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MITOS Y TRADICIÓN ORAL EN EL ESTUDIO DEL ARTE RUPESTRE: ALTIPLANO CUNDIBOYACENSE, PASADO ETNOHISTÓRICO Y TRADICIÓN CAMPESINA Guillermo Muñoz C.1,2,3 1

Director e Investigador GIPRI-Colombia , Doctorado, Universidade de Trás-os-Montes e Alto Douro 3 Investigador asociado del "Instituto Terra e Memória – Grupo “Quaternário y Pré-Histórica” del Centro de Geociências (Fundação para a Ciência e Tecnologia), Laboratorio de Arte Rupestre, Mação, Portugal". gipricolombia@hotmail.com; gipri@telecom.com.co 2

Son los Cronistas de Indias quienes por primera vez universalizan las descripciones sobre las costumbres indígenas de la zona Centro-Oriental de Colombia Sur América. Con ellos, es posible conocer fragmentariamente algunas de las tradiciones, que muy seguramente, guardaban vínculos con sus percepciones estéticas. No sabemos aún si el arte rupestre en su totalidad corresponde a las etnias descritas en este período o si este es aún más antiguo y no guarda nexo alguno con los habitantes, que encontraron los europeos en el siglo XVI. Tampoco es posible vincular con absoluta objetividad la cultura campesina y urbana actual con las representaciones rupestres. El ejercicio académico, que se ha venido haciendo, corresponde al interés de articular el lenguaje sintético presente en las representaciones rupestres y algunas descripciones de mitos y tradiciones sagradas precolombinas reseñadas en la Crónica y analogías a algunas prácticas de las comunidades actuales. El argumento central de este trabajo es presentar un avance de las investigaciones que se interesan en mostrar la extraordinaria permanencia de la percepción precolombina -a pesar de las presiones coloniales que vienen dándose desde el siglo XVI hasta hoy. Lo que parece más interesante es que la cultura precolombina parece proyectarse en grandes líneas de experiencia y prácticas sociales al presente. Lo fundamental es constatar que las comunidades actuales, no modificaron totalmente los criterios antiguos de experiencia y objetividad y que estos ahora están presentes en las prácticas cotidianas de los actuales campesinos, y pobladores urbanos, herederos de las tradiciones indígenas precolombinas. ---------------------------------------------------------------------------------------------------------HISTORIA TEMÁTICA Y PRIMEROS CONTEXTOS La relación entre los estudios sobre la religión y los lenguajes humanos, es el asunto que aquí se intenta discutir. La reflexión histórica filosófica de este tema permitirá escoger el camino tradicional o intentar otra vía, que inicie algunos nuevos procesos de estudio en lo relativo al lenguaje, a los sistemas de


representación humanos, al estudio de los motivos rupestres en miles de murales y con todo ello, al sistema de pensamiento presente en las culturas del altiplano cundiboyacense colombiano. El asunto fundamental es discutir en forma amplia la posibilidad o la imposibilidad de atribuirle a estos documentos determinaciones religiosas en todos los casos, lo cual quiere decir hacerla análoga o no a las concepciones de la religión occidental. Tanto los trabajos etnográficos de la conquista y colonizacion, que describieron etnias diversas en distintos territorios consideraron en ambos casos a los “ indios”de una manera unificada, sin complejidades mayores, para determinar que todas las religiones en el mundo son la manifestacion de una esencia natural humana, de una disposicion ontológica a la construcción de entidades sagradas. La propuesta que se hace en esta ponencia debe entenderse entonces como el resultado de una investigación preliminar, que simplemente detecta esta tendencia de los estudios europeos en ciertos ambientes de la historia de la arqueología, y que percive la influencia de sus categorías en los estudios de América. El asunto se limita en esta primera etapa de investigacion a comenzar a reconocer en el proceso, la existencia prestada de algunos elementos, de algunas interpretaciones, no suficientemente fundamentados. Existe desde los comiemzos del siglo XX una vía académico política interesada en imaginar que todas y cada una de las expresiones de las sociedades arcaicas son manifestaciones de fenómenos religiosos, de estructuras míticas, de comportamientos en la búsqueda de elementos sagrados, que fundamentan la actividad humana y dan coherencia a las formas sociales de relación. Todo lo que se ubique y no pueda ser resuelto bajo los parámentros de lo imaginado como utilitario, entonces entra en el orden de lo sagrado, en el espacio ritual, en conexión claro con alguna divinidad, cualquiera que ella sea. Resulta entonces interesante estudiar el fundamento y el origen de estas versiones y los supuestos, las argumentaciones y los problemas de fundamentacion, tanto desde la arqueología como desde otras ciencias sociales. Lo cierto es que durante muchos años una noción escurridisa, ambigua se fue transportando y creando denominaciones, temas como religión natural, el primitivo culto a la naturaleza, rituales de caceria, sitios sagrados, altares prehistóricos, diosas de la fertilidad, la representación de la diosa madre y con estas y otras denominaciones, se generó, sin una reflexión suficiente un conjunto de aspectos aparentemente conocidos y de tal arraigo, que ahora resulta complicado deshacer tal dificultad y representarse un nuevo conjunto de caminos y aspectos del lenguaje humano y expresar una nueva ruta de trabajo de una forma reflexiva y contemporanea. Una investigación adicional, que aquí simplemente se enuncia es aquella que debe discutir en detalle sobre el tipo de perspectiva teórica, en la cual los estudios tradicionales entre religión y prehistoria se han efectuado. Es indispensable investigar en la historia del pensamiento humano a qué etapa de este procdeso corresponden las formulaciones que vinculan lo primitivo con aspectos metafisicos y cuáles son las razones históricas . Y finalmnete esta investigación debera mostrar con cierto detalle no sólo la posición del


pensamiento derivado de la visión colonial impulsada en el siglo XVI a las colonias , sino que también y esto es esencial, la posicion del pensamiento arqueologico de comienzos del siglo XX frente a la objetivad y con ello, el tipo de nociones de lo que significa la experiencia humana y los mecanismos para que esta experiencia quede plasmada en el lenguaje, en los mitos y en representaciones (arte). Dependiendo del modo como se conciba la experiencia, asi mismo podremos entender el modo como estos estudios ubicados en cierta perspectiva pusieron a funcionar un tipo especial de epistemología, normalmente no explicita, lo cual requiere tambien de una explicación y busqueda adicional.. La Conquista La expansión europea del siglo XVI produjo un conjunto importante de procesos que aún hoy son objeto de estudio. Sólo ahora es posible asimilar con algún detalle los documentos existentes, y poder precisar algunos contrates interesantes entre estos y los resultados de las investigaciones antropológicas, arqueológicas e históricas. Hoy tenemos a disposicion un conjunto extraordinario de instrumentos críticos derivados de las experiencias y desarrollos de las ciencias sociales, que en cada proceso determinan con mayor precisión sus objetos, sus métodos y las implicaciones históricas de sus formulaciones. No sólo ahora se han planteado nuevos puntos de vista, sino que se ha recurrido a nuevas fuentes documentales, con el propósito de deshacer el normal manejo explicativo euro-centrista, que no sería incomodo si hubiera intentado ser universal. Lo cierto es que normalmente estos estudios fueron formulados en buena parte como reacción íntima a ciertos cambios y su estructura consevó una percepción premoderna y con ello, una anacrónica manera de entender la relación entre la religion y el arte. Lo que se había usado para pensar el proceso evolutivo de Europa se uso igualmente para pensar las culturas americanas, como espacios de religiones de diferenetes grados de desarrollo. Con esta tendencia aparentemente inconciente, se introdujeron nuevamente los viejos temas religiosos de la tradicion colonial en la investigación arqueologíca europea fundamentalmente en los primeros años del siglo XX, interpretaciones, que fueron nuevamente exportadas, diseminadas y divulgadas profusamente con tal intensidad que aún hoy los habitantes del tercer mundo creen de verdad en la objetividad de las explicaciones derivadas de los estudios de Breuil. Obermaier,Peyronie y muy poco se sabe de los trabajos de medio siglo (Raphael M., Laming L., Leroi Gourhan, Ukco P, Rosenfelf A, Kunh H.). Mucho menos se divulgan los debates y los desarrollos y contemporáneos y se reseñan las dificultades, que actualmente tienen los investigadores en el tema y las crisis que se han generado con las discusiones de las nuevas dataciones y las excavaciones cada vez más rigurosas, frente a las tradicionales tipologías del arte rupestre europeo, como un arte de la evolución de lo sagrado, como un arte religioso.


La extensa bibliografia existente en europa, donde se hace común atribuir religión a cualquier elemento que no tenga caracter utilitario, constituye un elemento adicional de una tradicion que desplaza las posibilidades de interpretacion llevando su sentido hacia un objeto sacro, ritual, como un objeto de reverencia especial. Según parece sólo basta con imaginar que este objeto no tenía un fin práctico, no constituia un instrumento dentro de la satisfacción de las necesidades y entonces, se asignaba una carga metafísica, un surplus divino. En este camino interminable de objetos indecifrables por razones obvias, resulta al final una relación de datos inconexos, casi infinita de colecciones, asignando en cada uno la presencia de dioses en cada objeto. Esto casi se podria decir que es panteismo arqueológico. Cada investigador atribuía a los grupos que estudiaba un conjunto de términos, que según la costumbre, permitían documentar creencias, rituales, sitios sagrados, altares, diosas y en general una conducta religiosa. De esta manera siempre se fue completando un cuadro de evidencias que sin reflexión adicional mostraban que el hombre era además de una animal político, un ser primeramente religioso por naturaleza. Este proceso en su totalidad era coherente y podía observase fácilmente, pues el Homo Sapiens había construido desde los tiempos del paleolítico representaciones sagradas, lugares rituales, sitios de culto en cavernas donde dejaron pintados o grabados diversos animales. Bajo esta perspectiva se atribuía al género humano un desarrollo de diversas etapas que conducirían inevitablemente a las religiones contemporáneas. Durante muchos anos se debatió el carácter de los mitos, la objetividad de las creencias, y con ello un conjunto de estructuras intelectuales que aunque precarias, mostraban el camino hacia las religiones actuales como una característica esencial, connatural a la esencia humana. Reflexionar sobre estos supuestos permite no sólo escoger una nueva vía, sino que las consecuencias de esta decisión conducen a nuevos e interesantes problemas. Lo primero que habría que entender con alguna precisión es el origen mismo de la formulación que hacia fácilmente accesibles estos contenidos. Lo cierto es que ya desde los años cincuenta de este mismo siglo (Max Ráphael1945; A. Laming Lamperaire-; A. Leroi Gourhan-1968,) contruyeron con diveros argumentos una oposición a las teorías de Breuil (Instituto de Paleontologia humana IPH- París) en relación a la facilidad con que los pioneros habían relacionado las pinturas y grabados rupestres de las cuevas paleolíticas, frente al modo de organizar la información y de asignarles características religiosas elementales, sin tener un fundamento claro en los hallazgos. El desglose de las figuras, desarticuladas de su panel, la utilización de paralelos etnográficos, es decir el abuso de las tradiciones de otras culturas (asignadas como religiosas) y finalmente, el propósito implícito en asignar características metafísicas, contituye el espacio de los debates y polémicas. La propuesta de estos autores que inician la crítica, es la documentación rigurosa, la revisión de las cuevas documentadas anteriormente, la reorganización de nuevos criterios, incluso estadísticos, pero tambien y fundamentalmente la construcción de nuevos


modelos de interpretacion ( nuevos conceptos sobre la experiencia humana) y la no utilización de referencias etnográficas, base funadamental de las atribuciones culturales ajenas al obejto de estudio. Esta nueva tendencia dejó en campo abierto muchos temas y sin duda, abrio el camino para nuevos cuestionamientos y procesos, para mostrar fundamentalmente la insatisfacción de un período científico académico, que sentia que se habían apresurado las respuestas y que no era tan simple dar cuenta del sentido y función de las representaciones prehistóricas, del mundo del lenguaje y de la complejidad de los motivos, de las mas 200 cuevas peleolíticas. Se trataba de una equivocación de enfoque o más bien una perspectiva expresa de atribuir tales representaciones a temas que permitían la continuación cultural de sus proyectos, una visión desde la Europa católica. La relación entre arte rupestre y religión fue cuestionada con toda razón, pues resultaban problemáticas las interpretaciones, en relación a la precariedad de las evidencias y la atribución cultural y religiosa de los hallazgos (paralelos etnográficos), traídos de otras áreas del mundo donde también simplemente se asumían que las conductas humanas de cualquier área del mundo, se comportan como estructuras religiosas, que evolucionaban hasta las religiones actuales. Estas atribuciones religiosas son también el asunto que deberá discutirse para entender el proceso que se desarrollo en América. En primer lugar es necesario insistir en que las comunidades precolombinas de América se encontraban en un territorio, que hasta la fecha ha sido comprendido, como resultado de un poblamiento complejo de migraciones desde Asia por el estrecho de Bering en diversas oleadas. Aún hoy, esta resulta ser la versión menos cuestionada, a pesar de que investigadores diversos han propuesto caminos y procesos de llegada a la actual América por diferentes rutas y en períodos distintos. Así, desde esta perspectiva tradicional los grupos de cazadores y recolectores se esparcieron en amplias áreas de la actual América y fueron desarrollando un número importante de estrategias de acceso a estos recursos, organizándose en comunidades en diversos grados de complejidad, en todos los pisos térmicos desde el año 16.000 antes de cristo, para generar en este proceso desarrollos regionales, y peculiaridades culturales en un amplio espectro de diversidad cultural. Un número de grupos imposible de determinar fue desarrollando diversas formas de relación con la naturaleza, construyendo lenguajes de comunicación, estrategias de trabajo y formas sociales de parentesco, cuya diversidad en parte es descrita por las tradiciones etnográficas. Lo que hoy simplemente podemos indicar es que este proceso produjo diversos grados y clases de experiencias humanas, estructuras de lenguaje, que dificilmente pueden ser ubicadas en la línea evolutiva tradicional, y que más bien podrían entenderse como estructuras paradigmáticas de las posibilidades abiertas y autonomas de la productividad humana y la contruccion de diversas formas de relacin del hombre con la naturaleza y del hombre en si mismo, como relacion social. La subdivision de esta dinamica debera estar comprometida en dtermninar el grado y la clase de relaciones


concretas tiene cada grupo étnico, tema que cada vez se desarrolla con mayor cuidado, sin recurrir a las antiguas percepciones de homoneidad étnica y linguistica. Tal diversidad de etnias aún hoy es posible observar en algunos territorios de América. La complejidad y variedad de respuestas intelectuales producidas por las comunidades precolombinas fue asunto expreso de las investigaciones de Levy Strauss y con ello de un debate que bajo el título de Ciencia de lo concreto (Pensamiento Salvaje) produjo una especial consideración sobre las simplificaciones que de un lado se habían hecho sobre las características infantiles y arcaicas de las tradiciones religiosas precolombinas y de otro, sobre la complejidad de actividades, lenguajes y pensamientos refinados, que se vinculaban en las actividades más simples de la cotidianidad de los grupos étnicos americanos. Frente a la ciencia abstracta (física y matemática) la ciencia de lo concreto mostraba una alta complejidad. Pero nada de esto pudo ser referenciado en el período colonial y este continente debió esperar muchos años para deshacer su infortunio. Las guerras y la invasión hicieron aún más difícil la comprensión de este proceso. No sólo las invasiones de europa del siglo XVI, sino también los conflictos que Europa misma tuvo que aumir y que retardaron en buena parte el camino de estudio de las culturas precolombinas. Las guerras y de desplazamiento forzado de sus habituales territorios se inicia de una manera masiva en el período de arribo de los grupos europeos en el siglo XVI. En la zona continental de América se inicia desde 1505 (región de Urabá Colombia) y se organiza desde la población recientemente fundada de Santamaría la Antigua del Darién. Allí se comienzan las avanzadas de los ejércitos españoles hacia el sur, en la búsqueda de tesoros (rescate) que producirán en menos de medio siglo una presion economica de tributación que provocó un numero creciente de conflictos. Como resultado de este incipiente tributo se generó el desplazamiento y destrucción de poblados y en muy pocos años la redistribución del orden y composición del conjunto de etnias, aún hoy desconocidas, que muy seguramente vieron cumplidas sus aspiraciones, entre más lejos estuvieran de este desarrollo bárbaro producido con nuevas tecnologías y ambiciones. Las temáticas adicionales de este proceso y algunas precisiones han sido descritas por historiadores y arqueólogos colombianos en los últimos diez años (Hermes Tovar -2006). Según ellos el siglo XVI en Colombia debería ser denominado en su esencia como la época de la estación del miedo o la desolación dispersa, como resultado de la violencia ejercida por los conquistadores en su afán de acceder a las riquezas indígenas y hacerlo en el menor tiempo posible. Fue en este territorio donde los recientes invasores ajustaron sus estrategias para conseguir destruir a su paso a las etnias que habitaban el área del caribe colombiano. Hoy sabemos que más de dos millones y medio de habitantes fueron destruidos en esta área como el inicio de las exploraciones entre 1505 y 1536, antes del arribo de los conquistadores al altiplano. Todo el proceso se


llamo eufemísticamente en el año de 1992 como el encuentro de dos mundos. En los años setenta se produjo un trabajo crítico en relación a la historia de este proceso para América en general, en uno de los contextos políticos más interesantes de esta década, considerado más como un ensayo político, que como un trabajo histórico objetivo, pero que ha venido cobrado fuerza y actualidad, con el transcurso de los años. Este trabajo reflexiona sobre la situación antigua (siglo XVI) y actual de América Latina, como el lugar donde se cumplieron todas las aspiraciones de expansión y ampliación de la economía europea, como la despensa y por ello, deberia entenderse como Las Venas Abiertas de América Latina. Eduardo Galeano, un intelectual uruguayo escribió la síntesis de esta dinámica y muchas referencias sobre la desproporcionada condición de América Latina en las relaciones con Europa 1. Usurpación y saqueo son los términos, que aún deben usarse para definir una relación desigual, en la cual incluso hoy, las temáticas de investigación sobre su historia y los aspectos culturales más ínfimos, son puestos con los criterios y perspectivas de las metrópolis, abandonando así el camino que permitiera entender lo que efectivamente vivieron e hicieron las comunidades indígenas, con cierta autonomía. El propósito expreso es abrir nuevas opciones de la historia de la humanidad y de la cultura en donde no sólo las versiones divulgadas sean el paradigma. Unicamente esto es posible, con el estudio de los orígenes y fundamentos de las versiones europeas, su estudio crítico frente al conocimiento riguroso de estas civilizaciones precolombinas. La situación Europea por contraste había llegado al término de iniciar su expansión en nuevos territorios. En Europa el proceso de crecimiento de las villas medievales, derivado en la reactivación de nuevas rutas comerciales, fundamentado por el desarrollo de la producción ahora de mercancías, y esencialmente por la dinámica de nuevas relaciones sociales y sistemas de producción, produjo un tipo muy peculiar de sociedades, y así de individuos desarraigados que fácilmente podían ingresar en el camino de las exploraciones y con el ello, en el proceso de búsqueda de materias primas y mercados en territorios cada vez mas alejados. Los intereses expansionistas de las diversas comunidades europeas y después de los estados nacionales, generaron las condiciones de posibilidad de diversos caminos (rutas de comercio) que llevo la invasión de diversos territorios en Asia, África y de América y Oceania. Pero este proceso no fue un simple camino de tránsito pacífico. Europa había construido su territorio basado en diversas disputas, querellas y persecuciones. 1

La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta. Pasaron los siglos y América Latina perfeccionó sus funciones. Este ya no es el reino de las maravillas donde la realidad derrotaba a la fábula y la imaginación era humillada por los trofeos de la conquista, los yacimientos de oro y las montañas de plata. Pero la región sigue trabajando de sirvienta. Continúa existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente y reserva del petróleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el café, las materias primas y los alimentos con destino a los países ricos que ganan consumiéndolos, mucho más de lo que América Latina gana produciéndolos.


Las experiencias acumuladas de los europeos en las guerras contra los Musulmanes, el dogmatismo exagerado frente a otras formas de cultura, las posibilidades de ejercer fuerza con el apoyo de las nuevas tecnologías e instrumentos, hicieron que este proyecto de expansión fuera violento y eficiente. Esto explica en parte por qué las comunidades nativas de América sucumbieron, se desestructuraron ante la urgencia feroz de los invasores, cuyo único interés real fue el de acceder a las riquezas de estos territorios, cualquiera que ellas fueran, tanto de los vivos como el de los muertos. Hoy es posible imaginar que las noticias que le llegaron a Moctezuma y a los caciques Incas que anunciaban las venganzas del dios Quetzalcóatl y de Huiracocha fueran más bien los rumores traídos de los habitantes despavoridos del norte de América del sur. No eran los dioses vengativos los que regresaban a destruir sus gobiernos y territorios, sino muy seguramente la elaboración cultural de sus miedos y el fatalismo de ver que ya estaban desafortunadamente en manos de aquellas circunstancias, que años atrás eran solamente las noticias y leyendas terribles de otros pueblos distantes, es decir lo que dramáticamente estaba sucediendo en la actual Colombia (Hermes Tovar 2006). Experiencias distintas, sistemas de percepción con procesos sin duda disímiles dentro de las posibilidades abiertas de construcción de lenguajes y culturas expusieron sus características al enfrentarse, pero no fueron vistas, pues dos sistemas de objetividad enfrentados a muerte, sólo permiten los criterios del vencedor. Los pueblos que lentamente fueron conquistados tuvieron una dificultad adicional. Además de perder sus territorios, y ser violentados, tuvieron que asumir sin objeción el que fueran estudiados y descritos desde el horizonte intelectual de los conquistadores, que desafortunadamente ha pasado tambien por procesos que impiden tener una vision universal del problema. Esta situación debe ser siempre puesta de relieve, pues en la mayoría de los casos se supone que los trabajos derivados de los cronistas y de los exploradores son el único punto de vista, con el cual se establece el diálogo y se hacen las correcciones del caso, ahora con el concurso de la arqueologia. No es suficiente que estos informes coloniales derivados de las descripciones de los cronistas sean confrontados con los actuales sistemas de trabajo derivados de los sistemáticos y rigurosos estudios arqueológicos. Las correcciones producidas por los trabajos arqueológicos difícilmente pueden resolver el problema de entender si existía realmente en las comunidades precolombinas un sistema de creencias y con ello, un vínculo que fundamentara desde este, todas sus actividades sociales y culturales. Este vínculo siempre se supone, derivado de las tradiciones europeas y tiene que ser entendido como una atribución de quien percibe y reseña y no necesariamente algo esencial de las culturas que pretende describir. Hoy no sólo es necesario para el estudio de las comunidades precolombinas colombianas estudiar la Crónica de Indias de un modo critico, contrastar sus versiones con los resultados de los trabajos arqueológicos, sino que también es indispensable conocer con cierta profundidad las versiones de los investigadores que desde ciertas perspectivas


teóricas (siglo XIX y XX) estudian a los antiguos habitantes del territorio americano. Muchas veces lo que se alcanza a percibir es más bien el uso de una cierta metodología inconciente o expresa en acceder desde un punto de vista a los materiales antiguos y actuales. El nivel de objetividad de estos trabajos producidos por las escuelas y disputas de la tradición arqueológica e histórica (en Colombia) resulta sin duda interesante, pero al tiempo constituye un camino complejo de inconsistencias, pues finalmente las mismas etnias son vistas en este perspectivismo, de las escuelas y tendencias teoricas, como si fueran comunidades distintas (Lleras 2006). Al final, poco sabemos de lo que en realidad ellas fueron (los Muiscas), lo cual expresa la necesidad de rehacer los procesos de investigación o de reestructurar un nuevo conjunto de temas y problemas teóricos, estudios críticos para probar si desde allí será posible unificar tal variedad desordenada de puntos de vista. Mitos, Censura y Perspectivas Resulta sin duda extraordinario imaginar que aún en 1951 ciertas comunidades religiosas utilizaran el sistema colonial de revision de los trabajos de los monjes de su comunidad, para censurar algunos aspectos que dentro de la política colonial permitia evitar fundamentalmente una imagen distorsionada de la conquista y la colonia. Jose de Vinalesa esta interesado en hacer un trabajo sobre los indígenas Arhuacos de la zona oriental de la Sierra Nevada de Santa Marta y resenar un buen número de situaciones culturales y características de la comunidad. Este libro en la mitad del siglo XX es llevado con las normas habituales a un tribunal para que este de la autorización de su publicación y distribucion al público. Cualquier investigador imaginaria que esto ya habia terminado en el siglo XIX despues del período colonial, pero no fue asi!!. Esta situación fue organizada muy tempranamente, desde Europa en el comiemzo mismo de las políticas de expasión, en las primeras expediciones a América en el siglo XVI. Fue precisamente de el comienzo mismo de la conquista que los reyes católicos produjeron un manejo estricto en toda clase de documentos de divulgación, pues se considero necesario el control de los libros "de lecturas apócrifas y supersticiosas y reprobadas y cosas vanas y sin provecho". Resulta muy dificil imaginar cuál era el sentido que se daba a aquellas cosas “vanas y sin provecho”, pues con esta fórmula ambigua caían en manos de la censura todos los documentos, que dependían de la discrecionalidad de las autoridades y podían o no publicarse finalmente.La estructura de control de estos materiales era realtivamente sofisticada y estaba centrada en los presidentes de las reales audiencias de España (Valladolid y Ciudad Real, Toledo, Sevilla y Granada, Burgos, Salamanca y Zamora) en primer lugar y muy seguramente con revisiones en cada una de las audiencias en América que también hacian la censura de los materiales, tal y como puede verse en la situación ya descrita de los textos de Jose de Vinalesa, para los años cincuenta en Colombia. Esta censura se hacia con un propósito expreso por parte de los


Arzobispos, quienes censuraban expresiones, fragmentos del texto y muy seguramente daban por nocivo tales interpretaciones y relatos, para la tranquilad pública y la imagen católica que deberia tenerse del reino y asi objetaban su distribución. Existiendo asi una versión oficial de lo que deberia incluirse en

las crónicas, resulta sin duda muy complicado extraer de un conjunto de textos mutilados -muy seguramente- las conocidas e incluso muy bien estudiadas referencias sobre las descripciones de las costumbres indígenas. Todos y cada uno de los textos debieron tener diversas modificaciones, hasta que finalmente quedaba en la versión ajustada a los criterios de la censura. Mitos y Tradicion Oral en el Altiplano (Zonas arqueológicas Muiscas Y Panches) La literatura general antigua de estas zonas arqueológicas incluye las primeras referencias que ubican la presencia en diversas zonas de etnias con algunos datos (grupos indígenas) y de algunas de sus características. Sin embargo, son muy pocos los documentos, que permiten ubicar con alguna precisión el tipo de cultura, el nivel real de desarrollo que poseem y la coherencia o contradición entre su mundo social y sus creencias y representaciones . En la mayoría de los casos el cronista expone su molestia al tener que referirse a aspectos mortificantes, vale decir demoniacos, que adjetivados, no reseña en detalle. La demonización de los grupos indígenas es un tema ya trabajado por algunos historiadores, que permite ver que la lectura de estos materiales aún resulta interesante ante la referencia del contraste entre las percepciones contrareformistas cristianas y los sistemas sociales de vida y las costumbres, incluyendo la culinaria, las prácticas médicas, las etapas de la vida de los individuos y la complejidad de la lengua, que se usa en el mundo diario, además de las variaciones y multilinguismo, que muy seguramente debieron tener algunos grupos indígenas, o individuos, dedicados a diversas situaciones sociales y muy seguramente para el intercambio de recursos, con otros grupos. Ahora la arqueología se pregunta por el proceso que condujo a la complejidad en la que estaban los grupos, no solamente cuando llegaron los españoles, sino que se interroga por el poblamiento más temprano; ahora se interesa en las densidades de estas etnias y los procesos de la división de funciones y trabajos por la determinación de las variaciones de las etnias y su permanencia en el territorio. También resulta fundamental dar respuestas sobre la complejidad de su adaptación y determinar los desarrollos regionales (relativamente autonomos) que con cierta independencia generaron un conjunto complejo de respuestas al medio ambiente. En la zona donde Gipri viene trabajando (1970-2008) que es el altiplano Cundiboyacense (departamentos de Cundinamaraca y Boyacá), existe una informacion amplia, diversa y problemática, que se inicia en las primeras referencias de los cronistas de Indias, en las referencias de los exploradores y


cientificos (Humbolt. Stubel y Reiss, Bastian, entre otros), que visitaron el territorio y por último en la copiosa bibliografia de cierto período de la investigación, que va desde la percepción tradicional y aceptación de los temas de los cronistas hasta la perspectiva marxista que desarrolla una versión sobre el modo de producción asiatico en los grupos Muiscas. Tambien existen estudios de psiquiatria en torno a los mitos y leyendas, en un contrapunto con los trabajos de Freud. Un abanico tan complejo de posiblidades debera tener tambien en cuenta los documentos que ahora son nuevos asuntos de la investigacion. No sólo la tradicion oral se ha convertido en un tema central de los estudios, pues tambien son asunto de estudio aquellos aspectos que debieron conservar los campesinos y ahora los habitantes urbanos, que no fueron realmente educados y por esta razón pudieron conservar sistemas de percepción arcaicos, conceptos de la naturaleza, relaciones de ámbitos no imaginados, tradiciones culinarias, conceptos del cuerpo humano, nociones sobre la enfermedad y la salud, un conjunto amplio de cualidades, cuya estetica y su relacion con la vida social no son aún suficientemente conocidos, pero sobre los cuales se han venido realizando diversos esfuerzos explicativos. Tambien resulta esencial incluir en este abanico amplio de temas y documentos los desarrollos en el estudio e investigación de los elementos estéticos que están repartidos en diversos objetos y espacios geográficos y que poco a poco han venido generando temáticas, muchas de las cuales entran en conflicto con las tradicionales formas de percibir los precolombino. Uno que ha llamado especialmente nuestra atención es el arte rupestre, pues finalmente es uno de los menos estudiados: no pudo ser llevado a los museos, ni convertido en mercancía y se encuentra diseminado aún por miles en el territorio. Sólo en un trabajo de 10 años continuos se pudieron documentar y estudiar detenidamente más de 2.000 rocas en las zona Panche del municipio de El Colegio en Cundinamarca. El total general de rocas con pinturas y grabados para el departamento de Cundinamarac es de 3.787 y de 177 en Boyacá. El número calculado en un conteo conservador del total general para Colombia es de 5.900 yacimientos donde es posible aún observar el sistema de representación de las comunidades precolombias. Este número conservador es simplemente el resultado de la actividad de trabajo de Gipri en la búsqueda y registro de estaciones rupestres y la revisión de la bibliografía dispersa en diversas fuentes documentales. Esta actividad especializada de investigación ha venido contruyendo diversos formatos con niveles altos de precisión para determinar con detalle las particularidades de los trazos, la composición de los motivos y las formas, que muy seguramente, constituyen ejemplos estéticos de diversos períodos y procesos culturales. En conclusión hoy el proceso de estudio de las culturas precolombinas cuenta con un aparato crítico más refinado, con diversas fuentes y con nuevos documentos, que permiten tener una visión de totalidad, que no sólo incluye la


investigación aislada dentro de un territorio, sino que debe tener su atención en las infuencias que las diversas formulaciones historicas pues estas han generado presiones de diverso orden y han hecho de este objeto un asunto de una extaraordinaria complejidad, de distorsiones y de apoyos. Hoy se suman al lado de estos elementos, la curiodidad de ver si la estética campesina guardo y en qué nivel los recuerdos camuflados de los elementos básicos del sistema de percepción precolombinos. Gerardo Reichell Dolmatoff decía con cierta razón que en America la distancia entre la arqueología y la etnografía era muy poca y que las relaciones entre ambas llamaban siempre la atención a los investigadores. Lo cierto es que la posibilidades de acceder a las experiencias internacionales y polemizar con sus supuestso para ajustar sus aciertos, han permitido contruir nuevas rutas para imaginar la complejidad del lenguaje, para entender la dinamica de los pensamientos, que podrian estar a la base de las representaciones rupestres, para discutir la lógica de sus estructuras sinténticas y mostrar que no es posible imaginar solamente una relacion metafisica religiosa para entender la capacidad inetelectual que estos grupos pudieron resumir en pocos trazos y alli introducir información cultural de un refinamiento desconocido, pero que comienza a ser investigado.

Borja "Inquisición, Muerte y sexualidad en el Nuevo Reino de Granada". (Editor). Artículo: "El control de la sexualidad: Negros e indios". 1550-1650". Ceja-Ariel. Santafé de Bogotá, 1996. Rostros y Rastros del Demonio en el Nuevo Reino de Granada. Indios, Negros, judíos, mujeres y otras huestes de Satanás". Editorial Ariel. Santa Fé de Bogotá, 1998. "Santos y Mártires imaginarios en las crónicas de la conquista. II Seminario de Antropología de la religión". Universidad Javeriana. Bogotá, 1999., "Demonio y nuevas redes simbólicas: Blancos y negros en Cartagena S. XVI". EN: Espiritualidad Barroca colonial: Santos y demonios en América. Vol 1. de Manifestaciones religiosas en el mundo colonial. Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), CONDUMEX, UIA. México, Júlio de 1993.

A. Leroi Gourhan-1968


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