Revista Plenilunio No. 59. Marzo 7, 2015

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Revista Plenilunio No. 59 Homenaje a: Carlos Alberto Caicedo Febrero - Marzo de 2015 - Año 12

“ La Poesía es un silencio que alguien de oreja muy fina escuchó” Félix Pita Rodríguez

Director Milton Fabián Solano Zamudio Consejo editorial: Carlos Gerardo Orjuela Betancourt María Elena León García Natalia Cruz González Luis Esteban Patiño Cruz Eduardo Luna Hurtado Milton Fabián Solano

SUMARIO Un diccionario para Bertoldo Casal y Cacero, por Eduardo Luna Hurtado..5 Poemas de Carlos Alberto Caicedo......7 Retrato hablado de nuestro padre Por: María Victoria, Pilar y Rosario Caicedo Estela.................................... 11 Samira Betancourt - García................14 Ancizar Arana Cruz............................17 Andrés Arango Velasco......................19 José Arciniegas Herrera.....................22 Leonel Arango Ruíz...........................24

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CARLOS ALBERTO CAICEDO ARBOLEDA* Popayán, 6 de junio, 1919 - Cali, 5 de Febrero, 2010

Por: Eduardo Luna Hurtado

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arlos Alberto Caicedo, fue siempre un hombre de grandes amores y a todos ellos guardó fidelidad: a su familia, a su Popayán blanca de ojos negros, a la Cali soleada donde nacieron y crecieron sus hijos, a los diccionarios, a las palabras. Y de estas últimas queremos ocuparnos; palabras que tienen el aroma de los campos de que tanto gustó en fincas del Cauca y el Valle. Ellas nacieron de su fina capacidad de observación y las fue puliendo, llenándolas de recuerdos, en la que fue por mucho tiempo su oculta vocación de poeta. Tenía la bondad de la sencillez; así son sus poemas, hilvanados con brisas y luces suaves. Podríamos definirlo como un romántico; el mismo que dejó plasmado entre sus líneas el gran amor por Nellie, su esposa, su capacidad de asombro ante la belleza de un atardecer o la gozosa inmensidad del mar. Quizás fue en esos primeros libros, comprados para la temprana inquietud literaria de su hijo Andrés, donde Carlos Alberto empezó su acercamiento a la palabra en forma perdurable; muy seguramente, de esa misma savia, por caminos distintos ambos se nutrieron. Bertoldo Casal y Cacero, Seudónimo de Carlos Alberto Caicedo, citado en la pág. 55 de su libro “De mis ensueños y locuras” *

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En los poemas de Carlos Alberto Caicedo o Carberto, como lo llamaban sus amigos, se advierte una actitud contemplativa, que lo lleva a meditar, gustar o analizar la vida: “el sol de los venados y los hielos de los años dejaron de ser nuestros porque… hemos vivido demasiado” Y es allí, desde ese espacio sensible y reflexivo que evoca, sin amargura y antes más bien con singular cariño, las cosas de su ayer, por ejemplo a su Popayán natal:"y gocé del amor adormecido de tus tardes eléctricas, plomizas, disfruté de tu paz, de las sonrisas, en tus casas ilustres sin cortinas” Ese retorno a lo simple, a la sencillez de lo primero, no se da solo hacia el pasado; también lo hace al viaje interior, único lugar donde un hombre se despoja de las vanidades. Y continúa desde esa misma transparencia, teniendo el corazón de un enamorado, como cuando rememora la música que aprendió a tener por suya, al lado de su adorada Nellie Estela; “tus boleros que escucho silencioso son antañeras espinas en mi alma” Honramos la vida de un hombre singular, que libró luchas consigo mismo y que afrontó con virtud la adversidad que laceró a destiempo su corazón de padre y de esposo y que siguió asombrándose y aprendiendo a pesar de los años. El mismo que conservó la sonrisa y el buen humor y fue capaz de volver a los bancos estudiantiles de la universidad a los setenta años; el que a sus ochenta se le veía escribiendo contento frente a un computador, el viajero, el admirador de la pintura de El Greco, el amante de la música clásica, el que fisgoneaba con cariñosa sabiduría las palabras, desde la torre de papel de los periódicos. Estas palabras se quedan cortas, pero son un testimonio de admiración por alguien cuya memoria merece perdurar con todo brillo y son un testimonio de afecto por sus amadas hijas Vickie, Pilar y Rosario.

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POEMAS DE CARLOS ALBERTO CAICEDO Tomados de su libro “De mis ensueños y locuras” , Impresora Feriva, Cali . Junio 2009. 183 páginas. http://ntc-eventos.blogspot. com/2009_06_07_archive.html

A SU RECUERDO Para Nellie

En el paraíso eternal de mis recuerdos Te seguiré esperando. Tus risas, tus caricias, tus encantos Arrullan mis nostalgias arrogantes. Tus boleros que escucho silencioso Son antañeras espinas en mi alma. Tú me enseñaste a amarlos. Cogidos de la mano, Los recuerdos felices de esos días Son destellos brillantes de añoranzas. Estás presente en mí, y allí acuclillado Te veo tan cariñosa, con esa sonrisa franca Y cantarina que siempre está presente, Con indelebles recuerdos persistentes. Hoy no sigo escribiendo. Voy a dejar que el sueño De sentirte a mi lado No sea un pensamiento volátil como el tiempo Sino un retrato vivo, presente en mi recuerdo Con esa permanente textura del silencio. Espérame; voy a estar a tu lado en el encuentro Sin fin de nuestras almas.

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ESTA BOLA QUE RUEDA Estoy pensando en ti Embarcado en tus recuerdos, Con la luna del tiempo a mis espaldas Y el sol de la esperanza en mis alforjas. El recuerdo de otras latitudes Dibujó de angustia mi pasado, La risa rutilante de tus ojos Bordará de caricias tiempos idos. El sol de los venados Y los hielos de los años Dejaron de ser nuestros Porque…hemos vivido demasiado. Las brisas de otros vientos Nos llevarán al puerto de la ausencia, Y los dos estaremos taciturnos Soñando vidas muertas, Pero no importa; ya vivimos, Vivimos demasiado. Y mañana, si hay un mañana encanecido, Repetirán nuestros nombres no lo dudes, Y los dos estaremos Como la brisa tenue que renace, Como el sueño final que vivifica, Porque serán como nosotros fuimos: Esa bola que rueda… Y seguirá rodando al infinito.

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VOLVER A VERTE SIEMPRE MI AMADA Recuerdos felices de tus cielos Alumbraron de anhelo mi esperanza, Y las sonrisas de luz en tus pupilas Sembraron de pasión mis remembranzas. Y volví a tus calles, a tus nidos, Recorriendo en el potro de los años Esos tiempos pasados ya vencidos, Y miré tus balcones, tus iglesias, Tus calles empedradas, tus altares, En mi paz interior hechos pavesas. Y gocé del amor adormecido De tus tardes eléctricas, plomizas, Disfruté de tu paz, de las sonrisas En tus casas ilustres sin cortinas. Volvieron a nacer esos placeres Que tan solo los años nos deparan Para gozar con cosas pasajeras, Disfrutando del soñar cada mañana. Y volví a recorrerte, a acariciarte, A tenerte entre mis brazos SOLA, ÚNICA; Pues eres para mí como ninguna, Grata heredad, POPAYÁN, MI SIEMPRE AMADA.

ESOS OJOS… TUS OJOS He visto tu sonrisa “coquetear” con tus labios, Y tus ojos lucientes “caprichear” complacientes Los matices de tu alma. Me enamoran, te digo, Si balbuceantes me miran; O irascibles me inspiran Esos ojos… tus ojos. Y al mirar de algún modo -pero no indiferentes-, Prisionero me tiene El candor que reflejan. ¡Dulces ojos… tus ojos!

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DE SUEÑOS A la memoria de mi hijo

Mi sueño es ilusión de variedades Que me transporta al mundo de lo ignoto, Confundiendo misterios con verdades En un avión sin ruta y sin piloto. Los gigantes se vuelven nimiedades El silencio también es alboroto, Las angustias no son calamidades, Y la paz puede ser un terremoto. Yo sueño en blanco y negro o en colores Según como me rija el subconsciente De la paz interior a sus fulgores. Cuando comienza a despuntar el día Yo me encuentro dormido de repente Porque sigo “soñando” todavía. -------

Manuscrito de Carberto. Notas al libro de A. Zapata

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RETRATO HABLADO DE NUESTRO PADRE Por Rosario, Pilar y María Victoria Caicedo Estela

Especial para esta revista.

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arlos Alberto Caicedo fue un hombre que amó las palabras y trató de compartir con sus hijos y la gente que estaba a su alrededor ese amor. La sobremesa, ese tiempo compartido después de haber terminado de comer, que tristemente se ha perdido en estos tiempos modernos, era ineludible en nuestra familia. Allí se compartía el quehacer diario, las tareas pendientes, se absolvían dudas, y se recibían regaños y unas – muy pocas felicitaciones. Y ninguno se podía levantar de la mesa hasta que los papás no se hubieran levantado. Era en esas sobremesas en que nos hablaba de libros, e inclusive nos tomaba la lección de párrafos enteros que debíamos aprendernos.. “En un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme …..” Cuando veranéabamos en la finca de los abuelos maternos, en las lomas cercanas a Corinto (Cauca), mi papá iba sólo en los fines de semana y siempre llegaba lleno de regalos: Peneca, Billiken, cuentos del Tío Rico MacPato, La Pequeña Lulú … Y los teníamos que leer en voz alta para que él corrigiera nuestra entonación y nuestra lectura. Por la noche nos ponía en la cama y le pedíamos que nos contara el cuento del Patito Andador. Y lo narraba una y otra y otra vez hasta que nos quedábamos dormidas. Era un cuento que él había inventado, y además que siempre cambiaba! 13


Amaba la poesía. Recitaba. Nunca olvidaremos su voz cuando cerraba los ojos y empezaba a traer a su memoria “Palemón el Estilita/sucesor del viejo Antonio/que burló con tanta gracia las astucias del demonio …”. O también “La Esclava Cornelia”. O Anarcos … o la poesía burlona de su pariente Carlos Arturo Mosquera. “Si se pusiera un idiota/en una noche sin luna/a contar una por una/las luces que el cielo brota/o la mar gota por gota/muchos miles contaría/pero son más todavía/las niguas de Popayán” Tenía una manía clasificadora, imparable. Todo lo anotaba, lo clasificaba, lo escribía. Así marcaba las repisas donde descansaban sus libros y así tenía archivado todo lo que había escrito. Cuando ya se acercaba a sus noventa años, las tres hermanas queríamos que él viera sus escritos publicados. Un ser para quien los libros significaron tanto, no podía pasar por este mundo sin dejar un libro!! Trabajamos cerca de dos años para escoger cuáles de sus escritos iban a aparecer. El libro “De mis ensueños y locuras” * fue nuestro regalo de cumpleaños 90 (6 de Junio, 2009), y se presentó en un lindo evento donde toda la familia acudió *. Pero lo increíble fue que al día siguiente comenzó a corregirlo! Nuestra mamá le decía “Ay mijito, yo creo que a ti no te gusta leer sino corregir.” Vickie guarda un ejemplar del libro con los gazapos y errores que, según su concepto, era necesario corregir para una segunda edición. Ese fue “el rastro de su vida en los libros”, dejar lengüeticas en las páginas en las cuales se deberían hacer las modificaciones. Comía muy despacio. Disfrutaba y paladeaba la comida. Y siempre decía: “Es que la comida es para disfrutarla. Uno no debe comer rápido. No es bueno para la salud.” Cuando regalaba algo y alguien le daba las gracias, siempre respondía: “La mejor forma 14


de agradecerme es haciendo algo similar por alguien. No se olvide. Eso se lo pide Carlos Alberto Caicedo” Supimos que el fin estaba cerca, cuando un día al preguntarle “Papito, y qué estás leyendo?” Él contestó: “Nada, mijitas”. Y así fue. Antes de dos meses de ese evento, un día cualquiera dijo después de desayunar, estoy cansado me voy a recostar un rato.. y se recostó para siempre. * http://ntc-eventos.blogspot.com/2009_06_07_ archive.html http://ntc-eventos.blogspot.com/2015_03_04_ archive.html

Algunos de sus diccionarios

De der. a izq.: Carlos Alberto Caicedo, Belisario Betancur, Gabriel Ruiz y Carlos Mejía.

De der. a izq.: Carlos Alberto Caicedo, Antonio Zibara, Gabriel Ruiz y Armando Romero. Octubre, 2004

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SAMIRA BETANCOURT-GARCÍA NÓMADAS A Marga López Díaz, tuareg

Gracias doy por las lentas caravanas. Se asoman al desierto cuando todo parecía perdido. Por esos ojos como halcones conocedores del camino, por la milagrosa resistencia de los camellos.

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GRATA CONTEMPLACIÓN A Mery, anam cara

Siento placidez por el rocío y sus destellos en diminutas hojas del maní por las cigarras y su canto por la danza de las orquídeas en la ventana de mis pupilas la corriente lame las piedras unas hojas caen y me cubren gentil la brisa acaricia las ramas la gata tiene medias a rayas los faroles en hilera esperan turno para alumbrar desde el exilio se escucha el dulce canto de la dama en espera del regreso a casa una ráfaga se lleva mis poemas la pluma y la hoja le siguen también mi pasado

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AVISTAMIENTOS ¡Oh Pacífico ! Siete saltos en danzas de armonía lomos aletas colas en flor de dos pétalos la tribu entera goza la respiración se contiene la emoción entre temor y asombro fija la mirada en la potente exhalación que corona el lomo de la matriarca las ballenas me avistaron en un mar de jade

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ANCIZAR ARANA CRUZ POEMA PARA BUSCARTE Soñé que tu cuerpo se desvanecía atrapado entre mi pecho, como un árbol cautivo escondido tras la niebla nocturna. Un río invisible recorrió mi ser con las ansias y las furias de un volcán casi eterno. Todo fue silencio calmó la arremetida. un susurro anunció el inicio del alba mientras tu cuerpo se esfumó de mis manos.

CANCIÓN DE UN SUSPIRO MOJADO Bruma, viento río que empuja que huye de mis pensamientos y desemboca en el verso. Crepitan piedras enormes, echan chispas ahogadas en el lodazal del silencio. Tejen en el vacío una canción extraña. Un suspiro es suficiente Y las aguas se desbocan hacia la incógnita de la palabra.

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SEMILLAS DE FUEGO Tu piel cruje en mis manos ellas persiguen tus relieves en roja señal te emboscan te amarran a mi muelle. Atrapan contra mis rejas tu espalda, tus senos que se rinden al deseo. Te envuelven mis hojas sostienen tu día, tus noches en llamas el incendio creciente en tus praderas solitarias Hasta que las semillas yacen en tu tierra fértil.

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ANDRÉS ARANGO VELASCO ANTICIPACIÓN El sol ilumina los contornos de la podredumbre entre mis manos siglos de humanidad se vuelven cenizas ojos lejanos claman al cielo buscan el paraíso. Caminar es difícil atravieso un sendero de sombras descompuestas y los pasos se desconfiguran en espejos de sangre. Un zumbido escapa de bocas vacías se filtra por entre mis huesos como rayo de luz que atraviesa una partícula de agua. Los vestigios del pasado y la desesperanza del futuro Son la carne donde creo reconocerme.

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DESPERTARES AMARGOS Despertar sentir que el silencio sigue donde lo dejaste, atado a las patas de una cómoda heredada. Las sombras de todos mis muertos se extienden por la cama besan mis labios llenan mis ojos de ruinas. Despertar sentir el peso de otro día con la conciencia de que nacer es precipitarse a la muerte. Esté día también morirá heredaré una noche pálida y la monotonía de las estrellas. Despertar saberse puerta cerrada ventana rota humedad en las paredes polifonía de oscuridades y rincones de habitación. Despertar Sentir el peso de las alas rotas sobre la espalda.

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PESADILLA Mudez en agitación de ondas pasos salobres en la oscuridad y la sensualidad del colibrí pendiendo de una flor Carne rota que desciende por canales de vidrio cuando los hijos de la tierra navegan sobre el mar condenados a la descomposición a la naturaleza domesticada de la palabra a la exquisitez de la salud mental a la pulcritud interrumpida de un nido de alondra El aleteo de la mariposa detrás de mis ojos desnuda la virginidad de tu cuerpo torturado por los nervios y la promiscuidad de un ángel desnudo con sed de sueños rotos mientras tu voz desperdigada entre las piedras contempla tus venas abiertas como un lirio.

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JOSÉ ARCINIEGAS HERRERA VISITA AL RIO GUADALAJARA En esta historia Que antes fue pañuelo Desdoblar quiero del tiempo Sus cuatro partes de llanto. Con agua del santuario Y jabón sagrado Dejo en remojo todo un día Esta prenda. Entre penumbra y noche Se ha Re-blanquecido: ¡Sorpresa! ¡Del tejido cuatro puntas Ya no existen! El río entre misterios Ha crecido El dolor vivo: remojado crece ¡Blanco recuerdo tampoco tienes centro! ¿Te has desvanecido? Hablo con el silencio… Está contento Mientras juega Conmigo y el vacío.

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YA SABES QUE TE ESPERO Sobre el tapiz que en la noche Tiende el pomarroso para ti Te ayudaré a interpretar La luz de las estrellas. En él verás nacer el día Las veces que puedas Escapar por la ventana Donde están Las cortinas del silencio. No le temas al frío Ya sabes que te espero.

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LEONEL ARANGO RUÍZ NOCHE DE RONDA “... qué triste pasa...” Agustín Lara Un plato de lentejuelas… Sobre la mesa la noche servida. El postre, sinsabores puntiagudos. La vida, envuelta en sombras. Un sueño va y viene… Se columpian las estrellas

TE BUSCO Te busco donde sé que no estás. Te busco en el olvido, en el inventario de ausencias que deshabitas. Te busco en espacios atados a la locura, en lo depresivo de laberintos desolados. Te busco cuando cosecho mariposas que brotan de mis entrañas al presentir que llegas. Entonces me doblego y te acaricio, lento, trajino una y otra vez los deseos, deambulo sin reserva por lugares insospechados, en el rebusque, donde te abrazo y no habitas, donde se acurrucan a olvidarse mis buenos recuerdos… Te busco por el vasto imperio del insomnio.

DEL TRÉMOLO Se desgranan las notas de la guitarra. Estallan. Averían los silencios. Gime el trémolo y las manos acordes atan las dudas a su ritmo y trino, por la encordadura serpentean como recuerdos.

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