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02 DE MAYO: DÍA MUNDIAL DEL ATÚN

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EDITORIAL

EDITORIAL

Alvin Delgado - FUNDATUN - 16 de Mayo 2020

Lo que se suele denominar “atunes” son peces de esqueleto óseo con una forma de cuerpo hidrodinámica que les permiten nadar a velocidades de crucero de 4 a 7 kilómetros por hora, pero pueden alcanzar los 70 km/h por periodos cortos y excepcionalmente son capaces de desarrollar más de 100 km/h. Pueden sumergirse a grandes profundidades, de hasta más de 400 metros, y viven en mar abierto (Alta Mar), por lo que se les denominan peces sin patria; ya que a lo largo de su vida pueden recorrer miles de kilómetros durante sus migraciones. Esta denominación engloba una variedad de organismos que se agrupan taxonómicamente en la tribu Thuninide la familia de los Scombridae, la cual se compone de 5 géneros y 17 especies; que por morfología y entorno presentan características muy diferentes. De acuerdo con la especie y edad, su tamaño puede variar desde unos pocos centímetros, en sus primeras etapas juveniles de vida, hasta más de 3 metros, en su etapa adulta, y pueden llegar a pesar más de 700 kilos. Entre todas las especies, el Atún Aleta Azul (Atún Rojo para algunos) es la de mayor envergadura en tamaño y peso, en promedio mide entre 2 y 2,5 metros de longitud y su peso promedio se encuentra entre los 225 y 250 kilogramos; su carne es de las más apreciadas, tanto que un famoso magnate japonés de sushi pago la cantidad de 3,1 millones de dólares por un atún aleta azul de 278 kg, el pasado enero de este año.

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Figura 1.- Forma hidrodinámica reconocible de lo que se denomina “atún”

Dentro de la tribu, algunos pertenecen al género Thunnus, que son los considerados los “verdaderos atunes”, como el Atún Aleta Azul (Thunnus thynnus), el Atún Aleta Amarilla (Thunnus albacares), el Atún Patudo (Thunnus obesus), Atún Albacora (Thunnus alalunga), entre otros. Hay otras especies que por sus características morfológicas similares se les denomina también atunes como el Atún Barrilete (Katsuwonuus pelamis) y el Bonito del Atlántico (Sarda sarda). En general, la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de Naciones Unidas (ONU) tiene registradas alrededor de 40 especies diferentes con el nombre de “atunes y especies afines” (que incluyen picudos y marlines), las cuales se hayan distribuidas entre los Océanos Pacífico, Atlántico e Índico; así como en golfos (México, Venezuela, etc.), mares litorales (de China, Caribe, etc.) y mares continentales (Mediterráneo, del Norte, etc.) asociados.

Figura 2.- Las cinco principales especies comerciales de atún

RECOPILACIÓN DE HISTORIAS ATUNERAS

Figura 3.- Pesca del Atún Aleta Azul

“La pesca y consumo de atún se encuentra documentada en el Mar Mediterráneo desde tiempos de griegos y romanos. Se trataba de un alimento muy apreciado y ya Aristóteles refleja la pesca de este pez por los fenicios que partían desde Cádiz. Pero también cuenta que cierta cantidad de ellos eran conservados en ánforas, trasladados hasta Cartago y comercializados desde allí por todo el Mediterráneo.

Algunos puertos desde Gibraltar hasta el Mar Negro sirvieron como observatorios de las migraciones de estos grandes pescados, avisando a las flotas de barcos pesqueros de la disponibilidad de este alimento en el mar. En pocos años se convirtió en un negocio tan importante que en Cartago incluso se acuñó moneda con su efigie.

En el siglo II d.C. Claudius Aelianues ya reflejó en su enciclopedia 'De natural animalium' que los atunes migraban a zonas con una temperatura determinada. Siglos más tarde se ha demostrado que esto es debido a la capacidad de medir la luz gracias al aparato pineal situado en la base de su cerebro.

Diferentes personajes relacionados con el mundo de la poesía, filosofía y gastronomía en la antigüedad escribieron sobre la faceta culinaria del atún, dando consejos y recetas para su elaboración, realizando incluso un vocabulario específico, el llamado 'vocabulario tonnaresco'.”(1)

Desde la antiguedad, el atún ha sido considerado un alimento muy apetecible por el hombre por su valor proteico, su textura y su capacidad para ser preservado, los fenicios lo salaron para poder transportarlo y comercializarlo. “A finales del siglo XVIII, con el descubrimiento de que si se calienta un alimento en un recipiente hermético cerrado este puede conservarse por años” (2) , comenzó la elaboración de conservas de atún.

Figura 4.- Salazón de atún en la antigüedad

“Las Primeras fabricas aparecieron en Cádiz a partir de 1879, tres o cuatro décadas después la industria se desarrollaría en Galicia y la Cornisa Catábrica. En Helva, la puesta en escena fue incluso posterior (1885 en Ayamonte y 1892 en Isla Cristina). En sus inicios, las dos provincias se caracterizaron por su fuerte especialización en sus conservas de atún destinadas al mercado italiano” (3) .

Figura 5.- Imagen de una temprana enlatadora pequeña, posiblemente Donkin, Hall & Gamble

LA ACTUALIDAD DE LA PESCA ATUNERA

Los atunes se comenzaron ser pescados en gran escala desde la antigüedad, con las Almadrabas, desde donde se fue perfeccionando la práctica hasta las técnicas de hoy día; donde la pesca se realiza principalmente con barcos que emplean redes de cerco, cañas o palangres. En la actualidad también hay granjas de engorde, inclusive algunas han logrado cultivarlo desde las primeras etapas de su ciclo vital. La pesquería de estas especies de túnidos son una de las más generalizada e importante a nivel mundial; siendo realizada por mas de 80 países y cuyas capturas se distribuyen en una gran mayoría hacia la industria conservera y en menor parte al consumo “en fresco” y en forma de sushi.

Figura 6.- Pesca de atún en almadraba

“Aproximadamente se descargan más de 7 millones de toneladas de atún y especies afines anualmente. Las especies de atún representa alrededor del 20% del total de la pesca marítima y más del 8% de todos los productos del mar que se comercializan. Si tenemos esas cifras en la mente, es fácil entender el papel fundamental del atún en el desarrollo sostenible, la seguridad alimentaria, sus oportunidades economicas, y los medios de vida de muchas personas alrededor del mundo.

Figura 7.- Pesca de atún con red de cerco

La FAO ya lleva años advirtiendo que la demanda de atún todavía sigue siendo alta y que el exceso de capacidad de las flotas pesqueras persiste. En su último informe de 2018, la FAO registro una pesca de atún y especies afines que llego a los 7,5 millones de toneladas en 2016, una ligera reducción considerando que en el 2014 se llego a un máximo de 7,7 millones de toneladas. Pero incluso con esa pequeña bajada, todavía se precisa de una gestión efectiva para restaurar las poblaciones sobreexplotadas entre las que se encuentra el atún”. (4)

Figura 8.- Pesca de atún con caña

Sumando, a la sobreexplotación anteriormente expresada, están los impactos por la pesca de atún con Dispositivos Agregadores de Peces, comúnmente llamados “Plantados” o por su denominación en ingles “FAD´s”. Estos dispositivos artificiales, creados por los pescadores para concentrar atunes, son considerados por muchos como trampas para atraer atún y otras especies “no objetivo”. Si bien el objetivo principal de esta práctica pesquera es capturar Atún Barrilete (Katsuwonus pelamis), también se capturan ejemplares de tallas pequeñas (principalmente juveniles) de Atún Aleta Amarilla (Thunnus albacares) y Atún Patudo (Thunnus obesus); dado que el tamaño promedio de captura del Barrilete es cercano a los límites de madurez (talla reproductiva) de los otros dos. Adicionalmente en los últimos años se les ha incorporado la tecnología de boyas satelitales, para localizar estos dispositivos, e inclusive ecosondas, que le indican a los operadores de los barcos cuales plantados tienen atún; haciendo la pesca mucho más eficiente (menor tiempo de búsqueda) y mas efectiva (mayor cantidad por lance). Habría que sumar a esto, el impacto negativo que causa al medio ambiente, todos los plantados perdidos o abandonados con sus respectivas boyas satelitales; generando contaminación de variada índole (plásticos, químicos, etc.) y en algunos casos la denominada “pesca fantasma”, ya sea porque enmallen o atrapen peces entre sus componentes que no serán aprovechados. Si bien, una buena parte de la flota, están trabajando para minimizar estos impactos; algunas flotas siguen capturando estos atunes juveniles y en mayor cantidad, con las consecuencias que esto causa a la población de los mismos, ya que son capturados antes de llegar a su etapa reproductiva y no pueden contribuir al crecimiento de biomasa de atunes.

Figura 9.- Diagrama de un cerquero atunero largando la red sobre un plantado con boya satelital

La Asamblea General de las Naciones Unidas en su reunión del 7 de diciembre de 2016, en la ciudad de Nueva York y con la Resolución 71/124, aprobó la institución del Día Mundial del Atún el 2 de mayo; a los fines de “crear conciencia sobre el valor del atún, las amenazas que afrontan las poblaciones de atún y los beneficios económicos y sociales de gestionar las poblaciones de atún de manera sostenible, y de intercambiar mejores prácticas a este respecto”. Su institucionalización permite elevar la conciencia global sobre la protección al atún, a su contribución a la seguridad alimentaria, al acceso que debe tener la población mundial al atún como fuente de alimentación y como medio de vida económico de muchos países; logrando de esta forma mantener su sostenibilidad a largo plazo y contrarrestar las amenazas que enfrenta la pesca del mismo.

Después de la proclamación de este día, por parte de las ONU, el mismo se celebró por primera vez a partir del año 2017 y, este 2 de mayo de 2020, nos unimos a su celebración; exhortando a todos los que de alguna forma tienen que ver con la explotación de este recurso que se deben redoblar esfuerzos para hacer de esta pesca una pesquería sustentable en el tiempo y que de forma mancomunada (cientificos, gobiernos, pescadores, Organizaciones No Gubernamentales, industría e inclusive consumidores) trabajar con este fin.

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