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José Pereyra
1° PREMIO NARRATIVA BREVE
Tiempos de burritos
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El hombre cerró los ojos e imaginariamente comenzó a desandar el sendero de letras y palabras por el que recorrió su vida. Tuvo miedo de no encontrarlo, pero allí, en el génesis de su tiempo, en el lugar que tanto le gustaba, jugando con los niños entre las uvas y mandarinas del huerto olvidado de una escuela, en la que su maestra los presentó.
Recordó cómo el plateado de su nombre se encarnó para siempre en su corazón y se convirtió en el noble amigo de tantas aventuras infantiles.
Y lo vio tal cual, pequeño, peludo y suave... encaramado a su memoria, abrazando momentos de oro que tallaron a fuego el rumbo entre las hojas de cientos de libros.
Corazón de animal, alma de niño... En un instante recorre cada capítulo de ese tiempo de encuentro. Y por un instante fueron nuevamente dos seres jugando en la imaginación de tantos lectores, que rieron, amaron, se emocionaron y también lloraron ante su partida.
El hombre se siente afortunado con los recuerdos de ese tiempo que pintó su infancia y teme abrir los ojos y encontrarse con la realidad que devoró los sueños de aquel niño que alguna vez fue feliz con un libro de tapas amarillas que la maestra le regaló, con el dibujo de un Borriquito, con una mariposa en el lomo, teme que el olvido haya esparcido sus hojas de ingenuidad y entusiasmo por caminos de olvidos e indiferencias.
Se arrodilla y ensaya una oración por tantos Juanes que recorrieron con sus ojos los caminos hechos letras de sus vidas.
Lo Observo y me descubro... ¡Yo soy uno de esos Juanes! Mi primer libro… mi “Platero y yo”, siempre has quedado guardado en los anaqueles de mi corazón.
¡Gracias, Juan Ramón Jiménez!