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Cómo impactar en la seguridad alimentaria?
Directora de Fundación Herdez, promotora cultural con una trayectoria de más de 13 años en edición y coordinación de publicaciones
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POR CARMEN ROBLES BEISTEGUI El desperdicio de alimentos es un tema que a la fecha ha generado mayor atención por parte de diversos sectores, esto debido al aumento del impacto ambiental que genera al planeta. La ONU define el desperdicio de alimentos como la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los minoristas, proveedores de servicios de alimentos y consumidores (SOFA, 2019). De acuerdo con el Reporte del Índice de Desperdicio de Alimentos 2021, publicado por el Programa del Medio Ambiente de la ONU, la cantidad de alimentos que los seres humanos producen y no logran consumir tienen efectos negativos y significativos en aspectos sociales, económicos y ambientales. Se estima que entre el 8 y el 10 % de las emisiones mundiales de gases efecto invernadero son provocadas por alimentos que no se consumen y son desechados.
El poco entendimiento e información sobre este tema ha provocado que cada vez más, existan sectores interesados en comunicar y sumar esfuerzos para traer consigo mayores beneficios que contribuyan a una mejora ambiental y reduzcan la huella de carbono en el planeta a futuro.
Fomentar una menor pérdida del desperdicio de alimentos nos llevaría a tener un uso más eficiente de la tierra y una mejor gestión de los recursos hídricos, lo que beneficiaría positivamente en los medios de vida y en la lucha contra el cambio climático.
Del mismo modo la medición y el control del uso y desperdicio de alimentos se convierten en pieza clave para que cada individuo pueda aplicarlo en cada uno de los sectores que lo rodean, de esta manera se logre reflejar un cambio a nivel mundial y así acercarnos
un poco a la meta 12.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que busca reducir el desperdicio de alimentos per cápita desde el sector de minoristas, del consumidor, así como reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro.
Por lo tanto, hablar de la reducción del desperdicio de alimentos, nos lleva a pensar en todos aquellos sectores de consumo alimentario como son los comercios locales, la industria restaurantera e incluso todos aquellos hogares que se suman a esta lista y que en su mayoría todos lo generan a menor o mayor escala. Si bien es cierto que la distribución y abastecimiento de alimentos es muy importante para que todos los individuos puedan nutrirse de manera correcta, existen propuestas y metodologías que cada uno de los países pueden implementar para contrarrestar esta problemática.
Una de las estrategias para combatir este asunto es generar aquellos cambios que se pueden hacer desde los hogares a través de las decisiones de consumo.
Hay que tener en cuenta que nuestra alimentación per se genera una huella de carbono; sin embargo, esta se puede disminuir a través de acciones como consumir local (esto implica menor traslado de proveedores a destinatario final que a su vez genera menos gases de efecto invernadero “GEI”), consumir frutas y verduras de temporada (cuando consumimos productos fuera de temporada significa que para cultivarlos tuvieron que generar de manera artificial los aspectos ambientales adecuados: mayor luz, agua etc.).
En México existe gran variedad de comercios de alimentos y bebidas, del mismo modo existen mercados o puestos callejeros donde se pueden encontrar una amplia gama de productos locales y de temporada que enriquecen la cocina mexicana, dando como resultado un apoyo al campo al generar una mayor inversión en la biodiversidad agrícola. Hay que recordar que la industria de los alimentos en nuestro país es de gran importancia, principalmente en la parte económica por la gran distribución de productos en regiones y comunidades que tienen insuficiencia de alimentos, falta de recursos para su cultivo en caso de desastres naturales e incluso todas aquellas comunidades que tienen que caminar kilómetros para poder obtener algún alimento. De esta forma los productos envasados de manera correcta permiten mayor tiempo de conservación hasta el momento de ser consumidos, brindando una opción a largo plazo.
Si se logra cambiar la forma en la que se producen los alimentos, se maneja la tierra, así como el suelo, se puede contribuir en mejores formas de vida que impacten y ayuden a los sistemas para que sean más resilientes y sostenibles en su efecto global. En este sentido, hay diversos programas donde se capacita a los proveedores de materia prima agrícola para disminuir la utilización de agroquímicos y cuidar el uso de suelo para los cultivos. Asimismo, organizaciones de la sociedad civil que se encuentran alineadas al ODS 2 de la Agenda, han encontrado en los programas de donativos mensuales a comunidades o bancos de alimentos, una acción trascendente para evitar el desperdicio de comida.=