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II. CAPITULO EL I DIVIDUO
reproducción de la sociedad”175. De esta forma, lo social es la producción de
modelos distintos, elaboración de otras formas, surgimiento de nuevos
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significados, y “Lo imaginario determina el estilo de vida… de una sociedad, de
una época… El interés de Castoriadis se centra en una manera de vida autónoma,
autoconsciente, que posibilite una autorrealización dotada de autenticidad y una
libertad en solidaridad”
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Asimismo, Habermas sostiene que: 1) La idea social que desarrolla
Castoriadis excluye la praxis intersubjetiva que ocurre entre individuos
socializados; 2) “la praxis social queda absorbida en el torbellino anónimo de una
institución de mundos siempre nuevos, nutrida por lo imaginario”
177; 3) En lo que
se refiere al hacer humano, Castoriadis concibe que. “… el “hacer” se reduce a un
intervenir de forma “racional con arreglo a fines” en el mundo de estados de cosas
existentes…”
178; 5) El concepto de praxis que desarrolla Castoriadis conserva las
nociones del pensamiento heredado, al tener su fundamento en algo que
constituye la validez universal, como lo es: lo social. Es decir, según Habermas, lo
social en Castoriadis vendría a ser el fundamento de validez universal de su tesis,
con lo cual, la praxis que propone ya no estaría ligada a la acción de los hombres,
pues lo social sería un demiurgo creador de lenguaje y de mundos.
Habermas, en su Teoría de la acción comunicativa, reflexiona sobre los
postulados propuestos por la corriente racionalista para mostrar que son
insuficientes para interpretar al hombre y la sociedad. Sostiene que es importante
175Ibid, p. 356.
176Ídem.
177Ídem.
178Ibíd., p. 357.
analizar “los sistemas culturales de interpretación o imágenes del mundo”
179 que reflejan un modo de ser de los grupos sociales para determinar cómo ese colectivo configuró racionalmente su modo de vida. Según Habermas, este análisis permite escrudiñar empíricamente “las estructuras de racionalidad simbólicamente materializadas en las imágenes del mundo” y “nos fuerza a no suponer universalmente válidas, sin más examen, las estructuras de racionalidad determinantes de la comprensión moderna del mundo, sino a considerarlas desde una perspectiva histórica”
180
Habermas se vale de nociones psicológicas, sociológicas, entre otras, para
fundamentar su tesis. A tal efecto, propone pensar el racionalismo en un contexto
colectivo, empírico e histórico; esto es, analizar las distintas visiones del mundo
para referirse al mismo, indagar las respuestas racionales del mundo objetivo,
porque estas visiones contienen una pretensión de validez a partir de una teoría
racionalista. Para Habermas se hace necesario ampliar dicha validez mediante una
hermenéutica histórica y sistemática.
En este orden de ideas, señala que el mundo moderno parte de una
pretensión universal que supone un “mundo de la vida racionalizado”
181. Tal
pretensión universal es la que va a discutir. La interrogante “¿qué significa que las
personas se comporten racionalmente en una determinada situación?”
182, no sólo
es el motor para reflexionar sobre la validez de los criterios racionales sobre el
mundo, sino también para discutir dichos criterios y pensar a la sociedad bajo otra
perspectiva.
179Habermas, Jurgen. Teoría de la acción comunicativa. Racionalidad de la acción y racionalización social. Madrid, Taurus Humanidades, Cuarta Edición, Tomo I, 1987, p. 70.
180Ibíd., p. 71.
181Ídem.
182Ibíd., p. 24.
Habermas cuestiona la postura lógico formal como único criterio de
validez de la racionalidad, y plantea tomar en cuenta otros elementos, como el
proceso de enseñanza, la vida misma y nociones sociológicas, para comprender a
la sociedad. Asume estos elementos para aclarar los procesos de aprendizaje que
desarrollan los hombres en su constante interacción, y cómo a partir de esta
evolución se generan los criterios de validez que sustenta una racionalidad de
formas específicas de vida que son posibles por la comunicación y cooperación de
los hombres. En este sentido, las satisfacciones, los impulsos, los estímulos, las
frustraciones, van acompañadas de un proceso cooperativo de interpretación de
tales situaciones. En otras palabras, se trata de un reconocimiento de las relaciones
entre los hombres, y entre los hombres y las cosas que se proyecta en la vida en
forma cooperativa; en esto radica la acción comunicativa de los hombres.
De esa manera, para Habermas, la racionalidad humana está inserta en el
mundo de la vida; por ello este mundo se confecciona por un proceso de
aprendizaje interactivo-comunicativo que los seres humanos desarrollan a partir
de convicciones que ese mundo les ofrece y también de las transformaciones y
modificaciones que los seres humanos hacen de esas convicciones. Es una red de
imágenes interconectadas que representan un modo de ser de los seres humanos
en una época. El proceso interactivo, la comprensión, la interpretación del mundo
se da a partir de esa racionalidad inserta en el mundo de la vida que
simultáneamente modela una imagen de un modo de ser de un colectivo
potencialmente capaz de construir comunicativamente sus pretensiones
universales de validez para encontrarse y reencontrarse en su trama humana. De
este modo, el mundo de la vida es una confección humana, un estilo de relación