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Agustín Ávila Rodríguez

A Dulce

Ella, nuestra artista de arpa y lira, ella es así. Así lo será en ausencia, Como digna patriota que lo fue su padre; Era el Invasor su estirpe más que su ascendencia. Y por eso vive entre recuerdos, enajenante en vano de la realidad voraz que la consume, Sumida de gozo en su escritura. Creyendo merecer, cual ermitaño, quedarse atrapada entre piezas de museo. Sin pensar que afuera la querían, aunque fuese arrastrando sus trajes hermosos de Madrás, antiguos y finos de una vieja época de sedas y encajes. Aun en encierro de familia, petulante pensar que nos la aparta, supo ser fiel a sus principios y a la causa. Mujer fineza, estilo y gracia, que dejas una estela de luz en nuestras letras. Y llevas tan en alto tu cabeza, sin tener que rendirte en la partida de tristezas. Tu pluma supo recrear al castellano, Y la lengua nuestra se sintió importante, como tú, en la casa que robó el instante de tenerte siempre si pasear La Habana. Ella es así, Loynaz y del Castillo, musa de letra y lenguaje insumiso como insigne de cubana. Mi adorable e inmensa mariposa blanca con olor de flores, Poetiza nuestra hecha reliquia.

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