LADO B

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Pedro Gil: La poesía una adicción que salva Manta se llena de murales Historias

Crónica de una ciudad muerta

personales de chicas que doblan las piernas cuando hablan

Lo sucio y limpio a través de la historia


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GALERIA

MANTA SE LLENA DE MURALES Tatiana Mendoza A. temendoza88@gmail.com

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ue bautizado con los nombres Miguel Augusto Egas Miranda, pero su vasta inspiración literaria terminaría haciendo famoso su pseudónimo Hugo Mayo. Es el poeta histórico mayor de la ciudad de Manta. Para rendir tributo a este poeta vanguardista, jóvenes escritores de su ciudad natal se han reunido con el fin de organizar el “Encuentro Literario Papagayo K”. Este evento congregará en Manta a importantes autores ecuatorianos. Se efectuará del 25 al 27 de octubre, mes de las artes por decisión municipal. En agenda hay recitales de poesía y narrativa, conversatorios, presentación de libros en diferentes espacios, convencionales y no convencionales. Hugo Mayo nació en Manta en 1895, pero se mudó a Guayaquil en 1908 y en esa ciudad cultivó su arte literario, cambiando el sentido poético de la literatura ecuatoriana en la primera mitad del siglo XX. Falleció el 5 de abril de 1988.

Proyecto de Recuperando Manta

Inicialmente, en 1921, fundó una revista a la que llamó “Singulus” (Vocablo latino que en español significa singular o único). Más tarde, en 1924 puso a circular la Revista Motocicleta. Entre sus obras literarias destacan El regreso (1973), Poemas de Hugo Mayo (1976), El zaguán de aluminio (1982), Chamarasca (1984) y Colección la rosa de papel (1986). El 25 de junio de 1970 fue condecorado por el Estado ecuatoriano.

Un artista de rap y su obra

Festival Papagayok


CRÓNICA

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orgullosamente exclama “Soy la presidenta de las trabajadoras sexuales” mientras las otras dos damas sonríen afirmando en sus rostros su aprobación. La noche parece que está bien enrumbada, un mismo carro de trabajadores del municipio pasa tres veces observando la mercancía, mientras “María” con una risa escandalosa contesta por teTatiana Mendoza A. léfono que si estará en aquel lugar, que la esperen. temendoza88@gmail.com Patricia con una soltura y sin reserva de su vida pria noche recién empieza vada menciona las muchas en el malecón, al memarcas que este trabajo le nos para las mujeres del ha dejado, pero hay una placer que están distribuidas que no puede dejar de como hormigas en su alredemencionar “Era una noche dor; el banco Guayaquil como que no tenía para el taxi, parada exclusiva, un hombre en no había salido nada en la el cajero, su mujer en el carro, noche, así que paramos un observando los movimientos carro, el tipo que era un de los cuerpos, aquellas majoven me dijo que dejaría quillándose extravagantemente primero a mi amiga en y pintando sus uñas de rojo su casa y luego a mí. Eso intenso, sus ropajes no dejan hizo. Pero al ya ir sola en a la imaginación, sin pudor, el carro me dijo que me mientras un par de técnicos de llevaría a un hotel, yo le alguna empresa eléctrica camidije que si eso haría yo iba nan, las observan y siguen. a gritar, fui cojuda al decir Trabajadoras sexuales del malecón eso, porque luego me llevó INICIO al monte y allá me estaba Tres chicas están sentadas en la escalera fría, dos estrangulando, yo solo rezaba en mi pensamiento hablando por teléfono. Me presento como estuque no me matara, tenía un hijo de cinco años. diante de periodismo, le pregunto si puedo hacer- En un momento él se quedó dormido y corrí le una entrevista, “no nos pregunte a nosotras, la semidesnuda hasta la carretera y un hombre que señora que se encuentra en la otra esquina, es la conducía el tráiler me ayudó” presidenta, a ella diríjase” Con una blusa transparente verde oliva, pantalón HISTORIA diminuto, unas plataformas blancas y un carterón “Hay que ser verraca para estar en la calle” increcafé posa en la otra esquina, viene acompañada pa. Con un hijo de 23 años y transexual, sabe lo de dos mujeres, una morena alta y ropaje dimique es la discriminación, tiene otro de 17 años nuto en su totalidad, joven y la otra una mujer sin y menciona que a la hora que llegue tiene que mucho maquillaje pero en sus arrugas se evidenestar de pie para prepararle el desayuno a su hijo cian las muchas noches que han transcurrido. menor que aún está en el colegio. “¿Eso le dijeron las peleoneras?” increpa Patricia “Como presidenta, tengo a mi cargo a 38 mujeres, Andrade (nombre real) al decirle que sus comincluyendo transexuales” pañeras de la otra esquina me enviaron a ella, VIH sean gratuitos su pecho se llena de orgullo y con una sonrisa de esa que ya ha usado en otras con un brillo en los ojos alega que su grupo está entrevistas indica “yo he aprendido en la calle a protegido. ser directa”. Catorce años de viuda, porque no fue estudiada

LA NOCHE ES VIRGEN

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PERFIL

EL ARTISTA DEL SUBURBIO

visual, en la misma calle se encuentran otros monigotes gigantes, pero sin duda, este “beso” es el que más atrae a la multitud. HACE DOS AÑOS “El grito” de Edvard Munch y “Sonata africana” de Kush fueron las antecesoras de “El beso”,

No es ningún improvisa do, se inició en la Escue la de Bellas Artes, luego en arquitectura y siguió su carrera en el ITAE, en este último terminó su carrera por la comodidad y aprendizaje que le brindaba este instituto. Lleva dos exposiciones individuales y dos colec-

Tatiana Mendoza A. temendoza88@gmail.com

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o es un jueves cualquiera, el infierno insoportable del clima de Guayaquil es lo de menos en el suburbio, específicamente Medardo Ángel Silva, entre la 16 y 17. Es el día de los “inocentes”, pero lo que se encuentra en esta calle, no es un cuento ni un sueño, es una réplica al mejor de los besos, un beso de esos que solo Klimt podía dibujar, una verdadera obra de arte. Con un pantalón corto, camisa sencilla, manos llenas de pintura, acompañado de sus hermanos, se encuentra este artista visual del suburbio, José Salas. “Me gusta recrear escenas de la historia del arte, a través de las pinturas las recreo en un monigote” Un ruido musical como fondo del suburbio, fotógrafos aficionados usan sus aparatos para guardar esta memoria

El artista plástico José Salas junto al “El beso” de Klimt

han adornado de arte esta calle, que ya es co nocida por sus réplicas a lo que es importante e Un mes se ha llevado en construir y replicar esta obra, tarea no tan sencilla pero que a José lo llena de orgullo. ESTUDIOS

tivas. Las individuales fueron en la Casa Cino Fabiani de las Peñas y las colectivas en Cino Fabiani y en el Maac, en el 2015.

“Más que demostrar, es dar a conocer de lo poco que uno sabe” El arte lo ARTÍSTICOS apasiona y lo trata de

PÁG 3 transmitir, ese es su fin. ARTE EN EL PAÍS Su sonrisa sincera y el brillo de sus ojos acentúan cada afirmación de lo que dice. Es cons ciente que en el país hay una especie de alergia al arte y que la apreciación no interesa al público común, sin embargo él no desmaya. Según la orden municipal, no se puede quemar monigotes, pero es hasta el 13 de Enero que tienen el permiso de que se exhiban estas piezas monumentales. “Queda el registro fotográfico, ese es mi consuelo” Deshacerse de algo tan valioso le cuesta a este artista, pero es necesario. Confiesa que cuando creó “El grito” lo tuvo un mes más, ya que le costaba desaparecerlo. PROYECTOS Actualmente está preparando un espacio que lo quiere convertir en un taller y una galería dentro de su casa y hacer una exposición por esta fecha. Con una promesa de regresar el próximo año a su exposición, su arriesgada y acertada decisión de creer que el arte no solo llena un espacio sino que nos abre a otra dimensión, nos despedimos. El mundo tiene a Klimt, Dalí, Picasso. El suburbio tiene a José Salas.


ENTREVISTA

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de casa y una mujer feliz. No me resta ni me suma el decirlo y practicarlo. No soy menos que nadie.

“EL AMOR DEBE SER EL MOTOR DE TODO LO QUE UNO HACE” Tatiana Mendoza A. temendoza88@gmail.com

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uando Jacqueline Armijos se sienta a conversar sobre las responsabilidades en el hogar es un libro abierto de referencias, con 53 años de edad, la vida le ha tocado duro y profundo, tener que sobreponerse a las malas circunstancias la ha hecho fuerte. “ Soy ama de casa y una mujer feliz”. ¿Ser ama de casa era con lo que soñaba cuando era niña?

¿Qué tropiezos a encontrado en el camino al ser ama de casa y por ende responsable en el hogar? La falta de dinero, eso ha sido un problema, aunque mi esposo me ayuda y mis hijas, pero siempre falta, en especial cuando hay una enfermedad que lamentablemente siempre ruego a Dios que nunca pase, que nos ayude a protegernos. A parte de ser ama de casa, usted también trabaja en otros hogares. ¿Cómo logra equilibrar y cuidar de su hogar? Bueno, es complicado. Trabajo en el hogar, pero mi esposo me ayuda. Mi trabajo es de limpiar casas y eso requiere un gran esfuerzo, a veces estoy cansada, pero pienso en mi familia y eso me motiva a seguir. ¿Hasta cuándo se es responsable en el hogar? Desde que se es madre hasta cuando uno se va de este mundo, se requiere valentía, en un mundo donde todo es desechable, yo requiero que no sea así, hay que remendar y luchar por lo que se tiene y lo que se quiere tener.

Con tantos problemas en los hogares ¿Qué recoJugaba mucho cuando era niña, pero en reali- mienda para que la responsabilidad en el hogar dad quería ser enfermera o profesora, sin embar- sea efectivo? go me siento feliz con mi actividad, lo disfruto. El amor, la paciencia, pero todo esto acompañado ¿Qué es lo que más le ha costa- de tener un apoyo en la familia y trabajar en condo al ser responsable en el hogar? junto para que siempre todo proyecto vaya bien y de la mano de Dios, nunca olvidarnos de eso. La crianza de mis hijas, han sido mi motor y también la mayor parte de la responsabilidad que he llevado en estos años, criar a un hijo no es fácil, se necesita de paciencia y amor. Sobre todo el amor que debe ser el motor de todo lo que uno hace. Muchas feministas consideran que la mujer que es ama de casa no está completa ¿Usted que piensa? Los valores han ido cambiando de acuerdo al pasar el tiempo, pero todo está en la pasión o disfrute en el que actue, puedo decir que soy una ama

Jacqueline Armijos con su nieto Santino Alvear


SEMBLANZA

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PEDRO GIL: LA POESÍA UNA ADICCIÓN QUE SALVA Redacción “El telégrafo”

ba al pintor quiteño, “no porque fuera crítico de arte sino por intuición, por olfato”. En alguna ocasión, Pedro Gil quiso que Stornaiolo hiciera unos retratos para un libro suyo pero, entonces, el mantense “era un joven anónimo” y esa condición le imponía una distancia mayor que la que separa a Manta de Quito.

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Pedro Gil Flores (1971), escritor ecuatoriano, autor de El príncipe de los canallas.

asi nadie recuerda a los poetas tras los festejos de sus victorias efímeras. Quizá solo un puñado de lectores, un par de amigos, sus amantes... casi nadie. Hace tres años, el poeta Pedro Gil dejó el instituto siquiátrico Sagrado Corazón, donde

estaba internado, para ir a un recital que era parte de un extinto encuentro que llevaba un nombre pretencioso: Quito, ciudad de letras. Entre los asistentes estaba el pintor Luigi Stornaiolo, quien se convirtió en amigo de Pedro luego de escuchar su voz de inconfundible

acento costeño leyendo sus propios versos. “A Luigi Stornaiolo parece que le gustó mi poesía, lo cual fue un honor”, dice Pedro Gil mientras suelta una mueca, una sonrisa casi imperceptible en la redacción de este diario. Cuando empezó a escribir poesía, Gil ya admira-

BUKOWSKI COMO INSPIRACIÓN Casi tres décadas después, 16 dibujos de Luigi Stornaiolo ilustran un poemario de Pedro Gil, el cual lleva en la tapa una interpelación a otro artista a quien tampoco le espantaba viajar al fin de la noche: Bukowski, te están jodiendo (2015). “Yo lo nombro (a Stornaiolo) en un poema (‘Las edades’) porque alguna vez me dije ‘este hombre está más enfermo que yo en el sentido físico y, sin embargo, sigue creando, por qué no’. El libro lo escribí en cuatro semanas, veintiocho días. Yo sé que hay que dedicar más tiempo, pero yo venía haciendo apuntes”, dice Pedro, quien, mientras camina


CINE

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im¬pide a quienes lo padecen sentir placer alguno. En esas versiones tempranas Alvy Singer, el protagonista, un comediante que acaba de cumplir 40 años, se dedica a explicarle al público por qué la vida care¬ce de sentido. Al principio, en un célebre monólogo que los fans recitan de memoria, Alvy dice esto: “Hay una vieja broma, dos señoras van a un restaurante, la una dice: ‘la comida aquí es terrible’, Juan Fernando Andrade y la otra dice: ‘¡y las porciones son tan pequeñas!’ Revista Diners Pues bien, así es esencialmente como me siento acerca de la vida, llena de soledad, miseria, sufriunque a Woody Allen no le guste reco- miento, desdicha. Y se acaba demasiado pronto”. nocerlo, su película Annie Hall es acaso la comedia romántica más célebre de la CATAPULTA historia del cine. A 40 años de su estreno, Mun- Woody Allen escribe las ideas para sus películas a do Diners busca la historia dentro de la histo- mano, en hojas de ese pa¬pel amarillo que viene en ria y encuentra mucho más de lo que esperaba. los blocs o en esos pequeños trozos de las libretas de Woody Allen dice que Annie Hall está sobreva- los hoteles o en esas servilletas de restauran¬tes, luelorada, que su película más co¬nocida, la que pa- go mete esos apuntes en una funda que guarda en un rece destinada a ser vis¬ta por todo el mundo tar- cajón junto a su cama y cuando necesita saber cuál de o temprano, está bien, pero nada más que eso: será su próxi¬mo guion vacía la funda sobre las sábabien. Él preferiría que lo recuerden por La rosa nas y escoge uno. Puede ser algo tan básico como esto: púrpura del Cairo (1985), Maridos y mu¬jeres “un hombre tan inseguro que se transforma física(1992) o Match Point (2005), solo por mencio- mente en quien ten¬ga a su lado para encajar con los nar tres cintas estrenadas en décadas distintas. demás. Esto: una mujer felizmente casada, emo¬cionalmente estable, y sus dos hermanas menores, más INICIO bien inseguras y frágiles, perdidas. O esto: mientras Se lo dice a uno de sus biógrafos, Robert B. Wiede, asiste a una retrospectiva de su trabajo, un cineasta en lo que tra¬tándose del cineasta parece una escena recuerda su vida y sus amores, la inspira¬ción para robada de la ciencia ficción más absurda: una entre- sus películas”. Aunque esto úl¬timo sea la sinopsis de vista para Facebook transmitida en vivo por un canal Recuerdos —esa sí su mejor película, estrenada en de YouTube. Tam¬bién dice que sabe que tiene una 1980—, se acerca bastante al argumento original de página de Facebook pero que no sabe qué es eso, y Annie Hall, la primera de sus cintas “se¬rias”, donque solo ha entrado a YouTube para ver secuencias de de la trama y los sentimientos de los personajes se sus comediantes favoritos, como Bob Hope, o escu- imponen por encima de una cadena de bromas hilachar discos ente¬ros de sus músicos favoritos, como rantes, que era como armaba sus trabajos anteriores. Jelly Roll Morton. Pero nada de esto le resul¬ta tan inexplicable como el hecho de que la gente siga viendo Annie Hall o de que, mejor dicho, Annie Hall le siga llegando a la gente después de todos estos años. Woody Allen escribió el guion de An¬nie Hall en dos tandas, antes y después del rodaje de La última noche de Boris Grou¬shenko, su sátira sobre la Rusia-Napo¬leónica, entre 1975 y 1976, y ni tenía ese nombre ni se trataba de lo que se termi¬nó tratando. En los primeros borradores, escritos a cuatro manos junto a Marshall Brickman, la película Portada de la cartelera de cine “Annie Hall” se llamó Anhedonia en honor al mal que sufriría su personaje principal: un estado psicológico que

Annie Hall.

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oody A l len t a l vez no logró todo lo que quería o nada de lo que quiso lograr en Annie Hall, pero logró algo más im¬portante todavía: hizo que nos enamorá¬ramos de ella tanto como el propio Alvy y con eso lo logró todo porque ese amor pa¬rido a la luz parpadeante de la pantalla era un amor real o las ganas de sentir un amor real por fuera de la pantalla, las ganas de vivir, de que nos pasen cosas; y cuando una película no solo se parece a la vida sino que la gatilla y la potencia nos hace entender mejor o de manera más clara qué es lo que nos está pasando. A veces es así: hay que verlo en los otros para enten¬derlo en nosotros.

sar, como las de Ja¬mes Bond; que a veces tenía este sueño: llegaba al set y no podía decidir dónde poner la cámara: “El punto es que sé que soy muy bueno en esto y que lo he hecho durante años, ¿alguna vez has tenido estos sueños nerviosos?”, le decía Igmar Berg¬man a Woody Allen por teléfono. En los afiches de Annie Hall que llegaron a Eu¬ropa se leía la leyenda Un amor nervioso y en ella se encuentran creo yo esas cosas que Allen amaba del cine de Bergman: el valor de la moral, el amor, el arte, el silen¬cio de Dios, la dificultad de las relaciones humanas, la agonía de la duda religiosa, el fracaso al que parecen destinados todos los matrimonios y la inhabilidad para co¬municarnos unos con otros. Woody Allen conoció a Diane Keaton cuando ambos protagonizaron la ver¬sión teatral de Sueños de un seductor en Broadway, a comienzos de los setenta, pero fue ella la que se enamoró primero. Según Keaton, hizo todo lo posible para que Allen se fijara en ella no solo como actriz sino más que nada como mujer. archi¬vo adjunto a un correo el guion original, posteado con la siguiente fecha: 2 de agosto de 1976.

CINE De repente el odio que siente el viejo Woody por esta película es precisamente lo que le corresponde sentir. Después de ganar fama como comediante se plantea hacer una película existencia¬lista sobre el pensamiento humano, fra¬casa y va sacando sus ideas porque nadie las entiende y se va quedando con lo que complace a los demás. Woody Allen, el in¬dependiente, el amo y señor de sus filmes, termina traicionándose a sí mismo y ven¬diéndose para que la película pueda ser. Y la odia porque resulta que la vida no se parece a sus pensamientos más elevados sino a sus pasiones más simples. Woody Allen e Igmar Bergman habla¬ban solo por teléfono, el sueco lo invitó varias veces a Fårö, la isla en el mar Bálti¬co donde vivió y murió, pero Allen nun¬ca quiso ir porque le incomodaba la idea de tener que viajar en un avión pequeño hasta allá. Sus conversaciones eran largas y casi siempre acababan y empezaban ha¬blando de películas propias y ajenas. Berg¬man le decía por teléfono que la opinión que tuvieran los demás sobre sus cintas le importaba, sí, pero no por más de treinta segundos; que para dormir veía películas que no lo hicieran pen-

OTRAS PELÍCULAS En la última escena vemos a Alvy en una florería reclamándole a la chica que lo atiende porque compró un ramo de rosas blancas que murieron en cuanto llegó a su casa, y él quiere flores vivas. Entonces entra Annie y es ahí cuando y donde ocurre el encuentro casual. Ambos se quedan un poco desubicados hasta que comienzan a conversar. “¿Eres feliz?”, pregunta él. “De¬beríamos almorzar algún día”, dice ella. El tipo con el que está saliendo ahora, muy parecido físicamente a Alvy, la está espe¬rando, y él tiene que llegar con las flores blancas a una cita. “Como amigos, sin pre¬sión”, dice Alvy. “Amigos”, repite Annie. Se dan la mano. Ella se va con su nuevo novio. Hoy me gusta más este final porque él sigue enamorado de ella. Quizá más que noso¬tros.

Escena de la película Annie Hall


HISTORIA

Lo sucio y lo limpio a través de la historia Fernando Hidalgo Revista Diners

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uando se habla de revoluciones normalmente se suele pensar en un cambio brusco, en grandes transformaciones que han supuesto un antes y un después radical en el devenir de los pueblos. Sobran los ejemplos, ahí están las revoluciones francesa, la rusa y otras tantas. Pero esta forma tan restrictiva de ver el cambio tiene el problema de que nos impide apreciar en toda su dimensión esas “otras” revoluciones silenciosas y subterráneas que también han impuesto cambios importantes en la vida de los pueblos. De hecho incluso, muchas de estas rupturas han resultado ser más determinantes en el día a día de los individuos que aquellas que han producido las más sonoras y estridentes transformaciones políticas. Precisamente un buen ejemplo de ello es lo que ocurrió en el Ecuador con respecto a la higiene, a los protocolos de comportamiento y a la cultura en torno al cuerpo.

Los egipcios daban gran valor al baño.

PÁG 8 de las ciudades en donde la higiene era una rara avis. Era común encontrarse con montañas de basura, de residuos orgánicos y hasta animales muertos. En Quito la evacuación de las materias fecales tenía como destino la quebrada de Jerusalén. Diariamente y a una hora exacta un empleado se encargaba de llevar un recipiente con los excrementos hasta un punto específico. Pero claro, también había muchos desaprensivos que echaban las superfluidades a la calle. La única advertencia era el grito de “¡agua vaaaa!” El solo pensar los olores que habrán despedido las ciudades ya da grima.

Muy a diferencia de lo que puede creerse, en el Ecuador la limpieza no fue de ninguna manera un valor respetado y apreciado. En realidad sus habitantes tardaron mucho tiempo en lograr que el asunto fuera tenido como una prioridad y como un objeto de interés público y privado. Lo cier un enorme ejército de sirvientes y todo ello, ¡sin letrinas, sin duchas, sin buena ventilación! Añádase a esto el permanente trajín de mulas que entraban o salían de la cuadra trasera de las casas de la época. Pero aparte de esto, los mismos propietarios eran negligentes y no ejercían la menor vigilancia en asuntos de higiene. to es que durante prácticamente tres siglos y medio todo lo rela- HÁBITOS tivo a este tema estuvo muy lejos Los hábitos de mesa eran otro de inquietar a las autoridades y al punto flaco en el que flaqueaban conjunto de la sociedad. A lo lar- las “buenas maneras” ecuatoriago de este tiempo los ecuatoria- nas. Como en otros tantos aspecnos vivieron muy cómodamente tos, los protocolos de marca nay sin inmutarse entre montañas cional eran otro ítem que ponía de de inmundicias, malos olores y los nervios a los extranjeros. Solo ejércitos de bacterias. Pero con- por dar unos pocos ejemplos: era solémonos un poco, en realidad frecuente que los señores y las seno fuimos la excepción. Si efec- ñoras de buena familia se hurgativamente debemos dar credibili- ran los dientes con sus dedos, que dad a los viajeros, esto fue el pan comieran con la boca abierta y que de cada día en casi toda América. hicieran ruidos al masticar. tuamente trozos de carne utilizando RELATOS para ello sus propios tenedores. Da mucho reparo leer relatos de Arequipa, también observó hola época que describen el estado rrorizada esta misma costumbre.

1830

Aun no había sentido de limpieza en el Ecuador


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RELATOS

HISTORIAS PERSONALES DE CHICAS QUE DOBLAN LAS PIERNAS CUANDO HABLAN El rincón del punto G Redacción

Sin verguenza

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lla, tranquila y ardiente, se acercó a la ventana. Nada cubría su opulento cuerpo. La luz que entraba por los enormes ventanales bañaba su piel bronceada. No tenia pudor alguno en enseñar su cuerpo a cualquier persona que pasara por la calle, a sus pies. Más de un hombre se detuvo a mirarla. Más de una mujer también. Otras, escandalizadas, tapaban la vista a sus hijos con la palma de su mano.

Mis manos acarician tus brazos, tus caderas, suavemente. Te vuelves sobre un costado ofreciéndome tu pecho terso. Acojo uno de ellos en mi mano como una pequeña paloma y poso mi boca sobre él con un beso tierno. Oigo tus leves ronrroneos, apenas perceptibles penetrar en mi oído. Me gusta, me gustan tus movimientos felinos, elásticos al acercarte más a mí. Me abrazas mirándome profundamente a los ojos y te beso. Nuestros labios se funden amorosamente. Nos saboreamos el uno al otro. Deja que bese todo tu cuerpo, tus manos, tus pies, tu vientre… Lentamente acerco mi cara al interior de tus muslos. Noto un calor intenso.Tu dulce aroma me embriaga. Mi boca ya en tu sexo. Lo acaricio con mis labios, muy suave. Mi lengua recorre tu vulva despertando hasta la última célula. Pruebo tu licor extasiante y me enervo.

Acaricias mis cabellos mientras comienzas a mover tus caderas. Mi lengua y mis labios se mueven al ritmo que marcan tus caderas y tus gemidos. Gigi, de pie frente al ventanal observaba las reaccio- Noto tu flor creciendo en mi boca. Un capullo que nes y sonreía con lujuria. En menos de dos minutos se va abriendo lentamente hasta que estalla en una tenía una cola de caballeros de indefinida situación explosión de placer que te inunda hasta el cerebro. civil en su puerta, clamando atenciones en cierta parte de su cuerpo. Pero ella se negó a abrir la puer- Me abrazo a tu cintura, poso mi mejilla en tu vienta de su casa. Jaime se acercó por detrás y la abrazó. tre y me acuno con tu respiración profunda. Duerme mi amor, descansa que yo velaré tus sueños… Él también estaba desnudo, y excitado. Sus pieles contrastaban en demasía. Él, pálido. Ella, oscura. Jaime la giró, cogiéndola de las caderas y la apoyó en el cristal. Verónica se encaramó encima de él, rodeándolo por la cintura con sus piernas. Sin ningún momento de vacilación, él la penetró, ante la vista de cualquiera que pasara por la calle, a sus pies.

Así es como se hace Y ahora relájate. No pienses en nada. Túmbate de espaldas y abandónate a las sensaciones. Sólo siente mis manos sobre tu espalda.El solo contacto hace que se alivien las tensiones. Necesitabas calor humano, caricias de otro ser que te hagan sentir viva. Siente mi cuerpo pegado al tuyo, no importa el calor. Mis labios en tu nuca…aspiro tu aroma de mujer. Me gusta como hueles…

La pintura erótica de Salvador Dalí


RELATOS

Él explotó en ti guturalmente. Tú explotaste en él ruidosamente. Yo exploté llenándote de sabor y sensaciones.

En el cine

H

oy

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te

llevo

al

cine.

Arréglate.

Al oír estas palabras sabías que no iba a ser una sesión de estreno, por eso, decidiste estrenar el conjunto de lencería que él te había regalado. La sala estaba en penumbra. Él se detuvo a buscar los mejores sitios. Con una sola mirada lo tuvo claro.

Saciada te diste la vuelta incorporándote y, tomando nuestros testigos en tus manos, les llevaste al infinito para que dieran fe de que había sido cierto. En el baño

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enemos una cita secreta en un restaurante. Cada uno va a ir con su pareja con la excusa de que nos lo han recomendado. Cuando lle-Vamos -dijo mientras te dejaba pasar delan- gamos vosotros ya estáis. Nos sentamos en una mesa te. Poco a poco os vi, acercándoos hasta detene- no muy alejada de la vuestra, yo frente a ti. Nuestras ros a mi lado. Tú me miraste de arriba a abajo. miradas se cruzan repetidamente con ardor. Estoy deseando follarte y supongo que tú también a mí. Yo te miré de abajo a arriba. En un momento te levantas y te diriges al baño. Te sentaste coqueta haciéndote notar e inspiré pro- Yo voy tras de ti. Te cojo de la mano y te meto fundamente tu perfume para que lo notaras. Las en una cabina del baño de señoras. Te emluces se apagaron y comenzó la película. La de la pujo contra la pared y te beso locamente. pantalla y la nuestra. Noté tu rodilla contra la mí, buscándose. Habías separado tus muslos y tu falda se Tu correspondes a mis besos apasionadamente. Mi subió lo justo para mostrar la fantasía de tus medias. mano se aventura bajo tu falda, toco tu braguita totalmente mojada y la arranMi mano hipnotizada sico de un tirón. Mientras ya guió tus señales buscanhas sacado mi polla del pando la piel de tu cálido muslo. talón totalmente enhiesta y te embisto contra la pared. La tuya, sutil, se apoyó en mi enMe muevo ferozmente trepierna ya prominente. De reojo dentro de ti hasta arranpude ver que tu otra mano hacía carte suspiros de placer. lo mismo con él y la suya también se deslizaba por tu otro muslo. Al -Quiero que te corras deninstante, recostados, nuestros setro de mí, quiero sentirxos enhiestos en tus manos y mis me inundada por tu lededos, buscándote, tropezaron con los de él. Ama- che. ¡Mójame por dentro! – me susurras al oído. blemente apartó tus braguitas para dejarme paso hacia tus delicias. Mis dedos se empaparon de ti. Estas palabras hacen un efecto casi inmediato en mí y exploto en ríos de lava caLos tuyos jugueteaban con mis lágrimas. Poco a poco liente en tus rincones más íntimos. Nos te inclinaste hacia mi polla erecta hasta apresarla con separamos rápidamente, arreglándonos ante el estus labios. Él aprovechó para levantarte del todo la pejo, mientras nuestras miradas cómplices sonríen. falda. Pronto sentí sus embestidas a través de tu boca. Detrás sentimos la presencia de dos hombres de pie, Salimos separadamente del baño y nos dirigiobservando, masturbándose. Tu boca se volvió ávida. mos cada uno a nuestra mesa, como si nada. Desde allí puedo todavía ver el rubor en tus meTu sexo flotaba en el de él. Todo se vol- jillas. Mi semen borbotea en tu vagina totalmenvió irreal y tan real al mismo tiempo. te llena de mí y yo me llevo los dedos a la nariz.

TU SEXO FLOTABA EN EL DE ÉL. TODO SE VOLVÍA IRREAL.


EL PERSONAJE

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Gabriela Wiener.“Incomodar se ha convertido en uno de mis rasgos”. Oscar Molina Revista Diners

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res sumamente egoísta. “Temo por ti porque te pones al borde de todo”. “Tu terquedad siempre ha sido tu mayor fuerza”. “El que nunca hubieras tenido una relación como la nuestra con otra mujer no te hace menos lesbiana”. Quienes le dicen eso de frente a la escritora, poeta y periodista peruana Gabriela Wiener (Lima, 1975) son su esposo, su madre, su primer jefe y la madre de Amaru, su segundo hijo. En Dicen de mí (Estruendomudo, 2017), su libro más reciente, la autora radicada en España recoge esquirlas de este tipo a lo largo de dieciséis entrevistas en las que les pregunta a sus familiares, amigos, exparejas y colegas aquello que por paz mental y tranquilidad emocional no se debe preguntar nunca: ¿qué opinas realmente de mí?, ¿qué lugar ocupo en tu vida? INICIO Esta vez, la misma mujer que se atrevió a contar en primerísima primera persona sus exploraciones sexuales en Sexografías (2008), aquella que también desendulzó la épica melosa del embarazo y la maternidad en Nueve lunas (2009), vuelve a poner el cuerpo y la voz para narrar, a través de sus experiencias individuales, la experiencia colectiva de los otros. En eso, justamente, consiste el periodismo gonzo que ella ejerce: en dinamitar la supuesta objetividad del oficio para que la

mirada subjetiva de quien escribe Desde sus inicios como cronista en la prestigiosa revista peruana Etiqueta Negra, Wiener —una de las invitadas a la reciente Feria del Libro de Guayaquil— ha

Gabriela Weiner, periodista y escritora

sabido estirar las posibilidades de esa narrativa kamizake y la ha transformado, a lo largo de estos años, en su método íntimo y político para desnudar la existencia. FERIAS DE LIBROS Pero nadie, como podrá suponerse, puede salir ileso de esa exposición impúdica. En un texto sobre Dicen de mí, la dramaturga Mariana de Althaus,

tu compatriota, dice que todos tus libros tienen un costo alto. ¿Es así? CRONISTA Es una manera de decir, aunque suena un poco exagerada si se compara con los costos que pueden tener algunas cosas más arriesgadas como hacer periodismo en México, por ejemplo. Siempre que me ponen en un lugar de periodista osada, intento mantener los pies en la tierra. Respecto a las verdaderas osadías de hoy en día, mi literatura podría ser directamente conversadora, casi. Lo que sí es innegable es que se trata de un tipo de escritura muy de exposición personal y, en ese sentido, arriesgo mucho porque me muestro mucho. Cuando uno se expone así, queda también muy vulnerable. Entonces sí, el costo siempre es alto. Mis libros han supuesto abrirme en canal y engullir, en esos agujeros que voy abriendo, a la gente cercana de mi entorno. Esa exposición tan descarnada de la que hablas empezó desde tu primer libro, Sexografías (2008), en el que recopilas, entre otros temas, crónicas sobre intercambios swingers, pornografía en 3D, do-nación de óvulos… Un libro como Nueve lunas, en el que hablo sobre mi embarazo y la maternidad en primera persona.


DEL RECUERDO

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Sol y sombra del viejo Hemingway en Pamplona Xavier Gomez Muñoz Revista Diners

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icen que en París llovía los días an­teriores al viaje. Eran los primeros días de julio del verano de 1923. Un tal Ernest Hemingway, a semanas de cumplir veinti­cuatro años, y su esposa Hadley Richardson dejaron atrás la siempre vanguardista capi­ tal francesa para dirigirse a las montañas de Navarra, al norte de España, con la idea de presenciar una fiesta popular en la que, según les habían contado, cada mañana la gente del pueblo arriesgaba la vida corrien­do por delante de los toros por estrechas calles, hasta llegar a una plaza. Era el ritual de cada mañana, conocido como encierro, en las fiestas de San Fermín en Pamplona. Ernest trabajaba como corresponsal en Europa de una publicación canadiense no muy importante llamada Toronto Star. Había sido voluntario de la Cruz Roja en la Primera Guerra Mundial, había gana­ do una medalla y buscaba un respiro del ambiente parisino en donde, gracias a una carta de recomendación del escritor y edi­tor Sherwood Anderson, se codeaba Detalle del interior del café Iruña y Rincón de Hemingway con Ezra Pound, James Joyce, Tristan Tzara, Scott Fitzgerald, Gertrude Stein, entre otras tantas figuras de la época. Es decir que, a pesar de su juventud, el Ernest Hemingway que estaba por llegar a Pamplona ya era un reportero y aspirante a escritor con influen­ cias. Un novelista en potencia. El viaje de París a Pamplona lo hicieron en tren. Un bus los llevó desde la estación del Norte hasta la plaza del Castillo, que no es solo el punto central del casco antiguo sino el corazón mismo de la capital de Na­varra. Ernest y su esposa llegaron la noche del 6 de julio de 1923, el día en que toda la ciudad se viste de blanco y pañuelos rojos para empezar las celebraciones de San Fer­mín, durante nueve días de bailes, compar­sas, fiesta y toros. No es difícil imaginar a Ernest y Hadley abriéndose paso entre grupos de danzantes y pamploneses ebrios de alegría, por la plaza del Castillo hasta llegar a la esquina donde el hotel La Perla se mantiene hasta estos días.


ACTUALIDAD

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¿Quién le teme al feminismo en 2017? Tali Santos Revista Diners

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anana, la protagonista, está harta y decide irse a vivir sola. A todos les resul­ta incomprensible tal decisión por lo que todos buscan el drama, la ofensa que haya podido motivarla… y no, se trata simple­mente de que esta señora, profesora de instituto, que se casó joven y lleva toda su vida viviendo en comunidad, desea ir a su aire y a su ritmo, estar, por fin, en medio de su silencio o su música, crearse sus propios ritos, comer lo que quiera y cuando quiera, sembrar sus tomates, si le da por ahí”. Es la referencia que hace Pilar Aguilar, crítica de cine, escritora y feminista espa­ñola, en su blog, el 17 de agosto pasado, de la película My Happy Family, un filme georgiano estrenado en julio de este año y dirigido por Nana Ekvtimishvili y Simon Groß, y uno de los tres que la autora del espacio digital recomienda a sus seguido­res en este post por sus componentes dis­tintivos: “Mujeres protagonistas, mujeres diversas, historias inteligentes”, según lo titula. Ejemplos de cambios aparentemente tan simples como comer lo que quieran o cuando quieran que actualmente experi­mentan miles de mujeres reales —o ficti­cias como Manana, reflejo de lo real posi­ble—, que se traducen en el uso de su libre albedrío y consecuencia de la disrupción en la forma de mirarse a sí mismas por una parte de la población de este género. “¿Qué otra cosa esperaban, si mezclaron a los hombres con las muje­res?”. Que ha dicho que “las mujeres son, en esencia, objetos estéticamente agrada­bles”. O que uno de los momentos del cine que más le emociona es cuando en el filme Pulp Fiction, de Quentin Tarantino (1994), uno de los personajes obliga a otro a callar a su mujer a punta de pistola.


EN BOGA

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LA PIEL SE VISTE DE TINTA Julia Gutierrez Revista Diners

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l tatuaje no ha dejado de evolucionar desde los orígenes del ser humano, que siempre ha manifestado su inquietud por resaltar su identidad a través de la modificación corporal. ¿Cuál es la formación de los tatuadores? ¿Cuál la idea que impulsa a los tatuados? Aquí, un recorrido a flor de piel. HISTORIA La piel, el órgano más extenso del cuer­po humano —ocupa aproximadamente dos metros cuadrados— se puede transformar en un lienzo, en una hoja de papel, en un manuscrito e incluso en un álbum de fotos. La piel se viste de tinta, y mientras a unos les resulta hermoso, a otros les causa recha­zo. Al margen de gustos y cánones estéticos, ¿por qué pervive el tatuaje en constante evo­lución desde los más remotos orígenes.

Sebastián Manríquez, Atelier Muyuqi “Llegó a mi estudio una chica de die­cisiete años que quería ocultar una enor­me cicatriz, producto de una peritonitis. La marca era muy gruesa y cruzaba su abdomen. El regalo de cumpleaños de su madre, que entró con ella en el estudio con cara de desconfianza, era un tatua­ je. La cicatriz se tapó con flores. Cuando ella miró el resultado, lloró de emoción”. Su vida empezaba a ser otra desde enton­ces, y “esa fue la experiencia que me hizo quedar dentro del tatuaje”. En definitiva, “arreglar la vida a la gente a través del arte y hacer del tatuaje una experiencia terapéutica”. Esa es la reflexión de Sebas­tián Manríquez, de Atelier Muyuqi, para explicar por qué se dedica a esta profe­sión.

ta se mantiene una exposición de obras y la sala, donde realiza los tatuajes, está decorada con pinturas bastante origi­nales. FINAL Cuenta con formación de artista plásti­co y ya lleva una década tatuando. Provie­ne de una familia de pintores: “mi papá fue alumno de Guayasamín”. Manríquez se ha especializado en minimalismo y tiene pre­ferencia por el watercolor tattoo, es decir, el estilo acuarela. “Quiero que el resultado sea el equivalente a una obra de arte hecha en acuarela”.

“He sido pionero en algunos aspectos. Entre otras cosas, he tatuado en museos”. Participó en Tattoarela, LUGARES un festival de ta­tuajes en vivo que “El espacio que ocupo no solo se celebró en el Museo de Acuareestá de­dicado al tatuaje, también la y Dibujo Oswaldo Muñoz Maes una galería de arte”, explica riño, en el barrio de San Marcos. Manríquez. En la prime­ ra plan


Contra la censura, lo que no es bien visto, lo underground esta revista es para uso en todos los รกmbitos de descubrimiento.


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