Boletín: Punto de Encuentro

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Punto de Encuentro

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Punto de Encuentro contenido Editorial Irene Cardoza Alfonso

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El análisis de coyuntura, otra herramienta de lucha Andrés Felipe Salazar / Cristian Ayala García

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JC Mariátegui: La idea de la nueva escuela latinoamericana Paola Patricia Palacios / Laura Espinosa Macías

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Elementos históricos del movimiento estudiantil en Colombia: La Lucha Avanza David Morillo Guzmán

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Los estudiantes de secundaria también se organizan y luchan por una nueva educación Red Distrital de Estudiantes de Secundaria

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editorial Irene Cardoza Alfonso Estudiante de Ciencia Política Universidad Nacional de Colombia Esta revista es la primera muestra impresa del compromiso, de la dedicación de muchos años por parte de varias generaciones de estudiantes y del desarrollo de innumerables discusiones tanto políticas como académicas; también es fruto del trabajo colectivo de las sesiones del grupo Ágora Universitaria que por medio del análisis de coyuntura desarrolla temas de interés en tres líneas de trabajo: nacional, internacional y educación. Somos estudiantes de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la Universidad Nacional de Colombia. Nuestro devenir como futuros profesionales en las áreas de las ciencias sociales hace que sea imprescindible el análisis de coyuntura como herramienta académica fundamental para la transformación de la realidad social. Con esta publicación, y en general con el desarrollo cotidiano del grupo, pretendemos que se conozcan y se encuentren diferentes posiciones del debate académico, cuestiones políticas que por lo general no son tenidas en cuenta, pero que en la construcción de una educación para la independencia, una universidad diferente y un país nuevo se hacen relevantes; tal es el caso de la necesidad de reconocer la salida política al conflicto social y armado colombiano como parte fundamental en la búsqueda de la paz. Asimismo, pretendemos comprobar la importancia que tiene la participación activa de los y las estudiantes en el desarrollo de dichos procesos. Al mismo tiempo deseamos conocer nuestros principales derroteros como movimiento estudiantil y nuestras debilidades y retos. Seguimos trabajando para que esta sea la primera de muchas publicaciones que nos permitan llegar a más personas dentro y fuera del campus, con el fin de que cada vez más nuestras consignas de la segunda y definitiva independencia sean tomadas en cuenta por más procesos dirigidos a generar cambios en nuestra sociedad.

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El análisis de coyuntura: otra herramienta de lucha Andres Felipe Salazar Cristhian Giovanny Ayala Estudiantes de Ciencia Política Universidad Nacional de Colombia

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La coyuntura es un momento específico en el que confluyen distintos factores. El análisis de esta confluencia de hechos se convierte en una herramienta que nos permite entender el desarrollo de cada uno de los actores que allí se encuentran. Según Helio Gallardo el análisis de coyuntura es “entender que la realidad social es un conjunto articulado de fenómenos, de prácticas, de acciones y que nuestra acción forma parte de esa articulación” 1

b) Discusión y configuración del análisis: al momento de generar la discusión es importante tener en cuenta los distintos factores que afectan a cada uno de los actores y los diferentes roles que el actor puede interpretar. Por ejemplo, si hablamos del movimiento estudiantil no podemos interpretarlo en un solo sentido, pues este ocupa un rol político, de clase, cultural, histórico, de identidad, etc. Además de estar integrado por muchas personas que son distintas entre ellas.

Desde esta perspectiva el análisis de coyuntura se convierte en una herramienta de aplicación para el campo de la política2, pero no se puede hacer uso de esta en términos netamente academicistas, pues Gallardo la plantea como la herramienta que nos permite conocer y entender la realidad social. Y entender esta realidad social nos ubica en un plano donde debemos asumir un cierto papel en dicha coyuntura. De ahí, la importancia de hacer un buen análisis, ya que el resultado que nos arroje determina nuestras posibilidades de intervenir y lo favorable que esta inserción pueda resultar.

c) Elaboración de un documento de coyuntura: Es importante que la construcción y el resultado del análisis quede expresado en un documento al que, entre otros usos, podamos utilizar como punto de partida al momento de proyectar la inserción de nuestra acción.

Cómo hacer análisis de coyuntura: a) Recolección y organización de la información: para este paso se deben tener en cuenta no solo los aconteceres temporalmente simultáneos, es correcto hacer también una revisión de los antecedentes que tengan relación. 1 GALLARDO, Helio. Fundamentos de Formación Política: Análisis de Coyuntura. Editorial Literatura Alternativa, Santiago de Chile. 1990 2 “El análisis de coyuntura propone como objeto el campo de la política o sea el espacio en el que se relacionan fuerzas, grupos o instituciones sociales con vistas a reproducir el sistema de dominación vigente o proponiéndose como objetivo su transformación radical”. No solo reconoce el factor de dominación y enfrentamiento entre las clases sociales sino también la igualdad, subordinación, coexistencia, cooperación y otras alternativas que pueden emplear los distintos grupos para lograr la mayor acumulación de fuerzas para su proyecto estratégico”

d) Socialización y estudio del documento: Al realizar este punto podremos identificar si faltó algo en el documento o si cometimos algún error, para así poder hacer una correcta proyección. Al momento de Hacer un análisis se enfrentarán distintos problemas que comienzan en el momento mismo de recolectar la información, pues saber qué hechos Histórico-sociales logran de alguna manera afectar y de qué manera se articulan a la situación actual no es una tarea fácil, además de que en la mayoría de la ocasiones existe el sesgo o alienación que podamos tener debido a nuestra posición política, interés de clase, etc. Para evitar hacer un análisis erróneo, hay una lista de los obstáculos clásicos que se han presentado y se deben sortear: Desviación Politicismo: Se refiere a tomar una actitud esencialista, desconociendo los diferentes grupos de presión como la iglesia, los medios de comunicación, minorías etc. Hay que percibir a la sociedad como un todo articulado con sus niveles económico-social, político, ideológico etc.


Desviación Atomista: Entender la acción de un actor como aislada, sin percibir la relación entre los proyectos estratégicos de cada grupo y su correspondiente accionar.

presa un espacio estructurado de clases, fuerzas y grupos sociales. Lo real excede en el tiempo y en su complejidad articulada al análisis de coyuntura lo que no invalida el sentido cognoscitivo y político de este” 5

Desviación Catastrófica: Es erróneo centrar la atención en hechos espectaculares, excepcionales. Para no caer en esto es importante mantener una permanente recolección y actualización de la información que nos permita un mayor conocimiento de cada actor y sus transformaciones, para analizar sus tendencias y que así tomen sentido otros hechos.

En conclusión, la importancia de hacer un buen análisis de coyuntura radica, en si al conseguir una percepción de la realidad histórico-social asumiremos nuestra responsabilidad de cumplir un papel en la transformación de esta realidad como actor socioeconómico, político, ideológico y como movimiento social.

Desviación Autocomplaciente, Triunfalista: Es dejar de lado la neutralidad, el realismo. Se recomienda lograr la objetividad basándose en el compromiso político al que se responde.

BIBLIOGRAFÍA

Desviación Localista: Creer que la situación actual es algo que responde solamente a factores internos sin percibir la relación en el contexto nacional y global.

GALLARDO, Helio. Fundamentos de Formación Política: Análisis de Coyuntura. Editorial Literatura Alternativa, Santiago de Chile. 1990 CELADEC: Análisis de estructura y coyuntura, Cuadernos de Capacitación, Lima, Perú 1979. GARRETÓN, M. y MOULIAN, T.: Análisis coyuntural y proceso político, EDUCA, San José de Costa Rica 1978.

Desviación Coyuntural: Ver a la situación actual como un momento aislado en el tiempo en la realidad Histórico-social. Todos estos obstáculos bloquean la proyección creativa.3 Se pueden superar al dejar de lado el subjetivismo4, los prejuicios, las emociones y la unilateralidad a la hora de hacer análisis. La importancia de superar estos escollos está en que al lograr una correcta lectura de la realidad podemos proyectar adecuadamente nuestra entrada en acción, y así, conseguir la mayor ganancia en aras de nuestro proyecto estratégico.

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La evaluación de lo bien o mal que hayamos hecho nuestro análisis solo se puede hacer con los resultados que hayamos obtenido después de nuestra inserción en la situación en términos de favorabilidad de los resultados, de los objetivos alcanzados y la economía de recursos para alcanzar la meta o fin trazado. Por esta vía, un análisis adecuado se da a partir de una “Comprensión estructural y situacional de lo real: el análisis de coyuntura no se da en el vacío; los acontecimientos que se juzgan poseen antecedentes y un desarrollo, es decir historia, y esta historia ex3 Proyección creativa se refiere a la capacidad del grupo para a partir del análisis realizado generar hipótesis de lo que será basándose en el papel que asumirá y los posibles resultados que este tendrá. 4 “El subjetivismo reemplaza inadecuadamente a la teoría”

5 GALLARDO, Helio. Fundamentos de Formación Política: Análisis de Coyuntura. Editorial Literatura Alternativa, Santiago de Chile. 1990, pág. 27


J.C. Maríategui, la idea de la nueva escuela Latinoamericana Paola Patricia Sandoval Laura Espinosa Macías Estudiantes de Ciencia Política Universidad Nacional de Colombia

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La sociedad latinoamericana ha sido nido de protestas sociales desde el comienzo de su historia; la lucha por los derechos ocupa un lugar fundamental en el desarrollo de la misma. Dentro de esta sociedad hay un movimiento que se ha convertido en uno de los actores políticos más importantes: el movimiento estudiantil. Como eje fundamental de una sociedad en desarrollo, el movimiento estudiantil se ha visto envuelto en una serie de luchas en contra de los planes del sistema capitalista, por esto no se debe obviar el hecho de que los estudiantes de Córdoba y el movimiento estudiantil latinoamericano tengan similares exigencias y metas en busca de algo más justo para todos, pues son movimientos que más de una vez han dicho no a cambios basados en intereses de la clase dominante y a tradiciones, por demás, absurdas e indignantes. El manifiesto de Córdoba fue y ha sido uno de los escritos más importantes dentro del movimiento estudiantil, ya que, se ha tomado como referencia por parte de todos los estudiantes para un cambio verdadero en la educación latinoamericana. Escrito en el año de 1918, el manifiesto de Córdoba surge en medio de una lucha por reformar el sistema educativo tradicional, dicha reforma tenía como fin hacer que la educación fuese por y para el pueblo. Este documento ha sido retomado por muchos movimientos estudiantiles en Latinoamérica que propenden por una educación más libre y alejada de las dinámicas del mercado. Entre sus reivindicaciones se encuentran el cogobierno, la libertad de cátedra, el bienestar universitario, la extensión social, entre otros.6 Este manifiesto llegó a convertirse en la guía intelectual que incentivara a romper con la tradición educativa. Este 6 Analitica consulting 1996. Sección biblioteca. Argentina en

biblioteca <www.analitica.com/biblioteca/argentinaycordoba. asp.>

se encuentra dividido en varias partes, una que señala la necesidad de un cambio en la forma de organización de las universidades que busca aumentar la participación de la comunidad estudiantil en las decisiones de la universidad; otra que plantea un cuestionamiento al orden social que predomina en el mundo; por ultimo una en donde se defiende el antimperialismo militante y el sentido de lo nacional para conservar la soberanía. Las repercusiones que ha tenido el manifiesto de Córdoba en la sociedad y en el pueblo latinoamericano se visualizan en las recientes luchas del movimiento estudiantil en Colombia, pues este empieza a buscar cambios dentro de un sistema desigual, tratando de evidenciar que las luchas de los estudiantes latinoamericanos siguen vigentes y que la lucha por una educación sigue avanzando. Solo analicemos el programa mínimo de los estudiantes colombianos para darnos cuenta de que tras 93 años de la lucha de los estudiantes de Córdoba aún falta mucho para lograr romper con la educación tradicional en el continente, una evidencia de esto son las luchas en Chile, Puerto Rico y Colombia, sin embargo, por fin el pueblo latinoamericano ha tomado conciencia frente a los cambios que necesita una educación y una universidad para todos. Una educación popular. EL PENSAMIENTO EDUCATIVO DE JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI José Carlos Mariátegui es uno de los marxistas latinoamericanos más relevantes de la historia, su espíritu crítico posee vigencia en nuestros días pues la realidad de principios del siglo XX que analizó Mariátegui presenta los mismos problemas estructurales que aún hoy aquejan a la


América; la disputa por la tierra, el reconocimiento de las diferencias, la religión, la educación, en general la imposición de modelos ajenos que no permiten el desarrollo autónomo de la sociedad latinoamericana y que profundizan el cuadro de desigualdad y miseria para la mayoría de la población7. Dada la vigencia de su pensamiento, y la coyuntura en la que se encuentra el movimiento estudiantil colombiano, trataremos las principales tesis de Mariátegui a cerca de la educación en América Latina, recordando que él mismo vivió un momento de agitación de la lucha estudiantil en todo el continente conocido como la “Reforma Universitaria” cuyos postulados se expresan en el Manifiesto de Córdoba. Los estudiantes latinoamericanos de hoy reconocemos en este proceso el más importante referente histórico de la pelea por una universidad autónoma, democrática y al servicio de la sociedad. ¿QUÉ ES LA EDUCACIÓN PARA MARIÁTEGUI? La educación es un fenómeno social que debe entenderse desde las bases económicas y políticas en que se sustentan el sistema, es decir, la educación hace parte del proceso de desarrollo de la sociedad y en esa medida contribuye a la reproducción del statu quo, por lo tanto “el problema de la enseñanza no puede ser bien comprendido al no ser considerado como un problema económico y como un problema social.”8 7 Mariátegui, José Carlos. Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. Biblioteca Ayacucho. Caracas (2005). Se hace alusión al contenido general del libro citado, es un esbozo de los temas que tocó Mariátegui en este texto y a lo largo de su obra. 8 Ibid. P 98.

La educación establece entonces una diferenciación de clase desde los primeros años de instrucción, esto se evidencia en la existencia de la escuela privada. Los niños reciben desde la primaria la formación que los prepara para desempeñar el papel que les corresponde dentro de la estructura de las relaciones de producción. Un niño de baja extracción social aprenderá lo necesario para vincularse como trabajador al mercado laboral, en esencia una educación que deja de lado el ingenio y la creación de conocimiento en pos de adiestrar las futuras máquinas de la economía capitalista. Mientras tanto, un niño de clase alta recibe elementos que preparan al futuro intelectual aristocrático bastante alejado de las funciones prácticas de la generación de riqueza. Esta misma separación filtra el acceso a la educación superior, la universidad de la burguesía es un elevado centro de pensamiento donde los círculos intelectuales reproducen el conocimiento hacia adentro sin ninguna vinculación con la sociedad y por lo tanto aniquilando la razón misma de su existencia. En conclusión, el cambio que requiere la educación no es posible sin democratizar la economía y por ende la superestructura política9. LOS FINES Y LOS MEDIOS DE LA EDUCACIÓN Más allá de la mera labor pedagógica, la escuela cumple una función económica y social, y por ende se constituye como un importante aparato de adoctrinamiento de la sociedad tan relevante para el estado como la misma fuerza pública; así pues la escuela actual descansa sobre los mis9 Siete ensayos. P. 98

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mos principios y apunta hacia los mismos fines del estado burgués. La escuela de Mariátegui tiene como tarea la formación de seres humanos integrales, donde el trabajo intelectual y el trabajo manual van de la mano y no como categorías separadas10, una educación universal que forme hombres y mujeres capaces de comprender su realidad y transformarla por medio de su accionar.

BIBLIOGRAFÍA Mariátegui, José Carlos. Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. Fundación Biblioteca Ayacucho. Caracas. 2007. Mariátegui, José Carlos. Temas de Educación. En: http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/ mariategui_jc/s/Tomo14.pdf

Como proceso social la educación y el cambio profundo que ella necesita no son el resultado de luchas individuales, por el contrario debe apoyarse en las formas organizacionales de la sociedad como instrumentos de desarrollo de la función pedagógica y como medios de democratización de la escuela; luego Mariátegui insta a la constitución de un sindicato de maestros y una organización de estudiantil, permeados por una actitud crítica y transformadora. LA ESCUELA NUEVA ESCUELA LATINOAMERICANA

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El modelo educativo en América Latina es el resultado de la imposición de esquemas provenientes de otras sociedades (influencia española, francesa y estadounidense), de ahí su “espíritu colonial y colonizador”11. El error se halla precisamente en la falta de creación de una escuela propia, de una escuela latinoamericana que parta del reconocimiento de los diferentes componentes de nuestra sociedad como seres humanos iguales, pues “en un pueblo que cumple conscientemente su proceso histórico, la reorganización de la sociedad debe estar dirigida por sus propios hombres”12; esta es la única forma en que la educación cumple su objetivo: ser del pueblo y trabajar en pro de sus necesidades. Una escuela democrática, auténtica y universal en América Latina es una idea revolucionaria que contrasta con lo que ha sido la educación hasta hoy en nuestros pueblos; si bien no es el único, sí es un importante agente de cambio que puede labrar el camino hacia la renovación profunda del sistema que se hace urgente desde hace más de doscientos años. 10 Temas de educación.p.46. 11 Siete Ensayos. P.87 12 Siete ensayos. P.98

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Elementos históricos del movimiento estudiantil en Colombia: La lucha avanza David Morillo Guzmán Estudiante de Ciencia Política Universidad Nacional de Colombia

Este artículo es el resultado de dos jornadas de formación del grupo Ágora universitaria durante el año 2011, donde a cada espacio asistieron dos profesores relacionados con la Universidad Nacional, quienes desarrollan investigación al rededor del tema de movimientos sociales y el sector universitario; uno de ellos es el profesor Francisco Toloza que desarrolla los aspectos sociológicos del estudiantado colombiano a lo largo del siglo XX. El siguiente es el profesor Mauricio Archíla quien abarca los aspectos históricos del movimiento estudiantil desde una periodización sustentada sobre rasgos comunes que permiten hacer esta separación. Este texto se apoya sobre registros de audio y de escritura tomados de cada sesión. Las fuentes primarias de la historia del movimiento son de fácil acceso, pero no hay una teorización seria de lo que han sido los movimientos estudiantiles en el país, ya que, lo escrito hasta el momento se ha basado en notas de prensa y comunicados que no reflejan la realidad de los procesos sociales como tal; por consiguiente, estos textos han hablado sobre episodios representativos de la movilización de los estudiantes, mas las fuentes y trabajos no son suficientes, por ello debe quedar claro que los mismos actores de este movimiento son los llamados a escribir y dejar la memoria del estudiantado colombiano para las futuras generaciones. Los intentos de construcción de esta historia en el país se han quedado en los años 70’s. A nivel internacional se encuentran estudios que desarrollan el tema estudiantil desde aspectos abstractos que buscan caracterizar al estudiante y sus razones para la movilización, sustentados en los casos de Francia, Cuba, el Salvador entre otros. Para empezar, hay que entender las razones que

movilizan al estudiantado. Es un error decir que las luchas estudiantiles son luchas de clases; pues el estudiantado no es un sector de clase, sino un sector social. De este modo, las dimensiones en las que se desenvuelve el estudiante son variadas como la clase social, la especificidad académica, la proyección social, la materialidad cotidiana del mismo, el ejercicio político del estudiante y claramente las condiciones de las instituciones académicas. Cuando se habla de la condición de clase de estudiantes también se pueden clasificar de acuerdo a la institución donde las proyecciones sociales son el determinante de la demanda en los distintos niveles educativos superiores. Para la década del 60 dentro de las movilizaciones, la composición a nivel de clases no era tan variada como en la actualidad; claramente los movimientos estudiantiles, que luego alimentaron la política nacional, provenían de una clase pequeño burguesa, que respondía a los desarrollos económicos y sociales del momento, donde el acceso a la educación básica y superior era bastante limitada. Por lo tanto, la amenaza de reformas o de regímenes autoritarios que afecten las posibilidades de ascenso social, provocan la movilización de las clases medias; es decir, la pequeña burguesía es la primera alarma que se acciona dentro del conjunto social por la dificultad para mejorar sus condiciones materiales de vida, ya sea por razones económicas o políticas; ejemplo de ello pueden ser las resistencias civiles a las dictaduras del cono sur o el movimiento estudiantil durante el frente nacional. En comparación con otros sectores sociales los estudiantes, cuyo común denominador en Colombia son las pequeñas burguesías, responden al descontento con mayor prontitud, pero de la misma manera en que prontamente se movilizan dan marcha atrás

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ante cualquier muestra de éxito; a diferencia del movimiento campesino cuya movilización se da en pocas ocasiones, pero durante periodos de tiempo es prolongada.

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El estudiante como individuo en su específico momento de formación es, y debe ser, susceptible de transformaciones en su percepción del mundo, por lo cual los temas concernientes con la complejidad del ser humano, como son los aspectos político, económico, social, fisiológico y emocional empiezan a formar parte de la vida del estudiante de forma un poco clara y concreta, pues es innegable la correlación e interacción de los distintos saberes que en la universidad se adquieren, y la implicación de estos en los desarrollos individuales dentro del contexto social; sin embargo, otra característica del estudiantado es su transitoriedad, ya que, el periodo de formación dentro de la institución académica es limitado, por tanto, sus momentos de movilización son frecuentes. El desarrollo del estudiante está sujeto también al modelo económico que afecta la realidad de la sociedad a la cual pertenece este, tanto en su desenvolvimiento y su producción al interior de la universidad, como también en la proyección social después del proceso de formación académica y su inserción en el mercado laboral; todas estas variables marcan los desarrollos de la vida estudiantil al interior de las instituciones y su relación con la sociedad. El problema de la materialidad de las universidades como condición mínima para el buen desempeño estudiantil está directamente ligado al presupuesto nacional (para el caso de la educación pública) y por ende al modelo económico del país, a su estructura social y a las condiciones materiales de esa sociedad que debe estar en capacidad de educar a futuro. En términos de clases sociales, cuando las condiciones son favorables para las clases medias las tensiones con los estudiantes son pocas; pero cuando las condiciones son desbordantemente desfavorables los primeros en movilizarse son los estudiantes como parte de la resistencia de esa clase media, sea en favor de las capas superiores, sea en favor de las capas inferiores. Entonces estas características propias de las instituciones y la sociedad también hacen parte de la caracterización del estudiante, mostrando tal vez diferencias entre el sector educativo público y privado, sin convertirse esta variable en un determinante fundamental del comportamiento del estudiante.

En relación con la historia existen algunos elementos comunes que pueden ser destacados para el análisis del movimiento estudiantil, pues su historia no puede desligarse del devenir político y económico de la sociedad; así, la historia de los estudiantes en Colombia ha estado atravesada por tensiones propias de la sociedad y de la forma en que se viven, se asimilan e interpretan las externalidades de la nación. La historia del movimiento estudiantil puede ser periodizada de la siguiente manera: • Los años heroicos, finales del siglo XIX hasta los años treinta. • El predominio bipartidista, la década del 40 hasta finales de los cincuenta. • Periodos de organización gremial, durante los sesenta e inicios de la década del setenta. • La dispersión de los ochenta con el predominio de grupos desarticulados. • La crisis de los noventa. Los principios del movimiento estudiantil están marcados por la presencia de logias masónicas al interior de las universidades y la relevancia de la masonería en la vida política nacional, así que los aportes de estas primeras movilizaciones se sujetan a exigencias de transformación de carácter gremial en cuanto a la realidad específica del estudiantado, como lo fue la lucha de los cordobeses en Argentina a través del manifiesto de Córdoba, cuyas exigencias están dirigidas a cambios en las formas tradicionales de enseñanza y funcionamiento de la universidad en términos de la relación entre los estudiantes y los diferentes estamentos de las universidades, para así buscar mayor participación y visibilización del estudiante en los procesos educativos. De otro lado, las libertades estudiantiles al interior de las universidades, entre muchos otros fenómenos, son los primeros momentos de conexión del estudiante con la política. En Colombia los carnavales estudiantiles fueron la expresión del inconformismo estudiantil; para esta época quienes asistían a la universidad eran los descendientes y herederos de las clases dominantes en la escena nacional, de tal forma que las manifestaciones de esta época conmocionaban a la sociedad, pues la represión en contra de las manifestaciones no eran fuertes debido a la prestancia familiar de los manifestantes universitarios del momento. Buena parte del movimiento estudiantil no hacía parte de la Universidad Nacional y tenía relación


directa con el Estado y el gobierno nacional, de este modo la composición estudiantil variaba de acuerdo con la tendencia partidista del gobierno. En consecuencia, las manifestaciones eran más frecuentes en la Universidad Central: cerco del liberalismo que trataba de refrenar la tradición conservadora de principios del Siglo XX, por lo tanto la UN se constituía como el bastión del conservadurismo y la U. Central respondía a las tendencias de la militancia juvenil liberal. Durante esta época la composición aristocrática del estudiantado le permitía tener influencia dentro de la sociedad; no obstante, sus reivindicaciones estaban ligadas únicamente al ámbito específico del estudiante dentro de la universidad, de ahí que el estudiante todavía no se constituyera como sujeto político de la escena nacional, a pesar, incluso, de algunos actos de rechazo frente a las medidas de gran compromiso por parte del país con la potencia del norte. En los primeros años del movimiento estudiantil del siglo XX, donde el espectro político nacional se limitaba a la gama de los partidos tradicionales y a la incipiente existencia de perspectivas alternativas de tendencias de izquierda, los estudiantes eran presa fácil de la cooptación por cuenta de los partidos tradicionales; gran muestra del ejercicio de los partidos tradicionales por ganar el afecto y la voluntad del sector estudiantil fue la construcción del campus en Bogotá de la Universidad Nacional por iniciativa del presidente liberal Alfonso López Pumarejo. Con el carácter que el gobierno nacional le confería a la universidad como ciudad universitaria, reconocía al estudiantado su papel activo en el proceso de formación académico, de modo que sus derechos eran garantizados desde la perspectiva del ideal de libertad del partido liberal. Aún para esos años se mantenía la composición aristócrata de la educación superior en el país. Para el periodo de los años 70, que en la práctica arranca desde el año 1957 cuando los estudiantes ejercen resistencia ante la “dictadura” del General Rojas Pinilla debido al desacuerdo con las medidas autoritarias de este, los movimientos estudiantiles y su capacidad de hacer frente a las situaciones políticas adversas fueron utilizadas como punta de lanza por parte de los actores de la política tradicional para el derrocamiento de la breve dictadura de Rojas Pinilla y la posterior instauración del frente nacional. Ante estos cambios

internos y también ante los que ocurren a nivel internacional, a saber: el triunfo de la revolución cubana, aparecen en la escena universitaria un sinnúmero de organizaciones estudiantiles con principios de izquierda, alentados por lo que representaba para América Latina el triunfo de la lucha armada en Cuba. En este sentido, las características del movimiento estudiantil no se pueden analizar de forma aislada, porque a nivel económico los procesos de industrialización por sustitución de importaciones generaron cambios, tanto en la composición de clase del estudiantado como en la ampliación de matriculas precisamente hacia las clases medias del país. Además, el desgaste de la imagen política de los partidos tradicionales, y a nivel internacional la convulsión política del mundo: cambios en China con Mao, la posibilidad del triunfo armado en cuba, la guerra de Vietnam, la fuerte corriente de izquierda de artistas a nivel mundial de ese momento, generan cambios en la filiación política de los estudiantes a los partidos tradicionales. En Colombia, desde su institucionalización como Estado, la educación ha sido concebida bajo la lógica de la especialización de universidades para la producción de conocimiento verdaderamente científico, aunado a lo anterior, también se ha entendido, que el funcionamiento de la educación pública desde sus aspectos financieros, está a cargo del sector privado; así que las luchas en contra de la privatización de la universidades tiene origen de vieja data. Por la vía de la asociación de las universidades con el sector privado y el sector público, para el reforzamiento de la educación, empiezan a darse las primeras formas de restructuración de los programas académicos que buscan encaminar al servicio de los sectores que le brindan mayores recursos financieros a las instituciones públicas todo su acervo académico y científico. Estas lecturas de los estudiantes universitarios empiezan a hacerse bajo la influencia y el acercamiento al pensamiento alternativo procedente de los sectores sociales en resistencia de la izquierda mundial. Esta influencia produce en el movimiento estudiantil nuevas formas de acción colectiva y una gran cambio en la lectura de la situación económica, social y política del país; así, aparecen las primeras organizaciones estudiantiles de carácter nacional como la Federación Universitaria Nacional a finales de los años 60, cuyas bases estaban muy ligadas con las tenden-

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cias comunistas y el liderazgo del padre Camilo Torres. En este momento los paros estudiantiles prolongados entran en su apogeo, provocando desde el año 66 hasta el 70 la cancelación de actividades académicas de toda índole al interior de la universidades, de este modo, este periodo se convirtió en el principal referente del movimiento estudiantil para el país. La incidencia de los partidos y las ideas alternativas se ha propagado al interior de las universidades, las juventudes universitarias imbuidas por estas ideologías se sienten empujadas hacia la lucha armada, es el momento en que la historia subversiva se entrelaza con la estudiantil.

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Para el año 71 en la ciudad de Cali, la muerte de estudiantes que protestaban por la financiación de algunos centros de estudios por cuenta de los Estados Unidos desata un gran paro universitario a nivel nacional en donde participan las universidades públicas y privadas, estas en conjunto lanzan el programa mínimo de los estudiantes que se configura desde la clandestinidad debido a la represión del frente nacional sobre los movimientos sociales, en dicho programa son reivindicados temas relacionados con el gobierno universitario, mayor autonomía para las universidades y menor interferencia del gobierno; además de contener el reclamo recurrente de mayor financiación estatal para investigación y funcionamiento, el derecho de constitución de organizaciones gremiales y la apertura de la facultad de sociología de la Universidad Javeriana entre otras exigencias. En resumen, el programa mínimo del mítico movimiento estudiantil de 1971 marcó los avances políticos que los estudiantes universitarios de esta época lograron (tal es la fuerza del movimiento estudiantil de 1971: consigue que su huella y sus reivindicaciones tengan influencia hasta nuestros días); cabe anotar que dichos avances solo fueron posibles a partir de la reactivación de la movilización unitaria de los estudiantes. Por ese entonces (1971), los partidos políticos de izquierda hacían poca presencia al interior de las universidades; a pesar de la falta de espacios de coordinación entre partidos y estudiantes estas dinámicas de articulación fueron relevantes para la memoria histórica, tanto del país como de los universitarios, incluso hasta hoy. Posteriormente las iniciativas de volcar el trabajo del interior de las universidades hacia las comunidades toman fuerza, generando acercamientos con los sectores populares. Ya para finales de los años setenta la represión

en contra de los estudiantes se agudiza, lo que apacigua por mucho al movimiento estudiantil, pues los asesinatos selectivos, desapariciones de los estudiantes y profesores desarticulan la lucha estudiantil y son muestra de una posición de intolerancia frente a las demandas sociales de este sector de la juventud. La dinámica de violencia en el país relega las expresiones de resistencia y las difumina. Para finalizar hay que dejar en claro la importancia del movimiento estudiantil en los años noventa con respecto a lo que fue el proceso de la séptima papeleta, cuya finalidad era el llamamiento a la constituyente nacional, para reformar la constitución política en Colombia; sin embargo, la participación del estudiantado en la escena política nacional ha sido débil desde entonces. Pero desde hace poco tiempo se viene presentando una nueva perspectiva en la historia del estudiantado colombiano: el proceso de la MANE, que alimenta la esperanza de lograr conquistas verdaderamente influyentes dentro del ámbito colombiano y latinoamericano. Los jóvenes de principios del siglo XXI están construyendo nuevos caminos para el futuro, armados con valor, con amor y disciplina pretenden dejar su huella en los cimientos de la nueva sociedad que al interior de las universidades se piensa cada miembro de la comunidad universitaria.

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Los estudiantes de secundaria también se organizan y luchan por una nueva educación RED DE ESTUDIANTES DE SECUNDARIA

“… Recuerdos para no ser la generación que no fue capaz de construir con el resto de la sociedad un mejor país, un nuevo país…”

Históricamente Colombia ha sido azotada por un régimen político atroz y mentiroso, con una población que en su mayoría se ha resignado a ver el hambre de sus hermanos y la tierra sin cultivar, a la violación de los derechos humanos, a ser indiferentes frente a las problemáticas de cientos de personas que a diario sufren las desgracias del capitalismo. Nosotros y nosotras, estudiantes, estamos llamados a construir un movimiento de secundaria unido, fuerte, disciplinado, firme, consciente e inflexible. Los y las jóvenes de Colombia, cegados por el consumo y la globalización, hemos dejado de actuar, pensar, criticar y proponer en pro de las transformaciones que podemos alcanzar a través de la capacidad objetiva de analizar y pensar un país mejor. Somos objeto de compra y venta de transnacionales, hacemos parte de los medios de producción del sistema, somos utilizados como carne de cañón en un conflicto armado en donde se nos obliga a prestar servicio militar en pro de un conflicto que no vimos nacer, pero en el que reconocemos problemáticas sociales y políticas. Hemos sido reprimidos en nuestro accionar político, lo que progresivamente ha apagado la llama emancipadora en nuestros corazones. El Estado -como en otras ocasiones de la historia colombiana- crea una cortina de humo: cita a una asamblea nacional constituyente durante el inicio de la década de los noventa. Con ello prepara el terreno para la contra ofensiva neoliberal con la llamada Apertura Económica de 1990 donde

se empieza a evidenciar la transformación de la educación de derecho a servicio público, a una mercancía controlada por la oferta y la demanda, junto con el desarrollo de proyectos enfocados a convertir colegios y universidades en instituciones al servicio de multinacionales y empresas, que a largo plazo revelan la posibilidad de la privatización. La nueva constitución abre el camino para la construcción de la Ley general de educación (Ley 11 de febrero de 1994) que ha impulsado la disminución de la calidad y el crecimiento de la conmoción social. Después de esa pantalla mentirosa en donde la educación es convertida en un servicio, dos reformas a las transferencias (política de sostenibilidad financiera de salud, educación y saneamiento básico sustentadas constitucionalmente y ganadas por las luchas sociales, estudiantiles) arremeten de manera directa y contundente contra el pueblo: reforman los ingresos que se destinaban antes para las necesidades básicas, para mantener la guerra contra los colombianos y el pago de la deuda externa. Sin embargo, se ha comprobado que la unidad estudiantil puede y debe ser gestora de resistencia contra los regímenes, tal y como sucedió en el 2002 cuando tuvimos la oportunidad de enfrentar la primera reforma a las transferencias como muestra de dignidad y capacidad de movilización. El gobierno no tuvo otra salida que acceder a muchas de las exigencias del movimiento estudiantil de secundaria. Del mismo modo, en el 2007 fue la segunda reforma a las transferencias y el perverso plan nacional de desarrollo, los cuales solo buscaban el desmejoramiento de la ya deteriorada educación pública, donde a su vez, nos encontramos con la movilización de colegios y universidades, que se enfrentaron contundentemente contra el gobierno. Hoy más que nunca estamos llamados

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a trabajar en la construcción de un movimiento estudiantil que genere cambio, como el caso chileno o el mismo caso de nuestros compañeros universitarios, que a punta de discusión y debate han enfrentado el ataque del neoliberalismo mundial y de la oligarquía colombiana. Esas reformas hicieron que en los colegios del país se desarrollaran réplicas del conflicto, un empobrecimiento académico cada vez mayor, y por ende cada vez menos crítico, propositivo y organizativo, empeorado todo ello por el terrorismo de Estado: la persecución y el señalamiento se establecieron como factor común en los incipientes desarrollos organizativos. Cabe recordar y conmemorar la muerte, a manos del Esmad (Escuadrón Móvil Anti Disturbios de la Policía Nacional) del compañero estudiante de secundaria y joven luchador social Nicolás Neira, quien fue golpeado en la cabeza en medio de una marcha hasta quedar inconsciente; murió cinco días después.

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La situación no ha mejorado ni mejorará para los colegios de Colombia dentro de este nuevo régimen, y aunque parezca que la educación es gratuita no lo es, miles de millones de pesos en impuestos la sostienen. Además, el bienestar estudiantil, la calidad académica, la cobertura, la posibilidad de acceso a la universidad, al arte y a

la cultura no se materializa de una forma verídica en nuestros colegios. El conflicto social se ha tomado las instituciones educativas: el micro tráfico de estupefacientes, el sicariato, la intolerancia, la falta de identidad y amor por el país son problemáticas con las que debemos lidiar día a día. Nadie se pregunta, por ejemplo, por qué no hay laboratorios en los colegios públicos, médicos, programas de formación artística y cultural, por qué no hay cátedras de construcción de nación, balones, sillas suficientes, comedores, bibliotecas óptimas, acompañamiento psicosocial; y por el contrario aumenta el hambre, las pandillas, el odio y la miseria. La respuesta es: tenemos en nuestros colegios la reproducción de un país destinado a la explotación de su colectividad. Es importante subrayar que hoy más que nunca existe la necesidad de organizarnos como sector, buscar la unidad de lucha para la confrontación y la unidad para la construcción de un modelo incluyente, realmente autónomo, de calidad y democrático para la educación pública colombiana en aras de un desarrollo de acuerdo con las necesidades de la nación, para la construcción de una Latinoamérica libre y digna, para no ser la generación que no fue capaz de construir, con el resto de la sociedad, un mejor país; un nuevo país.

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Universidad Nacional de Colombia Rector

Moisés Wasserman

Vicerector de sede

Julio Esteban Colmenares Montañez

Decano Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales Dr. José Francisco Acuña Vizcaya Directora de Bienestar de Facultad Maria Angélica Russi Directora de Bienestar Sede Bogotá Lucy Barrera Ortiz Coordinadora Programa de Gestión de Proyectos Elizabeth Moreno Dominguez

Punto de Encuentro agora.universitaria@gmail.com http://agorauniversidad.blogspot.com/

comite editorial Irene Cardoza Cristian Ayala David Morillo

diagramación

Camila Sastre

finalización

Byron Naranjo

impresión

Gracom - Gráficas Comerciales

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16 FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIA LES DIRECC IÓN DE BIENEST AR DIRECCIÓN DE BIENES TAR UNIV ERSITARIO ÁREA DE ACOMPAÑAMI ENTO INTEGRA L PROGRA MA GESTIÓN DE PROYECTOS


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