Palabras del poeta ROSENDO TELLO en la presentación de REVELACIONES DEL SILENCIO Teatro Principal de Zaragoza 9 de febrero de 2016 Mis queridos amigos: En el año 1959 se publicó mi primer librito. Unos días antes de salir a la luz, dudaba sobre el título con el que iba a bautizarlo y, al final, harto de discurrir, elegí el verso último del primer poema, cuyo epifonema rezaba: “El silencio ese muro secreto de la vida”. Había dedicado la obra a mis padres. Tracé unas ligeras modificaciones en el verso, invertí los nombres aplicando el deíctico “ese” a los dos sustantivos, suprimí “vida”, y quedó así el enunciado del título: “Ese muro secreto ese silencio”. Los deícticos apuntaban a algo remoto: una metáfora sin término real, desconocido y casi una sinécdoque, en conexión de lo abstracto del silencio, sin saber cuál era el término concreto. Con el tiempo llegué a ver que los elementos de la titulación anunciaban y reconocían la trayectoria de una vida; de la vida de mis padres y el destino de mi existencia, de mis azares ante “ese muro secreto” que se interponía en su silencio a lo largo de mis libros. Lo decían las citas en todos los libros, estructuradas de ese modo, menos el primero que conecta con el último. Mi enfermedad de los últimos años, ha descubierto que el símbolo de mi silencio arrancaba de ahí, ese muro secreto, que se revelaba al fin. Mi último libro tiene una coincidencia con todos los planos de mi existencia. Volví a recordar la cita de T. S. Eliot, que utilicé en Consagración
al alba: “En el final está mi principio”. Para mayor claridad: Revelaciones del silencio está relacionado con el primer libro que pronosticaba éste final. ¡Dios sabe lo que me ha costado escribirlo! Desvelaré que la parte inicial de Revelaciones del silencio, procede de un texto corregido y rescatado de una antología colectiva de autores aragoneses que se editó hace tiempo. Los cinco poemas que la componen, de temática muy afín a las preocupaciones de esta obra, han sido actualizados a modo de exordio poético. Las otras cuatro partes de la obra son totalmente nuevas. Ahora debo dirigirme a los que han intervenido en este acto. Doy las gracias a Plácido Serrano que ha llenado la sala con la música ambiental; a Mariano Anós, nuestro poeta y actor de teatro, y a Luis Trébol, nuestro rapsoda, grandes amigos, que con sus recitaciones han hecho que mis poemas ganen en tonalidad y timbre de alma. Bienvenido sea a su ciudad Juan Marqués, poeta y doctor. El conoce mi obra como ha demostrado muchas veces y ha vuelto a demostrar con su interesante presentación. Muchas gracias, Juan. También a Chusé Aragüés que tanto empeño ha mostrado en Prames al editar mis obras y en editar este libro en su colección Mareta, Sirena, en aragonés. Es natural de Azuara y yo de Letux, pueblos hermanos, y como tales nos tenemos. A José Luis Corral lo conocí en el año 2003, poco después se fundó la Asociación Aragonesa de Escritores. Desde entonces, ni un solo momento ha dejado de ser mi amigo y ha manifestado hacia mí su lealtad e inteligencia admirables. Y termino dando las gracias de todo corazón a todos los que han venido a este acto. ¡Ojala no sea el último! Como decía Jorge Guillén después de completar su obra, añadiendo: “Y otros poemas”. Que la diosa poesía, a quien no he pedido nada, nos llene de salud, bondad y belleza de corazón.