Revista La Múcura No.8

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Semestre II / 2019

Nº8

Apoyan Facultad de Ciencias Humanas Programa Gestión de Proyectos División de Acompañamiento Integral Dirección de Bienestar Sede Bogotá




la múcura revista Número 8-2019-II// ISSN 2357-6464 Universidad Nacional de Colombia Facultad Ciencias Humanas Sede Bogotá

la múcura revista, es una publicación semestral en la que los estudiantes de antropología de pregrado y posgrado tienen la posibilidad de publicar sus artículos de investigación y todo su quehacer académico y cultural. Los objetivos de la revista son: crear un canal de comunicación entre todos los estudiantes del departamento, promover las investigaciones y creaciones culturales de los grupos estudiantiles, y proporcionar un espacio en el que se ponga en discusión la labor ética, académica y política del antropólogo. la múcura es una revista sobre el quehacer antropológico estudiantil de la Universidad Nacional de Colombia y de los estudiantes vinculados al Comité de Estudiantes de Antropología. Los textos presentados en la siguiente publicación expresan la opinión de sus respectivos autores y la Universidad Nacional no se compromete directamente con la opinión que estos pueden suscitar. contacto del grupo lamucurarevista@gmail.com /lamucurarevista lamucurarevista.wordpress.com issuu.com/gestiondeproyectos

rectora / Dolly Montoya Castaño vicerrector de sede / Jaime Franky Rodríguez director bienestar sede bogotá / Oscar Arturo Oliveros Garay jefe de acompañamiento integral / Zulma Edith Camargo Cantor coordinador programa de gestión de proyectos pgp / William Gutierréz Moreno decana facultad ciencias humanas / Luz Amparo Fajardo Uribe directora bienestar facultad ciencias humanas / Esperanza Cifuentes Arcila director departamento de antropología / Carlos Guillermo Páramo comité editorial dirección / Prof. Carlos Guillermo Páramo coordinadora / Laura Natalia Gómez Guzmán comité editorial / Gabriela Bravo Vargas / Laura Ximena Castañeda González / Loana Nicol Molano Cardona / Julian Santiago Mora Sole /

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comité de imagen difusión y contenido / Laura Ximena Castañeda González / Loana Nicol Molano Cardona / Gabriela Bravo Vargas / Julian Santiago Mora Soler / Laura Natalia Gómez Guzmán / autores y autoras / Carla Contreras Cubillos / Claudia Yuliet Ospina Ospina / Santiago Villamizar Gómez / Karen Daniela Micán Ruíz / Maria Fernanda Ortegón Vanegas / corrección de estilo pgp / Joanna Peinado

Las ideas y opiniones presentadas en los textos de la siguiente publicación son responsabilidad exclusiva de sus respectivos autores y no reflejan necesariamente la opinión de la Universidad Nacional de Colombia.

diseño y diagramación pgp / Alejandro Sepúlveda @algaferal

impresor / GRACOM Gráficas Comerciales

fotografías de carátula Serie Warmipura (s.f.) Cusco, Diana Katerine Borda Sanguino Serie Warmipura(2) Cusco, Diana Katerine Borda Sanguino


LA MÚCURA Número 8 / 2019


SUMARIO

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EDITORIAL Comite editorial La Múcura Revista

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LA LOCURA, LA ANTROPOLOGÍA POLÍTICA Y EL ESTADO Claudia Ospina

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MARICONEO EN COLOMBIA, IDEOLOGÍAS DE LA DESVIACIÓN. APROXIMACIÓN ANTROPOLÓGICA A LAS EXPERIENCIAS MARICAS EN COLOMBIA Santiago Villamizar Gómez


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INFLUENCIA DE LA PUBLICIDAD EN LA IMAGEN FEMENINA: ¿EJEMPLO A SEGUIR O DETERMINANTE SOCIAL?

Carla Contreras Cubillos

MUERTE INCONSCIENTE (BASADO EN UNA EXPERIENCIA DE LIBERACIÓN CATÓLICA E HISTORIAS CONTADAS ALREDEDOR DE ESTE HECHO) Karen Micán Ruiz

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PRELUDIO A JUEGO DE ROL EN DO MAYOR: UNA LECTURA FUNCIONALISTA AL FORMATO DE ORQUESTA CLÁSICA Fernanda Ortegón Vanegas


EDITORIAL Q

uienes pueden dar testimonio del renacer han vislumbrado un acontecimiento revestido de múltiples etiquetas. Sea fenómeno, milagro, fortuna, destino o azar, después de una profecía de muerte aquí seguimos de pie. La exhumación, presagio de un fin, reveló tan solo el desenlace de una etapa muy bien dirigida por una generación que esbozó, no solo el paisaje sumido en la agonía del sueño que presentaban al final, sino un paisaje de oportunidades, de puertas, de inspiración; un paisaje que hoy se ve colorido, que está vivo gracias a los anteriores cultivadores del ahora. Estamos de frente a un ahora vital que busca perdurar y engrandecer el saber junto a los frutos que desemboquen. Todavía queda mucho por contar como para callar la voz con ecos de inspiración.

Comité Editorial La Múcura Revista


Camino por la Sierra, 2019, Sierra Nevada de Santa Marta. danna valentina garcĂ­a romĂĄn


AGRADECIMIENTOS A

l profesor Carlos Guillermo Páramo Bonilla por su inmensa entrega en la formación integral de sus estudiantes, por sus palabras siempre sabias que buscan llegar al interior de quien las escucha para mostrarle así, la parte mágica del mundo. A la profesora Laura De la Rosa Solano por su gran disposición y empeño para ayudarnos en la construcción de esta última edición de la revista y enriquecer el número con sus valiosos aportes.

Paisaje lejano de la cordillera (2018). alejandra poveda



estudiante de antropología universidad nacional de colombia savillamizargo@unal.edu.co

Santiago Villamizar Gómez

MARICONEO EN COLOMBIA, IDEOLOGÍAS DE LA DESVIACIÓN. APROXIMACIÓN ANTROPOLÓGICA A LAS EXPERIENCIAS MARICAS EN COLOMBIA


“Reivindico mi derecho a ser un monstruo Que otros sean lo normal […] Yo, monstruo de mi deseo Carne de cada una de mis pinceladas Lienzo azul de mi cuerpo Pintora de mí andar.” (susy shock, 2011, pp.10-12)

Resumen

Palabras Clave: Heteronormatividad, cisgenerismos, violencia, diversidad sexual, diversidad de géneros, marica.

En este trabajo se hizo una revisión acerca de la diversidad sexual y diversidad de géneros en Colombia con relación al conf licto armado y a las violencias estructurales que sufren las personas que se escapan de las normas heterocentradas y cisgeneristas. Asimismo, se realizó una síntesis de propuestas teóricas que nos brindan la posibilidad de acercarnos de manera reflexiva y sensible frente a la complejidad a la que nos enfrentamos con estos temas.


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Cuerpos que no merecen ser llorados

E

n Colombia, los estudios hacia temas sobre la diversidad sexual y de género no normativa, han sido relegados y hasta hace poco han empezado a tomar protagonismos dentro de la agenda intelectual de Colombia. Esto debido en gran medida a las tradiciones religiosas y conservadoras que históricamente ha tenido el país y la academia. La importancia de discutir y reflexionar sobre estos temas es el compromiso ético-político que tiene la antropología, la cual aboga por la diversidad, pero que contradictoriamente ha producido y reproducido a lo largo de su propia historia discursos heteronormativos y anglo-europeos. Es por esto que empezaré recordando que “En Colombia lo que hoy conocemos como sectores sociales LGBT logró consolidarse en el marco de las negociaciones de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y la guerrilla de las FARC” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2015, p.20). Estos procesos ocurrieron en el 2001, en donde aquellos sectores lograron conformarse con el fin de escapar de las violencias sistemáticas, no solo estructurales como hablaré más adelante, sino también a las degradaciones que la guerra ha incrustado en sus cuerpos. E xisten en la sociedad colombiana unas normas de género y sexualidad hegemónicas que han marginado a quienes se apartan de ellas […] Este lugar de marginalidad se ha expresado a lo largo del tiempo en una serie de violencias heteronormativas sobre los cuerpos y las subjetividades de estas personas. (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2015. p.429)

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El conf licto armado de nuestro país, valido las violencias físicas, las humillaciones, las violaciones, los asesinatos, los desplazamientos y demás formas de violencias directas que han sido ejercidas sobre las distintas personas que pertenecen a estos sectores. Pareciera que estuvieran en una posición de vulnerabilidad constante, como si sus cuerpos, solo por alejarse de las normas heterocentradas legitimara las violencias que han sufrido a lo largo nuestra h istor ia . Est a const a nte v u l neración de derechos, podemos entenderlo como lo plantea Judith Butler, quien habla de una “repartición desigual de la vulnerabilidad, en donde unos cuerpos se convierten en objetos para lastimar, sin impunidad, cuerpos sin duelo o indemnización, personas que no merecen ser lloradas” (Butler, 2017, p.18). Nuestras sociedades han creado cuerpos marginalizados, cuerpos que han sido instrumentalizados en la guerra, atacados, despojados, violentados, excluidos, que han soportado el sufrimiento de múltiples actores armados como guerrilleros, paramilitares, ejercito, pero también violencias por parte de sus familias y su comunidad. Ahora bien, la consolidación del estado nación en Colombia, ha dejado por fuera un gran número de formas de existencia, formas de relacionarse y de auto identificarse. Es por eso que no solo en conf licto armado ha sido un factor de agresiones hacia estas poblaciones, la repartición desigual de los derechos y la forma en que se piensa en sí mismo el Estado generan lógicas discriminatorias que entienden la heterosexualidad como norma. La heterosexualidad se caracteriza porque se impone de


< Santiago Villamizar Gómez >

forma obligatoria sobre los cuerpos de manera tacita, al obviar esta condición sobre todos los cuerpos. Aquellos que no entran en estas categorías son la excepción, la anormalidad y por ende no representan los valores de la identidad nacional, dejando por fuera del proyecto nación formas no heterosexuales y no cisgénero de identidad. El término cis (o cisgénero) para referirse a un sistema de opresión que impone sobre los cuerpos, la obligación de guardar una correspondencia entre el sexo asignado en el nacimiento y el género esperado de ese cuerpo. Es decir, el cisgenerismo prescriptivo solo reconoce como sujetos legítimos a los cuerpos de los varones masculinos con pene, y los cuerpos de las mujeres femeninas con vagina. (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2018, p.14) Violencias sistemáticas y estructurales son ejercidas desde diversas instituciones, las cuales permean espacios públicos y privados, en donde las dinámicas de construcción identitaria se ven reducidas y limitadas acompañadas de ideas de naturalización de heterosexualidad cisgenerismo obligatorio, las cuales “son estructuras de poder que afectan a toda la ciudadanía, y que, por lo tanto, deben problematizarse las nociones de diversidad sexual y diversidad de géneros” (Esguerra y Ramírez, 2019, p.22).

Nos perdemos en la noche Una de las condiciones que las violencias estructurales han causado a estas personas, ha sido la reclusión en los ámbitos laborales de la

prostitución y la belleza. Es por esto que este apartado quiero dedicárselo a las personas trans, principalmente a las personas trans femeninas ya que las trans masculinas, tienen experiencias muy distintas cuando transitan por el género. Pareciera que un sinónimo de marica, fuera puta o peluquera y esto no queda solo en la abstracción del lenguaje, por el contrario, es un reflejo casi vergonzoso de la realidad. Cuando una persona decide transitar por el género y en especial quienes transitan hacia formas “femeninas” se vuelven objetos de múltiples violencias y pérdida de derechos, debido a que: E l Estado no nos reconoce como ciudadanos, lo que facilita que existamos sujetos marginados sin oportunidades de una vida digna; seres humanos que nos perdemos en la noche y en lugares excluidos; explotados sexualmente y expuestos a todos los tipos de discriminación. (Sánchez y Cifuentes, 2016, p.11) Aparece una especie de continuum entre el trabajo sexual y la peluquería como típicos y característicos del proceso de construcción de la identidad de género trans femenina (Posso y Furcia, 2017), pero esto, responde a lógicas discriminatorias principalmente causadas por el cisgenerismo, que ha ridiculizado y minusvalorado las experiencias de vida de estas personas. “El cisgenerismo ha catalogado la experiencia trans como un trastorno patológico, como un pecado, una desviación y una anormalidad. Estos imaginarios han afectado negativamente los derechos humanos de las personas trans, tanto dentro como fuera del conflicto armado.” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2018, p.14) 15


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Para la comunidad, las personas maricas son toleradas, aceptadas e incluso solicitadas dentro de los ámbitos de la belleza y la prostitución, pero son inadmisibles y rechazadas en otros espacios de la v id a pública . Tod a s esta s violencias aumentan si las redes de apoyo básicas como la familia o la comunidad no aceptan las condiciones diversas que poseen estas personas. Se les excluye de lugares, de derechos, de la oportunidad de habitar espacios libremente, incluso se les excluye de afectos. E l miedo se me fue pasando D e atajar cuchillos E n los sótanos sexuales donde anduve. ( Lemebel, 2011, p.219) El rechazo de sus familias las posiciona en lugares de vulnerabilidad que posibilita las acciones de violencia de los grupos armados. Un ejemplo de esto puedo se la siguiente situación, registrada por el centro nacional de memoria histórica, con un gran número de víctimas trans femeninas. Dentro del marco del conflicto armado, muchas de las personas maricas, pero principalmente hombres gays y mujeres trans tuvieron que mantener relaciones sexo-emocionales con actores armados como paramilitares, guerrilla o incluso ejército para evitar ser despojadas, desplazadas o incluso asesinadas. Estas relaciones se basaban en la subalternidad, en abusos y humillaciones que se mantenían en secreto ya que relaciones así, aunque existieron, no eran conocidas por las comunidades. Podemos ver con esto, las ideas que han existido en 16

cuanto a la posibilidad de un “libre acceso” que se puede tener de los cuerpos no cisgénero. Estos círculos de violencia que sufren las mujeres trans tienen sus “orígenes sociales de clase, con la falta de capitales escolares y culturales, con las discriminaciones sistemáticas, con la pérdida de soportes familiares para la supervivencia económica y el cuidado, y en algunos casos, con la racilización” (Posso y Furcia, 2017, p.180) o la etnicidad, lo cual nos plantea otra cuestión importante a la hora de realizar un análisis sobre las condiciones de vida de estas personas. Una serie de categorías subalternizadas e incrustadas en sus cuerpos, que históricamente se han producido como: mujer, trans, de la periferia, del tercer mundo, negra, indígena; hacen que; sus experiencias de vida se conviertan, como menciona Judith Butler (2017), en vidas que no son dignas de ser vividas. Ya que estas categorías suman condiciones de vulnerabilidad. Estas desigualdades, las hemos precarizado nosotros como sociedad, con jerarquías que otorgan privilegios a unos a costa de restarles derechos a otros. Es aquí, donde la interseccionalidad, entendida como una perspectiva teórica y metodológica que busca dar cuenta de la percepción cruzada o imbricada de las relaciones de poder (Viveros, 2016), puede ayudarnos a analizar procesos de segregación que han sido ejercidos sobre poblaciones en particular a lo largo de la historia.

Los discursos y la nominación Las violencias que han sufrido las personas que se escapan de la heterosexualidad y el cisgenerismo no se reducen a agresiones físicas o psicológicas. Una serie de discursos y formas


< Santiago Villamizar Gómez >

de nominación han creado narrativas entendidas como “naturales” que patologizan y rechazan sus cuerpos y sus formas de relacionarse. Estos discursos, son producidos por instituciones que ejercen un control y regulación de las personas como lo son la familia, la religión, la escuela o el estado. Incluso son replicados en la vida cotidiana debido a la normalización que se ha hecho de lo que es ser hombre y ser mujer. Estas categorías binarias han hecho que los cuerpos tengan que amoldarse y conformarse con normas impuestas, normas que van desde cómo actuar, vestir, hablar, incluso cómo pensar y sentir. Esto simplifica los procesos de construcción de la identidad y la exploración corporal de las personas, lo que genera un descontento y un malestar con las formas en las que se normaliza la existencia. Una de las precondiciones de la violencia, que han posibilitado e incluso creado lógicas discriminatorias han sido discursos médicos que patologizan sus cuerpos, los discursos jurídicos que prohíben y sancionan sus formas de relacionarse, discursos religiosos y académicos que crean percepciones de normalidad y percepciones de moral sobre lo que está bien y mal. Todo esto parte dese “violencias heteronormativas estructurales en distintos ámbitos de su vida […] Esta situación puede generar condiciones de marginalidad y precariedad económica que exponen de manera directa a estas personas al impacto del conflicto armado.” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2015, p.430). Desde de los ámbitos académicos y científicos, se han creado discursos violentos en sí mismos, ya que estos discursos adquieren una posición de “verdad” la cual ha legitimado la regulación,

la prohibición, marginalidad al definir la normalidad desde lentes heterosexuales, cisgeneristas, patriarcales y anglo-europeos. Puedo decir con esto que los discursos Científicos han influenciado directamente en la precarización de nuestras vidas. N o quiero más títulos que cargar N o quiero más cargos ni casilleros a donde encajar

N i el nombre justo que me reserve ninguna Ciencia.

[ …] ( Yo, reivindico mi derecho a ser un monstruo N i varón, ni mujer N i XXY, Ni H2O. ( Susy Shock, 2011, pp.10-12) Los discursos producidos por instituciones como la familia, la religión y el estado, ejercen igualmente un control y regulación sobre las personas, pero utilizan otros elementos como la moral y la ley, para validar estos tipos de violencias. Esta serie de discursos, muchas veces son asumidos y replicados en la vida cotidiana debido a la naturalización que se ha hecho de lo que es ser hombre y ser mujer, todo esto entendido dentro de un contexto de opresión. Es por esto que aclararé la importancia de referirnos a estos movimientos sociales desde la pluralidad, me refiero a nombrarnos como “sectores” y no “sector”, ya que cada una, debido a sus particularidades tiene experiencias de vida muy distintas y no podemos asumir nuestras experiencias, 17


< MARICONEO EN COLOMBIA, IDEOLOGÍAS DE LA DESVIACIÓN. APROXIMACIÓN ANTROPOLÓGICA A LAS EXPERIENCIAS MARICAS EN COLOMBIA >

nuestras luchas y nuestras exigencias como si fueran una sola. Los tránsitos, las imposiciones y los roles son factores que diferencian claramente a estos sectores, los cuales: H an sido llamados también de Diversidad sexual, noción que resulta contraproducente, pues transmite solo un fragmento de la situación (que existe la diferencia) ocultando la problemática de fondo, esto es, que quienes han ocupado el lugar de “lo otro” en términos de género y sexualidad enfrentan profundas desigualdades en el acceso a derechos y viven múltiples formas de violencia. (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2015, p.23) La nominación tiene la capacidad de informar a la realidad y crear así lógicas de verdad que llegan a ser apropiadas por los mismos sujetos, quienes replican y producen las mismas condiciones de objetividad que se han impuesto sobre sus cuerpos, asumiendo formas de pensar, sentir y actuar como propias. Estas determinaciones objetivistas que atraviesan también las subjetividades llegan a limitar el “yo” creando sujetos marginalizados y categorizados, no solo dentro de un “deber ser” heteronormativo, sino también un “deber ser” dentro de sus propias condiciones. Esto nos lleva a lógicas de exclusión tanto externas como internas. Debido a esto quiero hacer una reflexión sobre la importancia que ha tenido uso del término “marica” dentro de estos sectores, como forma de autodenominarse. El uso de esta palabra plantea una re-significación del término y apropiación del insulto. Cambiando así, categorías hegemónicas que promueven la discriminación como lo son la palabra “gay” el cual es un anglicismo cargado de prejuicios nominativos, acompañado de 18

ideas tácitas de un “deber ser” El movimiento maricas Bolivia hace la siguiente crítica del término gay: “Propone un imaginario blanco, limitado, clasista y discriminatorio […] Se trata de un concepto gringo importado que se refiere a homosexuales blancos, pudientes, y acuerpados” (Las2orillas, 2018). Además, es necesario precisar un par de términos; el primero, “El acrónimo LGBT (lesbianas, gais, bisexua les, transgénero) pretende recoger parte de esa pluralidad – en lo que concierne a identidad de género y orientación sexual–” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2015, p.21).El segundo, el cual por medio de este trabajo quiero acoger la propuesta de Colectiva Transpopular: “Al cambiar el orden de las letras de la sigla LGBT por LTBIG+, (lesbianas, trans, bisexuales, intersexuales, gais, etc…) estamos invitando a un cambio de agenda al interior del movimiento” (Sánchez y Cifuentes, 2016, p.6). De esta manera, se aporta a los procesos ref lexivos en cuanto a la construcción de jerarquías dentro del movimiento, evitando la revictimización de los sujetos y aportando desde la enunciación, a la visibilización y reconocimiento de sectores históricamente discriminados incluso dentro de los sectores LTBIG+.

Hablo por mi diferencia Los estudios de la teoría queer y las teorías de la performatividad han llevado a las Ciencias Sociales a re-pensar los conceptos tradicionales de la corporalidad, la identificación personal, los procesos identitarios variados y discontinuos.


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Incluso han llevado a estas disciplinas a ser conscientes de las desigualdades existentes que trae el pensamiento “moderno.”1 Este pensamiento, basado en dicotomías, que excluye otras formas de existencia fuera de la heterosexualidad y las normatividades del género (Lyotard, 1979; Margot, 1999), ha causado una repartición desigual de los derechos, políticas de discriminación, segregación, vulnerabilidad, marginalidad, precariedad de los cuerpos, abusos de poder y re-victimización de sujetos que no responden a estas formas rígidas de “ser hombre” o “ser mujer.” Todos estos problemas se exacerban durante el conflicto armado de nuestro país, aumentando las violencias estructurales y epistémicas. Debido a este contexto, el papel de la Antropología como ciencia ref lexiva es fundamental para el entendimiento, de manera ecléctica, de estas problemáticas que aún hoy aquejan a una población históricamente subalternizada y marginalizada. Con este trabajo, no tengo el propósito de deslegitimar las acciones de las personas a las que me refiero, ni plantear discursos totalizadores que categoricen nuestros cuerpos. Por el contrario, busco visibilizar las formas en las que se perciben y generan corporalidades e identidades. Con la idea de ampliar y sintetizar propuestas teóricas, para comprender así categorías que nacen de luchas políticas, identitarias, resistencias y por qué no, luchas sobre y desde el cuerpo. No quiero replicar

categorías impuesta desde el discurso médico, jurídico o académico como ha sido a lo largo de la historia (Foucault, 1976). Además, quiero con este trabajo aportar a los discursos que buscan la sensibilización, reflexión y transformación de los imaginarios creados respecto a los roles del género y orientaciones sexuales. Es por esto que en mi opinión, desprenderse del lenguaje patologizador, los discursos y nominaciones que producen y reproducen las violencias en fundamental para dejar de encapsulan las trayectorias de personas maricas y así dejar de entender a estas personas desde los marcos heteronormativos y cisgeneristas. Finalmente, quiero aclarar que el papel de los maricas en Colombia, a pesar de las múltiples violencias, ha sido de constante resistencia, han mantenido luchas con las que han ganado poco a poco los derechos que poseen hoy en día, han creado vínculos sociales y comunitarios de afecto en contextos de opresión y discriminación. Seguiremos transgrediendo las normas que categorizan los cuerpos y nos imposibilitan vivir las vidas que queremos vivir. N o soy un marica disfrazado de poeta N o necesito disfraz A quí está mi cara H ablo por mi diferencia. ( Lemebel, 2011, p.218)

1 Me refiero al debate plantado por Jean-François Lyotard en “La condición postmoderna” (1979) y Jean Paul Margot en “Modernidad, crisis de la modernidad y postmodernidad” (1999)

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< MARICONEO EN COLOMBIA, IDEOLOGÍAS DE LA DESVIACIÓN. APROXIMACIÓN ANTROPOLÓGICA A LAS EXPERIENCIAS MARICAS EN COLOMBIA >

Referencias Butler, J. (2017). Vulnerabilidad corporal, coalición y la política de la calle. Nómadas, (46), 13–29. https://doi.org/10.30578/nomadas.n46a1 Centro Nacional de Memoria Histórica. (2015). Aniquilar la Diferencia. Lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas en el marco del conflicto armado colombiano. Bogotá, CNMH - UARIV - USAID - OIM. Centro Nacional de Memoria Histórica. (2018). Un carnaval de resistencia: Memorias del reinado trans del río Tuluní. Bogotá, Colombia: CNMH. Colectiva Transpopular. (2015). Ciudadana de la calle. Bogotá, Colombia. Esguerra Muelle, C., y Ramírez, J. A. B. (2019). Intersectionality and LGBTI Public Policies in Colombia: Uses and Displacements of a Critical Notion. The Palgrave Handbook of Intersectionality in Public Policy, 38, 489–510. https://doi.org/10.1007/978-3-319-98473-5_22 Foucault, M. (1976). Historia de la sexualidad. La voluntad del saber (1°). Paris: Siglo XXI editores. Las2orillas. (8 de septiembre de 2018). Las2orillas. Obtenido de Las2orillas: https://www.las2orillas.co/ no-somos-gays-somos-maricas/

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Lemebel, P. (2011). Manifiesto (hablo por mi diferencia). Anales de La Universidad de Chile, (2), 218–221. https:// doi.org/10.5354/0717-8883.2011.19449 Lyotard, J. F. (1979). La condición postmoderna. París: Les Éditions de Minuit. Margot, J. (1999). Modernidad, crisis de la modernidad y postmodernidad. Bogotá: Ediciones Uninorte. Posso, J. L., y Furcia, A. La. (2017). El fantasma de la puta-peluquera: Género, trabajo y estilistas trans en Cali y San Andrés Isla, Colombia. Sexualidad, Salud y Sociedad (Rio de Janeiro), 24, 172-214. https://doi. org/10.1590/1984-6487.sess.2016.24.08.a Sánchez, N. y Cifuentes, S. (2016). Colectiva Transpopulares. Shock, S. (2011). Relatos en canecalón. Buenos Aires: Nuevos Tiempos. Viveros, M. (2016). La interseccionalidad: una aproximación situada a la dominación. Debate Feminista, 52, 1-17.


rosangela bermúdez

[Drag Queen con la bandera trans (2019) Bogotá.

< Santiago Villamizar Gómez >

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LA LOCURA, LA ANTROPOLOGÍA POLÍTICA Y EL ESTADO

Yuliet.ospina@udea.edu.co

universidad de antioquía

estudiante de antropología

Claudia Ospina


Palabras clave:

Locura, ámbito político, radio, Antropología política, resignificación.

Resumen 1 En el presente escrito conf luyen diversas perspectivas y visiones que derivan de lo referente a la “locura”. Aquí se presenta el caso específico de “LT22 Radio La Colifata”, una radio argentina que sirve como puente de información entre los pacientes y ex-pacientes del hospital “José. T. Borda” y los espectadores que escuchan desde afuera. Por medio de este, los pacientes mencionados indagan y profundizan en lo que “su locura” supone y la forma en cómo se puede resignificar la noción asociada al concepto. Dicho concepto será desarrollado y asociado a los aportes que propicia la Antropología política que es relevante en el estudio del caso.

1 Comité Editorial La Múcura Revista


< LA LOCURA, LA ANTROPOLOGÍA POLÍTICA Y EL ESTADO >

Introducción

A

t ravé s de u na rad io a rgent i na nominada LT22 Radio La Colifata, los pacientes y ex-pacientes del hospita l José. T. Borda, encuentran una manera de expresar su ‘locura’ como forma de enunciarse, asimismo, buscan que se resignifique la noción generalizada de que estar loco o loca, es estar silenciado y aislado de la sociedad. Dicha concepción no debe entenderse desde un ámbito netamente cultural, sino, que también recae en un ámbito político de tratamiento a los padecimientos psíquicos. En este sentido, se hace necesario adoptar teorías y concepciones de la antropología política para comprender con más profundidad el fenómeno denominado ‘locura’. Teniendo en cuenta que este proceso radial surge como una iniciativa independiente de la institución psiquiátrica, se plantea analizar los agentes de la radio como unos actores más que se disputan en el campo de la estatalidad en el ejercicio de la praxis política. Esto no se restringe a ser un obstáculo directo a la institucionalidad legalmente constituida, entendida en este caso como la psiquiatría. El presente ensayo enmarcado en el curso ‘A ntropología Política’, está constituido en dos partes. En la primera, nominada: “Radio La Colifata: ¡la primera radio en el mundo emitida desde un neuro-psiquiátrico!”, busca describir el proceso que la radio La Colifata ha emprendido y la manera en que esta ha significado un camino para cambiar la concepción de la locura en la sociedad, además, se expondrán algunas considera24

ciones del porqué este hecho es susceptible de ser analizado desde la antropología política. En la segunda parte, pasaré a exponer algunos de los contenidos teóricos y metodológicos de la a ntropología política que ser v irá n para comprender, desde otra perspectiva, la experiencia radial. En esta parte será preciso exponer la psiquiatría como institucionalidad estatal entendiendo sus razones y ejercicios en el plano del tratamiento psíquico, además, de las tensiones entre las(os) colifatas(os) y el plano de la estatalidad. El ensayo es producto del diálogo entre las referencias que arrojó el curso, que van desde los nuevos retos de la antropología política con Abéles (2011), las relaciones de poder enmarcadas en el plano de la legalidad y la legitimidad de la psiquiatría frente al tratamiento de los ‘anormales’ a la luz de Foucault (1988; 2000); la razón de esto se debe al proyecto moderno que pretendió la construcción de un ser humano único, civilizado, homogéneo y parametrizado (Castro-Gómez, 2000). Además, Lechner (1996) nos dará pie para comprender la situación del mercado de psicofármacos producto del rol protagónico del mercado en el neoliberalismo actua l. Los profesores Suaza y Martínez (2016) serán claves para retomar conceptos como “campo estatal ” y sus derivaciones. Asimismo, el politólogo Ulrich Brand (2012), la historiadora Ana Cadavid (2011), la antropóloga María Angélica Ospina (2011) y el antropólogo Arturo Escobar (2016) serán neurálgicos para comprender desde sus ejes de enunciación otras miradas del fenómeno.


< Claudia Ospina >

Radio La Colifata: ¡la primera radio emitida desde un neuropsiquiátrico en el mundo! El trabajo musical que emprenden los pacientes internos y ex-internos del Hospital Borda de Buenos Aires, con la colaboración del cantautor José Manuel Arturo Tomás Chao Ortega, surge como una manera de expresar artísticamente los diferentes matices de pensamiento que se hallan contenidos en la historia de vida de cada ser que habita este hospital. Esta producción es una extensión de la emisora radial de frecuencia modulada argentina denominada “LT22 Radio La Colifata”, la cual debe su nombre al lunfardo: Colifato o loco querible. Esta manifestación responde a una necesidad por disminuir el estigma social hacia personas que fueron diagnosticadas de algún padecer psíquico, a la vez que propende por una sociedad que favorezca los procesos de creación y producción de autonomía de estas diferencias. Esta propuesta hace un llamado a la sensibilidad y el reconocimiento del valor que hay en otros matices de realidad, diferentes a aquella mirada de la vida única, cerrada, terminada y coherente característica del mundo Occidental. Propende por la inserción de otros mundos con sus singularidades, brindando la posibilidad de visibilizar y desmantelar estas voces que se encuentran acalladas por el maremágnum de ataques de la legalidad y legitimidad política, social y cultural de quienes, en el ejercicio de su poder, imponen control directo sobre sus vidas. Posibilitar este discurso permite erguir un vínculo más solidario con aquellos que se hallan en el encierro brutal,

pero que tanto tienen por decir. Además, es importante en la construcción de un Mundo heterogéneo y plural que se dimensione la enunciación de La Locura como una iniciativa necesaria para la comprensión de otras maneras en que se manifiesta la existencia humana. El proyecto tiene su origen el 3 de agosto de 1991 con la iniciativa del todavía estudiante y posterior psicólogo Alfredo Olivera, como parte de la terapia de recuperación para pacientes del Hospital Neuropsiquiátrico Doctor José T. Borda situado en Ramón Carrillo 375, en el barrio de Barracas, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. La emisión de la Radio es producto de sesiones de grabación en la que las personas internas, por medio de un grabador portátil, hablan libremente respecto a una serie de temas propuestos para cada grabación. La creación de La Colifata tiene como objetivo ser un medio que sirva “como terapia para los internos, y además logre que quienes la escuchen, cambien los prejuicios con respecto a la gente que padece enfermedades mentales” (Oliveira en PROMO Film, 2003). El espacio radial más allá de ser un producto material es una herramienta para la emisión de pensa m iento de persona s con a lg ú n padecer psíquico que, esencialmente, pretende reconstruir el uso del lenguaje, a manera de “modificar la idea de que los internos psiquiátricos son gente peligrosa, [a la vez que] mejora la comprensión del problema del sufrimiento psíquico” (Oliveira en PROMO Film, 2003). La posibilidad que tienen las emisoras y los emisores de La Colifata de construir y enunciar 25


< LA LOCURA, LA ANTROPOLOGÍA POLÍTICA Y EL ESTADO >

ideas y así mismo ser escuchados por la sociedad externa al hospital mental, representa una manera de traspasar las fronteras que los aíslan, aquellas que buscan mantener firmemente una división entre lo normado, parametrizado, estático, hegemónico; y lo que no cabe en las formas predefinidas del deber ser y hacer. La expresión oral de pensamiento brinda la posibilidad de hallar un lugar en el mundo, de hacer emerger voces donde antes imperaba silencio; de afirmar, a través del reconocimiento, la condición particular de existir, así como hacer uso de este potencial y convertirlo en fuerza de cambio. Dicha interlocución, entre quienes emiten y la sociedad externa, se plantea desde el compartir pensamiento con las personas que no se encuentran en un hospital neuropsiquiátrico y que estas puedan llegar a comprender que lo que culturalmente se ha interpretado como incoherencia, insanidad o locura, puede dotarse de un sentido completamente distinto cuando se permite conocerla, cuando se abre la posibilidad de escuchar y de saber “que los locos no son tan locos” (Colifato en PROMO Film, 2003). Por ende, el diálogo con la diferencia se presenta como una manera de replantear, cuestionar —y siendo necesario— deconstruir, los límites binarios que cimientan nuestra sociedad: lo normal y lo anormal, lo insano de lo sano, aquellos que repercuten las relaciones hostiles y de segregación, vacías de comprensión. El manifestar y compartir la locura por medio de la radio La Colifata es, según sus emisores, una manera de recuperar la historia singular y colectiva que los une, una forma de reconocerse desde su condición particular y poder hacer de ella 26

un modo de transformación social: “[…] yo tengo la gran intriga de saber, si debo curarme o debo hacer en mí mismo la revolución justificando mi propia locura” (Manu Chao y Radio La Colifata, 2002). La Colifata es recuperar el derecho a decir, es una manera que confronta a la sociedad frente al trato que se le ha dado a las diferencias en el modo de pensar, es una posibilidad de entablar puentes donde hay muros, una forma de preguntarse constantemente por quién está detrás de cada expresión y pensamiento, es especialmente reconocer que la Radio les devuelve a los colifatos “la posibilidad de ser sujetos y ser ciudadanos. La pérdida de subjetividad es el hospital” (Gobet citada en Rojas, 2002, p.70) y de entender que los mueve un profundo sentimiento de afecto por la vida. Es reconocer que estos espacios son una lucha constante por hacer de este mundo un lugar más amable con la vida. Dicho esto, el proceso que emprenden los col i fatos debe entenderse como u n mecanismo para hacerle frente a la férrea institución psiquiátrica que ha comprendido en su esencialidad el padecer psíquico desde un ámbito netamente clínico, individualizado y parametrizado. Es por esto que es importante incluir nuevos diálogos en torno a la comprensión de la locura, diálogos que permitan poner en discusión nuevas miradas a la complejidad que es lo humano, y, por su parte doten de elementos para enfrentarnos a este océano inabarcable. Sabemos que, en el entendimiento de los padecimientos psíquicos, el discurso imperante lo ha puesto un saber basado en la experticia científica, sobremanera la médica-psiquiátrica. Esto hace que sea estrictamente menester incluir


< Claudia Ospina >

nuevos puntos de vista, ya que sabemos que esa otredad patologizada, encerrada, excluida, desposeída y enajenada de sí misma, como de sus relaciones sociales, responde a una expropiación de todas sus condiciones experienciales, que la llevan en últimas a encargar su singularidad en la uniformidad social, pues esta es la forma en que se puede asegurar la permanencia del status quo, esto es la imposición de que toda desviación se mantenga estática e incapacitada y que así sea fácilmente controlada. Por ello, considero que la antropología política es una herramienta profundamente potente para analizar el caso en cuestión, ya que el estudio de la locura como condición de lo humano, desde un punto antropológico y político, nos permitirá entrever, por una lado las relaciones de poder agudizadas, imbricadas y enmascaradas en una institución de regulación del comportamiento humano tan poderosa como es la psiquiatría; y por el otro, las herramientas que puede aportar la antropología, puesto que estas serán fundamentales para comprender que la condición de situar un ser humano en la locura también responde a una serie de signos y símbolos configurados por la sociedad y sus nociones culturales, pues como señala Lévi-Strauss (1987), “el maldito” define su situación mental a partir del concepto de la tribu. Sin embargo, quiero dejar claro que no deberemos reducir nuestra explicación a una mera cuestión culturalista y experiencial del sujeto. Será apenas prudente extrapolar nuestro análisis a los ámbitos estatales y políticos, donde se enmarca la institucionalidad que define lo conocido como “salud mental” y su contraparte

“enfermedad mental”; a su vez, considerar el quehacer en términos prácticos para responder frente a esta realidad, consecuentemente, no debemos obviar que: Los nuevos rasgos culturales y sociales emer-

gentes: la privatización creciente de la vida cotidiana, el aliento a un espíritu de competencia exacerbado, la salida individualista [...] las formas de representación de la locura (que deben complejizarse bajo una mirada clínica, está claro), no pueden comprenderse desligados de los cambios producidos en la manera de entender la sociabilidad de una época. (Barukel, 2013, p.65)

Teniendo presente que La Colifata es un proceso alterno al hospital mental José T. Borda, esto significa que la radio es una iniciativa propia que se construye a través del trabajo mancomunado entre Olivera, el fundador, los colifatos y los diferentes espacios que, desde sus saberes y posibilidades, contribuyen a que la radio siga siendo posible; tomaré como punto de análisis, basada en los elementos teóricos y metodológicos que brinda la antropología en general y la antropología del Estado en particular, a la psiquiatría desde su institucionalidad, así como a la radio La Colifata y sus integrantes en relación con el Estado, —un agente nominador—, lo cual explicaré más adelante.

La psiquiatría como institucionalidad estatal Basta acercarse a la manera en que ha sido concebida la locura a través del tiempo para coincidir con las pa labras de Erasmo de Rotterdam a inicios del siglo XVI (1511) al afirmar, 27


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en su libro “Elogio a la locura” que la locura es detractada continuamente, incluso por los más locos. Trayendo la suerte de arqueología de la anomalía que construye el pensador francés Michel Foucault (2000), vemos cómo la imagen de eso extraño, ha estado situada en un espectro de minoría de edad, en una posición de quien no puede valerse por cuenta propia, pues se toma por hecho que su misma inconsciencia imposibilita su lugar y determinación en el mundo. En este sentido, será fundamental examinar qué hay detrás del diagnóstico, el tratamiento y la cura de la locura. Para este punto, consideraré la psiquiatría como aquella institución que refuerza las relaciones de poder dadas entre quien tiene la razón y quien debe someter su voluntad a ella, dejando que lo primero determine completamente la facultad de lo segundo (Foucault, 1988). El exceso en el sesgo academicista de la medicina clínica, el análisis tan fragmentado que proporciona para comprender al ser humano, más allá de una máquina corporal, ha echado de lado la dimensión simbólica, social y representativa que compone la complejidad que nos hace ser seres en una totalidad. Esta fragmentación, rinde culto a la tradición racionalista característica de nuestro mundo occidental, la cual ha tendido a la construcción de un camino enraizado, como dice Varela (1999) en Arturo Escobar (2016): “[…] de lo general y lo formal, lo lógico y lo bien definido, lo representado y lo previsto” (p. 6), en donde prepondera un logocentrismo producto de esta mirada cartesiana-dualista de la realidad. Este pensamiento abrió paso para que la ciencia investigara la realidad mediante “la separación de la mente y la materia, el cuerpo y el alma, y la vida 28

y la no vida” (Escobar, 2016, p.99), generando una mutación de la mitad de la quimera humana. Debe reconocerse que esta manera de categorizar la realidad proviene de un fin claramente estructurado que esconde en realidad un afán por segregar lo diferente, lo irreconocible dentro de los cánones imperativos de la razón moderna, de un intento por someter la vida entera al control absoluto del ser humano bajo la guía segura del conocimiento. Dicha razón, se materializa en un proyecto claramente constituido que se da a finales del siglo XVII e inicios del siglo XIX (Castro-Gómez, 2000), el cual ha buscado enmarcar bajo leyes e identidades nacionales los diferentes modos de ser y existir, mediante la lógica de una invención de la ciudadanía plenamente programada, organizada y planeada a través de elementos ideológicos e institucionales. Esto acarreó una suerte de comprensión del mundo en términos de inclusiones y exclusiones, quienes estaban dentro del proyecto modernizador y quiénes no harían parte, de ninguna manera, de esa nueva clase urbana. Así empieza a sortearse una lógica de “nosotros” y los “otros”, como pares de oposición, producto de la herencia de la racionalidad bivalente cartesiana. En este contexto, el corpus psiquiátrico surge como contraluz de lo nominado por él mismo como la sinrazón. Esta manifestación de lo humano se convirtió en una enfermedad y pasó a ser parte de la institución asilar, es decir, la locura como ‘perturbación mental’ se convirtió en objeto de tratamiento por parte de la psiquiatría (Castrillón, 2011). El advenimiento de la industria psicofarmacológica representa un encarcelamiento al estado mental desequi-


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librado y salido de la raya, ya que, por medio del fármaco, se busca que, en un determinado tiempo, sus efectos puedan generar una afonía. De este modo, la condición de la persona que tiene algún padecer psíquico se convierte en una imagen reposada en la paradoja, pues si bien es un extraño, en el sentido de la diferencia trazada entre su realidad y la realidad exterior; desde su posición hace lidiar con el peso de saberse parte de la misma sociedad que lo rechaza. Por otro lado, es claro que en los últimos años, el nuevo mercado global de salud mental ha estado sostenido por la exorbitante manera en que la psicofarmacología se ha instaurado como “tratamiento” para la cura de la locura: “Dádivas y regalos a médicos para que formulen drogas, cuestionados en E. U.; en Colombia son la norma (El Tiempo, 2008, julio 16), Farmacéuticas influyen en decisiones de OMS, dice colombiano que trabajó en programa de medicamentos (El Tiempo, 2010, septiembre 4)” (Ospina, 2011, p.243) ¿No es acaso muy diciente lo que nos dice María Angélica Ospina (2011) sobre que ¡la industria psicofarmacológica se sitúa como la tercera industria más rentable a escala mundial!? No asombra tanto si anclamos esta lógica a la perspectiva usuario-consumidor(a) de bienes y servicios, característica del capitalismo, específicamente del mercado, en este caso farmacológico, como imperio de las soluciones farmacológicas a problemas psicosociales: Las psicofarmacéuticas son un gran negocio

y están en el centro de la globalización de la psiquiatría. [Los medicamentos] son importantes mercancías, ampliamente consumidas, por lo cual generan beneficios astronómicos para las corporaciones multinacionales. Este

consumo es promovido por un activo mercadeo, estimulado por los cambios en la cultura popular que promueven el uso de medicamentos para manejar tanto trastornos psiquiátricos como formas más moderadas de angustia. (Kirmayer y Raikhel, 2009, pp. 5-6, citados por Ospina, 2011, p. 268)

En este punto se hace clave seguir al pensador alemán Norbert Lechner (1996), cuando expone el rol central que ejerce el mercado en la vida social de los individuos debido al declive de la política democrática. Sin embargo, vemos cómo en la vida en sociedad perviven instituciones y procedimientos de regulación, pues el buen funcionamiento de una economía capitalista requiere de la creación (política) de instituciones, las cuales en este caso se evidencia con la permanencia de los hospitales psiquiátricos como entes de regulación y control.

Entre los colifatos y el Estado ¿un zipizape? Tomaré como punto de partida lo postulado por el politólogo Ulrich Brand (2002) cuando comenta que muchas de las luchas y resistencias brotan desde las sociedades y no tan solo desde el Estado como única instancia capaz de dar cierta continuidad a las nuevas relaciones de fuerza. Este planteamiento será muy útil para comprender el proceso que dio origen a la creación de la radio La Colifata al margen de lo legalmente establecido y estipulado como cura del padecimiento psíquico, incluso como oposición a ello, ya que nos abre un espectro de análisis respecto a las relaciones de tensión que surgen entre lo estatal y los diferentes actores que conforman la sociedad. 29


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Para desarrollar lo planteado, será preciso recurrir a Suaza y Martínez (2016) cuando retoman la idea de que el campo estatal es un constante terreno de fuerzas y tensiones que se “disputan, negocian y transan los proyectos de los agentes estatales con sectores sociales” (p.68), los demás actores, lejos de representar un obstáculo permiten comprender que, aunque las instituciones psiquiátricas mantienen una hegemonía —al ser instituciones formalmente constituidas y dotadas de garantías legítimas y legales para desplegar sus funciones, de acuerdo con leyes de salud mental, manuales de enfermedades y otra serie de dispositivos— existen actores que al igual, hacen uso de su autonomía para ejercer prácticas desde otros móviles que no se rigen por lo formalmente instituido, para sopesar desde otros lugares, el problema que pareciera reducirse a lo institucional. Es por esto que los actores de la Radio La Colifata proponen un “tratamiento” que le haga contrapeso a lo ineficiente —en términos de comprensión profunda del fenómeno— que resulta ser, en la mayoría de los casos, las soluciones brindadas desde la estatalidad y así cambiar las prácticas que, desde el plano de la cotidianidad, no necesariamente se corresponde con lo legalmente instituido. Igualmente, también es visto el caso en que muchas de las prácticas estatales son imitadas por actores diferentes a él, evidenciando que el campo estatal, es, además, un campo de lucha (Suaza y Martínez, 2016). Para ahondar en esta idea, traeré a manera de ejemplo, el caso de la simulación a una de las votaciones para la presidencia que se estaba dando en Argentina a inicios del presente siglo, elecciones que ganó el ex-presidente Néstor Kirchner. Los colifatos querían hacer uso del voto, pero mientras estuviesen internados en el hospital no podían. De este modo, se llevaron unas votaciones al interior del Borda, las cuales, sin ninguna validez legal, tan solo desde la acción legítima de hacerlo, realizaron el ritual electoral como manera de sentirse parte de las lógicas democráticas que refuerzan la idea de ciudadanía. Así lo afirma un colifato: S e reconoció que los que estamos adentro de un neuropsiquiátrico o afuera

de un neuropsiquiátrico, somos personas. Y creo que se reivindicó eso, que somos personas que tenemos derechos [...] Como en este caso, algo simbólico, hemos ejercido el derecho al voto, eso es algo que podemos dar a enseñar a la gente que nos ve desde la otra parte del muro [...] La conclusión es clara, se vota igual adentro y afuera del Borda, lo que quiere decir que afuera votan de una manera medio loca, o que los pacientes del Borda están en condición de votar [...] (PROMO Film, 2003).

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Frente a esto, es fundamental recuperar lo expuesto por Marc Abéles (2011) cuando plantea lo esencial de que la antropología política se percate de que las prácticas y las expresiones de las gramáticas del poder tienen consigo una imbricación entre el poder, el ritual y los símbolos. En este sentido, el ejemplo de las votaciones al interior del neuropsiquiátrico, son una forma de traer a la luz aquellos “lugares de lo político”, los cuales van más allá de las instancias formales de poder. Asimismo, este hecho nos permite reconocer la pugna entre cómo los actores no estatales y el Estado mismo son una constante que no necesariamente significa la anulación de una de las posiciones con respecto a la otra, incluso es notable que pueden verse imbricadas. Radio La Colifata se convierte, en un actor fundamental para la transformación de la concepción que se tiene con las personas que padecen algún malestar del orden de lo psíquico, podríamos decir incluso “simbólico”, y como esta condición puede ser un motor de reivindicación a l fenómeno mismo conocido como locura.

Consideraciones finales La comprensión frente a la idea de locura que recae en vidas singularizadas, no debe analizarse netamente desde un terreno de la individualidad, por el contrario, es necesario reconocer que detrás de este fenómeno hay múltiples actores inmiscuidos que toman partido de acuerdo con la posición que tengan. Durante años, la psiquiatría —reguladora bajo la legalidad y legitimidad del saber— quien ha ejercido un rol basado en relaciones de poder asimétricas

entre los “enfermos mentales” y quienes tratan de encaminar el fenómeno a la normalización social. Por esto, es menester que otras miradas traigan nuevas posturas a la comprensión de la locura, y que a su vez puedan aportar una visión más holística. La antropología política resulta ser fundamental para comprender que la institucionalidad psiquiátrica está estrechamente vinculada con una la lógica capitalista y profundamente mercantilista, en donde la psicofarmacología resulta ser un negocio bastante rentable en términos capitalistas. Además, es fundamental resaltar que, así como la psiquiatría, materializada en el hospital mental, es un actor fundamental en el tratamiento para la cura del padecer psíquico, hay otros actores que también toman agencia en brindar soluciones alternativas a lo netamente institucional. La Colifata da cuenta de que, a través de iniciativas propias, surgidas de las resistencias y las luchas de los ciudadanos, se pone en disputa un terreno en que hegemónicamente está constituido un solo actor en el ejercicio de poder. Con esto quiero decir que, aunque existan leyes estatales para el tratamiento de enfermedades mentales, manuales de diagnósticos, instituciones que velan por tratar esta situación, también existen actores que, al margen de lo formalmente instituido, entran a ejercer mediante prácticas de la cotidianidad un contrapeso. De igual manera, es claro que no siempre las acciones que se encuentran “fuera de lo normalmente establecido” representan una pugna directa entre los múltiples actores en el plano del campo estatal. Es posible también, como nos dejaron ver los profesores Suaza y 31


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Martínez (2016) que, muchas de las maneras en que el Estado capitalista actual se conserva mediante los diferentes tipos de gobiernos de representación, es decir, en el ejercicio electoral, también es visto en el hospital mental como una forma en que los colifatos se sienten parte de la sociedad. De igual importancia, se reconoce la crítica y el contrapeso que hace la radio —como tratamiento a la locura— a la psiquiatría tradicional, la cual a través de la industria psicofarmacológica ha buscado tratar, desde una lógica de la verticalidad y la imposición, la condición de locura, obviando la esencia que pervive detrás de cada etiqueta que sitúa a un ser humano como “enfermo de la mente”, de ahí que reduzca el ser a su condición psicopatológica, dejando de lado la complejidad que hay en la totalidad de cada persona. Finalmente, decimos que debe haber una lucha por la “desmanicomialización del mundo”, como lo dice Barukel (2013), y la manera en que histórica y culturalmente se ha concebido el fenómeno de la locura. Con esto, el plano de lo estatal deberá ser escenario de la disputa por el sentido de la vida, aunque nunca deba reducirse a él únicamente. “La posibilidad de desmanicomializar se ubica en el punto que combina la responsabilidad estatal en la tarea y la presencia protagónica de nuevos actores con capacidad de incidencia para pensar una serie de políticas que transformen […]” (Barukel, 2013, p. 72a) los roles de la institucionalidad en actividad práctica más acorde con la realidad de la sociedad.

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La mano del pueblo (2019) Bogotรก. begi valentina rojas duarte


INFLUENCIA DE LA PUBLICIDAD EN LA IMAGEN FEMENINA: ¿EJEMPLO A SEGUIR O DETERMINANTE SOCIAL?

Carla Contreras Cubillos estudiante de antropología universidad austral de chile cisabel.cubillos@gmail.com


Resumen

Palabras clave:

Publicidad, estereotipos, imagen femenina, invisibilización de los cuerpos.

En el presente artículo sometemos a reflexión el uso de la publicidad como herramienta que fomenta la creación de nuevos ideales masculinos y femeninos; sin embargo, el análisis se enfocará en la imagen de la mujer debido a que esta herramienta las invita e incentiva a eliminar, detestar e invisibilizar ciertos elementos de sus cuerpos, lo que lleva a la mujer a probar constantemente nuevas maneras de eliminar las imperfecciones que promueve la publicidad para parecerse cada vez más al estereotipo; al pasar el tiempo se convierte en una problemática para la mujer por no alcanzar los ideales anatómicos y estéticos propuestos.


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Introducción

E

l proceso de autoreconocimiento y valoración propia cada vez se ve más interrumpida debido a que “vivimos en un mundo donde nos bombardean constantemente imágenes de cuerpos, de rostros bellos que nos seducen, que nos excitan, que nos inducen a comprar o nos muestran cánones inalcanzables de belleza tan perfectos como artificiales” (Zamora, 2013, p.309); al decidir tomarlos en cuenta, logran cosificar el cuerpo convirtiéndolo en un objeto que debe ser alterado de alguna forma posible. No obstante, las perspectivas sobre el ideal femenino han cambiado históricamente “por la influencia mutua entre factores socioculturales, el contenido del ideal del yo y las instituciones sociales” (Blos 1979 Cit. en Larraini, Arrieta, Orellana y Zegers, 2013, p.29). Hay que tener en cuenta que “ la imagen corporal es un constructo multifacético e incluye más que peso y forma. Alude a percepciones y actitudes en relación al propio cuerpo e incorpora pensamientos, creencias, sentimientos y comportamientos; se forma tempranamente” (Larrainet al., 2013, p.30), desde edad temprana la mujer es consciente de que la imagen que proyecta tendrá relación a cómo será tratada socialmente. El antecedente principal del tema recae en la primicia de que “en la actualidad, la atribución en torno a la figura femenina estaría validada solo desde una mirada esteticista, hedonista, lo que ha redundado en un verdadero culto al cuerpo” (Montenegro, Ornstein y Tapia, 2006, p.167), es decir, la imagen femenina ha pasado 38

por diferentes periodos determinantes para su formación pero actualmente el ideal de mujer recae principalmente en el cuerpo que posee y los medios de comunicación en conjunto con la publicidad han logrado calificar los ideales “dicotómicamente de aceptable o inaceptable: lo gordo/lo flaco, lo bello/lo feo, lo que está a la moda y lo obsoleto, lo adecuado y lo impropio, lo femenino y lo masculino, etc., y esto va incidiendo frecuentemente en la autoestima” (Behar, 2010, p.322) y en la forma de verse a sí mismo desde el otro. Entonces habría que preguntarse ¿a qué se debe que la mujer decida acatar esos estereotipos en contra de su propio cuerpo?, ¿corresponde a procesos determinados, relacionados a la invasión de ideologías externas? y ¿cómo la publicidad de un producto puede lograr la desacreditación de los cuerpos femeninos? La publicidad creada a finales del siglo XIX que fue producto de la segunda revolución industrial, es definida por O´Guinn, Allen y Semenik (1999) como “un esfuerzo pagado, trasmitido por medios masivos de información con objeto de persuadir” (p.6). Esta herramienta publicitaria ha encontrado, en los medios de comunicación y en las redes sociales, no solo una forma de abarcar más público a quien convencer sino que también ha logrado presentar nuevos ideales masculinos y femeninos por alcanzar; de esta manera, ha interrumpido o alterado procesos como el de la construcción de la imagen propia que tiene como elemento importante la autopercepción, esta entendida “como el proceso por medio del cual la sujeto se constituye a sí misma como mujer, incluyendo una serie de factores que condicionan


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su comportamiento, como pueden ser el ámbito familiar, la relación social, las experiencias de vida individuales” (Pech y Romeo 2006 Cit. en Piñón y Cerón 2007, p.122), todos estos elementos están envueltos en un discurso que promueve el culto a un cuerpo específico. En un análisis más detallado, se encontró que para la medicina griega el concepto de cor por a li da d consistía en “ íntima conexión entre ‘la belleza y la bondad’. Su objetivo era hacer que los hombres fueran bellos y buenos, y no era posible conseguir un fin sin el otro debido al convencimientos de que el cuerpo era el espejo del alma” (Montenegro, Ornstein y Tapia, 2006, p.167); no obstante, en algún momento la sociedad decidió que la belleza era la idea imperante en un mundo de estereotipos subjetivos. El discurso social sobre la imagen soñada es tan potente que el escrutinio entre unos a otros es constante con el afán de encontrar pequeños defectos en el otro para lograr considerarse ganador en una carrera superficial. Son sin duda estos discursos, potenciados por medio de la publicidad, los que orillan al grupo femenino a imponerse metas de cambio en su imagen. Existen determinados países considerados como “cunas de la moda” quienes deciden aún que imagen quieren proyectar en su publicidad: mujeres altas, delgadas y retocadas; puede que sean el tipo de mujer que existen en esas partes del mundo lo que hace más difícil alcanzar esos estereotipos debido a que no se comparte la misma carga “favorecedoramente” genética. Actualmente, y a razón de que se han generado diversos trastornos alimenticios (Behard, 2010) con el afán de conseguir la imagen perfecta,

algunas marcas han buscado modelos alternativas (como las modelos plus size o de talla grande) para demostrar que no hay cánones de belleza determinados y que existe una gama de diversos cuerpos. Se trata de celebrar la diversidad de mujeres, bellezas, estilos y cuerpos, pero es un trabajo difícil; como ya se ha mencionado en este ensayo, la principal causa de que las mujeres no se sientan conformes con sus cuerpos es debido a que están rodeadas de una propaganda idealista, pero esta no tendría efecto si se lograra enseñar desde pequeños, como los griegos, que la belleza debe ir en conjunto con buenas costumbres pues lo importante es lo interior; sé que suena a frase motivacional e idealista en un mundo superficial, pero ¿a qué más se puede añorar?

Influencias Ideológicas externas que nos invaden El seguimiento inexplicable de la mujer hacia los estándares promocionados por la publicidad se pueden analizar desde el discurso y las relaciones de poder porque estas relaciones múltiples “[…] atraviesan, caracterizan, constituyen el cuerpo social; y estas relaciones de poder no pueden disociarse, ni establecerse, ni funcionar sin una producción, una acumulación, una circulación, un funcionamiento del discurso” (Foucault, 1979, pp.139-140), el poder es el que posee la verdad y ese es el discurso que uno escucha y asimila. Si aterrizamos la cita anterior, se puede afirmar que el poder lo tiene los medios de comunicación que son producto del sistema capitalista imperante en el mundo, el cual 39


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promueve ideales que son interiorizados y anhelados por otros países por medio del proceso de globalización con el cual resultó un mestizaje cultural, como explica Montoya (2012), un concepto que tiene como propuesta un razonamiento a partir de que “[…] abogar por el mestizaje y tratar de convencer u obligar a los indios para que dejen de ser tales, parecía una receta aparentemente progresista.” (p.73). Si se analiza esa frase desde una perspectiva actual, se puede inferir que los ideales presentados en la publicidad son diseñados y potenciados en países europeos y en Estados Unidos ya que estos, además de ser considerados como los del primer mundo y encargados de perpetuar el sistema capitalista, son los países que generan las vanguardias de moda imperantes y en donde se realizan los desfiles de moda más influyentes con los estándares corporales más estrictos. Por otra parte, el concepto de aculturación se asocia a estas influencias desde la perspectiva en que “las poblaciones tradicionales no desempeñan sino un papel de víctimas pasivas, incapaces de oponer estrategia alguna a la homogeneidad occidental” (Lienhard, 2012, p.36) lo que explicaría el hecho de que al momento en que la sociedad se ve envuelta de estas imágenes ideales, que los bombardean como realidades necesarias, la persona opta por alcanzar este ideal en conjunto con todos los “beneficios” y promesas que promueven los medios de comunicación. Si hubiera que escoger la causa de tal influencia extranjera en otros países, especialmente la norteamericana en América Latina, hay que retroceder hasta llegar a las dictaduras fascistas las cuales ayudaron al modelo neoliberal a 40

fomentar el consumo, como lo desarrolla Maira (1995) en su texto Las nuevas dictaduras militares en América Latina, la ayuda internacional estará mediatizada por Estados Unidos (en ese momento estando en latente conflicto por la Guerra Fría) por lo tanto, la cultura nor tea merica na golpea con f uerza en el territorio latinoamericano, tanto físicamente como en la mentalidad, cambiando el modo en que se concibe el mundo a partir de esta cultura imperialista, porque desde la experiencia latinoamericana entre los años 60 y 70: E s que la comprensión de los fenómenos políticos internos de cada país sólo puede ser lograda a partir de la correlación de éstos con los factores internacionales y, en particular con los proyectos y proposiciones formuladas por el gobierno y las grandes corporaciones de Estados Unidos en el contexto de afianzar o racionalizar la dominación de los países del área. (Maira, 1995, p.155) Una dominación que influye en las distintas aristas del Estado, un poder que se resume al control de la política, la economía y las ideologías. Touraine (1987) menciona que “ la orientación ‘ hacia afuera’ de la economía es favorable a la desarticulación de la actividad económica en relación con la organización social” (p.127), lo que genera una desarticulación entre ideologías, por lo que diversos intelectuales abanderados con distintas causas comienzan a alzar sus voces con el objetivo de producir simbolismos pero a partir de una “extrema autonomía cultural” (Touraine, 1987, p.127) lo que significa en distintos discursos sociales que no logran alcanzar su objetivo en sistemas políticos-económicos que invisibilizan la realidad por medio de herramientas, como la publicidad.


< Carla Contreras Cubillos >

Publicidad en el discurso Hasta el momento, se ha presentado la publicidad como una mera herramienta que utiliza el sistema neoliberal para infundir -discretamente- el deseo de inconformidad que lleva a aceptar lo que presentan los medios como una realidad utópica, idea que se debe terminar y ver el entorno y a uno mismo por lo que es y no por lo que quieren que uno sea, pero ¿qué se hace para cambiar el control publicitario sobre la imagen corporal? o ¿esa es la pregunta equivocada? Aplicando los preceptos de autoridad de Gluckman(1955) quien se basó en la realidad de los Zúlues (grupo étnico africano) para lograr distinguir la rebelión de la revolución, se podría explicar que, si bien se puede cambiar el modelo publicitario [rebelión], no se está cuestionando el hecho que la publicidad en sí está equivocada [revolución] porque en ese caso solo se estaría problematizando el hecho pues se le está colocando el acento en las mujeres, pero no se abordaría el tema de que la publicidad en sí es el problema, es decir, se pueden ajustar los modelos publicitarios acercándolos a las categorías de género en las que se respetase y celebra la diversidad de cuerpos en todas sus formas, tallas y tamaños pero, al fin y al cabo, sigue siendo publicidad. En palabras del autor, se diría que: C uando los subordinados se vuelven contra un dirigente, solamente quieren volverse contra su personalidad, sin necesariamente tener que rebelarse con la autoridad de la función que él desempeña […] Lejos de destruir el orden social establecido, trabajan en forma tal que incluso dan apoyo a este orden. Las revueltas dan solución a los

conflictos creados por la fragilidad de la autoridad. También dan solución a ciertos otros conflictos que surgen en otras partes del sistema político. (Gluckman, 1955, p.58)

Si bien puede leerse algo calcado, es algo que puede aplicarse si caracterizamos la publicidad como un ente de autoridad, de esta forma la publicidad actúa conforme a los intereses económicos y políticos que están detrás y que se pueden observar fácilmente por ejemplo en sus afiches, comerciales, entre otros medios. Por lo tanto, si bien se crítica el hecho del contenido sexista, hipersexualizado del cuerpo, como diría GuyDebord (1967) es una sociedad que consume imágenes, es decir, puedes pretender transformar el contenido, pero va a seguir siendo publicidad que emanará la necesidad de consumo y seguirá controlando la forma percibirse. Entonces, teniendo claro que el problema no es como la publicidad muestra a la mujer, sino que la publicidad en sí es el problema por presentar ideales de vida, ¿por qué se sigue utilizando?; el discurso oculto y público se sigue aceptando (y esperando) porque como menciona Scott (1990) “el discurso público no lo explica todo. Para comenzar, el discurso público es una guía indiferente de la opinión de los dominados” (p.26), es decir, estos discursos públicos (como la publicidad y propaganda) no muestran todas sus intenciones y solo proyectan lo que los oyentes dominados quieren escuchar, a pesar de que los dominadores no siempre tienen manera de saber lo que cada persona piensa, así que, generalizan mostrando grandes escenas prometedoras; sin embargo: 41


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El dominador nunca controla totalmente la escena, pero normalmente logra imponer sus deseos. A corto plazo, al subordinado le conviene actuar de una manera más o menos verosímil, usando los parlamentos y haciendo los gestes que, él sabe, se espera que haga. […] En términos ideológicos, el discurso público va casi siempre, gracias a su tendencia acomodaticia, a ofrecer pruebas convincentes de la hegemonía de los valores dominantes, de la hegemonía del discurso dominante. Los efectos de las relaciones de poder se manifiestan con mayor claridad precisamente en este ámbito público; por ello, lo más probable es que cualquier análisis basado exclusivamente en el discurso público llegue a la conclusión de que los grupos subordinados aceptan los términos de su subordinación y de que participan voluntariamente, y hasta con entusiasmo, en esa subordinación. (Scott, 1990, p.27) De esta forma, se puede prever cómo actúa la publicidad, el bombardeo constante de esta en todas sus formas posibles; aunque, en un principio se puede tener una actitud bastante contraria a lo que se está manifestando en contra de nuestros principios, la publicidad seguirá forzando de alguna u otra forma, hasta llegar a la aceptación de las personas y persuadirlas una y otra vez. La idea de un “discurso oculto” planteado por Scott, manifiesta que las personas en momentos dan la espalda a estos escenarios planeados para demostrar su inconformidad, dejando de lado su parte pasiva para dar cuenta de su enojo, pero este solo queda en palabras vacías que se las lleva el viento; reclaman y esperan por un cambio, pero se quedan esperando esa transformación social sin hacer algún cambio radical en sus vidas, otorgándole más poder a los poderosos para generar cada vez nuevos discursos que vuelven a envolver con sus promesas. 42

Conclusiones Puede que se estuviera analizando el problema desde una perspectiva errada, aludiendo a que la publicidad es la causante de la inconformidad de los cuerpos femeninos; tal vez el tema central sea que los discursos públicos, con sus significados ocultos, siguen imponiendo modos de vida que favorecen ciertos sistemas económicos y que responden a ideales políticos de quienes gobiernan indiferentes de las contadas opciones entre las que deben elegir su pueblo. Para cambiar la realidad imperante que obliga a seguir estereotipos de vestuario (porque las grandes tiendas de ropa generan altas ganancias), estilos de vida (cada vez más se instalan más gimnasios, se crean más máquinas de ejercicios...) y formas de criticar y menospreciar al que decide ir en contra esta corriente; se deben de dejar de lado los discursos ocultos (Scott, 1990) y hay que hacerse cargo de las ideas que uno genera, hay que ser consecuentes entre lo que se dice y lo que hace. La publicidad dice que toda mujer es hermosa pero contratan a cierto tipo de mujer que cumpla con las exigencias estéticas; eso no es ser consecuente, por algo se planteó que los discursos públicos no muestran sus verdaderas intenciones. Invisibilizar los cuerpos no es la solución. Pensar que solo las mujeres se ven afectadas por esta violenta influencia también es un enfoque equivocado. No existe el secreto para cambiar el mundo, pero se debe empezar por algo. Primero, volver a ser un poco como los griegos, a mirar más allá de lo físico, todo se puede alcanzar una perfección si tiene claro que no es


< Carla Contreras Cubillos >

poseedor de una proporción aurea. Segundo, uno le entrega el poder al otro para que este termine de aplastarte como a un insecto en un mundo de gigantes; hay que ser astutos, quitar importancia al resto que critica y que no está satisfecho con la imagen que como individuo se quiere potenciar. Y tercero, la publicidad hay que considerarla como un discurso que se puede ignorar o modificar para que se acople a la vida de uno, y no al revés, ultrajando cuerpos y creencias para poder ser parte de esa idea que quieren imponer; no es un determinante social que obliga a ser algo, puede ser un ejemplo que seguir pero siendo consciente del límite al que se quiere llegar al copiar. Sonará muy cliché, pero la vida es muy corta para estar dominados en todos los ámbitos posibles por lo que hay que empezar a revelarse y qué mejor manera que decidir cómo y qué quiero hacer con mi persona.

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referencias Behar, R. (2010). La construcción cultural del cuerpo: El paradigma de los trastornos de la conducta alimentaria. Revista chilena de neuro-psiquiatría, 48(4), 319-334. Debord, G. (1967). La sociedad del espectáculo. Paris: Buchet Chastel Foucault, M. (1979). Microfísica del poder. Madrid: Ediciones de La Piqueta. Gluckman, M. (1955). Costumbre y conflicto en África. Lima: Fondo Editorial UCH. Larrain, M., Arrieta, M., Orellana, Y., y Zegers, B. (2013). Impacto de Imágenes Femeninas Presentadas por los Medios de Comunicación en Adolescentes Mujeres de la Región Metropolitana de Santiago de Chile. Psykhe (Santiago), 22(1), 29-41 41 Lienhard, M. (2012). José María Arguedas: una mirada antropológica. Obra antropológica de José María Arguedas, 25-60. Maira, L. (1995).Las nuevas dictaduras militares

en América Latina. En R. Marini y M. Millán (Coords.) La Teoría Social Latinoamericana, Antología de Textos Escogidos III (pp. 123134). México: CELA/FCPyS/UNAM Montenegro, M., Ornstein, C. y Tapia, P. (2006). Cuerpo y corporalidad desde el vivenciar femenino. Acta bioethica, 12(2), 165-168.

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Montoya, R. (2012). Aproximaciones a la obra antropológica de José María Arguedas, en José María Arguedas: Obra antropológica. Comisión Centenario del natalicio de José María Arguedas, 1, 61-100. O’Guinn, T., Allen, C. y Semenik, R . (1999). Publicidad. México: Thomson Editores. Piñón, M., y Cerón, C. (2007). Ámbitos sociales de representación del cuerpo femenino: El caso de las jóvenes estudiantes universitarias de la Ciudad de México. Última década, 15(27), 119-139. Scott, J. (1990). Los dominados y el arte de la resistencia. Discursos ocultos. México: Ediciones Era. Touraine. A. (1987). Actores sociales y sistemas políticos en América Latina. Santiago de Chile: PREALC. Zamora, M. (2013). La mujer ante el espejo: estudios corporales. Madrid: Abada.


begi valentina rojas duarte

Hecho en Colombia (2018)


MUERTE INCONSCIENTE

estudiante de antropología universidad nacional de colombia kdmicanr@unal.edu.co

Karen Micán Ruiz

(BASADO EN UNA EXPERIENCIA DE LIBERACIÓN CATÓLICA E HISTORIAS CONTADAS ALREDEDOR DE ESTE HECHO)


Resumen

Palabras Clave: Vida, muerte, liberación, experiencia, catolicismo.

Existen alrededor del mundo diferentes formas de inquirir por aquello que transita entre la vida y la muerte, la muerte en vida y la vida de la muerte. Es entonces cuando en la búsqueda de respuestas por estas cuestiones, las vivencias de cada individuo en relación con lo sagrado emergen para otorgarle a cada quien un determinado sentido a sus actos. Corresponde en este caso, apreciar la experiencia de liberación de un hombre en el catolicismo1.

1 1 Comité Editorial La Múcura Revista

Introducción ¿Qué es la muerte? Siempre consideré que el hecho de morir estaba ligado a la inactividad cerebral y cardiovascular, que, si el corazón no latía ni el cerebro construía, absolutamente todo estaba perdido. Aquello que llaman “el último respiro”. Sin embargo, yo solo veía la forma exterior de un mundo increíble, me centraba en el hecho material y mundano de morir. Bien se ha dicho que la muerte es una construcción cultural, bajo un consenso, una unidad irrompible que, ni

con toda la fuerza que tenga una persona, puede quebrantarse. Mas, ¿no somos todos, particularmente, diferentes? Aún dentro de un consenso, que ha sido aceptado en numerosos lugares a nivel mundial, existe una enorme diversidad de consideraciones y formas de vivir la vida y la muerte, la vida de la muerte y la muerte en vida. Fui educado por una familia creyente. Puedo recitar a la perfección cada oración en el momento adecuado, decir cuáles son los siete pecados capitales, así como las virtudes que han de cultivarse para derrotarlos. Sentarme,


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pararme, postrarme. Sin embargo, mi madre siempre reclamó en mí una falta de sentimiento, emoción e interiorización. ¡La palabra, la palabra tiene poder! Y mis acciones, adecuadas y sin agresión a otros, no eran razón válida para impedirme una vida en gracia y salvación. Sin embargo, fui un hombre de frontera que logró estar en dos mundos aparentemente opuestos: la vida y la muerte. Este es el relato del día en el que confirmé la necesidad de traspasar la frontera y ocupar un único lugar. Siempre me ha gustado la contradicción, la libertad, el lado izquierdo. Mi mundo es un mundo predeterminado. Todo a mi alrededor parece tener explicación, una explicación que conglomera a una multitud de personas un día a la semana, todas las semanas del mes, a lo largo del año. A mi alrededor hay emoción, llanto y arrepentimiento. Siempre es así, lo he observado y analizado detalladamente cada vez que vengo. No tengo la misma sensación que la mayoría a mi alrededor, el carisma que conglomera no logra llenar mi interior. ¿Acaso no son estas reuniones lo que ha de realizarse cuando las puertas del mundo se cierren, cuando mis futuros descendientes requieran de mi sabiduría para guiar sus pasos? Esto no es lo que un joven debería hacer, aún hay tiempo que debo seguir cosechando hasta el día de la rendición de cuentas. Aunque, aquí estoy, y ahora debo cerrar mis ojos, sentarme derecho y esperar. A mi lado izquierdo hay una mujer vestida de blanco, su cabellera larga, de forma ondulada, permanece inmóvil, mientras ella, cabizbaja y ensimismada, medita postrada, siempre hacia el frente. La famosa cartilla está en sus manos a la 48

espera de ser leída y sentida, pero ahora, ella solo analiza, susurra y suspira. Como ella, hay un gran número de personas, puedo escuchar el susurrar de sus labios mientras dialogan para sí. Desde aquel suceso, aquel que tengo prohibido nombrar, mis rodillas no se han vuelto a postrar, mi vida ha cambiado. Amo la libertad. Siempre se siente cierta comodidad y una total emoción el dejarse llevar por el carisma de aquellos que están afuera, quienes regalan cada salida y puesta del sol a vivir sin pensar en un mañana. La idea de libertad puede justificar cualquier acto. Al fin y al cabo, el día ha de llegar para todos y lo importante en este momento es vivir, dejar huella y desaparecer eternamente. A sí, el mu ndo ex ter no e s at rac t ivo y misterioso. Recuerdo aquella chica que vi días atrás en la acera que daba a la plaza principal. Iba acompañada de un hombre, alto y corpulento (únicas características en las que fijé mi mirada). En cambio, ella era una mujer delgada, de tez morena, con un hermoso vestido de seda que la cubría hasta la mitad de sus muslos. Sus ojos, de un verde radiante, disparaban una mirada profunda y atenta, mientras que en cada una de sus mejillas se formaba un hueco tierno al momento de sonreír. Su espalda, totalmente erguida, como símbolo perfecto de la evolución, daba cuenta de su total elegancia y presencia, de su carisma y su ternura. Ella fue vida en ese minuto de observación. ¿Dónde estará?, ¿seguirás llevando su luz por las aceras? o ¿estará opacada solo en la presencia de aquel hombre corpulento? ¡Cuánto desearía poder estar con aquella mujer, preciosa y esbelta, acariciarla y sentir su presencia en mí!


< Karen Micán Ruiz >

¡DESPIERTA, Arturo! Despierta. Estás en lugar Sagrado y las cosas mundanas deben quedar más allá de las puertas y rejas que nos rodean. Agacha tu cabeza y cierra tus ojos. Debo concentrar mi atención en el lugar donde estoy. Escucha, observa. Hay una fila de aquellas personas que desean hacer de sus susurros palabras concretas al oído de alguien más. Veo que algunos de ellos van llorando, con angustia y ansias, mientras otros reflejan tranquilidad y firmeza. La diestra del mediador descansa en el hombro y la cabeza de algunos de ellos, al tiempo que sus sombras escapan, y, por medio de un suspiro profundo, el pecho y todo el cuerpo sienten total descanso, y les permite mostrar una sonrisa de satisfacción a algunos, o de rostro neutro, pero seguro, a otros. Recuerdo la primera y única vez que desgarré mis sombras. Mi madre decía que era necesario para estar en plenitud y unidad con Él. Sentí entrar en una selva, inquieto por saber qué iba a encontrar en ese nuevo mundo. En principio, con ayuda de todos los diálogos que escuchaba cada semana, preparé mis pensamientos para encontrar lo más salvaje que había en mi interior. Todo parecía tinieblas, oscuridad y culpa. Había numerosos recuerdos, pero todos eran opacados por la oscuridad, la maldad y el carisma negativo. Tuve miedo y la reflexión me hizo expulsar de mí todos aquellos momentos que creí ya habían muerto. Debía recuperar mi vida porque, sin pensarlo, la estaba desperdiciando. La muerte me iba a atrapar a pesar de que yo siguiera respirando. Aquella meditación no volvió a pasar por mi mente, ¿cómo andará la selva que abandoné hace tanto tiempo? Si todo a mi alrededor se siente

tan bien, tan plácido, tan perfecto, no veo la necesidad de volver a entrar. No hay necesidad de mirar hacia adentro cuando tengo una apariencia impecable, una inteligencia envidiable y un carácter que da cuenta de quién realmente soy y a donde voy. Tengo una selva domesticada, porque así lo merezco. Ahora, la fila se ha roto, y todo se torna en silencio. Cada persona está en su lugar, mirando hacia el frente a la espera del saludo inicial. Hay quienes apenas llegan, otros que apenas se despiertan de su ref lexión, y otros más que volvieron después de una mirada perdida y un pensamiento mundano de su vida. Tres grandes grupos de personas, tres estados del alma, tres momentos de tránsito entre la vida y la muerte. Todos están aquí por algo: quieren creer o hacer creer. Esperan vivir o esperan lograr que otros vivan. El mediador, aquel que tiene el conocimiento de la técnica, cambia su atuendo y se localiza en un lugar desde el cual todos los participantes puedan verlo. Es él quien tiene la potestad y capacidad de mediar entre lo contaminante y lo común, dos mundos, podría decirse, complementarios. Él es tabú, es frontera, pero su propósito hoy, como cada semana, es dar cuenta de cuáles son estas contaminaciones y cómo nuestro acercamiento a ellas desde la vida terrenal puede quitarnos la vida –no en un sentido biológico- o hacer que esta se renueve, aún después de haber presenciado la muerte en vida. Es momento de concentrarse, prestar atención, escuchar y seguir indicaciones. El sacerdote llega con el Santísimo, aquel monumento al amor y la luz, aquel que nos identifica y nos guía, al que 49


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hay que acudir con intimidad, respeto y arrepentimiento. Hay un gran número de personas en pie, pero otras, con la presencia de esta figura en el altar, se postran, casi inconscientemente, bajo una fuerza que no les permite contradecir esta acción. Yo permanezco de pie, pero esa misma fuerza hace que baje mi cabeza, a pesar de no pensar en nada más. “¡Buenos días!”, dice él. “¡Buenos días, padre!”, responden todos. ¿Cómo se encuentran? ¡Bendecidos por el Señor! Veo en el rostro de todos los participantes un optimismo frente a la celebración, un carisma indiscutible y una expresión de benevolencia frente a cualquier hecho. El saludo, efusivo y coordinado, aparenta una unidad experimentada por todos los presentes; da cuenta de que todos han de ser partícipes de una misma intención. Así, desde sus lugares, sonríen y alzan sus manos en júbilo por la fuerza unánime que representan. El grito de bienvenida hace que gran parte de ellos levanten, de un salto, su mirada hacia el frente, atentos a cualquier indicación. Ahora, se da inicio al momento de interiorización y adoración donde la palabra y el sentimiento cobran vida, son protagonistas en la liberación de las mentes y los cuerpos. Se puede ver como unos continúan postrados, siguiendo un diálogo ensimismado; mientras otros, sentados, prestan atención y desvían su mirada en cortos lapsos de tiempo, para luego volver a recuperarla. De aquellos que deciden estar de pie, en los costados y la parte de atrás, unos agachan su mirada, opaca por los párpados caídos, mientras otros, con una “inexpresión” en 50

el rostro, miran fijamente al sacerdote. “¿Quiénes vienen por primera vez?, ¿quiénes por segunda vez? y ¿quiénes son los valientes que han venido más de tres veces?” Fueron los primeros cuestionamientos que se hicieron a la comunidad, al tiempo que los brazos se iban levantando como respuesta a las preguntas. Mi brazo fue expuesto como respuesta a la tercera pregunta. Me sentí orgulloso, fuerte y liberado. Era tal como habría de sentirme el día de hoy, tal como lo dijo cierta sección del periódico esta mañana. Todo queda en silencio y se recuerda el motivo que nos convoca. Se nos pide, de forma radical, que sean apagados los celulares, bajo la advertencia de ser expulsados del lugar al no seguir tal indicación. ¡Qué pantalla más desgastada y qué imagen más desactualizada! Ya han pasado dos meses y no he renovado este aparato. Son dos nuevos dispositivos los que se han lanzado desde ese momento. ¿Cómo conformarme con esto? Es cierto que he gastado ya mucho dinero en ello y mis deudas aumentan cada día, pero, la razón lo justifica. No es posible que un hombre de tan impecable presencia sea visto con tan arcaicos objetos. ¡Ese es! La chica de blanco lo tiene. ¿Cómo será posible esto? De seguro lo obtuvo por malos medios. La particularidad se trata, en ciertos casos, de encajar dentro de lo que los demás han construido y han usado. El miedo de ser expulsado del lugar –aunque cuánto desearía estar en un asiento más cómodo, con un entretenimiento más asombroso- hace que guarde, con rapidez, aquel objeto que con tanto desprecio observo. Centro mi mirada en aquel hombre que implora la presencia de


< Karen Micán Ruiz >

nuestro Padre, mientras la comunidad tiene que dar cuenta de sus sombras, sus faltas, y reconocer que por estas ha ido en contra de la vida, la luz, la plenitud, Dios. Las personas siguen en la misma posición, pero, por un momento, las palabras emitidas por micrófono empiezan a surgir efecto en sus acciones. Siempre he oído esas palabras, pero jamás han provocado tal efecto en mí. Las palabras más frecuentes son brujería, infierno, pecado, arrepentimiento, soberbia, maldad. Traducción: sombras y tinieblas. En efecto, siento la sensación que debió sentir aquel libre indígena que fue encontrado por conquistadores y misioneros. En su libertad, dentro de la selva, que era propiamente suya, era visto como si fuera la encarnación del mismísimo ángel del infierno. Era necesario evangelizarlo (quizás algo había de razón en ello), pero él era libre, y sus costumbres, aquellas por las que entregaba su vida, no justificaban un trato ni caracterización tan radical y despreciable. Sin embargo, henos aquí, cada uno habitado por un mundo salvaje, un corazón lleno de tinieblas. Uno a uno, son nombrados aquellos actos que llevan a la impureza del alma y el cuerpo, a la lejanía de la vida y la cercanía a la muerte (porque son la muerte misma). El licor, la promiscuidad, las drogas, la ira y la melancolía. ¿Cómo pueden tales actos llevar a la muerte, si son ellos mismos los que dan vida y emoción? ¡Silencio acá adentro!, estamos en un lugar sagrado. El mediador habla de “tú a tú” como si, dentro del recinto, solo estuvieran él y el oyente, con toda la corte del Reino Celestial como testigo. Son numerosas conversaciones de esta índole

donde cada uno, dentro de sus experiencias y mundos posibles, ref lexiona y trae a colación todo aquello que es atraído por las palabras del mediador. La palabra tiene poder, he dicho. Y empieza aquí la transformación, el reconocimiento de la muerte, de las tinieblas y de la desesperanza. Inicia un cuestionamiento eterno sobre lo que es la vida de la vida y como se atenta contra ella dándole cada vez más vida a la muerte. Y no es una mera transformación mental, sino física y conductual. Continúa. Siguen nombrándose los abismos del suicidio. Se siente en el ambiente un aire de culpabilidad, meditación y sollozo. El cuerpo, santuario del alma y presencia de lo divino, sagrado en sí mismo, es uno de los elementos más nombrados por el sacerdote. Y no estaría de más, porque: U no en cuerpo y alma, el hombre, por su

misma condición corporal, reúne en sí los elementos del mundo material, de tal modo que, por medio de él, éstos alcanzan su cima y elevan la voz para la libre alabanza del Creador. Por consiguiente, no es lícito al hombre despreciar la vida corporal, sino que, por el contrario, tiene que considerar su cuerpo bueno y digno de honra, ya que ha sido creado por Dios y que ha de resucitar en el último día. (GS 14,1). 1

Levanto mi mirada y, a la par que se van nombrando los atentados más comunes contra el cuerpo, se empiezan a escuchar llantos y suspiros. “¡Arrepiéntete, llora tu pecado, ora de rodillas!”. Presiento que, en su memoria, una multitud de recuerdos innombrables florecen de nuevo, queriendo ser liberados por la eternidad. “Ve, confiésate”. La pasión que algún día fue vida, 51


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llenó de emoción cada fibra del cuerpo y el alma de dos seres guiados por ella, hoy, se traduce en sollozo y culpa; una familia se ha roto y la intensa persecución no los deja respirar. La única salida visible en un momento de confusión, desesperación o, simplemente, deseo y avaricia, llevó a que una mujer compartiera su cuerpo con un hombre a cambio de dinero. Las fotografías que se vieron por primera vez de un cuerpo desconocido generaron tal emoción que fue inevitable un conocimiento del cuerpo propio, llegando a ser una obsesión y una acción constante en la vida de este personaje. El cuerpo que, por la fuerza, fue utilizado como objeto de placer, hoy solo deja suciedad y desprecio. ¿Es esto plenitud, es esto vida?, ¿por qué habría de ser muerte aquello que produjo reacciones bioquímicas placenteras y un momento de vida traducido en emoción? Claramente, la vida justifica la muerte y la muerte empieza a mostrarse como lo más corriente, lo que a diario, aunque visto con dolor por muchos, es mostrado con frialdad en la publicidad y la desinformación. La muerte como lo más profano que pueda existir, el pan del día a día ante nuestros ojos. La contaminación que llega a manchar la vida y la presencia individual dentro de un conglomerado de carisma y buena voluntad. Aquella contaminación negativa que no permite contaminarse de la sacralidad de la vida. Entre llantos, súplicas y alabanzas alrededor, levanto nuevamente mi mirada y veo como se ha reducido el número de personas que había permanecido de pie. Ahora, gran parte del conglomerado de personas se encuentra postrada, cabizbaja, humillada. Doy un vistazo 52

hacia cada rincón del lugar y veo también cómo la fila, que al principio había sido rota, ha vuelto a unificarse con una mayor cantidad de personas, ahora con más fervor y creencia. Aunque, el listado continúa y se llega a uno de los más grandes opositores de la Iglesia: la Brujería. ¡Cuánto se ha dicho de este conjunto de prácticas y supersticiones! Aun así, cuánto se hace en honor a ella. Siempre le he tenido cierto respeto a la vida de aquellos que ya no nos acompañan con su presencia en este mundo. Aquellas almas que, deambulando en un estado imperceptible a nuestros ojos mundanos, muestran una solidaridad con aquellos que aquí se han quedado. Tienen la capacidad de conceder favores, positivos o negativos, a cualquier persona que, por ellas, dedique palabras de adoración, veneración, oración. Sin embargo, no encuentro un hecho tangible que dé cuenta de ello, ¿cómo creer si no hay objetividad ni lógica en esto? Algo extraño empieza a suceder con la mujer de cabello ondulado (que ha perdido su inmovilidad). Su presencia, cabizbaja y sollozante, sufre una transformación drástica; la paz que pudo llegar a transmitir, se convierte en un profundo miedo e impresión. Gritos y risas desafiantes empiezan a invadir el lugar, al tiempo que ella, tratando de luchar contra la fuerza de su propio cuerpo, se retuerce en su lugar, casi golpeando y rasguñando todo lo que con mayor facilidad alcanza. Rápidamente, dos personas que han rondado por el lugar a lo largo de la celebración corren hacia ella, la agarran cada uno de un brazo y la acercan hasta el altar, en cercanía de aquel hombre que se encuentra en medio de dos mundos ahora evidentes.


< Karen Micán Ruiz >

Es un momento de tensión y una fuerte energía se siente en el ambiente. Empiezan a sonar cantos de júbilo y alabanza, mientras el sacerdote invoca aquella fuerza que puede quemar todo mal y proteger de todo peligro. Se invoca el fuego del Espíritu Santo, el cual, entre los cantos, las alabanzas y una voz cada vez más grave del sacerdote, puede entrar en aquel cuerpo contaminado, y limpiarlo de toda mancha e invasión. “¡Quema, quema!” son las palabras que, entre gritos y súplicas, se le escuchan decir a aquella mujer. Todos en el lugar alzan sus manos en alabanza, clamando la derrota del demonio. Es un momento de lucha, en el que siento que como la fuerza de la palabra tiene cada vez más poder. No es solo articulación, es objetivación de la subjetividad. La idea se vuelve concreta en medio de la disputa entre los grandes ruidos. Entre la esperanza y la desesperación. Entre lo divino y lo maligno. Entre la alegría y la súplica. Entre la vida y la muerte en su máxima expresión. El dolor de un alma quemada en vida, absorbida por sus propias acciones, su poca creencia y su enorme curiosidad. ¡Qué terrible vida ha de llevar aquella que vive entre las tinieblas, en medio de la muerte vivida! No puedo evitar postrarme ante el Santísimo. ¿Cuánto tiempo hemos de convivir con esta guerra interna que habita entre nosotros?, ¿habrá que esperar hasta que toda acción con la que niego la vida se conjugue en una sola unidad y tome tal fuerza que me lleve hasta la calcinación de mi espíritu? ¡Maldita selva llena de lujuria, pereza y avaricia! Aquí estoy ante ti para darte muerte, tú que tanto la inspiras, es hora de que pruebes su perdición, porque hoy he sentido la

presencia de la vida, del Paraíso, de Dios y su santo sacrificio, su sangre redentora por la que hoy me humillo; me entrego reconociendo la reconciliación, la eucaristía y el sacramento. Porque hoy la vida dio muerte a la muerte, y la mujer siente tranquilidad, armonía y Fe. “¡Hay victoria!”, es el nuevo himno de alabanza. Y heme aquí, producto de la contradicción que ahora me lleva a cruzar la frontera, a escoger la vida redimida por la muerte. Una dualidad casi perfecta que da cuenta de la presencia de un conf licto, interno y eterno, en un mundo donde no se está solo, y donde las acciones rea lizadas, dentro del mu ndo materia l y espiritual, condicionan la existencia de quién las propicia. ¿Soy yo, o todo aquello que está externo tiende a condicionarnos, impedirnos y esclavizarnos? Hoy creí después de haber vivido, visto y sentido aquella presencia divina. Después de todo, quizás no sea tan dichoso como creí. La palabra condiciona y es sagrada. No tengo nada más que decir, todo está consagrado: la negación, la crítica, la libertad y el sentimiento.

Referencias Pablo VI (7 de diciembre, 1965). Concilio Vati ca n o I I . Con stitu ci ón pa sto ra l . Gaudium et Spes. Sobre la iglesia y el mundo de hoy. Recuperado de: http://www.vatican. va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/ documents/vat-ii_const_19651207_gaudiumet-spes_sp.html

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-El médico nuejtro ha sido la voluntá ‘e DióRecordé su voz tenue un día. Cuando vi el tablero y los restos de las paredes que alguna vez fueron la escuela, no dudé en acercarme. Una vez puse el pie adentro, lloré. Pedí perdón por nuestra indiferencia, nuestra indolencia… -¡Maldita guerra!Grité hacia mis adentros. Emelino, resiliente como la iglesia restaurada, caminaba recordando. Después de diecisiete años, volvía a Bojayá, desde aquel fatídico dos de mayo.


Retrato de una masacre, s.f. germán piñeros

Y doña Rosa, cansada, otra tarde me cantó: Cantamos el alabao En el, En el progesó ‘e paz Pa’ vé si ejte presidente Noj quiere colaborá


antropología universidad nacional de colombia mfortegonv@unal.edu.co

Fernanda Ortegón Vanegas

< MUERTE INCONSCIENTE (BASADO EN UNA EXPERIENCIA DE LIBERACIÓN CATÓLICA E HISTORIAS CONTADAS ALREDEDOR DE ESTE HECHO) >

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PRELUDIO A JUEGO DE ROL EN DO MAYOR: UNA LECTURA FUNCIONALISTA AL FORMATO DE ORQUESTA CLÁSICA


< Karen Micán Ruiz >

Resumen

Palabras Clave: Música, juego, función, orquesta.

En el contexto de la música académica, el formato de orquesta ha permitido la creación e interpretación de piezas musicales admiradas en la cultura occidental. Este producto musical es el resultado de la integración de distintos elementos sonoros, gracias a la ejecución por parte de varios sujetos: los músicos. Cada uno de los intérpretes cumple una función en la orquesta, donde juegan con los elementos de su arte haciendo posible, a través de su fusión, la música.1.

1 1 Comité Editorial La Múcura Revista

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< PRELUDIO A JUEGO DE ROL EN DO MAYOR: UNA LECTURA FUNCIONALISTA AL FORMATO DE ORQUESTA CLÁSICA>

Introducción ¿Qué es un juego?, ¿qué características posee? El jugar es un acto hecho por todas las edades, ¿por qué en primera instancia pensamos el juego solo para infantes?, ¿por qué es despectivo decir a alguien: Él/ella jugó contigo? En sí, el juego no es exclusivo de la humanidad ya que los animales también juegan, desde unos perros hasta los alces. Nunca llegaremos a entender cómo y qué piensan los animales; sin embargo, para nosotros verlos juguetear lo catalogamos como un acto de juego, ya sea porque nos vemos similares a ellos o por una abstracción que hacemos. ¿Qué será eso de jugar? Venga, lo invito a que se ponga las gafas, empiece este recorrido por este mundo que se me ocurrió crear, ¡claro! con los aportes de tantos, le prometo que no jugaré con usted, en cualquier momento puede darle “Exit” o “Pausa” a la sesión. No habrá un puntaje que ganar lastimosamente. El juego tiene un orden característico en la sucesión de cada una de sus acontecimientos, véase las escondidas, por ejemplo, primero, una persona se cubre los ojos y empieza a contar hasta determinado número. Segundo, las personas se esconden antes de que se termine el conteo. Lo que nos lleva a percibir su cualidad de proceso, primero sucede algo y luego acontece lo otro. Realmente, a usted querido lector, ¿no le parece que los procesos están implícitamente en gran cantidad de aspectos de la vida, siendo denominados con números ordinales a cada rato? O eso nos lleva a la abismal pregunta ¿qué no es un proceso? Por lo tanto, el juego no se salva también de serlo e incluso muestra una periodización de cada acto con frecuencia, de ser así ¿puede tener ritmo?, según el Diccionario de la Real Academia Española “ritmo” puede definirse como: “Orden acompasado en la sucesión o acaecimiento de las cosas”. ¡Por supuesto!, debido a que es necesario que cada acto componente del juego se dé en el momento preciso que le corresponde en la sucesión, porque en el caso de que no tuviese orden no podría darse el acto de jugar. Y para tener ese ritmo ha de tener la noción de un tiempo en específico y a la vez una noción de duración determinada. Aquel tiempo que dura algo o que transcurre entre el comienzo y el fin de un proceso. Esta definición se puede trasladar al acto de jugar ya que el juego está marcado por la duración de cada acto que se ejecuta. Existe un tiempo destinado a que el acto sea, antes de que quede “tiempo fuera” o externo del tiempo que se tenía destinado para el juego. Además, éste, al buscar implícita y explícitamente un objetivo final, denota el comienzo y el fin del proceso de búsqueda, de lo que se quiere hacer (encestar el balón, encontrar a las personas que se esconden, atrapar a los que corren, realizar un gol, etc.). 58


< Fernanda Ortegón Vanegas >

Por otro lado, en cualquier juego se unen diferentes y similares personas que se hacen acordes en y para el juego, mostrando así correspondencia entre sí. El ser correspondiente se puede pensar como ser consonante y ser conforme con otra cosa mostrando así un arreglo y equilibrio. ¡¡¡Momento!!! ¿Esto no le suena a una especie de armonía? Entendida como aquella proporción y correspondencia de unas cosas con otras en el conjunto que componen. Por lo tanto, el juego posee armonía, es necesario que los participantes tengan sinonimia entre ellos para que el juego sea, a pesar de que puedan ser extremadamente opuestos, se necesita de la consonancia de ambas partes, sinonimia y antonimia, equivalencia y diferencia, similitud y oposición. Estos aspectos tratados (ritmo, armonía y duración) nos llevan al terreno fantástico de la música, a una de las alquimias que podemos llegar a percibir. Ésta necesita de estos elementos fundamentales para poder existir, y llegar mediante su misterio ante nuestros oídos. Para estos fines, tomaremos la música interpretada en formato de orquesta clásica. Veremos el rol que adopta el músico en la orquesta, ya que está en “el juego” de tocar su instrumento y se destaca este proceso como base de todo su acto. El escenario de la orquesta representa la unión de personas tocando diferentes instrumentos con el fin de lograr un producto y objetivo final, el cual es la interpretación de la pieza musical, aplicándose así todos los intérpretes, mostrando su rol específico. El escenario está compuesto por múltiples instrumentos que van tocando a la vez disímiles y similares ritmos, duraciones y timbres. El ritmo, la duración y el timbre es lo que hace

que la música occidental sea este tipo de música, los y las intérpretes buscan respetar esto ya que escudriñan al pie de la letra para poder hacer la música escrita por el compositor o el arreglista (teniendo en cuenta que para otros ritmos se permite la improvisación).Se podría sintetizar en “Uno tras otro, los poetas compararon al mundo con un escenario donde cada quien desempeña o juega su papel” (Huizinga, 1968, p.16) Además, se pueden ver nociones y planteamientos de diversos autores y de una autora. En primer lugar, la clasificación y características de ésta enunciadas por Durkheim (1996) en “Clasificaciones primitivas y otros ensayos de antropología positiva”. En segundo lugar, el proceso de abstracción simbólico dicho por Levy Bruhl (1947) en “Las funciones mentales de las sociedades inferiores”. En tercer lugar, la fe y los sentimientos que se ocasionan a partir de ésta mencionados en “Las formas elementales de la vida religiosa” por Émile Durkheim (2012). En cuarto lugar, el concepto de don enunciado por Marcel Mauss (2009) en “Ensayo sobre el don”. En quinto lugar, la noción de agente contaminante, santidad y estructura social enunciado por Mary Douglas (1973). El formato de orquesta clásica se puede ver como una constante clasificación en el sentido que lo anuncia Durkheim (1996) “Para nosotros, en efecto clasificar las cosas consiste en ordenarlas en grupos distintos entre sí, separados por líneas y demarcaciones claramente determinadas” (p.26). En primer lugar, los músicos de la orquesta al disponerse a interpretar se encuentran con una partitura, que es un orden de notas que por su altura se clasifican en determinadas líneas y espacios del pentagrama. En segundo lugar, si 59


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pensamos hasta las mismas notas de la partitura tiene una categorización clara, una “redonda” es una figura musical compuesta por dos “blancas” y ésta última a su vez está compuesta por dos “negras” y así mismo una “negra” está compuesta por dos corcheas y así la categorización sigue hasta otras figuras musicales. Clasificar no solo es constituir grupos sino también disponer esos grupos de acuerdo con relaciones muy especiales” (Durkheim, 1996, p.26). Siguiendo esto y en tercer lugar, se puede notar el ordenamiento de los instrumentos orquestales según su clase, sean cuerdas frotadas, vientos de madera, vientos metales, percusión; evidenciando así el aporte específico y único que hace cada clase de instrumentos. Estos instrumentos son interpretados en relaciones muy especiales que indica la obra o el director, algunos músicos en unos momentos deben tocar en una dinámica fuerte (forte) mientras otros tocan dinámicas más suaves o incluso poco perceptibles (piano, mezzopiano, mezzoforte o pianissimo). Durkheim, además enuncia que a través de la mitología se ven aparecer métodos de clasificación y cada una de estas clasificaciones en el fondo toma sus principios de las creencias religiosas” (Durkheim, 1996, p.94) El mito es palabra y a su vez la mitología es la gramática en la que se da la cosa. Así, se podría pensar la gramática como la obra musical y la palabra como las notas de la que está compuesta. La historia cuenta que el sistema de notas musicales que hoy día conocemos (a pesar de mayor existencia de antecedentes) son las primeras partes entonadas de un himno a San Juan Bautista, lo que evidencia que tiene su denominación en un himno de una 60

creencia religiosa católica, “Ut queantlaxis, Resonare fibris, Miragestorum, Famulituorum, Solvepolluti, Labiireatum, SancteIoannes: Para que puedan, exaltar a pleno pulmón, las maravillas, estos siervos tuyos, perdona la falta, de nuestros labios impuros, San Juan” (Fidalgo, 2013, p.1). Por otra parte, tratando de dilucidar más relaciones que se dan a la hora de tocar en la orquesta cabe destacar la abstracción que se hace de la partitura. ¿Qué es la clave de Sol, de Fa o de Do, en la cual está escrita la música occidental de todos los instrumentos?, se podría responder que es un “mamarracho” que se le atribuye un sentido y depende de éste las notas que vendrán. También se le puede llamar símbolo y otorga determinadas relaciones si está presente. Entonces una clave de Fa o cualquiera de las otras dos no tiene sentido en otro lugar que no sea una partitura, no tiene la misma eficacia simbólica en una pared, ya que cuando está en una partitura crea un mundo muy diferente al de otras claves. Así, al estar en otro lugar no crearía ningún sentido. Lo anterior se podría relacionar con un planteamiento de Levy-Bruhl acerca de la abstracción, él compara esta cualidad en indígenas australianos, afirma que “una espiral o una serie de círculos grabados sobre la superficie de cierto churinga (pértiga sagrada) designará un nissa (gomero o un árbol que produce goma); pero, un dibujo exactamente parecido grabado sobre otro objeto significará algo diferente o no significará nada relevante”” (Levy-Bruhl, 1947, p.105). Luego, añade que la razón en la que el dibujo es trazado o grabado en un objeto sagrado es que se convierte en algo más que una imagen y participa del


< Fernanda Ortegón Vanegas >

carácter sagrado del objeto y de su potencia. Además, señala, “[…] su semejanza no sorprende más al espíritu de los australianos que al de un músico, que leyendo una partitura observase que el “la” (clave de sol) está colocado exactamente sobre el pentagrama como el “do” (clave de fa)” (Levy-Bruhl, 1947, pp.102-104). Por otra parte, se puede ver la noción del don enunciada por Marcel Mauss, él afirma que “la conservación de la cosa dada sería peligrosa y no tan solo porque sería ilícita, sino también porque esa cosa que viene de la persona, no solo moral, sino también física y espiritualmente, esos bienes, esos ritos o esas comuniones, otorgan un poder mágico y religioso sobre uno” (Mauss, 2009, p.91). Se puede equiparar con el sistema de dones que se dan en la búsqueda de la interpretación del instrumento. Para lograr una interpretación del instrumento “correcta” se da, a través de un profesor, bastante estudio de la técnica y pieza musical. Lo considero don ya que es una especie de conocimiento acerca de un instrumento y también acerca de la manera en que éste puede llegar a hacer música. Al haber recibido este “don” será hora de ponerlo en práctica en la interpretación orquestal. Asimismo, posterior se dará a los oyentes del repertorio evidenciando así el dar, el recibir y el devolver. ¿Cuándo se ha visto que un músico o intérprete toque para sí solo?, parece que la música al tener un componente auditivo y todos al poder escuchar, para nadie sería imposible escuchar una interpretación de una pieza. ¿Qué es una persona que aprende a tocar un instrumento, pero no toca?, olvida lo que aprendió, el don se va debido a que el saber que tenía no se puso en práctica y no se dio a más personas. Necesariamente la música se da a alguien, en el caso de ser músico se da en la interpretación y en el caso de oyente es la escucha de ésta. El músico indispensablemente la recibe y la recíproca transmitiendo desde emociones hasta sentimientos. El oyente la recibe y devuelve aplausos, sentimientos, emociones, felicitaciones, gracias, dinero, reconocimientos, lágrimas, etc. Por otro lado, Mary Douglas (1973) afirma que “[…] nuestro comportamiento de contaminación es la reacción que condena cualquier objeto o idea que tienda a confundir o a contradecir nuestras entrañables clasificaciones” (p.55). Me gustaría retomar la idea enunciada en las primeras páginas acerca de la orquesta como una constante clasificación ya sea por la separación de los instrumentos o la partitura misma. Siguiendo esto la idea de contaminación en el caso de la orquesta reside en el desorden, en unos músicos que no siguen a su director, no tocan los pasajes como están escritos sino como los desean, tocan algunas veces y no siempre que les corresponde, lo que lleva a que produzcan confusión o desorden en la interpre61


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tación musical. En el caso de que la orquesta esté conformada por personajes de características contaminantes se les impide tocar con la primera, no van a contradecir la definición ordenada de cada parte de la orquesta. Cabe destacar la noción de santidad que nos dice Douglas “Ser santo es estar entero, ser uno; la santidad es unidad, integridad, perfección del individuo y de la especie” (Douglas, 1973, p.77). El ideal de cualquier orquesta y de cada uno de los músicos y el director es lograr que la orquesta sea una unidad marcada por la cualidad de estar entero. Se podría decir que cada músico al buscar cada vez estar más cohesionado con sus compañeros está buscando la santidad. Además, los músicos al tocar buscan transmitir un mensaje lleno y completo, por ejemplo, ya sea un momento de total desdén y posterior uno de total alegría. Se necesita la seguridad de la emisión del mensaje para que nada manche ni profane el objetivo. Los músicos son la estructura de la orquesta, saben muy bien la implicación que tienen en la interpretación de la pieza musical, perciben que si cometen un error están dañando el trabajo de los demás y por lo tanto tratan de equivocarse lo mínimo posible, evidenciando una fuerte y exigente conducta cuando de tocar se habla. Saben que cada quien juega, interpreta y desempeña su papel en la orquesta como en el mundo.

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Referencias Durkheim, E. y Mauss, M. (1996). Clasificaciones primitivas y otros ensayos de antropología positiva. Barcelona: Ed. Ariel. Durkheim, E. (2012). Las formas elementales de la vida religiosa. México: Editorial Fondo de Cultura Económica. Douglas, M. (1973). Pureza y Peligro. Un análisis de los conceptos de contaminación y tabú. Madrid: Siglo XXI Editores, S.A. Fidalgo, J. (17 de mayo de 2013). Aula de música CEIP Santo Tomás. Obtenido de Aula de música CEIP Santo Tomás: http://aulademusicaceipsantotomas. blogspot.com/2013/05/el-nombrede-las-notas-musicales.html Huizinga, J. (1968). Homo Ludens. Buenos Aires: Emecé Editores S.A. Levy Bruhl. (1947). Las funciones mentales de las sociedades inferiores. Buenos Aires: Editorial Lautaro. Mauss, M. (2009). Ensayo sobre el don. Buenos Aires: Katz editores.




BolĂ­var CĂłndor (2019) Manizales. francisco molano cardona


La revista La Múcura 8 se terminó de imprimir en las instalaciones de GRACOM Gráficas Comerciales ubicada en la Ciudad de Bogotá, Colombia en la carrera 69 K nº 70-76 en el mes de diciembre de 2019, en medio de una de las movilizaciones sociales más grandes que ha visto la historia de Colombia. El tiraje es de 300 ejemplares en papel bulky. Las familias tipográficas usadas fueron: Garamond Premier Pro ConduitITCStd




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