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Rosana Molina
Respiro palabras
En un lugar de la palabra y en el espiral del tiempo, con el aroma de cuatro vestidos, Mujercitas abrió el cauce que alimenta mi caudal.
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Bécquer, Neruda y Benedetti estrecharon las horas de nocturnas esperas. Como un puente se alargaron las figuras de Electra, Ofelia y Rosita. En el espejo de sus nombres descubrí la orilla que salva.
A las mariposas amarillas de García Márquez y a los conejitos de Cortázar, los amarré con el hilo de Ariadna a mi mano y juntos recorremos el laberinto de lo indecible.
Respiro la alquimia entre página y página. Hoy escribo porque primero
soy lectora.