel local. como teniente de alcalde28 es el segundo en prelación detrás del corregidor Marqués de la Vega29, a quien asiste y sustituye en su ausencia. el corregidor, a su vez, es la máxima autoridad a nivel municipal. Viene nombrado por el Rey, representa los intereses de la monarquía y preside el concejo de la ciudad, compuesto por regidores pertenecientes a la oligarquía local. Sus funciones no se limitan al ámbito de la justicia, pues la idea de separación de poderes es todavía extraña. La justicia local tiene por tanto la potestad de imponer penas y ejecutarlas, aunque los acusados pueden recorrir a los tribunales superiores de la justicia real: audiencias, cancillerías e incluso el consejo de castilla. Hemos dicho que no parece haber intereses detrás de la apertura del proceso, más allá de la sospecha de un delito y la inquietud popular. Pero esto no significa que una vez dentro del campo judicial el pleito no genere intereses. el sistema penal del Antiguo Régimen30 está plenamente orientado a la demostración de la culpabilidad y posterior castigo del reo, para lo cual no se escatiman medios como la intimidación y la tortura, en su forma “blanca” o sin paliativos. Además el juez acrecienta su prestigio con las condenas. el pleito es también una nada despreciable fuente de ingresos para los jueces. Por ley les corresponde una tercera parte de las penas pecuniarias impuestas, a lo que se pueden añadir otros conceptos por via legal (dietas por desplazamientos) o ilegal (en forma de regalos, sobornos, etc.). Los jueces cuentan con un alto grado de discrecionalidad en cuanto a la imposición de la pena, mientras que la situación de los acusados es de relativa indefensión. otro aspecto característico de la justicia del antiguo régimen, que va a manifestarse también en este caso, es la multiplicidad de jurisdicciones: la justicia real es sólo una entre otras: eclesiástica y mixta, aparte de jurisdicciones especiales como el ejército, Hermandades, la Mesta... Después de todo, en una sociedad estamental lo lógico es que se administre justicia a cada uno en función de la calidad de su persona y privilegios. esta situación

provoca frecuentes conflictos jurisdiccionales en que distintos tribunales se disputan la competencia sobre determinado pleito. Las inevitables contradicciones que se derivan de este sistema se resuelven en última instancia por la voluntad del monarca, erigido en la fuente, sino única, sí decisiva del derecho. Por esta misma razón, no son pocas las ocasiones en que la administración de justicia se supedita a las necesidades políticas coyunturales de la monarquía31. esta caracterización (que se complementará cuando sea necesario), puede comunicar una impresión de caos y arbitrariedad absolutos. Al contrario, pese a las contradicciones, la corrupción y a una limitada capacidad de acción real sobre el terreno, la actuación de la justicia del antiguo régimen estaba bastante tipificada y no deja de recordar en muchos aspectos los procesos judiciales actuales. Bajos los Austrias, pueden distinguirse en el proceso judicial ordinario tres fases: inicial o sumaria, probatoria y sentencia. Los autos de que disponemos corresponden esencialmente a la fase sumaria, incluyendo la presentación de la acusación por parte del fiscal y la respuesta de la defensa32. Aunque en principio la sumaria se orientaba a aclarar las circunstancias del delito e investigar sus presuntos autores, en la práctica se convertía en una búsqueda de datos inculpatorios contra el reo. en este punto se aunaban los esfuerzos de juez, fiscal y acusación particular (en su caso). Inicio de las pesquisas y conflicto de jurisdicciones el mismo día 27 de junio en que iniciaba el proceso, Francisco de Zárate envió al escribano Lesmes de Herrera a comprar una muestra de tabaco al estanco de la Plaza Mayor, regentado por el oficial de la fábrica Joseph de Abad y su esposa Luisa Francisca (25 a.). Recabó asimismo el testimonio de un alguacil ordinario de la ciudad confirmando la existencia de inquietud popular y la presencia de partículas que parecían vidrio molido en el tabaco procedente del susodicho estanco. tras recibir la muestra de tabaco, el teniente de corregidor la entregó al boticario y vecino de la ciudad Juan chapero (36 a.), para que reconociera si tenía mezcla.


Papel de la medicina en un proceso por adulteración del tabaco bajo el antiguo régimen (Burgos 1667)

chapero alegó que era necesario realizar “experiencias que requerían alguna dilación”, por lo que no fue hasta el día siguiente 28 que, junto al médico Francisco Lobo Medrano (33 a.), dictaminó que el tabaco de la muestra tenía mezcla de tierra y vidrio, y que de consumirlo podían seguirse “daños graves” para la salud. Inmediatamente, Zárate dictó auto de prisión contra el arrendador Alonso de córdoba, su “criado” Joseph Abad y su mujer. Mientras esta última quedará en lo que hoy denominaríamos “arresto domiciliario” para poder atender el estanco, su marido y Alonso de córdoba fueron encerrados en la cárcel real. en cuanto a Francisco Rodríguez Ventura, socio de Alonso, no parece existir interés por él aunque más adelante el fiscal aclara que “ (...) se ha ausentado de esta ciudad sin saber dónde esta (...)”, y pide se extienda una orden de prendimiento en contra suya33. Aún tuvo tiempo Zárate de tomar declaración a cierto platero de la ciudad, quien llevado de su propia curiosidad llevó a cabo una “experiencia” con el tabaco sospechoso en un crisol y halló restos de lo que a él y a otros presentes les pareció era vidrio. el 29 de Junio, se tomó declaración a las tres personas arrestadas. teóricamente esto debía hacerse al final de la fase sumaria, pero en la práctica (y esta no fue la excepción) se tomaba dos veces: una al inicio de la sumaria, y otra al concluir dicha fase (Heras Santos 1991, 176). Se procede conforme a derecho: dado que dos de los arrestados son menores de 25 años, toman un procurador que les asiste en la declaración. ¿De dónde viene el tabaco que se gasta en la tienda? ¿Se adereza el tabaco en las instalaciones de Burgos? ¿Acaso no echan vidrio molido, tierra y otros polvos? ¿cómo puede ser que el tabaco brille al sol? ¿cómo puede ser que haya tanta de esta materia? ¿No ha visto comprar, o comprado él mismo, cantidades de vidrio quebrado molido? el interrogatorio a Alonso de córdoba es más agresivo y capcioso: ¿cómo puede negar que adultera si el tabaco tiene parte de vidrio y tierra? ¿cómo puede negarlo si ha dicho lo que le costó el vidrio?34 ¿es que no tiene también el tabaco de hoja mezcla de otros géneros?

¿cómo puede vender por precio cierto cosa cuya calidad no sabe si es buena o mala?35. Al terminar ese día, el superior de Zárate, corregidor Marqués de la Vega, avocó en sí el proceso, es decir pasó a ser el juez competente sobre el mismo. con esta decisión, cuyos motivos hay que buscar probablemente en lo que enseguida veremos, se abría una pausa en la fase sumaria del proceso. Conflicto de jurisdicciones el 28 de Junio, tan sólo un día después del inicio de las pesquisas por parte de la justicia real, otro juez iniciaba un proceso paralelo por adulteración. Se trataba del conde de Villariezo36, que actuaba en su calidad de “juez conservador” de la renta del tabaco en la villa de Burgos y su partido. Sin duda hay que aclarar esto. A las personas que mantenían un volumen de negocios importante con la Real Hacienda (asentistas, hombres de negocios y también arrendadores de rentas) solía concedérseles un juez conservador. este conocía sobre todos los pleitos que pudieran tener lugar como consecuencia de la aplicación de las condiciones del arrendamiento. Dicho juez pertenecía habitualmente al consejo de Hacienda y tenía la facultad de poder subdelegar en otras personas si las causas, como normalmente ocurría, se desarrollaban fuera de la corte (Sanz Ayán 2004, 139). De estos jueces conservadores y sus subdelegados podían los arrendadores esperar un tratamiento más favorable a sus intereses que de otras jurisdicciones (en particular la real), entre otras cosas porque sus salarios eran abonados por los mismos asentistas de cuyas causas entendían (Heras Santos 1991, 136). todo indica que la intervención de Villariezo fue una reacción a la iniciativa de Zárate. el juez conservador procedió con suma celeridad tratando de “fulminar”37 cuanto antes la causa. Mientras la justicia ordinaria ampliaba la base de indicios de culpabilidad y buscaba ramificaciones, el juez conservador en un sólo día (el 28) inspeccionó las instalaciones de la fábrica y un estanco de tabaco38, tomó muestras y declaración al

arrendador (sólo horas antes de que fuera arrestado por la justicia real, según parece) y pidió peritaje al doctor Martín de Zunzarren (48 a.). Finalmente, exigirá que la justicia real se inhiba del caso. Se planteaba así un conflicto de jurisdicción típico del antiguo régimen, en este caso entre la justicia ordinaria y la del juez conservador de la renta del tabaco, en que ambas acabaron recurriendo ante instancias superiores para defender sus intereses. La mejor prueba de que se esperaba del conde de Villariezo un trato de favor es que los acusados insistirán en todo momento que es el juez conservador el que debe conocer su causa. el sentido de la intervención de este juez queda claro en la respuesta dada por Alonso de córdoba en su primera declaración ante la justicia real: “Preguntado diga y declare que ssi es ciertto lo sussodicho, porque dicho juez conservador le rregistro dicho estanco por la causa mencionada [la sospecha por adulteración] = dijo que como xuez consserbador quiso preuenir la caussa antes que otro se metiera en ella por ber la bariedad [agitación] del pueblo”39. este “otro” es desde luego la justicia real. el corregidor marqués de la Vega reclamará celosamente su competencia sobre el asunto, pues mantiene que los jueces conservadores son solo para el mantenimiento de las condiciones que se pactan en los asientos, “(...) sin tener conexidad con ellas el crimen y delito del maleficio en cosas que todos generalmente consumen por mirar al bien público y salud universal del pueblo en cuya razón nadie esta exento”40. en carta de 4 de Julio al consejo de castilla, de la Vega advierte que el conde de Villariezo a través del consejo de Hacienda trata de inhibirle del caso, que en su sentir corresponde claramente a la justicia ordinaria. Manifiesta, por otra parte, tener muy clara la culpabilidad de los acusados. Continuación del proceso por la justicia ordinaria tras manifestarse el conflicto de jurisdicciones, sigue un impasse hasta el 11 de Julio en que no ocurren más autos. entonces, el abogado

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de la defensa pide se tome confesión a su representado y se presente acusación contra él, o de lo contrario “se le remueva la carcelería a su casa a confianza que ofrezco”41. Para entonces, Alonso de córdoba y Joseph Abad llevan 20 días presos y aunque el Marqués de la Vega teóricamente ha proveído se les tome declaración, esto no se lleva a efecto. el 13 de Julio, el corregidor dispone se continue el embargo de los bienes y efectos pertenecientes a Alonso de córdoba y sus socios “reconociendo los libros de cuentas” y tomando a este efecto todas las declaraciones necesarias. este era un procedimiento rutinario, ya que las costas del proceso corrían por cuenta de los acusados 42. el alguacil Francisco Gutierrez (27a.) visita los estancos de la ciudad (hasta seis) inquiriendo las cantidades que estaban debiendo a Alonso de córdoba. La intención del corregidor es concluir la fase sumaria del proceso. el 15 de Julio nombra como fiscal a Francisco de Vivar, para que proceda a la redacción formal de la acusación. Además, repite el reconocimiento de las instalaciones de la fábrica de tabaco, haciéndose asistir por un nuevo grupo de profesionales de la medicina, más numeroso que el inicial “para mayor averiguación”. entre los días 16 y 18 de Julio varios médicos y boticarios e incluso un cirujano organizan una larga serie de “experiencias” y el día 20 formulan un nuevo dictamen. No se detiene en esto el corregidor. toma declaraciones que apuntan a implicar al administrador general de la renta del tabaco Gaspar Martínez de Valverde43. Por otra parte, intenta obtener, sin éxito, una acusación de una criada despechada a quien Alonso de córdoba había abofeteado. Mientras tanto, el joven Alonso ha enfermado y los médicos que acuden a visitarlo dictaminan que “hay riesgo y peligro de vida”. A pesar de las reiteradas peticiones de su abogado, no se le va a tomar declaración a él ni a su criado hasta el 29 de Julio, sin que varíen sustancialmente lo dicho anteriormente44. No consta por ningún auto que en algún momento salieran de prisión. el 31 de Julio el fiscal presentaba la acusación formal contra ellos.

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El rumor se extiende a Nájera Por otros autos incluidos en el legajo45 sabemos que el 8 de Julio el corregidor de Nájera había iniciado un proceso sobre adulteración del tabaco con un perfil muy semejante al de Burgos. en este caso es un regidor de la ciudad quien advierte al corregidor de una mixtura “al parecer de vidrio” encontrada por diferentes personas en las partidas de tabaco, lo cual añadido a las noticias de causas contra los arrendadores en Burgos y Logroño46 ha inquietado a los vecinos y motivado la intervención de oficio de la justicia real. también aquí se recurre a un boticario para que reconozca el tabaco, el cual pide la asistencia de un galeno. tras varias “experiencias”, ambos declaran haber mixtura de un elemento extraño pero no aciertan a precisar en qué pueda consistir la mezcla. en estos autos de Nájera se dictaba auto de prisión contra el responsable del estanco de la ciudad y poderhabiente de los arrendadores de Burgos, el ya citado Manuel de Losada, que no se llevó a efecto. Juez comisionado Aunque como acabamos de ver el corregidor de Burgos siguió adelante con el proceso, el consejo de castilla adoptó ante el conflicto de jurisdicciones una solución salomónica también bastante característica, a saber: nombrar un juez comisionado especialmente para el caso. el designado fue Joseph de Palacio47, quien se hizo cargo del proceso hacia el 6 de Agosto, cuando se nos informa que “ (...) su merced esta continuando [esta causa] con orden y despacho de los señores del Real consejo de castilla48. La primera decisión de Joseph de Palacio fue avocar en sí el proceso de Nájera, indicando que dicha causa dependía de la de Burgos y él era la persona designada para la averiguación y castigo de la misma, tanto en Burgos como fuera de su jurisdicción. e immediatamente, alegando que no estaba presente cuando se produjeron los hechos, decide repetir el inventario de la fábrica de tabaco y las “experiencias” realizadas por los peritos, ampliando nuevamente el número de estos. este nuevo peritaje fue protestado por el fiscal, quien temía se hu-

bieran alterado las muestras: “ (...) siendo echa tantas veces la dicha experiencia no se necesita de nueva junta de dichos medicos boticarios y cirujanos, porque para informar vuestra merced su animo bastan las diligencias y declaraciones hechas”. otra cosa “ (...) fuera dar lugar a que las partes contrarias habiendo visto como han visto las dichas declaraciones, pusieran otro tabaco de diferente calidad y de buen género para motivar diversas declaraciones y oscurecer el delito (...)”48. Y como precaución, recusa a los peritos del Hospital de San Juan, así como al cirujano Bartolomé escudero. entre los días 9 y 13 de Agosto los expertos van realizando sus declaraciones. Los presentes en la anterior ocasión se reafirman en sus conclusiones, mientras que el personal del Hospital Real y el Hospital de San Juan dan opiniones alternativas, que van más bien en descargo de los reos. Los últimos autos que nos han llegado son órdenes de prendimiento contra el administrador general de la renta, así como contra los proveedores del tabaco procedente de Bilbao. es decir, que el juez comisionado parecía decidirse a llevar la investigación más allá del nivel local. De estas últimas acciones, así como de todo el historial del proceso hasta el momento, remitió Palacio una copia al consejo de castilla el 13 de Agosto, gracias a lo cual tenemos noticia el mismo. Desgraciadamente, desconocemos cómo evolucionó el proceso a partir de esta fecha.

Consultas a médicos, cirujanos y boticarios como expertos el aspecto más llamativo de este juicio desde el punto de vista de la historia de la medicina son las repetidas veces en que los profesionales de la salud fueron convocados para emitir su juicio experto. Recordémoslas: 1) al inicio del proceso, por el juez conservador; 2) al inicio del proceso, por la justicia real; 3) al finalizar la fase sumaria, por la justicia real; y 4) al continuarse el proceso, por el juez comisionado. A lo cual habría que añadir también 5) el dictamen realizado en la ciudad de Nájera, a de-


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manda de la justicia real. en lo que sigue revisamos con más detalle el contenido de estos peritajes y las experiencias realizadas: Los profesionales de la salud ante el juez conservador el juez conservador Villariezo convocó al médico y sacerdote Martín de Zunzarren para que le acompañase en el registro de los estancos e instalaciones del arrendador y “ (...) con su vista declare el estado y calidad en que se hallaren los dichos tabacos y en esta razón se reciban todas las declaraciones y se hagan los registros calas y catas que parecieren convenientes (...)”50. Finalizado el registro, Zunzarren expuso al juez que para reconocer los tabacos necesitaba de la asistencia de dos boticarios “los mas peritos que hubiere (...) por ser materia que toca a los dichos sus oficios (...)”51. Fueron nominados para ello Juan chapero y Alberto colomo Laínez (30 a.), quienes ese mismo día 28 de Julio hicieron su declaración. en síntesis, estos peritos aseveraron que sin duda ninguna los cuatro géneros de tabaco de polvo examinados estaban adulterados, “ (...) y este adulterio y mezcla en parte se percibe así al tacto como a la vista ser parte de cosa mineral y se inclinan a que esto peque más en [v.] ser materia de vidrio así por la aspereza perpetua y resplandor transparente que mirándose con atención se puede ver y tocar, ve y toca = la otra mezcla les pareció así por el color corpulencico y modo de sustancia ser tierra incorporada con alguna parte del polvo de la hoja del tabaco = pero qué calidad de tierra sea no la pueden explicar por la mixtura y incorporación que dichos tabacos de polvo tienen”52 en cuanto al tabaco de hoja, aprecian que en las dos calidades examinadas no todo es hoja de tabaco sino que hay mezcla de lo que parecen hojas de nogal, llantén o lengua de ciervo54. No se explicitan los métodos utilizados para llegar a estas conclusiones. en parte, parece que se basaron en cualidades sensibles, tanto por las expresiones utilizadas (“tacto”, “vista”, “color”...), como por la rapidez del dictamen. Sin embargo, debe tenerse

en cuenta que en paralelo a esta declaración el boticario Juan chapero estaba haciendo experiencias, se supone que más sofisticadas, para satisfacer idéntica demanda por parte de la justicia real. en cuanto a las consecuencias para a salud, concluyen que estos tabacos así labrados “no son a la salud provechosos”. Ante Zárate55, el médico Zunzarren será más explícito y dirá que: “ (...) lo que más puede ocasionar es alguna alferecía apoplejía56 o perlesía57 o conmoción del cerebro así por lo violento que en estos polvos se halla de su adulterio como porque fácilmente obstruirá las vías y canales por donde baja la facultad sensitiva y motriz para causar los achaques y accidentes referidos (...)”58 El dictamen inicial ante la justicia real Recordemos que inmediatamente después de iniciar las pesquisas, el teniente de corregidor Zárate se procuró muestras de tabaco del estanco que dió a examinar al boticario Juan chapero. convocado luego a declarar junto a Alberto colomo y al médico Francisco Lobo, fue su dictamen que el tabaco en polvo59 estaba mezclado con tierra y vidrio, y que “ (...) a doce libras de dicho tabaco no había en ellas una libra de tabaco neto (...)60”. Los métodos utilizados para la averiguación fueron: cocimiento, infusión, secado al sol y “otras diligencias”, sin más detalles. en cuanto a las consecuencias para la salud, Francisco Lobo añade que: “(...) de tomarse dicho tabaco podían causarse daños graves como son obstrucciones grandes en el cerebro y de ella originarse apoplejía o dolores grandes de cabeza por razón de ser la materia que tiene dicho tabaco tan sólida seca y térrea que es causa de que se originan estos accidentes”61. La coincidencia con el dictamen ante el juez conservador es notable. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que no se trata de observaciones independientes, pues participan los mismos boticarios requeridos por Villariezo. Sólo los médicos son distintos.

La experiencia paralela del platero el platero Juan Jiménez de carranza (30 a.), al parecer de forma independiente y llevado de su propia curiosidad por conocer qué había de cierto en los rumores de adulteración (según declara), llevó a cabo una “experiencia” sobre la cual se le tomó testimonio. echó tabaco en un crisol “nuevo”, cubriéndolo con otro y calentándolo al fuego durante aproximadamente un cuarto de hora, examinando luego los restos y: “ (...) halló dos géneros entre ello divididos [v.] lo de la parte de arriba como arena y lo de abajo una materia áspera como loza con unos granillos entre ello que no se podía deshacer entre los dedos lo que no había cuando se puso al fuego dicho crisol y declara conforme su arte y facultad no pueden hacerse dichos granos de cosa de polvo sino que sea género de mineral o vidrio por el cuerpo que recibe uniéndose en el fuego y a todos los que se hallaron presentes les causó gran admiración y les pareció era vidrio (...)62” “No tiene mezcla de vidrio”: más experiencias ante la justicia real Al aproximarse el final de la sumaria el corregidor Marqués de la Vega convocó de nuevo a boticarios y médicos, justificando la necesidad de repetir el peritaje por no haber visto de primera mano las experiencias iniciales. Además de los anteriores expertos, se convocó a otro médico, cuatro boticarios más y hasta un cirujano. el 16 de Julio en la “casa y botica” de Alberto colomo se iniciaron las experiencias poniendo en infusión diversas calidades de tabaco del estanco durante 24 horas. Fueron tomadas precauciones para evitar cualquier manipulación, encerrando bajo llave las vasijas. Al día siguiente y bajo la inspección del corregidor, se realizaron diversas pruebas calcinando el tabaco en crisoles. el 18 de julio, el residuo de las diversas infusiones fue puesto a secar al sol. Finalmente, el día 20 de Julio tuvo lugar la declaración de los peritos. el dictamen fue prácticamente unánime, ya que sólo el cirujano rea-

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lizó declaración aparte. tras ponderar la dificultad de reconocer la adulteración por estar el tabaco reducido a “polvo sutil”, declararon que “ (...) han hallado mezcla de cosa extraña que no es tabaco como puede ser el polvo [fol. 53v.] del corazón de los robles podridos u de hojas de nogal o castaños secas y molidas o tierra de las minerales de hierro y acero o excrementos humanos u otra cualquier tierra de su color” (...)63 Sin embargo, tienen por cierto que no hay mezcla de vidrio molido, pues habiendo quemado el tabaco en crisoles hasta convertirlo en carbón y ceniza, no quedó en ellos “cosa coagulada como sucediera si lo hubiera”. Así pues, los peritos implicados en la anterior declaración se retractaban, justificándose porque los “atomos relucientes” hacían “presumir bastantemente” la presencia del vidrio. creen ahora que estos visos podían proceder de la mezcla de minerales de hierro o acero, remitiéndose todos a la mejor opinión de los médicos del protomedicato. Los declarantes tienen por cierto que la parte del adulterio es más de la mitad del supuesto tabaco. en cuanto a los efectos sobre la salud, aseveran que aunque no contenga vidrio molido, “cualquiera cosa de las que entran en esta mezcla no puede dejar de ser perjudicial a la salud notablemente”64 La discrepancia del cirujano Para el cirujano Francisco Fernández de colmenares, el tabaco de somonte procedente de Bilbao no está adulterado, pues no se perciben en él “visos” y se halla con mayor “suavidad” (entendemos se refiere al tacto). en cambio en los tabacos “compuestos” (es decir, lavados) se percibe que hay adulteración por su aspereza, algo que se nota también al ponerlo en la boca “rechinando entre los dientes que es efecto ajeno al de dicho polvo”. Además observa que la proporción de adulteración es mayor conforme aumenta el precio de los géneros examinados. en cuanto a la naturaleza de la adulteración, enumera productos muy semejantes al del resto de peritos: “vena de hierro o acero, vidrio o

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alcor65, freza de hombre, tierra o arena”, inclinándose particularmente por el alcor por lo mucho que reluce y pesa. tiene que haber además mezcla de otros productos y en cuanto a la presencia de vidrio entiende que la prueba del crisol no es suficiente para descartarla. Por lo demás, el cirujano coincide con el resto de peritos en que la parte de adulteración constituye más de la mitad del género y en cuanto a los efectos sobre la salud pronostica graves daños “como son alferecía66, apoplejía [v.], dolor de cabeza y inflamaciones, corrimientos67 de los ojos y otras muchas enfermedades que por su prolijidad no se refieren por menor”68. Repetición de las experiencias ante el juez comisionado Al continuar a principios de agosto el juez comisionado escalante la causa, requirió peritaje por cuarta vez, justificándolo con que no se hallaba presente en las anteriores diligencias. ordenó que le asistieran en ello “ (...) todos los médicos y boticarios de esta ciudad y los del Hospital Real cerca de ella (...)”69. A los convocados la vez anterior, se añadieron pues los médicos de la ciudad Joseph de la Fuente y Juan de la Peña (28 a.), así como el cirujano Bartolomé escudero, además del personal del expresamente citado Hospital Real. también se añadió, sin ser citado expresamente, el boticario del Hospital de San Juan extramuros esteban Núñez (26 a.), en cuya botica se celebró finalmente la junta el lunes 8 de Agosto. Los convocados la vez anterior se ratificaron en su declaración. Sin embargo, las nuevas incorporaciones realizaron dos declaraciones aparte: por un lado, el boticario Francisco Fernández de castañeda (42 a.) y el médico Juan de la Fuente (66 a.) del Hospital Real –a los que se suma Joseph de la Fuente (33 a.), que parece tener lazos familiares en este “equipo”–; y por otro el boticario del Hospital de San Juan esteban Núñez, a quien secunda el antes citado doctor Juan de la Peña. el cirujano Bartolomé escudero, por su parte, declina hacer declaración. el dictamen de los peritos del Hospital Real empieza de forma eru-

dita citando las autoridades de Monardes y Maroja para aclarar la naturaleza humoral y virtudes del tabaco: adecuado para las enfermedades frías por ser caliente y seco en segundo grado (tercer grado según Maroja). Aseguran no ser el tabaco nocivo de por si, sino solo por el mal uso de los hombres como afirma Leiva y Aguilar70. Hecha esta contextualización, afirman en cuanto al tabaco examinado tener “ (...) mezcla de otra sustancia corpórea y extraña suya porque el residuo de su lavación era cuantiosa [v.] con aspereza al tacto y a la masticación y si alguno dijere que es la causa lo craso y fibras y mala trituración se responde que el dicho tabaco en polvo no ha de tener las fibras ni las asperezas referidas como lo anota Maroja71. Quemando el residuo de la lavación (una vez seco), las cenizas resultantes son unas negras y otras cenicientas, de donde se colige que existe mixtión. Las sustancias mezcladas pueden ser “corazón del roble y tierra de las minas de acero o hierro por ser más ponderosas y tener el color semejante al que se usa y los artífices mayor interés ”. La existencia de mezcla puede detectarse también por lo mucho que pica la nariz y porque, cayendo el tabaco en polvo al paladar, “hace nidrosso73 gusto lo que no hace solo el tabaco” . Sin embargo, en cuanto a los efectos sobre la salud, no consideran que tales sustancias sean nocivas, puesto que ni Dioscórides ni Mateolo74 las situan entre los tales, mientras que Zacuto75 usa de la tierra del hierro y acero para el tratamiento de las obstrucciones y opilaciones76 de las partes internas. el dictamen del boticario Fray esteban Nuñez (26 a.) difiere todavía más de los anteriores. empieza su discurso discutiendo los métodos adecuados para la averiguación de la adulteración. Basándose en los Cánones universales de Mesué77, halla que sólo conviene la lavación abstersiva por derramamiento “(...) porque el efecto de esta lavación es sólo el quitar lo inmundo y separar lo extraño corpóreo y no lo virtual”. Por el contrario, la lavación abcisiva y la lavación magnificativa atienden a lo virtual (es decir, a modificar o au-


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mentar la virtud contenida en el medicamento)78. Igualmente se descartan la infusión y el cocimiento, “ (...) porque el fin del cocimiento y la infusión es transmutar la virtud de re in rem, sólo distinguiéndose en que el cocimiento transmuta mediante el calor del fuego y la infusión mediante el tiempo y ambas mirando a lo virtual y no a lo corpóreo (...)”79. tampoco se consideran adecuadas la trituración y la combustión. La primera sólo mira a la división de las partes, mientras que con la combustión tampoco podía distinguirse ninguna de las falsedades referidas, porque de la combustión resultan dos partes, fuliginosa y térrea, y en esta parte térrea no podrían distinguirse del tabaco otras sustancias gruesas y pesadas. esto último se apoya en doctrina expresada por Galeno80. Procedieron pues finalmente así: “(...) cogiendo el tabaco neto de Sevilla aderezado número treinta y cuatro y echándolo en una almofía81 echándole cantidad de agua se hizo la lavación dicha revolviéndolo con una cuchara y luego se vació el agua en otra almofía, no quedando sedimento alguno en la almofía donde se lavó dicho tabaco aunque se continuaron otras dos lavaciones de la misma forma que la primera y habiendo visto no quedaba residuo dijeron no tenía adulterio de cosa extraña grave, como son vidrio molido arena tierra mina de cobre ladrillos ni tampoco bermellón82 porque de necesidad en la lavación se habían de ir al centro por ser todo lo referido más pesado que el tabaco es razón natural y doctrina del filósofo en el libro cuarto de celo [sic] capítulo cuarto numero treinta y tres (...)”83 esta experiencia la repitieron sucesivamente con diversas preparaciones de polvo de tabaco adulterado ex profeso con: polvo de ladrillo, vidrio molido, mina de cobre y hierro, arena, tierra, alcor y bermellón. en todos los casos, la materia extraña fue al fondo de la vasija, sin mezcla de tabaco. examinaron después el sedimento de una almofía en que el tabaco había estado cierto espacio de tiempo. en este caso buena parte del tabaco sí se

había desplazado al fondo del recipiente. Sin embargo, los peritos interpretaron que se trataba de tabaco solamente, sin mezcla de otra cosa; esto se veía porque al tocarlo con los dedos este sedimento era muy blando y suave, como corresponde a una hierba molida. en realidad, es natural que se produzca este sedimento cuando se deja el tabaco en infusión, puesto que no es tan ligero que reste permanentemente en la superficie “ (...) y así si se dejara por mucho tiempo en infusión bajara casi todo al centro por no ser como está dicho de naturaleza simpliciter leve”, defiende Núñez citando nuevamente De caelo84 . todavía insiste el boticario que el sedimento se conoce ser tabaco por mantener después de seco sus condiciones como son color, olor y sabor, aunque algo atenuados por los procesos de lavación y secado. La posible mezcla de excremento molido no se podía conocer por lavación abstersiva, por lo que en este caso sí se acudió a la combustión del tabaco. De esta resultó un olor suave que no sucediera si hubiera mezcla de freza, como probaron quemando tabaco efectivamente mezclado con excremento humano, el cual desprendió “un ingrato olor”. A resultas de todas estas pruebas infieren Núñez y de la Peña que los tabacos examinados no tienen mixtión de cosa grave y pesada ni de otras extrañas, “ (...) sino es mezcla de tabacos de menos valor como son los tabacos que se hallan en Bilbao y en Asturias con los tabacos fuertes y de más actividad”. esto último, por otra parte, de ninguna manera puede ser nocivo a la salud, sino que con esta mezcla los tabacos fuertes pierden su actividad y fortaleza para “mover”. terminaron estos peritos juntando y sellando las muestras de tabaco que les habían proporcionado, rogando se remitieran a los señores del Protomedicato para que dieran su parecer. Las experiencias en Nájera el 8 de Julio en la ciudad de Nájera y también a petición del corregidor se hizo parecer al doctor Diego García de Vergara para que dictaminara sobre la presencia de adulterio. Habiendo mirado dos libras de tabaco “ (...) en presencia de otras muchas

personas vecinos de esta ciudad (...)” declaró que se percibía por ellas tener mucho adulterio que al tacto parecía vidrio “u otra cosa de este género”, por los visos que hacía. Sin embargo, para mejor reconocimiento debía hacerse la experiencia con agua y fuego”. De confirmarse la presencia de vidrio, no podía dejar de ser muy dañoso a la salud “por ser casi cáustico”. Hasta el 16 de Julio no prestó declaración el doctor, junto a otro médico y el boticario Francisco de Zubera. Dijeron haber pasado el tabaco por un cedazo de seda apretado, infundido el tabaco en agua y quemádolo en crisol. en el primer caso, reconocen “ (...) unos trozos muy menudos y transparentes que al parecer son como cosa de vidrio de espejuelos por tener además de lo transparente [v.] alguna dureza y aspereza al tacto”85. cuando se pone el tabaco en infusión, se va todo al fondo “y no se une”, lo que interpretan como existencia de un ingrediente de distinta naturaleza a la del tabaco. Finalmente, la experiencia en el crisol hasta consumirse perfectamente el tabaco muestra que las cenizas resultantes no tienen la blancura que deben tener las hierbas al quemarse. en carta al corregidor Marqués de la Vega, el concejo de Nájera pretende informarse de cómo van las averiguaciones en Burgos, “(...) porque aquí los médicos y boticarios lo dan perjudicial con diferentes confecciones [v.], aunque las que sean o que géneros no las declaran, asientan no tiene una libra la décima parte de tabaco porque lo que resta es otro género, especialmente el de vidrio cuyas luces se manifiestan habiendo estado en infusión de manera que el tabaco se deshace pero el poso es el que reluce86.

Papel de los testimonios expertos en el proceso ¿Qué papel juega el testimonio de médicos y boticarios en este proceso? A juzgar por la reiteración de las experiencias, se diría a priori que crucial. Hay que recordar que en la

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Francesc Xavier Belvis Costes

Cuadro 3. Resumen de los pareceres dados por profesionales de la salud sobre la adulteración del tabaco Consulta

Fecha

Cargo Juez

Nº Parecer

Método análisis

Materia adulteración

Afectación salud

Juez conservador

1.1ª

Vista, tacto. Quizás los mismos que 2.1

En polvo: mezcla de mineral, prob. vidrio. En hoja: lengua de ciervo, hoja de nogal

No es a la salud provechoso. Alferecía apoplejía, perlesía o conmoción del cerebro

Teniente 2.1b alcalde Burgos

Cocimiento infusión, secado al sol, “otras diligencias”

Tierra y vidrio

Daños graves. Obstrucciones en el cerebro productoras de aplopejía o dolores grandes de cabeza

1

28/06/1667

2

28/06/1667

3

16/07/1667

Corregidor Nájera

3.1c

Vista, tacto. Cribado, infusión calcinación

Parece vidrio de espejuelos

No puede dejar de ser muy dañoso a la salud

4

20/07/1667

Corregidor Burgos

4.1d

Infusión, secado al sol, calcinación

No es vidrio. Roble podrido, hoja de nogal o castaño secas, mineral de hierro o acero, excrementos humanos, “otra tierra de su color”

Cualquier cosa de las citadas “no puede dejar de ser perjudicial a la salud notablemente”

4.2e

Tacto, masticación. Resultados métodos 4.1

5

08/08/1667

Juez comisionado

5.1d

------------------ Se remiten a parecer 4.1 ------------------

5.2f

Visión, tacto, masticación. Lavación ? Curación

5.3g

Visión, tacto, olfato. Lavación abstersiva. Calcinación

5.4h

No hay adulterio en el tabaco de Alferecía, apoplejía, dolor somonte. Prob. alcor, vena de hierro, de cabeza, acero, vidrio, freza de hombre, inflamaciones, tierra, arena en el tabaco lavado corrimientos de los ojos, otras

Mezcla de sustancia corpórea y extraña. Corazón de roble, tierra de las minas de acero o hierro

Estos minerales no son nocivos

No ya mixtión de cosa grave, ni de La mezcla de ninguna excremento. Probable mezcla de manera puede ser nociva tabacos menos fuertes de a la salud, incluso Bilbao y Asturias puede ser provechosa

------------------ Se inhibe por no ser de su oficio ------------------

a

Martín de Zunzarren, médico y sacerdote; Juan Chapero y Alberto Colomo Laínez, boticarios.

b

Francisco Lobo Medrano, médico; Juan Chapero y Alberto Colomo Laínez, boticarios.

c

Diego Zubera, ... Diego García de Vergara, médicos; Francisco Zubera, boticario.

d

Martín de Zunzarren, médico y sacerdote; Diego de Iriarte, médico; Juan Chapero y Alberto Colomo Laínez, boticarios. Lorenzo del Río, Damián Bravo de Pereda, Joseph del Castillo, Martín Martínez (mayor), Martín Martínez (menor), boticarios.

e

Francisco Fernández de Colmenares, cirujano.

f

Juan de la Fuente, médico en el Hospital Real; Joseph de la Fuente, médico; Francisco de Castaneda, boticario del Hospital Real.

g

Juan de la Peña, médico de la ciudad; Fray Esteban Núñez, boticario del Hospital de San Juan.

h

Bartolomé Escudero, cirujano.

justicia del Antiguo Régimen, las pruebas contra los acusados eran eminentemente testimoniales: la acumulación de declaraciones que inducían a la sospecha ensombrecía las perspectivas del reo87, mientras que la defensa a su vez intentaba procurarse testimonios favorables88.

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Por otra parte, los testimonios tienen un valor desigual en función de la calidad social de los declarantes y la reputación de su inteligencia. Al enfatizar la fiabilidad de los peritos (2ª declaración ante la justicia real), dice el fiscal: “son de toda ciencia y experiencia y buenos cristianos de

toda fe y crédito”89. es decir, son puntos fuertes el conocimiento, pero también la experiencia en el ejercicio de la profesión y ser buen cristiano, lo que equivale a decir limpio de sangre sin sospecha de judaísmo. Dado que el cuestionamiento de los testigos de la parte contraria era otra estrate-


Papel de la medicina en un proceso por adulteración del tabaco bajo el antiguo régimen (Burgos 1667)

gia fundamental en la fase probatoria, cabe suponer que el testimonio favorable (desfavorable) de un experto era una buena (mala) baza, por ser más difícil de desacreditar y destruir. Vemos a ambas partes recusar ciertos peritos. el abogado defensor recusa al cirujano Francisco Fernández de colmenares, mientras que el fiscal hace lo propio con el boticario fray esteban Núñez y el doctor Juan de la Peña, así como con el segundo cirujano. La fórmula retórica es decir que se los tiene por “odiosos y sospechosos”, sin embargo no son aclarados los motivos de esta sospecha90. Parece lógico pensar que los letrados de alguna forma anticipaban que las declaraciones de estos testigos iban a ser desfavorables a sus intereses. Así por ejemplo, el parecer de esteban Núñez y Juan de la Peña efectivamente descartaba la adulteración; ahora bien, nada debía temer el fiscal del cirujano, que se inhibió de declarar. como hipótesis, lo que en este caso nos parece crucial en relación al valor judicial de los peritajes (y que explicaría su reiteración), es que ellos constituyen prácticamente toda la base de la acusación. A pesar de los considerables esfuerzos de teniente de alcalde y corregidor, nadie testificó haber presenciado la adulteración, ni se encontraron materiales que pudieran servir para la misma. tampoco, como recuerda el abogado defensor, se habían producido enfermedades o muertes achacables al tabaco . Finalmente, la supuesta mezcla con vidrio carecía de sentido económico.91 todo reside por tanto en si la mala apariencia del tabaco, que confirman los testigos legos que “no entienden”, se corresponde con un maleficio real. Pero resulta que los peritos, “pudiendo entender no se atreven afirmar de qué proceden dichos visos”92. Aunque es verdad que hay cierto consenso en que existe adulteración, también existe mucha imprecisión y tibieza a la hora de determinar en qué consiste esta, sin olvidar –como argumenta de nuevo la defensa– que los autores del peritaje inicial se habían desdicho de su primera declaración. es probable por tanto que los jueces estuvieran deseando obtener un dictamen lo más prestigioso, unánime y preciso posible, teniendo en

cuenta que la defensa tendría la oportunidad de oponer otros peritajes. en Nájera los expertos tampoco acababan de concretar su dictamen y de ahí el interés de su corregidor por el estado de las averiguaciones en Burgos. Hay puntos oscuros en el proceso que no estamos en disposición de aclarar. en particular, resulta un poco extraño que el juez comisionado decidiera repetir las experiencias, cuando anteriormente se había obtenido un cierto consenso por parte de los peritos. No le falta razón al fiscal cuando protesta esta decisión y advierte sobre la posibilidad de que los acusados hayan añadido tabacos de calidad a los ya intervenidos con objeto de crear discrepancias. en cualquier caso, con cada peritaje crece la probabilidad de las mismas. Había recibido el juez comisionado alguna instrucción desde el consejo de castilla?93 ¿o simplemente trataba de establecer lo más rigurosamente posible la existencia de adulteración? como veremos, la cuestión acaba implicando a miembros de las instituciones sanitarias más prestigiosas del Burgos de la época...

Estatus profesional de los expertos en el juicio por adulteración de Sevilla mencionado al inicio, fue la cuestión de si ciertos polvos “correctores” que los fabricantes añadían al tabaco resultaban nocivos, la que se propuso a “sinnúmero” de médicos, boticarios y cirujanos. entre los galenos figuraban incluso algunos catedráticos, y sabemos que la cuestión llegó efectivamente a discutirse entre los profesores de la hispalense. tres de los pareceres fueron impresos, e incluso uno de ellos derivó en una serie de réplicas y contrarréplicas entre dos doctores enfrentados (Belvis costes 2012). como hipótesis, es razonable pensar que estos puntos de preeminencia y prestigio entre profesionales estuvieron también presentes en el caso de Burgos. Podemos imaginar las noticias de los peritajes comentándose entre los colegas; las personas elegidas, los métodos utilizados o bien las conclusiones obtenidas,

puestas en cuestión; incluso algunos profesionales haciendo notar a la justicia su interés o la conveniencia de escuchar su parecer... lo cual enlazaría con el ya aludido interés de los jueces en contar con el testimonio de los reconocidos como mejores, con la esperanza de establecer indiscutiblemente la existencia y naturaleza de la adulteración. Un poco como si de la manzana de París se tratara, la demanda de la justicia real habría suscitado una justa por la competencia en el mundo de la medicina burgalesa, poniendo a la vez de manifiesto la otra cara de la moneda, es decir: las jerarquías sociales y profesionales existentes dentro del mismo. A través de esta dinámica, y siempre como hipótesis, creemos que los sucesivos peritajes acabaron reflejando la jerarquía del campo de las profesiones sanitarias “legítimas” en la ciudad. en este sentido, es notoria la asunción de complementariedad entre profesionales en relación al peritaje. Ningún boticario da testimonio en solitario sino acompañado de físico, pero en contrapartida estos parecen reconocer la necesidad del boticario, como hace el doctor Zunzarren94. todo indica que los boticarios son imprescindibles para la manipulación del producto, mientras que el dictamen de los posibles efectos de la salud corresponde a los médicos. el lugar de los cirujanos, por el contrario, es más equívoco, y de hecho uno de ellos se autoexcluye “por no ser de su profesión”95 Pero esto no tiene nada de específicamente local. Sí lo tiene en cambio considerar las opciones profesionales que se ofrecían a los boticarios en el Burgos de la época, una reconstrucción que podemos intentar a partir de los datos incluidos en la tesis de (Francés Pérez 2002). Descubrimos que, aparte del ejercicio en boticas privadas, podían optar a la administración de las boticas de diversos hospitales de la ciudad, concretamente San Julián y San Quirce, Nuestra Señora de la concepción y el Hospital del Rey. efectivamente, estas instituciones “vendían” la administración de sus farmacias por cierto precio, establecido mediante tasación previa de las mismas. Aunque no está claro hasta qué punto esta era una opción interesante desde el punto de vista

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crematístico, aparentemente sí lo era en términos de prestigio96. este hecho es relevante porque la participación de boticarios con un pasado o presente hospitalario parece aumentar con los sucesivos peritajes. en cuanto a los implicados en los dos peritajes iniciales, de Juan chapero se nos dice que se dedicaba al ejercicio privado en una botica en la ciudad, mientras Alberto colomo Laínez tenía también “casa y botica” en Burgos. esto sugeriría que en primera instancia se acudió simplemente a boticarios de ejercicio privado97. en cambio, entre los boticarios convocados al tercer peritaje por el corregidor, aparecen varios vinculados antes o después a las boticas hospitalarias. Así, Damián Bravo de Pereda (43 a.) había trocado en 1653 la administración de la del Hospital del Rey por la de Nuestra Señora de la concepción, habiendo pasado también por San Quirce98. Martín Martínez Mayor (56 a.), por su parte, había tomado en 1662 la botica de la concepción; su hermano Martín Martínez Menor (30 a.) le sucedería en 1683. Joseph del castillo (29 a.), en fin, accedería años después a la administración de la botica de San Julián y San Quirce (Francés Pérez 2002, 29;3335). Por último, en el peritaje demandado por el juez comisionado, se añadieron los entonces administradores de las boticas de los hospitales de San Juan y del Rey. Hay que remarcar que estas dos instituciones dominaban el panorama asistencial del Burgos de la época. No sólo eran los hospitales de mayor capacidad, sino que disfrutaban de un estatus jurídico privilegiado en diversos aspectos. en particular, mientras las boticas de la ciudad estaban sujetas a la visita regular del visitador de boticas, la del Hospital del Rey lo eran por personas señaladas por la abadesa de las Huelgas99, y la visita de San Juan correspondía al Abad del mismo monasterio, acompañado de un médico señalado por él mismo (Francés Pérez 2002, 23). Mientras que este estatus de la botica del Hospital del Rey nunca originó conflictos, no ocurrió lo mismo con la botica de San Juan, a la que fueron planteados diversos pleitos por parte de los farmacéuticos que ejercían privadamente en la

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ciudad100. otro aspecto remarcable de la botica de San Juan es que mantuvo celosamente la tradición del monje boticario siendo siempre regida por miembros de la orden benedictina. Por ello, a diferencia del resto de boticas hospitalarias, San Juan no constituía una opción para los profesionales laicos. como veremos, esta farmacia gozaba de un gran prestigio. Así pues, existen indicios que los sucesivos dictámenes incorporan boticarios vinculados a instituciones hospitalarias, y con toda seguridad el último peritaje incorpora las cabezas visibles de las dos farmacias más prestigiosas de la ciudad. en el siguiente apartado sugeriremos cómo el capital de la institución se refleja en el quehacer propiamente profesional o experto.

Aspectos científicos de los peritajes Los expertos encuentran grandes dificultades tanto para decidir la composición de una materia reducida a polvo, como sus posibles efectos sobre la salud. No son casuales las expresiones de prudencia en las declaraciones: “es muy dificultoso de conocer”; “les parece”; “se inclinan a que esto peque en ser”, “lo difícil de su prueba”... Pese a ello, es de notar cómo los sucesivos peritajes marcan una progresiva distancia respecto a lo que parecía evidencia (y quizás, primaria pulsión antisemita) a ojos de los legos. Las primeras experiencias, realizadas para el juez conservador y el teniente de corregidor dan gran verosimilitud a la presencia de vidrio molido. el tercer peritaje ante el corregidor en cambio lo negaba, aunque afirmaba la adulteración con otras sustancias y su nocividad. Los peritajes de los equipos vinculados a los hospitales del Rey y de San Juan van incluso más allá: el primero ratifica la existencia de adulteración, pero niegan que resulte perjudicial, pudiendo incluso resultar beneficiosa; mientras que el segundo niega toda adulteración, como no sea mezcla de tabacos de peor calidad, también beneficiosa. La estrategias de análisis hacen intervenir invariablemente el agua, sometiendo el tabaco a cocción o,

mucho más frecuentemente, dejándolo en infusión hasta que decante. tras su secado, este residuo es también sometido a análisis mediante los sentidos, a lo que se añade habitualmente la quema en un crisol. Pese a su apariencia tosca, hay que subrayar la gran semejanza de estos procedimientos con los utilizados para el análisis de soluciones, y en particular para el análisis de las aguas “medicinales” o minerales. estas técnicas fueron desarrolladas a lo largo de los siglos XIV-XVI, particularmente por eruditos vinculados a la universidad de Padua como Miguel Savonarola (1390-1462) y el anatomista Gabriel Fallopius (1523-1563) y estaban difundidos por la europa científica. Incluían la destilación del agua (que en estos casos poco añade nada a la cocción) y el análisis sensorial del residuo, apoyado por la combustión (Debus 1962). Dada la semejanza de las técnicas, las eventuales diferencias en la calidad científica de los peritajes radicaran en el planteamiento conceptual de que parten y en la organización de las experiencias. en lo que sigue contrastaremos estos aspectos y en particular el peritaje de esteban Núñez con el resto de sus colegas. en línea con la anterior argumentación relativa a su superior estatus en la farmacia burgalesa, haremos notar que las declaraciones de los equipos del Hospital del Rey y San Juan resultan más extensas y elaboradas que las del resto de sus colegas y que, a diferencia de ellos, recurren a autoridades y citas para apoyar su discurso. Ahora bien, mientras en el primer caso las citas tienen una función introductoria o de erudición (explican la naturaleza humoral y cualidades medicinales del tabaco), en el caso del Hospital de San Juan se utilizan para a) seleccionar las propiedades pertinentes del problema, y b) determinar las técnicas adecuadas de análisis. en relación a lo primero, es destacable el principio de parsimonia, de simplificación, que adopta esteban Núñez ante el problema. el tabaco a examinar es para sus colegas una miríada aturdidora de propiedades empíricas: pequeñas partículas indiscernibles, “vislumbres”, sensaciones táctiles, grados de dureza, olo-


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res que siembran la decisión de dudas. el boticario de San Juan ignora todo esto y se centra en una única propiedad: el peso101, elección que justifica recurriendo al Aristóteles de De Caelo y que ha de bastar para diferenciar el tabaco de sus supuestas adulteraciones. este marco conceptual le permite establecer hipótesis sobre el comportamiento esperado de las soluciones. Algo similar sucede con las técnicas de análisis: mientras que en las otras experiencias parecería más bien que las técnicas se “ensayan” –aunque es evidente que existe una intuición de las que pueden resultar adecuadas–, en el parecer de esteban Núñez encontramos una discusión explícita de la adecuación de los medios disponibles a la naturaleza del problema (tal como se construye teóricamente). en particular, razona la mayor adecuación de “lavar” el tabaco (lavación abstersiva) frente a dejarlo en infusión, como hacen el resto de boticarios. Pero sin duda la dimensión en que el peritaje de Núñez ofrece un contraste más notable con el proceder de sus colegas es la planificación de las experiencias (lo que hoy denominaríamos el “diseño del experimento”), explícitamente concebida para poner a prueba las conjeturas realizadas previamente por los expertos sobre la naturaleza de la adulteración. en esto adopta una actitud activa, manipuladora del objeto, adulterando el tabaco ex proceso. Utilizar muestras adulteradas como “controles” es una idea simple, pero que aparentemente ninguno de sus colegas se plantea. esta indudable mayor articulación entre teoría y experiencia del peritaje de Núñez, que le hace aparecer mucho más convincente y elegante a ojos contemporáneos, no es casual. Fueran cuales fueran sus capacidades intelectuales, estas se asientan sobre la persona del administrador de la botica del Hospital de San Juan de Burgos, una de las más reputadas de la castilla moderna102. es el heredero de una tradición farmacéutica que arranca más de cien años atrás. en San Juan, los frailes candidatos eran entrenados desde muy jóvenes en las artes de botica. el mismo esteban Núñez fue discípulo de, y luego sucedió en el cargo de administrador, a fray esteban Villa. Fue

este, probablemente, el farmacéutico más prestigioso de su época, autor de numerosos tratados de farmacia y en el que algunos han querido ver un adelantado del movimiento “novator” por su defensa de la aplicación de procedimientos químicos a la elaboración de medicamentos. en cuanto al propio esteban Núñez, publicó dos obras una de ellas dedicada a las diversas operaciones farmacéuticas-, y dejó inacabado el Miropolio General y racional de Botica, que pretendía ser un compendio del arte farmacéutico de la época. curiosamente, buena parte de este tratado se dedica a hablar del agua, sus características, las diversas formas en que se puede encontrar y sus aplicaciones medicinales (López Pérez y Rey Bueno 2007). esa misma agua que le sirve como principal herramienta en esa su incursión en la medicina legal que acabamos de describir. Desde nuestro punto de vista, estamos ante un ejemplo meridiano de la relación que se establece entre los recursos económicos y sociales de una institución103, así como su capital científico acumulado, y la calidad de las producciones de sus miembros. el ascendiente de la botica de San Juan sobre la farmacia burgalesa, aparece aquí transformado en superioridad científica de su boticario sobre el resto de sus colegas. Pese a ello, es también justo señalar que el ingenioso planteamiento de esteban Núñez tiene sus limitaciones. está plenamente anclado en el saber heredado, esto es: la doctrina aristotélica sobre la ordenación de los cuatro elementos simples en relación al centro del universo, y lo que ello implica para la ordenación de los elementos compuestos; más un buen conocimiento de las técnicas para la preparación de medicamentos heredadas de los científicos medievales árabes. Desde un punto de vista teórico, se basa en un razonamiento puramente físico. Sin embargo, para la segunda mitad del siglo XVII, e incluso antes, las técnicas de análisis de soluciones antes aludidas habían evolucionado lo suficiente como para incluir el pesado riguroso del residuo, el análisis de la formación de cristales en este, así como la realización de tests reactivos (basados en el cambio de color, por ejemplo), es decir: técnicas propiamente químicas. De co-

nocer estas técnicas, esteban Núñez (o sus colegas) podrían haber hecho más para comprobar, por ejemplo, la supuesta adulteración con metales como hierro y cobre. estamos por tanto lejos del procedimiento ideado un siglo después por Lavoisier como inspector del estanco de tabaco francés para detectar su adulteración104; o incluso, de la obsesión metrológica con la que el contemporáneo Robert Boyle se proponía determinar la “verdadera gravedad específica” de las sustancias para determinar objetivamente su pureza (Shapin y Schaffer 1994, 342-343). Puede ayudar a establecer una saludable distancia con esta reconstrucción, considerar algunas cuestiones vidriosas. Por ejemplo, las experiencias de Nuñez están orientadas a descartar la presencia de materias más pesadas que el propio tabaco en el polvo, pero otros peritos habían apuntado además la presencia de adulterantes vegetales (“corazón de roble”, hojas de nogal o castaño) no detectables por ese procedimiento; un aspecto sobre el que el peritaje de Nuñez permanece silencioso, considerando tan solo la hipótesis de la mezcla de excremento. Por otra parte, mientras el residuo del tabaco en infusión le parece a Núñez “suave como debe ser una hierba molida”, el boticario del Hospital del Rey lo encuentra “ (...) con aspereza al tacto y a la masticación (...)”105, lo cual teniendo en cuenta que utilizaron muestras de la misma procedencia sugiere una apreciación radicalmente distinta de las cualidades del residuo: magnificación de matices sensibles en un caso, sensación general en el otro. Por otra parte, hay que aclarar que la dificultad del peritaje no radica sólo en establecer la existencia de adulteración, sino también en determinar si esta resulta perjudicial a la salud. Aunque pudiera demostrarse la presencia en el polvo de tabaco de una parte añadida que no lo es, bien podría ser que no fuera nociva, o incluso resultara beneficiosa y por tanto conveniente. en el caso de Sevilla que nos viene sirviendo de contrapunto, la mixtura del tabaco con otras sustancias (en particular barba de encina, i.e. musgo) no ofrecía duda y era admitida por los mismos fabricantes. tratábase más bien

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de decidir si esta mezcla era dañosa (con lo cual podría hablarse propiamente de adulteración) o provechosa a la salud (con lo cual estaríamos ante una corrección conveniente o necesaria). esta discusión tenía su base en la práctica habitual en la época de “corregir” ciertos medicamentos considerados excesivamente “fuertes” –es decir, con cualidades primarias en grado elevado– mediante la adición de otros medicamentos de propiedades contrarias. en relación al tabaco, muchos galenos opinaban que era necesario temperar su excesivo calor y sequedad mediante la adición de sustancias y olores, máxime cuando se consumía tan inmoderadamente. es desde este marco de referencia que hay que contemplar el dictamen del “equipo” del Hospital Real, para el cual la adición de substancias minerales que (por otra parte) afirmaban encontrar en el tabaco, no era dañosa sino más bien al contrario: “ (...) y pues vemos el exceso con que se usa sin el daño que pueda hacer, será la causa la mezcla de otra sustancia que le retunde”106, es decir que le “repele”. en un sentido parecido se expresa el equipo del Hospital de San Juan, que entiende que sólo hay mezcla de tabacos fuertes con otros de menor actividad, y así mezclados “ (...) de ninguna manera pueden ser nocivos para la salud, sino que antes por la mezcla los tabacos fuertes pierden de su actividad y fortaleza para mover [los humores] (...)”107. en la práctica, estas sutilezas médicas fácilmente podían convertirse en vía de escape ante las acusaciones de adulteración, dándoles ingeniosamente la vuelta.

Acerca de la atribución de competencias: cambio económico e institucional el análisis de la práctica profesional da por descontado, al igual que hacían las autoridades de la época, que son médicos, boticarios y, en mucho menor grado, cirujanos108 los indicados para determinar la existencia y posibles consecuencias de la adulteración. el juez conservador Villariezo convoca al doctor Zunzarren para que le asista en el reconocimiento de los tabacos. el teniente de

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corregidor Zárate entrega al boticario chapero la muestra de tabaco recién obtenida. en Nájera, el corregidor ordena igualmente que el tabaco se lleve “(...) a casa de un boticario para que allí se reconociese y mirase sobre lo referido (...)”109. La adecuación de estas profesiones es tan evidente que no parece necesario justificarla, simplemente se recurre a ellas. Desde el punto de vista del historiador, sin embargo, la problematización de esta preeminencia lleva a interrogarse por los cambios que a lo largo de la edad Moderna afectaron tanto el tratamiento institucional de la adulteración, como el tipo de saber exigido para actuar como “experto” ante ella, en relación al periodo bajomedieval. Lo esencial sería la asunción por parte de la corona, en el ámbito de la adulteración, de unas funciones de control del fraude que previamente eran ejercidas sobretodo a nivel del concejo municipal y en cierta medida por los gremios110. esto no sería, por otra parte, sino otra manifestación de la tendencia del estado moderno en formación a asumir funciones que directa o indirectamente se relacionan con la salud de la colectividad (López Piñero 2006, 446). con la precisión que, al igual que ocurre con las otras dimensiones, esta asunción conllevó frecuentemente una alienación de competencias, particularmente de los municipios111. Por tanto lo novedoso sería el proceso de concentración, y no tanto el “nacimiento” de la salud pública. Volviendo al ámbito restringido de la adulteración, esto fue menos evidente en algunas cuestiones que, como el aprovisionamiento de carne o granos al mercado local, requirieron más tiempo para integrarse en una línea de autoridad más amplia; y más evidente en aspectos como la visita a farmacias y el control de medicamentos, que fueron alienados con relativa rapidez112. en el caso que nos ocupa, el problema de adulteración del tabaco es enteramente tratado en el marco de la justicia real: primero en sus niveles más bajos (con el teniente de corregidor y el corregidor a la cabeza), e involucrándose luego las más altas instancias del reino, el consejo de castilla y el consejo de Hacienda a petición del juez conservador.

en 1676, esto no tenía ya nada de extraordinario. Sin embargo (hay que enfatizarlo) no fue siempre así, ya que desde los tiempos bajomedievales existían en los fueros y ordenanzas municipales castellanas disposiciones destinadas a garantizar la calidad de los géneros y a prevenir los fraudes en los mismos, como parte integrante de la más general “policía de abastos” o “policía de mercado”. en toda la península ibérica, es bien sabido, esta “policía de mercado” se encarnaba en la figura del almotacén, importante funcionario encargado de la vigilancia del mercado ciudadano en sus múltiples aspectos. Aunque la obediencia de este funcionario es una cuestión compleja, parece claro que colaboraba estrechamente con el concejo local y era asistido en caso de necesidad por representantes de los gremios. Vela i Aulesa (2001) defiende que, al menos en el caso de la Barcelona del siglo XIV, el mustassaf era un funcionario real que sin embargo aplicaba normativas elaboradas y actualizadas por el concejo municipal113. Su ámbito de actuación, por otra parte, incluía las “mercaderías” en su acepción medieval restringida, es decir: un conjunto heterogéneo de productos que incluía simples farmacéuticos, especias, condimentos alimentarios, drogas, tintes, productos relacionados con la trapería y el curtido de pieles, perfumes, cera y sus derivados114. el que estas instituciones “tradicionales” se hallen completamente ausentes en el caso que nos ocupa es congruente con la hipótesis de chalmeta Gendrón (1973, 717) según la cual por esta época las funciones del almotacén han quedado ya absorbidas, o cuando menos supeditadas, a otro funcionario “ (...) cargo base de la proyección del estado en ciudades y ayuntamientos”, esto es: el corregidor115. La Figura 1 propone un modelo de las causas que determinaron este cambio en tanto se hacen patentes en el caso estudiado. el interés de la corona en asumir el control de la adulteración respondería básicamente a dos motivos: el orden público, y las necesidades recaudatorias. Ambos están presentes en el caso de Burgos. La intervención de la justicia es reacción a un escándalo potencialmente


Papel de la medicina en un proceso por adulteración del tabaco bajo el antiguo régimen (Burgos 1667)

Figura 1. Proceso de asunción por la Corona del control de la adulteración

CONSEJO MUNICIPAL CORONA

GREMIOS

£

Control del mercado local (+)

£

Orden público

£

Protección salud

£

Intereses fiscales

(+) (+)

CONTROL (–)

DE LA

POLICÍA DE

ADULTERACIÓN

MERCADO

EN MARCO ESTATAL

(–)

(+)

(+)

£

Monopolio de las prácticas sanitarias (–)

£

Nuevos productos

£

Obsolescencia marco local

(+) INTEGRACIÓN DE MERCADOS

PROFESIONES SANITARIAS “LEGÍTIMAS”

conflictivo. el aspecto recaudatorio es todavía más notorio e incluso paradigmático, ya que interesa una mercancía colonial convertida en monopolio estatal y fuente de ingresos de primera magnitud para la corona. es clave para esta controlar las vicisitudes del proceso, por diversas razones. en primer lugar, y aunque su explotación se halle arrendada a particulares, debe cuidarse la imagen del tabaco del rey, fomentando su consumo y evitando el recurso al contrabando. Pero por otro lado hay que valorar los pasos dados contra unos arrendadores que podían verse en dificultades para cumplir sus compromisos de pago. en el proceso de Burgos, la defensa avisa del peligro de que se pierda la renta del partido por falta de administración y haber causado “ (...) a la Real Hacienda muchos daños que importarán más de cien mil reales por la mala voz que se ha puesto a la venta de dicho tabaco”116.

£

Saber de los nuevos productos

Los ministros del monarca pueden considerar más útil una pena pecuniaria o renegociar al alza el asiento, que administrar un castigo ejemplar117. conviene en cualquier caso que decisiones tan relevantes no estén en manos del gobierno local. Los cambios en la economía, con la ampliación de los mercados y muy en particular, el desarrollo del comercio transatlántico, determinaron la obsolescencia de las instituciones bajomedievales al tiempo que estimulaban la intervención estatal con un afán recaudatorio. es muy conocido el papel de la corona en la introducción de productos medicinales y alimenticios americanos en los patrones de consumo europeos, de los que se beneficiaba indirectamente a través de los impuestos aduaneros o, en el caso del tabaco, directamente mediante el monopolio. Pero las estructuras de este comercio escapaban claramente del ámbito municipal y el

COMERCIO TRANSATLÁNTICO

control del fraude implicaba investigar redes comerciales mucho más allá del mismo: en Bilbao, en Madrid o Sevilla, incluso a escala mundial. No es nada fácil decidir a qué nivel se ha producido la adulteración118; ni tampoco es ya posible, como antaño, desentenderse de lo que ocurre más allá de los límites del alfoz119. Por otra parte, ¿se tenía autoridad para ello?. el nuevo contexto no sólo implicó cambios a nivel institucional, sino que a la vez incentivó una evolución en la calidad de los “expertos” cualificados para dictaminar sobre la adulteración. Para hablar de adulteración, es imprescindible contar con una “norma del producto”, una idea mínimamente precisa de las características que este debe (o no debe) tener. en el contexto de la policía de mercado, el control de la adulteración se ejercía típicamente sobre un conjunto limitado de mercancías “tradicionales” con cuyo proceso de

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producción y las estrategias de adulteración ofrecidas al posible infractor se estaba ampliamente familiarizado. Para la vigilancia del mercado local, se ha dicho, bastaba generalmente la comprobación de las “propiedades organolépticas” de las mercancías, en particular olor, apariencia visual, tacto (Ferrières 2006, 95-99)120. esto seguramente es una exageración, ya que muchas veces debía requerirse conocimiento especializado sobre el proceso de producción; pero a este efecto bastaba con “peritos” elegidos entre los miembros del gremio pertinente en cada caso, que aportaba su experiencia sobre la cuestión. Pero la ampliación de los circuitos comerciales introdujo nuevos productos con los que no se estaba familiarizado a nivel local121. La novedad de estas mercancías va ligada a una falta de profesionales y una falta de saber en relación a las mismas que pone en evidencia las limitaciones del saber tradicional (Hart 1952). Ya no se puede apelar a la responsabilidad y el autocontrol de los miembros del gremio de artesanos, porque en muchas ocasiones tal gremio no existe. este vacío resultaba particularmente evidente para esa larga lista de productos que el naciente capitalismo comercial estaba introduciendo en europa: chocolate, té, azúcar, café, patata, tomate... y el tabaco, evidentemente. entonces, ¿quién llenó este vacío? Hay que recordar la clara apuesta que a lo largo de la edad Mo-

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derna realizó la corona en favor de la dupla médico-boticario –y en menor grado, por el cirujano– en sus intentos de ordenación de la oferta de servicios de salud122. Aparte de un aumento sin parangón de la demanda de servicios médicos por parte de las autoridades (Pastore 1998, 25), esta elección conllevó la asignación a estas profesiones de una serie de responsabilidades en relación a la cosa pública, entre las cuales figura la obligación de testificar en querellas relacionadas con toxicología o envenenamientos (Granjel 1980, 131)123, que lindan con la problemática de la adulteración. Además, la legitimación recibida desde el poder sin duda contribuyó a consolidar las lógicas pretensiones monopolísticas de estas profesiones en los ámbitos considerados de su incumbencia. Un campo en que las profesiones médica y, en menor grado, farmacéutica, ampliaron su dominio de competencias fueron los nuevos productos llegados de ultramar. La introducción de estos, frecuentemente estimulada por una corona ávida de ingresos, se benefició del trabajo intelectual de construcción de sus bondades (y peligros) realizada por estos profesionales, que facilitó grandemente su aculturación. en relación al tabaco, por ejemplo, es sumamente conocido el papel jugado por Monardes (Pardo tomás 2002,101-103) al describir la planta en términos del paradigma humoral galénico dominante en la medicina occidental y

constituirlo en un potente medicamento contra las enfermedades de causa fría. esto le franqueó la entrada en las farmacopeas de la época... y verosímilmente, contribuyó a la extensión del hábito, (particularmente entre las clases acomodadas) pues proporcionaba una cobertura intachable a una costumbre considerada “soez”. Pero Monardes es tan solo el más significado, quizás, de entre un conjunto de coetáneos que en toda europa emprendían operaciones parecidas en relación al tabaco y otros productos. entre ellos, el boticario sevillano Juan de castro (1620), a quien debemos el que es probablemente el último de los tratados ingenuamente “optimistas” sobre la planta en el ámbito peninsular. en 1667 eran ya muy pocos los que se hacían ilusiones sobre la motivación medicinal del consumo de tabaco. Más todavía, los intelectuales barrocos elaboraron un discurso condenando su uso “abusivo” o “vicioso”, en el cual participaron activamente varios médicos de la época. Pero por encima de los malos usos, el tabaco continuaba considerándose una medicina sobre la cual la dupla médicoboticario tenía jurisdicción, que algunos proponían incluso fortalecer como medio para acabar con el abuso (Belvis costes 2010, 268). correspondía pues a estas profesiones establecer la norma del producto, y decidir por tanto sobre la existencia de adulteración.


Papel de la medicina en un proceso por adulteración del tabaco bajo el antiguo régimen (Burgos 1667)

Notas: * Alumno de doctorado del Programa oficial Interuniversitario en Historia de la ciencia (Universitat Autònoma de Barcelona – Universitat de Barcelona). 1). Se trata de un manuscrito de 123 folios numerados del 1 al 121, restando sin numerar la portada y el último que correspondería a fol. 122. en adelante nos referiremos a su contenido indicando simplemente el número de folio. 2). Por aquel entonces, la forma de consumir el tabaco mayoritaria en castilla era molido en forma de polvo, el cual se administraba por vía nasal. este polvo era vendido al detalle envuelto en trozos de papel. 3). Negociante que había estado asociado previamente con carrafa. 4). en los documentos aparece como “administrador del estanco”, pero apenas hemos podido averiguar nada más acerca de este personaje. 5). cuando ello resulta posible, indico la edad de la persona citada entre paréntesis. Alonso de córdoba declara también ser originario de Granada. 6). Residente en Burgos. es el encargado de guardar la llave de las instalaciones del estanco burgalés tras la detención de Alonso de córdoba. 7). como muestra, una anónima instrucción inquisitorial “para la prisión de los reos fugitivos de las inquisiciones que vienen a esta corte” recomendaba entre otras cosas tomar nota de todos los portugueses que aparecieran en los libros de matrícula aunque no estuviesen en las listas para prenderse, y revisar quienes administran la renta del tabaco en todo el reino, “porque en éstos los más son de la nación [i. e. judíos] y con este pretexto abrigan a muchos”. citado por Pérez Ferreiro (2004, 554). 8). esto debe diferenciarse del tabaco rapé, formato de origen francés que se obtiene mediante un proceso de raspado de la hoja y que sólo se generalizará en el siglo XVIII. 9). este proceso constaba de cinco etapas, denominadas entonces “beneficios”: azoteas, monte, desmonte, entresuelos y repaso. en primer lugar, las hojas de tabaco eran puestas a secar al sol en azoteas de altos pretiles que impidieran su arrastre por el viento. esto se hacía en función de las condiciones climáticas y de las necesidades de la fábrica. el monte era el molido del tabaco hasta reducirlo a polvo. esta operación se realizaba en molinos compuestos de mortero y piedra vertical tirados por caballerías. Posteriormente el polvo se cernía con telas de diferente tamiz, según las clases a las que fuera destinado para su consumo. La tercera etapa era el desmonte del tabaco en la moja. consistía en introducir y mezclar los tabacos en artesas con agua a la que se daba el color y aroma establecidos (azahar, almagra, etc.). el cuarto beneficio se realizaba en extensas dependencias (entresuelos) donde se enjugaba la humedad dada a los tabacos en el desmonte. Durante los días que permanecían en estas estancias los tabacos eran arados y removidos continuamente para facilitar su oreo, nombre por el que se conocía también esta labor. el último beneficio consistía en un nuevo molido y refinado del tabaco en los molinos de repaso. esto permitía la obtención de calidades capaces de ser cernidas con telas mucho más finas que las empleadas en el monte. cfr. Rodríguez Gordillo (1984, 20-21). 10). Almagra o almagre, espécie de tierra colorada [i.e. roja] (...) que sirve para teñir, ò untar diferentes cosas: como las lanas, las tablas y los cordeles de que usan los carpinteros para señalar las líneas en los maderos que quieren asserrar” (RAE 1984a, 1:225). 11). fol. 20r. 12). es conocida la existencia de varias fábricas de tabaco en el País Vasco francés (concretamente en el Labort) cuyo destino principal era el País Vasco español. cfr. escobedo Romero (2007, 210). 13). Quien dice llevar 10 años en el oficio atendiendo a diversos estanqueros. 14). “Droga odorífera muy conocida por su nombre y por su fragancia; mas no por su naturaleza (…) parece que no es otra cosa que la materia de un absceso, tumor ò postema que se le hace cerca del / ombligo à un animal de las Indias orientales, semejante à un ciervo pequeño, ò cabra montés [ciervo almizclero], el qual se nutre y mantiéne de cosas aromáticas” (RAe 1984a, 1:231-232). 15). “el algália es una suciedad que se engendra junto à los compañones de cierta espécie de gato [Viverra zibetha], que en veheméncia y grácia de olor no debe nada al almizcle” (RAE 1984a, 1:201). 16). fol 38v. 17). Subrayamos que se trata de nuestra interpretación. esta resulta difícil ya que los actores no siempre utilizan los términos de forma coherente. 18). fol. 104v.-105r. 19). fol. 2r. 20). “Iba sudando un tabernero de congoxa tanto que, cansado, se dexaba caer a cada passo, y a mi me pareció que le dixo un demonio: - harto es que sudéis el agua, no nos la vendáis por vino” (Quevedo 1983, 66). 21). cfr. Guijarro-Donadiós (2013, 204-5). 22). “La primera acusación [contra un pastelero] decía no se qué de gato por liebre, tanto de huessos, y no de la misma carne sino advenedizos, tanta de oveja y cabra, caballo y perro. Y cuando él vio que se les probaba a sus pasteles haberse hallado en ellos más animales que en el arca de Noé (porque en ella no hubo ratones y moscas, y en ellos sí), volvió las espaldas y dexólos con la palabra en la boca” (Quevedo 1983, 70).

23). “ (...) jamás a estos [los boticarios] les falta cosa que les pidan, aunque no la tengan, como vean dinero, pues dan por aceite de matiolo aceite de ballena, y no compra sino las palabras el que compra” (Quevedo 1983, 122). 24). “Zarazas: Massa, que se hace mezclando vidrio molido, veneno ò agujas, y sirve ya para matar los perros, gatos, ratones, ù otros animales semejantes (RAE 1984c, 3:562). 25). A mediados del siglo XV Beatriz de castellón trató de envenenar a su marido el señor de Sobradiel en varias ocasiones, la primera con vidrio molido (Herrero i Gracia 2006). en 1634-36 una tal María Ruíz, juzgada por bigamia, declaraba haber huido de su primer marido por querer matarla dándole vidrio molido (Sánchez-ortega 1982, 121-122). Noticias de casos similares, fundados o no, se repetirán a lo largo de la historia constituyendo hoy día un tópico de los manuales de derecho criminal, ya que el vidrio molido desafía la definición de veneno dado que no ejerce su acción por medios químicos sino “mecánicos”. 26). Lo cual sucedió en un contexto de suspicacias debido a anteriores levantamientos de la colonia china de Manila contra los colonizadores españoles. Merece atención el frecuente componente paranoico en las alarmas de salud durante el Antiguo Régimen, que lleva de forma más o menos velada a sospechar del “otro”, enemigo religioso, étnico o al menos moralmente reprobable. 27). AcA, coNSeJo De ARAGÓN, Legajo 0293, nº 017. 28). Se trata del “alcalde mayor”, asesor letrado del corregidor que asumía su función juzgadora, mientras el primero se reservaba la dirección política de los asuntos del municipio. el hecho de que se le denomine “teniente” indica que en ese momento está supliendo al corregidor en una ausencia temporal del mismo (Alonso 1970, 231-238). 29). Baltasar Ribadeneira y Zúñiga, marqués de la Vega y Buecillo. 30). Para la caracterización del sistema penal del Antiguo Régimen que sigue me baso en Heras Santos (1991), por lo que para evitar la reiteración de referencias voy a obviar la localización concreta de las mismas. 31). esto desde luego lleva a interrogarse sobre el papel jugado por los intereses de la monarquía en el caso aquí analizado. 32). Parece que el marqués de la Vega llegó a abrir el término de la fase probatoria, pero el juez comisionado la suspendió, cfr. fol. 117r. 33). fol. 116v.-117r. 34). Alonso de córdoba había sido preguntado francamente por algunos clientes sobre qué habia de verdad en los rumores que corrían sobre la mezcla de vidrio, a lo que Alonso respondío irónicamente que “no se echaba otra cosa más que un poco de vidrio que le costaba a treinta reales de [oro?] la onza”, con lo cual entiendo que subrayaba lo absurdo de adulterar con una sustancia más cara que el propio tabaco. Sin embargo, esta ironía va a tornarse en su contra, pues, tomada declaración a los protagonistas de esta escena, va a ser interpretada por los jueces como reconocimiento y aún jactancia de la adulteración. 35). fol. 18v.-22v. 36). Don Diego Luís de Riaño y Meneses, conde de Villariezo y vizconde de Villagonzalo, caballero del hábito de Santiago, del consejo y contaduría mayor de Hacienda de Su Majestad. 37). De acuerdo con el diccionario de Autoridades, “fulminar el proceso” “es hacerle y substanciarle, hasta ponerle en estado de sentencia”. (RAE 1984b, 2:811). 38). el del mercader Joseph de olmos, situado “entre los dos mercados”, fol. 37r. 39). fol. 21r. 40). fol. 19r-19v. Nótese que la palabra “maleficio”, que tiene otras connotaciones, vale aquí por adulteración. 41). f. 23v. 42). el embargo y secuestro de los bienes del reo, junto a los mandamientos de prisión, formaban parte de las medidas cautelares que se adoptaban para asegurar el resultado del proceso y las consecuencias económicas del juicio (Heras Santos 1991, 175-6). 43). Se sirve para ello de testimonio de Manuel de Losada, que parece formar parte de la administración del estanco del partido de Burgos y que dice tener “mal concepto” de Gaspar Martínez de Valverde. Desde luego si se consiguiera implicar al arrendador general el juicio ganaría en entidad. 44). Y no sin antes retirar la recusación que había hecho de Francisco de Zárate. 45). fols. 92r.-103v. 46). en su testimonio, el regidor dice concretamente que “ (...) estaban diciendo que en la ciudad de Burgos había mucha gente muerto de repente de tomar tabaco, por decir estaba adulterado con vidrio, y esto mismo ha corrido en la ciudad de Logroño (...). Fol. 93r. 47). Licenciado Joseph de Palacio y escalante, al que los autos se refieren como “teniente de corregidor en Burgos y su jurisdicción por su majestad”. 48). fol. 103v. 49). fol. 108r.-109v. 50). fol 30r.

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51). fol. 34v. 52). fol. 42v.-43r. 53). Planta del género plantago, algunas de cuyas especies tienen aplicaciones medicinales. 54). Asplenium scolopendrium, especie de helecho al que también se le atribuían propiedades terapéuticas. 55). Porque de este primer dictamen perito existen dos versiones: el auto de la declaración original ante Villariezo, y otro posterior ante Zárate, quien obligó a Zunzarren a que repitiera lo que había declarado ante Villariezo. 56). “Apoplexia, el pasmo y estupor de los nérvios en todo el cuerpo, con privacion de sentidos y movimiento” (RAE 1984a, 1:345). 57). “Perlesía, resolucion ò relajacion de los nérvios, en que pierden su vigor y se impide su movimiento y sensacion” (RAE 1984c, 3:226). 58). fol. 11v. 59). Zárate no dió a examinar tabaco de hoja. 60). fol. 6r. 61). Ibid. 62). fol. 8r.-8v. 63). fol 53r.-53v. 64). fol. 54v. 65). Alcor es ‘cerro’ o ‘collado’, significado que no se ajusta en absoluto al contexto. creemos que ‘alcor’ es una mala escritura de ‘alcohol’, nombre con que se conocía al antimonio (Sb). “Alcohol: Piedra minerál metálica, de colór negro, que tira algo à azul, resplandeciente: y quebrada se deshace en unas como hojas o escámas” (RAE 1984a, 1:184). 66). “Alferecia, la primera especie de enfermedades convulsivas, que consiste en una lesión y perturbacion de las acciones animales en todo el cuerpo, ò en alguna de sus partes, con varios accidentes: como son el de apretar y rechinar los dientes, echar espumarajos por la boca, y ordinariamente con contracción del dedo pulgar” (RAE 1984a, 1:198). 67). “corrimiento, vale también fluxion de humór, que cae à alguna parte” (RAE 1984b, 2:620). 68). fol. 56v.-57r. 69). fol. 104r. 70). Nicolás Monardes (1571), cipriano Maroja (1674) y Leiva y Aguilar (1634) son probablemente los tres autores más citados en el siglo XVII en relación al tabaco. 71). fol. 113r.-113v. 72). es decir, más interés los fabricantes en adulterar con tales sustancias. 73). Quizás, deformación de “nidoroso”, olor de hidrógeno sulfurado o de “huevos podridos”. 74). Pietro Andrea Gregorio Mattioli (1501-1577), médico y naturalista que en su edición del tratado de Dioscórides coordinó las enseñanzas del autor romano con la botánica médica renacentista. 75). Zacuto Lusitano, médico lisboeta de origen judío de gran influencia a lo largo del siglo XVII 76). “opilación, obstruccion y embarazo en las vias y conductos, por donde passan los humores” (RAE 1984c, 3:41). 77). Cánones universales, capítulo segundo de lavacionibus medicinarum. La identidad del autor de las obras médicas que los manuscritos latinos y sus ediciones renacentistas atribuyen a un tal Juan Mesue (pseudoMesué) es hasta hoy un misterio. estas obras aparecen a principios del siglo XIII, y recogen enseñanzas de la medicina islámica medieval. en cualquier caso, los cánones Universales ejercieron una inmensa influencia en el desarrollo de la farmacia europea en la época moderna. cfr. Jacquart y Micheau (1996, 214-216). 78). La distinción entre lavación abstersiva, abcisiva y magnificativa puede leerse en romance en obras coetáneas, por ejemplo en Pierola (1695, fol. 21). 79). fol. 118v. 80). Galeno de Pérgamo, De simplicium medicamentorum facultatibus, libro VIII ‘cinis’. cfr . Galenus (1547, f. 534 y ss.). 81). “Vaso de barro, ù de metál, mas ancho que alto de borde, capáz para el uso de lavarse las manos, à que ordinariamente se aplica: lo mismo que aljofaina” (RAE 1984a, 1:233). 82). “Lo mismo que cinabrio [HgS, sulfuro de mercurio]. Hai dos diferentes espécies, la una natural y la otra artificial. La naturál es minerál, y es una piedra roxa y mui grave, que tiene muchas venas de azógue, y se halla en sus minéras” (RAE 1984a, 1:596). 83). fol. 119v. el libro IV, cap. IV de De caelo se refiere a “Diferentes propiedades y comportamientos de graves y leves” (Aristóteles 1996). Desconocemos qué versión de la obra maneja Núñez y no hemos sabido identificar con precisión el lugar citado. 84). De caelo, libro IV, cap. V “Diferentes propiedades y comportamientos de graves y leves (continuación)”. De acuerdo con el contenido del libro IV, interpreto así el razonamiento de Núñez: el tabaco es un compuesto y no un elemento simple (como la tierra, el agua, el aire y el fuego), que además tiene tierra en su composición, lo cual hace que se hunda en el agua. Sin embargo, la cantidad de tierra que contiene es menor que la de los supuestos adulterantes, lo que hace que estos se hundan mucho más rápido. Al principio del cap. IV leemos que “ [cualquier cantidad] de tierra desciende: de igual modo, cuanto mayor es la cantidad, más deprisa” (Aristóteles 1996, 216).

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85). fol. 100r.-100v. 86). fol. 64v.-65r. 87). en la justicia del antiguo régimen, la materia penal no obedece a un sistema dualista (culpable o inocente), sino a una gradación continua: cada indicio acumulado de delito convertía al acusado en un poco más culpable. esto solía suponer, cuando no se conseguía demostrar la culpabilidad plena, la imposición de penas menores (Foucault 1978, 48). 88). el hecho de que en este caso no aparezcan peritos de la defensa –de hecho, ningún testimonio de la defensa– se debe simplemente a que nuestras fuentes corresponden exclusivamente a la fase sumaria del proceso; de haber seguido una fase probatoria, esperaríamos encontrarlos –siempre suponiendo que los recursos del reo fueran suficientes para alargar el proceso de esta forma. 89). fol. 108r. 90). fol. 109v. 91). Idéntico argumento se utilizó en el juicio de Sevilla referido al inicio. 92). fol. 86r. 93). Al final de los autos, dirigidos al consejo, aparece lo que sospechamos es un mensaje en clave que sugiere algún tipo de comunicación subterránea con este organismo. 94). fol. 34r-34v. La relación entre ambas profesiones, desde luego, no era siempre tan armónica como podría colegirse de este caso. Por ejemplo, en una pelea entre médico y boticario ocurrida en el Hospital Real de Santiago de compostela (1714), el primero echa en cara ser la botica “oficio servil”, “mecánico” y ser los boticarios “criados de los médicos” (Sanmartín Miguez 2001, 89-91). 95). fol. 107v. 96). “De este modo, la plaza de farmacéutico del Hospital Real [de Santiago] era apreciada no sólo por las ventajas y seguridad económica que pudiera reportar, sino también por el prestigio profesional y personal que confería a su poseedor” (Sanmartín Miguez 2001, 82). 97). No creemos que contradiga esta hipótesis la presencia de Francisco Lobo, quien actuó como doctor en el segundo peritaje y es homónimo de cierto boticario con oficina privada en la ciudad “en casa de su propiedad”. este Francisco Lobo había ejercido muy brevemente en 1654 como administrador del Hospital de San Julián y San Quirce. Desconocemos si se trata de un caso de parentesco, o el tal Lobo era a la vez boticario y doctor, situación esta que tampoco resultaba insólita, cfr. p.e. Sanmartín Miguez (2001, 67). 98). Su hermano José Bravo de Pereda administró también San Quirce y la concepción, donde previamente había recibido formación por parte de su tío. 99). el hospital del Rey fue fundado a principios del siglo XIII por el rey Alfonso VIII, quien en 1212 lo puso bajo jurisdicción de la Abadesa del poderoso monasterio de las Huelgas, a fin de asegurar su subsistencia. 100). el cometido de la botica de San Juan era en principio servir al hospital homónimo, fundado por los monjes del monasterio benedictino en torno a 1479. Pero a finales del siglo XVI (1588) dicha botica despachaba, gratuitamente o no, medicinas a los pobres e incluso a los ricos burgaleses (“por cuanto vos contribuisteis”). esta práctica lógicamente lesionaba los intereses de los farmacéuticos de la ciudad, quienes basándose en esta “venta al público” presionaron al corregidor para que visitara la botica del monasterio como hacía con el resto. el monasterio se opuso rotundamente y el conflicto tuvo que resolverse con una concordia entre el consejo y el monasterio que ordenaba la forma en que debía visitarse la botica de este (Francés Pérez 2002, 23-24). 101). excepto para decidir si el tabaco ha sido mezclado con excremento humano, como hemos visto. 102). “Se hizo célebre por la valía de los boticarios que la regentaron, llevándola a ser reconocida como la mejor botica de la ciudad, a la cual acudían vecinos de la ciudad y gentes de pueblos cercanos” (Francés Pérez 2002, 21). 103). con esteban Villa, la botica consiguió un amplio huerto para el cultivo de plantas medicinales, así como una importante biblioteca de temas científicos que con el tiempo llegaría a reunir unos seiscientos volúmenes (López Pérez y Rey Bueno 2007, 160-161). Nótese, por otra parte, que la realización práctica del diseño de Núñez implicó un esfuerzo previo de preparación de las distintas mezclas, lo que equivale a inversión de tiempo y recursos. 104). “ (...) si al verter sobre el tabaco una solución ácida como el alcohol de vitriolo se producía una reacción efervescente, era porque estaba mezclado con ceniza” (Bell 2013, 86) 105). fol. 113v. 106). fol. 113v. 107). fol. 121r. 108). es cierto que tampoco se le hace ascos al testimonio de un platero, pero este no ha procedido a petición de la justicia, sino actuando de motu propio, mientras que el auto correspondiente recuerda su estrecho parentesco con un escribano de la ciudad, un aspecto que se relaciona con el importante asunto de la calidad social del testigo. cfr. fol. 8r. 109). fol. 95r. 110). Se ha señalado la existencia de dos modelos a nivel europeo de control del mercado: un modelo “mediterráneo” propio de Italia, la península ibérica y el mediodía francés, donde los municipios juegan un papel preponderante en materia de control de la salubridad; y un modelo septentrional donde los oficios implicados en el abastecimiento alimentario (carniceros, pescaderos, etc.) no estan tan tutelados sino que se organizan de forma relativamente autónoma.


Papel de la medicina en un proceso por adulteración del tabaco bajo el antiguo régimen (Burgos 1667)

estos últimos incluyen en sus estatutos algunas reglas de buenas prácticas en relación a la calidad y la adulteración de sus productos (Ferrières 2006, 44-46). Hart (1952), que basa su exposición en ejemplos ingleses, señala que la autorregulación se fue relajando a medida que los gremios adquirieron poder, por lo que finalmente se hizo igualmente necesaria la intervención de las autoridades públicas. 111). Basta revisar ejemplos concretos como las disposiciones del cabildo de Murcia referentes a salud pública (Artiga 1992) o el repaso que realiza Penco Martín (2007) de fueros y ordenanzas en extremadura, para convencerse de que el gobierno local nunca fue ni mucho menos ajeno a los problemas de salud de la colectividad. Muy otra cosa desde luego es el rigor en el cumplimiento y la eficacia de estas medidas, pero esto debe correlacionarse con los limitados poderes del gobierno local y la falta de aparato administrativo para su ejecución. esperamos, por otra parte, que nadie confunda la constatación de un proceso histórico de concentración, con una especie de reivindicación abstracta de las virtudes del gobierno municipal contra los abusos del poder central. 112). La institución de la “visita a boticas” estaba en el siglo XVII bajo control absoluto del corregidor (nombrado por el rey), y la alienación se hizo particularmente evidente a partir de 1639 cuando el oficio de visitador de boticas fue puesto en venta por la corona (Fernández carrión 1987, 216; Pastor Frechoso 1993, 30). 113). Por otra parte, la reconstrucción que de la evolución histórica de la figura del almotacén en castilla realiza Pedro chalmeta, resulta obvio el papel fundamental del consejo municipal en la elección y control del almotacén. 114). Hay que hacer notar que la institución real de la visita a boticas incluiría luego no sólo la inspección de éstas, sino también de especierías, confiterias, cererías y aguardenterías (Fernández-carrión y Pérez Romero, 1985). es decir, muchas de las “mercaderías” que en Barcelona aparecen bajo la jurisdicción del mustassaf. 115). el cambio ocurrido se aprecia mejor en una perspectiva comparada, concretamente con un caso de adulteración del tabaco ocurrido en Zaragoza -1698, en preparación. en el Reino de Aragón la institución del almotacén –almutazaf– estaba mucho más viva, por lo que los mecanismos de control mu-

nicipales (y sus peritos) todavía entraron en competencia con las instituciones del reino -y las aspiraciones de la profesión médica. 116). fol. 58r. 117). Ferrières (2006, 47) comenta en relación al gremio de carniceros de París en el siglo XIV: “La grande bourgeoise bouchère parisienne est riche d’argent, d’hommes, d’ambitions aussi. Face à elle, le roi oscille entre protection et exploitation, plus intéressé par sa richesse et sa capacité éventuelle à renflouer le trésor que par la qualité des marchandises étalées. 118). Antoine Lavoisier actuando como administrador del estanco de tabaco francés se enfrentaría en la siguiente centuria con la misma dificultad, que característicamente enfrentaría instaurando un estricto control de pesos en cada una de las etapas del proceso (Bell 2013). 119). Según las ordenaciones bajomedievales de Barcelona, el azafran adulterado debe “sacarse” de la ciudad; más allá de sus límites, el destino de la mercancía ya no es de la incumbencia de las autoridades municipales (Vela i Aulesa 2001). 120). Aunque estas viejas armas de la policía de mercado: apariencia visual, tacto, olor, gusto, continúan proporcionando una información nada desdeñable a los peritos “eruditos”, como evidencia el caso de Burgos. 121). en relación al consumo de vino en Holanda, escribe Sleeswijk Wegener (2004): “La réglementation de la qualité de la bière, tant par les autorités que par les corporations, semble nettement plus développée que pour le vin. La bière est un produit de l’industrie autochtone tandis que le vin est d’importation: ici réside l’explication principale de cette différence”. 122). Nos parece interesante hacer notar que la institución del Protomedicato, a la que vemos remitirse a los peritos en distintas ocasiones, imita la organización de la justicia real ya que los protomédicos son propiamente “alcaldes” (es decir, jueces) de médicos. 123). Hay que apreciar, sin embargo, que estas obligaciones no siempre se ejercían de grado, como deja claro el doctor fray Martín de Zunzarren, quien protesta que por mor de su declaración no se proceda “ (...) a efusión de sangre ni mutilación de miembro y que esta declaración sólo la hace por el cumplimiento de la obligación de su oficio”. Fol. 43v.

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Breve reseña de la presentación del libro: Formulario cirujíco para uso del Hospital Militar de Mahón Mª Gràcia Seguí Puntas y Anna Mª Carmona Cornet *

l doctor Joan esteva de Sagrera en el transcurso de la presentación que de este libro realizó el pasado mes de febrero en el Ateneo de Mahón, consideró que la geografía y la historia son dos ciencias inseparables, por lo que si queremos conocer la historia de un lugar, primero hemos de conocer sus características geográficas.

e

Por tanto nos hemos de situar en el siglo XVIII y más concretamente en el mar Mediterráneo. en su parte más occidental nos encontramos con la isla de Menorca, frente a la costa española y equidistante de tolón en Francia y Argel en la costa africana. Si nos acercamos un poco más nos encontraremos con el puerto de Mahón, de 6 Km de largo y a buen resguardo de los vientos dominantes de tramontana. es decir, un puerto de posición estratégica, capaz de acoger a toda la flota naval española, francesa o británica, que, en aquellos tiempos, estaban operando en el Mediterráneo. A principios del siglo XVIII los británicos habían desembarcado en Menorca y, aunque aún no les correspondía legítimamente, hasta que no se firmara el tratado de Utrecht en 1713, habían tomado posesión de ella con la intención de quedarse indefinidamente. Ante la necesidad de disponer de un hospital para atender a sus heridos y enfermos de la Armada pensaron que la Isla del Rey, situada justo en medio del puerto, era un lugar adecuado para construir un hospital. Los barcos podían atracar fácilmente y sus enfermos ser evacuados cómodamente. La isla que hasta aquel momento era conocida como Isla del Rey, pasaría a denominarse “Bloody Island”. Al principio empezó a funcionar con una serie de barracones improvisados. en 1711 el almirante John Jennings mandó levantar el primer hospital naval, espacioso y bien venti-

lado. este edificio, sin embargo, debido a la mala calidad de su construcción, no duró mucho tiempo y tuvo que ser reconstruido en su totalidad. en el año 1776, durante la segunda dominación británica de la isla, se terminó el nuevo hospital. era un bello edificio en forma de U con un soleado jardín enfrente, que llamaba la atención al entrar a puerto, por su prestancia. Se había construido a imagen de los hospitales de chelsea y Greenwich, en Gran Bretaña. Disponía de una elevada dotación de personal y servicios para una completa atención sanitaria. constaba de 40 salas para unos 140 pacientes, servicio de farmacia, salas de curas, baños, cocinas y tres cisternas para asegurar el suministro de agua potable. Siguiendo los avatares de la isla de Menorca durante el siglo XVIII, estuvo alternativamente en manos de franceses, ingleses y españoles, hasta que, a principios del siglo XIX, con la Paz de Amiens, retornó definitivamente a la corona española. el hospital continuó ejerciendo su papel de hospital militar, siendo habilitado en 1821, como lazareto para cuarentenas con motivo de la epidemia de fiebre amarilla o como hospital de campaña en caso de necesidad, aunque, poco a poco, fue perdiendo progresivamente su importancia estratégica, hasta que en el año 1964 se trasladó a un nuevo hospital en tierra firme, quedando abandonado el antiguo edificio. este abandono provocó su rápida degradación hasta quedar convertido en un conjunto de ruinas. en el año 2004 un grupo de voluntarios de la “Associació d’Amics de l’illa de l’Hospital”, iniciaron un lento proceso de recuperación del histórico edificio hasta llegar al día de hoy, en que ya se puede decir que se ha convertido en un museo y centro de actividades culturales diversas. en este proceso se implicaron el colectivo de farmacéuticos de Mahón

junto al colegio de Farmacéuticos de las Islas Baleares y de la cooperativa Farmacéutica Menorquina. Se empezó por recuperar las antiguas dependencias ocupadas por la antigua farmacia y a recopilar muebles e instrumental de diversas farmacias menorquinas, especialmente de principios del siglo XX. Simultáneamente, se inició la creación de un jardín de plantas medicinales, dado el gran uso que de ellas se hacía en la farmacopea de la época, de entre las cuales destaca la preciada camomila de Mahón (Santolina chamaecyparissus L. subsp. magonica Bolòs, Molinier, et Montserrat) y la aquilea (Achillea millefolium) tanto por sus propiedades medicinales como motivo de homenaje a la división Aquilea de Uriach, que siempre ha estado apoyándonos en este proyecto. Desde el momento que el colectivo de voluntarios farmacéuticos se hizo cargo de la farmacia, se pensó que la forma de proceder debería estar basada, en la medida de lo posible, en documentos históricos que ayudasen a definir este proyecto. Fue así como finalmente se recuperó el Formulario Cirujíco para uso del Hospital Militar de Mahón localizado en el Museo de Menorca, formando parte del legado Vives escudero, del que se ha recibido la pertinente autorización para su reedición en facsímil. La importancia de esta publicación en relación al proyecto de recuperación del hospital militar es evidente. Se trata de un trabajo publicado en Mahón en 1808, redactado por el cirujano mayor del hospital, doctor Manuel Rodríguez caramazana y dirigido al boticario mayor del mismo hospital, don Juan clarós. La biografía de Manuel Rodríguez caramazana nos da a conocer a un médico innovador de las técnicas quirúrgicas de la época. cursó medicina teórica en la Universidad de Huesca y medicina práctica en la Universidad

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Mª Gràcia Seguí Puntas y Anna Mª Carmona Cornet

de Barcelona. Se licenció en Barcelona en cirugía Médica en 1791 y en Medicina en el año 1800. Posteriormente, en 1802, obtuvo el grado de doctor en cirugía en el Real colegio de cirugía de Barcelona.

conservas y píldoras. en tópicos se destacan los grados de estímulos locales en forma de cocimientos, cataplasmas, emplastos, baños, fomentos, colirios, enemas, masillas, ungüentos, digestivos...

el doctor Rodríguez caramazana, llegó a Mahón con las tropas españolas en 1802 y se quedó hasta 1831. era una persona de talante liberal y de ideas avanzadas, que no le importó expresar públicamente en la prensa menorquina. Fue un apasionado defensor de la unificación de la Medicina y la cirugía y de la preparación científica de todos sus miembros. Durante su estancia en el hospital demostró su gran preparación sanitaria, introduciendo nuevos medicamentos y nuevas técnicas quirúrgicas, así como sus dotes de gestión.

Finalmente figura un apéndice en donde se menciona la fumigación de las salas, finalizando con una serie de curiosas indicaciones de cómo se deben administrar los diferentes preparados para la mejor asistencia de los pacientes. Veamos un par de ejemplos:

De este Formulario solamente se han localizado tres ejemplares, uno en la Universidad complutense de Madrid, otro en la Universidad de Michigan (eeUU) y el de Menorca. este Formulario es lo que hoy llamaríamos una “Guía farmacoterapéutica”. en una treintena de páginas, el doctor Rodríguez caramazana da instrucciones precisas y concretas de todos los medicamentos, tanto internos como externos, que deben encontrarse en la farmacia y la forma de prepararlos y conservarlos. el Formulario se estructura en dos partes, la primera corresponde a la “Visita de Farmacia”, es decir, la relación de instrumentos, pesos y medidas que se han de emplear. Hay que tener en cuenta que hasta 1879 no se introdujo el sistema métrico decimal y aún se utilizaba el sistema basado en la libra medicinal: libras, onzas, dracmas, escrúpulos y granos. también contiene la revisión y examen de las sustancias bituminosas e inflamables, las hierbas y sustancias vegetales, los medicamentos simples del reino animal, los medicamentos compuestos y los aceites. en la segunda parte se especifican los potables y tópicos, indicándose las aguas sin cocer, las emulsivas, las infusas en frío, las infusas en caliente, las cocidas tenues, las cocidas fuertes, las mixturas o pociones, soluciones,

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• Las emulsiones, no señalando hora ni temple, se han de dar tíbias á las nueve de la noche en la temporada de invierno, y frias á las diez en la de verano. • Jamás se despertará un Enfermo que esta de cuidado para darle medicinas, ni se dejarán de dar por que las repugne, ni porque diga que las tomará á otra hora, pues ha de ser en presencia del practicante de farmacia, y al tiempo indicado, sin obstinarse en darlas á sujetos discolos. La publicación acaba con una nota de entrega al boticario mayor en la que solicita su cooperación, junto a la de sus practicantes, para su exacto cumplimiento. en el ejemplar de este “Formulario”, que se encuentra en la Biblioteca Histórica de la Universidad complutense de Madrid figuran las firmas tanto del Doctor Rodríguez caramazana com del boticario clarós. Para su redacción el doctor Rodríguez caramazana se basó en la tercera edición de la “Farmacopea española” (1803), el “Petitorio de la Real Junta Superior Gubernativa, según el Reglamento de hospitales” (1803) y también el “Diccionario elemental de farmacia” del boticario Manuel Hernández de Gregorio (1803) y los “elementos de farmacia” del farmacéutico catalán Francesc carbonell (1805). es decir había consultado libros de prestigio y de reciente publicación, estando perfectamente informado de los últimos descubrimientos en el campo de la terapéutica. Si se tiene en cuenta que en 1808 en la parte química se seguía la obra química científica de Lavoisier y la

nueva nomenclatura botánica de Linneo, entre muchos otros avances científicos, se puede asegurar que estamos ante un importante Formulario, en el cual constan los preparados farmacéuticos prescritos y elaborados por Rodríguez caramazana y Juan clarós, respectivamente, y que su uso aún fue empleado un siglo más tarde en hospitales militares europeos, especialmente en París. Dada la aproximación al conocimiento científico del Hospital Militar de Mahón, así como al reconocimiento de los sanitarios de aquel momento, especialmente de los médicos y cirujanos, se puede hacer mención del doctor Rodríguez caramazana como del verdadero promotor de la unificación de la Medicina, cirugía y Farmacia, respecto de los preparados farmacéuticos y quirúrgicos. Se estableció un verdadero arsenal de nuevos medicamentos farmacológicos y una nueva terapia quirúrgica en época de guerra y con pocos recursos económicos, actuando como único hospital de Mahón, atendiendo más de cuatrocientos pacientes, con una supervivencia espectacular. cabe recordar que la guerra de la Independencia, entre 1808 y 1814, ocasionó muchas muertes y heridos entre los soldados y exigió una buena atención a la milicia y control debido a la facilidad en el contagio entre enfermos y heridos. Las visitas a los pacientes por parte del cirujano Mayor y la preparación de los medicamentos compuestos por el Boticario Mayor y los practicantes de farmacia, dan a conocer el alto nivel sanitario alcanzado respecto a las prescripciones y formas farmacéuticas empleadas, corroborando todo ello el alto conocimiento que tenía el doctor Rodríguez caramazana de las últimas novedades terapéuticas respecto al aislamiento de los principios activos de los medicamentos simples, siendo la base esencial de los nuevos medicamentos de síntesis obtenidos años más tarde.

* este artículo es un extracto de las presentaciones que hicieron el 27 de mayo de 2015, en la Real Academia de Medicina de catalunya, las doctoras Mª Gràcia Seguí Puntas y Anna Mª carmona cornet. Resumen realizado por Javier Uriach.


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