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Diseño: Equipo de Diseño Gráfico de Prames 1ª edición
Coordinación: Pascual Orduna © Textos: sus autores © Fotografías: sus respectivos fotógrafos © de esta edición: Asociación Paso a Nivel Edita: GARA D’EDIZIONS Avda. Navarra, 8 E–50010 Zaragoza www.garadedizions.com e–mail: gara@garadedizions.com I.S.B.N.: 978-84-8094-948-4 Dep. Legal: Z 880-2018 Imprime: INO Reproducciones, s.a. Nota: el desconocimiento de algunas autorías de los materiales aquí reproducidos nos hace respetar los derechos de autor de todos aquellos que los generaron, pero nos es imposible saber quién y por tanto citarlos a todos. En cualquier caso declaramos que estos materiales sólo serán utilizados en esta publicación o en la promoción de la misma. Gracias.
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Pascual Orduna
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— introducción — Los mitos, las leyendas y la historia son consustanciales al ser humano. Desde que nacemos nos cuentan historias. Forman parte de nuestra memoria. La construcción colectiva de un barrio se alimenta de ellas, las entreteje. A menudo pueden hasta fijarse en un espacio y un tiempo, incierto e inconcreto. Más allá de las formas materiales y concretas.
Leyenda Relato popular o no que cuenta un hecho real o fabuloso, adornado con elementos fantásticos o maravillosos del folclore, que en su origen se transmite de forma oral. Esos elementos extraordinarios de la narración suelen estar vinculados al mundo del patrimonio inmaterial, de la creencia.
En las Delicias, nombres como el castillo Palomar, el Manicomio, la calle Terminillo, las parcelas. Hablan por sí solos.
Curiosamente la palabra leyenda, etimológicamente, viene de leer, no de hablar.
Mito Tiene mucho de poesía. Los mitos son narraciones a menudo con un sentido oculto. Se refieren a relatos, sucedidos o no, que tienen una explicación o simbología muy profunda para una cultura. O en nuestro caso, para un barrio. Más allá del propio relato. Suele ser emotiva y se transmite de generación en generación. Su explicación sólo es plausible combinando diversas fuentes y metodologías.
Tradicionalmente lo relacionamos con relatos medievales y de santos. Visionarios de este tipo los hubo en la calle Delicias. También es cierto que la ciudad genera sus nuevas leyendas. Parques, plazas, escuelas, iglesias y bares suelen ser lugar para escucharlas. Son las modernas solanas. Historia
Hay que recordar que los hechos históricos pueden convertirse en mitos, dependerá de la sociedad que los asuma.
Disciplina que investiga y divulga, con una metodología, los sucesos que pertenecen al tiempo pasado y que constituyen el desarrollo de la hu7
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manidad desde sus orígenes hasta el momento presente. Desde lo concreto a lo abstracto, y viceversa.
También es el conjunto de estos acontecimientos y hechos, especialmente los vividos por una persona, por un grupo o por los miembros de una comunidad social. Aquí es donde se entrelazan mitos, leyendas e historias.
Esto sería la historia con mayúsculas. La que nos explica la vida cotidiana encajándola en el devenir colectivo. Sería el barrio contextualizado en la ciudad y en España.
Paso a nivel, año 1920. Foto: Enrique Asín.
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— Entre castillos y gasolineras — Vicente Miguel Chueca Yus
La Delicias imaginada y anacrónica
El castillo Palomar comenzaba a forjar su leyenda. Así surgieron los túneles secretos que llegaban hasta el Ebro o el miedo de los chavales al psiquiátrico.
Los caminos nos llevaban a todas partes. Hacia Navarra, Logroño, Soria y Madrid. Primero fueron de tierra con nombres sugerentes como de la Mosquetera o aquel del Terminillo. Luego convertimos algunos en avenidas.
Seguíamos bajando al centro. En tranvía primero, en autobús después. Un paso a nivel nos separaba de la ciudad y nos recordaba que estábamos fuera de ella. La misma estación del Portillo nos daba la espalda.
Después llegaron los caminos de hierro y las estaciones, el ir y venir de las gentes que fue convirtiendo aquellos barrios de parcelas de adobe, levantadas a toda prisa, entre la desesperación y el miedo, en el populoso barrio de las Delicias. Fuimos una torre de Babel de gentes venidas de toda España. Abiertos a todo el mundo.
En poco tiempo pasamos de subir al barrio Oliver para hacer la matacía y bajar con su resultado escondido, de ver sanadores por la calle Delicias con devoción a San Antonio a ir dando paso a pequeños talleres industriales y edificios que crecían en altura.
Los caminos del agua trazados por las acequias se escondieron bajo el asfalto de la calle Unceta. La salida a los chalets y torres modernistas veraniegas se desdibujaron en la memoria del barrio.
En medio de ese maremágnum fueron quedando, como restos del naufragio: vaquerías, tejerías o procesiones de San Roque. El fútbol fue reclamando desde muy pronto su espacio y diversos campos hicieron su aparición. También llegaron las gasolineras, como la de Delicias, que contaba con los almacenes de Michelin situada
La calle Delicias se convirtió en una auténtica calle Mayor con sus solanas junto al colegio Manjón. 9
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en el cruce de la avenida de Madrid y la avenida de Navarra, o como la de los Enlaces, en 1961.
barrio en la ciudad. A pesar de ello, a finales de los setenta podían verse rebaños de ovejas cruzar por los semáforos del final de la avenida Madrid. La sirena del Tudor ponía la banda musical al barrio.
La modernidad, la democracia, el peso cuantitativo de la población acabó integrando al
Plano de Delicias, año 1927. Foto: Confederación Hidrográfica del Ebro..
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— El castillo Palomar — en el momento de su concesión, fue dividida en dos partes. Una de ellas fue registrada a nombre de dos matrimonios que trabajaban como labradores, los formados por doña María de Gracia y su esposo don Agustín Josa Martín y doña Magdalena Lamarca y su esposo don Francisco de Gracia. La otra parte se inscribió a nombre
El origen de la finca Palomar El origen de la Finca Palomar se remonta a 1851, fecha en la que el Ayuntamiento de Zaragoza adjudicó en el término de Miralbueno conocido como el ‘Alto de la Bernardona’, entre las carreteras a Madrid y Navarra, una finca rústica que,
Grupo de Jóvenes en el castillo Palomar, año 1943. Foto: Gentileza de la Familia Lisbona.
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Plano General Parcelario del Término de Miralbueno año 1889. Archivo Municipal de Zaragoza M.Z.A..
de don Cayetano Lamarca y fue heredada por su hija doña Magdalena Lamarca y Gracia.
La «Torre Palomar» El 28 de marzo de 1877, los cónyuges don Narciso Palomar y Cebrián y doña Rafaela Mendívil y Fúrida adquirieron la finca de manos de los herederos de don Santiago Sarte, mediante documento privado y pago al contado de 19.000 pesetas, aunque la propiedad no se inscribió en el Registro hasta el 10 de febrero de 1882. En aquel tiempo, la finca tenía una superficie de 16 hectáreas, divididas en 20 áreas, y junto con el resto de terrenos del matrimonio, en los que incluían hasta cinco fincas aunque dos no estaban
Pese a esta repartición, la finca se encontraba en situación de indivisa en caso de venta. De este modo, en 1858 fue adquirida en su conjunto por don Santiago Sarte y su esposa doña Magdalena Zaro, los cuáles destinaron una pequeña parte de los treinta y cuatro cahíces de tierras de los que constaba la superficie al cultivo de olivos, viñas y tierra blanca. Además, construyeron una casa con corral abierto y dos hornos dedicados a la fabricación de baldosas. 12
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