LOSER

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LOSER



Robertita

 

LOSER


Robertita Loser. - 1a ed. - Buenos Aires : Interzona Editora, 2011. 272 p. ; 22x14 cm. ISBN 978-987-1180-86-8 1. Narrativa Argentina. I. Título. CDD A863 Fecha de catalogación: 26/07/2011

© Robertita, 2011 © interZona editora, 2011 Pasaje Rivarola 115 (1015) Buenos Aires, Argentina www.interzonaeditora.com info@interzonaeditora.com Coordinación: Mariel Mambretti Diseño de maqueta: Gustavo J. Ibarra Tapa y composición: Hugo Pérez Imagen de tapa: Robertita Corrección: Vanina Escales isbn 978-987-1180-86-8 Impreso en la Argentina. Printed in Argentina Libro de edición argentina No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la trans­misión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.




Sos hermosa

9 de Julio. Nieva en Buenos Aires. Otra vez, el Fotolog de mierda que no anda. Diez minutos, nada. Quince minutos, nada. Veinte minutos, lo logro. Subo un dibujo y escribo un chiste que me parece que me da gracia a mí sola. Sigue nevando y todo el mundo sube fotos con la nieve a su Fotolog. Ellos y la nieve. El perro y la nieve. El techo de tejas y la nieve. Sigo trabajando y pensando que son re-idiotas cada vez que alguien me manda su foto con la nieve. De repente, recibo un mensaje de Rolando en mi Fotolog. Me mueroooo. “Sos lo más. Sos re-graciosa”. Conozco a Rolando porque es autor de un libro que leí en el verano y flasheé. Rolando es un genio, así sin pensarlo mucho. ¡¿Rolando el genio del libro me está escribiendo a mí?! Me muerooo. :-O :-D :-O :-D Tuc. Mensaje otra vez: “Me hiciste reír tanto que los vecinos se van a quejar”. Ay, teamo. Pienso en eso que me dice mi psicóloga de que nos gusta aquello que gusta de nosotros. Cualquiera. Rolando me gusta porque me gusta, no porque él guste de mí… ¡¿Rolando gusta de mí?! 9


Me muerooo. Le respondo re-emouyon porque Rolando el genio del libro me está escribiendo a mí y no me puedo controlar. Le digo que él es lo más y que su libro es lo más, pero todo muy cancheramente, para hacerle creer que tenemos código, que es renormal que él y yo hablemos. No quiero hacerle el papel de fan trastornada. ¡¿Estoy hablando con Rolando?! Me responde. Le respondo. Me responde. ¿Le estoy respondiendo muy al toque? ¿Está mal responderle muy al toque? ¿Debería hacerme la reina, la “me interesás” pero hasta ahí nomás? ¿Estoy regalándome? Nos pasamos el msn. Chau man, el msn es un viaje de ida. Chateamos. Rolando me cuenta que se quedó en su casa, “tranqui”, y que el sábado no salió. Me molesta un poco la gente que hace hincapié en si salió o no salió el fin de semana. ¿Qué tenés, 15? ¿Me molesta porque yo no salí el fin de semana? ¿Soy una loser? Hacemos chistes. Estoy demasiado excitada y pienso en bajar un cambio con tanta emouyon, pero no puedo. Estoy chateando con Rolandoooooooo. Grito en mi mente, grito desaforada muchas veces la palabra Rolando. Quiero contarle a todo el mundo que estoy chateando con Rolando, pero no sé si el mundo lo conoce, así que me guardo la info para mí sola. Rolando escribe y yo pienso ¿cuánto faltará para que me tire los perros? Digo en mi mente tire los perros. ¿Soy un poco básica porque pienso que si me habla tan emouyon entonces le gusto? ¿Si lo hago reír, es que le gusto? ¿Si le gusta mi Fotolog, es que le gusto? ¿Querrá ser mi amigo y nada más? ¿Que sea hombre significa que tiene que intentar seducirme? Seducime Rolando por favorrrrrr seducime. Me cuenta que se separó hace un mes. Golazo, no tiene novia. 10


Le cuento que me separé hace ocho meses. Nos metemos en el tren reflexiones-sobre-separaciones. Bodrio, pero la charla está teniendo una cosa intimista y me dan ganas de que nos veamos. Ya, Rolando, veamonos y me contás todo esto personalmente. ;-) :-D Dice que no puede creer cómo lo hice reír con mi Fotolog tan genial y yo no puedo bajar de la onda soygraciosa. Siento que me debo a mi público, y él es mi público, entonces yo tengo que conformarlo. Le hablo mucho. No puedo bajar del humor verborrágico, pero tengo miedo de que tanto humor lo deserotice. ¿Estará erotizado? Pasan cuatro horas de chat y yo no puedo creer la conexión que hay. ¿Hay conexión o me estoy mambeando? ¿Me estoy mambeando? Digo conexión. Digo mambeando. Entro en duda. Le digo que me gusta mucho su libro. Lo halago y me responde: “Callate, forra”. Me muero. Rolando, me encanta que te hagas el gracioso. Me pide fotos mías. Festejo en mi mente porque de golpe nos pusimos básicos y queremos ver fotos del otro así vamos al punto. Vayamos al punto, Rolando. :-D :-D :-D Pero me hago la chistosa otra vez, y en vez de pasarle fotos mías le mando unas fotos que encuentro en una carpeta que se llama “vestidos”. Vestidos de novia que alguna vez me parecieron lindos. Hay uno solo. Se ve que todos me parecían una bosta, o se ve que abandoné la búsqueda cuando me di cuenta de que era una pelotudez. La foto que le mando es claramente de campaña publicitaria porque son tres fotos pegadas una al lado de la otra y tienen un pie con la firma del diseñador. Le digo: “Uy, boludo, mirá lo que encontré”. Le paso el archivo. Me dice: “sos hermosaaaaaaaaaa. Sos hermosa no puedo dejar de mirarte. :-D :-D”. Todo en mayúsculas, re-sacado. Ay, Rolando, por dios sos hermoso vos que te confundiste así, pelotudo. 11


Le digo: “¿No ves que es una foto de publicidad, no soy yo, boludazooo? :-)”. Me río. Se ríe y me dice: “Uy, qué cagada… de esta no salgo más, siempre voy a ser el boludo que te dijo sos hermosa no puedo dejar de mirarte”. Qué decís, Rolando, ¿no ves que me das más ternura con ese papelón? ¿No ves que con cada papelón que hacés teamo más? Teamo todo junto. El teamo todo junto es como un “callate teamo”. Es como que el pibe te dice que ayer escribió hasta tarde y vos pensás “callate teamo”; el pibe te dice que le gusta la milanesa con papas fritas y vos pensás “callate teamo”; el pibe te dice que tiene que ir al banco y vos pensás “callate teamo”. Es un teamo de enamoramiento. Es un teamo de perdí la cabeza por vos… merry me, Rolando. Me desconcentro pensando en el teamo, y Rolando me dice: “Che, Robert... me voy a ir a cenar, ¿después te veo?”. ¿Este pibe me ama? ¡Este pibe está haciendo planes conmigo! OK, planes chiquitos, planes insignificantes, planes de sentarse en la computadora a bajar los mails. Le digo: “Sí, dale, boludo, yo tengo que levantar el culo y ponerme a laburar”. Pienso que con esta actitud chabacana y varonera no voy a lograr nada bueno, pero redoblo la apuesta y le digo: “Decile a mi culo que se deje de joder y que se levante de una buena vez :-D”. Me dice: “Tu culo y yo vamos a tener una larga charla”. Teamooo. Me muerooo. :-O :-O :-D :-D Quiere charlar con una parte de mi cuerpo. Qué importa si es la mano, el pie o el culo. Esto es el comienzo de algo bueno. :D:D Le digo: “Jaja”, para disimular, pero no sabe que me puse colorada, porque no tenemos cámara web. No somos tan modernos.

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¿Será un ángel?

Chateamos. Nos ponemos mutuamente en favoritos en nuestros Fotologs. Me cuenta que además de escribir, labura como productor de un programa de radio de am que odia, y que toca en una banda. Me habla acerca de la música que hace con esa banda y yo no entiendo nada. Es una música rara pero inmediatamente me predispongo para que me guste porque si es de Rolando, entonces es perfecta. Me envía dos o tres temas, los escucho y le digo: “¡Qué preciosos!” Uso la palabra precioso, a ver si se da cuenta de que en verdad es como un código, que el precioso es él. Vos sos precioso Rolando por favor. :-) Me dice que el finde que viene... Lo interrumpo y le digo: “¡No digás finde, por dios!” ¿Lo cago a pedos? ¿Ya? Hablamos de los que dicen peli, finde, facu, celu y le hago una mini-perfo por msn. Le digo: “Típico de oficina, ‘boló, ¿me das tu celu?’, ja”. Rolando escribe: “155xxxxxxx”. ¿Me da su celular? Rolando me da su celularrrrr. :-D Me río, con mucho “jajaja”, y le digo: “¡No, boludo, no te lo estaba pidiendo, te estaba poniendo un ejemplo! Sos un boludo”. Dice: “Sí, soy un boludo”. Pienso que si sigue acumulando papelones me voy a enamorar definitivamente de él. 13


Le mando un mensaje desde mi celular que dice “boludoooo”, y le escribo por msn: “Así te queda guardado a vos el mío también”. Nos reímos, pienso que soy excelente estratega, pero de pedo, porque no lo planeé. Me saluda, me dice que se tiene que ir a la radio y repite que odia la radio. Bueno, no la radio, sino ese programa. Pasan tres horas. Yo sigo con este laburo para una web de unas minas hincha pelotas. Pienso un rato en Rolando y en qué ternura que me da que se haya confundido con lo del celular. Ese papelón lo hace verse inocente y bueno. ¿Será un ángel? Trín. Mensaje de Rolando a mi celular: “Robert, estoy llegando a casa, estoy del orto, necesito de tus boludeces”. Leo “de tus boludeces” y me enojo. Pienso, no me valora. Me ningunea, este pibe no me conviene. Pero abandono rápidamente la idea de la desvalorización porque “necesito” le gana a “de tus boludeces”. Pienso que tal vez lo hace para no parecer tan desesperado de amor. Seguro se enamoró de mí y quiere disimular, hacerse el duro. Pienso: “Rolando, no te preocupes. Yo te voy a cuidar”, como le dijo Fabián Vena a Gloria Carrá en La banda del Golden Rocket. Turú: Rolando is online. Apuro el trámite con el laburo hincha pelotas, pero finalmente cierro el Photoshop y dejo abierto sólo el msn. Me cuenta de su separación, me dice que está triste, que no entiende, que la novia va y viene, que lo llama y lo putea. Puta madre, ¿se separó o no? Le pregunto la edad de la novia y me dice “23”. “Claaaro” le digo con varias “a”. Y le agrego: “Entendela, es chica”. Le canchereo. Me hago la treintañera llena de madurez emocional. Carezco de madurez emocional pero para Rolando quiero ser una mujer grande, una señora. No me animo a preguntarle si la ama con locura, o qué mierda le pasa con la pendeja esta. 14


Abandonamos el tema de la reciente novia-ex-novia, y me empieza a contar de la novia anterior: Sabrina. Le digo: “Qué lindo nombre”, irónicamente, pero no lo capta. Está muy sensibilizado, muy open, muy en carne viva, ¡y yo encima le hago chistes! Cualquiera. Pienso que no tengo nada en contra de las Sabrinas, pero siempre es un nombre que me da risa. Sabrina parece que lo dejó por un alemán que conoció en San Telmo, en un bar en donde era mesera. Era cantautora pero para ganarse la vida laburaba en ese bar. Sabrina se fue a Alemania, quedó embarazada del alemán y tuvo un hijo con el alemán. Al tiempo volvió al país con el hijo alemán. Escribo muchos “No te puedo creer”. Él está inspirado y algo verborrágico porque me dice: “Pero perá, perá, cuchate esta”. Sabrina volvió y lo fue a buscar y le dijo “en verdad siempre te amé, lo del alemán fue una pelotudez... ya fue”. Él le dijo: “¿Pelotudez? ¿Ahora tenés un nene rubiecito y decís pelotudez?”. Pero flaqueó y a los quince minutos volvieron a ser novios. A los quince días la encontró a los besos en San Telmo con un francés. Me dice que le partió el corazón, pero que ya lo superó. Pienso que no lo superó y me pongo a indagar más. Me cuenta de la anterior a Sabrina: Ana. Dice: “Primera mujer: seis años de idas y vueltas… primer amor”. Qué bien le queda decir “primer amor”. :-) :-D Me dice que el tiempo deshizo la relación porque crecieron, pero que él en un momento le dijo: “Dame lo que puedas”. Así que Ana lo tuvo de amante por dos o tres años después de haber cortado. Ahí fue que conoció a Sabrina. Le digo: “Claro, entonces no superaste a Ana…”. Me hago la psicóloga, la adivina, la gitana, la que tengo autoridad para decirle estas cosas. Me habla de su infancia, de sus miedos, de 15


sus traumas familiares terribles y de sus traumas familiares normales. Todo. Me tira toda la data desde que nació hasta ahora. ¡Todo! :-O :-O Quiero solucionarle las cosas terribles que me cuenta y las cosas boludas también, como yapa. ¿Soy su confidente? ¿Soy su psicóloga? No soy su psicóloga, pero lo pseudopsicoanalizo. Le quemo la cabeza. Lo doy vueltas para un lado y para el otro, le hago siete millones de preguntas. A todas agrego: “Claro, si me querés responder; mirá que si no querés todo bien, ¿eh?”. Mentira, quiero que me responda todo. Dice que está muy sensible y que cualquier indicio de intimidad tiende a espantarlo. Opa. Releo lo de “tiende a espantarme”. ¿Estará exagerando? Dice: “Me cuesta el vínculo”. Opa. Dice: “Pero bueno, hay que derribar la coraza”. Pienso en hacerle el chiste de Marcelo Corazza pero no me quiero desubicar con mi humor tonto. Está sensible. Además es un tipo culto, no debe saber nombres de ganadores de reality shows. Lo quiero más y más. Rolando sos re-culto, re-sensible. Me quedo pensando, mirando el monitor. Releo cachos del diálogo. Estoy atrapadísima con su historia. Rolando, quiero más data, por dios, pienso. Me dice: “Che, no te duermas”. Le digo: “No, no, estoy pensando”. Pienso: “¿Este pibe qué onda?”. Los dos ponemos “jajaja”. Le digo: “Claro, el humor es defensivo”, y armo una teoría medio pelotuda de la risa como defensa de algo, no sé de qué, porque me pierdo y me dice: “Pero pará, boluda, no pienses que si te tiro un chiste estoy evadiendo”. ¿Qué onda? 16


Le digo: “No, no, en absoluto”, pero le digo eso porque no sé qué responderle. Me dice: “Me gusta el código de humor que generamos”. ¿Este pibe piensa que soy un capocómico? Le digo “Sí, a mí también me gusta :-D”. Me gustás vos, Rolando, ¡veamonos ya! ¿qué hacemos perdiendo tiempoooo? Me pone un ejemplo: parece que fue a lo de un amigo y que el amigo estaba medio mal y no sé qué pasó. No entiendo a qué quiere llegar pero le pongo mucha atención, no me quiero perder ningún detalle. De nuevo siento que loamo y que está naciendo un gran amor. Canto en mi mente, “un amor de verdad que me hace llorar, llorar de emoción mi buen amooooor”. Me dice que le dio al amigo unos consejos buenísimos. Ay, Rolando, ¿a quién? No entiendo, teamo. Me dice: “¿Me entendés?”. Le digo “No ;-)”. Me dice: “Claro, que quizás mi amigo necesitaba un abrazo, y yo soy re-frío, cuando se espera un teórico, llega chispín, y cuando se espera un amigo, llega un profe…”. Leo “soy re-frío” y me asusto. Este pibe no me conviene, pero leo “chispín” y le gana al “soy re-frío”. Estoy muy metida en la charla terapéutica. Le digo: “Oíme, chispín, no entiendo lo de no poder generar intimidad, no me parecés muy básico, digamos”. Lo que le quiero decir en realidad es que ya tenemos re-intimidad. Y que loamo. Me va a responder: “¿Y quién sos vos para saber cómo soy yo?”. Me va a mandar a la mierda. Me dice: “No, al revés, los impulsos me manejan, soy más bien una persona... fóbica”. Me agarro la cabeza. Leo persona fóbica. Persona fóbica. Cagué, es obvio que ya cagué. 17


Pero igual lo limo. Hablamos una hora más y le termino diciendo: “Hacé terapia, boludo”. Le hablo de que no le conviene autoetiquetarse, me hago la Rolón, o la Bucay, o la Alessandra, no sé, me mareo. Rolando me dice que no se etiqueta. Pero lo primero que me dijo es que era fóbico, este pibe me confunde. ¡Te estás etiquetando, Rolandoooooo! Le paso cinco números de psicólogos y me pongo muy densa de nuevo. Creo que después me voy a arrepentir de esto. Son las 7:00 a.m. Le digo: “Perdoname, siempre hago esto cuando la historia y la persona me interesan…”. Digo me interesan. Pero creo que lo limé, debe estar muerto del otro lado o tirado en el piso, desmayado. Le digo: “Yo simplemente tiro del hilito y desarmo”. Digo desarmo. Cagué. Creo que le quemé tanto el cerebro que no se da cuenta, porque me dice: “Robert, me voy a dormir… gracias por tirar del hilito”.

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Hay equipo

Me levanto y me acuerdo de la conversación de ayer. Pienso en Rolando. Pienso que debe estar sensibilizado, que me debe odiar, que no debe querer conocerme a mí, a esta pelotuda que escarbó y escarbó. Pienso en la culpa. Me llega un mensaje suyo a mi celular: “¿Querés que nos veamos hoy?”. ¡Le encanto! ¡¡Obvio que le encanto!! Si me contó todo eso, confía en mí. :-D Somos una buena pareja. ¿Somos una pareja, ya? Si lo fuéramos, seríamos esas parejas modernas, muy abiertas, que se cuentan cosas profundas, en bolas sentados en la cama con un disco puesto de fondo, sin nadie que cante, sólo música rara como le gusta a Rolando… y yo, bueno... yo me adapto, si al fin y al cabo en una pareja siempre alguien tiene que ceder. Le respondo: “Dale”. Me responde: “Voy a tocar en un bar en La Boca”. Le pido la dirección. Sigo trabajando. Me pido un taxi. Es la 1:00 a.m. y llego tarde. Engancho sólo el último pedazo del último tema. En verdad, llego tarde como estrategia para que no crea que me interesa tanto. Me digo a mí misma que no necesito estrategias porque le encanto. 19


Le encanto. Me siento en el fondo y lo dibujo con birome, tocando, así me hago la “mirá que no soy tu fan”, soy artista como vos, entonces me hago la que somos del mismo palo, tenemos re-cosas en común. Termina de tocar. Cagué. Nervios grado veinte mil. Mejor me voy. ¿Me voy? Lo voy a decepcionar cuando me ponga a hablar verborrágicamente. Lo voy a decepcionar cuando me saque la campera y me vea que no tengo tetas. Lo voy a decepcionar porque hoy tengo el pelo horrible pero si me bañaba no llegaba. ¿Soy poco mujer porque vengo con el pelo así de horrible a este encuentro amoroso? ¿Es un encuentro amoroso? Me agarra inseguridad grado ochenta mil. Viene. Se sienta. Me dice “hola” con sonrisa estirada. Le digo “hola” con sonrisa estirada. No paro de hablar. Lo mareo, como esa tira en la que Susanita hablaba sin parar y Mafalda ponía cara de “por favor, callate”. Soy Susanita. Por la verborragia y porque quiero tener hijos. Pienso en decirle que quiero que tengamos hijos lo más pronto posible pero me interrumpe y me dice: “Bueno… ¡por fin!”. Pienso que me deja sin palabras, que no se qué decir, que me quedé en blanco, que necesito superarme todo el tiempo y ser cada vez más graciosa y más linda pero con esta ropa y este pelo más linda no voy a poder ser… así que apelo al humor re-Tortonese y no paro. Otra vez no paro. Me dice: “¿Qué tenés ahí?”. Le digo: “Ah, te dibujé”, haciéndome la que los dibujos me salen así de fácil siempre. Me dice: “Ay, es re-lindo”, y yo pienso “vos sos re-lindo”. Vos sos re-lindo Rolando por favorrr. Me dice: “Che, ¿te gustó la música?”. 20


Pienso en decirle que sí, que lo súper disfruté y hacerme la no sé qué, pero no voy a poder sostener ese personaje mucho tiempo y le digo: “Un bodrio, me re-embolé”. Se ríe. Pienso ya está. Ese es mi nuevo parámetro. Este pibe es mi punto de inflexión. Rolando es el nuevo parámetro de pibe en mi vida. Ya está. De Rolando para arriba, voy a pensar de ahora en más. Charlamos. Siento que lo conozco desde hace mil años y pienso que esa sensación es muy quinceañera. No se lo digo, por si lo espanto. Nos paramos. Me dice: “Che, Robert… te llevo a tu casa, dale”. Me hago la mujer de 30 independiente y le digo: “Ay, boludo, dejate de joder… neee, ¡¿qué llevarme?! Me vuelvo en taxi”. Insiste: “No boluda, yo te llevo”. Teamo. Bajamos la escalera y quiero agarrarlo de la mano, pararme con él en un espejo así corroboro lo bien que quedamos juntos. Pero en este bar pelotudo no hay un puto espejo decente. Todos esos espejos con manchitas amarillas. Qué bien que quedamos parados juntos, por dios. Nos subimos al auto pero acomoda unos instrumentos en el asiento del acompañante. ¿Este pibe no quiere sentarse al lado mío? Me dice: “Che, Robert, pongo esto acá adelante, porque atrás no entra”. Respiro, pero quiero que probemos a ver si estos instrumentos del orto entran atrás, o en el baúl… o donde sea. :-( Le digo: “Callate, gil”. Me hago la canchera, la que “a mí no me tenés que dar explicaciones, nabo”. Me siento atrás y canto en mi mente “qué es lo que hace un taxista seduciendo a la vida, qué es lo que hace un taxista enfrente de una dama, qué es lo que hace un taxista con sus sueños de cama”. Sueños de cama, le quiero decir. Le hago tres millones de chistes y se ríe con todos. Me siento sobreexcitada y no puedo dejar de hablar. Estoy en el auto con Rolando y tengo emouyon grado diez millones. Le critico casi todo, en joda, pero se lo critico igual. Pienso en 21


bajar un cambio pero no puedo parar, ¿me encanta? Dios, me encanta, ¡¿qué mierda voy a hacer?! ¡¡Rolando es mi nuevo parámetro!! ¡Cagué! Llegamos a la puerta de mi casa. Para el motor. No puedo dejar de hablar y siento que le encanto. Pienso que me mira con sonrisa de enamorado. Sé que flasheó conmigo igual que yo con él. Me mambeo con mi teoría del flash mutuo. Me envalentono mentalmente con la idea de que si uno siente conexión es porque la conexión está en el aire. Aseguro en mi mente: “Sí, sí. La onda está en el aire”. Me doy la razón. A full, a full. Cambio de opinión a los dos segundos y pienso si la teoría que tengo es falsa. Lo miro de nuevo. Hay onda, boluda, teamaaa. Hay equipo, man, hay equipo. Me dice: “Robert, son las 5”. Le digo: “Sísí, chauchau”. Me siento culpable de que se haya quedado hasta tan tarde. Culpable por él, ¿yo qué importo? Si mañana me tengo que levantar a las 7, a las 8, a las 9, no me importa, da igual. No sé a qué hora me tengo que levantar, si él me dice quedémonos sin dormir para siempre lo hago. Rolando hago lo que me pidas. Pero me agarra inseguridad y pienso que tal vez se quedó charlando por obligación, porque lo fui a ver tocar esa hermosa música que yo no entiendo. Él entiende esa música porque es muy inteligente ¡Qué inteligente que es y qué lindo que es! Mirá si me dio charla y se quedó acá cagándose de frío conmigo solo por cordialidad. :-O :-O Le digo: “Chau, gil”. Me dice: “Chau, forra”.

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