HISTORIA MEDIEVAL DE ESPAÑA
Antijudaísmo e identidad cristiana en el Fortalitium fidei de Alonso de Espina
GERARD JOVER SANTOS 19 de mayo de 2021
Historia Medieval de España (2021)
Universitat de Barcelona
SUMARIO Resumen / Abstract …………………………………………………………….……...
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El Fortalitium fidei como fuente histórica ……………………………………...
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Sobre Alonso de Espina y su opus magnum …………………………………….
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El Liber tercius. De bello iudeorum ……………….……………………..……...
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Antijudaísmo: persecución y expulsión en el Fortalitium fidei …………….…...
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4.1. Ser judío en la Castilla del siglo XV ………………………………………..
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4.2. El estereotipo judío ……………….……………………..….……………….
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4.3. Los judeoconversos ……………….……………………...………………….
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4.4. Epílogo: antijudaísmo e Inquisición ……………….……………………..…
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Conclusión ……………….……………………..………………………………... 12
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Bibliografía ……………….……………………..……………………………....
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Gerard Jover. Historia Medieval de España (2021)
Universitat de Barcelona
ANTIJUDAÍSMO E IDENTIDAD CRISTIANA EN EL FORTALITIUM FIDEI DE ALONSO DE ESPINA Gerard Jover1
Resumen El presente trabajo pretende ofrecer una lectura completa sobre el discurso antijudío que recoge el texto titulado Fortalitium fidei de Alonso de Espina, haciéndose necesario reparar en el contexto social y religioso de la Castilla de mediados del siglo XV. Para ello, se analiza el documento en su conjunto, desde lo formal hasta lo documental, enfatizando el vínculo entre las diferentes comunidades religiosas que habitaban la Península en época tardomedieval, y tomando como criterio principal las relaciones entre cristianos y judíos. Al efecto, se aspira a reconstruir la visión religiosa de la herejía judía en contextos castellanos a través de uno de los tratados más radicales y elocuentes que se conservan hasta nuestros días. Palabras clave: Antijudaísmo, herejía, segregación religiosa, Castilla, época tardomedieval. Abstract The present work aims to offer a complete reading about the anti-Jewish discourse that includes the text entitled Fortalitium fidei by Alonso de Espina, making it necessary to repair the social and religious context of Castile in the mid-15th century. For this, the document as a whole is analyzed, from the formal to the documentary, emphasizing the link between the different religious communities that inhabited the Iberian peninsula in late medieval times and taking as the main criterion the relations between Christians and Jews. In this sense, it aims to reconstruct the religious vision of the Jewish heresy in Castilian contexts through one of the most radical and eloquent treatises preserved until today. Keywords: Anti-Judaism, heresy, religious segregation, Castile, late medieval period.
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Universitat de Barcelona. C/ Montalegre, 6.
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1. El Fortalitium fidei como fuente histórica Las líneas que siguen a continuación nacen del interés por ahondar en la realidad religiosa y social de la Castilla de la segunda mitad del siglo XV a partir del Libro III del Fortalitium fidei, de Alonso de Espina. El texto es indudablemente una fuente muy rica para estudiar el pasado antijudío de la Península Ibérica en un momento en que este colectivo se convirtió en «compendio de todo mal y culpable de todo aquello que les afectaba negativamente: hambre, pestes, pobreza, violencia, etc.»2. La convivencia entre las distintas comunidades culturales se volvió progresivamente más tensa y conflictiva en la Baja Edad media hispánica, donde la cercanía de los hebreos con los cristianos constituía una amenaza contra la unidad religiosa. En estas circunstancias, la hostilidad antijudía desembocó en un discurso de intolerancia que imploraba la conversión y, posteriormente, la expulsión de los herejes de los reinos cristianos. Se puede afirmar con rotundidad, en este sentido, que el discurso de Alonso de Espina constituyó un aporte esencial para la defensa de la fe cristiana original desde una visión combativa y radical. Su obra puede enmarcarse en el género del adversus judaeos, es decir, un debate doctrinal sobre el papel que le corresponde ocupar al judío con respecto al cristiano. Para ello, tal y como sostiene Monsalvo Antón (1999)3, Espina recoge y utiliza gran parte de las aportaciones de teólogos anteriores, como Santo Tomás, Pedro Alfonso o San Martino de León, verdaderos promotores del ideario antijudío entre los siglos XII y XIII. En la práctica, la publicación y difusión de esta tipología de textos fueron en gran parte responsables de la aparición de un modelo de discriminación antisemita particular que, tal y como defiende Losada (2012), «emergía de una sociedad que se pretendía homogénea desde la marca de la religión»4. Ante esta combinación de sucesos y creencias cabe preguntarse: ¿qué papel ejerció el Fortalitium fidei en el discurso antijudío castellano? ¿En qué medida el tratado fue relevante para la convivencia entre cristianos y hebreos? Para conocer el alcance religioso de la obra y dar respuesta a estas cuestiones, se hace necesario aportar algunos datos sobre el perfil de su autor, así como el marco histórico en que dicho texto se escribió. 2. Sobre Alonso de Espina y su opus magnum La primera noticia que se tiene de Alonso de Espina (¿1412?-1491) se encuentra en relación a su presencia como monje franciscano en el Convento de Valladolid a principios del siglo XV. 2
LOSADA, C. M. (2012): «Ley divina y ley terrena: antijudaísmo y estrategias de conversión en la campaña castellana de San Vicente Ferrer (1411-1412)». Hispania Sacra LXV, p. 605. 3 MONSALVO ANTÓN, J. M. (1999): «Algunas consideraciones sobre el ideario antijudío contenido en el Liber III del Fortalitium fidei de Alonso de Espina». Aragón en la Edad Media (14), p. 1068. 4 LOSADA, C. M.: Ob. cit., p. 606.
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A partir de 1453, ejerció como confesor y privado del monarca Enrique IV de Castilla en una época en que la Corte estaba particularmente ligada a la comunidad hebrea: «ésta incluía judíos y dependía de los impuestos que les cargaba a dichas comunidades»5. En su defensa por la preservación de la fe cristiana, Espina se comprometió con la producción de mensajes ideológicos que inclinaron su obra hacia la justificación de las creencias cristianas y los dogmas de la Iglesia ante la amenaza de la herejía. Asimismo, desempeñó el puesto de rector en la Universidad de Salamanca —desde donde predicó contra el pueblo hebreo—, y ocupó cargos de importancia en el Consejo Supremo de la Inquisición. La historiografía posterior a su época planteó la posible condición de converso de Alonso de Espina y, aunque ésta ha sido recogida por fuentes como la Enciclopedia católica (1913), ha sido negada por el historiador Benzion Netanyahu en su obra Alonso de Espina: was he a New Christian? (1976)6. El principal trabajo de A. De Espina fue precisamente el texto titulado Fortalitium Fidei contra Iudaeos, Sarracenos, aliosque christianae inimicos («Fortaleza de la fe contra judíos, sarracenos y otros enemigos del cristianismo»). El documento fue impreso por primera vez en Estrasburgo en el año 1462, por Jean Mentelin, siendo el primer tratado llevado a la imprenta que discurre sobre brujería y demonios. Se trata de una obra incunable de temática religiosa y moral, escrita en latín y conservada en el Archivo Capitular de Burgo de Osma (Soria, España), bajo el código Ms. 154. Según indican las fuentes, el texto se tradujo inmediatamente al francés y se realizaron varias copias manuscritas en los Países Bajos (1485, 1494, 1511 y 1525), que fueron difundidas posteriormente en Estrasburgo, Nuremberg, Lyon y Burgos. El estudio de Cavallero (2012)7 ofrece una visión inestimable sobre la estructura y la forma del documento, permitiéndonos incidir en los capítulos de la obra, que se encuentran organizados de la siguiente manera: De armatura omnium fidelium, De bello hereticorum, De bello iudeorum, De bello sarracenorum y De bello demonum. En el primero de ellos, el autor defiende la importancia de la unidad cristiana y aprovecha los libros II, III y IV para arremeter fuertemente contra la heterodoxia judía, sarracena y demoníaca que afecta la moral cristiana en su conjunto, refiriéndose a estos colectivos como «los enemigos humanos de la fe». En el quinto libro (Liber V), Espina dedica sus últimas páginas a tratar sobre la guerra entre los demonios y el género humano, lo que indudablemente alimentó el temor al diablo y alentó a las primeras cazas de brujas de la Europa moderna. 5
LOSADA, C. M.: Ob. cit., p. 605. Netanyahu también ha estudiado detalladamente la campaña antijudía y anticonversa de Alonso de Espina en su obra Los orígenes de la Inquisición (1999). 7 CAVALLERO, C. A (2012): «A Facie Inimici: la dimensión política de la demonología cristiana en el Fortalitium fidei de Alonso de Espina (Castilla, siglo XV)». Edad Media. Rev. Hist., 13, pp. 209-239. 6
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Con relación al análisis formal, se advierte que el documento está escrito en letra gótica vertical —común para la época y el contexto geográfico— con texto a dos columnas y con espacio dedicado a las iniciales8. Se observa una generosa disposición del texto en relación a los márgenes, que actúan como zonas de descanso visual para el lector. Los párrafos tienen una separación fija y están compuestos por interlineados reducidos e insertados en planas de tamaño medio sin elementos ornamentales aparentes, salvo una ilustración ajustada al texto que refleja la lucha cristiana contra el enemigo común (fig. 1). Por su parte, la conservación del documento es, en general, muy buena, exceptuando algunas manchas de humedad concentradas, sobre todo, en las páginas finales de la obra.
Figura 1: Ejemplo del aspecto paleográfico del Fortalitium fidei. Imagen correspondiente al Libro I [fol. 10 r.] (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes).
3. El Liber tercius. De bello iudeorum Particularmente, el Liber III (fol.73v.-162v.) constituye el ejemplo más evidente de la política y la mentalidad antijudía de la España premoderna, inspirada en la intolerancia y el fanatismo religioso. Se trata, sin duda, de «uno de los alegatos más agresivos y radicales jamás escritos contra los judíos»9, y ha sido considerado como «un catecismo de odio hacia el pueblo hebreo»10. El objetivo del autor es claro y contundente: la creación de un agresivo modelo de discriminación con mecanismos judiciales para obligar a los judíos a su conversión forzosa y a su expulsión para alcanzar así la total liberación de la fe. En virtud de ello, resulta indiscutible la dimensión religiosa y sobre todo política que adquiere el Fortalitium fidei al 8
Para una visualización detallada del documento original, véase el siguiente enlace: https://bit.ly/3u0CNkD. LÓPEZ, S. (2017): «Persecución y expulsión de los judíos: fuentes históricas y literarias en la Península Ibérica». Vegueta. Anuario de la Facultad de Geografía e Historia 17, p. 181. 10 BEINART, H. (1981): Conversos on Trial: The Inquisition in Ciudad Real. Magnes Press, p. 10. 9
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presentar y definir a los adversarios de la religión y del Estado ante la opinión popular, y al exponer las armas necesarias para combatirlos desde la fe y desde la ley. El propósito del texto es, para el autor, «acabar cuanto antes con la perfidia de los judíos que se empeñaban en negar que Jesucristo era el Mesías anunciado»11. Las páginas del Libro III reproducen fielmente esta mentalidad antijudía a la que nos referimos y se estructuran en tres grandes bloques que permiten aproximarnos a la consideración que establece Espina de los hebraicos como enemigos tangibles de la fe cristiana (inimici fidei): A. De iudeorum parentela. B. De crudelitate iudeorum. C. Maiorem potestatem super populum iudaicum demones habent. Resultan elocuentes los titulares con los que Espina bautiza los apartados del libro tercero de su obra. En ellos subyacen nociones de odio y demonización hacia el colectivo hebraico al referirse a su crueldad y a su personalidad demoníaca. Es por ello que, entre las distintas consideraciones que se exponen en dicho capítulo, se señalan —por encima de todo— los problemas de parentesco carnal entre judíos y cristianos, donde se liga al judío con el mundo de las bestias en un modo sanguíneo y carnal12. Además, se ofrece una detallada visión del judío como autor de crímenes rituales, canibalismo y magia dañina (hechicería diabólica), resaltándose siempre la estrecha relación que les une con demonios, pues según el fraile «el Diablo fue expulsado de los gentiles para ser devuelto al pueblo judío»13. A grandes rasgos, Espina se encarga de desmontar, una por una, las bases de la fe hebrea a través de argumentos como la ceguedad o la incapacidad de los judíos por ver la auténtica fe, la obstinación por seguir aferrados a su credo y su perfidia a la hora de cometer apostasía y judaizar constantemente14. 4. Antijudaísmo: persecución y expulsión en el Fortalitium fidei 4.1. Ser judío en la Castilla del siglo XV La situación para los judíos en la época que nos ocupa fue especialmente crítica y tensa en los períodos previos al edicto de expulsión de 1492. Tras esta fecha, el reino de Castilla —habitado por unos 50.000-80.000 sefardís— sufrió un debilitamiento masivo en la 11
PÉREZ, J. (2009): Los judíos en España. Madrid: Marcial Pons, p. 17. CAVALLERO, C. A.: Ob. cit., p. 217. 13 Fortalitium fidei, f. 275r. 14 MONSALVO ANTÓN, J. M.: Ob. cit., p. 1066. 12
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sanidad —que estaba prácticamente en manos de judíos—, en la convivencia social y en la economía (puesto que los judíos eran expertos en finanzas y en la recaudación de impuestos). Según López (2017), los conversos comenzaron a ser odiados también por su rápida promoción social y por la crueldad contra sus antiguos compañeros de raza y creencias15. En muchas ciudades, las aljamas crecieron y se organizaron a nivel político, administrativo y judicial a imitación de la sociedad cristiana. Sin embargo —tal y como defiende Amran (2008)16—, la presión de la Iglesia trató siempre de acentuar las diferencias entre cristianos y judíos. De este modo, fueron notables los casos en que los judíos se convirtieron en víctimas de falsos delitos, como contribuir a la propagación de la peste de 1348 (fig. 2). Tras este momento, se iniciaron violentas persecuciones y pogromos, y fueron publicados un significativo número de tratados contra el colectivo, de entre los cuales cabe destacar el Tractatus contra iudaeos (1484-85), de Jaime de Valencia, o el propio Fortalitium fidei (1462). En algunos puntos de la Península, como en Valladolid, se prohibió todo contacto entre ambas comunidades, obligándoles a vivir en barrios separados, a diferenciarse en el vestir y a dejarse barba para distinguirse del resto de la población.
Figura 2: Quema de judíos acusados de ser los portadores de la peste negra de 1348-1351 (Alamy, J.).
Es preciso notar que las consideraciones de Espina acerca de los judíos parecen suscribir fielmente lo estipulado por la reina Catalina de Lancaster en las leyes de Ayllón a principios del siglo XV (1412). En éstas, se apartaba a los judíos de ciertas profesiones (sanidad, finanzas, artesanía…) y se les despojaba de toda libertad, siendo, efectivamente, 15 16
LÓPEZ, S.: Ob. cit, p. 179. AMRAN, R. (2008): «El tratado contra los judíos, Jaime Pérez de Valencia». Rev. Hist. Medieval (15), p. 58.
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aislados en barrios exclusivos y apartados del resto de la población (juderías). Bajo este contexto —defiende Suárez (2004)—, los judíos no eran súbditos, no formaban parte de la comunidad política llamada reino, eran moradores sujetos a una legislación especial que les convertía en propiedad de la Corona, tal y como aparecen descritos en la documentación17. Sin embargo, cometeríamos un grave error si no contempláramos la condición de amparo de la que gozaron los judíos cercanos al rey desde el siglo XI. Según Suárez, los judaicos debían ser admitidos por los monarcas cristianos porque, siendo custodios de la Sagrada Escritura, constituían el testimonio vivo de las promesas de Dios al pueblo de Israel18. Así, las comunidades judías —en calidad de huéspedes del rey— pagaban fuertes impuestos por el derecho de residencia y por la condición de privilegio que les impedía ser agredidos, puesto que eran posesión real. A pesar de todo, muy pocos contaron en la práctica con este privilegio: el común de la población sefardí fue recluido en barrios estrechos e insalubres que alimentaban la imagen del judío sucio (cuando en realidad se conoce que poseían un nivel de limpieza muy superior a la media de la época). Asimismo, se les privó del uso de armas, lo que creó la imagen del judío cobarde. Se les prohibió, además, su participación en la artesanía y por ello se vieron obligados a practicar la actividad comercial, siendo acusados de avaros y mezquinos19. Sobre ellos pesaron severas acusaciones de vanidad, desobediencia, mentira, crueldad o gula, todas ellas recogidas y citadas en el Fortalitium fidei20. Las fábulas antisemitas contenidas en el texto de Alonso de Espina ilustran perfectamente el odio referido en las líneas anteriores. De entre ellas, sobresale la leyenda de la profanación de las hostias, que cuenta cómo un sacristán acudió a un prestamista judío: éste le pidió una hostia consagrada a cambio de dinero, a lo que el sacristán —asustado— accedió. Un grupo de judíos arrojaron la hostia a una caldera hirviendo, pero la hostia se elevó sobre la caldera y se dirigió volando hasta el Convento de Santa Cruz (Segovia). Los judíos profanadores fueron condenados a muerte y el obispo convirtió la sinagoga de la ciudad en un templo católico dedicado al Corpus Christi21. Tal alegato, recogido anteriormente por Alfonso X el Sabio en las Cantigas de Santa María, sirve al Fortalitium fidei como ejemplo de la perversidad e inmoralidad judía a la hora de robar y quemar hostias
17
SUÁREZ, F. (2004). «Cristianos contra judíos y conversos». En Conflictos sociales, políticos e intelectuales en la España de los siglos XIV y XV: XIV Semana de Estudios Medievales, Nájera. Instituto de Estudios Riojanos, p. 446. 18 Ibídem, p. 447. 19 Ibídem, p. 448. 20 Fortalitium fidei, f. 53r. 21 PÉREZ, J.: Ob. cit., pp. 102-103.
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consagradas para demostrar que éstas no eran el cuerpo de Cristo. Estas declaraciones (Suma antijudaica) constituyen la base del relato que Alonso de Espina utiliza para alimentar la leyenda negra y el desprecio hacia el pueblo semítico. 4.2. El estereotipo judío La consagración de estos duros tópicos en la sociedad castellana estuvo estrechamente ligada a la prolífica obra de maestros cristianos como el propio Espina, que refiere al respecto que el judío provenía de una estirpe bíblica infrahumana que formaba parte de un pueblo de deicidas y traidores que practicaban la magia negra, asesinaban niños, profanaban hostias y practicaban la usura. Todo ello se acompañaba —insiste el autor— de costumbres de inmoralidad, de odio y animadversión hacia los cristianos. Este hecho explicaría que en todo momento Espina se dirija a ellos con trato de inferioridad, discriminación y subordinación jurídica, reivindicando siempre la urgente necesidad de represión y expulsión desde una posición abiertamente intransigente. A este respecto, resulta destacable un pasaje del Libro III que ilustra claramente la perspectiva sacrílega asociada a los judíos: Alonso de Espina narra en su obra una llamativa historia sobre un judío que deseaba obtener el corazón de un cristiano con finalidades rituales. Para ello, acude a un verdugo, quien en vez de proporcionarle un corazón humano le ofrece uno de cerdo. Sin saberlo, el judío practicó un maleficio sobre el cerdo, y no sobre el cristiano. Al poco tiempo, un grupo de cerdos acudió al lugar donde el judío había enterrado el corazón para devorarse entre sí. Se difundió la creencia de que si el corazón enterrado hubiese sido el humano, habrían sido los cristianos quienes se habrían asesinado mutuamente22. Son de gran interés estas líneas, ya que no sólo revelan la imagen del hebreo a ojos de la cristiandad, sino que advierten del peligro de posibles complots judíos, tomando como referencia el libelo de sangre (acusaciones en las que se afirmaba que los judíos cometían crímenes empleando sangre humana durante sus rituales religiosos)23. Lo más significativo es lo que defiende Monsalvo Antón (1999) al respecto, pues las imputaciones descritas como crudelitates iudeorum prácticamente suponen pasar de la satanización literaria a la incriminación penal de los judíos24. En todo momento, la obra deja ver un aumento de la violencia y de los juicios escatológicos (blasfemia, criaturas inmateriales, etc…) ante un 22
Fortalitium fidei, f. 143 v. HASSÁN, I.; IZQUIERDO, R. (eds.) (2001): «Judíos en la literatura española». IX Curso Cultural Hispanojudía y sefardí de la Universidad de Castilla-La Mancha, 54. Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, p. 122. 24 MONSALVO ANTÓN, J. M.: Ob. cit., p. 1078. 23
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antijudaísmo religioso que parece abrir paso al antisemitismo radical (odio de raza). Bajo este pretexto, muchas juderías fueron asaltadas por la población cristiana, que veía a los judíos como culpables de todos los males que afligían a la sociedad castellana. 4.3. Los judeoconversos Es patente, a lo largo de todo el documento, la hostilidad y la inquina con que Alonso de Espina se refiere a los judeoconversos. El autor se muestra especialmente inflexible con el colectivo de los falsos cristianos, es decir, aquellos que —camuflados— simulan con la boca alabar a Dios y se alejan de él en el corazón25. Este grupo de heretici et perversi christiani —o de iudei occulti— (tal y como aparecen referidos en el Fortalitium) es el que verdaderamente preocupa al fraile, puesto que «los judaizantes —mimetizados en el rebaño de Dios tras un simulacro de conversión— son quienes socavan los fundamentos de la cristiandad desde sus propias entrañas»26. De acuerdo con este enfoque, se sostuvo la opinión de que los herejes se valieron del cristianismo como máscara para seguir cometiendo el mal. Es en el marco de estas discusiones donde surge la definición de la verdadera fe como todo aquello que se obra desde el amor para conseguir la salvación; según Espina, sin amor, la fe es ociosa y propia del demonio27. Resulta especialmente paradójico que el franciscano trate de conciliar la idea de la fe y el amor desde un llamamiento a una cruzada universal para expandir la doctrina de Cristo por la faz de la Tierra. A esta orientación, Espina añade además una dimensión de resentimiento y repulsión hacia los nuevos cristianos, a quienes se les transmitía que era inútil tratar de defenderse, ya que el daño sería todavía peor. Por ello, los conversos «debían ocultarse, huir y alejarse de todos los problemas»28. Otra de las principales ideas dogmáticas que aborda Espina en su obra es, necesariamente, la cuestión de la circuncisión. Según el autor, la circuncisión prepucial acompaña el pecado grabado en el alma. Por tal razón, Espina propone a los cristianos una circuncisión espiritual, para diferenciarse de aquellos que han sido circuncidados carnalmente y que, por tanto, son filii dyaboli (hijos del diablo). Es aquí donde el Fortalitium fidei radicaliza su mensaje y se convierte en una «llamada a la sociedad cristiana [...] para cobrar conciencia de la malicia de sus enemigos, y para purificarse contra ellos»29. 25
Fortalitium fidei, f. 1v.-2r. Ibídem, f. 79r. 27 Ibídem, f. 52v. 28 SUÁREZ, L. (2012): La expulsión de los judíos. Un problema europeo. Barcelona: Ariel, p. 15. 29 ROUND, N., (1989): Alonso de Espina y Pedro Díaz de Toledo: odium theologicum y odium academicus. University of Glasgow, p. 321. 26
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En paralelo a estas consideraciones, vale la pena detener la mirada hacia los datos históricos que Espina recoge en el texto: de las referencias cronológicas que el autor introduce en su obra, interesa en particular el levantamiento de 1449. Con motivo de la recaudación de un nuevo impuesto para sufragar la guerra con Aragón, los habitantes de Toledo fueron obligados a pagar unas desorbitadas tasas (un millón de maravedíes) que debían ser recaudadas por el converso Alonso Cota; su figura se convirtió en uno de los principales focos de la ira de una ciudad entera movilizada contra los conversos. La insurrección popular, encabezada por el cortesano Pedro Sarmiento, fue tomada contra el resto de neocristianos de la ciudad, y culminó con su expulsión de toda clase de cargos administrativos. El posicionamiento de Alonso de Espina en la batalla contra el judío permite definir al fraile como un activo participante de la gran discusión de su tiempo, tal y como sostiene Cavallero (2012). Estos hechos no hacen sino recalcar la postura antijudía del franciscano y su acérrima e incondicional defensa de la Iglesia ante los pro-conversos. 4.4. Epílogo: antijudaísmo e Inquisición En el marco del conflicto abierto contra los judíos, los cristianos antisemitas se mostraron siempre opuestos a aceptar la presencia hebraica en los reinos hispanos. Contra el conjunto de estos pueblos denominados «deicidas», la actitud de Alonso de Espina fue incisiva, cuando no violenta y muy agresiva. En este punto, el autor manifiesta explícitamente la necesidad de instaurar una inquisitio en el reino, y busca persuadir a príncipes y magnates sobre el peligro que constituye la convivencia con los «servidores de satán»30. En un sentido general, la propaganda racista que se vertió desde estas posiciones contribuyó a radicalizar el discurso dogmático y traspasó las fronteras de la religión y la política hasta llegar al marco social: así, el antijudaísmo popular se encargó de difundir falsos mitos y leyendas sobre el pueblo hebraico, que justificaron la violencia antijudía en los territorios de Castilla y Aragón. Así es como la presencia de la Inquisición en territorio peninsular —vista como única herramienta para la erradicación de los herejes— se convirtió en el mayor símbolo de la intolerancia religiosa. Según Joseph Pérez (2009), «Fernando e Isabel estaban convencidos de que la Inquisición obligaría a los conversos a integrarse definitivamente: el día en que todos los nuevos cristianos renunciaran al judaísmo, nada les distinguiría ya de los otros miembros del cuerpo social»31. Todos estos razonamientos —influenciados por las tesis de Alonso de Espina— se convirtieron en el argumento fundamental para lograr la expulsión de los judíos 30 31
SUÁREZ, L.: Ob. cit., p. 53. PÉREZ, J.: Ob. cit, pp. 26-27.
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en 1492. En el Edicto de Granada, los Reyes Católicos expusieron las razones para justificar la deportación del pueblo judío, y establecieron un plazo máximo de tres meses bajo pena de muerte para quienes no cumplieran con el período estipulado. En lo referente a estos temas, la creación de los Estatutos de Limpieza de Sangre contribuyó, igualmente, a incrementar la discriminación social y las manifestaciones locales de intolerancia contra las minorías, donde estas comunidades convivían de manera conflictiva con los colectivos dominantes, a pesar de las constantes negociaciones y los períodos de tregua32. Resultan reveladores los datos que J. P. Dedieu (1978) propone al respecto: de los 1.000 procesos inquisitoriales que tuvieron lugar en Toledo entre 1483 y 1500, más del 90% de los casos fueron contra judaizantes33. Semejante política fue aplicada contra los moriscos, aunque de forma menos radical. Las diferencias entre la guerra contra judíos y sarracenos se hacen evidentes también en el Fortalitium fidei: si bien Alonso de Espina atribuye a los musulmanes los mismos delitos que a los judíos —acusándoles de demonizar y de provenir de una secta satánica—, la represión contra estos últimos fue «menos virulenta» en opinión de Cavallero, aunque no por ello más amable. Resulta particularmente interesante observar cómo Espina y sus contemporáneos adjudican un rol fundamental al demonio como responsable de los males de toda religión ajena a la suya: tanto a judíos como a sarracenos se les acusa de llevar una vida bestialis et libidinibus plena (salvaje y entregada a los placeres carnales), asumiendo que la ley judía e islámica está plagada de contradicciones y que, por ello, no puede haber sido creada por Dios. Su autoría no puede ser atribuida más que al demonio34. En definitiva, se puede concluir que la presión ejercida por Espina en su obra fue influyente en la expulsión de los judíos del reino. Con sus palabras quedó claro que la Inquisición debía tener un gran protagonismo no sólo para detectar falsos conversos, sino también para favorecer el concepto de unidad y estabilidad (societas christiana) ante las minorías religiosas que habitaban el territorio peninsular entre los siglos XV y XVI35. 5. Conclusión Por todo lo expuesto hasta ahora, no cabe duda de que el Fortalitium fidei es un excelente resumen del pensamiento eclesiástico en lo que se refiere al rechazo a las minorías culturales 32
KAMEN, H. (2013): La Inquisición española. Mito e historia. Barcelona: Crítica. DEDIEU, J. P. (1978): Les causes de la foi de l’Inquisition de Tolède (1483-1820): Essai statistique. Mélanges de la Casa de Velázquez (14), pp. 143-171. 34 Fortalitium fidei, f. 192 v. 35 Sobre la continuidad de la persecución de los judíos en la España postmedieval y moderna, véase CARO BAROJA, J. (1986): Los judíos en la España Moderna y Contemporánea (II). Madrid: Istmo. 33
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—particularmente judíos y judeoconversos— en la España del siglo XV. Como se ha pretendido demostrar, el Fortalitium nos brinda, en este sentido, la posibilidad de estudiar la mentalidad cristiana de la época a través de los muy diversos argumentos antijudíos presentados en un tono provocador y violento, algo muy propio de una obra considerada como «referencia doctrinal». En esta medida, el texto constituye una fuente de gran riqueza histórica para profundizar en las relaciones cristiano-judías del momento (religión, política, sociedad, economía…); de ahí que resulte tan interesante recoger las principales enseñanzas de una obra destacada por el papel de protagonismo que atribuye en todo momento al demonio, siendo éste el denominador común de todos los enemigos del cristiano. Es razonable conjeturar, por tanto, que Alonso de Espina haya sido comúnmente considerado el antisemita hispano por excelencia del siglo XV, preocupado especialmente por los judíos públicos y ocultos desde una posición furiosa y extremista. Sus textos son un verdadero ensayo ideológico sobre los enemigos de la cristiandad y alimentan la polaridad y la segregación cultural sin grados ni matices. Así es pues cómo Espina justifica la guerra contra judíos, sarracenos y falsos cristianos, a partir de persecuciones, apresamientos y castigos que historiográficamente vale la pena documentar para obtener una visión completa y detallada del antijudaísmo religioso y popular de finales de la Edad Media. No obstante, si bien la historia tradicional ha tenido en cuenta la documentación escrita de la época para conocer aspectos de la vida y del pensamiento sefardí de personalidades destacadas, recientemente la literatura antijudía hispana ha adquirido una creciente importancia para el estudio de la historia de este período. Ello ha facilitado una aproximación mucho más precisa del análisis del antijudaísmo cristiano como arma religiosa y política para convencer a sus adeptos del peligro del enemigo. Por tal razón, cabe tener presente que la fuente estudiada es fruto de un interés ideológico determinado que puede tener efectos contrarios para un estudio objetivo de la Historia. Los juicios del autor están llenos de consideraciones propias de un predicador dogmático, por lo que muchas de las ideas presentadas en su obra pueden calificarse de controvertidas y, en muchos casos, de tendenciosas. La mayor prueba de ello la encontramos en los relatos «criminalizantes»36 sobre el judío, instrumento imprescindible para desprestigiarlos y legitimar su violenta persecución. Estas premisas nos advierten de la cautela con la que hay que tomar estos pasajes, ya que el mayor problema que plantea el estudio de una fuente primaria de alto contenido doctrinal es la veracidad que se esconde tras una intencionalidad propagandística. 36
MONSALVO ANTÓN, J.M.: Ob. cit, p. 1083.
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