Vivir en época de Pandemia Y por otra parte, el aislamiento total, en casos extremos como este, genera cambios
emocionales en cada uno de los participantes de la familia. Éstos son recepcionados de diferentes maneras y en algunas ocasiones esas emociones son negativas, resultando perjudiciales en nuestro accionar: contestaciones no habituales y menor tolerancia en determinadas circunstancias pueden ser algunos ejemplos. Por el contrario, en lo diario, cuando cada uno tiene sus diferentes actividades fuera del hogar, suelen no aparecer ya que uno concentra toda su elasticidad y tolerancia en las 5 horas activas que solemos pasar, por ejemplo, de lunes a viernes en ocasiones "normales".
ESTABLEZCAMOS PRIORIDADES Lorena | 43 años – Licenciada en psicopedagogía, Docente.
El aislamiento nos obliga a parar, volver a encontrarnos en lugares comunes que habitualmente pasábamos por alto, con las arduas rutinas cotidianas. En ese encuentro rescato las largas sobremesas en familia, los juegos con mis hijos, bailes, rincones olvidados de la casa, las charlas telefónicas que el whatsapp y los mensajes fueron reemplazando. Escuchar al otro sin apuro,
sin tiempo...
No sé definir cuantas de estas cosas podrán ser sostenidas en el tiempo con el ritmo de vida habitual, pero sin duda conectarme con todo esto me hace muy bien, lo redescubri y me ayuda mucho por estos días.
EN MI CASO, RESCATAR LAS RUTINAS, ESTABLECER PRIORIDADES, CONECTARME CON LAS COSAS QUE ME HACEN BIEN FÍSICA Y EMOCIONALMENTE ME AYUDA A SOSTENER EL AISLAMIENTO.
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