EQUIPO DE PASTORAL
2020 SEMANA
SANTA
en cada hogar
La Semana Santa no se suspende,
se vive en cada hogar.
Queridas familias: Reciban todos un saludo fraternal. Hemos llegado a la Semana Mayor y como parte de nuestra comunidad Marista queremos hacerles un llamado de esperanza y confianza en medio de esta Pandemia. Este es un tiempo favorable que el Señor nos ha permitido vivir para encontrarnos con Él, con nosotros mismos, con nuestra familia y aun en la distancia con los demás. Es un momento que seguramente nos ha ayudado a valorar el tiempo, la vida, la familia y lo que verdaderamente debe ser esencial. Permitamos que esta Semana Santa sea un espacio de recogimiento, oración y acompañamiento. Confiemos en que Él nos dará la gracia para seguir caminando con fe, esperanza y caridad en medio de todo lo que está sucediendo. Queremos que se vivan estos días en familia y por tal razón hemos creado este folleto para que tengan el espacio de reflexionar en sus hogares el símbolo del día. Este recurso no sustituye las misas y celebraciones durante el Triduo Pascual y por este motivo se les invita a conectarse vía televisiva al canal EWTN y/o por las redes sociales como Facebook a: St. Helena Catholic Church
Parroquia El Salvador
Jueves 5:00 p.m. Misa de la Cena del Señor
Jueves 4:00 p.m. Misa de la Cena del Señor
Viernes 5:00 p.m. Liturgia de la Pasión del Señor
Viernes 3:00 p.m. Liturgia de la Pasión del Señor
Sábado 9:45 p.m. Misa Solemne de la Vigilia Pascual
Sábado 4:00 p.m. Misa Solemne de la Vigilia Pascual
Domingo de Resurrección 12:00 Mediodía
Como nos decía nuestro fundador Marcelino Champagnat “Las virtudes no se alcanzan sin esfuerzo, los defectos no se corrigen sin luchar.” Deseando que tengan una feliz Semana Santa y que Dios les bendiga. Cordialmente, Equipo de Pastoral
Jueves Santo 2020
Día del Amor Fraterno Motivación. El Jueves Santo es el día del Amor fraterno. Con el memorial de la Cena del Señor comenzamos el Triduo Pascual, que es el tiempo más importante del año para los cristianos, pues en él Jesús nos da el mayor ejemplo de lo que es el AMOR con mayúsculas. La coherencia llevará a Jesús a amar hasta el extremo y a dar su propia vida transparentando así, para siempre, el Amor radical del Padre, que sostiene el mundo entero. Hoy recordamos momentos y acontecimientos de enorme importancia para comprender mejor «la mayor historia de Amor jamás contada». En esta noche santa Jesús se despide de sus amigos, resume todo su mensaje en el ejemplo de servicio e instituye el signo definitivo del Reino: la Eucaristía. Abramos nuestro el corazón más que nunca para acoger ese amor infinito de Dios
Himno: Donde hay caridad y amor. Donde hay caridad y amor, allí está Dios. El amor de Cristo nos ha congregado y unido. Alegrémonos y deleitémonos en El. Alabemos y amemos al Dios vivo. Con sincero corazón amémonos unos a otros. Donde hay caridad y amor, allí está Dios. Estando congregados y unidos, cuidémonos de estar lejos en espíritu. Cesen las rencillas,cesen los disgustos. Y Cristo nuestro Dios reine entre nosotros. Donde hay caridad y amor, allí está Dios. Ojalá junto con los bienaventurados veamos también tu rostro en la gloria ¡oh Cristo Dios nuestro!. Este será el gozo de toda nuestra familia por los siglos infinitos. Amén.
Salmo 115 Respondemos: Alzaré la copa de la salvación invocando tu nombre. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando el nombre del Señor. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas.
Evangelio (Jn. 13,1-15) Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando; ya el diablo había suscitado en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y este le dice: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?». Jesús le replicó: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde». Pedro le dice: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Simón Pedro le dice: «Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza». Jesús le dice: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos». Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios». Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis». Palabra del Señor R/ Gloria y honor a ti, Señor Jesús.
Momento de reflexión El lavatorio de los pies es el mundo al revés. ¿Dónde se ha visto al jefe, al que manda, haciendo todo el «trabajo sucio», lo que nadie quiere hacer o lo que está reservado para quienes están abajo del todo? Así es Jesús: Amor y servicio en estado puro. Esa Última Cena se va a convertir en la nueva alianza entre Dios y el hombre. Ya no va a ser la pascua judía, va a ser un regalo universal para todos los que a lo largo de los siglos hemos creído en él y le hemos seguido. Y lo va a hacer con el mejor ejemplo de servicio y coherencia que nos podía dar: lavando los pies de sus discípulos aunque sea él el maestro y el Señor. En la Última Cena, Jesús nos ofrece varios símbolos que marcan nuestra fe. Símbolos que se hacen vida en cada gesto que se comparte. Hacemos una breve oración acompañados de la música de la canción: SÍMBOLOS DE AMOR, que pueden encontrar en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=8q5vl08svvg
Preguntas para la reflexión: 1. ¿Qué gestos de amor realizamos cada día con aquellos con los que vivimos? 2. ¿Qué representa la Eucaristía en mi vida de fe como cristiano? 3. En la vida diaria, ¿cómo manifiesto mi espíritu de servicio?
Oración final Oh Dios y Padre nuestro: En este tiempo, tan diferente de otros tiempos, estamos aquí reunidos como familia para recordar la cena que tu único Hijo nos legó, de forma que él pudiera permanecer con nosotros con toda la plenitud de su amor liberador. Él nos dio la cena cuando estaba a punto de morir, y nos mandó celebrarla como el nuevo y eterno sacrificio. Te pedimos que en este encuentro de oración reconozcamos la grandeza del Sacramento Eucarístico. Que Jesús comparta con nosotros tu vida y amor y sea nuestro pan de fortaleza que nos haga capaces de cumplir tu amorosa voluntad y de servir generosamente a nuestros prójimos, cercanos o lejanos. Te lo pedimos por medio de Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Viernes Santo 2020
Tu cruz, nuestra cruz Motivación. En el Viernes Santo estamos junto a Jesús en el camino de la cruz: la lectura de este día relata la Pasión, el momento crítico y definitivo de la vida de Jesús. Es el momento en el que Dios se muestra en silencio, acompañando a Jesús. Este día, además, la Iglesia no celebra la Eucaristía, pues es la entrega de Jesús, la máxima ofrenda. Hoy acompañamos a Jesús en su entrega total. El silencio es un elemento importante para contemplar a fondo el amor hecho vida, hecho entrega. La cruz se convierte en altar donde Jesús se entrega totalmente por nosotros.
Himno: En esta tarde, Cristo del Calvario. En esta tarde, Cristo del Calvario, vine a rogarte por mi carne enferma; pero, al verte, mis ojos van y vienen de mi cuerpo a tu cuerpo con vergüenza. ¿Cómo quejarme de mis pies cansados, cuando veo los tuyos destrozados? ¿Cómo mostrarte mis manos vacías, cuando las tuyas están llenas de heridas? ¿Cómo explicarte a ti mi soledad, cuando en la cruz alzado y solo estás? ¿Cómo explicarte que no tengo amor, cuando tienes rasgado el corazón? Ahora ya no me acuerdo de nada, huyeron de mi todas mis dolencias. El ímpetu del ruego que traía se me ahoga en la boca pedigüeña. Y sólo pido no pedirte nada. Estar aquí junto a tu imagen muerta e ir aprendiendo que el dolor es sólo la llave santa de tu santa puerta. Gabriela Mistral
Salmo 115 Respondemos: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú, que eres justo, ponme a salvo. A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás. Soy la burla de todos mis enemigos, la irrisión de mis vecinos, el espanto de mis conocidos: me ven por la calle y escapan de mí. Me han olvidado como a un muerto, me han desechado como a un cacharro inútil. Pero yo confío en ti, Señor; te digo: «Tú eres mi Dios». En tus manos están mis azares: líbrame de mis enemigos que me persiguen. Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. Sed fuertes y valientes de corazón los que esperáis en el Señor.
Evangelio (Jn. 18,1-19,42) C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo: J. “¿A quién buscan?” C. Le contestaron: S. “A Jesús, el Nazareno.” C. Les dijo Jesús: J. “Yo soy.” C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles: Yo soy, retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez: J. “¿A quién buscan?” C. Ellos dijeron: S. “A Jesús, el Nazareno.” C. Jesús contestó: J. Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen ir a éstos.
C. Y así se cumplió lo que había dicho: “No he perdido a ninguno de los que me diste.” Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: J. “Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?” C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el que había dado a los judíos este consejo: “Conviene que muera un solo hombre por el pueblo.” Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro: S. “¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?” C. Él dijo: S. “No lo soy.” C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina. Jesús le contestó: J. “Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo. “ C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo: S. “¿Así contestas al sumo sacerdote?” C. Jesús respondió: J. “Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?” C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote. C. Simón Pedro estaba en pie, calentándose y le dijeron: S. “¿No eres tú también de sus discípulos?” C. Él lo negó, diciendo: S. “No lo soy.” C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo: S. “¿No te he visto yo con él en el huerto?” C. Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo. C. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo: S. - «¿Qué acusación presentan contra este hombre?» C. Le contestaron: S. - «Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos.» C. Pilato les dijo: S. - «Llévenlo ustedes y júzguenlo según su ley.» C. Los judíos le dijeron: S. - «No estamos autorizados para dar muerte a nadie.» C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: S. « ¿Eres tú el rey de los judíos?» C. Jesús le contestó: J. « ¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?» C. Pilato replicó: S. « ¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?»
C. Jesús le contestó: J. «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.» C. Pilato le dijo: S. « Conque, ¿tú eres rey?» C. Jesús le contestó: J. «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.» C. Pilato le dijo: S. «Y, ¿qué es la verdad?» C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo: S. - «Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre nosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Quieren que suelte al rey de los judíos?» C. Volvieron a gritar: S. - «A ése no, a Barrabás.» C. El tal Barrabás era un bandido. C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían: S. « ¡Salve, rey de los judíos!» C. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo: S.- «Miren, lo saco afuera, para que sepan que no encuentro en él ninguna culpa.» C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: S. « Aquí lo tienen.» C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: S. « ¡Crucifícalo, crucifícalo!» C. Los judíos le contestaron: S. - «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios.» C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asusto aún más y, entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús: S. « ¿De dónde eres tú?» C. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo: S. « ¿A mi no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?» C. Jesús le contestó: J. «No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor.» C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: S. «Si sueltas a ése, no eres amigo del Cesar. Todo el que se declara rey está contra el Cesar.» C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: S. «Aquí tienen a su rey.» C. Ellos gritaron: S. « ¡Fuera, fuera; crucifícalo!» C. Pilato les dijo: S. « ¿A su rey voy a crucificar?» C. Contestaron los sumos sacerdotes: S. «No tenemos más rey que al Cesar.» C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al
sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos.» Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: S. «No escribas: “El rey de los judíos”, sino: “Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos.”» C. Pilato les contestó: S. «Lo escrito, escrito está. » C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: S. «No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca.» C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica.» Esto hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: J. “Mujer, ahí tienes a tu hijo.” C. Luego, le dijo al discípulo: J. «Ahí tienes a tu madre.» C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que todo habla llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: J. “Tengo sed.” C. Habla allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: J. “Está cumplido.” C. El inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilado que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que hablan crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: “No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.” Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilado que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilado lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que habla ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús. Palabra del Señor R/ Gloria y honor a ti, Señor Jesús.
Momento de reflexión Para la comunidad cristiana primitiva ya la Cruz es la expresión de la coherencia y personalidad de Jesús: es el poder silencioso de Dios que se manifiesta en la obediencia total al Padre. Jesús muere en la víspera de la Pascua, fiesta judía en la que el pueblo sacrificaba un cordero; con un gran potencial simbólico, el evangelista nos trae a Jesús como el Cordero Pascual. Tenemos este momento de reflexión en silencio, donde nos acordamos de todos los crucificados del nuestro tiempo. Todos aquellos que siguen siendo perseguidos, torturados, denigrados, silenciados... crucificados. La cruz de Jesús sigue siendo actual y nos llama a construir su REINO, desde la entrega, el amor, la misericordia. Nos puede ayudar en nuestra oración la canción Cristo, eres tú, que pueden seguir en el video a continuación. https://www.youtube.com/watch?v=8t8Nu7Sbxy8
Oración final Oh Cruz de Cristo, enséñanos que el alba del sol es más fuerte que la oscuridad de la noche. Oh Cruz de Cristo, enséñanos que la aparente victoria del mal se desvanece ante la tumba vacía y frente a la certeza de la Resurrección y del amor de Dios, que nada lo podrá derrotar u oscurecer o debilitar. Amén.
Sábado Santo 2020
Esperando con María Motivación. La oración es muchas veces estar, callar, contemplar, agradecer, sufrir y esperar. Hoy María nos da una gran lección. Se ofrece junto a su Hijo estando, callando, contemplando, sufriendo y esperando. «Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa» (Jn 19,25-27)
Oración en familia. CON JESÚS Y CON MARÍA POR LAS MADRES DEL MUNDO Señor Jesús: Gracias por las madres que nos has dado. Los más nobles sentimientos que tenemos, los sembró en nosotros nuestra madre: la fe, la honestidad, el amor al trabajo. María junto a la cruzSeñor Jesús: En esta hora de retos y desafíos, las madres necesitan de tu ayuda: para atender a la casa y al trabajo, para hacer de padre y madre para educar en los valores cristianos, para defenderse de la tentación, para no caer en el pecado. Señor Jesús: Que la Virgen Madre las llene de fortaleza. Señor Jesús: Que la Virgen María siga siendo modelo de todas las madres.
Señor Jesús: Que también ellas luchen por la justicia y que confíen en el Dios de los pobres: El Dios que quiere pan en todas las mesas y paz en todos los hogares; el Dios que destruye el poder corrompido y protege a los indefensos y humillados. Señor Jesús: Ilumina la vida de nuestras madres. Premia sus desvelos y trabajos. Da paz a las madres ya difuntas. Bendice a todos los hogares. Y que los hijos sean siempre gloria y corona de las madres.
Claves para la contemplación. 1. Contempla en este día el silencio de María y su oración. Reza no sólo a María, sino con María, para que ella sea maestra del silencio en tu alma, maestra de oración. 2. Toma un lugar junto a María ante la cruz y une tu dolor al suyo y al de Cristo. 3. Únete a la Madre en el arte de la esperanza: aguarda a Jesús que va a resucitar, la vida vence a la muerte, la alegría a la tristeza. 4. La canción: Madre del dolor te puede ayudar con este momento de reflexión. Puedes seguirla en el siguiente enlace de Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=dfpOb1tIEA8
Domingo de Resurrección 2020
¡VIVE!
Motivación. Hoy, domingo de resurrección, nos reunimos para celebrar que Jesús, el Señor, ha resucitado. En esta mañana, con el Cirio pascual encendido que nos recuerda que Cristo está presente, dejemos que nuestras vidas se inunden de vitalidad, de la luz, alegría y paz que nos trae el Resucitado. Él, que ilumina nuestra vida, nos invita a ser «profetas» del Dios de la vida. El Señor vuelve a pasar, sin ruido, y nos levanta, nos comunica su fuerza y nos hace partícipes de su triunfo. Comienza una realidad nueva: Si Jesucristo resucita, nosotros resucitamos con él, porque el memorial se hace realidad hoy, «ahora» y en cada uno de nosotros. Somos revestidos de esperanzas nuevas, de vida nueva; y somos llamados a ser testigos de este acontecimiento.
Himno: ¡Tiempo de resurrección! Este tiempo, que es tiempo de encuentros y de abrazos, se llama Pascua y es tiempo de paso porque Tú caminas por los caminos de la tierra, caminos de historia y vida, a nuestro encuentro para pacificarnos y dar sentido a nuestros pasos, ahora vayamos a Galilea, a Atenas o Roma, estemos en el Egipto añorado o nos hayamos establecido en la Jerusalén de los sueños humanos. Este tiempo, siendo de paso, es tiempo definitivo para encontrarnos y abrazarnos, para que nos arda el corazón y los ojos dejen de estar cegados, para gozar tu presencia y hacernos presencia tuya y buena noticia para los hermanos, ahora estemos dentro o fuera, vayamos por caminos o estemos perdidos, hayamos nacido en el norte o caminemos hacia el sur escondido u olvidado.
Este tiempo, siendo definitivo, es tiempo abierto para probarlo todo y quedarnos con lo mejor, que para eso hemos nacido y Tú nos has creado. Ya no es tiempo de ayos ni de leyes ni de amos y padres ni de otros señores, porque solo el amor y la fraternidad permanecen, abren los corazones y dejan al Espíritu libre. Este tiempo, Señor, es tu tiempo y es mi tiempo, es nuestro tiempo libre de las trabas que nos hemos creado. ¡Este tiempo es tiempo resucitado!
Evangelio (Jn. 13,1-15) El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Salieron Pe- dro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor R/ Gloria y honor a ti, Señor Jesús.
Oración final Jesús, todos te creían muerto, te bajaron de la cruz, te lloraron en silencio, y apagaron la luz, tan tristes, cuánto sufrimiento. Pero pasaron tres días y retornó la alegría, habías resucitado, habías vuelto a la vida. Por eso la Pascua es alegre:
Jesús a la muerte vence. Jesús, Tú que moriste por mí, ayúdame a vivir por Ti. Amén.