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Reporte de Lectura “Enseñar o el oficio de aprender” “Debemos de tener la capacidad de aprender siempre”.
El autor empieza con una metáfora de Neruda en la que dice que el amor hace con las personas lo que la primavera con los cerezos; por lo que nos dice que la naturaleza es el maestro o la escuela que hace que el árbol (el alumno) florezca y crezca; de fruto (su conocimiento) pero implica que el árbol se atrofie y no florezca. Las verdades absolutas no existen. Nuestras creencias pedagógicas no debemos de llevarlas a la práctica como tal, pues los tiempos y la sociedad son cambiantes y al igual deben ser nuevas estrategias. La actividad educativa no tiene carácter instrumental, sino que está impregnada de contenidos morales. La cuestión moral y política; por ejemplo en escuelas privadas que tienen buen prestigio, pero muchas veces esas escuelas no son tan buenas, sino que se preocupan más por tener una buena estructura física y no una estructura de conocimientos. Para la mejor obtención de conocimientos debemos de trabajar en equipo, la colegialidad busca un bien común. El individualismo empobrece el aprendizaje; no funciona “dos cabezas funcionan mejor que una”. La escuela tiene que tener apertura, de lo contrario se cierra a un panorama extenso de saberes, oportunidades e ideales. Cuando se reflexiona sobre la practica docente entre mismos docentes, provoca que se aprenda a desarrollar su tarea, el curriculum es el contexto, cuando el maestro trabaja en equipo puede saber de problemas educativos comunes y llegar a soluciones, de la misma manera se trabaja en los consejos técnicos. La institución tienen un carácter colegiado es por ello que al unir sus ideas se pretende perfeccionar y multiplicar las oportunidades en la mejora de la formación de alumnos y maestros.
Sheila Gissel Carrillo Romero