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PARA REFLEXIONAR Y RECORDAR A MÁS DE UN AÑO
by FUNDATUN
Alvin Delgado y Abelardo A. Riera F.- FUNDATUN - 20 de Abril de 2021
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Con el humilde trovo del Director Ejecutivo de FUNDATUN, Dr. Carlos Giménez, y la imagen que adornara la portada del ejemplar COFA Convivencia Pesquera de Abril 2020 se quiere transmitir la reflexión de cuanto ha cambiado el panorama en todas las actividades realizadas al seno del hogar, en el ámbito social de las amistades y la familia, así como en el ámbito laboral cotidiano de cada uno; sin embargo, a más de un año de haberse producido el evento más relevante para la humanidad en el presente siglo XXI, mucho no han cambiado las condiciones de cuidado y resguardo general en contra del virus y, pese a la luz que dan las vacunas, algunas variantes de éste se han hecho más letales y/o más contagiosas.
En aquel boletín se incluía el artículo “El impacto del ‘COVID-19’ en la observación de la pesca de túnidos” donde quedaron plasmadas las preocupaciones y las primeras medidas, al seno de los Organismos Regionales de Ordenación Pesquera (OROP’s atuneras) y consensuadas con las Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s ambientalistas), en post de paliar los impactos sobre las actividades pesqueras atuneras y mantener la operatividad de las flotas, apuntando al objetivo de no descuidar el suministro estable y responsable para la elaboración de productos alimenticios esenciales para las personas; siempre tratando de mantenerse apegados a las pautas existentes de sostenibilidad que rigen los espacios marinos que estas abarcan. La generación de novedosas experiencias y conocimientos, a la luz de estos eventos, ha permitido avanzar hacia la adaptación progresiva del sector a esta nueva realidad, que aún lo mantiene en vilo; sin embargo, es claro que hay mucho por hacer ante un evento para el que nadie estaba preparado.
Otro aspecto derivado de la pandemia, que ha marcado profunda e individualmente a muchos, son las pérdidas humanas que se sufren en el contexto personal (familia y amigos); por lo que A TODOS, sin ninguna clase de distingo, se desea expresarles las más sinceras condolencias y enviarles las mayores fortalezas para superar tan delicado momento. Sin embargo, poca atención se le presta al relevante significado de la pérdida de la persona en la dimensión profesional y, en tal sentido, se quiere aprovechar la oportunidad para brindar un merecido reconocimiento póstumo a: un inigualable investigador del ictioplancton los (huevos y las larvas de peces) que acaba de perder el país; un tenaz y reconocido productor de valiosa información científica para las ciencias pesqueras y marinas; un incansable docente formador de nuevos profesionales de las ciencias marinas en la tan desvalijada Universidad de Oriente; y, para todos los afortunados que lo conocieron en sus labores cotidianas, un personaje de una inestimable mística y calidad humana. El pasado 11 de abril del 2021, sin ningún gran titular y con un famélico reconocimiento del Organismo Nacional de Ordenación Pesquera, este infame virus engrosó sus listas de decesos con la de un entregado investigador, el Doctor Baumar Marín Espinoza.
SEMBLANZA DE ESE GRAN INVESTIGADOR
El Dr. Baumar Marín Espinoza nació en la población de Irapa, en el Estado Sucre, el 14 de diciembre de 1956. Cursó sus estudios de primaria en la Escuela Alejandro Villanueva; posteriormente, continuó su bachillerato en el Liceo Domingo Badaracco Bermúdez y sus estudios superiores en la Universidad de Oriente (1974-1979), de donde egresó con el titulo de Licenciatura en Biología. Seguidamente realizó una Maestría en Biología Marina en el Instituto Oceanográfico. Después cursó estudios Doctorales en la Universidad de Laval (Canadá). Desde 1987 fue profesor de Post Grado de la Escuela de Ciencias e Investigador del Instituto Oceanográfico de Venezuela (IOV) en la Universidad de Oriente (Núcleo de Sucre), desde donde asesoró más de 30 tesis y trabajos de ascensos; adicional a participar en más de 50 publicaciones arbitradas e indexadas, tanto en revistas nacionales como internacionales. Fue un miembro activo del Grupo de Estudio Ecológicos de Mariscos y Plancton (CINS-UDO), desde donde coordinó 9 proyectos institucionales en su Laboratorio de Zooplancton; dirigidos principalmente a investigaciones en ecología, taxonomía y desarrollo de larvas de peces.
Su participación en el Proyecto Cariaco, desde 1997, le valió ser uno de los representantes del “Proyecto Cariaco: Ventana a la Oceanografía” que, junto con la Dra. Máyida El Souki de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales (FLASA), asistió al reconocimiento otorgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) por los estudios del cambio climático llevados a cabo por este proyecto. Ambos estuvieron a cargo de la conferencia anual que se realiza en el marco de la tradicional Conferencia Inaugural Conmemorativa de Roger Revelle, en el 2014, del Consejo Ejecutivo de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI-UNESCO). En este evento, el Dr. Marín al describir el Proyecto Cariaco señaló: “En el mar oriental de Venezuela se encuentra un lugar único: la fosa de Caríaco, sus características biogeoquímicas y su aislamiento de las aguas circundantes, la hacen un lugar especial para la investigación oceánica. Se trata de la segunda cuenca anóxica natural más grande del planeta, después del Mar Negro y la única cuenca permanente anóxica en aguas marinas abiertas. El proyecto ha puesto a la disposición de la comunidad científica una serie de tiempo, que permite evidenciar los cambios climáticos que ocurren en escala planetaria. Esta serie se inició en 1995 y se continúa al día de hoy, generando información hidrográfica, meteorológica, geológica, química y biológica de utilidad para interpretar el impacto del clima sobre los recursos pesqueros en la zona de mayor productividad del Gran Caribe; así como el flujo de sedimento y carbono dentro del mar y hacia la atmósfera”. Sin duda, en todas sus actividades, siempre dejó patente su amor por el país y por su trabajo.
A pesar de las innumerables ofertas para llevárselo del país, él invariablemente apostó a su gente, a su universidad y a su país. Siempre acostumbrado a vencer los numerosos obstáculos que le impuso el hacer ciencias marinas en un país como Venezuela, que poco mira a comprender su vasto mar y solo ve lo que le puede sacar, no pudo con las que le puso esta nefasta enfermedad y el 11 de abril fallece como una victima más del COVID-19.
Venezuela, la Comunidad Científica Nacional e Internacional, el Instituto Oceanográfico de Venezuela, la Universidad de Oriente, sus colegas y amigos han perdido a un extraordinario y entregado profesional, un dedicado y preocupado docente, un excelente amigo, una persona jovial y generosa, que pese a la dimensión de sus logros científicos y personales seguía siendo una persona sencilla, humilde y siempre dispuesto a ayudar a quien se le acercara.
Sea extensivo este sentimiento de duelo por todos los hombres y mujeres que con pasión y entrega, como la mostrada por este insigne investigador, fallecen dando la batalla en tan precarias condiciones y sin el reconocimiento que ofrece el hacer ciencia en una sociedad que poco los considera y los valora.