YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
—1—
ISAURA PEÑA DE RIVERA
—2—
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
Isaura Peña de Rivera
Yoama,
la Doncella de Jamuén
República Bolivariana de Venezuela Noviembre 2014
—3—
ISAURA PEÑA DE RIVERA
Yoama, la Doncella de Jamuén © Isaura Peña de Rivera © FUNDECEM
Gobierno Socialista de Mérida Gobernador Alexis Ramírez Fundación para el Desarrollo Cultural del Estado Mérida FUNDECEM Presidente Pausides Reyes
Unidad de Literatura y Diseño FUNDECEM Ever Delgado / Angela Márquez / Jun Jorge Inglessis Editor Gonzalo Fragui Portada Ilustracion: Omar Cerrada Título: Moján sanando un enfermo Ilustaraciones Interiores: Omar Cerrada - Matrimonio de Yoama - La Diosa de las Aguas (La Diosa Arca) - El Sacrificio de Yoama. - La creación de la laguna. Los ancianos que regaron el agua milagrosa. - Moján sanando un enfermo. - La siembra del agua. HECHO EL DEPÓSITO DE LEY Depósito legal: LF49120148003664 República Bolivariana de Venezuela Noviembre - 2014
—4—
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
Agradecimientos A mi Dios fuente divina. Agradecimiento especial a la Alcaldía del Municipio Sucre. A la Ministra del Poder Popular para los Pueblos Indígenas, Aloha Núñez. Al viceministro Eladio Akadaya. A las tribus: Guazábaras, Kinaroes, Quinanoques, Orkases, Mucumbúes y Caseses. A los poetas Ever Delgado, por el diseño y la diagramación, y Gonzalo Fragui, por la revisión y corrección del libro. Don Alipio Paredes por realizar algunas correcciones y escribir el prólogo del relato. Omar Cerrada; al recrear con sus hermosos dibujos las páginas de Yoama, permitiendo que el lector se traslade a esos parajes de encanto, donde viven los seres de nuestro cuento. A la memoria de mis padres Juan de Dios, Margarita Rangel de Peña, mi esposo David Julio Rivera Prieto. Hijos: David Antonio, Dublis Javier,
—5—
ISAURA PEÑA DE RIVERA
Douglas, Deyanira, Daniella. Nietos y Nietas. David Eduardo, Diego, Arturo, Adrian, Gabriela, Daviana, Dayra, Daniel, Dailos, Dhameliz, Daniel Alejandro, Dana Shofía, Dariana, Deyalith, Ariadna y Alberto. Bisnietas: Ariadny y Valery Hermanas: Josefina, Carmen y Coromoto. Sobrinos y Sobrinas. Nueras. Yuliana, Esmeralda, Luzmaira, Yohanna, Yuridiam y Mairín Amigas. Omaira Casales, Ana Antonia, Luisa, Rosa, Fidelia, Asunta, Alida, Irma y Nelly. Al pueblo de Lagunillas, Estado Mérida por ser motivo de mi inspiración. Grupos danzantes Los locos de San Isidro, motivo de orgullo del pueblo de Lagunillas. A los pueblos indígenas de Venezuela y el Mundo. A mis amigos de siempre.
.
—6—
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
Prólogo
Ciudadana Profesora, Isaura Peña de Rivera, reciba usted nuestras gratitudes y alabanzas comunitarias por su ameno, significativo y orientador relato “Yoama, la Doncella de Jamuén”. Primero: De parte de los actuales consejos comunales de: El Agua de Urao, Orcás, Casés, Mucumbú, La Alegría Baja, La Alegría Alta, San Miguel, El Barro, El Tejar, Llano Seco, Mocoyón, El Molino, La Calera, La Trinchera (Don Asisclo Sánchez) y todos los demás consejos comunales que integran la Federación de Consejos Comunales del Municipio Sucre del Estado Mérida, es decir, desde San Felipe hasta Villa Libertad, sin olvidar a San Juan de Lagunillas, Pueblo Nuevo del Sur, Estanques, Chiguará, La Trampa, Los Araques, El Anís, San Pablo, La Caña Brava, La Sabana, Los Casaderos, Puente Viejo y todos sus entornos comunitarios de origen cultural aborigen, que tuvieron como centro a Jamuén, esa tierra que desde el Mioceno, ha sido, es y será siempre seca y, sin embargo, por su mucha población indígena, fue llamada por Juan Rodríguez Suárez “Roma de Pajiza” en 1.558, por la multitud de gentes y pueblos establecidos, por la fabricación del techo de sus chozas de paja y más tarde la “Metrópoli de las Sierras Nevadas” —7—
ISAURA PEÑA DE RIVERA
y tierra provisora donde “el recio cují florece” y la caña brava espiga” bautizada por Don Tulio Febres Cordero, allí se ubicaron y encontraron los hechos, acciones e interactuaciones de los personajes de su relato, con origen, creencias, diosas, dioses, integración, organización, pobreza, prosperidad, evolución, convivencia y donde con el presagio de la conquista llegó la decadencia, pero con el sacrificio y heroísmo de nuestros antepasados aborígenes; heroísmo y sacrificio contemplados hoy en la tercera invocación del preámbulo de nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Con Dios y el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar, el heroísmo y sacrificio de nuestros Precursores y Forjadores de nuestra Patria Libre y Soberana. Allí en su relato, Profesora Isaura, están justos los datos necesarios que justifican siempre los diseños de proyectos educativos, sociales, culturales, académicos, populares, históricos y turísticos, para el pleno bien de todos los descendientes de los jamuenes. Segundo: De parte de la gran familia aborigen kinaró; eje social cultural del relato, estructurada por las asociaciones comunitarias de los jamuenes en Jamuén, Mucumbues en Mucumbú, Orcases en Orcás, Caseses en Casés y Mocoyones en Mocoyón, quienes todos a su vez integraron la etnia social aborigen, desde los páramos hasta la desembocadura del río de su nombre, la gran familia Chama; emparentados por el Norte con los Timoto Cuicas trujillanos. Nosotros descendientes de esas asociaciones tribales, agradecemos la positividad de nuestra identidad local y arraigo cultural desde Jamuén; que nos declara,
—8—
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde debemos ir ahora, en estos momentos de refundación de nuestra República Bolivariana de Venezuela; cuando se ha establecido una sociedad democrática, participativa, protagónica, multiétnica y pluricultural y en nuestro Estado de Justicia Federal Descentralizado en términos de justicia, debemos solicitar ese bien social comunitario que nos corresponde y que nos están ofreciendo la Ley Orgánica de los Pueblos y Comunidades Indígenas y la Ley de los Consejos Comunales. Tercero: De parte de nuestro patrimonio cultural popular, “Los Locos de San Isidro”, cuyo origen ha sido, es y será siempre la danza indígena del maíz, que con su música, arte, movimientos y significados, satisface las características del cultivo autóctono de toda cultura popular, la cual puede ser: anónima, colectiva, dinámica, empírica, funcional, popular, tradicional, local, regional, nacional; no es universal porque no apareció en el despertar del segundo milenio; porque para la fecha no existía la Ley Orgánica de los Pueblos y Comunidades Indígenas (L.O.P.C.I.). “Yoama y la Serpiente con Alas Doradas” o “ Yoama, la Doncella de Jamuén” es un dato para quienes anhelan, desean y quieren el rescate muy necesario y justo, de dignidad, ancestralidad, tradicionalidad e integridad cultural de nuestros muy amados “Locos de San Isidro”. Cuarto: Gratitudes y alabanzas de parte de Yoama, por crearle y regalarle personalidad femenina con sus dones humanos y características de sabiduría, entendimiento, ciencia, fortaleza, amor e igualdad popular comunitaria. Familia e hija de Flor de Maíz y Camu-
—9—
ISAURA PEÑA DE RIVERA
cay I., esposa del líder de los líderes de Jamuén, Águila de Oro, padre de Camucay II. Yoama, lugar sagrado, ícono nombre y diosa protectora de la Laguna de Urao y sus entornos ambientales. Este significante es confirmación de quienes lo han escrito con cinco letras, para ser pronunciado sin absorción de ninguna naturaleza, con claridad castellana como todos los nombres de origen indígena, Tacoa, Cacao, Aroa, Chama, canoa, Cumanacoa, barbacoa, piaroa. Por lo tanto, significados y significantes están amorosamente combinados en sus dos caras de acuerdo a los regalados por el padre y señor de los signos de la vida y el amor, Don Ferdinand de Saussure, y no significante imperialista del Inglés norteamericano, japonés, semiótico, ni mucho menos anglosajón; pero sí, significante semiológico del amor de Jamuén. Feliz ruta de “Yoama, la Doncella de Jamuén” hacia cualquier currículo educativo del Municipio Sucre del Estado Mérida. -
Lagunillas, 24 de Junio del 2.007 Clero Alipio Paredes Picón Maestro Técnico Mayor (Aviación)
— 10 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
-“Caris Tumi. Say say”. -“Guaristoque” Saludo indígena del pueblo de Jamuén que quiere decir: - ¿Cómo está usted? - Bien gracias.
— 11 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
— 12 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
— 13 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
— 14 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
I PARTE
La historia de Jamuén
Jamuén era un país indígena. Sus pacíficos habitantes trabajaban comunitariamente, ajenos a toda ambición y egoísmo individual, cultivando sus tierras para producir abundantes frutos. Además de las faenas del campo, los habitantes se distraían pescando en la Laguna encantada, lugar mágico en torno al cual giraba su vida cotidiana, y donde celebraban ritos agrarios en honor a los Dioses que regían sus destinos, y a la Serpiente, protectora de la Laguna. Los jamuenes se distinguían de las demás tribus, desplazadas por el frío de las tierras muy altas, por tener tierras secas, tempero grato, ambiente festivo de convivencia y paz, y sobre todo por la Laguna sagrada, cuyo barro y aguas salobres curaban y sanaban casi todos los males naturales y postizos, además de poner las mechas muy bonitas. Las mujeres llevaban sus cuerpos ricamente adornados con finos colgantes de oro y piedras preciosas. Algunas usaban hermosos collares de diversas
— 15 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
semillas, elaborados por laboriosos orfebres, quienes tenían un lugar muy destacado dentro de la comunidad. Las doncellas tenían pulseras de chagualas de hueso con el símbolo de la Serpiente. Los hombres usaban pecheras de oro con dibujos de águilas que representaba el grado de su liderazgo. Los collares de diversas semillas, joque, castañeto, y peonías, eran hechos por jóvenes doncellas y sabias ancianas que, al ser ensalmados con las aguas de la Laguna, adquirían el don especial del ensalme. El fin y el uso era de acuerdo a la situación personal de cada quien o a la ceremonia especial a realizarse. Siempre había un motivo, se pedía por la buena salud, por cosechas abundantes, por la eterna paz entre las comunidades aborígenes, o por otras necesidades cotidianas. Las ancianas consultaban el día y la hora para la elaboración del collar, según el paso de las lunas. Los habitantes de Jamuén conocieron el algodón, el cual hilaban en forma de ovillos con hilos finos y gruesos, para hacer mantas o cobijas. Este era el oficio más preciado por las doncellas, y lo realizaban por las noches alumbrándose con la cera vegetal del incinillo, que era traído desde los páramos y lo obtenían a través del trueque del urao y de ovillos de algodón. En ocasiones también utilizaban la grasa vegetal del cacao.
— 16 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
Fueron excelentes artesanos. Producían adornos tallados en taparos, maracas y totumas, así como cucais para guardar el chimó. Elaboraban hermosas mantas de algodón para librarse del frío, tejían el fique y hacían esteras de junco que para ellos eran sagradas. Los alfareros conocían los secretos de la producción de piezas de barro y los artesanos tallaban figuras en piedra para representar las divinidades consideradas sagradas. Utilizaban el trueque, e intercambiaban urao por granos y artesanías. El urao era una sal que obtenían sumergiéndose hasta el fondo de la Laguna, Templo salobre de los Dioses de Jamuén. La sal era muy importante porque sólo se encontraba en la Laguna y los que quisieran adquirirla tenían visitar Jamuén. Los Dioses atendían a la comunidad indígena enseñando los secretos para realizar las diversas artesanías, por ser oficios sagrados. Cuando ellos contaban la leyenda de la diosa Arca de las aguas, lo hacían en agradecimiento, por ser ella la única que los atendía directamente. Su figura era semejante a tres águilas unidas, portaba en sus alas una planta de junco para que las mujeres, hombres, niñas, niños, ancianas y ancianos que allí vivían, no tuvieran que buscarla en comarcas lejanas. La diosa Arca les enseñó a elaborar el techo de sus chozas y obsequió a cada familia un telar para ur-
— 17 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
dir o tejer las esteras, que desde entonces las usaron como camas. En algunas ocasiones utilizaban mantas para taparlas, ponerlas más suaves y colocarlas en el suelo para dormir, sentarse y hacer visita con otros indígenas de su comarca. Luego las enrollaban amorosamente y las guardaban. Las esteras adquirían poderes mágicos y permitían tejer sueños que en el futuro podían hacerse realidad. Los jamuenes edificaban sus chozas con barro, paja de junco, estacas y carruzo, sembraban plantas medicinales en los corrales de sus hogares, y criaban aves cuyo plumaje era poco común, como paujíes y tórtolas. Estos indígenas conocieron las alpargatas, que utilizaban de acuerdo al grado de la necesidad comunitaria de la caminata, o en festejos y rogativas. En plegarias y ofrendas a la Laguna las llevaban adornadas con fibras de oro pero, cuando descansaban, las amarraban con una cabuya o tejido de fique y eran colgadas en su cintura. Los dioses Arcos visitaban las diferentes comunidades, especialmente la parcialidad Kinaró, la más extensa. Estas divinidades escogían los santuarios, desfiladeros, zanjones, cuevas, piedras, riberas del río Chama y ojos de lagunas, donde eran adorados por los aborígenes, quienes los decoraban con dibujos y bajos relieves de águilas y serpientes con alas.
— 18 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
Las calles de la gran nación eran largas, angostas y rectas. A los lados se podía observar canales o acequias de piedra por donde era conducida el agua hasta los solares de sus chozas, para luego ser almacenada en quimpúes. Como fueron grandes visionarios, crearon los quimpúes que les garantizaba el agua para regar sus conucos y para el uso doméstico. Los quimpúes podían compararse con muchos ojos brillando y mirando hacia el cielo. En la tribu, los Adivinos vivían en una choza cercana a la Laguna. Ellos creían que el estar en sus alrededores les permitía mantener y conocer sus dones para profetizar sin temor a equivocarse. Conservaban el privilegio de ser emisarios y conocedores de los caminos secretos de los Portales, entrada a la dimensión donde vivían los Dioses en el Gran Templo de la Diosa Urao. Los Mojanes conocían las señales cuándo se abrían esos Portales. En las aguas sagradas de la Laguna aparecía un torbellino de peces de variados colores. Luego los Mojanes servían de guía para que los hijos de la Laguna pudieran visitar el Templo, donde vivía por siempre la Diosa. Al iniciarse el año nuevo colocaban doce granos de sal con el fin de saber cuáles serían los meses propicios para realizar las siembras. El día treintaiuno de diciembre, antes de la medianoche, colocaban en un tiesto de barro o en una tabla pequeña doce granos de
— 19 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
sal. Cada uno simbolizaba un mes del año, de enero a diciembre. A esta tabla le daban el nombre de Pinta. Al día siguiente, el día primero de enero, observaban los granos de sal para ver si estaban húmedos o secos y así deducían, de acuerdo al mes, si sería lluvioso o de verano. Más adelante, a partir del día trece, colocaban otra tablita, a la que llamaban Repinta, con otros doce granos de sal. Cada día miraban los granos y así sabían en cuál mes llovería y en cuál no. Los jamuenes ponían especial atención a este calendario por considerarlo muy exitoso. Cuando no hacían esa observación, miraban el sol y la luna. Si la luna tenía los cachitos hacia arriba era una buena señal, indicaba que habría lluvias abundantes, pero si los cachitos estaban hacia abajo sería un tiempo muy seco. Tribus cercanas y lejanas respetaban la sabiduría y conocimientos que los jamuenes tenían sobre la medicina indígena. Los demás comarcanos carecían de buenos mojanes y de curanderos hierbateros, por eso visitaban Jamuén, con la intención de curarse de sus males o enfermedades. Los mojanes chupaban y soplaban el sitio enfermo y luego colocaban cataplasmas de diversas hierbas medicinales, haciendo curaciones milagrosas. Los jamuenes ofrecían holocaustos a las diferentes divinidades nativas de las aguas, como la Diosa de la fertilidad de los suelos, los Dioses del viento, de la
— 20 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
arcilla roja, los cerros, el maíz, las flechas, la pesca, la guerra y las piedras, el del sol, la luna y las estrellas. Todos conocían el lugar preciso donde estos seres espirituales se alojaban. Era un sitio adyacente a la Laguna y muy cerca de un pozo u ojo de agua, donde la Serpiente con alas doradas y otros Dioses les gustaba descansar. La mayor parte del tiempo la Serpiente permanecía soñolienta pero custodiando la belleza del entorno natural de la Laguna, y protegiendo los pájaros, los animales y las plantas que allí crecen. Hace muchos años, en aquel lugar paradisiaco, durante las fiestas y como parte de los rituales, los mojanes se zambullían en las aguas sagradas de la Laguna de Urao, aplicándose finos perfumes de plantas aromáticas y polvos de oro.
— 21 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
— 22 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
— 23 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
— 24 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
II PARTE
Águila de Oro
El Moján y curandero de los jamuenes se llamaba Águila de Oro, un joven de veintiún años, bien parecido, de cuerpo y musculatura fuerte. Su cabello lo llevaba siempre largo y de color rojizo, debido a los baños tomados en las aguas salobres de la Laguna de Urao. Su futura compañera debía ser la joven más hermosa, sabia, laboriosa, piadosa, inteligente, solidaria y amorosa de todo Jamuén. Águila de Oro amaba secretamente a una joven doncella llamada Yoama. Ella llevaba la marca de la belleza indígena ancestral. Piel morena acanelada, rostro hermoso, cabellera larga de color negro, además de la educación recibida en el Templo, cualidades que hacían de Yoama la doncella ideal para tener el privilegio de ser la compañera del joven Moján. Todos los indígenas estaban orgullosos de que ella fuera la elegida del futuro Moján. Las princesas de Jamuén eran entregadas al Templo de orientación, a cargo de las mujeres mayores y sabias ancianas. Las niñas a los siete años se
— 25 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
marchaban de su hogar con la finalidad de ser acondicionadas, preparadas, entrenadas y orientadas en los quehaceres del tejido, para prepararse en las tareas propias del hogar, cómo atender a su futuro compañero y ayudar en los diferentes rituales de servicios comunitarios, de plegaria a las diosas y dioses de producción agrícola, de regadío, de tapareo, de ofrendas a la Laguna y de servicios a su gran nación. Como Águila de Oro no había buscado todavía compañera no le era permitido presidir las ceremonias de los numerosos rituales de su responsabilidad como Moján, por eso era ayudado y orientado por el Consejo de Ancianos de la tribu. Como a los veintiún años cumplidos no había abandonado el Templo, al cual había sido entregado por sus padres a los sabios Ancianos, necesitaba de esta ayuda por su edad y por cumplimiento de los reglamentos acordados en leyes comunitarias indígenas. Los jóvenes eran preparados en el Templo en los rigurosos rituales y ayunos. Los niños, a los seis años, entraban al Templo donde eran entrenados y orientados en las destrezas y educación indígena. El fin principal era cumplir con las leyes y aprender cabalmente el ejercicio de sus futuras tareas, habilidades, funciones y misiones, consideradas necesarias y vitales para su desenvolvimiento en el mandato como Moján dentro de la nación, donde además era
— 26 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
necesario cumplir la mayoría de edad, considerada a los veintiún años. De acuerdo a las condiciones obligatorias de los acuerdos, los futuros mojanes, al salir del retiro, tomaban una compañera para poder gobernar. Por ello los padres de Águila de Oro decidieron ir al Templo para proponer a los sabios Ancianos la salida del joven Moján. Al llegar al Templo, la comitiva integrada por sus padres y familiares, saludaron a los Ancianos en su idioma y luego expusieron su petición: - Nuestro hijo se quiere apartar del Templo porque desea tomar compañera, dijeron los padres de Águila de Oro al Consejo de Ancianos, entregando un hacha de piedra y haciendo un movimiento que insinuaba que cortaban el compromiso de guiatura del Templo. - Aceptamos el hacha como prueba de que se corta la unión que este joven Moján ha mantenido con esta casa sagrada. Él es libre porque ya cumplió los veintiún años. Nos sentimos felices de tener un nuevo Moján porque, al unirse con Yoama, Águila de Oro podrá ejercer sus funciones y cumplir sus responsabilidades como nuestro máximo líder, dijeron los Ancianos. Luego, y en comitiva aparte, acudieron las Ancianas y mujeres adultas encargadas de cuidar y hermosear el Templo y, en función ritual del consejo femenino, consultaron a los Adivinos de la tribu, de acuerdo al mes de nacimiento de Yoama, para luego ir a visitar a sus padres, y muy amables les declararon
— 27 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
el motivo de la visita. Los padres de Yoama, en ceremonial de rito respetuoso respondieron a las sabias Ancianas: - La doncella aún no está en edad de aceptar compañero, apenas cuenta con dieciséis años y por lo tanto no podemos autorizar la boda. Esta negativa no doblegó a las nobles Ancianas quienes decidieron insistir hasta lograr su objetivo. Al día siguiente regresaron y, con mucho tacto, continuaron haciendo sus visitas durante varios días. En la choza de Yoama fue celebrado un Consejo de Familia. En atención a estas consideraciones, a la preocupación y al clamor de las comunidades del pueblo de Jamuén, la familia de la joven dio una respuesta afirmativa. - Damos nuestro consentimiento y nos sentimos muy felices. Yoama será la futura compañera del Moján Águila de Oro, respondieron los padres de Yoama. La alegría no se hizo esperar. Los Adivinos de la tribu volvieron a ser consultados por los Consejos de Ancianos para buscar la fecha propicia de la celebración de la boda. Ellos decidieron que se sería en el Altar del Templo de la Diosa Urao, en la festividad de la adoración del fuego, que todos los años se realizaba cuando la luna se encontraba en la fase de luna llena en el mes de enero.
— 28 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
— 29 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
— 30 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
III PARTE
La siembra del agua
Los jamuenes no poseían agua dulce. Ellos sólo contaban con el agua salobre de su Laguna sagrada. El agua dulce para beber, vivir, regar sus sembradíos y satisfacer otras necesidades debían buscarla haciendo caminos y fabricando canales y acequias, con sus macanas, hachas y piedras afiladas, hacia las únicas fuentes de agua dulce, también sagradas, que poseía Jamuén: las quebradas del Joque y Tibigay y el río Chama. Pero desde el Río Chama era muy difícil subir el agua, por ser muy profundo y por estar ubicado en un barranco muy hondo y peligroso. Los jamuenes necesitaban sembrar el agua dulce, mediante rigurosos ritos de plegarias para Arca, la Diosa de todas las aguas, con el propósito de que en su muy amada nación no faltara el indispensable líquido. Cuando se hacía la siembra, el primer día de luna menguante, eran enviados jóvenes mensajeros, que nunca habían tenido mujer, para recoger agua del río Chama, de lluvia, de las quebradas del Joque y Tibigay, y de las lagunas heladas del páramo, por ser
— 31 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
esta mezcla una combinación maravillosa para sembrar. Estas porciones eran envasadas en una múcura de barro cocido o en un taparo grande, y luego esperaban el día de luna llena o plenilunio para celebrar el rito de la siembra del agua dulce. Quienes participaban en la siembra del agua dulce iban acompañados de los indígenas más conocedores, sabedores y veteranos de los secretos que las aguas necesitaban escuchar, para quedarse y no abandonar la tierra seca. Después de abrir un hoyo grande en el suelo, sembrar el agua y pronunciar las palabras sagradas del rito de la siembra del agua, el lugar quedaba conjurado. Al cabo de siete años, en ese sitio saldría como manantial un brote de agua dulce, alegre, cristalina, y cantarina, que luego trataban de conservar fresca, sabrosa y clara. Los aborígenes que habían hecho la siembra eran íntegros, tenaces, tolerantes, creyentes, caritativos, alegres, amorosos y espirituales, porque además de tener la buena intención de reforestar el suelo, sembraban alrededor del pozo o quimpú, plantas de fique, lucateva, istú, y yátago, para hermosear el lugar y ayudar al florecimiento del agua. Después de cumplir con la responsabilidad de asistir a la siembra del agua dulce, Águila de Oro debía atender, como guía espiritual, otros compromisos del servicio a su nación. Igualmente Yoama se dirigía
— 32 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
al Templo para relatar a las niñas y niños de la comunidad las leyendas relacionadas con el origen de su Laguna: - Había una vez una nación llamada Jamuén donde un día de luna llena llegó al sitio de La Trinchera una pareja de ancianos aborígenes de origen desconocido. Ellos pidieron permiso para acampar por una sola noche y los jamuenes, muy contentos con la inesperada visita, obsequiaron a la pareja visitante, para comer y beber, pitones de magüey, arepas de maíz, el sabroso caldo de istú, chicha fermentada, una pelota de chimó y ají. Les organizaron una fiesta al son de maracas, guaruras, pitos, tambores, fotutos, chirimías, para imitar el canto de los pájaros, de cachos y de venados. - Cuentan que los ancianos se emborracharon y en un momento que bailaban al son de chirimías, maracas y tambores, sin darse cuenta, las taparas del agua sagrada rodaron por el suelo, dejando regar el agua maravillosa que, unida con las lágrimas de sus llantos, completaron el trío vital y conjurador, que mezclado tenía el poder de hacer crecer las aguas al tocar tierra y de esta manera empezó a formarse un pozo de agua salobre en ese sitio, creciendo y creciendo hasta que se completó la Laguna. - La pareja de ancianos aún vive en el fondo de la Laguna, decía Yoama.
— 33 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
— 34 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
— 35 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
— 36 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
IV PARTE
Yoama, Águila de Oro y la Serpiente con Alas Doradas
Se acercaba el día de la boda. El día anterior, la madre de Yoama, que se llamaba Flor de Maíz, se acercó a su hija y le dijo en su lengua indígena: - Yoama, yo quiero que seas una mujer muy feliz. Soy tu mamá y te aconsejo que lleves con dignidad y responsabilidad la gran misión que el pueblo de Jamuén te ha encomendado. Las diosas Arca y Urao han querido que tú seas la elegida del Moján Águila de Oro. Posiblemente la diosa Urao quiere un hijo tuyo, como máxima ofrenda a los dioses. Él será un niño varón, regalo agradable a la Laguna, el cual va a ser entregado como sacrificio por la dicha que has tenido, al ser la futura esposa del hombre con el corazón más íntegro, amoroso, prudente y sutil de toda la tribu. Yoama respondió: - Doy gracias a todas las diosas y dioses por ser tan afortunada. Siento mucha alegría pero me preocupa tener que ofrendar a mi hijo. Aún sin haber nacido ya le amo, él será el fruto de mis entrañas y no quisiera desprenderme del niño cuando llegue ese momento. Yo quisiera que el
— 37 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
Consejo de Ancianos se reúna y me dé la oportunidad de omitir el sacrificio y así evitar la entrega de mi hijo, por ser el fruto de mi amor. Espero ser escuchada cuando me pidan realizar esa ofrenda a la Laguna. Entiendo que las leyes ancestrales son inflexibles, pero algo me dice que este sacrificio no se llevará a efecto. Ese día hubo una reunión en la vivienda de la novia y los invitados tomaron chicha fermentada, comieron pitones de magüey con orégano silvestre, sopa de istú y quinchonchos. También aprovecharon para ensayar las danzas a la luz de la luna, como anticipo al advenimiento de la unión matrimonial. La noche anterior a la celebración, todos prepararon hermosas fogatas alrededor de la Laguna que brillaban con un mágico esplendor. Había allí una gran cantidad de personas invitadas, venidas de otras tribus, las cuales serían testigos del suceso. La mayoría de los indígenas de Jamuén no durmió por la noche. Estaban felices, atentos y ocupados en la organización de la festividad de la boda. Al amanecer, Yoama fue conducida a las aguas de la Laguna para ser ensalmada. Su corazón, lleno de gozo, irradiaba alegría porque finalmente llegaba ese día tan esperado para unirse a su amado. La bañaron con agua perfumada, preparada con ramas aromáticas y polvos de oro, y se dispusieron a esperar el ritual del casamiento. Las ceremonias especiales eran
— 38 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
hechas por las Ancianas y comadronas encargadas de atender el Templo de la Laguna Yoama fue vestida con una manta de algodón de color blanco, bellamente entretejida con finos hilos de oro. Su cabeza estaba adornada con un penacho de plumas de diversos colores, los brazos cubiertos con collares de caracol, pepas de joque y peonías rojinegras, y en sus delicados pies colocaron unas sandalias de fique con hilos dorados que brillaban con la luz. Las comitivas invitadas, todas venidas de otras tribus de la Cordillera de Los Andes, llegaban con muchos días de anticipación, y emocionados esperaban pacientemente el inicio de la ceremonia. Ellos harían entrega a los novios de hermosos regalos. Los obsequios consistían en adornos como pecheras de conchas marinas, pectorales de águilas de oro, tallas de piedra, hachas, pedazos de jade, ovillos de algodón, mantas, esteras de junco, chingaleas de enea, ídolos tallados en piedra y objetos adornados en corales, diamantes, esmeraldas, pepitas de oro, ollas de barro finamente labradas, hermosas telas de algodón, fibras de fique, aves exóticas, chimó y cacao para ofrendar en el Altar de la Laguna. Los hombres y mujeres de Jamuén iban ataviados con sus mejores galas. Sus cuerpos pintados con círculos y semicírculos del color rojo del achiote y el
— 39 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
negro del bijao. En aquel día tan especial, las princesas ofrendarían al Templo de la Laguna las siete mazorcas de maíz como símbolo de la abundancia, con el fin de agradar al dios Arco y a las diosas Arca y Urao. Esta ofrenda representaba el poder de la sangre y la vida indígena. Cuando se hicieron las ofrendas, encendieron las hogueras por todos los costados de la Laguna, para simbolizar el nacimiento del fuego. Los jamuenes creían que el fuego había nacido del sacrificio y la muerte que habían pagado con su sangre las víctimas de la Laguna y, para obtener el nacimiento de un nuevo sol, el fuego sería la energía vital para renacer las almas y espíritus en los peces, pájaros, aves y juncos de la Laguna. En Jamuén se creía que el rito del nacimiento del fuego era una necesidad para las familias de la comunidad y, cada vez que el Moján celebraba aquel ritual, todos en comunión espiritual, percibían y sentían cómo se transmutaban las amenazas de muerte y destrucción destinadas a la tribu. El día del casamiento, las diosas Arca y Urao no estaban satisfechas con el sacrificio de sangre. Arca y Urao necesitaban algo diferente a sacrificar vírgenes, niños, niñas y prisioneros. Las Diosas deseaban ofrendas de animales como serpientes, mariposas, aves y flores. El Moján, como supremo sacerdote, conversó
— 40 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
con ellas largamente pero regresó preocupado por el vaticinio de las Diosas de las aguas y de la fertilidad de los suelos de Jamuén. De acuerdo a las circunstancias, a lo grandioso de la festividad y a la ocasión para ofrendar y agradar a tan elevadas criaturas, el Moján decidió complacer a las Diosas después de lo que ellas predijeron. Deseaban el sacrificio de un ser alado como la Serpiente con alas y plumas doradas. El Moján sabía que era necesario hacer la ceremonia lo antes posible para aplacar la ira de los Diosas y para poder dirigir el futuro de aquella nación en peligro. Algunos decían que se avecinaban tiempos muy difíciles para todos. Llegarían a Jamuén hombres con ropajes diferentes a los que ellos llevaban, y con una piel de otro color, quienes maltratarían y matarían irremediablemente a toda la población. Kinaroes, orcases, caseses, mucumbúes y mocoyones se quedarían sin sus tierras, aguas y costumbres comunitarias pero, posiblemente, practicando el ritual recomendado por la diosa Arca, el cual consistía en sacrificar viva una serpiente de gran tamaño con plumas doradas y una gran cresta, tan brillante a la luz del sol o de la luna, se podría alejar el odio, la codicia, la avaricia, la calumnia, la envidia, la intolerancia, la soberbia, el chisme y el rencor que tanto daño hacían a las gentes de la gran familia de Jamuén.
— 41 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
Previendo que la festividad fuera algo muy especial, aquel mismo día fueron enviados mensajeros guerreros y cazadores en busca de la añorada serpiente, con el fin de agradar y satisfacer a tan exigentes Diosas. Los jamuenes iban de tribu en tribu, mirando en todos los rincones donde podría encontrarse aquel gigante animal, digno para el sacrificio. Águila de Oro y Yoama se encontraban entre los voluntarios y voluntarias. Los novios pidieron ayuda al Dios universal de sus vidas cotidianas y así fue como, al atardecer de aquel día, la garza rosada, oriunda de la Laguna, regresó haciendo piruetas para demostrar su alegría. Ella expresó que en la tribu de Orcás, en una cueva utilizada como santuario de los Dioses, se encontraba una serpiente de gran tamaño, con una gran cresta en el lomo de su cabeza. Sus alas eran doradas y las plumas brillaban como el sol. Inmediatamente todos los indígenas salieron en una gran expedición Kinaró, porque los representantes jamuenes invitaron a sus vecinos caseses, mucumbúes, mocoyones, y de Caparú y Cutifaz, por ser también conocedores de los sitios donde se encontraban las entradas a otras dimensiones de los lugares sagrados, que conducen al Altar de su Laguna y para, más adelante, durante muchas lunas y medialunas, sirvieran como testigos y dar fe de lo observado.
— 42 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
Con grandes sogas de fique y una jaula de carruzo fueron todos para apresar a tan raro e interesante animal. La empresa resultó difícil y peligrosa. Ellos recurrieron al Dios del sueño para que la serpiente se durmiera profundamente y de esta manera hacerla prisionera para ser conducida finalmente a la tierra de Jamuén. Todos esperaban ansiosos la llegada de aquel ser alado. Gritaban con tanta fuerza que el eco de sus gritos y cantos traspasaba los confines de la gran nación Kinaró. Música de chirimías, guaruras, caracoles, tambores, pitos, cachos, fotutos y maracas se escuchaban por todas partes. Las doncellas danzaban a orillas de la Laguna al tiempo que entonaban preciosos y melancólicos cantos. Aquel concierto musical, especialmente acordado por todos en ceremonial religioso, era sencillamente admirable. Era difícil explicar con palabras lo hermoso de los vestuarios, ofrendas y danzas propias y de otras tribus invitadas, las cuales igualmente lucían esplendorosas. Muchas eran las personas que componían las comitivas llegadas con anticipación para presenciar lo importante de la ceremonia, pero las nubes de color gris oscuro y los truenos que se escuchaban con insistencia anunciaban tormenta. Aquella serpiente no era un ser de este mundo, sino un Dios que vino en ayuda de Águila de Oro
— 43 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
y Yoama, con el fin de aplacar la furia del Dios del fuego y para que los jóvenes pudieran unir sus vidas para siempre. Aquella tarde se celebró con gran gozo la boda, pero la serpiente alada se remontó por los aires, no dejándose sacrificar. Desapareció a la vista de los presentes, quienes no daban crédito a lo visto. Su misión era otra, sólo había venido a permitir que los novios realizaran su boda. Mientras tanto Águila de Oro y Yoama con mucho recogimiento y humildad daban gracias a su Dios universal por la dicha recibida. Al cabo de un año los jóvenes esposos recibieron el regalo de un hermoso niño. Toda la tribu celebró con grandes fiestas el nacimiento del primogénito del Moján, quien, de inmediato demostró cualidades especiales que lo diferenciaban de los demás pequeños de su edad. Yoama lo cuidaba y protegía con mucho amor pero temía que el Consejo de Ancianos algún día pudiera decidir que el niño fuera ofrendado a la Laguna. Para recordar a sus ancestros, y para hacer honor a sus nombres, al niño lo llamaron Camucay, como su abuelo materno, quien era oriundo de la tribu de Casés. Cuando el niño dio sus primeros pasos fue presentando al Templo de su Dios universal y, al pisar el primer escalón, el lugar se iluminó con una extraña luz dorada, por eso el Consejo de Ancianos
— 44 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
decidió que el pequeño fuera presentado al Templo donde los hijos de la Laguna recibían y aprendían de sus Dioses los secretos de la comunicación con las aguas, el viento, las plantas, los animales, la tierra y el fuego. Así pasaron los años y el niño fue creciendo. Yoama recordaba que el niño lloró mientras estaba todavía en su vientre, y los Ancianos predijeron que iba a ser adivino. Camucay además poseía los dones y capacidades de poder comunicarse con las aguas, animales y plantas de su entorno. Yoama resplandecía de gozo pero un temor invadía su corazón.
— 45 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
— 46 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
— 47 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
— 48 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
V PARTE
La fiesta del maíz
El maíz siempre fue cultivado por los jamuenes con gran respeto, esperanza y amor. Desde la eliminación de los matorrales, la siembra y resiembra, hasta la recolección de la cosecha final, el indígena se comunicaba en soliloquio conjurador contra las plagas, mientras acariciaba la planta con su danza aborigen a la espera de las mazorcas. Las fiestas agrícolas siempre fueron celebradas religiosamente con grandes pompas y música, especialmente las del maíz, frijoles, batatas y tabaco. La nación, para mantenerse alegre y no pensar en los castigos de los Dioses, cuando terminaba un festín inmediatamente empezaba a prepararse para la próxima fiesta de la siembra y de la cosecha donde, un poco antes de transcurrir seis lunas anteriores a la cosecha final, podían obtener mazorcas de maíz tierno para alimentar a la familia. Las comparsas las conformaban personas propias del lugar, las venidas de tribus vecinas y las de lejanas tierras, que cada año realizaban el ceremonial
— 49 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
de la ofrenda a la Diosa de la agricultura. En esos ceremoniales estaba presente el baile avasallador de los danzantes indígenas, el ruido seco de los pasos, el sonido de los instrumentos musicales y los cantos monótonos, lo que producía un cierto sentimiento de alegría o tristeza entre los participantes. Las celebraciones eran una especie de compromiso con fiestas, sacrificios de sangre y ofrendas. Desde el día anterior a la festividad mayor, todos esperaban poder ver el altar o parihuela donde llevarían las ofrendas de flores, animales y personas, recordando a todos los presentes lo importante del sacrificio para alcanzar o cambiar los vaticinios o profecías de parte de los Dioses. Durante los ensayos, Águila de Oro y Yoama, acompañados de Camucay, acudían a danzar entre los hombres y las mujeres de la comunidad. La pareja llevaba vestidos que simulaban la planta del maíz, y durante nueve noches calzaban alpargatas bordadas con barbas de maíz. Todas las tardes, al ocultarse el sol, rendían tributo a su Dios con los cantos y ensayos de las danzas del maíz, a la luz de la luna y con muchas antorchas. Al llegar el día de la celebración de la cosecha, tan esperado por todos, comenzaba la procesión de las tribus, que eran presididas por el Moján y los Consejos de Ancianos que iban llegando lentamen-
— 50 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
te frente al Altar de su Laguna. Las doncellas, que nunca habían mirado a un hombre, danzaban con sus rostros cubiertos con máscaras de arcilla y luego hacían arepas, sopa de maíz y ajiaco de bledo e istú, con ají, y ramitas comestibles para ofrendarlas a las Diosas y Dioses. En estos sacrificios era muy importante el elemento conjurador del agua ensalmada, por ser sagrada y poseer virtudes especiales en las ceremonias donde se agradecía por los dones recibidos. Las fiestas constituían un espectáculo maravilloso. Las máscaras eran de una gran diversidad de colores que, a la luz de la luna, de las antorchas o del sol, semejaban pequeñas estrellas que brillaban debido a las numerosas incrustaciones de piedras preciosas. Simultáneamente estaba la música, el sonido de los instrumentos musicales, guaruras, cachos, tambores, fotutos, chirimías, armonizados con los bailes, que semejaban una magnífica sinfonía musical y humana.
— 51 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
— 52 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
— 53 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
— 54 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
VI PARTE
El sacrificio de la Doncella Yoama
Pasaron siete años después de la celebración del matrimonio y durante todo ese tiempo en la nación de los jamuenes no volvió a llover. Se desató una gran sequía. Al faltar el agua empezaron a escasear los alimentos, los animales murieron de peste, y los hombres y mujeres tuvieron que trasladarse a otras comarcas para buscar alimentos. Entonces el Consejo de Ancianos, después de consultar con los Adivinos, tomó la decisión de sacrificar a Camucay, el hijo de Águila de Oro y Yoama, por considerar que este niño sería lo más agradable a los Dioses. El sacrificio era necesario para lograr la benevolencia de las divinidades. La población, a pesar de su amor por Camucay, se dejó vencer por la desesperación que produce el hambre, la sed o el frío, y pedía realizar la ceremonia de las rogativas a los Dioses, lo cual permitiría finalmente que lloviera y no faltara el alimento. Yoama pidió piedad y clemencia a su diosa Urao y apoyo al Consejo de Ancianos del Templo de la Laguna, pero éstos desoyeron sus ruegos.
— 55 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
- No podemos intervenir sobre lo que el pueblo ya decidió. Ellos quieren que Camucay sea ofrendado a las aguas de la Laguna Sagrada, dijeron los Ancianos y las Ancianas. La doncella madre se sintió desamparada y empezó a llorar. Lloraba tanto que sus lágrimas corrieron día y noche, haciendo que lloviera mucho, y los ojos de la Laguna se llenaron, y crecieron el río Chama, las quebradas del Joque y Tibigay, las quebradas siempre secas de la Maruchí, Casés y todos los zanjones de Jamuén. La Laguna rompió los diques que contenían sus orillas en El Barro y La Trinchera, hasta que los habitantes de Jamuén sintieron pánico de que se rompiera el hechizo que mantenía a la Laguna en los predios de Jamuén. Ese hechizo lo había hecho un Piache para evitar que la Laguna encantada volara a otros lugares. La Doncella Yoama decidió lo que tenía que hacer con su hijo. El día anterior al holocausto de Camucay, las princesas danzaban y exclamaban en voz muy alta y desgarradora: ¡Oh Diosa del Urao! ¡Oh Diosa de la Agricultura! ¡Oh Diosa de las Aguas….! ¡Envíen alimentos al pueblo! Que todas las tribus cosechen frutos abundantes.
— 56 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
Un coro de niños y niñas contestaba: ¡Que sea para el bien de todos! Y llegó el día del sacrificio. El cielo lucía sus mejores galas, las nubes semejaban diversas figuras, el arcoiris apareció y desapareció a su antojo en el cielo de Jamuén. El estruendo de las comparsas, los gritos y los cantos monótonos, semejando alaridos, muy característicos de los aborígenes en esas ocasiones especiales, enardecía los ánimos. La algarabía de voces, semejante a un jolgorio de aves, permitía a todos contribuir y participar. Entre tanto, la parihuela donde llevaban a Yoama y a su hijo, que sería presentado como ofrenda digna de los Dioses, les recordaba a todos que esta ocasión no era igual a las demás. La parihuela, u objeto funerario, elaborado especialmente para la festividad, estaba también cubierto con gran cantidad de flores, aves, frutas y bellos presentes, para ser obsequiados en el Altar del sacrificio de la Laguna. Todos esperaban con impaciencia el inicio de la ceremonia. No había vuelta atrás. El Moján Águila de Oro ya había decidido que su hijo Camucay fuera sacrificado en honor a Urao, Diosa de la fertilidad de los suelos de Jamuén. Yoama muy triste esperaba el momento, aparentemente resignada, para hacer entrega de su hijo.
— 57 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
Aquella tarde el Altar de la Laguna se encontraba ricamente adornado con profusión de ofrendas, y Yoama sonreía con tristeza. De repente el sol se oscureció y los Consejos de Ancianos y Ancianas dijeron que era necesario acelerar el sacrificio. Águila de Oro, Yoama y Camucay lloraban amargamente. Ambos, padre y madre, se despidieron del niño, pero Yoama, simulando conformidad, se dirigió a las orillas de la Laguna y, ¡Oh sorpresa!, en un descuido de los presentes, colocó a su hijo en el suelo y corriendo se lanzó a la Laguna y se autoofrendó a la diosa Urao.
— 58 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
Notas
Después de aquel sacrificio, los jamuenes bautizaron la Laguna con el nombre de Yoama que, igual que Chama, significa sitio sagrado. La actual comunidad de origen indígena la nombra “Doña Simona”. Su nombre geográfico es Laguna de Urao, según el Decreto 172 del 18-6-1.979, Monumento “Natural Laguna de Urao”.
Yoama, según algunos pobladores que aún viven en las comunidades del pueblo de Lagunillas, no murió. Se encuentra en la dimensión de los espíritus protectores de Jamuén. Lo hizo sin experimentar dolor, porque su sacrificio por amor la elevó a la categoría de los Dioses, para desde allí reinar y vivir en la Laguna para siempre.
— 59 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
La hermosa Serpiente ha sido vista sobre el junco, cuidando las aves, peces, plantas, riberas, el ambiente y todo lo que pertenece al Templo sagrado de Yoama.
Las fiestas religiosas indígenas tienen un origen de más de dos mil años de la existencia humana, como se ha comprobado por estudios arqueológicos, por objetos cerámicos e instrumentos musicales, como la chirimía semejante a la quena del Perú.
El saludo indígena, colocado al comienzo de la historia, me fue dado por el ya fallecido Dr. Carlos Márquez Guzmán, en el año 1985, en ocasión de visitar el Ateneo de Lagunillas, donde me desempeñaba como Coordinadora de actividades culturales del Ateneo y del Museo Julio César Salas de Lagunillas. Él me comentó que las palabras del saludo le fueron entre-
— 60 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
gadas por su abuela Doña María Márquez, ella las recibió de Don Fabio Rondón, su padre, quien a su vez las aprendió de una indígena, criada en su casa paterna. Al referirse a lo sagrado del idioma, indicó que se deben utilizar y pronunciar dichas palabras con mucho respeto por constituir un tesoro único como herencia ancestral para los hijos de Lagunillas. Se considera que en estas palabras no puede omitirse ni agregar sílabas o letras con el fin de no desvirtuar el lenguaje original aborigen.
Tomado del vocabulario del dialecto indígena de los mucuchíes o mucubaches de la obra Procedencia y Lengua de los aborígenes de los Andes Venezolanos de Don Tulio Febres Cordero.
Cari: significa uno, hombre. Tumis: unida a say say significa dinero. Say say: significa dinero. Guaristé: significa para servir a usted. Contestación al saludo para servir a usted.
— 61 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
Recomendación muy especial a los docentes: sería muy hermoso que en las escuelas se enseñara los vocablos aborígenes a los niños, ya que de esta manera se lograría el rescate de lo que se encuentra en vías de desaparecer, para lo cual recomiendo las obras de Don Tulio Febres Cordero y las obras del Doctor Julio Cesar Salas. GUARISTE…
— 62 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
Glosario de términos aborígenes ARCA: Diosa de todas las aguas de Jamuén. ARCA (O): Diosa de los cerros, desfiladeros, cuevas, piedras, zanjones, riberas de la Laguna, del río Chama y las quebradas del Joque y Tibigay. BIJAO: Árbol tintóreo (Onoto) CACHOS: Instrumento de comunicación musical de los jamuenes. CAIMITO: Árbol frutal y de sombra, originario de Jamuén. Sus frutas maduras son: verdes, las del caimito verde, y moradas Nazareno, las del caimito morado CAPARU: Antigua carretera Trasandina, hoy abandonada, que se encuentra en las laderas de Las González. CARRUZO: Arbusto que crece a orillas de los ríos, viene siendo de la familia del bambú. CASESE: Población perteneciente a la comarca de Casés. CASTAÑETO: Árbol que lleva este nombre y produce unas semillas de forma triangular, utilizadas por los indígenas para realizar sus collares. CHAGUALA: Pectorales o collares elaborados con huesos de caracoles marinos. Los indígenas de Jamuén los utilizaban como adorno. CHIRIMÍA: Instrumento musical de los jamuenes de origen muy parecido a la quena de los Incas. CUCAIS: Vasija hecha de la fruta del totumo, con tapa de la misma materia, que se tiene colgada para guardar chimó, sal, manteca y café. CURAS: Nombre dado a los frutos del aguacate.
— 63 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
CUTIFAZ: Sacerdote y curandero de los mocoyones. ENSALMADOS: Ceremonias especiales de los indígenas para preparar los objetos rituales de las ceremonias. ESTERAS. Tejido o artesanía elaborado por los indígenas, las utilizaban para dormir, hacer visita o simplemente para sentarse. FIQUE: Arbusto. Planta de la familia del sisal. Sus hojas son fibrosas y con espinas en los bordes. Su fibra es utilizada para realizar tejidos. FOTUTOS: Instrumento musical de los jamuenes. GUÁIMAROS: Árbol frutal y de sombra. Las frutas cocidas y preparadas en batido blando eran alimento para los jamuenes. GUARISTÉ: En el idioma indígena, significa: Para servir a ustedes. GUARURAS: Instrumento musical de los jamuenes. GUÁSIMO: Árbol frutal y de sombra. La fruta sirve de alimento y medicina al ganado. INCINILLO: Planta de la cual extraían una sustancia vegetal utilizada para alumbrarse. ISTÚ: También llamado MUNCE. Arbusto que produce un fruto de hilachas. Sirve para preparar alimentos como sopas y ajiaco, fue muy utilizado por los indígenas de Jamuén. JAMUÉN: Nombre aborigen de Lagunillas, Municipio Sucre, Estado Mérida, República Bolivariana de Venezuela. JAGUA. Árbol tintóreo. La tinta que produce este árbol es de color negro. JOQUE: Árbol que produce semillas, las cuales son de color negro y son utilizadas para hacer collares.
— 64 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
JUQUIAN: Tubérculo alimenticio, originario de Jamuén, parecido al ocumo. KINARÓ: Gran familia indígena, componente de la etnia Chama e integrada por las cinco tribus siguientes: Jamuenes, Caseses, Orcases, Mucumbues y Mocoyones. KINAROES: Se denominó con este nombre a la gran nación que abarcaba desde Estanques, los llanos de El Anís y el Molino. LUCATEVA: Planta que. sembrada a orillas de los quimpúes, conservaba el agua fresca y clara. MALANGÁ: Tubérculo parecido al ñame. MECHAS: Nombre dado al cabello. MOCOYONES: Esta población pertenecía a la comunidad de Mocoyón. MOJÁN: Sacerdote líder y curandero supremo de los Kinaroes. MÚCURA: Utensilio de barro cocido, utilizado por los jamuenes para cocinar y conservar alimentos sólidos y bebidas. ORCÁS: Tribu ubicada subiendo hacia Pueblo Nuevo del Sur. PAUJÍES: Aves de color negro con algunas plumas de otros colores, fueron domesticadas por los jamuenes. PEONÍAS: Semillas de una planta rastrera llamada peonía. Las semillas son pequeñas y de color rojo. PITONES DE MAGÜEY: Flores de magüey silvestre, cuyo sabor agradable servía de alimento a los indígenas de Jamuén. QUIMPÚES: Pozos o estanques de barro, utilizados por todas las tribus de la familia kinaró, para depositar agua de uso doméstico y de regadío. — 65 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
QUINCHONCHO: arbusto originario de Jamuén que produce granos comestibles. TAPAREO: Acción de los aborígenes jamuenes para regar plantas con un taparo. TAPARO: Planta rastrera. Produce los taparos que los jamuenes convertían en envases para cargar agua desde los quimpúes. TIBIGAY: Quebrada llamada hoy día San Miguel. Cuando los españoles llegan al pueblo de Jamuén avistan la quebrada el día de San Miguel Arcángel y la bautizan con este nombre. TISURI: Planta rastrera, originaria de Jamuén, produce granos comestibles. TÓRTOLAS: Tipo paloma; habitaban en la Laguna de Urao. TOTUMAS: Frutas de los totumos, de diferentes tipos y tamaño, convertidas por los jamuenes en envases para diferentes usos y necesidades. Con las de tipo Jícaras pequeñas fabricaban las maracas. URAO: Diosa de la fertilidad de los suelos agrícolas secos de Jamuén, hoy se ha dado este nombre a un mineral, similar a la sal, (sesquicarbonato de calcio) extraído de la Laguna del mismo nombre. YATAGO: Planta, que sembrada a orillas de los quimpúes, conserva el agua fresca y clara, además de producir humedad. YOAMA: Sitio sagrado, nombre que los jamuenes le dieron a su Laguna. Proviene de una doncella jamuenense.
— 66 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
Bibliografía consultada
Aguado, Fray Pedro de. Recopilación Historial de Venezuela. Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela. Italgrafica. 1963. 2. T. Así nació Mérida. Biblioteca Popular “Turismo Andino”. Editado por Parra Pinto Editores. Tomo 3. Mérida-Venezuela. 2003. Febres Cordero Tulio. Obras Completas. Procedencia y Lenguas de los Aborígenes de los Andes Venezolanos. Edición Conmemorativa. 1960. Indígenas de Mérida. Biblioteca Popular “Turismo Andino”. Los naturales de las Sierras Nevadas. Tomo 8. Mérida, Venezuela. 2003. Márquez Carrero, Andrés. Orígenes de la Cultura Tatuy del Estado Mérida. Publicaciones Tatuy Mérida, Venezuela. Rincón Gutiérrez, Gonzalo. Geografía entrañable. Mérida, Venezuela. 1981. Rojas Uzcátegui, José de La Cruz. Lagunillas en cinco crónicas. Primera Edición. Merida-1978. Salas, Julio César. Tierra firme. Estudios sobre Etnología e Historia. Fundación Julio César Salas. Caracas. 1997.
— 67 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
Soustelle, Jacques. La vida cotidiana de los aztecas en vísperas de la conquista. Versión española de Carlos Villegas. Fondo de Cultura Económica. Año 1956. Villamizar, Julio. La fundación de Lagunillas. Primera Edición. Mérida 1980.
.
— 68 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
Índice Prólogo
págs. 7
I PARTE La historia de Jamuén
15
II PARTE Águila de Oro
25
III PARTE La siembra del agua
31
IV PARTE Yoama, Águila de Oro y la Serpiente con Alas Doradas
37
V PARTE La fiesta del maíz
49
VI PARTE El sacrificio de la Doncella Yoama
55
Notas
59
Glosario de términos aborígenes
63
Bibliografía consultada
67
— 69 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
Este libro
Yoama, la Doncella de Jamuén
se diseñó en la Unidad de Literatura y Diseño de FUNDECEM en noviembre de 2014. En su elaboración se utilizó papel bond, gramaje 20, y la fuente Book Antigua en 11 y 14 puntos.
— 70 —
YOAMA, LA DONCELLA DE JAMUÉN
— 71 —
ISAURA PEÑA DE RIVERA
— 72 —