Memorias de la Colecci贸n
de un Museo Colecci贸n Topel P谩ez
L
a memoria y el acto de coleccionar están indefectiblemente relacionados, pues éste último responde a un impulso innato del ser humano a través del cual consolida su existencia y alimenta su memoria. De manera inmaterial, el hombre colecciona imágenes, palabras, sabores, sensaciones, sonidos, entre un sinfín de posibilidades que nos brinda el universo; pero de igual forma, colecciona objetos tangibles que se convierten en la huella que reafirma y da fe de la existencia pasada. Así, tanto el coleccionista privado –que elige a partir de diversos y variados motivos particulares–, como la colección institucional –que sistematizadamente se rige por unos lineamientos acordes a su perfil, misión, visión y objetivos–, refieren en la propia acción del verbo coleccionar, un acto de responsabilidad ante la memoria que se desea preservar, pero más aún, con el objeto coleccionado y con la historia que éste representa. Estas dos modalidades del coleccionismo se fusionan en la institución que se crea en el 2006 como Fundación Museo Gabinete del Dibujo y de la Estampa de Valencia (GDEV), para amparar el patrimonio y enaltecer la memoria de sus fundadores que hace más de tres décadas iniciaron el sensible camino de encuentro con el arte. Hoy, a 8 años de su fundación, continúa sumando valores y altos representantes de las artes gráficas y del dibujo nacional para hacer historia, preservar el patrimonio artístico y fortalecer ese compromiso con el objeto-arte, con la memoria, con la identidad, con la ciudad y con el país. En esta oportunidad, la exposición Memorias de la colección. Identidad de un museo , nos ofrece una pequeña selección de la colección inicial de
la Familia Topel Páez que muestra con certeza las formas más tradicionales del dibujo y la estampa. A la par, nos permite ser testigos de la memoria institucional a través de su programa de adquisiciones, programa que responde en un alto porcentaje al legado que ceden los artistas a través de sus exposiciones en el GDEV. De esta manera 25 exposiciones, de las 41 que lleva el GDEV en estos 8 años de gestión, son apenas los primeros eslabones de lo que pretendemos sea el mayor continente de la historia del Dibujo y de la Estampa venezolana desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestra contemporaneidad, permitiendo el natural fluir de una colección viva que no mide su perfección por las ausencias, sino por su amplitud y las lecturas homogéneas que de ésta puedan darse. De esta manera, y cónsonos con nuestras búsquedas y líneas de investigación, mostramos con orgullo el resultado del programa de adquisiciones en el que reflexionamos sobre la dinámica de la institución durante estos ocho años, las mentalidades que lo han regido y los ajustes que deben hacerse a futuro. Queremos agradecer muy especialmente a todos los artistas que a través de su confianza, trabajo y dedicación han mantenido viva la llama de la colección, y a nuestro público allegado a quien nos debemos y por quienes trabajamos. Gabinete del Dibujo y de la Estampa de Valencia
Artistas Participantes
Rodolfo Agrella María Esther Barbieri Eduardo Bárcenas Armando Barrios Alicia Belden Ricardo Benaim Luisa Elena Betancourt Eugene Biel - Bienne Emilio Boggio Jacobo Borges Manuel Cabré Miguel Cabrera Juan Calzadilla Arturo Correa Sylvia Degwitz Colette Delozanne Héctor Ernández Manuel Espinoza Tomás Golding Alexis Gorodine Humberto Jaimes Sánchez Fritz Küper Ramsés Larzábal Marcastillo Arturo Michelena Luis Millé José Moreno Pascual Navarro José Páez del Nogal Miriam Perales Héctor Poleo Adrián Pujol Daniela Quilici César Rengifo Carlos Rojas Braulio Salazar Anabela San Vicente Samuel Sarmiento Eulalio Toledo Tovar Wladimir Zabaleta Carlos Zerpa
Adrián Pujol
De Pargo a Uquire, 2011.
Miriam Perales
¿Y ahora qué?, 2012.
Luis Millé
Plegados Tensionados Amarillos, 2010.
Carlos Zerpa
Tijera vegetal, 1983.
Ricardo Benaím Cruz del Sur, 1997.
La acción de narrar-se no es un acto solitario, es un acto ante el otro, de desvelamiento, y a la vez, de reconocimiento que ese otro le da. Sin memoria no puede realizarse la identidad narrativa, ella hace posible la práctica del auto-reconocimiento. Gregorio Valera-Villegas.
De la propiedad y la responsabilidad: colección privada, vocación pública.
Hasta hace unas décadas el coleccionista particular prefería guardar celosamente sus tesoros lejos de la mirada pública. Afortunadamente en los últimos años y gracias a conceptos como la Responsabilidad Social, el aporte privado a través de las fundaciones, entendidas como mecenas del siglo XXI,1 ha sido mucho más efectivo y notorio, ocupando incluso un lugar propio en el sector cultural a través del préstamo de sus colecciones y el sostenimiento de espacios expositivos. Poner a disposición las piezas de un patrimonio familiar en un espacio que la gente pueda visitar no solo persigue su preservación y divulgación, es además una forma de hacerlos patrimonio colectivo, cuando otros pueden también experimentarlos, disfrutarlos, reasignarles significados, hacerlos suyos en la abstracción, incorporarlos a su memoria. Visto así, poseer es solo el comienzo de lo que podríamos llamar un coleccionismo comprometido, aquel que 1comprende que al placer y el privilegio de coleccionar se le suma la responsabilidad de custodiar y compartir; que las colecciones se forman y transforman en el tiempo, en un tiempo vital: que tienen vida en tanto se mantenga su estudio y exhibición. El Gabinete del Dibujo y de la Estampa de Valencia surgió con un claro interés: el de resguardar las más de 300 obras sobre papel que para 2005 atesoraba la familia Topel Páez; pero también surge como un sueño: el de legar un patrimonio a la ciudad, dejar una huella del paso por la vida y honrar una memoria. De la colección familiar a la colección institucional: un legado para Valencia.
El origen de esta colección se remonta a mediados de los años 70, cuando el matrimonio Topel Páez comenzó a adquirir arte, coincidiendo con un periodo favorable para el mercado nacional y un florecimiento cultural de la capital carabobeña; aunado a la entrega y vocación de servicio de la señora Cora Páez de Topel al frente del Ateneo de Valencia y del Salón Arturo Michelena, entre los años 1974 y 1978.2 Como colección particular, se conformó de manera informal y espontánea, sin mayores pretensiones, pero sí producto de un cultivado interés por las Bellas Artes, de un profundo respeto por la labor creadora y una férrea voluntad de apoyo y mecenazgo. Diana Massa, “Fragmentos significativos. Reflexiones sobre la subjetividad expresada a través de la colección.”, Noticias de antropología y arqueología. Buenos Aires, año 2, nro. 17, 1997. 2 Cora Páez de Topel, “Razón de una colección: un legado para Valencia”, Haciendo en Caracas en el café lo que se hace en París. Catálogo de exposición Gabinete del Dibujo y de la Estampa Valencia, Venezuela, 2006, pág. 1. 1
Conforme el arte fue haciendo parte de sus vidas y el número de obras incrementaba, Cora Páez de Topel le manifestó a su esposo la necesidad de destinar un espacio para poder mostrarlas al público. Así, el coleccionismo adquirió otro sentido para la familia Topel Páez, uno más participativo y comprometido. A finales de los años 90 el conjunto de obras sobre papel alcanzaba más de 150 piezas reunidas en el transcurso de casi tres décadas.3 Algo excepcional en las colecciones nacionales, entre otras cosas porque es conocido el escaso riesgo que asume el coleccionista privado a la hora de invertir, prefiriendo lo imperecedero, lo magnánimo o lo decorativo por sobre la fragilidad y sutileza de la obra sobre papel. En contraste, la familia Topel Páez decidió apostar al Dibujo y la Estampa. El apoyo a los artistas activos se combinó con la búsqueda de piezas más singulares de la plástica nacional, desde el siglo XIX, pasando por la Escuela Paisajista de Caracas, el llamado Realismo Social, la Abstracción Lírica y Geométrica hasta la Nueva Figuración; llegando a reunir una colección que merecía ser apreciada en su totalidad y preservada en el tiempo. La idea del museo fue tomando forma como Gabinete de Dibujo y Estampa, apoyada por artistas como Juan Calzadilla, Wladimir Zabaleta, Manuel Espinoza, Marcastillo y Armando Pérez, entre otros. En 2005, tras la desaparición física de León Topel Capriles y con sus hijos involucrados en el proyecto, comenzó a hacerse realidad lo que fue su sueño de un legado para la ciudad. El nacimiento de la institución museística plantea un nuevo escenario para la apreciación e interpretación de la colección Topel Páez, que constituida ahora en objeto de conocimiento, enfrenta el reto de hacer de los fragmentos iniciales una serie de objetos significativos, donde la imagen de conjunto sea más importante que el objeto en sí mismo. La institución procura que lo que primero fue un discurso para el coleccionista se convierta en múltiples discursos para otras personas. Con la apertura y el acondicionamiento del espacio físico para albergar la colección Topel Páez surgió también la necesidad de un programa de exposiciones; ya no solo para generar curadurías y nuevos conocimientos en torno a la colección, sino también para abrir el espacio a nuevas expresiones del dibujo y la estampa, para formalizar el apoyo a la creación y de esta forma dinamizar la institución, ampliando sus límites más allá de lo que atesora. Coleccionar lo que se expone: testimonio de una gestión.
Desde la constitución de la Fundación el proceso de adquisiciones se canaliza a través del programa expositivo del GDEV, cuyas políticas giran en torno a tres áreas de interés dictadas por su colección inicial y su perfil institucional. 3
Idem
La primera de ellas corresponde al Dibujo como forma de expresión gráfica independientemente de los materiales y soportes empleados. Desde la versión tradicional en plumilla sobre papel de Fritz Küper en Reflejos, 2000, cuyo denso tramado de líneas da pie a los múltiples matices propios de un paisaje exuberante; hasta los cuerpos en tinta y acuarela de Miriam Perales, que más allá de lo erótico y del género, reflexionan sobre el debate del hombre consigo mismo en ¿y ahora qué?, 2012; incluyendo la subversión de los convencionalismos de Carlos Zerpa en Tijera Vegetal, 1983, quien a principios de los años 80 cuestionaba los límites entre los pictórico y lo gráfico, indagando en la violencia como pulsión humana que convierte cualquier objeto en instrumento de agresión; o los Trazos, 2008, de José Páez del Nogal, suerte de inventario de signos, registro del principio fundamental de su obra: el grafismo de carga gestual expresiva que responde a la concepción del dibujo como signo caligráfico. En esos límites entre ortodoxia y transgresión ubicamos a Rodolfo Agrella, para quien el dibujo es el ejercicio lúdico de un arquitecto que con la pintura establece planos de color mientras la línea –precisa y constructiva como un volumen– define las formas de su mundo real e imaginario en ¡Verde, verde!, 2006. A diferencia del dibujo intuitivo de Samuel Sarmiento, quien experimenta con total libertad las cualidades del pigmento para enriquecer la fisonomía del paisaje y sus personajes en Una vida serena, 2011. Así como estos ejemplos, encontramos en la colección una diversidad de expresiones gráficas que demuestran como cada artista conjuga de manera muy distinta el verbo dibujar. 4 El segundo aspecto que atiende la programación expositiva del GDEV es la reproducción por impresión gráfica, indistintamente del soporte utilizado. En la colección tenemos la Cruz del sur, 1997, de Ricardo Benaím, quien empleó la litografía para ensayar una reflexión sobre el territorio que compartimos, en una utopía geográfica posible sólo en el papel; próximo al grabado en punta seca con el que Adrián Pujol reproduce los apuntes apresurados de su cuaderno de viaje en De Pargo a Uquire, 2011. Por su parte, María Esther Barbieri se vale de la síntesis geométrica y la impresión serigráfica en La sombra del árbol ausente, 2013, para evocar imágenes de un patrimonio natural vivo en nuestra memoria; mientras Luisa Elena Betancourt muestra los papeles que sustentan sus Huellas de vida, 2006: cartas, diarios y fotografías para reconstruir –mediante las posibilidades del collage y la impresión digital– un nuevo discurso visual profundamente autobiográfico. Finalmente, el papel como soporte o elemento constitutivo de la obra de arte es la tercera línea de interés para el GDEV. Aquí se inscriben trabajos como los Plegados tensionados, 2010, de Luis Millé, quien utiliza el papel como elemento constructivo de su obra volumétrica, cuya geometría flexible y rigurosa a la vez, se extiende en el espacio real estableciendo tensiones que desafían la fragilidad del material.
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Roberto Echeto, Dibujos, Daniela Quilici y Armando Ruiz. Carmen Araujo Arte, Caracas, 2011.
Así como el Collages #15, 2011, de Anabela San Vicente, donde sobrepone fragmentos de material transformado por el tiempo y su creatividad, estudiando y aprovechando cuidadosamente sus características cromáticas y texturales. Similar es la propuesta de Ramsés Larzábal en De las Bellas Artes, 2010, catálogo de exposición que interviene y modifica en su forma y contenido, bajo la premisa de la apropiación y reutilización de cualquier recurso material. Mientras que para Arturo Correa, el papel es el soporte donde plasmar las ideas que luego desarrolla en sus grandes lienzos, es el espacio de exploración y experimentación donde conviven la pluralidad de imágenes de su Caleidoscopio matutino, 2007. En función de su perfil institucional el GDEV ha buscado capitalizar los vínculos y el esfuerzo generado en el transcurso de la producción de exposiciones. Una parte de lo que fueron esos proyectos queda ahora en la colección Topel Páez, para el disfrute de nuevos espectadores y de aquellos que vuelven a encontrarlos y a evocarlos, inscritas ahora en un discurso coherente de la colección.
Memorias de la colección, identidad de un museo no solo pretende hacer visible la colección, también intenta materializar la historia del Gabinete, pues cada una de las piezas que la constituyen está vinculada a la vida de la institución, desde sus orígenes en 2006 y a través de los ocho años de gestión que alcanza hoy, vistas ahora como fragmentos en el tiempo y el espacio dentro del museo como contenedor. Entendiendo que el ser de un museo está expresado en su colección, pero también en su producción expositiva como huellas de su discurrir en el tiempo, como memoria e identidad compartida entre la gente que le entrega su dedicación: fundadores, empleados, artistas, coleccionistas, amigos y público allegado.
Adriana Silva Henríquez Diciembre 2013
José Páez del Nogal
Sin título. De la serie Trazos, 2008.
Fritz Küper
Reflejos, 2000.
Ramsés Larzábal
De las Bellas Artes, 2012.
Samuel Sarmiento Una vida serena, 2011.
Fundación Gabinete del Dibujo y de la Estampa de Valencia León Topel Capriles † María Cora Páez de Topel Fundadores Leyzer León Topel Páez Presidente Yoel Topel Páez Vicepresidente Cora Páez Capriles de Topel María Cora Topel Páez María Cristina Sereno de Topel Directoras Ejecutivas Lizett Alvarez Ayesteran Directora Adriana Silva Coordinadora expositiva Esther Stranieri Asistente de Dirección Trina Pérez S. Personal de Sala Memorias de la colección. Identidad de un museo. Colección Topel Páez Exposición 42 Año 9 Del 9 de febrero al 9 de marzo, 2014 Lizett Alvarez Ayesteran Adriana Silva Comité curatorial Adriana Silva Texto Lizett Alvarez Ayesteran Museografía Ilich Rodríguez Coronel Material audiovisual Cortesía artistas y archivo GDEV Fotografías Equipo GDEV Montaje El Nido Creativo, c.a. Diseño Publicación WEB: issuu.com/gdev GABINETE DEL DIBUJO Y DE LA ESTAMPA DE VALENCIA / COLECCIÓN TOPEL-PÁEZ Dirección: Urb. Santa Cecilia, Sexta Transversal, # 11, Valencia – Venezuela Teléfonos: (+58) 241 – 825 21 85 / 414 – 437 19 71 gabinetedeldibujo@gmail.com www.gabinetedeldibujo.com Facebook: Fundación Gabinete del Dibujo Twitter: @gdev2006 Horario: Lunes a Viernes de 9:00 a.m. a 12:00 y de 1:00 pm a 5:00 p.m. * Sábados y Domingos de 11:00 a.m. a 3:00 p.m.