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II. La noción de hombre
Finalmente, respecto a que lo social en Castoriadis vendría a ser el
fundamento de validez universal de su tesis, la praxis que propone, ya no estaría
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ligada a la acción de los hombres, pues lo social sería un demiurgo creador de
lenguaje y de mundos
189. No comparto esta apreciación de Habermas. En la tesis
de Castoriadis no existe un fundamento de validez, porque esta concepción es la
que critica. Lo que se encuentra en su planteamiento es que los hombres y la
sociedad no responden a concepciones universales válidas, porque le es inmanente
una potencia creadora en ejercicio de la acción que se concretiza en innovar
diferentes estilos de relacionarse con la vida, cada vez que la ocasión sea propicia
para instaurarla. Es precisamente la creación como alteridad alteración
materializada en una institución histórico-social lo que la hace única, singular,
específica y diferente de otras formas de organización social. Lo social es creación
como alteridad alteración, esta característica niega per se que pueda constituirse
como fundamento de validez como lo afirma Habermas.
189“…la objeción de Habermas a Castoriadis resulta infundada, puesto que, en Castoriadis, no habría una simple reducción de lo individual a lo social sino, más bien, una peculiar dialéctica entre ambos donde la creatividad imaginaria que anida en el individuo nunca se ve del todo abortada sino reconducida…” Carretero Pasín, Ángel Enrique. “El imaginario social de Cornelius Castoriadis: la teoría social revisitada. En: Fragmentos del caos. Filosofía, sujeto y sociedad en Cornelius Castoriadis Ob cit., p. 234.
CAPÍTULO II EL I DIVIDUO
Quiero destacar que la noción de individuo desde la imaginación radical
que propone Castoriadis es una de las cuestiones más complejas y difíciles de su
tesis. Al leer y releer exhaustivamente todos sus escritos sobre el tema las dudas
aumentan y se amplían. La ambigüedad, las combinaciones de distintas teorías
que hace el mencionado autor del campo psicoanalítico y lacaniano hace que sea
la parte cuya argumentación es más débil y por eso varios de sus pasajes sean
ininteligibles. A pesar de ello, he hecho el esfuerzo de transitar por este oscuro
camino, sin señales, con el objetivo de analizar la noción de imaginación radical y
de individuo a partir de la imaginación radical.
Castoriadis presenta una noción de hombre en la que destaca su
potencialidad creadora vista como el movimiento vital que hace al individuo. Esta
potencia creadora es llamada imaginación radical y su lugar se encuentra en la psique. La tesis de la imaginación radical proviene del psicoanálisis188, donde se toman y critican ideas de Freud189 y Lacan190, a saber, el inconsciente, el deseo, la
188 “El ser humano singular visto en su profundidad como ser psíquico -en la perspectiva freudiana…Psicología quiere decir aquí, esencialmente, psicoanálisis, o sea, Freud…la inspiración fundamental en este campo para nosotros sigue siendo Freud”. Castoriadis, Cornelius. Sujeto y verdad en el mundo histórico-social. Seminarios 1986-1987. La creación humana I. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, Primera Edición en Español, 2004, p. 20 y 98. 189“El inconsciente -decía Freud- ignora el tiempo e ignora la contradicción. Con este vertiginoso pensamiento, que toda la obra de Freud amplía y vuelve aún más insistente, no se ha sabido casi qué hacer, cuando no se le ha hecho decir lo contrario de lo que dice, convirtiendo el psiquismo en una máquina o reduciéndolo a una estructura lógica… Desde hace un tiempo se pretende reemplazar el desplazamiento y la condensación freudianos por la metonimia y la metáfora. Esta terminología, que asimila las operaciones del inconsciente a los modos de funcionamiento segundos del lenguaje propio de la vigilia, trivializa el genial descubrimiento de Freud y oculta los tesoros del capítulo sexto de La interpretación de los sueños. A lo sumo, se hubiera podido hacer la afirmación inversa, esto es, la de que la metáfora, la metonimia y los otros tropos del lenguaje de la vigilia toman prestado algo de las operaciones del inconsciente, sin la capacidad para reproducir la exuberancia y la riqueza de este último…” Castoriadis, Cornelius. La institución imaginaria de la sociedad. V2, Ob. cit., p. 179 y 180. 190“…Basta con recordar la enorme importancia de la actividad fantaseadora en el placer sexual, y podemos citar aquí la frase de Lacan: ‘el fantasma hace el placer propio al deseo’. Esta dominación implica lo que Freud había descubierto, que llamaba la ‘omnipotencia mágica del pensamiento’, y que yo, por mi parte,
psique, entre otras. Escuchemos con nuestros ojos191, cómo el propio Castoriadis,
quien ejerció el psicoanálisis hasta su muerte, cuenta su incursión en esta
corriente:
“Quizá habría que decir algo sobre las razones que me hicieron llegar al psicoanálisis. Siempre me había interesado la obra de Freud, pero al principio como una obra entre otras. Y este interés se convirtió en estudio apasionado y privilegiado en el momento en que se combinaron dos procesos: un análisis personal, que había iniciado en 1960, y, por otra parte –aunque, se mire como se mire, una cosa no es extraña a la otra- la profunda puesta en cuestión que había emprendido del edificio teórico de Marx…Por eso me sumergí en Freud, frecuenté algunos medios psicoanalíticos de París, como el seminario de Lacan…Y, de una cosa a la otra, me casé con Piera Aulagnier, como tú sabes, con quien he vivido quince años. Luego empecé a trabajar como psicoanalista, cosa que sigo haciendo…Y ese interés por Freud se ha mantenido, prolongado y profundizado después; estos tres últimos años mis seminarios en la École d’hautes études en sciences sociales han estado dedicados exclusivamente al problema de la psique…”192
De acuerdo a lo que dice Castoriadis, además de la lectura de Freud,
también vivió la práctica de un análisis personal, lo que le llevó a reexaminar la
tesis de Freud. En otras palabras, lo que hace Castoriadis es trasladar el
psicoanálisis al campo político-filosófico. El inconsciente pasa a ser la
imaginación radical, categoría que define al individuo. Luego, esta categoría, se
incorpora a lo imaginario, para dar cuenta de la creación de la institución
imaginaria de la sociedad.
Este capítulo se propone mostrar cómo Castoriadis desarrolla el
psicoanálisis desde lo filosófico y lo político; cómo lo inconsciente se concibe
como imaginación radical y cómo se define al individuo. Con el fin de abarcar los
puntos fundamentales de esta propuesta, este capítulo contendrá los siguientes
propongo llamar la omnipotencia real de la representación…” Castoriadis, Cornelius. Sujeto y verdad en el mundo histórico-social. Ob. cit., pp. 83 y 84. 191“DESDE LA TORRE Retirado en la paz de estos desiertos, Con pocos, pero doctos libros juntos, Vivo en conversación con los difuntos, y escucho con mis ojos a los muertos…” De Quevedo, Francisco. Antología poética. Bogotá, Editorial La Oveja Negra, 1984, p. 31. 192Castoriadis, Cornelius. “Conversación entre Cornelius Castoriadis y Jean-LucDonnet”. En La insignificancia y la imaginación. Diálogos con Daniel Mermet, Octavio Paz, Alain Finkielkraut, JeanLucDonnet, Francisco Varela y Alain Connes. Madrid, Editorial Trotta, MinimaTrotta, 2002, pp. 66-69.
puntos: 1) El psicoanálisis para Castoriadis; 2) La noción de hombre para
Castoriadis; 3) La imaginación radical: 3.1. Lo inconsciente para Freud, 3.2. La
imaginación radical como mónada psíquica; 3.3. La imaginación radical como
inconsciente; 4) La imaginación radical y lo imaginario instituyente; 5) El
individuo para Castoriadis; y, a manera de conclusión: 6) Antropogenia en Esquilo
y autocreación del hombre en Sófocles.
Con estos puntos se pretende explicar que el filósofo greco-francés postula
que el psicoanálisis incluye una dimensión política, porque tiene que ver con un
individuo social, esto es, un individuo que se relaciona consigo mismo, con los
otros y con las instituciones. Inclusive sostiene que el objetivo del psicoanálisis y
de la política es el mismo: posibilitar la autonomía del individuo. Asimismo,
incorpora el psicoanálisis a su pensamiento para demostrar la importancia de este
campo del conocimiento en la elucidación del individuo y de la sociedad.
También, se expondrá que en la concepción del individuo resalta el aspecto
de la imaginación radical. La imaginación radical es la potencia creadora
consustancial a la naturaleza humana por la que el hombre se autocrea, esto es,
inventa su propio estilo de vida y actúa en armonía con ello. La imaginación
radical es explicada como mónada psíquica y como inconsciente.
La imaginación radical como mónada psíquica es un constituyente-
constituido, porque es una potencia que produce representaciones por sí misma y
convierte en representaciones toda la información que capta del mundo exterior.
El encuentro del individuo con el mundo exterior se traduce en representaciones,
en imágenes. El individuo como ser viviente con su facultad monádica es una
potencia que fábrica imágenes, se vincula con el mundo mediante las imágenes e
interioriza la información del mundo exterior como imágenes. Es un protosujeto
que se concibe como una totalidad que responde al principio del placer. Este es el
estado originario del sujeto donde el sujeto y el objeto constituyen una totalidad
que se sostiene en un estado de placer y de satisfacción inmediata, y el protosujeto
lo vive como producción de representaciones.
La imaginación radical como inconsciente constituye un magma de
representaciones, una mezcla de afectos, intenciones, deseos e imágenes que
devienen de la mónada psíquica. Esta mezcla de representaciones no sucede
ordenadamente como lo afirmó Freud. Para Freud las representaciones se
encuentran coordinadas entre sí, coexisten sin influir unas sobre otras y no se
contradicen. Contrariamente a Freud, Castoriadis sostuvo que la mezcla de
representaciones responde a una asociación libre, a la espontaneidad, a la
contingencia. En esa dimensión las representaciones se encuentran
indiferenciadas, confundidas, desordenadas.
Con esta dilucidación de la imaginación radical se presenta a un sujeto que
tiene una estructura psíquica originaria que es la mónada psíquica, potencia de la
cual nacen las primeras representaciones, se producen las posteriores y, también,
las organiza. La mónada psíquica es la potencia que nutre la autocreación de un
modo de ser del individuo y también posibilita su socialización.
La socialización del individuo es producto del encuentro entre la
imaginación radical y lo imaginario instituido. Esta socialización es violenta,
porque lo imaginario establecido impone a la imaginación radical su adaptación al
conjunto de instituciones ya establecidas; simultáneamente, es necesaria, porque
esta socialización le propone al sujeto sentido de vida y desarrollo, impidiendo,
así, que quede atrapado en el estado de placer originario, como mónada cerrada en
sí misma. Posteriormente, por el fluir de la imaginación radical que es indomable
por su propia naturaleza, el individuo es capaz de autocrear su propia
socialización, esto es, se atreve a transformar su visión de vida, su personalidad en
función de su reflexión y cuido de sí. Con esta fuerza, se arroja a la vida y lucha
por crear una inédita organización social. Aclara Castoriadis, la creación del
individuo en cooperación activa con el colectivo puede ser constructiva como la
democracia directa o destructiva como los totalitarismos.
La idea central de Castoriadis es señalar que la singularidad que
caracteriza al individuo es la imaginación radical, la cual requiere de lo imaginario
para desarrollarse como un magma de representaciones que transforman lo
establecido y estimulan lo instituyente, la puesta en marcha de la invención como
práctica de vida social efectiva.
Pasaré a explicar a profundidad estas ideas mediante los puntos que
conforman este capítulo.
I. El psicoanálisis para Castoriadis
Castoriadis afirma que el “psicoanálisis incluye una dimensión política imposible de eliminar”193; este ámbito se da porque el sujeto al que remite el
psicoanálisis es un individuo social, que se relaciona consigo mismo, con los otros
y con una organización social. Al respecto, señala que:
“…el psicoanálisis… Se encuentra siempre con un ser humano de carne y hueso, que habla… que tiene o no una profesión, un estado civil, ideas, comportamientos, orientaciones y desorientaciones. En resumen, estamos siempre frente a una realidad humana en la cual la realidad social (la dimensión social de esta realidad) recubre casi totalmente la realidad psíquica. Y, en un primer sentido, el “sujeto” se presenta como esta extraña totalidad, totalidad que es y no es una al
193Castoriadis, Cornelius. “El psicoanálisis: situación y límites”. En Figuras de lo pensable. Las encrucijadas del laberinto VI. Bs As, Fondo de Cultura Económica, Primera Edición, 2001, p. 239.